Introducción
La palabra discapacidad es un término genérico que abarca las deficiencias, limitaciones de la actividad y restricciones en la participación, de acuerdo con la Clasificación Internacional de la Discapacidad y la Salud (CIF) (Organización Mundial de la Salud, 2001).
Las carencias de accesibilidad de la población con discapacidad contribuyen a adquirir enfermedades crónicas, debido a la falta de oportunidades y a la poca participación en los programas de actividad física. En este sentido, existe evidencia que demuestra que las personas con discapacidad son físicamente menos activas que quienes no presentan discapacidad (Einarsson et al., 2015; Jung et al., 2016).
La actividad física se ha relacionado con mejoras cardiorrespiratorias, músculo esqueléticas y metabólicas (Fiuza et al., 2013), el estado físico general, reducción de lesiones, disminución en el dolor (Pérez et al., 2017) y, además, con el impacto positivo en la composición corporal y la funcionalidad física (García y Ovejero, 2017). También, se ha encontrado que la práctica regular de actividad física reduce el riesgo cardiovascular (Janssen y LeBlanc, 2010) disminuye la posibilidad de padecer diversos tipos de cáncer (James et al., 2017) y mejora la salud mental, la presión arterial, la densidad ósea y el síndrome metabólico (Mckinney et al., 2016; Schuch et al., 2016). En suma, el realizar actividad física en personas con discapacidad genera beneficios tanto en el nivel individual como social, mejoras en el estado emocional, autoestima, autocontrol, autoconfianza, identidad, autoconcepto positivo, interacción social, aprendizaje en equipo, resolución de problemas y control de impulsos (Muñoz et al., 2017). El American College of Sports Medicine (2018) señaló que investigadores, referentes mundiales en medicina del deporte y salud, recomiendan que los adultos realicen al menos 150 minutos de actividad física moderada o 75 minutos de actividad vigorosa semanal para mantener la salud.
El sedentarismo en las personas con discapacidad provoca el deterioro de componentes importantes de la condición física, como la capacidad cardiovascular, la fuerza muscular, la coordinación y el equilibrio, lo cual limita su participación en actividades recreativas y deportivas, así como aumenta el riesgo de desarrollar otros factores de peligro para la salud (Fraghala-Pinkham et al., 2008). La inclusión en programas de ejercicio físico depende de elementos ambientales, biológicos y sociales, y la interacción de estos puede restringir la intervención de las personas con discapacidad (Bauman et al., 2012). Uno de los aspectos más importantes de la prescripción del ejercicio es el tipo de actividad que se realice, ya que algunos programas pueden condicionar o excluir a las personas con discapacidad. Fraghala-Pinkham et al. (2008) indicaron que los niños con discapacidad pueden mejorar su resistencia cardiorrespiratoria después de un programa de ejercicios aeróbicos acuáticos, con una relación 1 a 1 y estableciendo metas específicas para mejorar las frecuencias cardíacas. Esta práctica reafirma que las actividades que ofrecidas a las personas con discapacidad deben ser variadas, disponibles y adaptables tanto a las necesidades como a las capacidades de los participantes.
Existe evidencia que indica que los programas de ejercicio en el ambiente acuático mejoran los componentes de la aptitud física y la calidad de vida en las personas con discapacidad (Gorter y Currie, 2011; Shahmohammadi et al., 2017). Además, el ejercicio acuático proporciona un ambiente motivante y divertido en el cual las personas con discapacidad intelectual pueden realizar actividades deportivas y recreativas de manera accesible (Yilmaz et al., 2009). Adicionalmente, el agua posee propiedades que proveen estímulos beneficiosos para el organismo, brinda seguridad, mayor resistencia al movimiento y disminuye el peso corporal (Becker, 2009; Güeita et al., 2015).
Aunque se ha demostrado que el ejercicio acuático es ventajoso para las personas con discapacidad, no existe suficiente evidencia que clarifique el efecto que tiene en los componentes de la aptitud física y la calidad de vida en personas con discapacidad intelectual (DI). Por lo tanto, el objetivo del presente estudio fue conocer las consecuencias del ejercicio acuático sobre las cualidades físicas y la calidad de vida en personas con DI.
Metodología
Diseño y estrategia de búsqueda
Se diseñó una revisión sistemática en la que se buscó literatura científica en las bases de datos Sport Discus, Science Direct, Scopus y PubMed. Se utilizaron combinaciones derivadas de las siguientes palabras claves (keywords): intellectual disability, mental retardation, water exercise, aquatic training, hydrotherapy, swimming y aquatics exercise. No existió límite en el año de publicación de estudios y únicamente se eligieron trabajos en idioma inglés. Las frases booleanas utilizadas fueron “AND y OR”.
Fuentes de información
Se seleccionaron estudios experimentales publicados en idioma inglés, en los cuales se investigó el efecto del ejercicio en el medio acuático, en las personas con DI. Se incluyeron los trabajos que cumplían con los siguientes criterios de inclusión: a) mostrar claramente el tipo de ejercicio, b) señalar los componentes de la carga de entrenamiento, c) indicar el tipo de discapacidad y d) la duración de la intervención debía ser mayor a 4 semanas. Los artículos fueron excluidos si presentaban alguna de las siguientes condiciones: a) la intervención principal no fue clara, b) no estudiaban a personas con DI, c) mostraban incongruencias en los datos, d) la intervención fue menor a 4 semanas, e) el estudio fue publicado en otro idioma que no fuera inglés y f) revisiones sistemáticas o metaanálisis.
Recolección de datos
2 revisores independientes seleccionaron los estudios potenciales, tras leer los títulos y resúmenes. Posteriormente, se leyeron los textos completos de los trabajos preseleccionados, para su inclusión o exclusión. Las discrepancias fueron discutidas y resueltas por consenso.
Extracción de datos
Los investigadores revisaron y extrajeron los siguientes datos de cada indagación: a) nombre del autor, b) país, c) año, d) características de la intervención (intensidad, frecuencia, duración, tipo de ejercicio), e) características de la población de estudio (cantidad, edad, coeficiente intelectual, origen de la discapacidad, nivel de discapacidad), f) componentes de la aptitud física evaluados y g) tests utilizados para medir la variable dependiente.
Evaluación de la calidad metodológica
Para determinar la calidad metodológica, se utilizó la herramienta “quality assessment tool for before-after (pre-post) studies with no control group” (National Institutes of Health, 2019). Este instrumento ha sido empleado en revisiones sistemáticas que evalúan los efectos del ejercicio en personas con DI (Bouzas et al., 2018) e incluye 12 enunciados, los cuales deben ser respondidos de forma cerrada (sí o no). Los investigadores deben determinar, con base en los ítems, el grado de riesgo de sesgo y calificar la calidad de los estudios en buenos, razonables o pobres.
Resultados
En el proceso de revisión sistemática, se incluyeron 5 investigaciones recientes (2009 al 2018) (figura 1). Los estudios se desarrollaron en España, Canadá, Estados Unidos y Turquía. 2 estudios evaluaron a niños y adolescentes (edad = 13.1 ± 3.4 años; n = 24) (Casey et al., 2010; Yilmaz et al., 2009), mientras que 3 analizaron a adultos (edad = 38.5 ± 10.2 años; n = 44) (Ayán et al., 2018; Casey et al., 2012; Hakim et al., 2017). El nivel de discapacidad intelectual fue reportado en los estudios que examinaron adultos y se reporta como leve (n = 3), moderada (n = 12) y severa (n = 5).
Con respecto al origen de la discapacidad intelectual, se observó que solo 2 estudios lo indicaban; uno de ellos, con niños (Casey et al., 2010), se distribuyó de la siguiente forma: síndrome de Down (n = 3), autismo (1) y síndrome desconocido (n = 4); en el otro, que evaluó adultos (Casey et al., 2012), participaron personas con síndrome de Down (n = 5) y síndrome desconocido (n = 3).
Tal como se muestra en la tabla, 1 se reportaron 4 estudios con buena calidad y únicamente 1 de calidad deficiente. Todos los trabajos son comparaciones de medidas repetidas en las que se evaluó a un grupo en 2 ocasiones distintas (pre versus post) (tabla 2).
Estudios | 1 | 2 | 3 | 4 | 5 6 | 7 | 8 | 9 | 10 | 11 | 12 | Calidad |
Ayán et al., 2018 | s | s | s | s | NS S | NA | s | s | N | NA | Bueno | |
Casey et al., 2010 | s | s | N | ND | NS S | NA | s | s | N | s | Bueno | |
Casey et al., 2012 | s | s | N NI | NS | S | NA | s | s | N | s | Bueno | |
Hakirn et al., 2017 | s | s | N NI | NS | S | NA | s | s | N | s | Bueno | |
Yilrnaz et al. 2009 | s | s | N NI | NS | N | NA | NI | s | N | NA | Deficiente |
Nota. Abreviaturas: S = sí, N = no, NI = no se indica, ND = no se puede determinar, NA = no aplica, M = moderado.
Ítems: (1) objetivo claramente establecido, (2) criterio de elegibilidad claramente establecido, (3) participantes del estudio representan la población de interés, (4) todos los participantes que cumplieron los requisitos fueron incluidos en el estudio, (5) el tamaño de la muestra es suficiente, (6) la intervención se define claramente, (7) las mediciones fueron claramente descritas, validadas y confiables, (8) cegamiento de los evaluadores, (9) pérdida de los participantes durante la intervención, (10) análisis estadístico, (11) múltiples evaluaciones antes y después de la intervención, (12) uso de los datos individuales para intervenciones de grupo.
Autor/año | Diseño del estudio y participantes | Intervención | Medida ele los resultados | Resultados |
Ayán et al. (2018) | Estudio no aleatorizado | Programa de entrenamiento de natación | (Batería de pruebas ALPHA) | No se encontraron diferencias significativas en ningún componente de la aptitud física después de la intervención. |
País: España | Duración: 12 semanas | Resistencia cardiovascular: Test de ida y vuelta 20 metros | ||
Edad: 37.1 ± 7.2 años | Frecuencia: 2 veces por semana | Fuerza: Test de prensión manual y test de salto amplio | ||
Muestra 14 (7 H/7 M) | Intensidad: Media-alta (progresiva) en calentamiento | Agilidad: Test Shuttle y test 4x10 m | ||
CI: 31.3 ± 1.3 | Parte principal alta | Composición corporal: IMC | ||
Nivel de discapacidad: | Volumen: 45 minutos | Circunferencia de cintura | ||
Moderada (7) Severa (7) | 15 minutos: calentamiento | Pliegues cutáneos de los músculos tríceps y ibescapular | ||
Casey et al. (2010) | Estudio no aleatorizado | Ejercicio acuático (natación) | Composición corporal: Absorciometría de rayos X de energía DUAL (DEXA) | El porcentaje de grasa aumento significativamente despues de la intervención |
País: N.I | Duración: 12 semanas | |||
Edad: 13.1 ± 3.4 años | Frecuencia: 3 días semanales | |||
Muestra 8 (6 H/2 M) | Intensidad: 60-80 % de la FCmáx teórica | |||
CI: N.I | Volumen: 60 minutos | |||
Nivel de discapacidad: N | 15 minutos: calentamiento | |||
30 minutos palte principal | ||||
Casey, et al. (2012) | Estudio no aleatorizado | Ejercicio acuático (jogging) | Composición corporal: | No se encontraron diferencias estadísticamente significativas en el porcentaje de grasa. |
País: Canadá | Duración: 12 semanas | DEXA | ||
Edad: 41 ± 13.9 años Muestra 8 (6 H/2 M) | Frecuencia: 3 días semanales | IMC | ||
CI: N.I | Intensidad: 60-80 % de la FCM teórica | Porcentaje de grasa | ||
Nivel de discapacidad: 3 | Volumen: Progresión de 25 a 35 minutos parte principal | |||
Leve/5 Moderado | Calentamiento 10 minutos | |||
Vuelta a la calma 10 minutos | ||||
Restricción calórica de 3500 cal por semana | ||||
Hakim et al. (2012) | Estudio experimental de medidas repetidas | Ejercicio acuático ( cardiovascular + fuerza) | Resistencia cardiovascular: Caminata de 6 minutos modificada | Se encontraron diferencias significativas en la distancia alcanzada en la caminata de 6 minutos, el test de la silla de 30 segundos y la plancha estática |
País: Estados Unidos | Duración: 8 semanas | Velocidad de la marcha: Caminata de 10 m | ||
Edad: 37.4 ± 9.5 años | Frecuencia: 2 días semanales | Balance/movilidad: Test Time Up and GO | ||
Muestra: 22 (13 H/9 M) | Intensidad: N.I | Fuerza: Test de la silla 30 segundos | ||
C.I: N.I | Volumen: 45-60 minutos | Resistencia del CORE: plancha estatica | ||
Nivel de discapacidad: N.I | Fuerza: 2 series de 10 repeticiones en cada ejercicio | |||
Cardiovascular: 30 segundos por ejercicio progresando a 2 serie | ||||
Yilmaz et al. (2009) | Estudio experimental de medidas repetidas. | Ejercicios acuáticos y natación (fuerza y resistencia cardiovascular) | Velocidad: Test de 22.9 m | Ambos grupos mejoraron (p < 0,05) en todas las variables estudiadas. |
País: Turquía | Duración: 10 semanas | Fuerza y resistencia de extremidades superiores: Test de resistencia colgado en barra | ||
Edad: | Frecuencia: 2 veces por semana | Fuerza y resistencia en extremidades inferiores: Test de levantamiento de piernas | ||
G 1 (entrenamiento): 12.2 ± 0.5 años | Intensidad: N.I | Agilidad: Empujes en cuclillas durante 20 s | ||
G2 (educación): 14.7 ± 0.5 años | Volumen: 40 minutos | Balance: Test de balance estático | ||
Muestra: GI: 9 | Resistencia cardiovascular: Caminata de 274 m | |||
G2: 7 | ||||
C.I: | ||||
G 1: 36.9 ± 1.3 | ||||
G2: 55.6 ± 2.2 | ||||
Nivel de discapacidad: N.I |
Nota. N.I = no indica; M = mujeres; H = hombres; C.I = coeficiente intelectual; G1 = grupo 1; G2 = grupo 2. Elaboración propia.
Discusión
El objetivo del estudio fue realizar una revisión sistemática de literatura para conocer los efectos del ejercicio en el medio acuático sobre la aptitud física en personas con DI; se seleccionaron y analizaron un total de 5 trabajos. De manera general, se encontró que existen pocas investigaciones sobre este tema y hay escasez de ensayos controlados y aleatorizados que brinden evidencia de mayor calidad sobre los efectos del ejercicio acuático en la DI.
Los estudios que implementaron ejercicio acuático en niños o adultos con DI no determinaron mejoras en la composición corporal, específicamente en el porcentaje de grasa; sin embargo, reportaron beneficios en las cualidades físicas como la resistencia cardiovascular, fuerza, resistencia muscular, balance y agilidad. La falta de efectividad de las intervenciones en la modificación de la composición corporal puede deberse a que el ejercicio físico por sí solo no es suficiente para lograr cambios en aspectos como el peso y el porcentaje de grasa, ya que es necesario que sea acompañado de una intervención nutricional controlada e individualizada (Cuadri et al., 2018). En ese aspecto, únicamente en el estudio de Casey et al. (2012), se implementó una intervención de educación nutricional, pero no se pudo controlar la ingesta de alimentos de los participantes de manera permanente.
Un programa intensivo de terapia acuática programado de alta frecuencia (5 veces a la semana) disminuyen los niveles de dolor en la espalda baja y la discapacidad, incrementando la calidad de vida y mejorando la composición corporal y aptitud relacionada en adultos sedentarios con dolor de la espalda baja crónicos (Baena et al, 2014; Cantarero-Villanueva et al., 2013, Waller et al., 2009). La terapia acuática ha demostrado tener beneficios psicológicos incluyendo aumentos en la imagen corporal (Smith & Michel, 2006), disminución de la depresión (Benedict & Freedman, 1993)
Las propiedades hidrodinámicas del agua como la flotación, la densidad relativa, la resistencia, la viscosidad, la turbulencia y la presión hidrostática son beneficiosas (Nissim & Sanduka, 2021) al igual para reducir el dolor (Kamioka et al., 2010 y Mooventhan & Nivethitha, 2014), en fibriomialgia (Assis et al., 2006) y esclerosis múltiple (Castro-Sánchez et al., 2012). A nivel físico la terapia acuática mejora la fuerza (Kargarfard et al., 2012; Kelly y Darrah, 2005; Costa et al., 2016), incrementa la resistencia (Ruoti et al., 1994), mejoras en la condición física (Wang et al., 2007), prevención de la pérdida ósea y mejoras en la función pulmonar (Aguado et al., 2017; Declerck, 2013).
Otros estudios reportan que la terapia acuática contribuye a disminuir la depresión y la ansiedad (Benedict & Freedman, 1993 y Rogers et al., 2014), a mejorar la imagen corporal (Smith & Michel, 2006), los estados de ánimo (Assiss et al., 2006), así como la calidad de vida (Lia et al., 2014; Maniu et al. 2013), Además, Getz, et al (2007) refiere que la terapia acuática parece tener un efecto positivo sobre la aceptación social percibida y función social en niños con parálisis cerebral, según reporte de los cuidadores.
Los estudios incorporados en la revisión sistemática implementaron ejercicio aeróbico por medio de actividades como jogging, natación y ejercicios rítmicos. Además, el formato del entrenamiento fue por medio de circuitos y ejercicio continuo. Sin embargo, se debe mejorar el reporte de los detalles de las intervenciones del ejercicio (frecuencia, intensidad, duración, progresión).
Los test utilizados para evaluar la resistencia cardiovascular en los estudios analizados fueron de campo, como por ejemplo la caminata de seis minutos modificada, la prueba de 274 m (300 yardas) y el test de ida y vuelta en 20 m. En este sentido, los test de campo son muy utilizados para evaluar la capacidad cardiorrespiratoria; sin embargo, es de suma importancia conocer las implicaciones que tiene su aplicación y determinar si en realidad son válidas para la población con DI (Bofill, 2008).
La fuerza fue evaluada por tres estudios, mostrando mejoras significativas en miembros inferiores y superiores. En este sentido las intervenciones que combinan ejercicio de fuerza con resistencia aeróbica parecen ser efectivos para aumentar esta cualidad física. Los tests fueron válidos, a excepción de los utilizados en el estudio de Yilmaz et al. (2009), donde no se menciona la validez, ni la confiabilidad de estos. En este sentido, ninguno de los estudios especifica si se realizó un período de familiarización y aprendizaje de los test utilizados.
La resistencia muscular se evaluó en los estudios de Casey et al. (2010) y Yilmaz et al. (2009). En ambos se observaron resultados positivos después de la intervención. La resistencia muscular fue evaluada por medio de la plancha isométrica y el test de colgarse en una barra. La flexibilidad no fue evaluada en ninguna intervención, por lo que se deben realizar más investigaciones de esta cualidad física.
Conclusiones
Se requieren estudios con mayor rigor metodológico para comprobar el efecto del ejercicio en el medio acuático sobre los componentes de la aptitud física en personas con DI. Sin embargo, parece que intervenciones como la natación y el ejercicio combinado mejoran componentes de la actividad física, indicadores importantes de la salud y el desenvolvimiento en actividades diarias de personas con DI. Se recomienda realizar indagaciones en las que se midan todos los componentes de la aptitud física y motriz de personas con DI y en las cuales participen en programas de ejercicio estructurado