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Acta Pediátrica Costarricense

Print version ISSN 1409-0090

Acta pediátr. costarric vol.13 n.2 San José Apr. 1999

 

Vacuna contra la malaria: una sinopsis
 
 
Misael Chinchilla Carmona (*)
 
 
La malaria humana, una enfermedad que ha causado millones de decesos en el mundo, necesita una estrategia para su eliminación, no sólo dada por el uso de fármacos y el establecimiento de las medidas preventivas ecológicas conocidas. Se hace necesaria una acción profiláctico en los individuos a través del empleo de las vacunas correspondientes. En este sentido es conveniente recordar que el ciclo del Plasmodium es muy complejo, con varios estadios evolutivos en el ser humano (trofozoito, esquizonte, merozoito, gameocito), así como en el Anopheles transmisor (gametos, cigoto, ooquineto, ooquiste, esporozoito). Esta variabilidad representa grandes inconvenientes para producir cualquier vacuna. Sin embargo desde hace ya varios años se realizan gran cantidad de estudios en este campo, aproximadamente 200 publicaciones por año (15). Tales estudios se inician con inmunizaciones en roedores y primates y con especies de Plasmodium no humanas. Estas investigaciones se realizan con antígenos crudos usando esporozoitos en material salivario o formas eritrocíticas contaminadas con membranas de glóbulos rojos (7, 8). Sin embargo resultaba imposible seguir empleando este tipo de antígenos por la dificultad de producirlos en gran escala y por la inespecificidad de los mismos. Por lo tanto se empiezan a elaborar vacunas específicas para algunos estadios evolutivos del parásito, por lo que se inicia la caracterización de antígenos de esporozoitos, merozoitos y gametocitos.

Preparados de éstos fueron capaces de proteger a ratones y monos contra la infección malárica (7). Posteriormente se inicia un proceso de caracterización de tales antígenos a nivel molecular, definiendo su secuencia de aminoácidos y su producción por la tecnología del ADN recombinante (13). Sin embargo, la gran diversidad antigénica, que representa en cierto modo, una forma de evasión del parásito a la respuesta inmune, también dificulta la producción de una vacuna eficiente contra la malaria (14). Puesto que se conoce claramente que tanto la inmunidad mediada por anticuerpos, como la mediada por células juegan papel importante en la defensa contra la malaria (10), una vacuna de una subunidad del antígeno debe contener epitopos de células B y T. Además el reconocimiento más efectivo de un epitopo dado por células T es restringido al Complejo Mayor de Histocompatibilidad (CMH), por lo que se necesitan múltiples epitopos de células T (17) para obtener una mejor respuesta.

Con base en todo lo anterior, se ha tratado de producir las vacunas más efectivas usando los antígenos más adecuados. Así nace la vacuna sustentada en la proteína de la membrana del esporozoito (o cirscunsporozoito) (CS). A pesar del paso transiente de este estado evolutivo en el ser humano, un efecto bloqueante de su penetración al hígado, podría ser importante en la protección contra el parásito. La prueba del efecto de este tipo de vacuna fue hecha primero en monos y luego en humanos (4). La constitución de esta proteína en P. falciparum es de 4 aminoácidos (asparagina, alanina, asparagina, prolina) (NANP) repetida 40 a 46 veces. Otra fracción menor está constituida por asparagina, valina, ácido aspartico, y prolina (NVDP) repetida 3 a 4 veces. Se han hecho varios intentos de proteger con este antígeno, obteniéndose producción de anticuerpos pero no protección importante (Brown et al, 1994; 12, 19). Dados estos fracasos se trata de incrementar el efecto usando péptidos múltiples como antígeno acompañados de toxina tetánica con un adyuvante copolimérico o liposomas (22).

Otras vacunas han sido preparadas usando antígenos provenientes de formas eritrocitarias asexuales tales como los trofozoitos, los merozoitos e incluso los esquizontes, siendo dirigidos por su puesto a una protección contra dichas formas. En el primer caso tenemos los antígenos de superficie derivados de eritrocitos infectados con las formas de anillo o trofozoitos jóvenes (RESA por siglas de "ring-infected erythrocyte surface antigen"). Puesto que tal antígeno está expresado a nivel de la superficie globular podría pensarse que está dirigido a proteger el glóbulo rojo contra la penetración del parásito (5).

Anticuerpos contra este antígeno son bastante frecuentes en individuos de áreas endémicas por malaria, presenta un peso de 155 kD y parece ser que la secuencia repetitivo de aminoácidos, ácido glutámico, ácido glutámico, asparagina y valina (EENNV) es el blanco principal para la producción de anticuerpo durante la infección malárica (21). Algún grado de protección usando este antígeno se ha observado en primates. Los merozoitos poseen glicoproteínas de superficie de 180 a 205 kD, cuyos precursores (PMMSA como siglas de "precursor of major merozoite surface antigens", de gran diversidad antigénica, han inducido algún efecto protector en monos (citado en 8).

Otros tipos de vacunas basadas en antígenos de formas asexuales han sido elaborados (16) y que luego dio pie a la producción de péptidos sintéticos (SPf66) usados también como vacunas (20). En este caso se obtuvo en áreas endémicas una protección aparente del 30 al 32 %. Sin embargo en estudios posteriores en niños de 6 a 11 meses no se logró protección alguna (6). Además en un estudio realizado en 1997, se encontró que la efectividad de esta vacuna era de un estimado promedio del 23% (9).

Vacunas utilizando antígenos de formas sexuadas (Pfs230 y otros relacionados de P. falciparum), también han sido preparadas con el objeto de intentar el bloqueo de la transmisión del parásito entre los hospederos (3, Kaslow et al. 1994). Estas vacunas tienen alguna efectividad en modelos murinos y en primates y se han desarrollado algunas pruebas exitosas en humanos en fase crónica inicial. Sin embargo son difíciles de producir.

Finalmente surge la prometedora posibilidad de las vacunas polivalentes usando el ADN de los diferentes estados evolutivos. En este caso se lograría una combinación de muchas secuencias de ADN, cada una de las cuales codificaría diferentes antígenos lo que le daría el carácter de multivalente. Además podría prepararse para uno o más estados del ciclo evolutivo (multiestado), todo lo cual daría una respuesta inmune múltiple (Doolan & Hoffman, 1997).

Estos autores indican que el empleo de estas vacunas con base en el ADN presenta muchas ventajas dentro de las que se incluyen, tomando en cuenta los avances tecnológicos con que cuentan algunos laboratorios en el mundo: a) facilidad de producirlas y purificarlas y modificarlas b) Relativamente económica. c) Estable química y físicamente. d) No necesita adyuvante y podría no ser necesaria una cadena fría. e) Altamente inmunogénica, especialmente para las células T CD8+  f) Acceso fácil a la inmunogenicidad. g) Puede inducir respuestas a epitopos de células B conformacionales.

Los mecanismos por medio de los cuales podrían actuar las vacunas contra los estados evolutivos del parásito se enmarcan en la posibilidad de destrucción de hepatocitos infectados por citotoxicidad debida a células T (1). También por la formación de anticuerpos contra cualquiera de los antígenos usados (esporozoitos, formas preeritrocíticas, asexuales y sanguíneas y sexuales), aumento de la actividad de las células T y secreción de citoquinas, inhibición de cito-adherencia e invasión al glóbulo rojo, bloqueo de la trasmisión antes o después de la infección del mosquito y probablemente muchas otras acciones, parcialmente conocidas algunas, desconocidas otras (9).

Como se puede observar, falta mucho por hacer en este campo ya que aún no se encuentran pruebas contundentes de la efectividad real de una vacuna contra la malaria a pesar de los millones invertidos en su estudio. En cuanto al futuro de este tema y tomando en cuenta todo lo anteriormente explicado, es claro que existe toda una plataforma para el desarrollo de estas vacunas y además existe toda una estrategia global en este sentido en donde se reúnen las organizaciones y laboratorios más connotados del mundo en un esfuerzo por unificar el proceso.

Así, encontramos el CDC, los laboratorios Walter Reed, El TDR de la OMS, la compañía Smith Kline, y muchas otras organizaciones más empeñadas todas en la globalización de este importante evento mundial (9).

En este mismo sentido los científicos europeos agrupados para la investigación de este problema reconocen que, aunque aun existen temores en aventurarse en este complicado asuntos, dado las dificultades inherentes de tipo científico y sobre todo económico, existe una apertura en ese continente para poner toda su alta tecnología al servicio del mundo (2, 11) para llegar a la obtención de esta vacuna de tan alto significado para la salud.

Este manuscrito fue preparado en el Centro de Investigación en Enfermedades Tropicales (CIET) y el Departamento de Parasitología. Facultad de Microbiología. Universidad de Costa Rica. Y bajo el soporte de la Vicerrectoría de Investigación.
 
 
Referencias

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5. Coppel RL, Cwman AF et al. lmmune sera recognize on erythrocytes a Plasmodium falciparum antigen composed of repeated amino acid sequences. Nature 1984; 310: 789.         [ Links ]

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(*) MQC, Ph.D. Departamento de Parasitología, Facultad de Microbiología, Universidad de Costa Rica.