Desde la perspectiva del Desarrollo Positivo del Adolescente (DPA), la ausencia de problemas en la adolescencia, como consumo de alcohol y drogas, embarazos no planeados y enfermedades de trasmisión sexual, algunas derivadas de prácticas de riesgo, no garantiza la realización de un desarrollo positivo (Lerner, 2004). Una prevención exitosa de los problemas mencionados no significa necesariamente que los adolescentes sean capaces de hacer contribuciones positivas y saludables a su propio desarrollo, a la familia, a la escuela o a la comunidad (Lerner, Dowling, & Anderson, 2003). Por ello, el enfoque del DPA, situado en la línea de los modelos ecológicos evolutivos (Bronfenbrenner & Morris, 2006), se centra en las potencialidades de los adolescentes en lugar de en las supuestas carencias, por lo cual considera que los adolescentes presentan más recursos que problemas. Su objetivo es comprender, educar e implicar a la juventud en actividades productivas y significativas, en lugar de corregir o tratar conductas problema (Damon, 2004). De ahí, surge la necesidad de conocer sus aspectos positivos y fortalecer aquellos factores que pueden ayudar a mejorar sus mecanismos de adaptación y su salud integral, en términos de bienestar físico y emocional, que les permitan prosperar como individuos plenos dentro de sus comunidades. Algunas de las variables que pueden contribuir a lograr este objetivo son el bienestar psicológico y la satisfacción con la vida.
Desde el punto de vista del desarrollo, la adolescencia transita por subetapas o períodos que obedecen a marcadores biológicos, cognitivos y psicosociales, asociados a tareas del desarrollo, que coinciden con rangos de edad. Especificar con precisión dichas etapas es complejo, porque pueden variar de acuerdo con factores personales, ambientales o contextuales como la cultura. La UNICEF (2011) hace referencia a dos etapas: la adolescencia temprana de 10 a 14 años y la tardía de 15 a 19 años, mientras que expertos en desarrollo identifican a la adolescencia temprana entre los 12 y los 15 años, a la adolescencia media entre 16 a 18 años y a la adolescencia avanzada o tardía entre los 19 a 21 años (American Academy of Child and Adolescent Psychiatry, 2008; Rice & Dolgin, 2002). En México, el primer periodo adolescente corresponde al nivel de estudios de secundaria y el segundo coincide con el bachillerato, mientras que en los primeros años del nivel universitario es común encontrar adolescentes tardíos (Secretaría de Educación Pública, 2013). Cada subetapa tiene características y tareas del desarrollo propias que se tendrían que tomar en cuenta al diseñar programas para la promoción y el fortalecimiento del bienestar psicológico y la satisfacción vital, porque ambos se asocian a la salud (Christie & Viner, 2005; Salmela-Aro & Touminen-Soini, 2010), de ahí que el propósito del presente estudio fue analizar la contribución del bienestar psicológico en la satisfacción vital en adolescentes tempranos y medios.
Bienestar psicológico (BP)
Para Ryff y Keyes (1995), el bienestar psicológico (BP) o eudaimónico representa un constructor multidimensional que apunta a un conjunto de ámbitos y funciones que constituyen indicadores del desarrollo humano, lo que implica vivir de forma plena o dar realización a los potenciales humanos más valiosos. El modelo original de Bienestar Psicológico (BP) planteado por Ryff (1989) integra seis dimensiones: 1. Control del Entorno, 2. AutoAceptación, 3. Relaciones Positivas, 4. Propósito de Vida, 5. Crecimiento Personal, y 6. Autonomía. Esta estructura ha sido verificada mediante análisis factoriales confirmatorios en diferentes versiones posteriores. Sin embargo, los resultados no son concluyentes respecto al número de dimensiones de la escala (Casullo & Castro, 2000; González, 2013; Loera, Balcazar, Trejo, Gurrola, & Bonilla, 2008). En México, por ejemplo, el estudio de validación de González (2013) con adolescentes ofreció un modelo de siete factores o dimensiones, uno más que el original: 1. Control Personal, 2. AutoAceptación, 3. Relaciones Positivas, 4. Propósito de Vida, 5. Crecimiento Personal, 6. Planes a Futuro y 7. Rechazo Personal. Estos datos ilustran que el BP es una variable compleja, en especial en la adolescencia y que puede variar de acuerdo con la cultura.
No obstante, la evidencia a nivel mundial, muestra que en general los adolescentes reportan bienestar alto o por encima de la media estadística (González, 2013; González, Montoya, Casullo, & Bernabéu, 2002; Kjell, Nima, Sikstraim, Archer, & Garcia, 2013; Robles, Sánchez, & Galicia, 2011; Sagone & De Caroli, 2014). Sin embargo, algunos adolescentes que se desarrollan en situaciones desfavorables, como tener un nivel socioeconómico bajo (Figueroa, Contini, Lacunza, Levin, & Estévez, 2005) o que presentan alta vulnerabilidad o problemas de salud mental como depresión o ansiedad, tienden a percibir un bajo nivel de bienestar psicológico (Casullo & Castro, 2002).
Se ha constatado que algunas variables sociodemográficas como el sexo y la edad se relacionan con el BP (Ryff & Keyes, 1995), aunque investigación posterior presenta datos controversiales. Mientras algunos estudios no observan diferencias significativas en relación con el sexo (Chávez, 2006; Robles et al., 2011), otros indican que las mujeres muestran mayores puntajes en el establecimiento de vínculos y control de la situación que los hombres, quienes destacan en la aceptación de sí mismos (González, et al., 2002; Rathi & Rastogi, 2007). Con respecto a la edad, Sagone y De Caroli (2014) encontraron un efecto significativo de esta variable sobre el BP. Indican que los adolescentes tardíos presentaron la media más alta en el BP general, y en sus dimensiones, excepto en autonomía, en comparación con adolescentes tempranos y medios. Por su parte, Rathi y Rastogi (2007) observaron que los adolescentes medios presentaron valores mayores que los adolescentes tempranos en autocontrol y sociabilidad; mientras que en autoconcepto positivo los adolescentes tempranos puntuaron más alto. Sin embargo, Casullo y Castro (2000) no encontraron diferencias en los grupos de edades evaluados.
Satisfacción vital (SV)
Diener (2000) menciona que el bienestar subjetivo (BS) o hedónico, representa un constructor multidimensional que incluye dos componentes: un componente afectivo, que se divide en afecto positivo y afecto negativo, y un componente cognitivo denominado satisfacción con la vida. Este último componente, también denominado satisfacción vital (SV), es un proceso de juicio mediante el cual los individuos valoran sus vidas sobre la base de un estándar que ellos mismos construyen, de acuerdo con sus criterios subjetivos. Estos juicios de satisfacción puede ser con la vida en general o con dominios específicos, tales como la familia, las interacciones recibida y expresada, la escuela, la religión o el lugar donde viven (Diener, Oishi, & Lucas, 2003; Suldo, Huebner, Friedrich, & Gilman, 2009). La SV constituye uno de los indicadores más importantes de desarrollo positivo en la adolescencia que se asocia a la salud mental, porque puede ser un factor protector que contribuye a fortalecer el afrontamiento aún en situaciones de estrés y situaciones de vida adversa. Mejora el bienestar psicológico y la adaptación positiva en general (Park, 2004; Suldo & Hueber, 2004).
Los hallazgos muestran que, en general, la mayoría de los adolescentes evalúan sus vidas de forma positiva (Castellá et al., 2012; Gilman & Huebner, 2006; Luna, Laca, & Mejía, 2011). No obstante, los datos tampoco son concluyentes e incluso pueden ser contradictorios porque la SV es una variable cuyo funcionamiento también puede ser influido por diversos aspectos como el sexo, la edad y la cultura (Diener et al., 2003), de las cuales, las dos primeras pueden explicar la variación de las puntuaciones de la SV (Bradley & Corwyn, 2004; Chang, McBride-Chang, Stewart, & Au, 2003; Moksnes & Espnes, 2013). Respecto al sexo, los hombres tienden a presentar mayores niveles de satisfacción (Ma & Huebner, 2008; Tarazona, 2005). Luna et al. (2011) especifica que los hombres manifiestan más satisfacción con sus atributos y logros personales, como con su vida familiar, que las mujeres, quienes parecen más satisfechas con sus relaciones personales.
En cuanto a la edad, por un lado, se reporta estabilidad de la SV a través del tiempo durante la adolescencia (Suldo & Huebner, 2004), y por otro, se informa sobre un decremento de la SV a medida que los adolescentes crecen (Casas et al., 2007; Coenders, Casas, Figuer, & González, 2005; Goldbeck, Schmitz, Besier, Herschbach, & Henrich, 2007), principalmente en el caso de las mujeres (Reina, Oliva, & Parra, 2010). Sin embargo, la edad por sí sola parece no explicar estas variaciones, como lo sugieren los datos de Salmela-Aro y Touminen-Soini (2010), quienes observan un incremento en la SV durante la transición de la educación secundaria a los estudios de bachillerato o vocacional.
Bienestar psicológico y satisfacción vital
Según Waterman (2008), hay tres posibles categorías de relación entre la eudaimonia y la hedonia. En primer lugar, ocasiones en que ambas están presentes; por ejemplo, si un adolescente tiene planes a futuro ligados a la escuela y tiene relaciones positivas con sus compañeros posiblemente estará satisfecho con su vida o con un área específica como la escuela. En segundo lugar, ocasiones en que solo la hedónica está presente; por ejemplo, si un adolescente mantiene relaciones sexuales sin protección con diferentes personas probablemente se sienta satisfecho y pleno. Sin embargo, podría estar carente de un proyecto de vida o de control personal. En tercer lugar, ocasiones en que ninguno de los dos está presente como en el caso de un adolescente que no se acepta, no tiene un propósito en su vida y, por lo tanto, se siente insatisfecho con su vida. En resumen, generalmente, cuando se experimenta eudaimonia surge la hedonia, por lo que se supondría la existencia de un primer nivel en el cual el BP se relaciona con la SV. Por tanto, la promoción de la salud mental estaría orientada en fortalecer en los adolescentes los diferentes componentes del BP; por ejemplo, el autoconcepto y de esa manera incrementar sus niveles de SV. Se toma en cuenta el sexo y la edad por ser variables importantes en la adolescencia. En este sentido, el carácter multidimensional de ambas variables y su compleja relación durante esa etapa del ciclo vital, hace que existan numerosos estudios, porque es poco probable que uno solo cubra todos los cuestionamientos.
Por ejemplo, Casullo y Castro (2000) constataron la asociación entre el BP y la SV al construir y evaluar las propiedades psicométricas de instrumentos para una medición válida y confiable. Los adolescentes, que experimentan mayor bienestar psicológico, se sienten más satisfechos con la vida en general y en diferentes áreas vitales al presentar mejor ajuste psicológico (Suldo & Hueber, 2004). Por el contrario, aquellos jóvenes con estados de ánimo negativos como depresión y ansiedad reportan menor satisfacción vital (Casullo & Castro, 2002). Estudios posteriores sobre la validez de constructo y concurrente de medidas del bienestar psicológico y el bienestar subjetivo, concluyen que son dos factores independientes (Aranguren & Irrazabal, 2015; Chen, Jing, Hayes, & Lee, 2012; Linley, Maltby, Wood, Osborne, & Hurling, 2009).
Aunque ambos contribuyen al bienestar, el primero se centra en la percepción del propio potencial y funcionamiento, mientras el segundo implica una valoración cognitiva y afectiva sobre la vida (Diener et al., 2003; Ryff & Keyes, 1995). De esta forma, las diferentes dimensiones del bienestar psicológico se asocian positivamente con la satisfacción vital (Kjell et al., 2013; Proctor, Linley, & Maltby, 2009).
El autoconcepto positivo presenta una relación más fuerte con la SV (Luna, 2012) y se encuentra que puede ser un mediador (Martínez-Antón, Buelga, & Cava, 2007) o un predictor de la SV de los adolescentes (Garcia & Archer, 2012; Moksnes & Espnes, 2013; Rey, Extremera, & Pena, 2011; Videra & Reigal, 2013). Otra dimensión del BP, que se asocia con la SV en la adolescencia, implica objetivos, metas coherentes o planes a futuro (Castro & Díaz, 2002; Díaz & Sánchez, 2001). Se observa que el propósito de vida (Cotton, Hill, Lapsley, Talib, & Finch, 2009), las relaciones positivas en general, con compromiso y adecuada comunicación, en particular con los padres y pares (Antaramian, Huebner, & Valois, 2008; Schwarz et al., 2011), así como el control personal (Hofmann, Luhmann, Fisher, Vohs, & Baumeister, 2013) predicen la SV.
En suma, la literatura indica que existen diferencias de acuerdo con el sexo y la edad de los adolescentes tanto en el bienestar psicológico como en la satisfacción vital. Sin embargo, los resultados no son concluyentes, entre otras razones, porque pueden variar según el contexto social y cultural. La evidencia señala que el BP contribuye al desarrollo positivo del adolescente (Hofman et al., 2013; Sagone & De Caroli, 2014), aunque existe controversia sobre cuál es el papel de cada uno de sus componentes en la SV, de acuerdo con la etapa particular del desarrollo adolescente. Es importante conocer más sobre la naturaleza de la relación entre ambas variables, porque una podría predecir a la otra y viceversa. No obstante, la mayoría de los estudios sobre BP y SV son descriptivos y se centran en las diferencias por sexo; son relativamente pocos los que analizan dichas variables a partir de la etapa adolescente, a pesar de que, desde el punto de vista del desarrollo, la edad es un factor central.
Hechas estas consideraciones, la pregunta general de este estudio fue: ¿Cuáles dimensiones del bienestar psicológico (BP) contribuyen en la satisfacción vital (SV) en adolescentes mexicanos tempranos y medios? Las preguntas específicas fueron: a) ¿Existen diferencias en el BP y SV entre hombres y mujeres y adolescentes tempranos y medios? b) ¿Existe relación entre el BP y la SV en adolescentes tempranos y medios? c) ¿Cómo contribuye cada variable del BP en la SV? En este sentido, uno de los supuestos generales es que existen diferencias en el BP y la SV de acuerdo al sexo y a la edad o etapa adolescente.
También, se presupone que hay relación entre el BP y la SV y sus dimensiones, en adolescentes tempranos y medios, y que las dimensiones del BP que contribuyen al SV son diferentes de acuerdo con la etapa de la adolescencia (temprana o media) o a la edad, es decir, en adolescentes tempranos y medios.
De ahí que el objetivo de este estudio fue analizar la contribución de las dimensiones del bienestar psicológico sobre la satisfacción vital en adolescentes mexicanos tempranos y medios. Los resultados de este estudio podrían ayudar a identificar relaciones entre ambas variables y sus dimensiones, así como la naturaleza de su relación a través del análisis de la contribución de cada uno de sus componentes en la SV en la adolescencia temprana y media en población mexicana que pueden ser contrastados con otras poblaciones. Esto sería importante por sus implicaciones para el diseño de programas universales y selectivos de promoción y prevención, porque dichas etapas, por ejemplo, en México, coinciden con la educación secundaria y de bachillerato lo que hace viable llevar a cabo acciones en la escuela, uno de los principales contextos de desarrollo del adolescente.
Investigación y Diseño. Se llevó a cabo un estudio de campo transversal, ex posfacto, de tipo correlacional explicativo (Kerlinger & Lee, 2002).
Método
Participantes
La muestra fue seleccionada de manera no probabilística intencional y estuvo conformada por 572 estudiantes de 13 a 18 años de edad (Medad=15.24; DE=1.90) de escuelas secundarias y bachilleratos, públicos y privados, de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México. El 48.8% fueron hombres y el 51.2% mujeres. Más de la mitad fueron adolescentes tempranos, es decir de 13 a 15 años, que cursaban la secundaria. El resto fueron adolescentes medios, o sea, de 16 a 18 años, del nivel de bachillerato. Se aprecia que la mayoría de los adolescentes fueron estudiantes de escuelas públicas. Se consideraron escuelas de la zona norte, sur, oriente y poniente de la Ciudad de México tratando de buscar diversificación.
Se excluyeron participantes que dejaron 10% de los reactivos sin contestar en los distintos instrumentos.
Instrumentos
Cédula Sociodemográfica del Adolescente y su Familia (Barcelata, 2014): Consta de 12 reactivos categóricos de opción múltiple (αglobal Kuder-Richardson=.698) que exploran datos sociodemográficos básicos del adolescente y su familia, como escolaridad y ocupación de los padres que permiten contextualizar a la muestra.
Escala de Bienestar Psicológico para Adolescentes (Ryff & Keyes, 1995). Se utilizó la versión validada para población mexicana de González (2013), que consta de 29 reactivos Likert de 4 puntos que van de 1= totalmente en desacuerdo a 4= totalmente de acuerdo. A mayor puntaje, mayor presencia del atributo que mide la escala global (αglobal = 0.76) y sus siete dimensiones: 1. AutoAceptación (α =.74), definida como la conformidad con sus características positivas y negativas; 2. Relaciones Positivas con otras Personas (α =.81), se refiere a la percepción positiva sobre la capacidad para relacionarse con otros; 3. Control Personal (α =.83), alude a la percepción que se tiene sobre la capacidad para controlar sus impulsos, carácter y comportamiento; 4. Propósito en la Vida (α =.80), valora la creencia respecto a que su vida presente y pasada tiene significado; 5. Crecimiento Personal (α =.79), explora las creencias sobre la importancia de mantenerse informado y actualizado para desarrollar sus capacidades personales; 6.
Planes a Futuro (α =.77), definida como la percepción sobre la relevancia de establecer metas/objetivos personales a futuro y habilidad para relacionar sus esfuerzos actuales con el logro de metas en los próximos años; 7. Rechazo Personal (α =.77), implica rechazo e insatisfacción con su persona y su carácter.
Todas estas dimensiones, en conjunto, explican el 60.51% de la varianza.
Escala de Medición Multidimensional del Bienestar Subjetivo Anguas Plata y Reyes Lagunes (EMMBSAR) (Anguas, 2000). Este instrumento retoma la teoría de Diener (1984) y ha sido aplicada a adultos y validada con adolescentes mexicanos (Luna et al., 2011; Vera, 2001). Consta de dos escalas: 1. Escala de Experiencia Emocional, y 2. Escala de Evaluación Afectivo-Cognitiva de la Vida. Para este estudio solo se utilizó la segunda escala que evalúa la satisfacción vital (αglobal = .94, varianza explicada = 63.10%). Está conformada por 50 reactivos Likert de siete opciones pictóricas, representados en cuadrados, ordenados de mayor a menor, de izquierda a derecha, que reflejan el nivel de satisfacción (de 1 a 7 puntos) por lo que puntajes por arriba de la media indican que está satisfecho; a mayor valor, mayor satisfacción. Se compone de seis factores: 1. Interacción social recibida y expresada (α=.84), 2. Logros personales (α =83), 3. Religión (α =.82), 4. Calidad de vida (α =82), 5. Clima familiar (α =.91), y 6. Logros nacionales (α =.84).
Procedimiento
Se acudió a las distintas escuelas públicas y privadas ubicadas en las zonas norte, sur, oriente y poniente de la zona metropolitana de la Ciudad de México para solicitar autorización de sus directivos para realizar la evaluación al explicarles el objetivo del proyecto. Una vez que accedieron a que sus alumnos participaran en la evaluación, se entregaron los consentimientos informados para los padres y los asentimientos al alumnado garantizando su participación voluntaria. La aplicación de los instrumentos se llevó a cabo por un grupo de psicólogos entrenados y un supervisor, en las aulas habituales de clase donde el profesor-tutor del curso estuvo presente. Se informó sobre la posibilidad de abandonar la evaluación. Se realizaron análisis descriptivos y multivariados a través del programa estadístico SPSS v.19.
Resultados
Diferencias por sexo y grupos de edad en el bienestar psicológico (BP) y la satisfacción vital (SV)
Para evaluar el comportamiento del BP y de la SV se llevaron a cabo análisis descriptivos (medias y desviaciones estándar). En primer lugar, se observa que los adolescentes puntuaron ligeramente por encima de la media teórica tanto del bienestar psicológico global (BPG) y en la satisfacción vital global (SVG), aunque hubo algunas variaciones en cuanto a sus subescalas o dimensiones. Los planes a futuro fueron la dimensión con los valores más altos y rechazo personal con los más bajos del BP; mientras que, para SV, la dimensión con mayores puntajes fue calidad de vida y la que puntuó más bajo fue logros nacionales (Tabla 2). Para evaluar las diferencias en BP y en SV, en función del sexo y la edad, se corrió un MANOVA. El análisis realizado mostró diferencias con significancia estadística por sexo (FRoy=8.721, p=.001, gl=13), y edad (FRoy=4.472, p=.001, gl=13), aunque no indicaron efectos de interacción. Además, los hombres reportan mayor control personal (F=14.020, p=.001, gl=1), autoaceptación (F=9.840, p=.002, gl=1), relaciones positivas con otros (F=6.755, p=.010, gl=1) y BPG (F=4.495, p=.035, gl=1) y las mujeres mayor rechazo personal (F=9.840, p=.001, gl=1). También, en las dimensiones de SV los hombres puntuaron más alto en logros y atributos personales (F=6.191, p=.013, gl=1) y logros nacionales (F=15.605, p=.001, gl=1); mientras las mujeres mostraron las medias más altas en religión (F=17.019, p=.001, gl=1) y en interacción social (F=7.428, p=.007, gl=1). Los adolescentes de menor edad presentaron valores promedio más altos en cada una de las dimensiones del BP y de la SV que los adolescentes mayores, con diferencias significativas en planes a futuro (F=5.379, p=.021, gl=1), relaciones positivas (F=4.368, p=.037, gl=1), satisfacción vital (F=9.109, p=.003, gl=1), logros nacionales (F=18.460, p=.001, gl=1) y calidad de vida (F=24.012, p=.001, gl=1).
Relación entre bienestar psicológico y satisfacción vital
Con el fin de examinar la relación entre el bienestar psicológico global (BPG) y la satisfacción vital global (SVG) y sus respectivos componentes o dimensiones, se realizaron análisis correlacion bivariados con el estadístico r “Producto-Momento” de Pearson bajo el supuesto de normalidad con base en el sesgo y curtosis. En la Tabla 3 se muestran las correlaciones entre las dimensiones del BP y las de SV, así como sus puntuaciones globales, en la que se observa que la mayoría de las correlaciones fueron positivas y significativas (rango de r=.106 a .585), de bajas a moderadamente altas (Tabachnick & Fidell, 2001), con la correlación mayor entre el BPG y la SVG. Las asociaciones más altas entre dimensiones se dieron entre la autoaceptación y logros y atributos personales, variables que también mostraron la asociación más elevada con SVG y con BPG.
BP / SV | CF | LAP | CV | LN | R | ISRE | SVG |
CoP | .331** | .326** | .288** | .217** | .150** | .254** | .360** |
PF | .243** | .274** | .311** | .106* | .248** | .245** | .336** |
AA | .428** | .538** | .385** | .170** | .151** | .307** | .435** |
PV | .329** | .375** | .403** | .129** | .213** | .290** | .395** |
RPO | .294** | .335** | .279** | .163** | .112** | .402** | .376** |
CP | .292** | .308** | .319** | .075 | .286** | .315** | .380** |
RP | -.281** | -.318** | -.207** | -.162** | -.156** | -.201** | -.304** |
BPG | .472** | .533** | .476** | .212** | .287** | .441** | .558** |
Nota: N=572. CoP=Control personal; PF=Planes a futuro; AA=Autoaceptación; PV=Propósito de vida; RPO=Relaciones positivas con otros; CP=Crecimiento personal; RP=Rechazo personal; BPG=Bienestar psicológico global; CF=Clima familiar; LAP=Logros y atributos personales; CV=Calidad de vida; LN=Logros nacionales; R=Religión; ISRE=Interacción social recibida y expresada; SVG=Satisfacción vital global.
*p<.05. **p≤.001.
Para explorar la contribución de las dimensiones del BP en la SV en los adolescentes, se probaron modelos predictivos para la muestra total y en función de la etapa de la adolescencia, a través de un análisis de regresión lineal múltiple (método por pasos, también conocido como escalonado o stepwise regression en inglés) de acuerdo con un criterio estadístico (Guillén, 2014; Pardo & Ruiz, 2005; Tusell, 2011). Las dimensiones del BP (relaciones positivas, crecimiento personal, propósito de vida, autoaceptación, planes a futuro, rechazo personal y control personal) se consideraron variables independientes o predictoras y la SV como variable dependiente o criterio. Se realizaron análisis de regresión múltiple para la muestra total (N=572), para el grupo de adolescentes tempranos (n=332), es decir, adolescentes de 13 a 15 años, y para el grupo de adolescentes medios (n=240), formado por adolescentes de 16 a 18 años, según el objetivo central del estudio.
En la tabla 4 los coeficientes de determinación R2, los índices bondad del ajuste de F y de Durbin- Watson, indican que para la muestra total el modelo cinco es el que mejor explica la SV, en el cual la autoaceptación, el propósito de vida, las relaciones positivas, el control personal y los planes a futuro, en conjunto explican el 32.4% de la varianza. Sin embargo, en los modelos para los adolescentes tempranos, planes a futuro se elimina y queda una solución con las cuatro primeras variables que en conjunto explican, de manera significativa, un 32.5% de la varianza (modelo cuatro). En el caso de los adolescentes medios, la satisfacción vital se explica en un 30.4%, a partir de variables como autoaceptación, planes a futuro y control personal (modelo tres). Como se aprecia el crecimiento personal y rechazo personal no aparecen en alguno de los modelos para los distintos grupos de adolescentes.
La tabla 5 muestra que todos los modelos, para la muestra total, en el caso de los adolescentes tempranos y los adolescentes medios, la autoaceptación tiene un mayor peso relativo sobre la SV. Otra variable que contribuye de manera significativa a la SV en todos los grupos es control personal, aunque con menor peso en la muestra total en comparación con los modelos de adolescentes tempranos y medios. La mayor contribución de esta variable es para el grupo de adolescentes tempranos. Además, propósito de vida y relaciones positivas, solo explican en la muestra total y en los adolescentes tempranos. Planes a futuro posee una función predictiva para la muestra total y los adolescentes medios. La diferencia entre los grupos de adolescentes tempranos y medios consiste en que mientras en el primero el propósito de vida y las relaciones positivas son variables que explican la SV; en el segundo, en su lugar, son los planes a futuro, aunque la autoaceptación y control personal explican, de forma significativa, la SV en ambos grupos de adolescentes.
Modelo | Predictores | R | R2 | AR2 | F | Durbin-Watson |
Muestra Total | .414 | |||||
1 | Autoaceptación | .435 | .189 | .188 | 41.194*** | |
2 | Propósito de vida | .513 | .263 | .260 | ||
3 | Relaciones positivas | .541 | .293 | .289 | ||
4 | Control personal | .562 | .316 | .311 | ||
5 | Planes a futuro | .569 | .324 | .318 | ||
Adolescentes tempranos | .460 | |||||
1 | Autoaceptación | .411 | .169 | .167 | 39.277*** | |
2 | Propósito de vida | .512 | .262 | .258 | ||
3 | Relaciones positivas | .546 | .298 | .292 | ||
4 | Control personal | .570 | .325 | .316 | ||
Adolescentes medios | .535 | |||||
1 | Autoaceptación | .467 | .218 | .215 | 34.398*** | |
2 | Planes a futuro | .523 | .274 | .267 | ||
3 | Control personal | .552 | .304 | .295 |
***p≤.001.
Discusión
El objetivo principal de este trabajo fue analizar la contribución de las dimensiones del bienestar psicológico sobre la satisfacción vital global en adolescentes tempranos y medios tomando como marco el enfoque del DPA. Con respecto al BP, los adolescentes reportaron grados moderadamente altos, de manera similar a otros estudios (González, 2013; González et al., 2002; Kjell et al., 2013; Robles et al., 2011; Sagone & De Caroli, 2014). En cuanto a la SV, los adolescentes, de esta muestra, también valoran su vida de forma satisfactoria en general, tal como se menciona con anterioridad (Castellá et al., 2012; Diener et al., 2003; Gilman & Huebner, 2006; Suldo & Hueber, 2004; Suldo et al., 2009). Estos resultados parecen probar el primer supuesto de Waterman (2008), quien menciona que generalmente junto al BP está la SV.
En contraste con otros estudios (Chávez, 2006; Robles et al., 2011) y conforme a lo supuesto, se encontraron diferencias por sexo y edad en el BP, aunque no en todas las dimensiones, como lo advierten Ryff y Keyes (1995). Los hombres presentan valores altos en el BPG, así como tendencia a mostrar mayores niveles de autoaceptación que las mujeres, como en otras muestras (Gonzalez, 2013; Rathi & Rastogi, 2007; Sagone & DeCaroli, 2014). También, las relaciones positivas son otro elemento del BP que valoran más los hombres, lo cual difiere con evidencia previa que indica que las mujeres tienden a percibir BP a través del establecimiento de vínculos (González, 2013; González et al., 2002; Sagone & De Caroli, 2014). Por el contrario, las chicas de este estudio parecen tener una sensación mayor de rechazo, de forma moderada. Los datos indican que, en general, los adolescentes tempranos tienden a presentar mayores niveles de BP en más dimensiones que los chicos de mayor edad a diferencia de reportes previos (Casullo & Castro, 2000; Sagone & De Caroli, 2014), de manera similar con los resultados de Rathi y Rastogi (2007). Para los chicos y las chicas de mayor edad, el BP parece residir en su capacidad para planear su futuro, mientras que para los adolescentes tempranos las relaciones positivas son muy valiosas, lo que refleja la significancia de los pares en ese período como parte del desprendimiento de la familia (Rice & Dolgin, 2002).
En cuanto a las diferencias de sexo en la SV, los resultados concuerdan con aquellos que indican que los hombres tienden a presentar mayor SVG, en particular con sus atributos y logros personales, en comparación con las mujeres (Luna et al., 2011; Ma & Huebner, 2008; Tarazona, 2005), lo cual podría reflejar la influencia de algunas variables culturales; por ejemplo, frecuentemente las familias mexicanas refuerzan más a los hombres por sus logros que a las mujeres y a ellos los alientan más a superarse.
Además, Luna et al. (2011) indican que las chicas encuentran SV a través de la religión y de la interacción, al igual que en este estudio. Con respecto al grupo de edad o la etapa adolescente, los chicos de menor edad o adolescentes tempranos reportan mayor satisfacción en más dimensiones que los adolescentes medios, lo que confirma hallazgos previos sobre el decremento de la SV con la edad (Casas et al., 2007; Coenders et al., 2005; Goldbeck et al., 2007). Estos datos parecen apoyar el supuesto de que, a medida que la adolescencia avanza, la capacidad de reflexión aumenta por lo que los chicos más grandes son más críticos consigo mismos y con su entorno (Collins & Steinberg, 2006), lo que explicaría los niveles menores de BP y de SV en los adolescentes medios.
De acuerdo con lo esperado, ciertamente los resultados confirman la relación entre el BP y la SV (Aranguren & Irrazabal, 2015; Casullo & Castro, 2000; Chen et al., 2012; Kjell et al., 2013; Linley et al., 2009); prácticamente, todas las dimensiones del BP se relacionan de manera positiva con la SV.
Asimismo, los modelos predictivos sometidos a prueba, para verificar la contribución de las dimensiones de BP sobre la SV, también comprueban lo que Waterman (2008) menciona: la eudaimonia no solo va junto a la hedonia, sino también podría precederla. Variables como la autoaceptación, el propósito de vida, el autocontrol y las relaciones positivas con otros y los planes a futuro contribuyeron de manera significativa a la SV en los adolescentes en general (Cotton et al., 2009; García & Archer, 2012; Hofmann et al., 2013; Moksnes & Espnes, 2013; Rey et al., 2011; Schwarz et al., 2011; Videra & Reigal, 2013). No obstante, los datos sugieren que el propósito de vida y las relaciones positivas son más trascendentales en la adolescencia temprana, mientras en la adolescencia media son los planes a futuro y el autocontrol.
Cabe señalar que el autoconcepto pesa mayormente sobre los adolescentes tempranos y los medios. De acuerdo con Chang et al. (2003) las personas poseen representaciones internas de sus prioridades en la vida que les permiten presentar SV, la cual se da en función del orden en el que los acontecimientos de vida subyacentes son priorizados a una edad determinada. En este sentido, la autoaceptación y el autocontrol parecen centrales en la SV, sin importar la etapa en la que se encuentran los adolescentes (Moksnes & Espnes, 2013), aunque la autoaceptación fue la variable que parece contribuir en mayor medida en la SV, lo que confirma que un nivel elevado de autoaceptación supone una mayor SV (Garcia & Archer, 2012; Martínez-Antón et al., 2007; Videra & Reigal, 2013). La aceptación de sí mismo en una etapa como la adolescencia en la que acontecen numerosos cambios, a los que hay que adaptarse, parece influir en la SV, más que otras variables.
Si se considera que el control personal o autocontrol puede surtir efectos benéficos en diferentes ámbitos de la vida como en la escuela, las relaciones interpersonales y la solución de problemas y, por ende, en el bienestar general, sería primordial poder incrementarlo en los adolescentes (De Ridder, Lensvelt-Mulders, Finkenauer, Stok, & Baumeister, 2012). Durante la adolescencia, ello resulta vital, porque la capacidad de contención o control de impulsos es un indicador de madurez, que diferencia a los adolescentes que tienden a presentar conductas de riesgo, que podría además facilitar el logro de objetivos y las tareas del desarrollo características de esta etapa. En resumen, la satisfacción vital posiblemente se maximice mediante el autocontrol. Podría ocurrir lo contrario, si el adolescente solamente se ocupase de obtener placer de manera transitoria (Hofmann et al., 2013).
Propósito en la vida es otro componente del BP esencial, porque influye en la SV en adolescentes tempranos como se informa previamente (Cotton et al., 2009; Góngora & Castro, 2014; Proctor et al., 2009). Estos datos respaldan algunos supuestos de Seligman (2011), que plantean que la “vida significativa” implica seguir un camino con un sentido de compromiso y que una “buena vida” conlleva involucrarse intensamente en actividades. Buscar un propósito de vida supone tanto aspectos de la primera como de la segunda, lo cual se vincula a la satisfacción vital. También, las relaciones positivas contribuyen de manera significativa a la SV en los adolescentes tempranos, lo que parece corroborar que la adolescencia temprana es un período en el que las relaciones interpersonales juegan un papel preponderante en comparación con etapas posteriores de la adolescencia (Coenders et al., 2005). Las interacciones positivas con los padres (Antaramian et al., 2008) y de manera prioritaria con los amigos, así como el ser aceptado por los pares (Schwarz et al., 2011), tienen un impacto mayor en los adolescentes tempranos que en los medios y tardíos (Cotton et al., 2009; Suldo & Huebner, 2004). Esto pareciera reflejar el incremento de la independencia y autonomía a medida en que la adolescencia avanza (Collins & Steinberg, 2006), lo que se traduce en el mayor peso de las relaciones positivas para los adolescentes de menor edad en este estudio.
Los planes a futuro es un factor que influye en la SV en los adolescentes medios y no así en los adolescentes tempranos, de manera similar a los adolescentes argentinos y españoles (Castro & Díaz, 2002; Góngora & Castro, 2014). Como menciona Oishi, Diener, Suh y Lucas (1999), los individuos alcanzan la satisfacción cuando planean y alcanzan sus objetivos. También, se considera que al final de la adolescencia propiamente dicha o adolescencia media, los adolescentes son más capaces de planear y anticipar. Ello se consideraría como una base para la construcción de un proyecto de vida (Damon, Menon & Bronk, 2003), lo que podría aprovecharse para desarrollar estrategias que impulsen los recursos de los jóvenes para potencializarlos en el presente y prospectivamente, tal como lo propone el DPA (Lerner et al., 2003).
En suma, es fundamental entender la variación de estos resultados para los adolescentes tempranos y medios. Mientras tanto, para los primeros parecen existir más fuentes de BP que contribuyen de manera significativa a su SV (Collins & Steinberg, 2006). En el caso de los segundos, la planeación de su futuro es un elemento central para su SV. Para los adolescentes tempranos, el propósito de vida, además de las relaciones positivas, parecen influir de manera importante en su SV, en tanto su capacidad de planear y dirigir sus acciones hacia la consecución de sus objetivos es más baja que la de los adolescentes de mayor edad, debido, tal vez, a la influencia de procesos cognitivos aun en desarrollo. Estos resultados parecen sustentar el modelo de Damon et al., (2003), quienes sugiere que la búsqueda de un propósito o de tener uno identificado podría conducir a resultados diferenciales, según el momento del ciclo de vida en el que se encuentran.
Si bien este estudio informa sobre la relación entre BP y SV en la adolescencia temprana y media, presenta algunas limitaciones que podrían ser superadas en próxima investigación. Por ejemplo, aunque la muestra fue integrada con adolescentes estudiantes de escuelas de diferentes áreas de la zona metropolitana de la Ciudad de México, los datos no podrían generalizarse, porque no fue seleccionada de manera probabilística. Los posibles sesgos en cuanto a edad y número de escuelas privadas, podría subsanarse al utilizar métodos probabilísticos estratificados y equilibrando más la muestra, puestoque el foco fueron adolescentes tempranos y medios y no se probaron modelos en función del sexo. Sin embargo, sería conveniente desarrollarlos en virtud de las diferencias encontradas en algunas dimensiones de ambas variables y, además, se sugiere incluir a adolescentes tardíos.
Conviene, también, valorar la naturaleza de la relación del BP y la SV, en la que se plantee a esta última como variable independiente, dada la reciprocidad de su interacción, como se ha sugerido (Chen et al., 2012). Las limitaciones propias de un estudio transversal en términos predictivos de la relación del BP y la SV, se podrían contrarrestar con el uso de métodos estadísticos más robustos a través de modelamiento de ecuaciones estructurales, a la vez que permitiría explorar la relación de ambas variables con otras tales como la estructura familiar, el vecindario, o la cultura debido a la importancia del contexto en la construcción del BP y la SV. Un estudio transcultural, por ejemplo, en Latinoamérica, podría dar respuesta a este último aspecto. Además, un diseño longitudinal sería más adecuado para probar la estabilidad del BP y la SV y su relación a lo largo de la adolescencia. Asimismo, sería valioso comparar el BP y la SV en grupos clínicos y normativos e investigar su asociación con la adaptación.
A pesar de las limitaciones mencionadas, este estudio aporta evidencia de cómo algunos componentes del BP explican la SV en ambos grupos de edad, mientras otros dependen de la subetapa o periodo específico de la adolescencia, por ejemplo, los planes a futuro o las relaciones. Estos hallazgos podrían ser útiles no solo para comprobar modelos explicativos sobre el rol del BP como una variable que contribuye a la SV, sino también para el desarrollo de programas de promoción y prevención del bienestar en función de la etapa de la adolescencia. En este sentido, la escuela puede ser un lugar privilegiado donde los profesionales de la salud y educación pueden actuar. La promoción de la autoaceptación, las relaciones positivas con otros, el control personal, el establecimiento de un propósito en la vida y los planes a futuro tendrían que ser priorizados dentro de los planes curriculares a nivel de enseñanza media y media superior.
Reconocimientos
Se agradece el financiamiento de este estudio a la Dirección de Asuntos del Personal Académico de la Universidad Nacional Autónoma de México mediante el Proyecto PAPIIT IN303714-3.