Los estudios sobre la masonería gozan de una buena salud en los últimos 25 años. Esto ha ocurrido debido a una mayor apertura del mundo académico de considerar bajo otro lente analítico a este espacio de organización social, cuya naturaleza y reproducción buscaba crear una autonomía del Estado y las instituciones religiosas a partir del siglo XVIII, evitando así el control (autoritario o arbitrario) de su reproducción como grupo. En efecto, la masonería, como espacio de socialización alternativo a los vigentes en el siglo mencionado 1 , logró un ascenso vertiginoso en las sociedades europeas, así como en otras latitudes donde fue posible crear vínculos sociales que le permitieran su llegada.
Allí la dinámica social propició una serie de intercambios (desde lo social, hasta lo ideológico, religioso, entre otros) que ampliaron el papel del espacio público por actores que estaban buscando un reconocimiento en sus parámetros de convivencia que superaba las vigentes en las sociedades de antiguo régimen o derivadas de ésta (por ejemplo, en los sistemas coloniales de la época). Ante ello, en su interacción las logias masónicas acabaron por hallar puntos de encuentro con otras variantes asociativas dentro del ámbito público.
De esta manera, cuando se plantea el papel de la masonería en el desarrollo de una esfera civil y, por consiguiente de las relaciones sociales donde se reproducen sus incipientes valores, una de las preguntas que salta es de qué manera comparte o compiten las logias masónicas con otros espacios asociativos y su visión de mundo. Igualmente, esto deriva en las consecuencias sobre los sistemas políticos y las maneras en que este resuelve la interacción de intereses particulares que estaban en ascenso dentro del marco de las relaciones de poder que abogaban por una transformación social.
El libro de David G. Hackett 2 , analizado en esta reseña, trata de encontrar una respuesta a esta pregunta. Efectivamente, el autor, especialista en historia de las religiones, sobre todo enfocado en los fenómenos religiosos y su papel en la conformación de la cultura cívica en Estados Unidos, busca orientar su discusión sobre la trayectoria histórica que ha tenido la masonería como espacio asociativo y generador de diversas expresiones culturales en la sociedad estadounidense.
Pero la forma de acercarse por parte del autor se da desde un ángulo particular. Pretende ubicar los puntos de encuentro y desencuentro que las logias, en tanto su carácter organizativo e ideológico, han tenido en la cultura estadounidense en su interacción con otras expresiones culturales arraigadas a lo largo del tiempo, asumiendo el segundo tercio del siglo XVIII como su punto de arranque hasta llegar al primer tercio del siglo XX.
Este marco cultural estuvo lejos de ser monolítico, por eso, la masonería no pretendió ni actuó desde sus primeras logias en Estados Unidos con una noción antagónica con otras formas de pensar y actuar sobre la organización de la sociedad, tanto en la última etapa del sistema colonial británico en las Trece Colonias así como en los primeros lustros de la independencia. Más bien, participó con ellas en la conformación (conflictiva cabe recalcar) de un espacio público que compartía con el poder político vigente que carecía de una relación centralista como ocurría en Inglaterra y funcionaba, por el contrario, con parámetros mucho más arraigados en una descentralización de la autoridad.
Para entender esta dinámica el autor fundamenta su propuesta teórica a partir de los estudios del ascenso del espacio público moderno, estimulado sobre todo a partir de los trabajos de Jürgen Habermas. No obstante, ante los límites conceptuales de la propuesta de este último, particularmente por su lectura secularista que desplaza el papel formativo de lo religioso del propio espacio público moderno 3 , Hackett evita plantearse la discusión sobre la trayectoria de la masonería como antagonista de la religión o de otras formas de pensamiento y marcos de asociación modernos 4 , sino más bien intenta ubicar históricamente las formas en que estas intercambiaron visiones de mundo pero compitiendo por una mayor membrecía, lo cual activó aún más el espacio público 5 .
Por estas características del itinerario vivido por las logias masónicas en Estados Unidos, el autor, a partir de una extensa revisión de los archivos masónicos estadounidenses y la progresiva proliferación de producción impresa de las logias sobre todo a partir del último tercio del siglo XVIII, trata de crear una periodización de las logias y su alcance dentro de la esfera pública y la manera que interactúa dentro de los cambios sufridos por la cultura estadounidense dentro del espacio público.
En función de esa periodización, Hackett propone el orden capitular en dos partes, ambas llegando hasta la década de 1930 en su análisis. La primera se concentra en la transformación de la masonería en Estados Unidos como propia de su espacio público y creando un rompimiento (en tanto su naturaleza organizativa y la autonomía de sus miembros) de las logias europeas (sobre todo británicas) hasta llegar a gestarse como un núcleo de la reproducción de los valores republicanos que se asentaron a lo largo del siglo XIX en el país.
En este sentido, el autor asume que el proceso de independencia se convirtió en un parteaguas organizacional e ideológico de la masonería, ya que los aspectos de autonomía que las propias colonias habían asumido (bajo una esfera que aglutinaba el pensamiento de las luces y los elementos cristianos interpretados desde la noción de libertad esgrimidos desde la postura filosófica de la tolerancia) calaban ampliamente sobre la esfera pública en construcción, de la que era parte las logias, incluso con un papel protagónico como generadoras de discusión pública 6 .
Este carácter republicano-cristiano, argumenta Hackett, estuvo presente hasta bien entrado el siglo XIX dentro de la lógica asociativa seguida por las logias, construyendo dentro de su lenguaje y su práctica la postura de la fraternidad como un fundamento de su naturaleza. Pero, al mismo tiempo, generando un predominio de lo protestante (tanto social como ideológicamente) a partir de ese carácter "sagrado" que llegó a constituirse en Estados Unidos sobre la libertad religiosa, entendida ésta como un fundamento de su cultura política.
La segunda parte del libro tiene como punto de análisis el cambio del horizonte social y político de la masonería. En efecto, el proceso de la relación entre la masonería y la tolerancia religiosa no funcionaba con los mismos términos ya para mediados del siglo XIX. Hackett enfatiza que esta dinámica estuvo marcada por la inserción de diversos grupos étnicos que sobrepasaban los parámetros esgrimidos por la mayoría protestante blanca en las logias.
Lo importante aquí es que el autor asume que la variable fundamental fue la pretensión de integración que poblaciones como las católicas, negras, indígenas y judías sistemáticamente buscaron en la sociedad estadounidense. Estas poblaciones, plantea Hackett, a la hora de lograr su asimilación tuvieron en la masonería 7 uno de sus filtros fundamentales organizando sus propias logias pero reconocidas por la redes de logias existentes en el país.
Esto produjo, como lo evidencia el autor, un cambio cualitativo evidente en la cultura política propiamente masónica. La dinámica de integración pretendida por estas poblaciones provocó que la circulación de las ideas dentro de las logias ya no pasara exclusivamente por el binomio republicanismo-cristianismo, sino que transitó hacia una dinámica enfatizando un modelo "moderno" con menos carga de lo religioso y enfocado hacia las demandas de reconocimiento de las poblaciones que iban llegando a Estados Unidos producto de los procesos migratorios masivos que vivió el país 8 .
Finalmente tras esos dos frentes de análisis propuestos por el autor, en el epílogo trata de aglutinar una reflexión en la larga duración sobre la masonería en la cultura estadounidense. En ella, Hackett trata de responder a una pregunta. Si la masonería logró un campo significativo en la sociedad ¿por qué comenzó a declinar en su membrecía y en su papel público? Aunque era contemporánea a otras asociaciones fraternales, políticas o sociales, su activismo y su permanencia en el tiempo daban un carácter de identidad muy pronunciado en sus integrantes.
No obstante, la crisis de la década de 1930 fue un golpe fuerte para la masonería. Hackett asume en este caso la tesis de Robert D. Putnam la cual plantea que ante los embates sufridos por el sistema de convivencia ciudadana en ese decenio crítico, la fraternidad no fue suficiente para sostener los vínculos entre los miembros 9 , ya que la intervención que se necesitaba tras el descalabro de los principios liberales del sistema económico escapaban a una relación meramente confraternal. Por el contrario, las necesidades eran tales que la intervención material debía ser mayor, algo que no logró hacer la masonería (y que organizaciones como las de Rotarios, entre otras, sí trataron de intervenir).
Asimismo, las condiciones de cambio que la sociedad estadounidense iba presentando a partir de allí reflejaron una especie de atrofia en la dinámica interna de la masonería. Desde su ambigüedad respecto a los movimientos civiles de la década de 1960, hasta su miopía sobre el ascenso del neoliberalismo a partir de la década de 1970 (enfatizando esta última el individuo sobre la sociedad), la masonería perdió membrecía ante el ascenso de otras formas de socialización aunque más superficiales (vinculadas al mundo del ocio posmoderno) son más efectivas por el tipo de oferta cultural mediada por lo mercantil.
Tras este recorrido por el libro de David G. Hackett, no queda más que invitar a los lectores para acercarse a este libro cuyo análisis del recorrido de la masonería en la cultura de los Estados Unidos ofrece diversas aristas para entender su papel protagónico en esta sociedad. Al mismo tiempo, es una ventana que deja entrever que lejos de ser monolítica, las experiencias de la masonería son tan diversas que pese a sus puntos análogos con logias en otras latitudes, es evidente que la realidad social cala hondo en el asentamiento de la masonería en una sociedad particular.