INTRODUCCIÓN
La edad al primer parto (EPP) correspon- de al tiempo que tarda un animal en alcanzar su madurez y reproducirse por vez primera (Hare et al. 2006). El promedio para la EPP, en países de clima templado, oscila entre los 24 y 26 meses (Pirlo et al. 2000). En el caso de Costa Rica la EPP reportada, para animales Jersey (Castillo Badilla et al. 2013) y Holstein (Salazar-Carranza et al. 2013), corresponde a 29,6 (6,8) y 30,7 (6,8) meses, respectivamente. El valor elevado es relacionado con las características climáticas de las zonas de producción de leche, así como a la deficiencia de productos nutricionales de alta calidad (Wing-Ching Jones et al. 2008, Salazar- Carranza et al. 2013, Castillo Badilla et al. 2013). Se ha determinado que la EPP tiene una estrecha relación con variables como el peso, estatura y desarrollo de la novilla (Brand et al 1997, Ettema y Santos 2004). La tasa de creci- miento de una ternera y su peso vivo a la EPP es un punto de referencia sobre el manejo de una finca lechera, asimismo, el desarrollo de una ter- nera durante sus primeros 90 días de vida define el futuro productivo del animal, ya que es durante los primeros 3 meses de vida que se produce la maduración ruminal y se desarrolla la capacidad de consumo de alimento sólido y forraje (Pithua et al. 2009, Meale et al. 2017). Al respecto, se ha documentado que a menor peso vivo a la EPP, las posibilidades de presentar distocia o tener un menor rendimiento productivo se incrementan (Roche et al. 2015) por lo cual el balance entre los 3 factores es fundamental para obtener el máxi- mo potencial de la hembra en el hato.
Uno de los principales problemas en las explotaciones bovinas es la mortalidad de los ani- males jóvenes, en el Reino Unido entre 13-16% de las terneras no llegan a su primer parto (Brickell y Wathes 2011). Por ese motivo, el tipo de manejo de una ternera, durante sus primeros meses de vida, como el tipo de alojamiento, las prácticas de salud y el tipo de alimentación, son críticos para evitar la ocurrencia y gravedad de enfermedades, que a su vez pueden provocar incrementos de la EPP (Lievaart et al. 2012).
En Costa Rica se han conducido varios estudios sobre factores que afectan la EPP y, a su vez, el efecto de esta sobre parámetros producti- vos y reproductivos, especialmente en la primera lactancia y sobre su vida productiva (Vargas- Leitón y Ulloa 2008, Castillo Badilla et al. 2013, Salazar-Carranza et al. 2013). Sin embargo, hasta la fecha, no existen estudios, a nivel poblacio- nal, que relacionen variables de manejo durante período de crianza con factores de la madre, el individuo y el ambiente.
Las variables que pueden afectar la EPP, pueden llegar a ser modificadas de forma inme- diata por el productor, lo cual hace posible un cambio en la estrategia de crianza de una finca en particular, para mejorar su rendimiento pro- ductivo y reproductivo. En los últimos años, se ha involucrado el término de variables modificables y no modificables en estudios de epidemiología clínica humana y en producción animal, para identificar elementos que pueden controlarse, modificarse o tratarse por el ser humano para obtener un beneficio en particular (Ibekwe 2015, Mee et al. 2014). Las variables no modificables corresponden a atributos del individuo, que no pueden ser alterados o ajustados, por ejemplo: la edad, raza, genética, entre otros (Ibekwe 2015).
Los primeros 3 meses de vida son los de mayor vulnerabilidad de los animales de produc- ción a cambios de manejo; además, el manejo de las hembras en las fincas especializadas de Costa Rica, luego del destete, es bastante homogéneo, pues los animales se mantienen en pastoreo extensivo. Así, este estudio busca evaluar fac- tores modificables en la etapa de crianza de las terneras, desde el nacimiento hasta el destete a los 90 días, tales como las prácticas de salud, alojamiento y alimentación; y no modificables, como la raza, factores de la madre, sobre la edad al primer parto en hatos lecheros especializados de Costa Rica.
MATERIALES Y MÉTODOS
Población y diseño del estudio
El estudio se realiza en 22 fincas de las principales zonas lecheras de Costa Rica: 11 fincas de la Región Central: Coronado (1), Cartago (n=5), Poás (n=1), Vara Blanca (n=3) y Los Cartagos (n=1); 9 de la región Huetar Norte: Ciudad Que- sada (n=3), Sucre (n=1), Aguas Zarcas (n=3) y Río Cuarto (n=2); 1 en la región Chorotega (Guayabo) y 1 en Pacífico Central (Caldera) (Cuadro 1).
Finca | Raza Predominante | Estabulado | Producción promedio a 305 días | EPP | SPC | Alojamiento | Técnica de Alimentación | Tipo de leche | |||||
VACAS | TERNERAS | ||||||||||||
1 | Jersey | E | 638 | 5958,46 | 23,72 | 1,74 | Si | Ch-B | R | ||||
2 | Jersey | P | 71 | 6060,33 | 27,80 | 1,91 | Ei | Ch-B | L | ||||
3 | Holstein | S | 158 | 7678,52 | 24,06 | 1,97 | Eg | Asa | L | ||||
4 | Jersey | P | 75 | 2773,41 | 25,50 | 1,51 | Ei | Ch-B | L | ||||
5 | Jersey | S | 66 | 4843,42 | 25,65 | 2,05 | Ei | Ch-B | L | ||||
6 | Holstein | S | 140 | 5228,63 | 28,33 | 1,74 | Ei | Ch | R | ||||
7 | Jersey | S | 330 | 6267,24 | 24,23 | 1,90 | Ei | Ch-B | L-R | ||||
8 | Holstein | S | 400 | 6096,79 | 26,87 | 2,14 | Ei | Ch-B | L | ||||
9 | Jersey | P | 300 | 6130,58 | 24,79 | 1,97 | Ei | Ch-B | L | ||||
10 | Holstein | P | 71 | 4411,40 | 28,77 | 1,59 | Ei | Ch-B | R | ||||
11 | Jersey | P | 256 | 4382,42 | 30,55 | 1,77 | Eg | B | L | ||||
12 | Jersey | S | 124 | 4742,03 | 26,00 | 1,39 | Ei | B | L | ||||
13 | Holstein | S | 390 | 3355,74 | 30,79 | 2,90 | Ei | B | L | ||||
14 | Holstein | S | 46 | 3061,38 | 34,88 | 2,80 | Ei | Ch-B | R | ||||
15 | Holstein | P | 170 | 5244,33 | 30,82 | 1,83 | Ei | B | L | ||||
16 | Jersey | S | 564 | 4126,56 | 23,61 | 1,69 | Ei | Ch-B | L | ||||
17 | Holstein | S | 761 | 6343,12 | 30,30 | 1,79 | Sg | B | R | ||||
18 | Holstein | P | 650 | 3986,36 | 33,29 | 1,17 | Ei | B | L | ||||
19 | Jersey | P | 120 | 5395,65 | 31,58 | 2,04 | Ei | B | L | ||||
20 | Holstein | S | 73 | 6498,83 | 26,16 | 1,95 | Sg | Asa | L | ||||
21 | Jersey | S | 704 | 7432,72 | 24,29 | 1,72 | Ei | Ch-B | L | ||||
22 | Jersey | P | 15 | 4356,90 | 28,96 | 2,22 | Eg | Ch | L |
Estabulado: E (estabulado) S (Semiestabulado) P (Pastoreo); EPP: Edad al Primer Parto; SPC: Servicios por concepción; Alojamiento: Ei (Estabulado individual), Eg (Estabulado grupal), Si (Semiestabulado-individual), Sg (Semiestabulado-grupal); Técnica de Alimentación: Ch-B (chupón y Balde), Ch (chupón), B (Balde), Asa (Alimentador semiautomático); Tipo de leche: L (leche entera), R (Reemplazador de leche), L-R (Reemplazador y leche entera).
Se utiliza un diseño de estudio cohorte retrospectivo, con datos provenientes de hem- bras registradas en el programa VAMPP Bovino 3,0 (Noordhuizen y Buurman 1984) de hatoslecheros especializados de Costa Rica, que pre- sentan su primer parto entre el 2013 y el 2015, con registros completos para todas las variables del estudio.
Recolección de datos y descripción de las variables
Se utilizó la base nacional de datos de las fincas registradas en el programa VAMPP Bovi- no 3,0, en el Centro Regional de Informática para la Producción Animal Sostenible (CRIPAS), del Programa de Investigación en Medicina Pobla- cional (MedPob), de la Escuela de Medicina Veterinaria-Universidad Nacional (EMV-UNA) (Pérez et al. 1989, Dwinger et al. 1994, Baaijen y Pérez 1995).
De forma complementaria, se realizó una encuesta a los responsables de los hatos, para conocer las prácticas de manejo relacionadas con la crianza de los reemplazos durante el periodo que comprende desde el nacimiento hasta el des- tete, que se realiza en cada lechería, en el que se tomó en consideración que la edad al destete es de 90 días. Se tomó en cuenta que estas ganaderías dispusieran de información completa respecto a registros productivos, reproductivos, sanitarios y alimenticios; que, además, se contara con la anuencia del propietario para facilitar la informa- ción complementaria: protocolos de vacunación, desparasitación, limpieza, pastos, entre otros.
La variable dependiente corresponde a la edad a primer parto (EPP, en meses) y las varia- bles independientes se clasifican como asociadas al animal o ambiente. Dentro de las variables de animal incluidas se encuentran la raza (Jersey o Holstein), el año y mes de nacimiento (según calendario), servicios por concepción efectivos (1 SPCE, de >1-2 SPCE, >2 SPCE), y el intervalo primer celo-concepción (<31 días IPCC, 31-60 IPCC, 61-90 IPCC, ≥ 91 días IPCC).
La clasificación de modificables o no modificables se otorga según la posibilidad de ser cambiadas por el responsable del hato, por ejemplo: el manejo nutricional se puede cambiar al incorporar nuevos ingredientes, o técnicas de alimentación. Por el contrario, variables, como la raza, no son alterables (razonablemente) por actividades de manejo.
A partir de la información de la encuesta, se generaron 39 variables, las cuales se califican en 3 áreas: salud, alojamiento o alimentación (Castillo-Badilla et al. 2019). En el área de salud se incluyen aquellas variables relacionadas con el estatus sanitario del hato, tales como: proto- colos de vacunación, políticas de reemplazos, higiene, visita regular de un médico veterinario, prevalencia de enfermedades gastrointestinales, respiratorias y onfaloflebitis, registro de muertes pre-destete y manejo de los casos clínicos. En el área de alojamiento, se consideró el tipo de estabu- lado; si se alojaban de forma grupal o individual; el tipo de piso, si este era o no elevado; el tipo de cama y la división entre una cuna y otra. Para área de alimentación se incluyeron variables como: el tipo de leche ofrecida a la ternera ya sea reem- plazador o leche entera; si esta se sometía a algún tipo de análisis determinado, como medición de células somáticas; ausencia de mastitis o residuos de antibiótico; si se pasteurizaba, previo a ofrecerla a las terneras; igualmente, si la dieta de las terneras tenía aporte de concentrado y heno o pasto fresco.
Seguidamente, se asignaron puntuaciones a cada variable dentro de cada categoría por medio de escalas discretas ponderadas de acuer- do con la importancia relativa de cada variable. De acuerdo con la escala utilizada, la máxima puntuación posible, para una finca con condicio- nes óptimas en todas las variables, es de 80 en el área de salud; 15, en el área de alojamiento; 27, en el área de alimentación; para un total de 122 en el manejo global.
Seguidamente, se realizó la sumatoria de los puntajes otorgados para las 3 áreas de manejo: salud, alimentación y alojamiento, para obtener la puntuación de la variable de manejo global. Para poder clasificar las fincas según el tipo de manejo en: alta, media o baja, se calculó el valor de los quintiles, para utilizar los valores de la sumatoria como referencia para la categorización. Por lo tanto, se clasificaron como fincas con manejo alto a aquellas con más de 101 puntos (quintil superior), media con puntuación entre 75 y 101 y baja con menos de 75 puntos (quintil inferior).
Análisis estadístico
Para el análisis del efecto de las variables de animal y ambiente sobre la EPP, se utilizó un Modelo Lineal Generalizado (GLM, por sus siglas en inglés). Esta herramienta de análisis logra combinar las características de los modelos lineales mixtos, los cuales incorporan efectos aleatorios y modelos lineales generalizados, que pueden analizar datos con distribución no normal (Bolker et al. 2009).
El modelo estadístico para explicar la EPP es:
En el cual:
Y = variable dependiente (EPP en meses).
µ = media general.
β1Mg = efecto fijo de grupo de manejo (Alto, medio o bajo, según sumatoria global).
β2An = efecto fijo de año de nacimiento. β3Mn = efecto fijo de mes de nacimiento. β4R = efecto fijo de raza.
β5SPCE = efecto de los servicios por concepción efectivos (en categorías: 1,2, ≥3).
β6IPCC = efecto fijo del intervalo primer celo- concepción (en categorías: 0: <30 días, 1: 30 a 60 días, 2: 61 a 90 días, 3: ≥ 91 días).
β7(R*Mg) = efecto fijo de la interacción raza por grupo de manejo.
β8H(R*Mg) = efecto fijo del hato anidado dentro de grupos de raza y manejo.
ξ = error residual aleatorio.
Los análisis estadísticos se realizaron con el programa SAS, versión 9,4, con su ruti- na GLIMMIX (SAS Institute Inc 2010). En el modelo, se asumió una distribución lognormal para la variable de respuesta (EPP); se utilizó una función de enlace identidad.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Se analizaron un total de 2980 primerizas, pertenecientes a 22 fincas distribuidas en dife- rentes zonas ecológicas de Costa Rica. La EPP promedio, de la totalidad de vacas incluidas, fue de 27,4 meses (±4,7). Los indicadores de repro- ducción, registraron un promedio de 1,8 (±1,3) servicios por concepción efectivos (SPCE) y 44,7 días (±57,6) de intervalo primer celo concepción (IPCC).
El modelo evaluado convergió satisfacto- riamente (p<0,001) con un cumplimiento adecua- do de los supuestos de normalidad, independencia y varianza constante de los residuos. Asimismo, se presentó un efecto significativo de la mayoría de las variables de animal y ambiente sobre la EPP (Cuadro 2).
- | Intervalo de Confianza 95% | ||||
Factor | Estrato | EPP Estimado | LI | LS | Valor de P |
Intercepto | - | 34,1 | - | - | <0,0001 |
Raza | Holstein | 30,1 | 29,8 | 30,4 | <0,0001 |
- | Jersey | 28,4 | 28,1 | 28,8 | - |
Año de nacimiento | 2010 | 31,8 | 31,4 | 32,2 | <0,0001 |
- | 2011 | 28,9 | 28,7 | 29,2 | - |
- | 2012 | 29,0 | 28,7 | 29,3 | - |
- | 2013 | 28,8 | 28,5 | 29,0 | - |
- | 2014 | 28,0 | 27,5 | 28,5 | - |
Mes de nacimiento | Enero | 29,7 | 29,4 | 30,1 | 0,0012 |
- | Febrero | 29,7 | 29,3 | 30,0 | - |
- | Marzo | 29,5 | 29,1 | 29,8 | - |
- | Abril | 29,3 | 28,9 | 29,7 | - |
- | Mayo | 29,4 | 29,0 | 29,8 | - |
- | Junio | 29,2 | 28,8 | 29,6 | - |
- | Julio | 29,2 | 28,8 | 29,6 | - |
- | Agosto | 29,3 | 29,0 | 29,7 | - |
- | Setiembre | 28,8 | 28,4 | 29,2 | - |
- | Octubre | 29,2 | 28,8 | 29,6 | - |
- | Noviembre | 29,1 | 28,8 | 29,5 | - |
- | Diciembre | 28,9 | 28,5 | 29,3 | - |
SPCE | 1 | 27,8 | 27,5 | 28,1 | <0,0001 |
- | 2 | 29,3 | 29,0 | 29,6 | - |
- | 3 | 30,8 | 30,4 | 31,2 | - |
IPCC | 0 | 28,6 | 28,3 | 28,9 | <0,0001 |
- | 1 | 28,2 | 27,8 | 28,6 | - |
- | 2 | 29,1 | 28,6 | 29,5 | - |
- | 3 | 31,3 | 30,9 | 31,8 | - |
Prácticas de Manejo | Alto | 27,6 | 27,2 | 28,0 | <0,0001 |
- | Medio | 30,1 | 29,7 | 30,4 | - |
- | Bajo | 30,2 | 29,8 | 30,6 | - |
*P= Valor de P para el efecto del factor correspondiente. LI= límite inferior. LS= límite superior. SPCE= servicios por concepción efectivos. IPCC= Intervalo primer celo-concepción (en categorías: 0: <30 días, 1: 30 a 60 días, 2: 61 a 90 días, 3:≥ 91 días).
Las primerizas Holstein presentaron un valor de EPP de 30,1 (IC95%: 29,8-30,4) meses; 1,7 meses más que las Jersey (EPP: 28,4; IC95%: 28,1-28,8; p<0,001). Estos valores son similares a los reportados por otros estudios en Costa Rica, tales como 30,7 meses (±6,8; IC95%: 30,6 - 30,8) para la raza Holstein (Salazar-Carranza et al. 2013) y 29,3 (±6,8; IC 95%: 29,3-29,4) para los animales de raza Jersey (Castillo Badilla et al. 2013). Se hizo evidente la precocidad reproduc- tiva que caracteriza a la raza Jersey, asimismo la capacidad de adaptación climática que esta posee a diferencia de la raza Holstein, lo cual permite alcanzar su madurez sexual a más temprana edad (Washburn et al. 2002).
Se observó que no hubo variación signi- ficativa de la EPP entre los años de nacimiento 2010, 2012 y 2013; sin embargo, hubo una dife- rencia de aproximadamente 4 meses en la EPP, desde el 2010 (EPP: 31,8; IC95%: 31,4-32,2) al 2014, en el que se reporta una EPP de 28,0 (IC95%: 27,5-28,5) (Cuadro 1). La tendencia a la disminución se ajustó, a la búsqueda de los pro- ductores, a nivel mundial, de obtener valores de EPP entre los 21 y 24 meses de vida, para garan- tizar una mayor longevidad dentro del hato, pues existe una correlación negativa entre la EPP y la vida productiva (Nilforooshan y Edriss 2004). Además, Hultgren et al. (2011), reportaron que para EPP entre 24 y 31 meses, los animales pre- sentan una vida productiva constante y un mayor retorno económico para el productor; mientras que, por encima de los 31 meses, se observa una disminución de la producción de leche; lo cual, como consecuencia, amenaza la longevidad de la vaca dentro del hato (Ettema y Santos 2004, Changhee Do et al. 2013).
Se determinó, además, que el mes de nacimiento de la hembra afecta significativa- mente la EPP (P=0,0012). Los animales nacidos en enero, febrero y marzo presentan los valores más altos de EPP, con 29,7 (IC95%: 29,4-30,1), 29,6 (IC95%: 29,3-30,0), y 29,5 (IC95%: 29,0- 29,8), respectivamente. Por el contrario, las nacidas en setiembre y diciembre tienen las EPP más bajas, con 28,8 (IC95%: 28,4-29,2) y 28,9 (IC95%: 28,5-29,2) (Cuadro 1). Este resultado concuerda con los estudios de Castillo Badilla et al. (2013) y Salazar Carranza et al. (2013), quienes encontraron que los animales nacidos en los meses más secos presentan mayores valo- res de EPP que aquellos nacidos en los meses más lluviosos. Los efectos provenientes del mes de naci- miento, sobre la edad al primer parto, pueden derivarse, al menos en parte de las diferencias de alimentación en las épocas de verano e invierno, las cuales a su vez, se reflejan en el crecimiento y reproducción de las novillas (Ossa et al. 2007). La EPP está influenciada de manera directa por el peso, tamaño y madurez del animal, factores que bajo condiciones tropicales son difíciles de controlar debido a la influencia del estrés caló- rico sobre el individuo, el uso de forrajes de baja calidad y la poca o nula suplementación (Wing- Ching Jones et al. 2008).
Los parámetros reproductivos, servicios por concepción efectivos (SPCE) y el intervalo primer celo-concepción (IPCC) presentaron un efecto significativo sobre EPP (p<0,001). Las hembras con mayor cantidad de SPCE mostra- ron una EPP de 30,8 meses (IC95%: 30,4-31,2), mientras que las novillas, con un solo servicio, un valor de EPP de 27,8 (IC95%: 27,5-28,1). Además, las novillas con un IPCC superior a los 91 días revelan los valores de EPP mayores (EPP: 30,2, IC95%: 30,9-31,8), significativamente dis- tinto a los animales con IPCC inferiores a 90 días (Cuadro 1). La situación se puede relacionar con el desarrollo de la hembra previo a la pubertad, en el cual manejos nutricionales deficientes, pueden ocasionar un retraso en el desarrollo durante esta fase, que puede traer alteraciones en los índices reproductivos (Le Cozler et al. 2008, Cooke et al. 2013). La edad al primer servicio no se tomó en cuenta como variable independiente en este estudio. Algunas personas autoras afirman que, conforme se incrementa la edad de la novilla los índices de fertilidad disminuyen, lo que causa un incremento en los SPCE y IPCC (Le Cozler et al. 2008, Cooke et al. 2013)
Para este estudio en particular, de forma innovadora se fusionaron de manera ponderada las prácticas de salud, alojamiento y alimentación en una variable global, denominada “manejo”.
El manejo en su condición de variable modificable se exploró en el modelo estadístico tanto de forma aislada como en asociación con la raza y la finca. Como los efectos de los factores se han estudiado individualmente, el soporte de la literatura es escaso al explicar los resultados obtenidos bajo una clasificación integrada.
La sumatoria ponderada de las variables parciales, se realizó en manejo global de las 22 fincas utilizadas, 4 clasificadas como explotacio- nes con manejo alto (Media: 105; ± 1,4), 14 de manejo medio (Media: 89,0; ± 9,0); y 4 de manejo bajo (Media: 62,5; ± 11,6), con un total de 659, 1793 y 528 animales.
Las principales inconsistencias se encon- traron en el área de salud, que correspondió al cri- terio más difícil de manejar aunque repercute de forma relevante en los parámetros reproductivos, como la EPP. La falla más común corresponde a las prácticas de higiene y el uso productos de mala calidad o una baja frecuencia de limpieza de instalaciones. Asimismo, el número de casos clínicos, durante el período de desarrollo del animal, repercute en la calificación parcial que tengan las fincas por categoría.
Se observó que los animales sometidos a sistemas de manejo de calidad deficiente o baja, presentan una media marginal de EPP de 30,20 meses (IC95%: 29,8-30,6), similar a lo obtenido por los animales criados en sistemas con prácti- cas de manejo intermedias (EPP: 30,05; IC95%: 29,7-30,4) (Figura 1). Por el contrario los anima- les con programas de desarrollo de terneras de alta calidad, presentaron los valores de EPP más bajos, en comparación con los otros 2 sistemas, con una EPP de 27,6 meses (IC95%: 27,2-28,0), lo que evidencia la importancia del manejo efectivo durante el periodo de crianza sobre el desempeño posterior de una novilla, en los parámetros repro- ductivos y productivos (Heinrichs et al. 2005, Le Cozler et al. 2008, Pithua et al. 2009, Heinrichs y Heinrichs 2011, Abeni et al. 2012).
La crianza de terneras con un adecuado peso se puede lograr cuando la finca tiene prácti- cas eficientes de salud, con sus protocolos vacu- nales completos y atención temprana de casos clínicos, así como alojamiento que cumpla con las características necesarias de confort, higiene y bienestar animal, junto con un balance nutricio- nal que llene las necesidades diarias del animal en crecimiento (Stanton et al. 2012, Krpálková et al. 2014).
Inapropiadas prácticas sanitarias del manejo de terneras, han reportado problemas gas- trointestinales o enfermedad respiratoria durante el periodo predestete, que sometidas a algún tra- tamiento, presentan menor ganancia de peso dia- rio, lo cual conlleva a un valor de EPP elevado (de Passillé y Rushen 2016, Heinrichs et al. 2005)and were allocated to 3 weaning strategies: (1; similar a lo obtenido en este estudio con la relación exis- tente entre las prácticas de manejo deficientes y el incremento de la EPP.
Quince de las fincas analizadas reporta- ron la ejecución de tratamientos tempranos de los animales enfermos, lo cual garantiza que la ganancia de peso diario y el peso final de la ternera al destete se vea menos comprometido. Van Der Fels-Klerx et al. (2002) reportaron que la aparición del síndrome respiratorio bovino, o diarreas en las primeras etapas, no solo llegan a afectar el peso vivo del animal e incrementar la EPP, sino que también contribuyen a incrementar, hasta en un 5%, la posibilidad de muerte embrio- naria temprana o aborto en su primer parto.
Uno de los puntos críticos de la crianza es el manejo del período de calostro, pues se ha reportado que un 40% de las muertes pre-destete, asociados a un fallo en la transferencia de la inmunidad pasiva, lo cual se obtiene en la ingesta de calostro (Hulbert y Moisá 2016). Los animales de baja vitalidad producto de fallas de manejo como falta de higiene o ambientes hostiles, nece- sitan terapias con antinflamatorios para mejorar la capacidad de absorción de inmunoglobulinas, pues la respuesta inflamatoria inhibe la transfe- rencia de inmunidad pasiva del calostro, a pesar de tener una ingesta constante (Hulbert y Moisá 2016). Las fincas analizadas ofrecen el calostro en las primeras horas y la mayoría de fincas utiliza leche entera para alimentar las terneras de buena calidad. Todos reportan al menos, una muerte o signos de enfermedad en las crías los primeros meses de vida.
De las fincas analizadas, 5 utilizan reem- plazador de leche para alimentar las terneras durante su período de lactancia, 16 utilizan leche entera y solo una reporta usar ambos tipos. Solo 8 de las fincas realizaban análisis previo a la leche, principalmente para controlar residuos de antibióticos y mastitis. La administración de leche entera sin ningún tipo de análisis previo o pasteurización, provocó la incidencia de diarreas y disminuye la tasa de crecimiento de la ternera. Hubo casos de leche con altos niveles de células somáticas, mastitis o residuos de antibiótico que afectan de forma directa la salud de la hembra (Edrington et al. 2012). Existen reportes que asocian el consumo de leche de descarte a un incremento de la EPP, a diferencia de aquellas que consumieron leche de buena calidad (Mohd Nor et al. 2013).
Aparte de la calidad de la leche, los ingre- dientes utilizados en las dietas de terneras lactan- tes son importantes para garantizar el desarrollo ruminal adecuado. La totalidad de fincas estudia- das ofrece concentrado y heno o pasto verde, con la finalidad de incrementar la producción de áci- dos grasos volátiles, principalmente butirato que estimula el crecimiento de las papilas ruminales y mejora la función del rumen (Khan et al. 2011).
El desarrollo adecuado de una ternera se ve perjudicado de forma directa por el aloja- miento, inadecuada infraestructura que puede afectar el acceso al agua, alimento y áreas de descanso, al incrementar la desigualdad de los animales y afecta el desarrollo de aquellos que no se encuentran en una buena posición social en la jerarquía del grupo (Lievaart et al. 2012). Del mismo modo, estas carencias van a influir en la incidencia de enfermedades gastrointestinales y respiratorias que a la larga, retrasan la EPP (Khan et al. 2011). Pettersson et al. (2001), reportan mayor cantidad de neumonías y brotes de diarrea,cuando se alojan las terneras de forma grupal durante sus primeros meses de vida; asociado al tipo de medidas higiénicas utilizadas en este sis- tema, el incremento de los niveles de amonio, alta humedad relativa y pobre ventilación.
Fallas en el alojamiento, como poco espa- cio en el comedero, promueve la competencia que modifica el comportamiento alimenticio de la ternera, e interfiere con la ganancia de peso diario (Lievaart et al. 2012). De la misma manera, el clima al cual se someten las terneras durante sus primeros días, afecta el estado de salud, pues animales bajo estrés calórico disminuyen el consumo de alimentos; así, es necesario tomar medidas para disminuir la temperatura ambiental y garantizar el incremento de consumo de mate- ria seca que se pierde con las altas temperaturas (Lievaart et al. 2012). De las fincas selecciona- das, 14 mantienen las terneras en alojamiento individual. La mayoría cuenta con piso elevado o camas de tipo orgánico; lo que permite saber, con certeza, el consumo de alimento sólido para obtener el peso adecuado al momento del destete (Wathes et al. 2008)
Al analizar el efecto del manejo, en asociación con la raza, se puede observar una tendencia al incremento en la EPP conforme las prácticas pierden eficacia (Figura 2). Esta tendencia es más marcada en las vacas Jersey. Los animales desarrollados en sistemas de crianza de alta calidad presentan una EPP de 26,1 (IC95%: 25,6-26,7), lo cual difiere signifi- cativamente, de las terneras criadas en sistemas de media y baja calidad, que tuvieron una EPP de 29,4 (IC95%: 29,0229,8) y 29,9 (IC95%: 29,3-30,5), respectivamente. Por otra parte, en la raza Holstein, no se observaron diferencias importantes entre las terneras criadas bajo sistemas de calidad media (EPP: 30,7; IC95%: 30,2-31,2) o baja (EPP 30,5, IC95%: 30,1-30,8), pero sí se observó que las vacas desarrolladas, en sistemas de crianza con manejo de alta efi- ciencia, presentaron las EPP más bajas (EPP: 29,2, IC95%: 28,6-29,8) (Figura 2).
Los valores anteriores demuestran que cuando se analiza el efecto del manejo (variable modificable) sobre la EPP, las fincas con manejo medio presentan resultados que se asemejan más a las fincas de manejo deficiente, en comparación con aquellas con alta eficiencia en su método de crianza. Esto se puede deber a que dentro de las categorías de la variable de manejo global, existen aspectos que pesan más sobre la EPP. Por ejemplo, una mayor incidencia de enfermedades gastrointestinales y respiratorias, durante el desa- rrollo temprano de una ternera, puede provocar un incremento mayor en la EPP que la periodi- cidad de visita del médico veterinario a la finca. Por tanto, las diferencias entre las fincas, con alto y medio manejo, se marcan más sobre el efecto de la EPP. Asimismo, vuelve a quedar en evidencia que, independientemente de la raza que se utilice, el tipo de crianza influye de forma directa sobre el valor de la EPP.Los resultados muestran que el desarrollo de la ternera, bajo condiciones adecuadas de nutrición, salud y ambiente, mejoran el peso corporal y permiten alcanzar la madurez sexual a edades más tempranas; lo cual, a largo plazo, se puede manifestar en mejores índices produc- tivos y reproductivos dentro del hato (Le Cozler et al. 2008).
No obstante, se pudo observar que existe una alta variación entre las EPP de diferen- tes hatos, aun cuando sean pertenecientes a un mismo nivel de manejo, tanto para la raza Holstein (Figura 3) como para la Jersey (Figura 4), lo que en muchos casos se puede asociar a la política reproductiva de cada finca; asimismo, el estudio no consideró las posibles diferencias en el manejo posdestete, lo cual puede contribuir a que se observen estas dife- rencias marcadas en fincas que tienen similar manejo predestete.
Para la raza Holstein, las fincas que presen- taron valores de EPP mayores, corresponden a las Fincas 8 (EPP: 37,0; IC95%: 35,7-38,4) y 22 (EPP: 35,5; IC95%: 34,9-36,1), las cuales tienen hatos ubicados en Región Huetar Norte (Figura 3). La Finca 8 tiene un tipo de manejo medio y la 20 un manejo de baja calidad. Por otra parte, los valores de EPP más bajos se reportan en las fincas 1 (EPP: 25,6; IC95%: 25,3-26,0), correspondiente a una de las fincas con manejo de alta calidad y la 20 (EPP: 24,9; IC95%: 24,5-25,4), que se encuentra en los hatos de técnicas de crianza de baja calidad.
Como caso particular, en la Finca 20, las terneras se alojan de forma grupal los primeros 60 días de vida. La finca mantiene una política de reemplazos abierta, en la cual se crían anima- les dentro del hato, aunque también se adquieren hembras fuera de la finca; tampoco hay análisis de la leche entera que se utiliza como fuente de alimentación de las terneras lactantes. Estas características se podrían considerar como posi- bles factores de riesgo a incrementar la EPP.
Sin embargo, a pesar de todo esto, la finca mantiene un valor bajo de EPP, posiblemente asociado a que llevan sus animales a primer servicio a la temprana edad de 12 meses; además, hacen uso del toro si las novillas repiten celo.
La mayoría de las fincas, con ganado raza Jersey, presentan valores inferiores de EPP en relación con las fincas con ganado Holstein (Figura 4). La Finca 6 presenta el valor más alto de EPP reportado, a pesar de tener un buen manejo de crianza (EPP: 39,0; IC95%: 35,5-42,9). Los valores de EPP inferiores que reporta la raza Jersey concuerdan con lo reportado en estudios anteriores, que manifiestan la precocidad de la raza para alcanzar su madurez reproductiva (Castillo-Badilla et al. 2013).
Al analizar el efecto de la finca y las prácticas de manejo, sobre la edad del inicio de la vida reproductiva, se refleja la diversidad que existe, actualmente, en los sistemas de pro- ducción costarricenses, en la cual se encuentra gran variación en aspectos tales como sistemas de confinamiento, tipos raciales, nivel de uso de tecnologías, manejo de recurso forrajero, uso de suplementos y concentrados, mano de obra, entre otros (Vargas Leitón et al. 2013).
Dentro del grupo de las fincas con superior calidad de manejo, corresponden en su mayoría a explotaciones especializadas de altura, ubicadas en la zona de Vara Blanca. Según Vargas Leitón et al. (2013), estas fincas se caracterizan por ser lecherías intensivas, altamente tecnificadas, generalmente establecidas sobre los 1600 msnm, con ganado puro, especializado y con la mayor producción de sólidos por hectárea. Asimismo, ofrecen dietas de alta calidad, utilizan concentra- do, suplementos y fertilizantes en los pastos. Esto puede explicar la presencia de una EPP entre los 24-28 meses de edad. Sin embargo, la finca 6, incluida en este grupo, reporta una EPP de 37,9 meses, lo cual se puede deber a que es la única finca, dentro de este grupo, localizada en bajura, en una zona que presenta temperatura ambiental y humedad relativa superior a las demás. Estos factores climáticos hacen más difícil el inicio de la vida reproductiva a una edad más temprana, debido a los pastos de baja calidad que crecen en la zona y al estrés calórico al que se someten los animales (Wing-Ching Jones et al. 2008).
El grupo de fincas con tipo de manejo medio es el más diverso, en el cual tanto la EPP, como la ubicación de las fincas, es variable. Por otra parte, las explotaciones con manejo de baja calidad son, en su mayoría, fincas ubicadas en la zona de bajura costarricense, principalmente en la región Huetar Norte, en donde las tempe- raturas son altas y las precipitaciones superiores a los 4000 mm anuales, e igualmente, se tiene una mayor incidencia de sistemas de pastoreo continuo (Vargas Leitón et al. 2013). Esto se puede relacionar, entre otros factores, al índice de temperatura y humedad (ITH), pues, al aumentar la precipitación, la temperatura baja y la humedad relativa aumenta, con una relación superior a 72 en el ITH; el animal se somete a un estado de estrés calórico que afecta, de forma directa, el desempeño reproductivo; por tanto a un incre- mento de la EPP (Wing-Ching Jones et al. 2008).
CONCLUSIONES
Los resultados demuestran la importancia del efecto de los factores modificables sobre la EPP, lo cual evidencia que las prácticas de manejo predestete influyen, directamente, sobre el valor de la EPP, lo cual se convierte en una herramienta de utilidad para los productores, ya que les per- mite conocer qué aspectos del desarrollo de sus reemplazos, pueden mejorar para obtener bene- ficios a corto, mediano y largo plazo, en especial cuando se identifican las variables modificables existentes en la finca. Se puede concluir que los rubros de alimentación y alojamiento son los que se acercan más al puntaje máximo por categoría, lo cual sugiere la probabilidad de que las fincas fallen más en el manejo sanitario de las terneras que en el alojamiento y alimentación. Errores comunes cometidos dentro de los protocolos sanitarios, de alimentación y alojamiento, pueden ser corregidos de forma temprana para evitar un impacto negativo sobre los parámetros reproduc- tivos de una novilla e incrementar la eficiencia del hato en general.