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Revista Costarricense de Cardiología
Print version ISSN 1409-4142
Rev. costarric. cardiol vol.3 n.3 San José Dec. 2001
Trabajo Original
Resumen.
Con el fin de estudiar las alteraciones en el metabolismo de los lípidos en diabéticos tipo 2 y medir el impacto del control glucémico sobre el perfil lipídico se seleccionaron 34 pacientes diabéticos, a quienes se les realizó una evalución clínica basal. Veinte de ellos fueron estudiados nuevamente seis meses después de una intervención nutricional. Al inicio, la glucemia fue 138.0 ± 43.7 y 136.7 ± 45.2 mg/dl, en hombres y mujeres, respectivamente (X ± DS). En hombres la concentración de los triglicéridos fue 357.9 ± 626.9, el colesterol LDL 119.0 ± 31.2 y el colesterol HDL 34.0 ± 10.8 mg/dl. En las mujeres, la concentración de triglicéridos fue 188.3 ± 31.0, el colesterol LDL 139.4 ± 46.0 y el colesterol HDL de 44.5 ± 7.9 mg/dl. Con intervención nutricional se redujo el consumo de grasa saturada de 22.9 ± 13.5 a 12.1 ± 5.5% (p < 0.03) y de grasas monoinsaturadas de 24.0 ± 13.9 a 13.6 ± 6.4 % (p < 0.04). Los pacientes redujeron 2 kilos, la glucemia en ayunas disminuyó de 148. 8 ± 43.5 a 125.2 ± 21.9 mg/dl (p < 0.06), la glucemia post prandial y la hemoglobina glucosilada se redujeron significativamente. El perfil lípídico bajó no significativamente, manteniendose el colesterol LDL mayor de 130 mg/dl en la mayoría de los pacientes. En conclusión la intervención nutricional mejora el control glucémico en diabéticos tipo 2 pero no produce cambios significativos en el perfil lipídico.
Palabras clave: Intervención Nutricional, Diabetes Mellitus tipo 2, Glucemia y Perfil Lipídico.
En el diabético ocurren alteraciones en el metabolismo de los lípidos que se manifiestan por elevaciones en la concentración de las lipoproteínas de baja densidad (VLDL), reducciones en la concentración en las lipoproteínas de alta densidad (HDL) y, elevaciones modestas, aunque en ocasiones marcadas, en la fracción de baja densidad (LDL). También ocurren cambios en la composición de las lipoproteínas características que pueden conferir mayor aterogenicidad a estas partículas (8-9).
Se ha considerado por muchos años que la dislipidemia del diabético puede controlarse al lograr un estado metabólico adecuado. Sin embargo, en la práctica clínica ésto se observa infrecuentemente. Este reporte tuvo como objetivos analizar el perfil lipídico en un grupo de diabéticos tipo 2 y medir el impacto del control glucémico sobre el perfil lipídico, empleando una intervención nutricional estricta.
El apego al tratamiento dietético fue evaluado periodicamente durante el período de estudio. Se realizaron ajustes en la terapia hipoglucemiante de acuerdo con el cambio en el perfil glucémico.
La mayoría de los diabéticos estaban obesos y predominaba en ellos la deposición de grasa a nivel abdominal (Cuadro 1). En el cuadro 2 se muestra el perfil glucémico y lipídico de todos los pacientes. La glucemia promedio fue similar en ambos grupos. En hombres se observó un patrón típico de la dislipidemia del diabético con triglicéridos elevados y colesterol HDL reducido. En ellos la concentración promedio de los triglicéridos fue de 357.9 ± 626.9 mg/dl y la concentración de colesterol LDL de 119.0 ± 31.2 mg/dl. El colesterol HDL promedio fue de 34.0 ± 10.8 mg/dl, en once de ellos (73%) los niveles del colesterol HDL eran menores de 40 mg/dl. En las mujeres la concentración promedio de los triglicéridos fue de 188.3 ± 31.0 mg/dl y el colesterol LDL fue de 139.4 ± 46.0. El colesterol HDL promedio en las mujeres fue de 44.5 ± 7.9 mg/dl y, solo en 4 de ellas el nivel fue menor de 40 mg/dl. Como se ilustra en la figura 1, cuatro hombres y once mujeres tenían el colesterol LDL superior a 130 mg/dl, tres mujeres y cuatro hombres el colesterol LDL estaba entre 101 y 129 mg/dl y 6 diabéticos (3 hombres y 3 mujeres, respectivamente) tenían cifras menores de 100 mg/dl. Tanto en hombres como mujeres el colesterol no-HDL estaba elevado, siendo su promedio en hombres y mujeres de 157.8 ± 29.6 y 164.6 ± 59.3 mg/dl, respectivamente.
A los pacientes que recibieron la intervención nutricional estricta se evaluaron nuevamente a los 6 meses. En ellos la ingesta calórica se redujo de 1543.1 ± 683.6 Kcal a 1298.1 ± 604 kcal, la grasa total de 30.3 ± 10 % a 26.3 ± 7.9 %. El consumo de grasa saturada bajó de 22.9 ± 13.5 a 12.1 ± 5.5% ( p < 0.03) y la de grasas monoinsaturadas de 24.0 ± 13.9 % a 13.6 ± 6.4 % (p < 0.04). El porcentaje de hidratos de carbono se mantuvo en 50% antes y después de la intervención nutricional. La ingesta de colesterol bajó de 251 mg a 223 mg diarios (p = ns). Los cambios en el peso, glucemia en ayunas y post prandial y de hemoglobina glucosilada se ilustran en el cuadro 3. En promedio los pacientes redujeron 2 kilos, la glucemia en ayunas se redujo de 148. 8 ± 43.5 a 125.2 ± 21.9 mg/dl (p < 0.06). La glucemia post prandial y la hemoglobina glucosilada se redujeron en 55 mg/dl y 2.1 %, respectivamente, siendo ambos cambios significativos. Globalmente el control glucémico mejoró y se redujo la dosis de hipoglucemiantes orales en algunos de ellos.
En la figura 2 se presentan los cambios en las concentraciones de lípidos y lipoproteínas despúes de la intervención nutricional; el perfil lipídico tendió a mejorar pero los cambios no fueron significativos. Para analizar mejor estos cambios, se estudió el número de pacientes con concentraciones de colesterol LDL menor de 100, entre 101 y 129 y mayores de 130 antes y después de la intervención nutricional como se observa en la figura 3. Con la intervención nutricional se redujo el número de pacientes con concentraciones de colesterol LDL mayores a 130 mg/dl de 12 a 8 y aumentó el número de pacientes con niveles menores de 129 y 100 mg/dl.
Perfil lipídico antes y después de la intervención nutricional en hombres (A) y mujeres (B).
La diabetes mellitus representa un problema de salud pública con amplias repercusiones para los sistemas de salud a nivel mundial. Se estima que su prevalencia está aumentando y la edad de diagnóstico ha bajado (15). Existe acuerdo que debido al elevado riesgo de complicaciones cardiovasculares, retinianas, neurológicas y renales de la diabetes mellitus tipo 2, el médico debe esforzarse por corregir la hiperglucemia y aquellas otras alteraciones como las dislipidemias y la hipertensión arterial, frecuentemente asociadas con la diabetes (16). Estas intervenciones deben acompañarse de modificaciones en el estilo de vida como el sedentarismo y el tabaquismo.
La intervención nutricional es un elemento clave en el manejo de la diabetes y generalmente representa la única forma de terapia en muchos pacientes recién diagnosticados. No obstante, el carácter progresivo de la diabetes (1), del efecto glucotóxico y la falta de apego al tratamiento dietético obligan al médico a introducir intervenciones farmacológicas con hipoglucemiantes orales o insulina para mantener la normoglucemia (17).
Los pacientes recibieron una intervención nutricional intensa que se reflejó en la disminución significativa en la ingesta de grasas saturadas y monoinsaturada. No se cambió el porcentaje de hidratos de carbono manteniéndose en un 50% del valor calórico total, pues de acuerdo con estudios previos se considera que para la población costarricense este porcentaje es adecuado (10).
El impacto de la intervención nutricional se reflejó en la pérdida de peso, que en promedio fue de dos kilos y la reducción en la glucemia tanto en ayunas como pos prandial y en la hemoglobina glucosilada. Este estudio confirma la importancia de la intervención nutricional y pérdida de peso para lograr un mejoramiento en el metabolismo glúsido. A algunos de estos pacientes se les realizó estudios de euglucemia e hiperglucemia sostenida (Clamp euglucémico y Clamp hiperglucémico) resultados que fueron reportados previamente (18) en el que se demostró una marcada resistencia a la insulina, la que fue parcialmente reversible con la intervención nutricional y pérdida de peso. Por lo tanto, se puede concluir que la intervención nutricional contribuyó a mejorar el control glucémico, a través de una reducción en la resistencia a la insulina.
El perfil lipídico encontrado en los pacientes mostró un patrón típico del diabético compensado, con elevaciones de los triglicéridos y reducciones en la concentración del colesterol HDL. Se encontró además que en la mitad de las mujeres el colesterol LDL era mayor de 130 mg/dl, valores que están lejos de la meta recomendada para esos pacientes (19). De acuerdo con las características clínicas y los análisis de laboratorio ningún paciente era portador de dislipidemias secundarias a disfunción tiroidea o renal, por lo que las alteraciones lipídicas vistas en estos pacientes pueden atribuirse a los factores dietéticos y a la presencia de enfermedades primarias del metabolismo lipídico.
Tradicionalmente se ha señalado que la corrección de la glucemia permite normalizar el perfil lipídico en el diabético con dislipidemia, recomendándose esperar entre tres a seis meses antes de introducir algún agente regulador del colesterol o triglicéridos (20-21). En este reporte se documentó cambios en la ingesta calórica, pérdida de peso y mejoramiento en el metabolismo glúsido y, a pesar de este mejoramiento, el cambio en el perfil de lípidos y lipoproteínas fue leve e insignificante (Figura 2). Hubo, sin embargo, reducciones en el número de pacientes con concentraciones de colesterol LDL superiores a 130 mg/dl lo que refleja el impacto de la intervención nutricional (Figura 3).
Cabe poner en contexto los hallazgos de este estudio con los reportes de grandes estudios clínicos controlados (22-25), en los que se ha demostrado que los descensos en la concentración del colesterol LDL, provocados por intervenciones farmacológicas se asocian con importantes reducciones en la morbilidad y mortalidad cardiovascular. Se concluye que los hallazgos de este estudio revelan que los diabéticos tipo 2 en control glucémico apropiado, mantienen un perfil de lípidos y lipoproteínas anormal y alertan al médico a tomar medidas farmacológicas tempranamente con el fin de disminuir riesgo atribuido por la dislipidemia en los diabéticos (7).
Referencias
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1. Endocrinólogo Hospital CIMA San José
2. Servicio de Nutrición Hospital San Juan de Dios, Caja Costarricense de Seguro Social.
3. Servicio de Endocrinogía, Hospital R.A. Calderón Guardia, Caja Costarricense de Seguro Social.
Correspodencia: Dr. José G. Jiménez Montero, (FACE), Merck Shrap & Dohme, Sucursal Centroamericana. Apartado 10135-1000