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Revista Costarricense de Ciencias Médicas
Print version ISSN 0253-2948
Rev. costarric. cienc. méd vol.18 n.2 San José Jun. 1997
Resumen
Los resultados mostraron una mayor prevalencia de hipertensión arterial, diabetres mellitus, antecedentes de infarto familiar y obesidad en el grupo que había tenido infarto. El consumo de tabaco no fue significativo en ambos grupos.
Los triglicéridos se reportaron elevados significativamente (p< 0,005) en el grupo de mujeres con infarto con respecto al de mujeres sanas; también se observaron valores mayores en la relación colesterol total/colesterol HDL en el grupo con infarto. Los niveles de colesterol LDL, colesterol HDL y de lipoproteína (a) presentaron diferencias no significativas entre ambos grupos. (Rev. Cost. Cienc. Méd. 1997; 18-2:29-35)
Palabras Clave
factores de riesgo cardiovascular, dislipidemias, lipoproteína (a).
En Costa Rica las enfermedades cardiovasculares están entre las primeras causas de muerte en la población adulta y entre ellas el 50% se debe a la cardiopatía isquémica aterosclerótica (1,2). En la búsqueda de los posibles factores etiológicos de esta patología, se debe considerar el actual estilo de vida, donde los componentes culturales y sociales tienen una decisiva relación con la salud y la enfermedad e incluyen en los factores de riesgo cardiovascular modificables, los que aunados a una predisposición familiar, resultan en el proceso isquémico del miocardio.
La prevalencia de infarto en las mujeres no se aleja de la de los varones, sobre todo en la edad menopáusica, donde se presenta una disminución de la protección estrogénica (3). En las que han presentado un evento coronario, las cifras de mortalidad alcanzan su máximo en e primer año de post infarto, posteriormente el riesgo de morir es de 7% por año en dicho sexo, mientras que en los hombres es de 5% (4). Es así que se hace indispensable conocer cómo se comportan los diferentes factores de riesgo cardiovascular en el sexo femenino, objetivo que se propuso en el presente estudio.
Materiales y métodos
Se estudiaron dos grupos de pacientes, uno de 14 mujeres que habían sufrido un infarto recientemente (en los dos últimos meses) y el otro de 14 mujeres sanas, esposas de pacientes con infarto; en ambos grupos estaban iniciando el programa de rehabilitación carviovascular, el grupo sano en realidad de acompañantes de sus cónyuges.
A todas las pacientes se les tomó datos de edad, ocupación, presencia o no de menopausia, ingesta de medicamentos que alteraran los lípidos, antecedentes familiares, tabaquismo, y antecedentes patológicos personales; así mismo se les tomó presión arterial, talla, peso y muestra de sangre en ayunas de 14 horas para el análisis de colesterol total, triglicéridos, lipoproteínas de alta densidad (HDL) y glicemia por medio de métodos enzimáticos colorimétricos estandarizados. Tambien se evaluó el nivel de lipoproteína (a) a través de un método inmunoenzimático. Las lipoproteínas de baja densidad (LDL) se analizaron por la fórmula de Friedwald. La evaluación de la alimentación se llevó a cabo con registro de tres días y la frecuencia de consumo de alimentos.
Resultados
El tabaquismo no fue significativo en ambos grupos, sólo 10% consumían cigarrillos (2 post-infarto y 1 sana).
En las pacientes con infarto hubo mayor prevalencia de antecedentes familiares de dicha enfermedad 86% contra 36%; así como antecedentes personales de hipertensión, 57% versus 21%. Había 14% de diabéticas en el grupo con infarto y ningún caso en el grupo de sanas.
En las 28 mujeres se observó un promedio de IMC (índice de masa corporal) de 26. Entre las pacientes con infarto, 57% presentó algún grado de obesidad (IMC > 27) contra 36% en el grupo de las sanas (cuadro 1).
Los triglicéridos séricos estuvieron elevados (más de 200 mg/ dl) en forma significativa (p < 0,05) en 93% de las pacientes que habían presentado infarto con respecto a 57% del otro grupo (cuadro 2); la relación colesterol total / colesterol HDL tuvo niveles altos (más de 4,5) en 64% de las pacientes con infarto y sólo en 29% de las pacientes sanas (cuadro 3). La diferencia en los valores de LDL no fue significativa en ambos grupos; sin embargo, 42% de pacientes con infarto y 57% sanas presentaron niveles por encima de 130 mg / dl. Las HDL (cuadro 4), así como los niveles sanguíneos de lipoproteína (a) tampoco presentaron diferencias significativas. Esta última al ser analizada en menopaúsicas y no menopaúsicas, sin tener en cuenta la presencia de infarto, se observó que 89% de las primeras tenían valores elevados (más de 20 mg / dl) contra 55% de las no menopaúsicas.
El contenido de grasas saturadas y colesterol en la dieta fue adecuado en ambos grupos; la modificación de los hábitos alimentarios lo indicaron inmediatamente después del infarto por consejo médico; lo que fue adquirido también por el grupo de sanas, al contribuir con la rehabilitación de sus cónyuges. El patrón de alimentación mostró una adecuada frecuencia de consumo de frutas y vegetales y un bajo consumo de carnes y grasas.
Discusión
En el presente estudio, los antecedentes familiares de infarto del moicardio, así como los personales de diabetes, hipertensión y obesidad, fueron factores de riesgo cardiovascular relevantes en las mujeres que habían presentado un infarto. El consumo de tabaco fue bajo en los grupos y el tamaño de la muestra impide valorar adecuadamente éste factor de riesgo.
Es indudable la relación del peligro de un evento coronario, cuando existe el antecedente familiar del mismo, sobre todo si se ha presentado en edad temprana (7), también existen datos de que la protección que las mujeres tienen contra la aterosclerosis se pierde casi por completo cuando ellas presentan diabetes (8); en cuanto a la hipertensión, por si sola, al parecer no induce a aterogénesis, pero en presencia de un nivel crítico del colesterol LDL, acelera extraordinariamente la aterosclerosis (9).
La obesidad medida por el IMC (índice de masa corporal), se ha relacionado con peligro de enfermedad cardiovascular, si está por encima de 27 (10); sin embargo la distribución del peso corporal, es tal vez más importante en cuanto a predecir el riesgo; así, las mujeres cuyo incremento ponderal se manifiesta en la cintura están en mayor peligro de infarto que aquellas en el incremento se observa a nivel de caderas (11). En el análisis del perfil lipídico de los grupos estudiados, la elevación de los triglicéridos fue estadísticamente significativa en el grupo que había presentado un infarto; con respecto al otro grupo, la relación colesterol total / colesterol HDL presentó también mayores valores en el grupo con infarto. Se observó diferencia estadísticamente no significativa en cuanto a los niveles de HDL, LDL, y lipoproteína (a).
Existen publicaciones que expresan que el colesterol total y el colesterol LDl guardan relación con la morbilidad y mortalidad por enfermedad cardiovascular en las mujeres (12); sin embargo, es poco probable que el colesterol total sea representativo, porque en las mujeres una proporción mayor de la cantidad total lo constituye el colesterol HDL. En las premenopaúsicas y en las menopaúsicas con sustitución estrogénica, las LDL quizás no sean un factor de riesgo tan potente como en los varones, por los efectos antioxidantes del estrógeno (13). En cambio los triglicéridos, que guardan sólo relación débil con el mayor riesgo de coronariopatía en varones, constituyen un indicador más potente de peligro en mujeres (14). Se ha visto que los niveles bajos de HDL constituyen un elemento más potente de predicción en las mujeres que en el sexo masculino (11).
La lipoproteína (a), una molécula que incluye otra de LDL unida por un enlace disulfuro a un péptido que tiene una similitud de 80% con el plaminógeno y que es captada en la pared arterial ha sido relacionada con enfermedad cardiovascular en hombres y mujeres cuando los niveles sanguíneos de la misma están por encima de 20 mg/dl (16). En el presente estudio no hubo significativa diferencia entre ambos grupos. La elevación que se reporta en la lipoproteína (a) en las mujeres menopáusicas probablemente se deba al déficit estrogénico, pues se ha visto que los estrógenos la disminuyen. Actualmente hay una tendencia creciente hacia la sustitución estrogénica en la menopausia, y una razón de peso es disminuir el riesgo de coronariopatía (17) por otro lado las pacientes que ya han tenido un infarto están en mayor riesgo de un segundo evento coronario; sin embargo ninguna del presente estudio recibía sustitución, probablemente ésto podría reflejar desconocimiento o temor a las reacciones adversas de éstos medicamentos.
El consumo de grasas saturadas y colesterol que se ha relacionado con el riesgo de infarto, no se evaluó en las pacientes del estudio debido a que ya habían variado sus hábitos alimentarios y el mismo se consideró dentro de lo que actualmente se recomienda (6).
En conclusión, hay factores de riesgo que sirven para predecir el peligro de problemas coronarios en mujeres y varones, pero otros se comportan de manera diferente en el sexo femenino como los niveles de LDL que tal vez no sean tan predictivos del riesgo; en cambio, los HDL pueden ser más predecibles. El nivel de triglicéridos pareciera tener mayor peso de peligro en ellas, y la diabetes se ha reportado como un factor tan importante en las mujeres que pueden duplicar el riesgo de coronariopatía con respecto a los varones.
Abstract
The first group shows hypertension, and diabetes mellitus. It also shows hypertrigliceridaemia (p< 0,05) and the relationship between total colesterol/HDL colesterol was higher than the second group. There was no significance between, LDL, HDL and lipoprotein (a) levels.
Agradecimientos
Referencias
2. Jiménez JG. La promoción de la salud: un instrumento para prevenir las enfermedades cardiovasculares. Rev. Centroam Adm Publ 1993; 25:17-28. [ Links ]
3. La Rosa J. Dislipoproteinemia en mujeres y ancianos. Clínicas Médicas de Norteamérica. Enero 1994. [ Links ]
4. Robinson J, León A. Prevención de la enfermedad cardiovascular; énfasis en la prevención secundaria. Clínicas Médicas de Norteamérica. Enero 1994. [ Links ]
5. Vital Statistics of the United States, 1985. Vol. ll. Mortality part A. National Center for Health Statistics, DHHS Pub. N (PHS) 88-1101. Public Health Service. Washington, DC, US Government Printing Office, 1988. [ Links ]
6. The Expert Panel: Second Report of the National Cholesterol Education Program Expert Panel on detection, evaluation, and treatment of high blod cholesterol in adults. JAMA 1993. [ Links ]
7. Kannel WB, Dagostino RB, Wilson PW, et al: Diabetes, fibrinogen, and risk of cardiovascular disease: The Framingham experience. Am Heart J 1990; 120: 672-676. [ Links ]
8. Kannel WB: Hypertension. Relationship with other risk factors. Drugs 1986; 31:1. [ Links ]
9. Roncari D. Report on clinical metabolic evidence for the obesity on cardiovascular risk factors. Canadian Guidelines for Healthy Weights, 1988. [ Links ]
10. Soler JT, Folsom A R, Kushi L H, et al: Association of body fat distribution with plasma lipids, lipoproteins, apolipoproteins, A I and B in postmenopausal women. J Clin Epidemiol 1988; 41:1075. [ Links ]
11. Bush TL, Friend LP, Barret-Connor E. Cholesterol, lipoproteins, and coronary heart disease in women. Clin Chem 34:B60,1988. [ Links ]
12. Rifici BA, Khachadurian AK. The inhibition of low-density lipoprotein oxidation by 17-B-estradiol. Metabolism 1992; 41:1110. [ Links ]
13. Castelli WP: The trygliceride issue: A view from Framinghan. Am Hearth J 1986; 112:432. [ Links ]
14. Austin M, Hokanson J. Factores de riesgo de arteriopatía coronaria, triglicéridos, lipoproteínas de baja densidad densas y pequeñas y lipoproteína (a). Clínicas Médicas de Norteamérica. 1/1994. [ Links ]
15. Grady D, Rubin SM, Pettiti DB et al. Hormone therapy to prevent disease and prolong life in postmenopausal women. Ann Intern Med 1992; 117:1016. [ Links ]
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* Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (INCIENSA). Tres Ríos, Costa Rica.