Cuando ya habían caído trece, el resto huyó chillando, dejando a los defensores indemnes, excepto Sam que tenía un rasguño a lo largo del cuero cabelludo. Un rápido movimiento lo había salvado, y había matado al orco con un golpe certero de la daga tumularia
La Comunidad del Anillo
…Y esa daga, la daga tumularia ¿Cómo era?
Cuando Tom Bombadil de los túmulos las extrae a la luz y se las entrega, así las reciben Frodo, Sam, Merry y Pippin:
.Para cada uno de los hobbits eligió una daga, larga y afilada, con forma de hoja, de maravillosa orfebrería, tallada con figuras de serpientes doradas y rojas. Las dagas centellearon cuando las sacó de las vainas negras, de algún raro metal fuerte y liviano, con incrustaciones de piedras refulgentes. Ya fuese por alguna virtud de estas vainas o por el hechizo que pesaba sobre el túmulo, parecía que las hojas no hubiesen sido tocadas por el tiempo; sin manchas de herrumbre, afiladas, brillantes al sol
.-Los viejos puñales son bastante largos para los hobbits, y pueden llevarlos como espadas -dijo Tom-. Las hojas afiladas son convenientes si la gente de la Comarca camina hacia el este, el sur o lejos en la oscuridad
Luego les dijo que estas hojas habían sido forjadas mucho tiempo atrás por los hombres de Oesterness; eran enemigos del Señor Oscuro, pero habían sido vencidos por el malvado rey de Carn Dûm en la Tierra de Angmar. (Tolkien, 1986, p. 211).
Estas dagas, que se nos ha dicho entonces, son de diseño numenoreáno como también muy probablemente lo son los puñales llamados ekets, de los cuales se explica en El Desastre de los Campos Gladios
Luego, de prisa, (Isildur) se despojó de la armadura y de las armas, salvo por una espada corta que llevaba sujeta al cinturón (…) Era de la especie llamada eket, un puñal corto de hoja ancha en punta y de doble filo, de un pie a un pie y medio de largo. (Tolkien, 2002, pp. 346, 357).
Hasta aquí los hechos en la Tierra Media; ahora bien: ¿podríamos aventurar la posible identidad histórica de algún tipo de arma que inspira al eket y con ello a las dagas tumularias?
Númenórë contiene en su mitopoética primordialmente el mito de la Atlántida grecolatina y otros ecos de civilizaciones de la antigüedad; en una de sus cartas Tolkien dice: “En muchos aspectos parecían egipcios: el amor por lo gigantesco y lo macizo y la capacidad de construirlo” (Tolkien, 1993, pp. 328-329), y en su lengua, el adûnaico, hay algo de evocación sumeria. Con esta sugerencia temática de la Atlántida como posibilidad estética grecolatina, entonces el eket más largo, de pie y medio (45 centímetros) puede tener dos posibles inspiraciones básicas: las espadas cortas lanceoladas del tipo “lengua de carpa” de la Grecia antigua, como las que debieron esgrimir en el relato Héctor y Aquiles, y en la historia real tanto en Termópilas como en Salamina, armas de las que hay registros arqueológicos de sus primeras versiones en bronce para la Troya del mito y la historia, así como las de hierro después de la caída de los pueblos pelasgos y la llegada de los dorios a la Hélade.
Esa es una opción de espada corta de la antigüedad, sin embargo, en el contexto de imperio con gran sofisticación cultural y militar, la evocación grecolatina remite a otra posibilidad más obvia: el gladius romano de hoja ancha, dos filos y punta aguda. Esta fue durante varios siglos el arma de combate primordial del ejército romano en combinación con el escudo de cuerpo corporal o scutum.No obstante, esta comparación de ningún modo busca aseverar que el ejército numenoréano funcionara como la armada romana, sino tan solo comparar el posible aspecto general del eket. Esto porque aun cuando había tácticas de combate numenoréano en formaciones de escudo, como cuando Isildur comanda a su tropa a alzar su formación de thangail o barrera de escudos contra las diez olas de orcos (Tolkien, 2002, pp. 284, 294), específicamente se ha dicho que Isildur, antes de arrojarse al agua, se había quitado su armadura y dejado de lado sus armas principales, de modo que se queda tan solo con un arma secundaria de último recurso.
Marcela Menjívar Sánchez. Nombre de la obra: El ladrón y la bestia Técnica: Acuarela Ahora bien, ¿son entonces las dagas tumularias como los gladius romanos? No necesariamente. Aun cuando los hobbits se refieren a sus armas como espadas, tal como les dijo Tom Bombadil: “-¿Qué le dije, señor Pippin? - comentó Sam envainando su espada-. Los Lobos no pudieron con él” (Tolkien, 1986, a, p. 425), tras el ataque de los lobos al pie de Caradhras,los humanos vemos cómo Aragorn ve esas armas entre los restos de los uruk-hai tras la muerte de Boromir:
-¡Mirad! -exclamó Aragorn-. ¡Hay señales aquí! -De la pila de armas siniestra recogió dos puñales de lámina en forma de hoja, damasquinados de oro y rojo; y buscando un poco más encontró también las vainas, negras, adornadas con pequeñas gemas rojas. (Tolkien, 1986, b, p. 12).
Así que no, no son gladius, sino muy posiblemente el eket corresponde al puñal del ejército romano: el pugio. Una traza más nos apunta en esa dirección, nada más y nada menos que la complicación de la hermosa y tan querida traducción de El Señor de los Anillos de 1984, a la que le debemos tanto y que es la versión de la obra más extendida en habla hispana:
En el original en inglés; cuando Tom presenta las dagas a los hobbits en realidad se dice sobre la forma de la daga: “he choose a dagger, long, leaf-shaped, and keen”, por lo que nuestra traducción se topó con que hoja de árbol (leaf) y hoja de arma blanca (blade) habría derivado en que en una traducción literal hubiese tenido que decir: “una hoja en forma de hoja”, por lo que para evitar la reiteración se eligió que la característica de hoja de árbol se aplicara al filo y quedara como: “eligió una daga, larga y afilada como una brizna de hierba”. Otra posibilidad habría sido, como se consignó al inicio en este texto: “eligió una daga, larga y afilada, con forma de hoja”. (Tolkien, 1986, a, p.211).
La traducción se volvió a topar con el mismo problema al inicio de Las Dos Torres, donde Aragorn se encuentra en el original en inglés: “two knives, leaf-bladed, damesked in gold and red”; y esta vez en la traducción de 1984 ofrece entonces una descripción distinta más acorde con el original, suplantando “hoja” metálica por “lámina”: “dos puñales de lámina en forma de hoja, damasquinados de oro y rojo”. Así pues, los ekets a los ojos de Aragorn no son espadas. Son dagas, cuchillos, puñales, cuya hoja metálica tiene forma de hoja de árbol. Exactamente la descripción de un pugio romano.
La palabra pugio proviene del latín pugnus “puño” (Kavanagh, 2008, p. 12), de donde deviene precisamente puñal, por la forma de cogérsele con la mano cerrada (o pugilismo, donde también se cierra el puño para golpear). Como el eket corto, es de hoja ancha, de 5 cm promedio de ancho (Kavanagh, 2008, pp. 54-55), en punta y de doble filo, y con hoja lanceolada o con forma de hoja de árbol; el pugio de alrededor de 22 cm de largo (Kavanagh, 2008, pp. 53-54), que con la empuñadura nos da el mínimo de poco más el pie de largo, 33 cm del eket.
No solamente como las vainas negras con gemas rojas de las dagas tumularias eran frecuentes en el ejército romano, dado que durante años no tenían derecho a casarse y formar familias, las vainas de los pugios también fueron un espacio de expresión de individualidad y de expresión de su posible riqueza y prestigio. Incluso, hay un pergamino egipcio que registra el pugio de un soldado romano de vaina adorada en plata y marfil (Kavanagh, 2008, p.13-14), como garantía para un préstamo de dinero.
Este famoso pugio, en la mano de quienes asesinaron a Julio César, en el cinto de los soldados de Poncio Pilatos, tuvo su origen en un puñal celtíbero de la región del Duero 2. Era un tipo de daga que en términos técnicos se le llama de lengua tripartita (Kavanagh, 2008, pp. 8-9) y en términos poéticos, unos de sus precursores con pomo en forma de antenas, se especula que pudo estar fuertemente vinculado con el culto lunar de la región. Asimismo, estirando la poética, es curioso que un puñal celta haya pasado a ser parte de la panoplia de armas imperial romano, así como los Edain protoceltas que lucharon en la Guerra de la Cólera pasaron también a ser el imperio de Numenórë. Por cierto, se han encontrado restos de pugios en sitios arqueológicos que alguna vez fueron fronteras salvajes del imperio romano, en el Rhin de lo que ahora es Alemania y un abundante número en Britania, de donde a Tolkien le pudo resultar muy natural la presencia arqueológica de este tipo específico de daga.
Hasta aquí los hechos históricos.
Ahora bien, puesta en claro la especulación sobre la identidad del eket como pugio en lo referente a las vainas enjoyadas y las hojas lanceoladas… ¿podría también haber correspondido la empuñadura a la llamada bidoscoidal del pugio,3 con un disco en el pomo y un disco menor a media cacha para mejor agarre en la parte hueca de la palma al cerrarse el puño sobre el arma? No necesariamente, o mejor dicho, infiramos que no: acaso las empuñaduras de las dagas tumularias hubieran podido haber sido no las típicas del pugio, sino las más tardías y medievales dagas quillón.
“Quillón” significa en inglés los gavilanes que curvan el final de la guarnición de una espada y daga, que con ello permiten atrapar el arma del contrincante durante el combate. Este tipo de guarnición más grande y abierta caracterizó al modelo de daga de más larga extensión y uso, desde la primera cruzada y a través de toda la Edad Media, Renacimiento y mucho más tarde. Configuró el diseño general de las dagas tácticas de combate de los ejércitos contemporáneos. Las dagas quillón (quillón daggers) eran también conocidas como dagas de caballero (knightly daggers), en tanto solían ser modelos miniatura de las espadas crucetas de una mano que se utilizaban y que se empleaba en combinación al cinto. Sin embargo, tuvieron un uso mucho más masivo entre los ejércitos europeos medievales como un arma versátil de uso múltiple tanto en el campo de batalla, como en la defensa personal civil. Así pues, quizá en Tierra Media la tradición de las espadas, desde aquella primera que desenvainara Feänor en Amán para ponerla al pecho sobre su hermano Fingolfin y amenazarlo por robarle el amor de su padre, y luego a través de las guerras de Beleriand de la Primera Edad, hubieran podido llevar al uso el modelo tan simple y exitoso de la empuñadura tipo quillón para las espadas y dagas. Este quizá se hubiera heredado a los herreros de linaje numenoréano, que en Eriador hubieran forjado las dagas tumularias para las guerras contra el Rey Brujo de Carn Dûm. Además, estas empuñaduras de gavilanes curvados son los que dan la traza de toda espada en la imaginación popular desde la Edad Media hasta nuestros días, por tanto, la evocación inmediata de la palabra espada o daga cuando las escribiera Tolkien.
Hasta aquí la elucubración.
Resta nada más la honra para estas buenas dagas de hoja corta, ancha, de buen filo, que permitió el peso para rebanar manos de los Uruk-hai, quienes intentaron capturar a Merry y Pippin a la muerte de Boromir; para rajar la panza de un troll ante la Puerta Negra de Mordor; dar tan buena puñalada en la rodilla al Rey Brujo en Pelenor, que permitiera a Eonwyn abatirlo luego, y hasta aquella daga que robara Shagrat para la intriga de Sauron en la Puerta Negra junto a la cota de mithril, para sembrar la desesperanza a los Ejércitos de Occidente.
De tal modo que cuando Sam Gamgee embistió a Ellalaraña con su daga tumularia numenoréana en una mano y la Aguijón élfica en la otra, blandía lo mejor de la tecnología de guerra para uno de su talla. Y allí, ante Ellalaraña, Sam pasó de ser el portador de la daga tumularia a Aguijón.
¿Pero… era Aguijón una daga quillón a imagen y semejanza de las Glamdring y Orcrist de Gondolin? El arma más importante de toda Tierra Media merece por supuesto la honra de elucubraciones en otro momento