Introducción
El incremento en la esperanza de vida va a producir un aumento aproximado de un 22 % de la población envejecida para las próximas décadas (Fernández y Robles, 2008; Organización Mundial de la Salud, 2016; Ortman et al., 2014; United Nations et al., 2020). Dicha situación podría repercutir en un aumento de la atención en salud asociado a un deterioro en la funcionalidad de dicha población (Keeler et al., 2010; Organización Mundial de la Salud, 2016). De hecho, se ha observado que la pérdida de capacidad funcional en las personas adultas mayores de 65 años se presenta en más del 30 %, además, este grupo etario presenta mayor comorbilidad y polifarmacia, es decir, debe consultar a más especialistas de la rama médica, quienes recetan más cantidad de medicamentos (Universidad de Costa Rica, Centro Centroamericano de Población et al., 2020), por lo que se requiere detallar factores que puedan mejorar el proceso de envejecimiento.
Uno de los factores es la resiliencia, definida como la habilidad para desarrollar una serie de mecanismos que les proporcionan a las personas la capacidad de adaptarse y progresar ante situaciones adversas (Bermejo, 2010; Cárdenas-Jiménez y López-Díaz, 2011; Jiménez Ambriz, 2011; Leipold y Greve, 2009). La resiliencia permite comprender por qué algunas personas tienen una respuesta inmune más adaptable en comparación con otras (Fagundes et al., 2012). Tal característica es un proceso activo por medio del cual las personas se pueden sobreponer a situaciones difíciles y construir un estilo vida acorde con las necesidades personales, considerando el contexto social en el que se desenvuelven de manera responsable (Campo Vásquez et al., 2012).
Son distintos los factores que pueden afectar los niveles de resiliencia, entre ellos, la práctica regular de ejercicio físico parece tener un impacto positivo sobre el bienestar psicológico (Ortega et al., 2016; Román et al., 2020). Así lo evidencian estudios realizados, en los cuales se ha encontrado que las mujeres diagnosticadas con cáncer de mama quienes realizan ejercicio físico muestran mayores niveles de resiliencia y otros aspectos con la satisfacción de vida (Bozal et al., 2017). En el ámbito escolar, se ha encontrado que los mayores niveles de actividad física mejoran los de resiliencia, para aceptar positivamente los cambios del contexto y rendimiento académicos (Ramírez-Granizo et al., 2019).
Entre los intentos por valorar los niveles de resiliencia, la escala diseñada por Wagnild y Young en la década de los noventa, constituida originalmente por 25 ítems, ha sido una de las más validadas en distintas latitudes (Cabello et al., 2017; Rodríguez et al., 2009; Romero, 2017; Sánchez-Teruel, 2015). Esta ha sido implementada en distintas investigaciones en las que se han realizado análisis psicométricos y de adaptación en el campo del fútbol (Ruiz et al., 2012), en el voleibol (Trigueros et al., 2017), así como estudios de validez en el contexto de la educación física (Trigueros et al., 2020) .
Si bien, la determinación de los distintos niveles de resiliencia se vuelve una necesidad creciente, su evaluación puede resultar compleja, ya que involucra una gran interdisciplinariedad e instrumentos apropiados que logren precisar dimensiones y constructos con resultados fiables (Arribas, 2004; Ospina Muñoz, 2007). Además, el principal inconveniente en la actualidad es la escasez de esos resultados, pues, en su mayoría, las escalas utilizadas provienen de países de habla inglesa, lo que hace necesario realizar las adaptaciones lingüísticas respectivas a la población meta (Sánchez y Echeverry, 2004).
Los procesos de validación deberán estar sustentados en etapas que posibiliten:
a) traducción del instrumento original al idioma meta; b) comparación de las traducciones realizadas; c) análisis de las traducciones por grupo de especialistas y no especialistas e inversión de la traducción (idioma de interés a idioma original); d) comparación de la traducción de ambas escalas; e) prueba piloto de la primera versión en grupo meta; f) prueba psicométrica preliminar y completa de la versión inicial traducida en una muestra de la población meta (Arafat et al., 2016; Sousa y Rojjanasrirat, 2011).
Considerando la importancia de contar con instrumentos validados que permitan la valoración del nivel de resiliencia, se establece como objetivo analizar las propiedades psicométricas de la escala de resiliencia de Wagnild y Young, versión argentina, en un grupo de personas adultas mayores costarricenses.
Metodología
Participantes
Se contó con dos muestras de personas adultas mayores de ambos sexos (tabla 1). La muestra del estudio piloto estuvo conformada por un grupo de la Asociación de Educadores Pensionados (ADEP) y la del estudio principal fue parte del Programa Integral de la Persona Adulta Mayor en la Región de Occidente (PIPAMRO), de la Universidad de Costa Rica (UCR).
n | Hombres | Mujeres | Edad(±DE) | |
Piloto ADEP | 40 | 9 | 31 | 69.38 (± 2.71) |
Validación PIPAMRO | 100 | 20 | 80 | 69.31 (± 3.08) |
Fuente: Elaboración propia.
La selección de la muestra se efectuó por conveniencia, se incluyeron aquellas personas adultas mayores que tenían una capacidad cognitiva catalogada como funcional, que asistieron mensualmente a las asambleas de ADEP (grupo piloto) y al menos una vez por semana a las instalaciones de PIPAMRO (grupo de validación).
Como criterios de exclusión no se incluyeron personas adultas mayores con pérdida auditiva, pues podrían haber tenido problemas en seguir las instrucciones. Tampoco se consideró a quienes estaban pasando por alguna pérdida o situación traumática desde tres meses antes de iniciar el estudio. Ninguna de las personas participantes fue separada del estudio por problemas cognitivos.
Instrumentos y Materiales
La capacidad funcional cognitiva fue evaluada con el Mini-Mental State Examination, en su versión en español; su aplicación dura entre 7 y 10 minutos; tiene un rango de puntuación de 0 a 30 puntos; si la puntuación es menor a 24, es probable que se presente un deterioro cognitivo (Carnero-Pardo, 2014).
Por sus características idiomáticas y culturales, se utilizó la escala de resiliencia de Wagnild y Young, versión argentina. Dicha escala se validó en un rango de edad entre los 18 y los 70 años, contiene 25 ítems de tipo Likert, donde 1 = totalmente en desacuerdo, 3 = neutral y 7 = totalmente de acuerdo. El puntaje total se obtiene por la suma de los puntajes de la escala y los valores teóricos van desde 25 a 175; de este modo, valores mayores a 147 indican una capacidad de resiliencia más alta, entre 121 y 146, resiliencia moderada y valores por debajo de 121, escasa resiliencia (Rodríguez et al., 2009). Asimismo, se cuenta con tres dimensiones, a saber: a) capacidad de autoeficacia; b) capacidad de propósito y sentido de vida; y c) evitación cognitiva. Su consistencia interna por alfa de Cronbach fue 0.72 en el nivel global, mientras que la consistencia interna por alfa de Cronbach para el factor de capacidad de autoeficacia fue 0.73; para la capacidad de propósito y sentido de vida fue 0.60 y para la evitación cognitiva, 0.50 (Rodríguez et al., 2009).
La escala de resiliencia de Wagnild y Young ha sido validada en Perú, Portugal y Colombia en población que oscila entre los 18 y 70 años, desde personas estudiantes universitarias hasta personas adultas mayores (Cieza-Guevara y Palomino-Ccoillo, 2020; Felgueiras et al., 2010; Mahecha Duarte, 2020).
Procedimiento
Se contó con la aprobación del Comité Ético Científico de la Universidad Nacional (UNA-CECUNA-2017-P017, acuerdo firme N° 33-2017). Asimismo, se inscribió ante el Consejo Nacional de Investigación Superior (CONIS), mediante recibo N° 23177. Por último, se tramitó, respectivamente, ante ADEP (Asociación de Educadores Pensionados) y PIPAMRO (Programa Integral de la Persona Adulta Mayor en la Región de Occidente), los permisos respectivos para poder realizar la investigación.
Para el estudio piloto, se formó un equipo de dos especialistas en movimiento humano y dos en filología, con el fin de analizar los ítems de la escala. En este proceso, se realizaron reuniones, con el afán de examinar y consensuar las decisiones en cuanto a las modificaciones idiomáticas necesarias para una mejor comprensión del instrumento. Fue necesario efectuar adaptaciones filológicas en 10 ítems de la escala versión argentina. Además, se solicitó cambiar el tamaño y tipo de letra, para facilitar la lectura a las personas adultas mayores.
Posteriormente, se visitaron los lugares seleccionados y se les explicó a las personas participantes los objetivos del estudio piloto; una vez hecho esto, se coordinó una fecha para obtener los consentimientos informados respectivos y aplicarles la escala. Se determinó que la escala con las variantes hechas se comprendió sin ningún problema. Los datos de este grupo solo se utilizaron para hacer el análisis respectivo y adaptar el idioma según la cultura, con el propósito de favorecer la comprensión del instrumento.
Seguidamente, se visitó al segundo grupo, se le explicó el objetivo del estudio, se obtuvo el consentimiento informado de las personas adultas mayores que aceptaron participar y se fijó la fecha para aplicarles la escala. La investigadora principal estuvo presente mientras llenaban los cuestionarios, para atender cualquier consulta.
Análisis estadístico
Se utilizó el software SPSS versión 23.0 para todos los análisis estadísticos.
Con miras a analizar la consistencia interna, se aplicó, específicamente, la adecuación de la muestra mediante el estadístico de Kaiser-Meyer-Olkin (KMO) y, posteriormente, la prueba de esfericidad de Bartlett, para determinar si las variables presentaban una distribución normal que posibilitara el análisis factorial. Después, se procedió a la extracción de factores con el método de componentes principales, junto a las respectivas saturaciones factoriales y el total de varianza explicada.
Del mismo modo, se obtuvo el screen plot para el análisis visual de los factores obtenidos y el método de rotación con Varimax para aproximar la solución factorial. Por último, se realizó la discriminación de ítems y se calculó la consistencia interna de las subescalas mediante el coeficiente alfa de Cronbach.
Resultados
Los resultados se dividen en dos fases: la primera es el estudio piloto y la segunda, la validación del instrumento.
En el estudio piloto, dados los análisis por juicio de personas expertas, se realizaron adaptaciones idiomáticas al entorno costarricense en los ítems 3, 4, 5, 6. 9, 11, 12, 15, 16 y 20. De este modo, la aplicación de la escala de resiliencia con las adaptaciones incorporadas no generó problemas en su comprensión y se adecuó a las características de la muestra.
Para evaluar la estructura interna de la escala de resiliencia, se valoró la adecuación muestral a partir del índice KMO, la cual fue 0.72. La prueba de esfericidad de Bartlett determinó que las variables mostraron una distribución normal para realizar el análisis factorial (p < 0.001).
A su vez, por medio del método de componentes principales, se detectó dos factores principales nombrados: a) “capacidad de autoeficacia”, b) “capacidad de propósito y sentido de vida”.
Se observó que el 39.40 % de la variabilidad total es explicada por los dos factores (tabla 2), una dimensión menos que la propuesta por la escala de resiliencia de Wagnild y Young versión argentina (Rodríguez et al., 2009).
Factor 1 | Factor 2 | |
---|---|---|
Autovalores | 4.633 | 3.643 |
% de varianza | 22.060 | 17.347 |
% de varianza acumulada | 22.060 | 39.407 |
Para analizar con mayor profundidad las relaciones entre los factores nombrados a) “capacidad de autoeficacia” y b) “capacidad de propósito y sentido de vida”, se procedió a obtener un modelo a partir del estudio de las correlaciones entre las variables (ver tabla 3).
Ítems | Factor 1 | Factor 2 | |
---|---|---|---|
2. | Usualmente manejo los problemas de distintos modos | 0.421 | |
3. | Soy capaz de resolver los asuntos por mí mismo, sin depender de los demás | 0.651 | |
6. | Siento orgullo de haber alcanzado logros en mi vida | 0.497 | |
7. | Acostumbro a tomar las cosas sin mucha preocupación | 0.559 | |
8. | Soy amigable conmigo mismo | 0.356 | |
9. | Siento que puedo manejar varias situaciones a la vez | 0.444 | |
10. | Soy decidido | 0.614 | |
11. | Rara vez me pregunto sobre el objetivo de las metas | 0.312 ⸸ | |
12. | Resuelvo las situaciones de una en una | 0.287 ⸸ | |
13. | He podido atravesar situaciones difíciles, porque he experimentado dificultades antes | 0.663 | |
14. | Soy auto-disciplinado | 0.495 | |
15. | Mantengo interés en aquellos aspectos importantes para mí | 0.601 | |
16. | Usualmente encuentro aspectos de los cuales reírme | 0.344 ⸸ | |
17. | La confianza en mí mismo me permite pasar los tiempos difíciles | 0.697 | |
18. | En una emergencia, soy alguien en quien las personas pueden confiar | 0.612 | |
23. | Cuando estoy en una situación difícil generalmente encuentro una salida | 0.520 | |
24. | Generalmente tengo energía para hacer aquello que tengo que hacer | 0.560 | |
1. | Cuando hago planes los llevo a cabo hasta el final | 0.615 | |
4. | Mantengo el interés en aquellos aspectos importantes para mí | 0.601 | |
5. | Me desempeño por mí mismo en caso de ser necesario | 0.796 | |
19. | Usualmente puedo ver una situación desde varios puntos de vista | 0.475 | |
20. | A veces resuelvo las situaciones de manera forzada | 0.299 ⸸ | |
21. | Mi vida tiene sentido | 0.858 | |
22. | No insisto en cosas en las que no puedo hacer nada al respecto | 0.577 | |
25. | Me siento cómodo si hay gente que no me agrada | 0.452 | |
α Factor | 0.81 | 0.74 | |
α Total | 0.84 |
Nota: Los ítems marcados con el símbolo ⸸ fueron eliminados de la escala, debido a las cargas factoriales menores a 0.35.
En la tabla anterior se muestra, mediante la matriz de componentes rotados, las cargas factoriales asignadas para cada ítem y su clasificación en los dos factores obtenidos.
Se consideraron las correlaciones entre un ítem y un factor, a partir de 0.35, así que se eliminaron los siguientes ítems: 11, 12, 16 y 20. De este modo, la escala de resiliencia para un grupo de personas adultas mayores costarricenses quedó con 21 ítems distribuidos en dos factores.
Discusión
La realización del estudio piloto para la versión costarricense mostró la importancia de este proceso a la hora de aplicar distintos ajustes, en este caso, lingüísticos. El análisis de las personas expertas evidenció que fue necesaria la modificación de los ítems 3, 4, 5, 6, 9, 11, 12, 15, 16 y 20. Se han realizado adaptaciones transculturales con cambios hasta en 11 ítems (Sepúlveda et al., 2013).
La muestra del estudio principal fue 100 personas, el cual se considera un buen número muestral para la aplicación de estadística inferencial (Hernández Sampieri et al., 2014).
En esta investigación, se observó que los análisis efectuados inicialmente (KMO y Bartlett) revelaron que los pasos iniciales de comprobación se mantuvieron en los cánones establecidos (Brown y Onsman, 2010; Suárez, 2007).
Con respecto a los porcentajes de varianza total explicada, se consideran adecuados los valores sobre un 30 %. Dos fueron los factores que sumaron un 39.40 % de la variabilidad total, a saber: a) capacidad de autoeficacia (22.06 %) y b) capacidad de propósito y sentido de vida (17.34 %); estos resultan bastante promisorios para evaluar la resiliencia (Campo-Arias et al., 2012).
Para la interpretación de los factores, se utilizó el método Varimax, indagando la carga factorial de los ítems en cada factor; este método es el más frecuentemente empleado a la hora de simplificar la interpretación de los factores (Rodríguez Gonçalves y Ribeiro Cerejo, 2020) y fue diseñado para la maximización de la varianza de estos. En la presente validación, quedaron dos factores y 21 ítems, mientras que para el caso de la escala argentina hubo representación de tres factores y 21 ítems en la versión final (Rodríguez et al., 2009), lo que muestra la importancia de validar y adecuar cada instrumento a las características de la población y del contexto en el cual se va a aplicar.
Para la interpretación de las dimensiones subyacentes, se consideraron aquellos ítems con una carga factorial con saturación superior a 0.35, evitando la retención de ítems complejos y cargas factoriales insatisfactorias (Pérez y Medrano, 2010); por eso, los ítems, 11, 12, 16 y 20 fueron eliminados de la escala.
Finalmente, el total representado de la consistencia interna de todo el instrumento fue 0.84 para los 21 ítems; en el caso del factor “capacidad de autoeficacia”, 0.81 y para el factor “capacidad de propósito y sentido de vida”, 0.74. Los valores encontrados se asemejan a la Adaptación de la “Escala de Resiliencia” para el adulto portugués (Ng Deep y Leal, 2012) y superan los coeficientes alfa de Cronbach encontrados en la validez de la escala de resiliencia de Connor-Davidson (CD-RISC), en una población de mayores entre 60 y 75 años (Serrano-Parra et al., 2012). Ello muestra que esta escala presenta una alta fiabilidad para el grupo costarricense de personas adultas mayores, estudiado entre los 65 y los 75 años.
El análisis de las propiedades psicométricas de la escala de resiliencia de Wagnild y Young, versión argentina, en un grupo de personas adultas mayores costarricenses, mostró niveles de confiabilidad y validez adecuados para ser aplicado en otros grupos con similares características. Ello lo convierte en un instrumento útil para disciplinas como las ciencias del movimiento humano, valorando los niveles de resiliencia desde una óptica integral e interdisciplinaria.
Para futuras investigaciones, es conveniente que la muestra de la población adulta mayor sea más amplia, tanto en el estudio piloto como en el de validación, en aras de validarlo en el nivel nacional, en una población más amplia, con características distintas a las de la muestra de estudio. Aplica la sugerencia para el estudio principal o muestra de validación, pues esto podría mejorar el análisis factorial y permitiría corroborar si los factores que tuvieron niveles menores a 0.30 o 0.35 pueden permanecer en el cuestionario.
Se recomienda incluir en próximos estudios de validación la investigación cualitativa, a partir de entrevistas y grupos focales, para construir nuevos instrumentos que midan resiliencia y con el objetivo de que se incluyan otros factores de medición para este constructo.
Como parte de las reflexiones, se hace importante resaltar las ciencias del movimiento humano como un eje transversal en la resiliencia, el cual tiene un gran aporte desde su ámbito de acción. El cuerpo, la mente y el espíritu deben ser vinculados para el bienestar integral de una persona, por lo que dicha disciplina tiene un gran peso en este constructo tan amplio; logra impacto en mejores estados de ánimo y en la percepción de bienestar; aumenta valores como el respeto, el autocuidado, la empatía, el altruismo, la autonomía, la flexibilidad, el afrontamiento activo, el autoconocimiento.
Igualmente, esta rama por mucho tiempo se ha acogido, principalmente, desde la psicología, por lo que es un gran momento para ampliar las investigaciones desde un:
Financiamiento: La presente investigación no ha recibido ayudas específicas provenientes de agencias del sector público, del sector comercial o de entidades sin ánimo
Declaración de contribución por autoría: María Auxiliadora Vargas Villalobos, conceptualización, revisión de literatura, metodología, análisis de resultados, discusión, redacción y preparación del borrador original. Braulio Sánchez Ureña, metodología, análisis de resultados, discusión y revisión del borrador original. Christian Azofeifa Mora, revisión de literatura, metodología, análisis de resultados, discusión y revisión del borrador original. Luis Solano Mora, revisión de literatura, metodología, análisis de resultados, discusión y revisión del borrador original. Cecilia Enith Romero Barquero, metodología, análisis de discusión y revisión del borrador original.