1. Introducción
A mediados del siglo XX, en el marco de una política de desarrollo científico y humano, importantes organizaciones internacionales establecieron sus agencias, fondos y programas en América Latina(1). Posteriormente, la ola de quiebres democráticos en la región interrumpió este desarrollo científico, especialmente al interior de las universidades. Por esta razón, un gran número de académicos desvinculados encontró un espacio en el mundo privado gracias al financiamiento internacional, lo que impulsó el surgimiento de centros de pensamiento o investigación independientes (Mella, 2011)(2). El rol de estos espacios ha sido estudiado por distintos autores quienes, tal como indica Sabelli (2012), utilizan distintos conceptos: centros independientes (Brunner y Barrios, 1987), autónomos (Prates, 1987) o privados (Barreiro, 2000).
En este contexto, la Fundación Ford resultó especialmente relevante ya que financió a diversos centros de pensamiento en América Latina con el fin de formar instituciones y líderes capaces de generar influencia en los asuntos públicos (Morales, 2018). El apoyo económico de la fundación fue crucial para evitar el apagón científico de las ciencias sociales en el contexto de los quiebres democráticos en la región. Esto posibilitó la creación de centros en Brasil, Argentina y Chile, donde se desarrollaron élites intelectuales que después transitaron hacia el campo político durante los procesos de democratización (Morales, 2016). La influencia y poder de estas élites permite calificarlas como una comunidad epistémica, las cuales tienen la capacidad de influir en la toma de decisiones de política pública a nivel nacional e internacional.
Este artículo se enfoca específicamente en la Corporación de Estudios para Latinoamérica (CIEPLAN), centro creado en 1976 durante la dictadura chilena, con el objetivo de generar conocimiento sobre asuntos económicos y políticas públicas. Además, un fin implícito fue la colaboración con la recuperación de la democracia desde el campo intelectual. Este centro nace a partir del Centro de Estudios y Planificación Social (CEPLAN) que pertenecía a la Pontificia y Universidad Católica de Chile (PUC) y cuyos investigadores y académicos fueron reprimidos por el régimen militar. CIEPLAN fue dirigido por Alejandro Foxley y financiado por la Fundación Ford para continuar con el trabajo científico realizado en el marco de alianzas colaborativas regionales y con Estados Unidos. El interés de la Fundación Ford en CIEPLAN se debió a la producción científica y el reconocimiento de ciertas figuras intelectuales que, durante la década de 1960 y comienzos de 1970, impulsaron la investigación en ciencias sociales (Maillet et al., 2016; Morales, 2016, 2018). Cuando se recuperó la democracia, varios de los miembros de CIEPLAN asumieron cargos relevantes en el gobierno y en asesoría legislativa, configurándose como una nueva élite tecnocrática (Huneeus et al., 2014; Silva, 1991). Por ejemplo, cuatro miembros fueron ministros de Hacienda, cuatro presidentes del Banco Central, tres directores de Presupuesto y tres ministros de Economía (Maillet et al., 2016).
En este trabajo se analiza la producción científica de CIEPLAN entre 1979 y 1989, específicamente de su serie más relevante: la Colección de Estudios. Se utiliza a CIEPLAN como un caso de estudio para explorar la generación de conocimiento y la producción científica en las ciencias sociales en un contexto no democrático, como puede ser el caso del Centro Brasileño de Análisis y Planeamiento (CEBRAP) en Brasil o el Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES) en Argentina (Morales, 2016). En consecuencia, los objetivos específicos de esta investigación son tres: (a) analizar la producción científica; (b) analizar la colaboración y coautoría; y (c) analizar patrones y tendencias de referenciación o consumo de información.
2. Referente teórico
La influencia y poder que algunos círculos intelectuales logran adquirir en los asuntos públicos permite calificarlos como una comunidad epistémica. Estas comunidades tienen la capacidad de influenciar la toma de decisiones públicas, tanto nacionales como internacionales. Una comunidad epistémica se puede definir operacionalmente como una red de profesionales expertos en un campo que, debido a sus credenciales y trayectorias, se legitiman como actores relevantes en los procesos de formulación de políticas públicas (Haas, 1989). La comunidad no es un grupo, es más bien una red, en la cual la fuerza de los vínculos recae en las relaciones de tipo intelectual, donde la expertise es el común denominador de sus miembros (Maldonado-Maldonado, 2005; Stone, 1996). Entender el concepto de esta forma permite visualizar las relaciones en un espectro más amplio y, por tanto, de mayor influencia.
Para Orozco (2016), una comunidad epistémica es una red integrada por grupos de interés, investigadores y tomadores de decisiones políticas que promueven una visión de mundo influyendo en Estados, organismos multilaterales y actores transnacionales. Por otra parte, Maldonado-Maldonado (2005), identifica una serie de características propias de las comunidades epistémicas: (a) poseen una agenda de investigación común que posteriormente se convierte en una agenda de política pública; (b) poseen vínculos formales e informales; (c) comparten un sistema de valores y creencias; (d) tienen un tamaño compacto; (e) en su funcionamiento las redes informales tienen un gran peso; (f) poseen un alto prestigio y credenciales académicas; y (g) tienen alta diversidad profesional, sin embargo, logran una confluencia epistemológica y ontológica.
El concepto de comunidad epistémica se encuadra en un enfoque informal de la producción y citación científica el cual implica analizar los vínculos bibliográficos desde una perspectiva social, lo que conlleva ir más allá del indicador de impacto observando las citas y referencias como expresiones de posibles vínculos sociales e intelectuales de los autores (Millard, 2010). En otras palabras, desde la bibliometría, el concepto de comunidad epistémica se entiende como la configuración epistemológica de un grupo social a través de la coautoría o la referenciación de trabajos de otros. En este contexto, el Análisis de Redes Sociales (SNA, por sus siglas en inglés) ha sido una técnica de análisis ampliamente utilizada para identificar y evaluar los vínculos sociales subyacentes a la coautoría y la citación, pues permite observar visualmente la configuración de vínculos y comunidades. Por esta razón, el SNA se ha masificado desde la década de 2000 en las investigaciones que indagan en las relaciones entre las estructuras sociales y cognitivas mediante la autoría y referenciación (Baldi, 1998; Cisternas, 2021; Cronin y Shaw, 2002; White, 2001).
3. Metodología
3.1 Unidad de análisis y técnicas de recolección
Este trabajo analiza la producción científica de la publicación más relevante de CIEPLAN: la Colección de Estudios. Esta publicación fue una de las tres revistas más leídas en América Latina, se emitió entre 1979 y 1997 con una periodicidad semestral y, durante algunos años, trimestral y cuatrimestral (CIEPLAN, 2016). Para efectos de esta investigación, solo se seleccionan los números publicados durante el periodo autoritario, es decir, entre 1979 y 1989[3). Esta selección incluye todos los números regulares y especiales publicados en la Colección de Estudios, excluyendo otras series de la institución, tales como Estudios CIEPLAN (1976-1979), Notas Técnicas (1977-1995), Apuntes CIEPLAN (1977-1993), Revista de CIEPLAN (1985-1990), Informe de Coyuntura Internacional (1988-1991) y Taller de Coyuntura (1988-1990). Se selecciona la Colección de Estudios por ser la publicación con mayor difusión y cobertura temporal. Además, a diferencia de otras series, esta colección fue una publicación académica de carácter técnico. Por ejemplo, la Revista de CIEPLAN fue una serie dirigida al público general con el objetivo de difundir temas de actualidad nacional mediante la escritura no solo de académicos, sino también miembros de las vicarías, organismos de derechos humanos y organizaciones sociales (CIEPLAN, 2016).
Para la recolección de datos de la Colección de Estudios, primero se realizó un trabajo de archivo con documentos digitalizados entre agosto de 2016 y febrero de 2018, lo que permitió construir un primer conjunto de datos con los registros bibliográficos de 27 números. Cada uno de estos, publicó entre cuatro y seis artículos por número dando un total de 145 documentos a analizar[4). Este conjunto permitió construir una segunda base de datos con información de las referencias (n = 4.055). La información de ambos conjuntos asciende a 9.603.663 bytes. Además, se recolectó mediante fuentes de información pública datos biográficos de los autores identificados en los asientos bibliográficos para complementar cualitativamente los análisis. En consecuencia, se utilizan tres sistemas de variables propias del análisis bibliométrico: asientos bibliográficos, referencias, e información de los autores (Gorbea, 2016). Respecto a esta última, se recolecta información sobre sus carreras políticas, empresariales y académicas, utilizando currículums en línea, páginas web personales e institucionales y prensa.
3.2 Enfoque metodológico y procesamiento de análisis
Esta investigación tiene un enfoque metodológico cuantitativo, basado en un modelo integrado de análisis bibliométrico que, por una parte, se centra en la producción científica y, por otra, se enfoca en la colaboración entre autores. Para esto, se trabajan tres dimensiones de análisis: (a) producción científica y áreas temáticas; (b) colaboración y coautoría; y (c) referencias o consumo de información.
La primera dimensión analiza la producción científica utilizando un análisis descriptivo para explorar patrones cuantitativos y cualitativos. Para esto primero se analiza el volumen de productividad científica, lo que luego se complementa con un análisis de las áreas mediante un modelamiento temático, técnica no supervisada que permite identificar similitudes en un corpus de documentos, generando visualización de datos e identificando relaciones estadísticas (Blei et al., 2003; Buckley, 2016). Para esto se construye una matriz de términos de documentos (Document Term Matrix, DTM) que permite evaluar la frecuencia de términos clave, excluyendo conectores léxicos y términos comunes. Esta matriz permite considerar los distintos documentos como vectores y, por tanto, usar mediciones para evaluar el nivel de similitud. Se utiliza específicamente la similitud por coseno, frecuentemente usada para medir semejanza entre documentos (Tan et al., 2019).
Por otra parte, para analizar la colaboración entre autores se estudian las otras dos dimensiones propuestas: colaboración y coautoría; y referencias o consumo de información. En la dimensión de colaboración y coautoría también se trabaja con análisis descriptivo, particularmente con algunos índices simples como los que utilizan Moreno-Ceja et al. (2011) y Machado et al. (2015), tales como el índice de coautoría (IC) y el grado de colaboración (GC). El IC se calcula con el total de autores sobre el número de artículos en una colección (Lawani, 1980). El GC, por otro lado, se calcula como uno menos el número de artículos escritos por un único autor sobre el número total de artículos de la colección (Subramanyam, 1983).
Esto se complementa con SNA para describir la red de coautoría. Este análisis permite observar vínculos y medir interrelaciones de un grupo (Cisternas, 2021; Friedkin, 1981; González-Bustamante y Cisternas, 2016; Hanneman y Riddle, 2005; Wasserman y Faust, 1994). Esta técnica se ha masificado para evaluar la relación entre la estructura social y la referenciación desde la década de 2000 (Baldi, 1998; Cronin y Shaw, 2002; White, 2001).
Para graficar las redes se utiliza el algoritmo ForceAtlas2. Este algoritmo de diseño gráfico continuo y dirigido por fuerza, diseñado por Jacomy et al. (2014), se utiliza con un modelo logarítmico de fuerza basado en el modelo de energía LinLog de Noack (2007) para evitar la desconexión de componentes en la red. Si bien es similar a otros algoritmos dirigidos por fuerza, como Fruchterman y Reingold (1991) por ejemplo, que utiliza el peso (frecuencia) de las relaciones para ubicar a los nodos y configurar las redes, la diferencia radica en las fórmulas de atracción y repulsión[5). Se configura un valor de 6,0 en la fórmula de repulsión y un valor de 3,5 en la fórmula de atracción ya que se trata de una red pequeña.
Además, se utilizan dos efectos propios de ForceAtlas2. El primero es disuadir Hubs para que los nodos más relevantes ocupen posiciones más centrales, esto implica ajustar la fórmula de atracción dividiendo por el grado del nodo más uno. El segundo efecto es evitar solapamiento, el cual implica un ajuste en la fórmula cuando dos nodos sobreponen su distancia geométrica (González-Bustamante y Cisternas, 2020). En este caso, se omite la división por la distancia geométrica de ambos nodos en la fórmula de repulsión estándar de ForceAtlas2 (Jacomy et al., 2014). Además, para la visualización se utiliza un ajuste del tamaño de los nodos con el índice de centralidad de intermediación (Brandes, 2001; Freeman, 1977), en una escala de 8x a 24x, y los edges se grafican con curvatura. En específico, el índice centralidad de intermediación identifica el nivel de influencia de cada nodo sobre el flujo de vínculos totales, permitiendo descubrir aquellos que actúan como intermediarios o puentes entre distintos actores o comunidades (Cisternas, 2021).
Finalmente, en la dimensión de consumo de información se realiza un análisis de referencias bibliográficas el cual se trabaja descriptivamente y con SNA. La red de referencias también se grafica con ForceAtlas2, con los mismos parámetros de la red de coautoría y una modificación en la fórmula de repulsión y atracción. Se utilizan los valores 0,5 y 1,2 respectivamente, ya que se trata de una red mucho más grande y estos valores permiten ajustar y mejorar visualmente la red. Por ejemplo, la repulsión permite aumentar la dispersión entre los nodos, en este caso, la repulsión de 0,5 produce un efecto más tenue en comparación con la red anterior. Por otra parte, la atracción funciona como un centro de gravedad acercando los nodos hacia el centro y previniendo que actores o grupos de actores se alejen demasiado de la red. Además, los nodos se ajustan con el indicador de centralidad de intermediación en una escala de 15x a 80x y los edges curvos.
Para las redes de coautoría y de referencias se utiliza un algoritmo para calcular el diámetro de la red, lo que permite tener una medición de la distancia promedio que existe entre los nodos (Brandes, 2001). También se utiliza un algoritmo de modularidad que permite identificar un número exacto de clústeres y evaluar la solidez de las conexiones de los nodos en su interior (Blondel et al., 2008). A mayor modularidad, conexiones internas más sólidas y menor cantidad de vínculos con nodos de otros clústeres.
4. Resultados
4.1 Producción científica y áreas temáticas
En la figura 1 se puede apreciar la evolución de la cantidad de documentos y referencias. En 1984 y 1988 existen alzas evidentes en ambos ítems. El promedio para el período es 13,18 documentos, 368,64 referencias por año y 27,97 referencias promedio por documento.
Con los títulos de los documentos de la colección se construye una DTM y se grafican, en la figura 2, las palabras que más se repiten en el corpus: política, externa, desarrollo y económico/a. Se excluyen del gráfico de dispersión léxica los términos Chile y América Latina, los cuales son los más frecuentes. Chile, por ejemplo, está asociado precisamente a política (cos = 0,90), económico/a (cos = 0,89) y desarrollo (cos = 0,75). América Latina, por su parte, se asocia a desarrollo (cos = 0,84), económico/a (cos = 0,84) y ajuste (cos = 0,79).
También se advierten otras asociaciones relevantes. El término política, por ejemplo, se asocia con fuerza a económico/a (cos = 0,84) y externa (cos = 0,76). Por otra parte, el término externa se asocia a económico/a (cos = 0,89), deuda (cos = 0,87) y elemento (cos = 0,85). En consecuencia, la palabra externa, que de forma aislada puede ser relativamente ambigua, acompañada de los conceptos económico o deuda adquiere relevancia y denota con claridad los tópicos cubiertos. Por último, el término desarrollo se vincula a internacional (cos = 0,79) y experiencia (cos = 0,77).
Con la DTM también se puede evaluar la similitud de la producción anual de CIEPLAN. No se advierten valores particularmente elevados, las similitudes más altas se dan entre 1979 y 1980 (cos = 0,53) y entre 1979 y 1987 (cos = 0,51). Precisamente en los inicios de CIEPLAN sus publicaciones estuvieron enfocadas en temas relacionados con economía y empleo. Posteriormente, a comienzos de la década de 1980, si bien los trabajos siguieron enfocados en estos tópicos, también se advierte una vinculación con temas de desigualdad. Hacia fines de la década se advierte la publicación de un grupo de trabajos más sociológicos y de ciencia política que analizan el desarrollo de Chile y la posible transición hacia la democracia.
4.2 Colaboración y coautoría
El IC más alto es al comienzo de la serie, con 1,50 autores por documento y una media de 1,26 para todo el período (Tabla 1). Por otra parte, un 77,24 % de los trabajos fueron realizados por autores únicos, lo que se ve reflejado en un bajo GC.
Año | Documentos | Autores | IC | GC |
1979 | 8 | 12 | 1,50 | 0,38 |
1980 | 8 | 11 | 1,38 | 0,38 |
1981 | 13 | 16 | 1,23 | 0,23 |
1982 | 12 | 13 | 1,08 | 0,08 |
1983 | 12 | 13 | 1,08 | 0,08 |
1984 | 22 | 27 | 1,23 | 0,18 |
1985 | 14 | 18 | 1,29 | 0,29 |
1986 | 10 | 13 | 1,30 | 0,30 |
1987 | 15 | 21 | 1,40 | 0,33 |
1988 | 19 | 22 | 1,16 | 0,16 |
1989 | 12 | 15 | 1,25 | 0,25 |
Elaboración propia, 2022
A continuación, en la figura 3, se presenta la red de coautorías. Es una red pequeña, compuesta por 32 nodos y 60 aristas. Aunque los indicadores de colaboración son bajos, los autores que componen la red de coautorías son precisamente los que además muestran mayor productividad en toda la serie durante el período. El grado medio, es decir, el promedio de conexiones que posee un nodo es 1,88 y el diámetro de la red es cinco. La modularidad es de 0,65 con nueve clústeres identificables. En el grafo, el grosor de las aristas y el tamaño de los nodos corresponde a la centralidad de intermediación, es decir, aquellos que tienen mayor influencia en la red.
La red está compuesta por reconocidos académicos y miembros de la élite política chilena. Por ejemplo, Patricio Meller es el nodo con mayor nivel de intermediación y a nivel individual es el autor con mayor productividad, concentrando un 14,48 % de la serie. Meller es doctor en economía por la Universidad de California Berkeley, profesor titular de la Universidad de Chile, consultor del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y exdirector de la Corporación del Cobre, la empresa pública más relevante en Chile. Un perfil similar posee Ricardo Ffrench-Davis, otro nodo central y que a nivel individual concentra el segundo lugar de la productividad con un 9,66 %, posición que comparte con José Pablo Arellano y René Cortázar. Ffrench-Davis es doctor en economía por la Universidad de Chicago y se ha desempeñado como profesor titular de la Universidad de Chile, economista jefe y director de estudios del Banco Central, entre otros cargos en organismos internacionales.
José Pablo Arellano y René Cortázar, por otro lado, tienen una trayectoria levemente más política. Arellano es doctor en economía por la Universidad de Harvard y un reconocido militante del Partido Demócrata Cristiano (PDC). Fue director de Presupuestos durante el gobierno de Patricio Aylwin (1990-1994) y, posteriormente, se desempeñó como ministro de Educación en el gobierno de Frei Ruiz-Tagle (1994-1998). José Pablo Arellano ha sido docente en diversas universidades chilenas, consultor de organismos internacionales y miembro de directorios de empresas públicas y privadas. René Cortázar, por su parte, es doctor en economía por el Massachusetts Institute of Technology (MIT) y también militante del PDC. Con el retorno a la democracia se desempeñó como ministro del Trabajo y Previsión Social y, posteriormente, entre 2007 y 2010, fue ministro de Transportes y Telecomunicaciones. En su carrera también fue director de Televisión Nacional de Chile, docente de la PUC y directivo de varias empresas chilenas.
Con un perfil más político, Alejandro Foxley ocupa el tercer lugar de la producción total, con un 7,59 %, a pesar de que en la red de coautorías no es un nodo central. Foxley ha sido un destacado académico y político chileno, es doctor en economía por la Universidad de Wisconsin y fue presidente del PDC entre 1994 y 1997. Después de liderar CIEPLAN durante la dictadura, asumió como ministro de Hacienda. Posteriormente, fue electo senador y luego nombrado ministro de Relaciones Exteriores. También ha sido docente en distintas universidades y ha ocupado cargos en el Banco Mundial y el BID. El cuarto lugar de la producción, con un 6,21 %, lo ocupa Dagmar Raczynski, quien además tiene una posición central en el conglomerado al cual también pertenece Foxley. Raczynski es doctora en sociología por la Universidad de California Los Ángeles y tiene una vinculación ideológica con la centroizquierda chilena. Durante su carrera ha sido consultora de organismos internacionales, profesora de la Universidad de Chile y profesora titular de la PUC.
Cabe destacar que Dagmar Raczynski no es la única mujer en la red. Es posible identificar dos casos más. Primero, a Claudia Serrano con 2,76 % de la producción de la colección, doctora en sociología por la École des Hautes Études en Sciences Sociales de París y militante socialista. Durante el primer gobierno de la presidenta Bachelet (2006-2010) se desempeñó como subsecretaria de Desarrollo Regional y, posteriormente, como ministra del Trabajo y Previsión Social. También ha trabajado como asesora y consultora en organismos internacionales. La segunda mujer es Alejandra Mizala, quien concentra un 0,69 % de la producción. Mizala es doctora en economía por la Universidad California Berkeley, se ha desempeñado como profesora titular de la Universidad de Chile y, complementariamente, ha sido asesora del Ministerio de Educación y de numerosos organismos internacionales e instituciones nacionales y extranjeras.
También es posible identificar otros casos que, si bien no son nodos relevantes en la red, son reconocidos por su trayectoria intelectual y política. Con un perfil marcadamente intelectual y académico es posible encontrar a Tomás Moulian y Eduardo Engel, que concentran un 1,38 y 0,69 % de la producción respectivamente. Moulian es sociólogo por la PUC y se ha convertido en una figura intelectual icónica de la izquierda chilena. Se ha desempeñado como profesor y autoridad en varias instituciones universitarias. Eduardo Engel, por su parte, es doctor en estadística por la Universidad de Stanford y doctor en economía por el MIT. Ha ejercido como profesor titular de la Universidad de Chile y profesor en la Universidad de Yale, también ha trabajado como consultor del Banco Mundial, del BID, del Fondo Monetario Internacional (FMI), entre otros organismos.
Por último, con un perfil algo más político es posible destacar a Mario Marcel y José de Gregorio, quienes concentran el 3,45 y 1,38 % de la colección respectivamente. Marcel posee estudios doctorales en economía en la Universidad de Cambridge y posee cercanía con la centroizquierda chilena. Con el retorno a la democracia ejerció como economista asesor y, posteriormente, director de Presupuestos entre 2000 y 2006. Luego, ejerció como consejero y presidente del Banco Central de Chile, y desde marzo de 2022 es ministro de Hacienda del gobierno de Gabriel Boric (2022-2026). Durante su trayectoria también ha trabajado para el BID, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, el Banco Mundial y como profesor en la Universidad de Chile. Con un perfil similar, José de Gregorio es doctor en economía por el MIT y militante del PDC. Fue ministro en tres ocasiones durante el gobierno de Ricardo Lagos (2000-2006): en la Comisión Nacional de Energía y en las carteras de minería y economía. Posteriormente, ocupó los cargos de consejero y presidente del Banco Central de Chile. Además, ha sido docente en la PUC, profesor visitante y economista del FMI.
4.3 Análisis de referencias bibliográficas o consumo de información
La Tabla 2 presenta el consumo de información a partir de distintos indicadores de referencias. La tasa de endogamia representa la referenciación a publicaciones de CIEPLAN o de algún otro centro latinoamericano financiado por la Fundación Ford, lo que puede ser considerado como un proxy de auto citación. La tasa es baja, presentando un promedio de 15,11 % para el período. Por último, se observa una elevada tasa de referenciación a documentos en inglés, con un promedio de 42,56 % para todo el período.
Año | Referencias | Por documento | Endogamia | Inglés |
1979 | 399 | 49,88 | 0,07 | 0,42 |
1980 | 250 | 31,25 | 0,20 | 0,32 |
1981 | 251 | 19,31 | 0,19 | 0,32 |
1982 | 354 | 29,50 | 0,14 | 0,34 |
1983 | 277 | 23,08 | 0,16 | 0,42 |
1984 | 559 | 25,41 | 0,15 | 0,38 |
1985 | 428 | 30,57 | 0,13 | 0,41 |
1986 | 336 | 33,60 | 0,16 | 0,56 |
1987 | 343 | 22,87 | 0,20 | 0,58 |
1988 | 551 | 29,00 | 0,09 | 0,46 |
1989 | 307 | 25,58 | 0,18 | 0,47 |
Elaboración propia, 2022.
En la Tabla 3 se puede apreciar que el tipo de documentos referenciados se trata principalmente de artículos en revistas científicas, con un promedio de 35,01 % para el período, y libros con un promedio de 33,30 %. El uso de ponencias en conferencias y documentos de organismos internacionales y gubernamentales tiende a ser bastante bajo.
Año | Artículos | Libros | Conferencias | Docs. Int. | Docs. Gob. |
1979 | 0,39 | 0,22 | 0,04 | 0,14 | 0,14 |
1980 | 0,32 | 0,33 | 0,02 | 0,12 | 0,07 |
1981 | 0,33 | 0,23 | 0,02 | 0,17 | 0,12 |
1982 | 0,28 | 0,45 | 0,01 | 0,08 | 0,05 |
1983 | 0,36 | 0,30 | 0,03 | 0,04 | 0,11 |
1984 | 0,30 | 0,39 | 0,00 | 0,07 | 0,07 |
1985 | 0,39 | 0,31 | 0,01 | 0,10 | 0,04 |
1986 | 0,40 | 0,38 | 0,00 | 0,03 | 0,04 |
1987 | 0,39 | 0,38 | 0,00 | 0,02 | 0,02 |
1988 | 0,36 | 0,41 | 0,01 | 0,07 | 0,04 |
1989 | 0,33 | 0,26 | 0,04 | 0,15 | 0,06 |
Elaboración propia, 2022
Por último, en la figura 4, se puede apreciar la red de referencias compuesta de 3.262 nodos y 4.045 aristas. A pesar de su tamaño, su grado medio y diámetro son relativamente bajos, solo 1,24 y siete respectivamente. Por el contrario, su modularidad es más elevada que en la red de coautorías, con un indicador de 0,830 y 30 clústeres identificables.
En la red es posible identificar siete nodos con una centralidad mayor a 0,50. Se trata de cuatro trabajos que son publicaciones escritas por Alejandro Foxley, Juan Edo Herrera (en coautoría con Juan Morales), Patricio Meller (en coautoría con René Cortázar y Jorge Marshall) y Claudia Serrano. Los otros tres corresponden a dos libros editados por CIEPLAN y la PUC en la década de 1970, ambos escritos por Ffrench-Davis, el segundo en coautoría con Eugenio Tironi, además de un documento técnico del centro de Dagmar Raczunski y Claudia Serrano.
Por otra parte, es posible identificar ocho nodos con una alta centralidad de intermediación. Ffrench-Davis es el autor de tres de estos trabajos, uno de ellos escritos en coautoría con Juan Pablo Arellano, quien además también posee otro trabajo en una posición central. Alejandro Foxley también posee dos trabajos con una alta intermediación. Por último, un trabajo de Tomás Moulian (en coautoría con Pilar Vergara) y otro de Patricio Meller (en coautoría con Ernesto Livacich y Patricio Arrau). Todos estos trabajos están relacionados con temas económicos, ingresos e intervención estatal. En resumen, es posible apreciar que las posiciones centrales y de intermediación en la red son ocupadas por individuos que también son relevantes en la red de coautoría, principalmente reconocidos académicos y miembros de la élite política chilena.
5. Conclusiones
El análisis bibliométrico de CIEPLAN, el centro de estudios más importante durante la dictadura y la transición democrática en Chile ofrece interesantes hallazgos sobre la forma en que se generó conocimiento en una época donde las ideas fueron fuertemente reprimidas. En primer lugar, el análisis sobre la producción científica y las áreas temáticas evidenció una tendencia hacia el aumento de documentos y referencias. Sin embargo, esto no fue progresivo. Estuvo más bien marcado por dos importantes picos (1984 y 1988). Con respecto a las áreas temáticas, resulta interesante observar como un centro de estudios, fuertemente vinculado a la política, realizó críticas al régimen desde un enfoque puramente intelectual. Los trabajos publicados en CIEPLAN son tópicos clásicos de la economía matizados por algunas publicaciones relacionadas con desigualdad, desarrollo y la posible transición hacia la democracia.
Por otro lado, el análisis sobre colaboración y coautoría constató que la Colección de Estudios se estructuró en torno a una red pequeña y centralizada en algunos autores. Quienes conformaron esta red son reconocidos académicos y miembros de la élite política chilena, la mayoría con importantes credenciales académicas y una destacada trayectoria pública. Cabe destacar que un número significativo, con la recuperación de la democracia, asumió cargos en la primera línea gubernamental.
Finalmente, el análisis de referencias o consumo de información muestra que estas se centraron en artículos científicos y libros académicos, donde un porcentaje importante correspondió a trabajos en inglés. Esto último muestra la relevancia de las ideas anglosajonas en los postulados económicos y sociales de CIEPLAN, lo cual es coherente con la formación de sus miembros quienes, principalmente, hicieron su postgrado en Estados Unidos. En otras palabras, es posible identificar que buena parte de los argumentos de estos trabajos son basados en casos, comparaciones o visiones internacionales. En este sentido, es importante destacar que aquellas fuentes eran mayoritariamente académicas, pues el uso de conferencias y documentos de organismos internacionales y gubernamentales fue bastante bajo. Es decir, los artículos de CIEPLAN basaban su desarrollo en trabajos académicos, muchos de ellos escritos por intelectuales de habla inglesa, y no por políticos, gobiernos u organismos internacionales.
Si bien el porcentaje de endogamia es bajo, esto puede ser engañoso ya que se advierte que los mismos actores que fueron identificados como relevantes en la red de coautorías ocupan posiciones centrales y de intermediación en la red de referencias. Estos hallazgos permiten calificar a CIEPLAN como una importante comunidad epistémica con un rol fundamental durante la recuperación y transición democrática chilena, cuyos actores siguen influenciando hasta hoy la formulación de políticas públicas.