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Revista Costarricense de Salud Pública
Print version ISSN 1409-1429
Rev. costarric. salud pública vol.9 n.17 San José Dec. 2000
No es hasta que sucede una desgracia que lamentamos el no haber hecho algo para evitarla, o nos cuestionamos si hay algo que se pueda hacer para que lo ocurrido no vuelva a suceder. La seguridad en los parques de juego es preocupante para las personas que conocen las diversas consecuencias de un accidente en ellos. En los Estados Unidos, país a la vanguardia en la seguridad en estas áreas de juego infantil, este tema es crucial. Por el contrario, en Costa Rica y otros países, esa preocupación no es obvia, quizá a causa de la falta de información acerca del asunto. Este artículo tiene como propósitos el resumir lo que la más reciente literatura de los Estados Unidos indica acerca del tema y recalcar varias acciones que se pueden realizar para no ser negligentes y, por lo tanto, evitar accidentes en los parques de juego.
Introducción
"Los lugares seguros, donde los niños de todas las edades y habilidades puedan reír, correr, trepar, dar vueltas, usar su imaginación, interactuar con otros, pensar, resolver problemas, y renovar su espíritu son ...importantes" (21, p. 95), pues el juego es relevante para la salud y el bienestar de los pequeños, sobre todo en esta sociedad en la que hay tanta actividad pasiva que realizar durante el tiempo libre.
El pensar de muchos profesionales en el campo de la recreación es "ya que nosotros estamos en el negocio de la diversión y el ejercicio, la tragedia y la responsabilidad legal de un accidente son pesadillas que debemos evitar" (5, p.11). Desafortunadamente, en el caso de los parques de juego o "playgrounds", estas pesadillas también se presentan. Fue por esta razón que en 1981, la Comisión para la Seguridad de los Productos para el Consumidor de los Estados Unidos (CSPC) [U.S. Consumer Product Safety Commission] publicó las guías de seguridad para parques de juego para propietarios, administradores y público en gneral (6; 7; 9; 26; 31; 34). En ese momento, la gente se resistió a usar esas guías por la falta de recursos económicos para enfrentar los cambios que tales criterios pedían hacer en los parques de juego (PJ). Luego, se comprendió que tales guías eran necesarias para mejorar la seguridad en los PJ (8; 31; 34). Los fabricantes de los equipos de PJ mostraron una actitud diferente, pues, por medio de la Asociación Internacional de Fabricantes de Equipos para Parques de Juego [IPEMA, International Playground Equipment Manufacturers Association], ellos trataron de mejorar los PJ porque se dieron cuenta de que, a pesar de lo caro que resultaba cambiar la maquinaria para poner en práctica las guías, eso era más barato que verse involucrado en un problema legal. A pesar de esta actitud positiva, Wallach (34) comenta que la aceptación de la necesidad de la seguridad en los PJ por parte de las escuelas primarias, parques citadinos, guarderías de niños y restaurantes de comida rápida, ha durado dos décadas.
Kozlowski (20) menciona que legalmente en los Estados Unidos, el mayor grado de cuidado debe tenerse si el niño usa o entra en contacto con un objeto indudablemente peligroso o su los niños se involucran en un actividad en la cual es claramente predecible que puede ocurrir un accidente. El error de no cumplir con este cuidado es sinónimo de negligencia. Hronek y Spengler (14) definen negligencia como la omisión de hacer algo que una persona razonable haría con base en consideraciones comunes. Por lo tanto, ¿qué es necesario hacer para no ser negligente? El propósito de este artículo es revisar algunas de las acciones necesarias que deben ser realizadas para evitar la negligencia en la administración de cualquier PJ, no importa el país donde se encuentre.
Importancia del juego en los parques de juego
Si los PJ pueden representar problemas, entonces, ¿por qué se mantienen?. ¿por qué hay movimiento que promueve el hacerlos más seguros? Patton (27) define un PJ como "un área recreativa que incluye actividades programadas, aparatos de juego y un espacio abierto" (p.70).
El PJ contribuye con el desarrollo integral (social, intelectual, emocional y físico) de los niños (10;27;32). Por lo tanto, los PJ deberían incluir una variedad de actividades y aparatos en los que los niños puedan jugar. El ambiente de juego debe proveer una diversidad de opciones y experiencias con diversos materiales. Además, el jugar al aire libre en un lugar seguro, como un PJ, permite disfrutar del sol, el aire fresco, la oportunidad de hacer ruido, escuchar ruidos naturales, moverse y escoger compañeros de juego (3).
El juego es una parte aceptada de la vida del niño y pocas personas se detienen a considerar su papel vital en el desarrollo de la niñez... El juego activo es esencial si los niños necesitan desarrollar sus músculos y ejercitar todas las partes de sus cuerpos. También sirve como un escape para la energía extra, la cual si se reprime, ocasiona que los niños se tensen, se pongan nerviosos e irritables ... El juego ofrece oportunidades para aprender ... lo que los niños no tendrían [chance de aprender] en el hogar o la escuela. (27, p. 73).
Hendy (13) comenta que los niños en edad escolar son físicamente menos activos que los de previas generaciones, y cuando los pequeños son activos en clase, son catalogados como niños con algón problema y se les prescriben medicamentos. Pero en realidad no se está mirando el problema de fondo: la falta de actividad física o juego en la vida de esos niños, pues el movimiento es instintivo, natural. En las escuelas, las clases de educación física y otras materias (llamadas "especiales" en Costa Rica), son reducidas para aumentar las clases de las asignaturas académicas, con el fin de mejorar el rendimiento académico, el cual irónicamente no mejora. McCabe (citada por Hendy, 13) indica que la investigación sugiere que los niños pueden aumentar su nivel de aprovechamiento escolar, aumentar su motivación y comprensión, y acelerar su tiempo de aprendizaje e incrementar su creatividad, por medio de las destrezas motoras, la música y una nutrición apropiada. Por lo tanto, un PJ bien desarrollado podría ofrecer un ambiente en el que se mejore l desarrollo integral de los niños, ua que los pequeños podrían probar sus destrezas, tratar nuevas ideas y buscar retos. Los niños felices y sanos están física, emocional y socialmente más preparados para la escuela. El tener un ambiente de juego bien desarrollado permite que los niños no participen en actividades recreativas tan sedentarias como los juegos de vídeos y la televisión, que puedan disfrutar al aire libre y desarrollar las destrezas cognoscitivas y motoras que los ayuden en el mundo académico.
Puesto que el ser humano aprende secuencialmente, los PJ deberían ofrecer áreas para correr, jugar bola, andar en bicicleta, así como los aparatos tradicionales, para que los niños elijan el área que más llena sus necesidades e intereses. Por supuesto, la seguridad en todas estas áreas debe mantenerse, y esto incluye la edad del usuario, la altura de los aparatos, la ubicación del área de juego, el material de la superficie y la supervisión de adultos.
Diseño y normas de seguridad en los parques de juego
El diseño de los Pj no ha sido siempre el mismo. Antes de 1970, los PJ consistían en un grupo tradicional de hamacas, un tobogán sencillo y "subi-bajas". En los años 70, el equipo de juego en sistema fue creado. En los años 80, el material cambió dos veces, de metal sin pintar a madera, y de madera a metal pintado coloridamente (30). En la década de los 90, los PJ con materiales suaves, flexibles y de plástico fueron introducidos (17;18). Estos cambios han tenido el propósito de reducir el número de accidentes que ocurrían y ocurren en los PJ. "Cada año el número de accidentes que los niños sufrían en los PJ se mantenía inquietantemente constante e inquietantemente alto". (8, p. 62, ver también 17; 18; 30). La CSPC estima que cerca de 200.000 niños en los Estados Unidos necesitan ser llevados de emergencia al hospital porque se accidentan seriamente en los PJ (8; 16; 21; 22; 24; 32), aunque otras fuentes indican que esa cifra es cercana a los 565.000 casos anuales (15). "Muchos de esos accidentes podrían ser evitados si todos los involucrados en los PJ hicieran un esfuerzo por garantizar las condiciones de seguridad" (24, p. 2).
En 1979 se le pidió a la CSPC que tomara parte en la confección de ciertas normas de seguridad, con el fin de evitar y reducir el número de accidentes en los PJ. En 1981, la comisión publicó la primer guía federal en dos tomos: uno con vocabulario sencillo y otro con información técnica. El propósito de esta guía era proporcionar información acerca de los peligros en los PJ públicos y sugerencias para reducir la frecuencia y la severidad de los accidentes. Esa guía ha sido revisada dos veces. La revisión de 1991 separó las edades de los niños de 2 a 5 y de 5 a 12 para el uso de los aparatos (6; 31; 34). En 1988, la Sociedad Americana de Puebas y Materiales (SAPM) [American Society for Testing and Materials] se unió a la labor de velar por la seguridad en los PJ, a solicitud de los fabricantes de equipo de PJ. En 1993, la SAPM publicó el folleto F1487-93, con estándares de seguridad para el uso público de equipo de PJ, dirigido a fabricantes, propietarios y administradores de PJ (6; 26; 29; 31; 34; 35). En 1999 se estaba realizando una segunda revisión de este folleto (34). En 1990, la SAPM publicó los estándares para probar las superficies de los PJ, en el folleto F1292 (35).
El movimiento pro seguridad en los PJ comenzó hace 25 años en los Estados Unidos y, lamentablemente, algunas personas critican su trabajo, pues dicen que tanta norma de seguridad le ha restado diversión y reto al juego en los PJ. Wallach (35) enfatiza que la preocupación por la seguridad no disminuye la diversión en los PJ, y que, en cambio, la seguridad y la diversión van de la mano. Hudson, Mack y Thompson (15), por su parte, cuestionan si, por ejemplo, aumentar la altura de los aparatos incrementa el reto y la diversión o su los adultos están interpretanto a su manera lo que es diversión en el juego de los niños.
Los cuatro elementos que son base de la seguridad de un PJ son: 1. Diseñar el PJ según la edad. 2. Proporcionar una superficie apropiada. 3. Brindar mantenimiento apropiado de PJ. 4. Tener apropiada supervisión. Estos cuatro elementos interactúan entre sí para proveer un ambiente seguro de juego. La acción en uno de los elementos afecta a los otros. El proporcionar una superficie segura no prevendrá todos los accidentes en un PJ, a menos que la supervisión, el mantenimiento y el diseño por edad sean también considerados. (16, p. 71)
Asimismo, estos tres autores (15) sugieren que la seguridad en las superficies de los PJ se base en cuatro factores:
1. Material apropiado para la superficie. Eso implica no elegir uno de los no recomendados. La guía de 1997 de la CSPC indica que los materiales duros para superficies como el concreto y el asfalto no son convenientes para las superficies debajo y alrededor de los aparatos de ninguna altura, a menos que sean la base para superficies con material absorbente de golpes. Las superficies de tierra y césped no son recomendadas porque no tienen propiedades absorbentes de golpes de caídas (15). Recientemente, la CSPC recomendó dos tipos de materiales que absorben los golpes de las caídas para usar debajo y alrededor del equipo de los PJ. Estos tipos de materiales incluyen componentes sueltos, como la grava, la arena, los pedacitos de madera y el hule picado, y componentes sintéticos, como las colchonetas sintéticas, los azulejos sintéticos y superficies chorreadas de uretano y de combinaciones de hule. Conklin (8) y Hudson, Mack y Thompson (15) aseguran que elegir el material de la superficie más conveniente para el PJ es sólo el primer paso en la seguridad de superficies.
2. La altura del equipo. Al respecto se debe considerar que, puesto que la guía de 1997 de la CSPC sugiere una altura máxima de 3,6 metros (12 pies) para el equipo, las superficies recomendadas han sido probadas para esa altura máxima. Además, cada tipo de material es conveniente para diferente altura de los aparatos. Por ejemplo, la grava no es apropiada para equipos a más de metro y medio (5 pies) de altura. La arena y la grava no son recomendados como material de superficies debajo y alrededor de toboganes, pasamanos y otras estructuras metálicas con alturas entre 1,2 y 2,4 metros (4 y 8 pies). Los encargados de PJ deben recordar que los estudios han demostrado que, a mayor altura de los aparatos, más severa es la herida que se puede tener.
3. Profundidad del material. Se recomienda que las superficies con material suelto no tengan menos de 30 centímetros (12 pulgadas) de profundidad. Se debe recordar que las propiedades absorbentes de golpes de los materiales sueltos disminuyen cuando no se les da mantenimiento para conservar la profundidad requerida.
4. Zona de uso. Esta zona es la que se encuentra debajo y alrededor de cada aparato y en la que el niño cae al salir del aparato o al tirarse desde él. La zona mínima debe extenderse 1,8 metros (6 pies) en todas direcciones del perímetro de los aparatos estacionarios. Esta norma es relevante alrededor de los toboganes, pues para la salida del tobogán se sugiere 1,8 metros de la zona mínima de uso, más 1,2 metros (4 pies) donde está la altura máxima del tobogán. Para las hamacas, las zonas de uso atrás y adelante deben tener mínimo el doble de la altura medida desde la parte más alta de las hamacas a la superficie. Si la altura es 1,5 metros, la zona de uso debe ser de 3 metros.
Causas de accidentes en los parques de juego
¿Cuáles son las causas de los accidentes en los PJ? O'Brien (24) indica que "las mayores causas de accidentes en los PJ son el uso inapropiado del equipo, la falta de supervisión y la falta de mantenimiento. Estas tres categorías representan el 77% de las principales causas de los accidentes en los PJ" (p. 2; ver también 31). Acerca del uso inapropiado del equipo, algunos niños se arriesgan cuando usan los aparatos (32). Esto es un ejemplo de la falta de supervisión para evitar comportamientos indebidos de los niños.
La falta de mantenimiento está principalmente relacionada con la deficiencia de una superficie apropiada y con el incumplimiento de los requisitos mínimos de seguridad del equipo (8; 24). Las caídas a la superficie podrían representar más del 60% de los accidentes en los PJ (11; 22; 25). Las hamacas, escaladores y los toboganes son los tres aparatos que causan cerca del 87% de todos los accidentes en los PJ a niños menores de 14 años (22).
Las consecuencias de la falta de mantenin-úento producen varios peligros que podrían ser eliminados de los PJ (32). Algunos de estos peligros son atrapamiento de cabeza y cuerpo, enganche de ropa, posible estrangulamiento, golpe por hamacas u otro aparato en movimiento, pellizcas, cortes, aplastamientos, bordes filosos, abultamientos de los aparatos, superficies calientes, basura, distancia muy grande entre gradas, distancia entre aparatos, tamaño de ángulos, entre otros (1; 25; 31; 32). Estos y otros peligros son mencionados en el Manual de la CSPC (Manual de la Seguridad de parques de juego públicos) y los estándares técnicos (F1487-93, Especificaciones para el consumidor del equipo de uso público de parques de juego)
de la SAPM (6; 8). Estas dos agrupaciones eliminaron.en 1998 las discrepancias que había entre sus sugerencias y que confundían a las personas acerca de las normas de seguridad de los PJ (8).
A pesar de que estos documentos son guías que se usan voluntariamente, legalmente se podría considerar que esas normas deberían ser utilizadas por el administrador precavido de un PJ con el fin de evitar negligencia. En la mayoría de los casos de negligencia, lo que se determina primero es si la acción realizada antes del accidente fue prudente (6; 8; 28; 33).
Programa de administración del riesgo
Puesto que la litigación preocupa verdaderamente a los profesionales en recreación, ¿qué se puede hacer para reducir el número de accidentes que ocurren en los PJ? No hay una respuesta simple; sin embargo, una gran parte de la solución radica en el desarrollo y puesta en práctica de un amplio programa de administración del riesgo. Los programas de administración del riesgo están diseñados para reducir la frecuencia y la severidad de las heridas, así como para reducir las posibilidades de altos costos financieros para la organización como producto de litigaciones. (28, pp. 55-56)
Un programa de administración del riesgo debería incluir: (a) la misión que guíe y ayude a recordar los objetivos del PJ; (b) la selección del equipo, basada en la misión; (e) la selección de profesionales para instalar el equipo de acuerdo con las especificaciones vigentes, y (d) un mantenimiento proactivo. El mantenimiento proactivo debe identificar riesgos potenciales, evaluar esos riesgos según la frecuencia y la severidad, tomar una decisión acerca de cada riesgo y evaluar las decisiones para modificar lo que es necesario en el programa. Todas las acciones deben ser documentadas y archivadas, por si son útiles en un problema legal (25; 28).
Hronek y Spengler (14) proponen un modelo de administración del riesgo con cuatro pasos: (1) identificación del riesgo, que consiste en determinar situaciones de negligencias y seguridad, pérdida de propiedad, contrato y problemas del personal; (2) evaluación del riesgo, la cual establece la frecuencia y la severidad de los accidentes; (3) tratamiento del riesgo, que incluye el reducir, retener, transferir y evitar riesgos, y (4) puesta en práctica del programa en el que se ejecuta las acciones necesarias para eliminar los peligros.
Hay muchas formas de incrementar la seguridad y reducir la responsabilidad legal y la negligencia. Algunas de esas acciones específicas recomendadas, en los Estados Unidos, por Burton (1), Bruya & Wood (2), Christiansen (4), Cohea (6), Conklin (8), Henderson (11), Hudson, Thompson, & Mack (16), King (19), O'Brien (24), Oren (25), Hendy (12), Mack, Thompson, & Hudson (22), Teague (28), y Wallach (30, 31, 34) y que podrían ser de gran utilidad en Costa Rica son:
1. Auditorar o identificar los peligros. Parte de este trabajo incluye el detectar puntos con falta de lubricación, partes gastadas en los aparatos, estructuras y apoyos gastados, herrumbre y corrosión, vandalismo, salientes, quebraduras, protectores malos o faltantes, tipo y estado de la superficie, zonas de caída, espacio entre aparatos, insectos (abejas y hormigas en las bases de madera), y basura de todo tipo, entre otros (1; 6; 23; 26). Se deben implantar prioridades para quitar, sustituir y reparar equipo. Además, este auditoraje puede utilizarse para establecer el presupuesto para el mantenimiento del PJ (23).
2. Identificar los grupos de edad de los niños que usan el PJ. Esto significa separar los aparatos y las áreas de juego para dos grupos de niños: 2 a 5 años y 5 a 12 (1). Esta separación se fundamenta en que ambos grupos de niños juegan diferente y tienen distintas medidas antropométricas que deben tenerse muy presente a la hora de seleccionar los aparatos, aunque a veces ello es difícil de tomar en cuenta por problemas de presupuesto.
3. Obtener instrumentos y equipo para identificar peligros. Se ha confeccionado un grupo de aparatos que ayuda a identificar los posibles peligros. Algunos de estos instrumentos son mediciones de diferentes tamaños para medir el atrapamiento del torso, la cabeza, calibradores de salientes, y una cinta métrica que, junto con una lista de chequeo y la guía de la CSPC, contribuyen a determinar peligros en los diferentes aparatos del PJ (1; 23). Uno de los aspectos más relevantes en este tema es que no sólo se debe tener los instrumentos, sino que se deben usar y, sobre todo, se debe saber emplearlos (1).
4. Inspeccionar regularmente el equipo y el área del PJ. De esta manera se asegura que se está realizando el mantenimiento apropiado y se pueden identificar nuevos peligros (24).
5. Reparar y reemplazar los aparatos con peligros, especialmente aquellos que atentan contra la vida de los pequeños, así como dar mantenimiento a superficies para conservarlas seguras (1; 15). Hay que evitar que la reparación de un problema genere otro problema (1). Una vez identificados los peligros, se debe establecer un presupuesto para eliminarlos lo más pronto posible.
6. Respetar la Guía de Acceso a Edificios e Instalaciones del Acta Americana de Discapacidades [American with Disabilities Act] al proveer rutas accesibles, firmes, antideslizantes y estables. Esto implica rutas de acceso con superficies duras sintéticas o de madera endurecida para que facilite el acceso de sillas de ruedas y así se evite la discriminación por discapacidad (6; 11; 25). Hendy (12) comenta que el material de pedacitos de madera no es ideal porque ho crea acceso para los niños con discapacidades.
7. Establecer un sistema de supervisión. Se debe considerar dónde debe estar y la cantidad de niños que cada supervisor debe tener a cargo. Se recomienda 8 ó menos niños preescolares por adulto y entre 30 y 40 niños escolares por adulto, para evitar usos inapropiados de los aparatos (1; 6; 25). Además, debe asegurarse que no haya barreras visuales que impidan la supervisión (22).
8. Poner señales con especificaciones legales para indicar los grupos de edades, y otras reglas, como "Se necesita supervisión de adultos" y advertencias de comportamientos inapropiados. El objetivo de las señales es avisar y reglamentar el uso del PJ y los comportamientos en él. Sería conveniente que las señales tuvieran dibujos para que sean de ayuda a quienes no leen. El tamaño de la letra es importante de considerar, al igual que el tipo de letra y los colores que se usen (1).
9. Instalar equipo de fábrica para evitar preocupaciones legales acerca del cumplimiento de los estándares y solicitar a los fabricantes o vendedores que ellos lo instalen, para evitar problemas legales si ocurre algún accidente por mala instalación (8).
10. Escoger e instalar una superficie que absorba golpes y tenga el espesor requerido (1; 8; 11; 15; 18; 22; 25). La elección de la superficie depende mucho del presupuesto que se tiene disponible. Al respecto, Henderson (11) y Oren (25) comentan que el costo de las superficies es una de las consideraciones que los dueños o administradores de PJ tienen al seleccionarla. Se ha determinado que, aunque las superficies sintéticas son más caras al inicio, por su instalación, su mantenimiento es mucho más barato que el de las superficies con materiales sueltos, ya que éstas se compactan, son disminuidas por el uso y deben ser rellenadas y movidas periódicamente (1; 18). Una característica muy importante que se debe considerar en las superficies sintéticas suaves es que sean anti-inflamatorias (18).
11. Separar las actividades pasivas de las activas dentro del PJ para reducir el número de niños que están corriendo entre actividades distintas y asegurar que las áreas de juego y tráfico sean diferentes (22).
12. Colocar los aparatos más usados, en diferentes lugares para evitar aglomeraciones en solo un área de juego (22).
13. Pedir que el personal a cargo obtenga el certificado del Instituto Nacional de la Seguridad de los Parques de Juego [National Playground Safety Institute] creado en 1989 (21). Este certificado para auditores e inspectores lo ofrece la Asociación Nacional de Recreación y Parques [National Recreation and Parks Association] en los Estados Unidos. Consiste en un curso de entrenamiento de dos días y un examen escrito (34). La certificación es válida por tres años, pues las guías y estándares cambian constantemente (21).
14. Documentar y archivar todas las mejoras y los cambios en el equipo y las áreas de juego, en caso de que sean necesarios en el futuro. Las instrucciones del equipo y cualquier lista de chequeo también deben ser archivadas. Los informes de heridas se deben archivar pues pueden servir como base para identificar peligros (25).
15. Cumplir con las especificaciones de las guías dadas por el CSPC y la SAPM (1).
A causa de que muchas agencias tienen restricciones presupuestarias, lo que se recomienda para no ser negligente es reparar o reemplazar primero el equipo que es una amenaza para la vida de los usuarios. Aplazar las soluciones por problemas de presupuesto no es la respuesta. Eso sólo podría causar más oportunidades para accidentes y problemas legales (1; 8). "Si una organización sabe acerca de un peligro y no hace nada para corregirlo, y si esta inacción provoca un accidente, la organización debe ser considerada como negligente y, por lo tanto, responsable de la herida" (25, p. 3). Por consiguiente, es mejor prevenir que lamentar.
Comentario
Los profesionales en recreación siempre desean no tener que lidiar con accidentes en sus instalaciones, pero desafortunadamente este deseo a veces no se cumple. Por lo tanto, para minimizar las consecuencias físicas, sociales y emocionales de un accidente a la persona que lo sufre, y las consecuencias legales a la organización que administra la instalación, se debe enfatizar en un programa de administración del riesgo para evitar acciones negligentes. Los PJ son áreas recreativas que contribuyen con el desarrollo de los niños, así que algunas consideraciones, como las proporcionadas en este artículo, deben ser tomadas en cuenta para hacerlos seguros y agradables. Como Oren (25) dice "el respeto de algunas sugerencias dadas aquí puede significar la diferencia entre la vida y la muerte de algún niño, nuestro más precioso e invaluable recurso para el futuro" (p. 5).
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1 Maestría en Recreación
Profesora de la Escuela Educación Física y Deportes
Universidad de Costa Rica, tel. 207 - 3016