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Revista Costarricense de Salud Pública

Print version ISSN 1409-1429

Rev. costarric. salud pública vol.12 n.21 San José Mar. 2003

 

 
La salud, una responsabilidad compartida  *

 

Dr. Juan Jaramillo Antillón
 

ExMinistro de Salud

 

Es muy grato para mí estar presente en este merecido homenaje que la Asociación Costarricense de Salud Pública ACOSAP hace a la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en su centenario.

 

Resumen

Durante años la OPS ha colaborado con los diferentes gobiernos y autoridades de salud de Costa Rica, en ayudamos a crear programas en las diferentes áreas de salud en que teníamos problemas, en especial en cuanto a las epidemias provocadas por las "enfermedades transmisibles" que afectaban a nuestros pueblos como eran:

La malaria, la fiebre amarilla, el cólera, la tuberculosis, la viruela, el sarampión, la poliomielitis, las diarreas provocadas por parásitos, virus y bacterias y en muchas áreas más del campo de la salud y la seguridad social.

En Costa Rica para 1985, la salud había mejorado al extremo de ser colocados por la UNICEF entre los primeros treinta países del mundo con menor mortalidad infantil y alta esperanza de vida. Entre este selecto grupo de países, todos excepto dos eran muy desarrollados y sólo Cuba y Costa Rica estaban en vías de desarrollo y en el caso de Costa Rica, su ingreso per cápita era el más bajo del grupo. Esas mejoras continuaron hasta el presente, no sin tener algunos problemas y siempre hemos tenido en la OPS y sus directores el apoyo decidido para colaborar en resolverlos.

Como lo señalé, cuando había terminado mi periodo de Ministro de Salud para 1986, creíamos (¿) haber triunfado en este campo, pues habían desaparecido la viruela, la polomielitis y la difteria, los índices de infección por sarampión, tos ferina y tétanos eran muy bajos gracias a las campañas de vacunación. La fiebre amarilla había desaparecido y desde hacía varias decenas de años que no aparecía el cólera. Habían disminuido en forma amplia las parasitosis y las infecciones diarreicas, con la desnutrición y muertes subsiguientes de los niños. El paludismo parecía controlado, ya que solamente se presentaba anualmente un número reducido de casos gracias a las campañas permanentes para erradicar los mosquitos y el saneamiento ambiental en las comunidades y sus controles permanentes que a la vez habían controlado el vector Aedes egypti y por ello no se había presentado hasta esa fecha casos de dengue en el país.

Todo lo anterior se debió a que logramos crear una infraestructura de "educación-prevención en salud", muy buena para un país en vías de desarrollo empleando la estrategia de atención primaria para dar apoyo a las áreas rurales pobres y a las urbanas marginada y a los llamados programas CEN-CINAI difundidos en todos los 81 cantones del país que daban alimentación complementaria y educación en salud y en general a los niños pobres menores de 6 años y que serían de soporte a las madres de escasos recursos que trabajaban y además se les mantenía en control permanente de su embarazo y su estado nutricional. Gracias a lo anterior y a otras mejoras originadas por la gran cobertura en educación básica de la población con un 92% de alfabetización, y a la difusión del agua potable para todos, mediante acueductos urbanos y rurales, creado por el Ministerio de Salud y las municipalidades, y, posteriormente por el Servicio Nacional de Acueductos y Alcantarillados (Actualmente AyA), agregado a ello lentas mejoras en la economía de la población, fue posible entonces lograr índices de salud de país desarrollado, al extremo de que Costa Rica fue conocida como "un país de salud sin riqueza".

Esto dio lugar a que "la esperanza de vida" se elevara hasta llegar a los niveles de país rico, (77,5 años en el 2000) pero inmersos en una nación de escasos recursos económicos.

Fue paradójico que con las mejoras en la morbimortalidad infantil y general por acciones de salud pública del Ministerio, y los servicios universalizados de atención de a enfermedad del Seguro Social para todos los costarricenses, "el premio" de ese envejecimiento logrado en la población fue la aparición de una serie de patologías de difícil y costoso tratamiento y que llegaron a ser la causa de la mayor mortalidad.

Debido a eso las autoridades de salud dedicaron desde hace muchos años sus máximos esfuerzos a combatir las "enfermedades no transmisibles o crónicas o degenerativas", como la diabetes, la hipertensión, las cardiopatías, el cáncer, los transtornos nerviosos, los problemas pulmonares del anciano y las enfermedades congénitas en los niños, entre otras.

La OPS colaboró con nosotros en 1983 para iniciar la coordinación e integración de servicios de salud entre el Ministerio y el Seguro Social , que por fin hace unos cuatro años se consolidó gracias a la Reforma del Sector Salud realizada. Creo que fuimos el primer país de Latinoamérica en iniciar este cambio que llegó a unificar los cuidados de la salud y la atención de la enfermedad y la rehabilitación en una sola institución del Seguro Social, quedando el Ministerio de Salud como ente rector y de control para las políticas de salud que se implementarán (Cuba lo tiene pero dentro de un sistema político socialista).

También la Organización Panamericana de la salud nos ayudó para crear Las juntas de Salud y Seguridad Social en todos los cantones del país, en 1984 con el fin de dar participación a la población en la solución de sus propios problemas de Salud-Enfermedad, hace tres años fueron sustituidas por una Ley que obliga al Seguro Social a crear juntas de Salud en todos los hospitales nacionales, presididas por una persona de la comunidad y con representación diversa de la misma y de la dirección de cada hospital.

Las experiencias por las que hemos pasado nos mostraron que la salud de un país depende más de la política social de los gobiernos, que del nivel de desarrollo económico que posean. En Costa Rica ha existido hasta el presente la tradición de que la política de un Gobierno es, o debe ser, un instrumento de cambio social, sin el cual la sociedad permanecería estática con los consiguientes problemas que de ello se derivarían. Esto se debe a que si bien comprendemos que la pobreza es el principal obstáculo para obtener una buena salud, también sabemos que sin salud no es posible obtener en un país un adecuado y armónico desarrollo social y económico.

Además, poco a poco las autoridades de salud fueron comprendiendo y aceptando que:

"La salud un problema de todos"

Y que bajo ningún concepto debería el pueblo creer que su participación no era importante o que bastaría con los programas del Ministerio de Salud y del Seguro Social para mantener los excelentes índices de salud que poseemos.

Hoy, 16 años después y ante la epidemia de dengue que nos afecta, nos damos cuenta que estamos pagando una deuda por haber bajado la guardia en el campo de la prevención y control de las enfermedades infecciosas en Costa Rica, pero que es un fenómeno general que también afecta a toda América Latina.

La causa de este fracaso en nuestro país se debió a la disminución del presupuesto y recursos para el Ministerio de Salud, para continuar el control epidemiológico que veníamos realizando, y porque, además, como ya señalé, se dieron otras prioridades al pasar el sistema de salud a manos del Seguro Social donde se le daba especial énfasis a la atención de las enfermedades agudas y crónicas con gran soporte de atención hospitalaria, que consumen el 70% del presupuesto del Seguro Social, incluyendo en ello el gasto en transplantes que ayuda a unos pocos, sin haber vencido a las enfermedades transmisibles que afectan a miles de personas.

Es así como las autoridades de salud del país se encuentran ahora ante una paradoja: tienen que combatir las enfermedades crónicas o no transmisibles ya enumeradas debido a la alta mortalidad que ocasionan. y, por otro lado, deben volver hacer campañas permanentes contra las infecciosas que están reapareciendo con gran intensidad e incluso con resistencia a los tratamientos como: la tuberculosis, el paludismo, el sida, las hepatitis, el cólera y el dengue, entre otros.

Deben evitar a toda costa que nos afecten las nuevas epidemias como la del Virus del Nilo procedente de África, que en menos de 3 años se ha extendido por los Estados Unidos, y la encefalopatía conocida como enfermedad del as vacas locas que afectó recientemente algunos países de Europa, padecimientos para los cuales, como en el dengue, no hay medicamentos ni vacunas.

Por otro lado, las mismas bacterias-virus-parásitos y hongos existentes hace 50 años, siguen provocando las mismas infecciones en todo el mundo, incluyendo nuestro país, como son: las otitis media amigdalitis, las encefalitis y meningitis, las neumonías, las gastroenteritis, vulvo vaginitis, las enfermedades venéreas y las infecciones urinarias, entre otras.

Ahora con la desventaja de que muchas se han hecho resistentes a los antibióticos. Y en los últimos 25 años solamente se han producido 2 nuevos; los que se anuncian como nuevos, son variantes de los anteriores, algo que sucede también con los antiparasitarios.

Por si fuera poco, muchas de las enfermedades crónicas no relacionadas antes con infecciones, ahora se les relaciona con ellas. Tal es el caso de:

• La úlcera péptica, el cáncer y un tipo de linfoma gástrico y la bacteria el helicobarber pyloris.

• Los herpes virus que provoca el cáncer de cervix y nasofaríngeo y algunos linfomas.

• La enfermedad de alzheimer y un posible papel de la Clamidia neumoniae.

• El papel a determinar de los citomegalovirus la Clamidia, y algunos Cocos, en la arteriosclerosis y lesiones coronarlas, para sólo citar unas pocas.

Finalmente debemos ingresar al maravilloso pero costoso mundo de la genética y de la relación que existe entre los genes y sus mutaciones por causas (heredadas o adquiridas) en la aparición de miles de enfermedades y la posibilidad que existe de poder prevenir muchas de estas desde su nacimiento o incluso durante el embarazo.

Finalmente, debo señalar que se debe continuar trabajando intensamente en el campo de la llamada "Patología Social" que nos afecta como:

1. Al abuso del licor, tabaco y drogas y sus secuelas.

2. Los embarazos de niños no deseados y los abortos secundarios, por falta de buenas campañas de educación sexual y empleo de preservativos cuando la abstinencia no es posible sostenerla.

3. El aumento de madres solteras con hogares inestables con niños que se crían mal educados y abandonados. El 50% de los niños nacidos en los últimos años no tienen padre reconocido, con ello estamos dando lugar a la formación de familias con graves problemas en su futuro, m ellos sino para el país.

4. El aumento de los accidentes y violencia en las calles y hogares que saturan los servicios de emergencias de los hospitales.

5. La falta de agua potable que comienza a escasear conforme aumenta la población y que, si no se resuelve, dará como resultado nuevamente infecciones diarreicas por parásitos y bacterias, y muertes.

Todo lo anterior nos hace ver que los servicios de salud deben abarcar ambos tipos de patologías en sus campañas Educativo-Preventivas y que éstas deben ser ádemas permanentes.

Los gobiernos y las autoridades de salud no pueden "proporcionar salud" sino solamente los medios

para protegerla o recuperarla. Por esa razón debemos crear conciencia en la población que

 
 

"Conservar la salud" es una responsabilidad compartida entre:
las Personas, las Familias, la Comunidad
y el Gobierno a lo largo de toda la vida del ser humano.

 

* Discurso pronunciado en el 111 Congreso de Salud Pública. Setiembre 2002.

 

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