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Revista Costarricense de Salud Pública

Print version ISSN 1409-1429

Rev. costarric. salud pública vol.12 n.23 San José Dec. 2003

 

Factores socio culturales asociados al consumo de frutas
en una población adulta costarricense

                   
Sonia Guzmán Padilla 1      Marlene Roselló Araya 1


Palabras claves: Conocimientos, actitudes, beneficios, barreras, influencia familiar, autoeficacia, consumo de frutas.


Resumen

Objetivo: Describir la influencia de factores socioculturales sobre el consumo de frutas en una población adulta costarricense.

Metodología: Se entrevistaron 161 adultos de ambos sexos en sus hogares por medio de un cuestionario. Se realizó análisis descriptivo, medidas de asociación y regresión logística.

Resultados: Las personas que efectuaron cambios (actitudes), las que tuvieron buenos conocimientos, las que perciben beneficios con el consumo de frutas, las que se ven influenciadas por la familia y las que dicen estar muy seguros de poder hacer cambios (autoeficacia), consumen en promedio más fruta al día (0,9-1,2 porciones). De los factores socioculturales estudiados, únicamente la autoeficacia (OR 2,8; IC95% 1,1-7,5) se asoció significativamente con el adecuado patrón de consumo de frutas.

Conclusión: Se concluye que los factores socioculturales no influyen en el consumo de frutas, pero es necesario la realización de programas educativos que contribuyan a fomentar o aumentar la ingesta de frutas.

 

Introducción

Durante las últimas décadas, la evidencia científica señala que una dieta rica en frutas, contribuye a reducir el riesgo de padecer de cáncer y enfermedades cardiovasculares. Actualmente se recomienda que todos los individuos consuman diariamente una dieta balanceada y saludable que incluya todos los grupos de alimentos, entre ellos el consumo de al menos dos porciones de frutas al día.

Las frutas aportan vitaminas, minerales y fibra al organismo, además, se les atribuye propiedades antioxidantes por su contenido de carotenoides y vitamina C, puesto que éstos ayudan a eliminar el efecto dañino de los radicales libres y disminuir el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y degenerativas, y constituyen un efecto protector contra algunos tipos de cáncer (1 - 6).

No hay duda que la alimentación está condicionada por una serie de factores, que pueden crear en los individuos patrones de alimentación que perjudican la salud.

Estudios científicos han demostrado que éstos pueden incidir en los hábitos y costumbres alimentarias de los individuos y por ende contribuir a la presencia de enfermedades crónicas como hipertensión arterial, problemas cardiovasculares, obesidad y diabetes mellitus, entre otras (7-9).

Dentro de estos factores se pueden citar los socioculturales como los conocimientos, la influencia familiar, las motivaciones, la eficacia, la actitud, el apoyo social, la percepción tanto de barreras como beneficios. Así lo demuestra un estudio en Mérida, Yucatán, México, en 1996, donde se determinó que las principales influencias provienen, en primera instancia de la madre, de quien se aprendieron los hábitos de alimentación; en segundo término influyen los médicos, las instituciones y los expertos en salud, porque permiten el mejoramiento de la calidad de vida y la prevención de las enfermedades. En tercer lugar, se ubicaron los medios de comunicación que informan y aconsejan sobre alimentación, a los cuales les atribuyen experiencia y conocimiento (7).

Otro estudio demostró que entre 40 y 60% de las personas perciben beneficios para la salud al consumir frutas. En cuanto a barreras, 47% señaló que la disponibilidad de frutas y vegetales están relacionadas con el consumo, 34% con el precio, 25% con el tiempo de cosecha y 80% con el sabor de las frutas. De los factores culturales analizados, 30% consideró que los amigos y la familia influyen en el consumo de frutas y vegetales y 37% manifestó que el hábito lo adquirieron desde la niñez (10-11).

En Costa Rica se ha determinado, por medio de las diferentes encuestas nacionales de nutrición, que el consumo de frutas es bajo, sin embargo, hasta el momento no se ha investigado el motivo de este comportamiento, de aquí que el objetivo de este estudio fue describir la influencia que ejercen los factores socioculturales sobre el consumo de frutas en una población adulta costarricense.


Materiales y métodos

Se realizó un estudio transversal y descriptivo en hombres y mujeres mayores de 18 años de edad, residentes en una población costarricense, del cantón La Unión de la provincia de Cartago, durante el primer trimestre del 2000. Para obtener una muestra representativa se seleccionó una urbanización o caserío urbano- rural y en cada una de ellos se seleccionó por afinidad igual, bloques de diez viviendas. Los datos se recolectaron mediante la encuesta, a través de la entrevista directa estructurada, la cual se realizó en el hogar en horas de la tarde y los fines de semana.

Las personas por entrevistar en cada vivienda, se seleccionaron por medio de la hoja de ruta, obtenida al levantar un listado de todas las personas adultas que vivían en cada casa, de mayor a menor edad. Se seleccionó al azar en forma aleatoria un número de arranque, el cual correspondió al número dos, por lo tanto fueron entrevistadas las personas anotadas en los números marcados.

Para la recolección de los datos se diseñó un cuestionario basado en los instrumentos utilizados por Havas, et al (9-10) y Krebs-Smith, et al. (12), el cual fue validado previamente en un grupo de individuos de la misma comunidad con características semejantes a la muestra del estudio. El cuestionario incluyó variables socioeconómicas, socioculturales y de consumo de alimentos, categorizadas de la siguiente manera:

a. Características sociodemográficas: se incluyeron edad, sexo, estado civil, años de estudio, trabajo remunerado, ocupación, número de personas que habitan en la vivienda, número de miembros que trabajan, tenencia de vivienda e índice de artefactos, eléctricos, el cual se elaboró con la ponderación de cada uno de los artefactos, obteniendo un puntaje por medio de una suma de la tenencia de éstos13. Con las variables años de estudio, trabajo remunerado, ocupación e índice de artefactos, se elaboró el índice socioeconómico dividido en dos categorías: bajo y medio-alto.

b. Beneficios percibidos: Se realizaron seis preguntas para conocer si las personas consideraban que comiendo frutas se puede prevenir: 1. cáncer, 2. enfermedades del corazón, 3. diabetes, 4. problemas digestivos, 5. bajar el colesterol, 6. bajar de peso. Se midió por medio de una escala de 7 puntos, con dos categorías: sin beneficios (£ 3) y con beneficios (³ 4).

c. Conocimiento: para medir el grado de conocimiento se utilizaron cuatro preguntas, con tres opciones de respuesta (1. sí, 2. no, y 3. a veces), con las cuales se elaboró el índice, bueno (³ 6 puntos), regular (3-5 puntos) y malo (0-2 puntos): 1. ¿ Conoce si las frutas son beneficiosas para la salud? 2. ¿Se interesa por leer temas relacionados con salud? 3. ¿Se mantiene informada sobre el tema? y 4. ¿ Conoce la cantidad ideal de fruta que una persona debe consumir?

d. Actitudes: Se utilizaron cinco preguntas, con cuatro opciones de respuesta (1. sí, 2. no, 3. no, pero piensa hacerla y 4. ya lo hacía) para conocer si las personas hicieron cambios en los últimos seis meses referente a: 1. Comer más de tres frutas al día. 2. Tomar jugo o comer fruta al desayuno. 3. Consumir menos grasa. 4. Perder peso. 5. Hacer ejercicio más de tres veces por semana. Con ellas se elaboró la escala de 15 puntos, categorizada en: actitudes negativas (0-9 puntos) y actitudes positivas (³ de 10).

e. Barreras percibidas: Se utilizaron preguntas sobre: 1. La familia. 2. La época de invierno. 3. La disponibilidad. 4. El trabajo. 5. La preparación previa. 6. Estar fuera de la casa. 7. El sabor. 8. El costo. Las opciones de respuesta son: influían mucho, poco o nada en la decisión de las personas para comer frutas. Posteriormente, se elaboró una escala de 16 puntos (a mayor puntaje más barreras percibidas) y se categorizaron en: no percepción de barreras (< 12 puntos) y sí percepción de barreras (³ 12 puntos).

f. Importancia familiar: Se utilizaron tres preguntas para conocer qué tan importante es para el entrevistado que: 1. Su familia coma fruta diariamente. 2. Su familia coma fruta al desayuno. 3. Su familia coma tres o mas

frutas al día. El puntaje obtenido se clasificó en dos categorías: mucho (³ 3 puntos) y poco o nada importante (< 3 puntos).

g. Influencia familiar: Se utilizaron cuatro preguntas: 1. ¿ Come fruta desde niño? 2. ¿Alguien lo animaba de niño a comer frutas? 3. ¿Si actualmente alguien lo anima? 4. ¿Si los padres acostumbran comer frutas? El puntaje obtenido se clasificó en dos categorías: poco o nada influyente (£ 3 puntos) y muy influyente ( ³ 4 puntos).

h. Autoeficacia: Se elaboraron nueve preguntas con el fin de conocer qué tan segura estaba la persona de: 1. Escoger una dieta saludable. 2. Comer fruta a diario. 3. Tomar jugo o comer fruta al desayuno. 4. Comer tres o más frutas al día. 5. Comer frutas aunque no tenga tiempo. 6. Comer frutas en horas de trabajo. 7. Comer fruta cuando está fuera de casa. 8. Comer fruta cuando está en la casa. y 9. Planear más comidas con frutas. Se usaron dos categorías: nada o poco seguro y muy seguro. Dichos valores se sumaron para crear una escala de 18 puntos, donde 13 o menos puntos indicó que la persona no está nada segura y ³ 14 muy segura.

i. Patrón de consumo: Para identificar el patrón de consumo se utilizaron las siguientes preguntas: 1. ¿Compra frutas? 2. ¿Cada cuánto las compra? 3. ¿ Come frutas diariamente? 4. ¿ Come frutas los fines de semana? 5. ¿Desde cuándo come frutas? 6.¿Qué cantidad de fruta consume al día? 7. ¿ Qué cantidad de fruta consume los fines de semana? 8. ¿ Come fruta al desayuno? Se elaboró una escala de 19 puntos formando dos categorías: inadecuado (£ 13 puntos) y adecuado (³ 14 puntos).

Se realizó test de hipótesis para diferenciar entre medias con un nivel de significancia del 5%. Para determinar el factor sociocultural con mayor influencia sobre el consumo de frutas, se realizó análisis de regresión logística múltiple (incluyendo las variables de una sola vez), se consideró el patrón de consumo como la variable dependiente.


Resultados

De un total de 161 participantes, 80% correspondió al sexo femenino. La edad promedio del grupo fue de 37,8 ± 13,6 años, con una edad modal de 18 años (rango 18-72 años), la mayoría de los participantes (52%) se ubicó en el grupo de 21 a 40 años.

Según las características sociodemográficas, 64,6% reportó tener una relación de pareja estable y contaban con casa propia. Además, 42,9% tenía una baja escolaridad; 62,7% de las personas se ubicó en el estrato socioeconómico bajo y 60,2% reportó que no estaba laborando, pues la mayoría eran amas de casa.

Con el índice de conocimientos elaborado, se encontró que 15% de las personas tenían buenos conocimientos, mientras que 85% conoce poco o nada acerca de las frutas y su relación con la salud. El 63,4% de los entrevistados mencionó que la cantidad ideal de fruta que una persona debe consumir es de una a dos frutas al día; 10,6% más de tres, y 26,0% desconocía cuál es la cantidad recomendada. Sobre este tema, 73% de las personas manifestaron obtener la información de la televisión y de los medios escritos (periódicos y revistas). Cabe destacar que sólo 25% mencionó que había recibido información del personal de salud.

Únicamente 16,1% de los entrevistados mostraron una actitud positiva a efectuar cambios dietéticos y en su estilo de vida. En general, las mujeres presentaron una actitud más positiva al cambio, así como el grupo de 20 a 40 años de edad.

El 59% de los participantes percibió beneficios al consumir fruta, de éstos, 89% lo relaciona con beneficios para el sistema digestivo y 71 % que ayudan a bajar los valores de colesterol en el organismo.

Con respecto al índice de barreras percibidas al momento de consumir frutas, se determinó que para el 70% de los entrevistados, no existen barreras para esta práctica.

El 76,6% de los entrevistados consideró que para ellos es muy importante que su familia consuma frutas diariamente, pero únicamente 57% consideró que la familia influye en este hábito de alimentación.

En relación con la autoeficacia, 60,6% mencionó estar muy seguro de poder hacer cambios en su dieta si se lo proponen. Las mujeres fueron las que manifestaron sentirse más seguras de lograr estas metas.

En la figura 1 se presenta el consumo promedio de frutas y su relación con los factores socioculturales, se observó que las personas que tuvieron buenos conocimientos, actitudes positivas, las que perciben beneficios con el consumo de frutas, las que dicen estar muy seguros de poder hacer cambios si se lo proponen (autoeficacia), las que se ven influenciados por la familia, consumían en promedio más fruta al día (0,9 a 1,2 porciones). No se encontraron diferencias estadísticamente significativas por sexo, sin embargo, entre categorías se observaron diferencias significativas en la actitud, los beneficios y la autoeficacia.


Se encontró que únicamente 25% de los participantes tenían un adecuado patrón de consumo de frutas. De los factores socioculturales estudiados, únicamente la autoeficacia (OR 2,8; IC95% 1,1-7,5) se asoció significativamente con el adecuado patrón de consumo de frutas, o sea las personas con autoeficacia positiva tienen 2,9 veces más probabilidad de tener un patrón adecuado de consumo de frutas (cuadro 1).

 

Discusión

Los conocimientos alimentarios, la influencia familiar, cultural y social, crean hábitos o patrones de alimentación que pueden afectar la salud. En este estudio, al igual que en otras investigaciones, se encontró asociaciones positivas en estas mismas variables, por consiguiente, es necesario profundizar en estos factores (12-15).

Tanto en el estudio de Mérida, Yucatán, México, como en este trabajo, la principal influencia en el consumo de frutas es la familia, atribuido especialmente a la madre, quien asume la formación de los hábitos alimentarios desde la niñez (7). En otro estudio realizado en población trabajadora de los Estados Unidos, se observó que las intervenciones dietéticas tuvieron mayor éxito entre el grupo de personas que recibió apoyo familiar (15). Además, los médicos e instituciones de salud constituyeron el segundo factor influyente, mientras que en el presente estudio, lo ocuparon los medios masivos de comunicación, en especial la televisión, la prensa escrita y las revistas. Además, las personas manifestaron que no habían recibido información del personal de salud, aspecto que se debe considerar, puesto que la mayoría de los medios de comunicación obtienen esta información de las instituciones y profesionales en salud, el cual debe ser más explotado para concientizar a la población de la importancia de consumir frutas en su alimentación diaria.

Las entidades de salud podrían utilizar estos medios con el fin de trasmitir mensajes y conocimientos correctos y fidedignos, para generar conciencia en la población en general o por grupos específicos, sobre temas relacionados con la salud y la alimentación, y promover en los hogares patrones adecuados de consumo de frutas.

Krebs y colaboradores (11), determinaron que la disponibilidad, el costo, la época de cosecha y el sabor de las frutas son las principales influencias percibidas en la población estadounidense para consumir frutas, sin embargo, en este estudio estos factores no fueron influyentes.

Aguirre (16), destacó que las frutas tienen un costo elevado y que son tan caras como la carne bovina, motivo por el cual son poco accesibles a grupos más pobres de la población. En el presente estudio, pareciera que no se cumple esta declaración, pues a pesar de que 62,7% de los entrevistados se ubicaron en el estrato bajo, para ellos el costo de las frutas no era un factor influyente para su consumo. Sin embargo, éstos no consumen las cantidades adecuadas, por lo que indirectamente el costo de las frutas podría ser una barrera para el consumo en esta población.

A pesar de que las personas muestran una actitud positiva para efectuar cambios dietéticos y en su estilo de vida, además, de que no perciben barreras para consumir frutas y recibir apoyo familiar para ello, y consideran que pueden adoptar patrones adecuados en el consumo de frutas, en este estudio no se logró identificar con exactitud cuál es la limitante, para que esta población no consuma la cantidad adecuada de fruta; de los factores socioculturales estudiados, únicamente la autoeficacia demostró tener una asociación positiva con un adecuado patrón de consumo de frutas.


Referencias

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1 Nutricionistas - Investigadoras. Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (INCIENSA). Apdo. 4 . 2250 Tres Ríos, Costa Rica, correo electrónico sguzman@inciensa.sa.cr

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