Introducción *
Diversos investigadores del fenómeno neopentecostal en Latinoamérica, tales como Miguel Mansilla (2007), Jaime Martínez (2012), Jesús García-Ruiz (2014), y René Abel TecLópez (2019), por mencionar algunos, problematizan la complejidad, similitudes y contrastes entre países de América Latina al momento de investigar y comprender el movimiento neopentecostal. Lo anterior, porque el neopentecostalismo es un fenómeno nacido en Estados Unidos a partir de la segunda década de los años 70's como consecuencia de una tercera ola del pentecostalismo clásico por lo tanto, como desarrollo que se originó del movimiento carismático norteamericano. Conforme el neopente-costalismo se fue consolidando y creciendo en el continente americano y el mundo, se distanció cada vez más del pentecostalismo clásico y del movimiento carismático, convirtiéndolo en un fenómeno religioso independiente que se ha logrado adaptar a las dinámicas propias de cada territorio en particular, dibujando ciertas diferencias entre cada país de la región latinoamericana.
Sin embargo, la base del movimiento neopentecostal se caracteriza porque posee elementos distintivos, tales como ser un movimiento liderado por telepredicadores, pseudoapóstoles, profetas y evangelistas que usan como herramienta de evangelización los medios de comunicación masivos. Estas superestrellas del evangelismo se caracterizan por congregarse en mega-iglesias ubicadas sobre todo en las grandes ciudades de distintos países, ya que es un movimiento religioso que nace para las clases medias y altas de la sociedad, razón que les motiva a profesar la teología de la prosperidad. A nivel teológico, el neopentecostalismo se caracteriza por tener una postura escatológica posmilenaria. Es decir, tienen la creencia de que la segunda venida de Cristo ocurrirá una vez que el mundo se convierta en una nación cristiana. Para lograrlo, los neopentecostales necesitan llegar a los puestos de poder de cada país, tomando desde los gobiernos locales hasta la presidencia de gobierno como máxima aspiración y realización para el establecimiento de una nación cristiana. En consecuencia, el neopentecostalismo, desde sus inicios, ha tratado de reconciliar la religión con la política.
Para la plena realización del idilio neopentecostal estos actores políticos-religiosos están conscientes de que necesitan homogenización y conquista territorial, por lo tanto, el movimiento neopentecostal establece que están en una constante guerra espiritual para la restauración de los territorios y población infiel al proyecto divino. Tal pensamiento provoca que el posicionamiento político del discurso neopentecostal busque el retorno y establecimiento de una teocracia a escala mundial.
Como consecuencia de lo anterior, en 1998, el telepredicador neopentecostal Pat Robertson se presentó en la carrera presidencial de 1988 como candidato republicano para estar en la Casa Blanca. A partir de ese momento, la región de América Latina comenzó a experimentar la incursión de actores neopente-costales en momentos electorales. A escala nacional, en la primera ronda electoral presidencial del 2018, Costa Rica experimentó un shock religioso orquestado por el salmista y candidato presidencial Fabricio Alvarado. Este hecho, marcó un antes y un después no solo para los movimientos y partidos cristianos, sino también, para la historia electoral de Costa Rica quien presenció en ese momento (2018) el mayor triunfo neopentecostal visto en una carrera presidencial.
A partir de un análisis discursivo sobre los imaginarios político-religiosos desde la óptica geográfica, este artículo expone el tipo de visión territorial y electoral que tienen las elites neopentecostales y su fin como actor transnacional.
El abordaje discursivo multiescalar, parte de la escala global con el caso de Estados Unidos. Posteriormente, se procede al estudio de la escala regional donde se abordaron los casos de Guatemala, Nicaragua, Brasil y Colombia. Para finalizar, con el caso de las elites neopentecostales en Costa Rica.
Desarrollo
Quienes son las superestrellas del neopentecostalismo en América
Elite Neopentecostal en Estados Unidos
El neopentecostalismo, como fenómeno religioso independiente, toma fuerza en los Estados Unidos por actores autónomos de denominaciones eclesiásticas como: evangelistas, apóstoles y telepredicadores. Price (2008, 28) plan-tea que “uno de los grandes exponentes del neopentecostalismo norteameri-cano fue Pat Robertson”. Robertson, es un famoso telepredicador, hijo del senador Absalom W. Robertson (1887-1971). Este religioso, en el año 1960, funda la primera red de Televisión Cristiana en los Estados Unidos llamada CNB y The Club. En una entrevista realizada a Pat Robertson por el evangelista Sid Roth respecto a la fundación de la cadena CNB, Robertson (2019, 4m30s) señala “En televisión vimos una explosión de unción, milagros y salvaciones”. Robertson, es considerado por algunos observadores políticos como un influyente portavoz de los cristianos conservadores en Estados Unidos. Cabe señalar que; lo religioso llevado a la escena televisiva en un inicio por Pat Robertson provocó que otros ministerios independientes tomaran medios de comunicación masiva. Estos ministerios, fueron dirigidos principalmente por hombres que se convirtieron en super estrellas televangelistas como Jim Bakker, Paul Crouch, Benny Hinn, Kenneth Copeland entre otros. Al respecto, Benoit (2002, 42) explica: “Esta fracturación continuaba en los 1980-1990 con el crecimiento de más ministerios independientes como las televisiones CBN de Pat Robertson, PTL de Jim Bakker, o TBN de Paul Crouch”. Por lo tanto, se evidencia como aún en el difuso1 surgimiento del neopentecostalismo sobresalen figuras como Kenneth Copeland, Jim Bakker, Paul Crouch, Benny Hinn, Oral Roberts y Pat Robertson, todos retratos de la televisión cristiana estadounidense. De modo que, para el neopentecostalismo, el evangelizar almas no se ve ya limitado a un espacio específico como una iglesia o residencia religiosa, si no que el culto es llevado a un medio de comunicación masiva como lo es la televisión. Este hecho caracteriza al neopentecostalismo en un inicio como fenómeno disruptivo del espacio físico, puesto que cambia la forma tradicional de evangelizar, es decir; el evangelio ya no va a ser propio del espacio físico donde se congregan las personas, sino que la televisión se convierte en un nuevo espacio de culto, intangible, pero que de igual manera congrega personas. El actor religioso ya no se ve delimitado a un espacio y cantidad de fieles especifico, sino que, apuesta por una ruptura de fronteras, de espacio y tiempo. También, llega a conciliar lo sagrado del culto con lo profano que podría significar el adscribir el evangelio a medios de comunicación, es decir, la ad-misión al mundo exterior fuera de los lugares sagrados. Los esfuerzos de Pat Roberson, Jim Bakker, Kenneth Copeland, Benny Hinn; superestrellas tele-vangelistas, se enfocaron en conciliar lo religioso con el mundo externo, una reconciliación para la restauración de las almas en el momento que desdibujan las fronteras de la Iglesia. En segunda instancia, los líderes neopentecostales aprovecharon los medios de comunicación masivos como herramienta de poder e instrumento de homogenización de individuos por medio del recurso discursivo.
Elite neopentecostal en Brasil
El caso del neopentecostalismo brasileño puede ser considerado como uno de los más emblemáticos de la región latinoamericana, por la fundación de la Iglesia Universal Reino de Dios en Río de Janeiro. Esta iglesia fue fundada en 1977 por el controversial líder y predicador Edir Macedo, considerado por la revista Forbes como el pastor más rico de Brasil.
La investigadora Lamia Oualalou (2015, 12) haciendo referencia a la congregación indica: “... La Iglesia Universal que posee dos editoriales, una agencia de turismo y una compañía de seguros. Desde 1989 posee la Rede Record, el segundo canal de televisión del país”. Oualalou (2015) explica que el pastor Edir Macedo también controla una red de radios llamada Red Aleluia, que alcanza el 75% del territorio brasileño. Al igual que las redes neopentecostales estadounidenses, el neopentecostalismo brasileño se caracteriza por obtener medios de comunicación masivos para hacer proselitismo, pero además para ofrecer servicios religiosos en donde se motiva a los fieles a donar dinero y exaltar la teología de la prosperidad, ya que las iglesias neopentecostales en Brasil funcionan como empresas. Por otra parte, las mega-iglesias que van creciendo en todas las ciudades brasileñas también son una apología del poder económico que poseen. Según Martínez (2012, 15) esas mega construcciones, desde lo simbólico, materializan la cercanía con Dios por medio de los templos, que se mantienen por el diezmo de los fieles. Además, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), cada año abren 14.000 nuevas iglesias neopentecostales, razón por la cual Brasil es el país que ha tenido un mayor crecimiento respecto a su diversidad religiosa en tan corto tiempo.
La territorialización y el poder político-religioso en el país más grande de Amé-rica Latina se evidencia en lo simbólico a través del cambio del paisaje de la ciudad. Como menciona Oulalou (2015), es sacralizar lo profano con símbolos que les recuerdan a las personas quién ejerce y fiscaliza el poder por medio de la toma simbólica del paisaje de la ciudad y periferias.
Elite neopentecostal en Guatemala
Otro ejemplo particular, para la región latinoamericana es el escenario religioso de Guatemala. Un país históricamente de raíces católicas y que ahora se enfrenta a un pluralismo religioso, sobre todo por el rápido crecimiento de mega-iglesias neopentecostales. Según, la investigadora Andrea Althof (2018, 15), “Las megaiglesias Casa de Dios, Fraternidad Cristiana de Guatemala y El Shaddai se encuentran entre las iglesias más grandes del mundo. Cada una recibe un aproximado de entre 20.000 y 25.000 personas todos los domingos”. Estas iglesias, además de crear una nueva territorialización y de preocuparse por demostrar la bendición económica de Dios por medio de monumentales iglesias, movilizan el discurso a través de medios digitales como Twitter, Facebook y desde luego cadenas de televisión. A modo de ejemplo, el controversial predicador Cash Luna cuenta en Twitter con 971.000 seguidores y 6 millones de personas lo siguen en su página de Facebook. Es importante, mencionar que los seguidores del telepredicador Cash Luna proceden de varios países de América Latina. Por otro lado, los líderes de las tres mega iglesias presentadas anteriormente son los telepredicadores Cash Luna, Jorge H. López y Harold Caballeros. Estos tres actores político-religiosos basan sus prédicas en elementos como: batalla espiritual, teología de la prosperidad, crecimiento personal y restauración de la nación cristiana, por mencionar algunos. Todo, dentro de un contexto de marketing religioso.
Lo anterior, hace referencia a lo que García-Ruiz y Michel (2014, p14) denominaron la teoría de la doble ciudadanía, es decir, los fieles no son únicamente guatemaltecos, sino también cristianos.
Esto, como reconfiguración de un sentido identitario desde lo espiritual, también busca crear en el feligrés un individuo globalizado (nación cristiana) y de consumo, ya que es la lógica del proyecto neopentecostal. Muestra de ello es la ya mencionada teología de la prosperidad, la cual se enfoca en la estigmatización de la pobreza y justifica las desigualdades económicas tiñéndolas como culpa de la pereza, falta de trabajo y no disposición de los talentos que Dios les dio a sus cristianos. Por ejemplo, el pastor Cash Luna se dedica en su mega iglesia (Casa de Dios) y redes sociales, a dar charlas sobre “El origen de la productividad” basadas en la parábola de los talentos. Cash Luna (2019, 8m05s) expresa: “levanta las manos y di conmigo: yo voy a producir de acuerdo con su palabra y cuando Dios lo vea será bueno, no basta producir hay que producir bien”. La cita anterior, va acompañada al rol de la familia como empresa de Dios, pero también el papel de la familia tradicional como lugar de obediencia y formación para restaurar la nación.
Elite Neopentecostal en Colombia
En Colombia, al igual que en el resto de América Latina, el mapa religioso fue modificado a inicios del siglo XX cuando llegaron a la región grupos misione-ros pertenecientes a organizaciones pentecostales, las cuales, a medida que se consolidaron en la región, le disputaron a la Iglesia Católica y a las iglesias protestantes históricas el territorio, que según ellos habían conquistado. Al igual, que el resto de América Latina, el movimiento neopentecostal llega a Colombia a la mitad del siglo XX como consecuencia de misiones previas de corte carismático y pentecostal. Según, el investigador Álvaro Cepeda van Houten (2010) en “Neopentecostalismo y política: El caso colombiano”, las iglesias neopentecostales en Colombia se caracterizan por fabricar varios ti-pos de clientelismo como: el emocional, mercantil, neoliberal y gamonalismo emocional, variables que van de la mano con su forma de hacer política.
El investigador explica que, para comprender el neopentecostalismo en este país, se debe analizar la creación de la G-12. Este es un organismo internacional que tiene como objetivo la restauración de las naciones. A modo de ejemplo, el telepredicador Benny Hinn ha hecho varias “cruzadas de oración” en la zona. También, el crecimiento del neopentecostalismo colombiano se debe a organizaciones como: la Misión Carismática Internacional, la Cruzada Estudiantil y Profesional de Colombia, la Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional y el Movimiento Independiente de Renovación Absoluta, los anteriores, como lugares de militancia religiosa y política en Colombia, los cuales se han extendido a otras regiones de América Latina. Estas organizaciones, al igual que en los casos anteriores, practican la glosolalia, el apostola-do, la búsqueda de la restauración de las naciones y una teología espíritu centrista que invita a sus fieles a hacer política. A modo de ilustración, el telepredicador César Castellanos es uno de los religiosos más famosos de Colombia. Este actor es fundador de la Misión Carismática Internacional (1983) y creador del movimiento Visión G12. Al igual que el telepredicador guatemalteco Cash Luna, César Castellanos cuenta con su propia mega iglesia, canal de televisión, 84 200 mil seguidores en Twitter y su propia aplicación para App Store y Google Play. Desde estos lugares físicos y virtuales, Castellanos pro-mueve la búsqueda del crecimiento económico, valores, guerra espiritual y establecimiento de una nación cristiana.
Elite Neopentecostal en Nicaragua
Otro caso Centroamericano, de especial interés con respecto al neopentecostalismo, es el de Nicaragua. Es importante subrayar que, hasta el momento, no existen suficientes estudios de la militancia de estos actores político-religiosos en el país nicaragüense. Sin embargo, según el investigador José Luis Rocha (2012, p12) “el caso más reconocido hasta el momento es el de la Comunidad de Renovación Familiar Hosanna”. La anterior, conocida popularmente como Iglesia Hosanna. Según, la página web de esta iglesia, la Co-munidad de Renovación Familiar Hosanna fue fundada el 17 de marzo de 1996 por los neopentecostales estadounidenses David y Bonnie Spencer en la capital de Nicaragua, Managua. Este dato es importante puesto que, como se ha venido discutiendo en los casos anteriores, el interés y éxito de las mega-iglesias corresponde con que se ubican en los centros urbanos. Lo anterior, por el nivel de influencia y visibilización que las iglesias neopentecostales poseen al ubicarse cerca de los centros de mayor poder político de cada país. Además, porque el mercado que buscan las iglesias neopentecostales corresponde a las clases medias y altas. Según los registros de esta mega iglesia, para el año de 1998, adquiere un terreno, al cual le nombran “Lomas del conquistador”. Este nombre no es nuevo ni extraño para un proyecto político-religioso que desea la homogenización y conquista territorial. En el momento de la fundación, la iglesia contaba con una asistencia semanal de 5 000 personas, pero actualmente, según su página de Facebook la asistencia semanal es de aproximadamente 20 000 personas. Seguidamente, gracias al crecimiento exponencial de esta iglesia neopentecostal, entre el 2004 y 2011, se han construido 19 iglesias en gran parte del territorio nicaragüense. Todas pertenecientes a la Iglesia Hosanna, siendo conocidas como iglesias-sucursales. Actualmente, la red de iglesias se extiende por 6 municipios de Nicaragua.
Elite Neopentecostal en Costa Rica 2
Costa Rica, al igual que el resto de la región latinoamericana se ha convertido en un territorio pluri religioso sobre todo con la llegada del pentecostalismo y neopentecostalismo quienes le han arrebatado al catolicismo un buen porcentaje de seguidores. Estimar con precisión una fecha de incursión del neopentecostalismo en Costa Rica es complicado, porque muchas congregaciones del pentecostalismo clásico evolucionaron al neopentecostalismo. Sin embargo, las manifestaciones más claras del neopentecostalismo en Costa Rica se dan a inicios de los 80, principalmente en la figura de Rony Chaves, la dinastía González, Carlos Chavarría, la familia Vargas, la familia Solís y William Magaña.
Rony Chaves.
Ronald Chaves Monge, conocido popularmente como Rony Chaves, nació el 9 de marzo de 1954 en San José, Costa Rica. Según Chaves en su libro titulado “El Presbiterio Profético” (2000), sus primeros años de vida se establecieron en Barrio México, en donde a la edad de 23 años Dios le guio a comenzar y solidificar su llamado en Costa Rica como evangelista y pastor de la iglesia protestante, pero también como productor de televisión, escritor y conferencista. Al estudiar sus pasos pastorales de pseudoapóstol y profeta, uno de los primeros vínculos que establece Rony Chaves con organizaciones espirituales se remonta a 1977, cuando ingresó al Ministerio Evangelístico. Esta organización religiosa tiene como misión “Alcanzar a todas las Naciones con el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo” (Ministerio Evangelístico, 1980). Posterior-mente, Chaves (2000, p1) menciona que “su llamado al pastorado lo recibe en 1983” para seguidamente ejercer, según él, como apóstol y profeta desde mediados de los años 80. Para esta década, comenzó a vincular su carrera pastoral a escala internacional. El autodenominado Apóstol Chaves, comenzó a establecer vínculos de formación espiritual y política con algunas élites neo-pentecostales estadounidense como Kenneth Copeland, Benny Hinn y Morris Cerullo.
Morris Cerullo fue un televangelista estadounidense, promotor del programa de televisión cristiano “Victory Today” en donde se encargaba de profesar la teología de la prosperidad, la batalla espiritual, la teología del reino y la restauración de las naciones. Esto es importante, ya que Chaves se autodenomina como el hijo ministerial del televangelista Cerullo, llamándolo “papá Cerrullo” y guía espiritual. A propósito, Chaves (2020, p1) menciona “Conocí al doctor Cerullo en los primeros meses del año de 1983. Conocí a quien sería no solo mi guía, sino también mi padre en el ministerio los siguientes 37 años de mi vida”. Lo anterior, evidencia los vínculos e influencia de las elites neopentecostales estadounidenses en la formación pastoral del costarricense Rony Chaves. El pseudoapóstol conoce al telepredicador Cerullo en el momento que el neo-pentecostalismo estaba creciendo exponencialmente para Estados Unidos y la región latinoamericana.
Los líderes neopentecostales han sabido cómo buscar aliados en el exterior para que repliquen a diferentes escalas su respectiva cruzada religiosa, creando así una red religiosa internacional como estrategia geopolítica para incursionar en los territorios, con el fin de establecer el reino de Dios en la tierra. Se observa cómo se articula por distintos actores político-religiosos del sistema internacional, a lo largo y ancho de diversa escala.
Con la vida pastoral de Rony Chaves, en 1989 se empieza a replicar para Costa Rica la “Cruzada un milagro en tu vida”3 la cual tuvo más de 100.000 asistentes. A partir de ese momento, el costarricense comienza a formar parte del equipo del televangelista Morris, y ambos actores religiosos comienzan a viajar por el mundo con el fin de dar conferencias y construir ministerios. Rony Chaves, describe este momento como la gran obra de transformación, restauración y ungimiento por las naciones. Rony Chaves, se ha encargado de construir en Costa Rica un imperio de iglesias y su propia empresa. En su autobiografía, llamada “Las Líneas Ley” (1999), el autor menciona sus iglesias: Centro de Adoración Mundial, Ministerio Misionero Mundial de Ronny Chaves, Casa del Adorador y el Centro de Restauración, edificios ubicados en San Jo-sé y Heredia. Por otro lado, el telepredicador costarricense tiene una empresa virtual llamada “Tienda Ronny Chaves” lugar donde Chaves vende aceites para la sanidad y la abundancia, ropa y sus más de 30 libros, además de poner a disposición el precio de sus prédicas y servicios de sanación.
CANAL ENLACE; la dinastía transnacional de la familia González.
En Costa Rica, uno de los casos más claros por medio del cual se articula el movimiento neopentecostal es la creación de Enlace TV, donde posicionó su carrera como cantante y salmista el excandidato presidencial Fabricio Alvarado (2018) y donde ha orado públicamente la diputada Ivonne Acuña (2018-2022). Según la página web del canal, esta es una cadena internacional de comunicación satelital neopentecostal que tiene origen en Costa Rica. Inicial-mente, la cadena televisiva es fundada por el pastor estadounidense Jonás González Rodríguez, quien, en el año de 1950, migró a Costa Rica con el fin de prepararse en el ministerio. Seguidamente, a partir de los permisos respectivos y en acuerdo con el ministerio de Gobierno de Costa Rica en 1986, se le concede la frecuencia de Enlace TV. Desde el año 1987, se crean oficinas en Texas, y en 1988 se trasmite la primera señal televisiva gracias al apoyo y do-naciones del telepredicador estadounidense Paul Crouch.
Este medio de comunicación ha sido utilizado para proclamar la teología de la prosperidad, guerra espiritual, sanidades, profecías, entre otros. El canal ha sido lugar de encuentro para las elites neopentecostales trasnacionales como Cash Luna, Dante Gebel, Benny Hinn, Ronny Chaves, Pat Robertson, César Castellanos entre otros. Por otro lado, Enlace posee actualmente 16 satélites, cuenta con 6500 puntos de transmisión entre empresas de cable, sistemas satelitales y señal abierta. Además, posee 24 oficinas entre Latinoamérica y Estados Unidos, teniendo una cobertura en aproximadamente 60 países en el mundo, según su sitio web. Esto evidencia que el canal se ha convertido en una herramienta de propaganda para la fe neopentecostal, la cual, geográficamente, no solo ha impactado el territorio costarricense, sino también a todo el continente americano, logrando desde los medios de comunicación su misión de expansión territorial a nivel multiescalar. Los medios de comunicación son el medio por el cual los neopentecostales han podido traspasar las fronteras, expandiendo una ideología que busca instalar la nación cristiana en el mundo.
Otros actores de la cruzada neopentecostal costarricense
Para iniciar, es necesario tener en cuenta como élites neopentecostales en Costa Rica a los dirigentes de la mega-iglesia Oasis en Santo Domingo de Heredia. Según la cuenta de Facebook de esta iglesia, el ministerio es perteneciente a las iglesias internacionales Asambleas de Dios. Los dirigentes de esta iglesia son la pastora Dinorah de Vargas, el pastor Raúl Vargas y su hijo Eduardo Vargas. Esta megaconstrucción, según su cuenta de Facebook tiene como misión hacer discípulos en Costa Rica y el mundo. Seguidamente, otro actor importante es la familia Solís, conformada por Hugo, Ruth de Solís y su hijo Esteban, dirigentes del Centro Evangelístico y de la llamada Iglesia Centro. Esta iglesia describe en su cuenta de Facebook (2020) que tiene como visión “Ser una iglesia amigable e innovadora que alcanza a los que están fuera y edifica a los que están dentro, estableciendo el Reino de Dios en la familiaridad, libertad y compromiso con Dios y su palabra”. Otro dato para tener en cuenta es que la familia Solís oró en la actividad que realizó el canal Enlace en el 2018 por los candidatos presidenciales de entonces. Seguidamente, otro actor por tomar en cuenta es el pastor del Centro Mundial de Milagros Pasión por las Almas, William Magaña. Esta megaiglesia tiene por objetivo principal, según su página web la restauración de almas y familias. El último caso, es el del popular “pastor de los ricos”, Carlos Chavarría. Este es el polémico pastor de la Iglesia G3:16, donde una de las fundadoras del Partido Acción Ciudadana, Carolina Malavassi, es tesorera.
Imaginario geoestratégico del discurso neopentecostal por medio de las categorías conceptuales.
Después de ubicar multiescalarmente a las estrellas del neopentecostalismo, es importante, hacer un breve repaso de cómo se dibuja por medio de las categorías conceptuales del discurso neopentecostal un imaginario geoestratégico que busca la conquista y homogenización de los territorios a escala mundial.
Escatología posmilenaria y la Nación Cristiana: el territorio como escenario de disputa por el Reino de Dios en la tierra
La escatología posmilenaria es un elemento teológico que caracteriza al movimiento Neopentecostal. Esta es una ideología en la cual se cree que, después de que el mundo entero sea totalmente cristiano, Cristo volverá por segunda vez para gobernar durante mil años, después de ello será el fin del mundo. Heinrich Schäfer (1992, p22) menciona respecto a la visión escatológica neopentecostal: “Un posmilenarismo orientado hacia el nacionalismo, re-forzado, por el logro de la independencia, el cual tenía como meta la realización del reino de Dios en los EE. UU”.
Pat Robertson (2009, p45) indica en el libro “Las Leyes del Reino” que el fin del mundo llegará cuando se instaure en la tierra un nuevo orden donde el mensaje del evangelio se escuche en todas las naciones. De ahí que el discurso de la escatología posmilenaria produzca, como primer punto, un senti-miento de nacionalismo cristiano. Esa nacionalidad cristiana, hace una convocatoria al pueblo estadounidense que está llamado a una misión especial, al igual que pasó con el “Destino Manifiesto” (1630). En segunda instancia, en el discurso posmilenario, los neopentecostales visualizan cómo debería ser la función del territorio con relación a la óptica religiosa; un reino cristiano es lo que debe ocurrir en el espacio geográfico.
Del mismo modo, el televangelista y empresario Jim Bakker (2018, 1m05s) menciona: “Donald Trump tiene un papel fundamental y fue elegido para dar a los cristianos más tiempo para prepararse para el fin del mundo”.
De ahí que la escatología posmilenaria llame a los neopentecostales a creerse acreedores legítimos del liderazgo de la iglesia y poderes políticos.
Nación Cristiana como justificación de expansionismo
“América para los americanos,
América para los cristianos”
María José Carpio Ulloa
Este concepto, no ha sido propio ni nace con el movimiento neopentecostal. El término, se caracteriza por tener una larga trayectoria histórica entre la religión católica y protestante. El geógrafo político John Agnew ubica el concepto (para el catolicismo) en el deseo papal de conformar la sociedad europea y cristiana de occidente, tras la separación entre cristianos ortodoxos y romanos consecuencia del Cisma de Oriente y Occidente.
El concepto de nación cristiana fue utilizado por los imperios occidentales antes del surgimiento de los estados-nación. El término se mantendrá en el imaginario territorial del catolicismo y es cuando el régimen del franquismo utiliza: nacionalcatolicismo.
Por lo tanto, la nación cristiana es un proyecto general del cristianismo, el cual es retomado por el movimiento neopentecostal. El proyecto, posee características geopolíticas en miras de una expansión rápida y eficaz, con el fin de instaurar el dominio del cristianismo en el mundo, representando en consecuencia el poder sobre: territorios, población y recursos. Por ejemplo, Pat Rober-tson (2009, 37) explica en el libro Las Leyes del Reino “¿Somos una nación cristiana ahora? Sin lugar a dudas necesitamos hombres y mujeres que dirijan nuestra nación”. Este hecho refleja que existe un proyecto religioso de territorialización, en donde el sentido de identidad espacial se desarrolla desde el reclamo de los cristianos por una tierra perteneciente a los hijos de Dios. Un sentido de exclusividad desarrollado por el nacionalismo cristiano y un manda-to celestial de gobernar las naciones que debe ser cumplido. La traducción geográfica de la cita de Robertson es: la nación estadounidense servirá a otras naciones, y así será exaltada, elevada y engrandecida, mientras que otras naciones apliquen la ley de la reciprocidad, mediante el diezmo y ley del uso, haciendo referencia a la teología de la prosperidad.
El proyecto político religioso de expansión territorial invocado por Pat Robertson, que solicita cierto retorno a la teocracia, no solo reclama una territorialización por medio de la nación cristiana, sino que también exige un control de la población y sus recursos. La cruzada neopentecostal promete a los cristianos la posesión de bienes materiales, territoriales y espirituales, pero quienes en realidad van a ejercer control sobre el capital van a ser las elites neopentecostales, quienes están en el peldaño más alto de la jerarquía de poder.
A modo de continuación, respecto a la nación cristiana como principio religioso de orden teocrático y territorial. En el año 1991, el pastor Stephen K Mc Dowell, en coautoría con Mark A. Beliles escribe el libro “Liberando las Naciones; Principios Bíblicos de Gobierno, Educación, Economía y Política”. El libro, según los autores, va dirigido a pastores evangélicos y líderes religiosos, con el fin de establecer una nación y gobierno fundado sobre principios cristianos.(Dowell y Beliles, 1991, p.7) posicionan como manual de estrategia territorial y adoctrinamiento a escala del cuerpo, explica a modo de introducción “¿Contiene la Biblia principios aplicables a la vida pública? ¿Pueden estos principios Bíblicos producir cambios espirituales en las naciones que los apliquen?”. A partir de lo anterior, se demuestra cómo para estas personas los principios morales basados en la biblia deben fungir como política pública en los territorios. Acto seguido, los pastores expresan, en una lectura multiescalar, las áreas en donde los principios de las naciones cristianas deben alterar a los territorios:
La figura anterior, demuestra que la disputa político-religiosa por la expandir la nación cristiana a escala local, regional y global también se dirige al territorio del cuerpo como primer lugar de adoctrinamiento. El discurso de un reino cris-tiano instruye el espacio geográfico, pero también los cuerpos que se movili-zan sobre él.
La figura anterior evidencia cómo estos actores religiosos ejercen una lectura eficaz a nivel multiescalar, pero además el entrenamiento para mapear en los territorios los actores que lo conforman. Al final, poseen la información y fiscalización precisa para obtener su objetivo, el cual es controlar el espacio, recursos y población, lo que Raffestin explicó como la triada de la geografía política. Es evidente la ambición neopentecostal por la reforma mundial de los territorios como proyecto político, económico y de homogenización, bajo el amparo de una identidad cristiana. Este plan justifica las intervenciones del neopente-costalismo en otros territorios, como las misiones latinoamericanas. Además, en la supuesta geografía providencial que mencionan los autores, es Dios quien delimita las fronteras. Esto les permite a los cristianos rectificarlas o desconocerlas.
Tan claro está el proyecto de territorialización religiosa por las elites neopentecostales como por las elites políticas estadounidenses. A modo de ejemplo, la televangelista estadounidense y promotora de la teología de la prosperidad Paula WhiteCain (2020,p1) menciona en una entrevista realizada por CNB (2020) “El Dios de Abraham, Isaac y Jacob hizo un pacto con el pueblo judío y les prometió una nación. Esa nación, Israel, es la base y el lugar de nacimien-to de mi fe cristiana. También apoyo a Israel por razones geopolíticas”. La alianza político-religiosa que por razones geopolíticas inspira a Paula White tuvo efecto directo en el expresidente Donald Trump, ya que White fue la presidenta de la junta asesora evangélica en la administración de Trump en el 2017. Por lo tanto, el término de la nación cristiana no es nuevo o extraño para él. Trump (2016) en su discurso de campaña electoral en Iowa mencionó “El cristianismo tendrá poder, comenzamos siendo una nación cristiana y lo seguiremos siendo por cuatro años más”. A modo de conclusión, la nación cristiana es una estrategia discursiva de intervención territorial que los actores religiosos dimensionan y utilizan en diferentes escalas.
El libro “Liberando las Naciones” 1991, es una muestra del pensamiento geográfico que tienen estos actores religiosos, los cuales mapean y ubican la realidad multiescalar de los territorios. Primero, hacen alusión al cuerpo como escala inicial de adoctrinamiento, seguidamente a la familia, la ciudad y el gobierno. Por último, implementar el proyecto de nación cristiana, trae como consecuencia que los neopentecostales busquen la representación de cristianos en espacios de toma de decisión como lo son los gobiernos. Según ellos, tienen el poder legítimo de gobernar las naciones a base de una representación autentica para beneficio propio, pero también con el interés de que su proyecto sea conducido a buen término. Todo esto se encuentra englobado en una estrategia de expansión. La nación cristiana produce la configuración de espacios espirituales y políticos que crean nuevas fronteras aparte del estado nacional. La nación cristiana es un proyecto con características geopolíticas en miras de una expansión rápida y eficaz. Con el fin de lograr así el dominio del cristianismo en el mundo por medio del territorio, la población y los recursos, justificado discursivamente por recuperar y establecer el reino de Dios en la Tierra.
Batalla Espiritual: la gran cruzada neopentecostal en busca de la restauración de los infieles
Tú me armaste de valor para el combate;
bajo mi planta sometiste a los rebeldes. (2 Samuel 22:40)
La estrategia neopentecostal de instaurar y restaurar una nación cristiana en la tierra, ya que el reino de Dios se encuentra en este mundo, trae como consecuencia entrar en una guerra de supuesto carácter espiritual, contra Satanás y sus manifestaciones. Para comenzar la cruzada neopentecostal por la restauración de los infieles en la tierra, estos actores tienen la necesidad, en primer orden, de mapear a los enemigos para, acto seguido, estigmatizarlos. Estos enemigos pueden ser políticos, religiosos, económicos o moralmente contrarios a los valores cristianos.
La estigmatización del enemigo es trasmitida a los feligreses, pero también a otra parte de la población que comparta los mismos principios de valores cristianos, ideología política o económica. Por otra parte, la batalla espiritual no es más que una estrategia para dominar y poseer los territorios, motivada por un nacionalismo cristiano, en este caso neopentecostal. Al final, la guerra espiritual, al igual que todos los conflictos bélicos, está inspirada en intereses geo-políticos por el control de la población, territorio y recursos.
Enemigos del neopentecostalismo
Inicialmente, el mercado es amplio para quien desee practicar alguna religión de orden institucional. El monoteísmo practicado por el judaísmo, cristianismo e islam pone en disputa a estos actores, con el objetivo de captar la mayor demanda de adeptos. Este hecho pone al territorio como la ecúmene de grupos religiosos que configuran el espacio, según sus doctrinas pastorales y marco teológico institucional. Estos actores religiosos reproducen en el territorio una agenda religiosa desde el discurso, pero también desde lo evidente y tangible como lo son insignias, logos y simbolismos como agentes colonizadores del territorio. Por lo tanto, el espacio geográfico es ecuménico, dinámico y evolutivo, razón por la cual se encuentra en disputa por diferentes instituciones espirituales.
En la disputa por el mercado religioso, los primeros enemigos del neopentecostalismo son el catolicismo y el islam. Así lo evidencia el televangelista Benny Hinn (2003) cuando dice:
Vi diferentes nacionalidades, vi árabes, europeos, gente de todo el mundo. Comencé a cantarles la canción del Señor; cuando de repente esas naciones cayeron y vi a un hombre malo corriendo. El señor me dio el nombre de ese hombre: Mahoma. Y el Espíritu Santo me dijo a mí, en los próximos meses y años el poder de Dios destruirá el poder del islam de la tierra. (César Castellanos, 2018, 55m29s).
Es así, como Benny Hinn motiva a los fieles, por medio del discurso, a actuar por el derrocamiento del Islam en la tierra, es la iglesia quien debe hacerse cargo de que la profecía se cumpla. Así es como los líderes religiosos explican que la guerra espiritual no es contra carne ni sangre, sino contra potestades y principados de un espíritu maligno liderado por Satanás. Lo anterior lo utilizan para deshumanizar a cualquier persona o grupo social distinto a ellos.
Otro enemigo es la doctrina económica, social y política del comunismo. Así lo constata el predicador Billy Graham (2018, 1m42s) este religioso califica al comunismo como la religión de Satanás “... o muere el comunismo o muere el cristianismo, esto es una batalla entre Cristo y el Anticristo”. Es importante mencionar el movimiento fundado por el predicador Fred Schwarz. Este religioso, crea la organización Cruzada Anti-Comunista Cristiana (CACC) en la época de los 60, y en el año de 1972 publica el bestseller internacional You Can Trust The Communists. En la obra, el autor afirma que la batalla contra el comunismo es la batalla por Dios.
A partir de lo señalado, para el movimiento religioso de derecha cristiana, el diablo se puede valer de diversas estrategias para movilizarse en el mundo.
Es evidente, cómo el ataque al comunismo orquestado por actores neopentecostales es una campaña política por las partículas existentes posteriores a la guerra fría. Es el bloque occidental capitalista luchando contra el bloque oriental comunista.
Por último, los líderes religiosos en comunión con el orden moral y de los cuerpos, hacen un constante llamado al sometimiento a los valores cristianos. Valores en los que homosexualidad, feminismo, aborto, libertad sexual y afectiva de las personas están en constante vigilancia y estigmatización. Para los televangelistas, mientras lo anterior exista en el mundo, no habrá paz. Al respecto, Robertson menciona:
¿Cómo puede haber paz cuando borrachos, traficantes de drogas, comunistas, ateos, adoradores de Satán de la Nueva Era, humanistas seculares, dictadores opresivos, cambia-dores de moneda ambiciosos, asesinos revolucionarios, adúlteros y homosexuales están en la cima? (Robertson, 1991, 43).
Posteriormente, en el programa cristiano Club 700, poco después del atentado a las torres gemelas en septiembre del 2001, el pastor Jerry Falwell sugiere que Dios permitió esos ataques ya que Estados Unidos se había vuelto una nación de paganos, abortistas, feministas y homosexuales. Lo anterior, constata un discurso dirigido al control de lo heterogéneo, como variable que interfiere en el proyecto político-religioso de la uniformidad.
El conservadurismo religioso neopentecostal, en complicidad con el sistema de dominación patriarcal, está en la necesidad de atacar la causa que busca la liberación de las mujeres: el feminismo. Lo anterior constata la necesidad de grupos conservadores por perpetuar el sistema patriarcal auxiliado por el aparato religioso, pero además demuestra la escala del cuerpo como territorio de disputa y objetivo de discursos violentos. También muestra los cuerpos como territorios habitados que se expresan los conflictos desde la subjetividad religiosa y política. En el cuerpo se plasman las luchas, las pasiones, las angustias y las resistencias de diferentes actores y sistemas de opresión.
Motivar a los feligreses para la batalla
Los líderes saben que su proyecto político-religioso no puede ser tener éxito si las masas no se integran. La cruzada neopentecostal, después de mapear a sus enemigos, se encarga de convencer a los fieles para que vayan a luchar por la causa divina, ya que estos son la fuerza espiritual de Dios en la tierra. A modo de ilustrar la exhortación por la guerra espiritual, se evidencia el caso del telepredicador estadounidense Bill Hamon. Este pastor invita a los fieles a prepararse e ir a una guerra espiritual diciendo Dios es un militar que luchs por su iglesia. Posteriormente, menciona “Dios mata a esas personas que son malignas directamente, tenemos poder sobre todo poder del enemigo” (G12 TV, 2018, 3m 48s). El mensaje que Hamon da a sus fieles, parece poner a Dios como argumento para obviar y normalizar tanto el asesinato como la guerra. Bajo esa lógica, si Dios como figura suprema del universo tuvo que matar y luchar para instaurar el orden, entonces sus fieles están eximidos del crimen, pero obligados a luchar por el reino.
El discurso, busca provocar en los fieles un espíritu combativo, pero además les domestica por mandado de figuras religiosas a buscar el orden divino por medio de una estrategia espiritual. Los fieles ya no son individuos diversos con características particulares, sino que son elementos sumisos y homogéneos: todos rotulados como instrumentos de guerra. En la necesidad de justificar lo religioso, Hamon hace una comparación con la guerra de Irak cuando menciona:
Somos la fuerza aérea espiritual de Dios. Cuando Estados Unidos fue a la guerra contra Irak, la misión se llamó: tormenta en el desierto, primero enviamos nuestros aviones, bombardearon las torres de comunicación en Irak, nosotros somos la fuerza aérea espiritual de Dios. ¡Aleluya!” (G12 TV, 2018, 9m 12s).
Instruir a los fieles para una batalla espiritual
Solo cuando conoces cada
referencia del estado del terreno
puedes maniobrar y guerrear”
El Arte de la Guerra, Sun Tzu.
Las figuras religiosas, después de motivar a los fieles a dar la pelea espiritual, se encargan de proporcionarles a sus seguidores todo tipo de material didáctico para instruirles en el avance. Les propician herramientas con tintes de estrategia militar para entender el territorio y al enemigo.
La figura anterior muestra el Manual de Guerra Espiritual creado por el Harvestime InternationaInstitute4, como evidencia de los instrumentos de con-vencimiento y homogenización utilizados por el pentecostalismo y neopentecostalismo. El manual es un claro señalamiento a la escala del cuerpo y el territorio como espacios de disputa, en donde ambos libran una lucha entre lo sagrado y lo profano. Los actores religiosos desconocen los límites impuestos por algún orden civil, los desdibujan con el pretexto de una lucha espiritual dirigida por agentes sobrenaturales. Este hecho les da motivo para invadir cualquier lugar en la tierra, puesto que una nación cristiana no es un fragmento de tierra localizado, es un lugar en específico.
Por último, la guerra espiritual también demuestra que saber leer el espacio geográfico no es una habilidad exclusiva de la ciencia geográfica. Los líderes religiosos saben cómo hacer la lucha no solo para adoctrinar las personas, recursos y territorios, sino también para alcanzar espacios políticos, en lo cual se profundizará más adelante. Por tanto, es un error subestimar la lectura geográfica que estos actores trasnacionales dirigen, ya que saben lo que hacen.
El discurso de las elites neopentecostales se basa en la creencia de que el fin del mundo llegará cuando la tierra se convierta en una nación cristiana. Sucedido esto, Jesús librará una lucha contra Satanás para reinar mil años y posteriormente será el fin del mundo. Este triunfo escatológico les permite adjudicarse como un movimiento que está llamado a gobernar las iglesias y el mundo, por ende, también busca tomar espacios de decisión política como justificación a una nación cristiana.
El discurso de la guerra espiritual no deja de ser una herramienta mediante la cual los cristianos neopentecostales normalizan la violencia contra los diferentes cuerpos, practicas e ideologías que están satanizados. La búsqueda por la restauración del mundo les permite librarse de toda culpa.
Conclusiones
El neopentecostalismo es un objeto de estudio complejo, el cual se convierte en un desafío conceptual y metodológico con muchas variables a escala global y regional, por lo que resulta para la academia estadounidense y latinoamericana un concepto-obstáculo, ya que es difuso y múltiple hasta el momento.
Aun así, en lo que concuerdan diversos investigadores es en que el neopente-costalismo es un fenómeno nacido en Estados Unidos que se separa del pentecostalismo clásico y del movimiento carismático por distintas prácticas y doctrinas teológicas. El fenómeno religioso en estudio posee elementos distintivos, como organizarse en mega-iglesias, contar con telepredicadores, apóstoles o evangelistas que parecieran ser coaches.
El neopentecostalismo es un espacio de militancia político-religioso, que ejerce control sobre los territorios. Queda demostrado el manejo de escalas y conocimiento del espacio geográfico que poseen estos actores religiosos.
Es evidente cómo los telepredicadores renovaron la manera tradicional de evangelizar, convirtiendo al neopentecostalismo en un fenómeno disruptivo del espacio físico, en donde el evangelio ya no va a ser propio de iglesias o lugares de culto, sino que la televisión se convierte en un nuevo punto de culto, un espacio intangible pero que de igual manera congrega y adoctrina personas. Es decir, hay una movilidad espacial más grande del discurso, no delimitada por el espacio físico.
El actor religioso, que ya no se ve delimitado a un espacio y cantidad de fieles especifico, sino que apuesta por una ruptura de fronteras en espacio y tiempo, también llega a conciliar lo sagrado del culto y lo profano que podría significar el adscribir el evangelio a medios de comunicación.
Por otro lado, estos actores político-religiosos de orden trasnacional parecieran buscar el orden de una teocracia, como también la necesidad de que los valores cristianos se conviertan en política pública como herramienta de homogenización a escala del cuerpo y territorios, cumpliéndose así la triada de la geografía política mencionada por Claude Raffestin.
El neopentecostalismo difuso incursiona en América Latina por misiones en-viadas desde Estados Unidos, al igual que pasó con el pentecostalismo clásico y movimiento carismático a principios del siglo XX.
Es importante tener presente que el neopentecostalismo estadounidense se diferencia del latinoamericano porque, en primer lugar, el neopentecostalismo llega a la región en carácter de misión. En segundo lugar, varios autores concluyen que este movimiento religioso incursiona como fiscalizador y promotor del proceso de derechización político-religiosa de la región Latinoamericana. En tercer lugar, investigadores discuten sobre un pentecostalismo y neopentecostalismo criollo, es decir, que estos movimientos se logran adaptar a la cultura de cada país, generando caracterizaciones diferenciadas dentro del mismo neopentecostalismo en toda América.
Desde México hasta Chile, la región ha sido testigo del incremento en el uso del concepto neopentecostalismo, no solo en el campo religioso, sino también por la aparición de estos actores en espacios políticos.
Por otro lado, aunque no se precisa la fecha de inserción del neopentecostalismo en América Latina, la academia toma la fundación en 1977 de la Iglesia Universal Reino de Dios en Brasil como uno de los primeros casos para la región.
Discursivamente el neopentecostalismo se caracteriza por elementos teológicos y discursivos como la teología de la prosperidad, guerra espiritual, nación cristiana y por creer que el reino de Dios debe ser establecido en este mundo para que Cristo venga (posmilenarismo). Desde la óptica geográfica, estos conceptos son parte de la visión geopolítica del movimiento neopentecostal.
La mira del neopentecostalismo está puesta en alcanzar el máximo poder de los estados para poder instaurar una teocracia transnacional, es por ello por lo que tienen la necesidad de expandirse. Establecer una hegemonía por medio del discurso religioso es una geoestrategia.
La estrategia neopentecostal se compone de teoría y práctica. Teóricamente, basan su geoestrategia en la justificación discursiva del establecimiento de una nación cristiana sin fronteras y a escala mundial. Prácticamente, utilizan la incidencia en política pública
El neopentecostalismo no solo reclama una territorialización por medio de la nación cristiana, sino que también exige un control de la población y sus re-cursos.
El neopentecostalismo es un espacio de militancia político-religioso que intenta ejercer control sobre los territorios. Esta intencionalidad se evidencia en el manejo de escalas y conocimiento del espacio geográfico que poseen estos actores religiosos, sobre todo basados en la cartografía espiritual.
El discurso de los telepredicadores va enfocado en el desdibujamiento de las fronteras político-administrativas, al buscar crear un individuo y territorio globalizado. Este concepto de globalización les permite, por medio de la teología de la prosperidad, sumarse al modelo capitalista de consumo, satanizando la pobreza y desviando la atención de los verdaderos responsables de la de-sigualdad social y económica.
El neopentecostalismo, no hace referencia a una geografía de frontera, sino a una geografía de la globalización. Es un actor trasfronterizo que desde sus inicios buscó plataformas de alcance masivo y multiescalar para posicionar su proyecto.
Los actores religiosos desconocen los límites impuestos por alguna orden civil. Los desdibujan con el pretexto de una lucha espiritual orquestada por agentes sobrenaturales.
Ignorar a estos actores religiosos, sería borrar de la política internacional, cómo las religiones conciben, han actuado y llevado a cabo estrategias para establecerse como agentes político-religiosos que han influido en los estados.
Según el discurso geopolítico neopentecostal, estos quieren adquirir el poder político basado en el territorio, por lo tanto, se descarta hasta el momento su interés en una conquista marítima o espacial.
A escala costarricense
Estimar con precisión una fecha de incursión del neopentecostalismo en Cos-ta Rica es complicado, porque muchas congregaciones del pentecostalismo clásico evolucionaron al neopentecostalismo. Sin embargo, las manifestaciones más claras del neopentecostalismo en Costa Rica se dan a inicios de los 80. Siendo así, se pudo comprobar que las elites neopentecostales costarricenses se reencarnan en la figura de Rony Chaves, la dinastía González, Car-los Chavarría, la familia Vargas, la familia Solís y William Magaña.
Las élites neopentecostales costarricenses comparten el mismo imaginario de las élites neopentecostales trasnacionales, las cuales tienen como objetivo geopolítico alcanzar los máximos poderes de los estados latinoamericanos para establecer una teocracia, es ahí, donde nace su necesidad de expandirse a escala regional y mundial. Los estados latinoamericanos estarían alienados con los intereses de Estados Unidos.
Los neopentecostales costarricenses han tenido encuentros con otras superestrellas del neopentecostalismo regional como Cash Luna, Dante Gebel, Benny Hinn, Pat Robertson y César Castellanos por medio del canal Enlace TV. Canal, que tiene sede en Costa Rica.
El canal Enlace TV se ha convertido en una herramienta de propaganda para la fe neopentecostal, la cual, geográficamente, no solo ha impactado el territorio costarricense, sino todo el continente americano logrando desde los medios de comunicación su misión de expansión territorial a nivel multiescalar.
Los medios de comunicación son la herramienta por el cual los neopentecostales han podido traspasar las fronteras, expandiendo una ideología que busca instalar la nación cristiana en el mundo como pretexto para que los religiosos ejerzan el poder.
En el país, el proyecto neopentecostal ha sido potenciado por medio de la fi-gura del pseudoapóstol Rony Chaves.