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InterSedes

On-line version ISSN 2215-2458Print version ISSN 2215-2458

InterSedes vol.15 n.30 San José Jan./Apr. 2014

 

La sexualidad como expresión humana evaluada en jóvenes y docentes provenientes de un colegio público del cantón de Alajuela, Costa Rica.

Sexuality as a human expression evaluated in young people and teachers in a public school of the canton of Alajuela, Costa Rica

Élida Vargas- Barrantes1* 

*Dirección para correspondencia
:

Resumen

La capacidad de educación sexual y mediación pedagógica,  se puede evaluar a partir de los conocimientos y creencias que demuestren docentes y estudiantes en el tema.  Objetivo: Evaluar el conocimiento en  cuatro  componentes de la sexualidad humana: vínculos emocionales, papeles sexuales, reproducción humana e infecciones de transmisión sexual y  respuesta sexual y  erotismo   en  jóvenes y docentes de noveno  provenientes de un colegio público del cantón de Alajuela,    noviembre de 2011. Método: La recolección de información se hizo por medio de  cuestionario con  47 ítems.  Se seleccionó una muestra de 33 estudiantes  y  12 docentes. La creencia religiosa se evaluó  sólo en estudiantes. El análisis de los datos cuantitativos se realizó mediante el programa SPSS 20.0 y Excel. Resultados: En 13 reactivos (28% de las respuestas) ni estudiantes ni docentes lograron atinar  las respuestas correctas.   Asimismo, los docentes superaron a los estudiantes  en 24 reactivos (51%), aunque fueron superados por éstos en 8 (17%) casos.    Los estudiantes creyentes y practicantes mostraron mejores conocimientos que quienes se consideran  no creyentes y/o no practicantes. Conclusiones: Poco menos de la tercera parte de los integrantes de ambos grupos muestran desconocer aspectos básicos en los  temas evaluados, lo cual se refleja en que docentes alcanzan o superan  una  nota mínima de 7,0  en sólo 20 ítems; mientras que los estudiantes  lo logran en  tan sólo 14 reactivos.   Es necesario  replantear  la formación docente y mejorar la mediación pedagógica con el propósito de que niños y  jóvenes reciban una educación apropiada y pertinente en el tema.

Palabras clave: Formas expresión sexualidad; conocimientos;  jóvenes; docentes; creencia religiosa.

Abstract

The capacity of sexual education and pedagogic mediation, it is possible to evaluate from the knowledge and beliefs that teachers and students demonstrate in the topic.  Objective: To evaluate the knowledge in four components of the human sexuality: emotional links, sexual papers, reproduction humanizes and infections of sexual transmission and sexual response and eroticism in young women and teachers of ninth from a public college of Alajuela's canton, in November, 2011. Method: The compilation of information was done by means of questionnaire by 47 articles. There was selected a sample of 33 students and 12 teachers. The religious belief was evaluated only in students. The analysis of the quantitative information realized by means of the program SPSS 20.0 and Excel. Results: Neither in 13 reagents (28 % of the answers) nor students nor teachers they managed to succeed in finding the correct answers. Likewise, the teachers overcame the students in 24 reagents (51 %), though cases were overcome by these in 8 (17 %). The students believers and medical instructors showed better knowledge that who they are considered to be not believers and / or not medical instructors. Conclusions: little less the third part of the members of both groups they show not to know basic aspects in the evaluated topics, which is reflected in that educational they reach or overcome a minimal note of 7,0 in only 20 articles; whereas the students achieve it in only 14 reagents. It is necessary to restate the educational formation and to improve the pedagogic mediation with the intention of which children and young women receive an appropriate and pertinent education in the topic.

Key words: Expression sexuality; knowledge; young women;  teachers;  religious belief

Introducción

La educación sexual es un proceso continuo,  nunca acabado en el cual la comunicación es fundamental.   No se trata de delegar la capacidad de comunicar a un solo actor,  es un trabajo complementario y complejo, pero necesario  para todas las personas en todas las edades.  En este sentido para (Restrepo, 2012), cuando de afectividad y  sexualidad se trata, se está hablando de  las dimensiones  más  profundas de la felicidad humana, no obstante, si la  dimensión de la afectividad se malogra, el producto será individuos instalados   en la neurosis o en la perversión, y por lo tanto,  en el desorden personal y social.

Según Ramos (2012),  para saber hacia dónde vamos cuando proponemos hacer educación sexual debemos saber de dónde venimos a fin de determinar qué aconteció en materia de socialización  y educación en temas vinculados con la sexualidad.   Mediante la socialización  sexual, señala este mismo autor,  se  conforman ideas y creencias que se van incorporando de manera inconsciente, desde la más tierna infancia en el hogar y que por lo general,  se consolidan en los grupos religiosos de pertenencia,  la escuela y el entorno con que se convive.  

De la Rubia  (2010), también destaca que la religión constituye un aspecto de creencias y de identidad social de gran  peso en la sexualidad, de ahí que el  estudio de conducta sexual, sin considerar la religión, cae en una limitación importante.  La convicción (fe) y la frecuencias  con que se siguen  los rituales religiosos (práctica) son las variables  religiosas más estudiadas, siendo la práctica religiosa  la variable más relacionada con una  actitud más conservadora  hacia la sexualidad y una menor frecuencia de conductas sexuales de riesgo.

Es necesario  por  lo  tanto,  plantear la  necesidad de  que  niños  y adolescentes sean  apoyados por  el mundo de los adultos para  lograr  un desarrollo pleno y armónico como elemento necesario y fundamental para favorecer su propio desarrollo como personas integrales (Caricote, 2009).  Por eso para varios autores, en la  enseñanza media se  requiere de una educación sexual con técnicas pedagógicas, que permitan liberar, desinhibir y que tiendan a fomentar una enseñanza basada en la autonomía personal frente a las exigencias sociales  (Senior, Ruiz, Testa y Núñez, 2002).

Aun cuando la educación sexual se  inicia en la familia a partir de la  preparación o limitaciones que logren aportar los padres, le corresponde a la educación general  básica ampliarla, complementarla, iniciarla o corregirla,  según sea el caso particular de cada estudiante.  Asimismo, la educación sexual debe abarcar entre sus objetivos el  desarrollo de capacidades de interacción del sujeto, el fomento de  habilidades sociales, así como  favorecer la comunicación del afecto y la expresión de emociones y sentimientos.

En  la  formación  de  docentes  como  educadores de la sexualidad de  niños y  jóvenes  es crucial que los contenidos tanto  para  la  capacitación  de docentes como para la educación de los estudiantes sean generados a partir de bases científicas documentadas a nivel mundial (De Maria, Galárraga, Campero y Walker, 2009).  Los educadores, según García y Marín (2008),  deben ser capaces de explicar a  niños y jóvenes que el goce de la sexualidad trae implícito principios, valores y que la procreación  además de permitir la perpetuación de la especie, conlleva responsabilidades y actitudes  hacia la vida que implican la formación de la familia.

En este sentido,  en un estudio realizado con el propósito de evaluar conocimientos en sexualidad se seleccionaron  jóvenes de sétimo  y  noveno   y docentes de enseñanza de las ciencias provenientes  de un colegio diurno del área metropolitana, provincia de San José, Costa Rica (León, Bolaños,  Campos y  Mejías,  2012).   Según estas autoras, los estudiantes  refieren tener nociones generales  sobre órganos  reproductores, infecciones  de  transmisión  sexual  y métodos de planificación, conocimientos  que han adquirido principalmente en la escuela y el colegio.   Sin embargo, estos jóvenes de secundaria  consideran  entre otras cosas que la metodología utilizada por sus docentes en el aula  no es la ideal ya que  no le dan la importancia necesaria a la temática, la abordan  de una forma muy superficial y no se les da la confianza para abordar  dudas específicas en el tema.

En otro estudio reciente,  en el cual Vargas-Barrantes y Araya-Alpízar (2012), trabajaron con  esta misma muestra de  estudiantes  y docentes de Alajuela, los autores encontraron que cuando los estudiantes tienen  alguna duda o inquietud en aspectos relacionados con la sexualidad en primer lugar lo  conversan con su pareja, padres, hermanos, hermanas u otros parientes.    Como segunda alternativa,  los adolescentes encuentran la respuesta a  sus preguntas en la calle, con sus amigos o amigas, mientras que  como tercera opción,  ellos  buscan alternativas a sus inquietudes en los programas de televisión.     Para el caso particular de este colegio público,  ni los docentes ni los sacerdotes y/o  guías espirituales están entre las  fuentes relevantes de consulta  para la  muestra de estudiantes consultados.

Sumado a una falta de  preparación  y motivación para abordar el tema como las que se han planteado, los valores personales o profesionales de los y las docentes también podrían entrar en conflicto con sus propios conocimientos en el tema, o bien, puede darse el caso que no existan pautas claras sobre qué enseñar y cómo hacerlo (UNESCO, 2010).  Paredes (2009),  también señala que un educador sexual no puede ser simplemente un instructor que brinde información;  su función tiene que ver con ayudar a las personas a desarrollar todo su potencial humano para asumir una actitud positiva y  responsable ante la vida, ante sí mismo y ante la relación con los demás.  

Argumenta esta misma autora, que para lograr su cometido, los  educadores sexuales tendrán que estar liberados de sus propias ataduras sociales, culturales y religiosas  con respecto a su propia sexualidad; es necesario tener la claridad necesaria y suficiente sobre sí mismo como ser sexual, sobre las limitaciones derivadas de la escala de valores, el dogma y la ética personal, con una actitud pluralista, de respeto a la intimidad y variedad sexual de cada ser humano.

Por  su parte,  Muñoz  (2009),   señala  que  para la toma de decisiones en el ámbito de la sexualidad se requiere de información completa, científica y objetiva.  Esto por cuanto, la sexualidad es una dimensión constitutiva de los seres humanos, integradora de la personalidad y en estrecha conexión con la vida afectiva, emocional y familiar de las personas, la cual se proyecta y expresa en las relaciones sociales y en los diversos vínculos que establecen los integrantes de la sociedad en un momento histórico, económico, social y cultural determinado (Cerruti, 2004).  

Asimismo, la sexualidad como parte  de la personalidad de todo ser humano y  de su  desarrollo pleno, depende de la satisfacción de las necesidades humanas básicas como el deseo de contacto,  de intimidad,  de expresión emocional, de  placer,  de ternura y  amor (Sappeti, 2012).  Ante este panorama que implica una visión integral de la sexualidad  hay que partir del hecho de son  diversos los  componentes que la integran: deseo, sentimiento, actitud, identidad, placeres y miedos que gravitan sobre el cuerpo, sus funciones y las relaciones interpersonales; todo matizado por el momento histórico y la posición filosófica, tanto individual como la del grupo social (Muñoz,  2009).

Para efectos del presente estudio,  se parte  del aporte de Carballo (2002), para quien la sexualidad humana es una dimensión de la personalidad impregnada desde la concepción por las mismas características biopsicosociales y espirituales de la persona y que  se expresa en la relación de ella consigo misma y en la convivencia con los otros a través de los vínculos emocionales, del papel sexual, de la respuesta sexual y el erotismo, y de la reproducción.  Esta misma autora plantea que educar a las personas en la expresión de la sexualidad es un proceso desafiante y placentero, dinámico y nunca acabado, que permite construir y reconstruir sistemáticamente actitudes, valores, sentimientos, intereses, conocimientos y formas de comportamiento sanos racional y emocionalmente.

En este sentido, la  capacidad de educación sexual y mediación pedagógica,  se puede evaluar a partir de los conocimientos y creencias que demuestren los  docentes  como parte de su formación y actualización permanente y,  en estudiantes como receptores activos de información que resulta  trascendental para su desarrollo físico y emocional y  desde  su accionar como seres sociales.  Es por esto que en el presente estudio  se evaluará en un grupo de estudiantes de noveno año y sus docentes, provenientes de un colegio público del cantón de Alajuela,  conceptos específicos contenidos en los temas de sexualidad relacionados con la convivencia de  las personas en sociedad, a saber;  vínculos emocionales, papeles sexuales,  respuesta sexual y  erotismo y reproducción.  Estos contenidos también se relacionan, para el caso de   los estudiantes  con la  creencia  y práctica  religiosa que profesan.

 Un aspecto muy positivo de evaluar  los mismos contenidos en ambos grupos,  es que permite comparar, desde el mismo nivel de conocimientos, el manejo que muestran estudiantes y docentes en el tema, así como  el alcance y dinámica del proceso enseñanza-aprendizaje.  Es decir,  no sólo se evaluarán los mismos  conceptos en la visión de diferentes generaciones, sino que se  conoce  la formación del  profesional que guía  y educa a sus alumnos y  la respuesta  que estos expresan como parte de la formación que están  recibiendo.

Materiales y métodos

Características del grupo de estudio

Para el presente estudio se seleccionó un colegio público del cantón Central de Alajuela, el cual se  clasifica  como  una “Dirección 2”.  En esta categoría, el Ministerio de Educación Pública  (MEP) incluye  a  los colegios que tienen matriculados entre 751 y 1500 estudiantes.  El estudio se realizó en el mes de noviembre,  a finales del ciclo lectivo 2011 y se contó con la participación de estudiantes de noveno año y docentes de diferentes materias que en ese momento trabajaban con   estos  mismos estudiantes.

En el 2011, la población de noveno para dicho colegio estaba  conformada por seis grupos,  de los cuales se seleccionaron al azar dos de ellos para pasarles un instrumento.  Un total de 33 estudiantes representados por  18 varones  (43,7%) y  19 mujeres (56,3%)  conformaban la muestra de estudiantes presentes a la hora de pasar dicha  herramienta. La  muestra de adolescentes de noveno tiene una edad promedio de  15.5 años y  más  del 90 % de los jóvenes provienen de familias representados por ambos padres y sus hijos.

Se seleccionaron estudiantes de noveno año, ya que después de la revisión de algunos programas de III y IV ciclo se pudo constatar que los contenidos sobre sexualidad se ubican básicamente, y de  manera  directa,  en  materias  que  corresponden  al  III  Ciclo.  También,  se  analizó  y  comparó  la  propuesta  de  ejes  transversales  del  MEP vigente  desde  el  2001 en la cual se aborda el tema de sexualidad como parte integral del currículo transversal. Por  todo lo anterior, la evaluación se realizó con jóvenes de noveno y en el mes de noviembre,  para tener certeza  de que  los temas ya habían sido estudiados a esas alturas del ciclo lectivo.

En cuanto a la representación de docentes,  el propósito fue  realizar un censo con los  profesores que impartían cursos en noveno.   Al final se contó con la participación de 12 de los 19 docentes encargados  de los estudiantes a este nivel.  

De  los doce docentes encuestados, cuatro  son varones y ocho mujeres, todos  con edades comprendidas  entre los  41 y 60 años (es decir que se trata de adultos jóvenes ) y  con formación en áreas tan diversas como: Ciencias Naturales,  Estudios Sociales y Cívica,  Educación Física,  Literatura y Castellano,  Artes, Orientación e idioma extranjero.

El instrumento de evaluación

Según se indicó en el apartado anterior,  para evaluar el  conocimiento  en diferentes aspectos de la  expresión de la sexualidad humana,  se elaboró y se  ajustó un instrumento  (cuestionario),   el cual consta de 47 reactivos.  Para confeccionar el cuestionario se tomó como base  los contenidos y actividades que propone el MEP  para abordar el tema a partir de la sexualidad como valor transversal y de los  contenidos  que se contemplan en la materia de Ciencias del III Ciclo de la Educación General Básica.    

Asimismo,  el instrumento se fundamentó en la propuesta  que hace  Carballo (2002),    al considerar  las diferentes formas de expresión de la sexualidad humana, a saber  vínculos emocionales, papeles sexuales, reproducción humana e infecciones de transmisión sexual  y respuesta sexual y erotismo.  Dado que  el propósito es examinar  los conocimientos que comparten estudiantes y docentes,    se elaboraron las mismas interrogantes para ambos grupos.   En el Tabla Nº1 se  indican los temas, así como la cantidad de reactivos  evaluados para cada uno.

Es importante indicar  que en el trabajo de Vargas-Barrantes y Araya -Alpízar (2013)  se  compara  el nivel de conocimientos que muestran docentes y estudiantes en estos temas de manera general (Tabla 2).   Por su parte,  en el estudio titulado,  “Influencia de las condiciones socio-demográficas en las actitudes y el comportamiento en sexualidad que expresan los y las jóvenes de noveno año provenientes de un colegio público del cantón Central de Alajuela, Costa Rica”, se indica con  más detalle  aspectos que se asocian a las condiciones socio-demográficas y el comportamiento en sexualidad  que muestran  estos estudiantes  de noveno año (Vargas-Barrantes y Araya-Alpízar, 2012).

En cuanto a  la validación del instrumento, el mismo fue evaluado  con  estudiantes y los  docentes  responsables de un grupo de noveno en un colegio público del cantón Central de Grecia.  También se recogió el Juicio de Expertos  para asegurar la confiabilidad en la elaboración y los contenidos de  cada uno de los reactivos que conformaron el cuestionario.

Distribución  según ítems asignados a cada tema que forma parte del   instrumento de evaluación

 Para cada ítem del instrumento, se dan tres opciones de selección única: “cierto”, “falso” o “no sé”.   En el estudio se empleó un sistema de puntuación simple, en donde todas las respuestas tienen el mismo valor. Esto implica que la puntuación asignada  a cada uno de los enfoques: vínculos emocionales, papeles sexuales, reproducción humana e infecciones de transmisión sexual y respuesta sexual y erotismo,  es producto de  la sumatoria de los ítems  que tienen una respuesta acertada.

A una respuesta equivocada no se le asignó puntaje, mientras que cada respuesta acertada recibe dos puntos. A la alternativa “no sé”, se le otorgó un punto;  esto con el propósito de premiar la honestidad del   encuestado. Es importante indicar que,   antes de pasar el instrumento,   se insistió con  docentes  y   estudiantes sobre la importancia de indicar desconocimiento  en vez de “inventar” una respuesta.  La necesidad de  explicar las notas  alcanzadas a partir de cada  uno de los ítems que componen  los cuatro subtemas,  permite explicar  en detalle los aspectos en que aciertan y divagan  estudiantes y docentes.    El hecho no es sólo  otorgar una calificación, sino   analizar   en detalle el origen de cada nota y a la vez determinar  si  existe  correspondencia entre grupos.

Análisis de resultados

El análisis de datos cuantitativos se realizó mediante el programa SPSS 20.0 y Excel 2010, y el estudio descriptivo se hizo con la finalidad de recoger, clasificar, resumir y analizar las características de la población. Posteriormente, se realizaron algunas correlaciones entre variables.

Resultados

Influencia de la creencia religiosa  y su  práctica en los conocimientos que muestran  los estudiantes.

Es importante recordar que tanto docentes como estudiantes muestran una mejor calificación  en conceptos relacionados con los vínculos emocionales y papeles sexuales, aunque ninguno de los grupos alcanza una calificación  de 7,0  (en la escala de 1 a 10)   en las distintas formas de expresión de la sexualidad humana (Tabla 2).  Una vez que se tiene un panorama general de  las calificaciones obtenidas por los estudiantes, se  realiza la comparación para determinar si   el efecto de ser creyente y practicante de una religión influye en los conocimientos en sexualidad  que expresan  los jóvenes.

En la  Figura 1  se muestra la distribución de estudiantes  según creencia religiosa.   De los 33 estudiantes que conformaron la muestra  analizada en el presente estudio, 20  indicaron pertenecer a la religión Católica, mientras que 10 indicaron profesar la religión Evangélica (Figura 1).    Debido a  que  sólo dos estudiantes declararon otra creencia religiosa y  uno indicó  no profesar  religión alguna,  la comparación entre conocimientos en sexualidad  y creencia religiosa se realizó únicamente  con 30 individuos distribuidos entre  Católicos y Evangélicos (Figura 2).   

El mismo patrón de conocimientos que se obtienen para los estudiantes en general, se reproduce para el caso del grupo de jóvenes Católicos; a saber  vínculos emocionales  > papeles sexuales > reproducción humana  e ITS > respuesta sexual y erotismo (Tabla 2 y Figura 2),   aunque con valores promedio ligeramente superiores para quienes se definieron por esta religión.    Según se desprende de esta misma figura, para el caso del grupo de jóvenes Evangélicos la situación es un poco diferente.   En el tema vínculos emocionales  ellos alcanzan la  mejor calificación promedio obtenida en el estudio (6,7), aunque apenas alcanzan un  3,7  en aspectos relacionados con los papeles sexuales.  Este  último valor está muy por debajo del promedio alcanzado por los estudiantes  Católicos (5,1) y  el promedio  general de 4,7  para estudiantes.  

Con el propósito de comparar si los conocimientos en sexualidad varían cuando los jóvenes se consideran practicantes o no de su religión (Figura 3), un total de   24 jóvenes indicaron pertenecer a una religión y  ser miembros activos o practicantes, mientras que nueve  de los encuestados indicaron  ser no creyentes o no practicantes.   De esta figura se desprende  que  en la  prueba “respuesta sexual y erotismo”, tanto los practicantes como los no prácticamente obtienen la misma calificación (3,3) -que también es la más baja-, pero en el resto de contenidos (vínculos emocionales, papeles sexuales y  reproducción e infecciones de transmisión sexual)  los practicantes superan en nota  a los no practicantes en casi  10 unidades porcentuales.  

Es decir,  hay una mejor comprensión que se asocia con ser miembro activo de una religión, aun cuando con un nivel de confianza del 95% (α = 0,05),   las diferencias promedio no  son estadísticamente significativas. Hay que hacer la salvedad que para los  contenidos “papeles sexuales”  y  “vínculos emocionales”,  los valores en las pruebas de  significancia fueron de   α=0,054  y α=0,056  respectivamente.

Conocimientos en vínculos emocionales y papeles sexuales  que muestran estudiantes y docentes.

Tres ítems comprenden  los conceptos evaluados en estudiantes y docentes para”  “vínculos emocionales”  (Figura 4) y siete ítems en “papeles sexuales (Figura 5).   El porcentaje que se indica en la figura corresponde a las respuestas acertadas.   Los valores que faltan para  completar el  100%   se debe a que la respuesta dada en el cuestionario  fue “NO SE”.  La misma interpretación es válida para las Figuras  6 y 7 que se presentan en apartados posteriores.

En dos de los tres ítems relacionados  con vínculos emocionales, los estudiantes superan en nota a los docentes (Figura 4).   Así por ejemplo, el 91% de los jóvenes opina que  “el amor es una elección libre y no una necesidad  que permite a cada cual amar sin dejar de ser uno mismo”, mientras que sólo un 75% de los docentes está de acuerdo con esta afirmación.   

Por su parte,  un 50% de los docentes acertaron cuando señalaron que la siguiente  frase es verdadera: “un comportamiento inadecuado en una relación sexual se asocia  con el deseo de demostrar dominio y placer”;   sin embargo,  igual cantidad de docentes indicaron no saber la respuesta.   Para esta misma opción,  un 67% de los estudiantes declararon no conocer la respuesta  y el 33% restante indicaron estar de acuerdo con la afirmación.

Para el caso de los papeles sexuales la situación es muy diferente (Figura 5).   Los docentes superan o al menos igualan en conocimientos a los estudiantes.     Estos resultados  explican el hecho de que  en la evaluación general los docentes alcanzan una nota promedio de 6,4  para este  tema, mientras que los estudiantes  apenas llegan a un 4,7 como nota promedio (Tabla  2).

Es  importante resaltar algunos aspectos relevantes en la Figura  5.   Jóvenes y docentes  están totalmente de acuerdo (100%) cuando indican que es incorrecto que  “para demostrarse  el amor, los novios deben tener relaciones sexuales íntimas”.  Sin embargo, en el otro extremo (datos no mostrados en la figura),  ambos grupos indicaron no saber que  el siguiente enunciado es incorrecto: “El sexo se refiere a las relaciones íntimas entre parejas”.  Para este enunciado no se alcanzó una sola  respuesta correcta para  ninguno de los grupos.  

También se debe resaltar el hecho de que para los siguientes enunciados, menos del 50% de los estudiantes indican estar de acuerdo (49 y 46% respectivamente), aunque los docentes obtienen una excelente calificación (83 y 100% respectivamente):
Los papeles sexuales de hombres y mujeres pueden ser transformados; esto significa que las relaciones  de convivencia se aprenden, se refuerzan y se sancionan cuando es necesario.

El término relación sexual  se refiere a cualquier  tipo de relación que se establece entre personas de diferentes sexos.

Conocimientos en reproducción humana e infecciones de transmisión sexual  que muestran estudiantes y docentes.

El  instrumento comprende  23 opciones  para evaluar este contenido; el cual resultó ser el mejor representado.  En siete  de los reactivos evaluados en el tema,  ni  estudiantes ni  docentes lograron dejar ver las respuestas; es decir, el 100% de los encuestados indicaron no saber la respuesta: 
Una mujer puede quedar embarazada después de su primera menstruación.
Una persona puede adquirir una enfermedad de transmisión sexual  en un baño público.

La práctica de bañarse después del acto sexual es muy eficaz para prevenir el embarazo y el posible contagio con enfermedades de transmisión sexual.

La  eyaculación es la manifestación más importante de  que el hombre es fértil.

La masturbación es un mecanismo que le permite a la persona (hombre o mujer) obtener placer por medio de la  autoestimulación de los órganos genitales.

La debilidad sexual es un efecto negativo en los individuos que practican  la masturbación.

El preservativo utilizado como método anticonceptivo  es abortivo, pues mata  a los espermatozoides.

En los siguientes  tres ítems sólo los docentes atinaron la respuesta correcta, pero con porcentajes muy bajos de asertividad, que se indican entre paréntesis (Figura 6):
Los días más fértiles en la mujer comprenden desde el día 12 al día 16 del ciclo menstrual (17%).

El mecanismo de acción de las pastillas anticonceptivas es alterar la función del ovario con el propósito de impedir la maduración de los óvulos (17%).    

Relajar la tensión por medio de la masturbación es una práctica saludable (33,3%)

En la misma figura se muestra que en las restantes  13 opciones, los docentes superan a los estudiantes en siete alternativas, mientras  que son  superados por los estudiantes en cinco ítems y  en una  alternativa alcanzan la misma nota. Es importante indicar que  el valor promedio  obtenido por estudiantes y docentes para  este contenido  fue  de 4,2 y 4, 4 respectivamente (Tabla 2); es  decir,  el desconocimiento que muestran ambos grupos  cuando se analiza cada ítem por separado se refleja en  las  bajas calificaciones promedio producto del  análisis de las 23 opciones como un conjunto.

Conocimientos en  respuesta sexual y erotismo que muestran estudiantes y docentes.

La figura 7  ilustra los conocimientos en  catorce ítems que comprenden la respuesta sexual y erotismo evaluados en estudiantes y docentes.  Se comprueba al observar la figura que, en cinco ítems  estudiantes y docentes  no   logran ni una respuesta correcta.  Es decir ante los  siguientes enunciados, todas las respuestas fueron “No se”:
Las zonas erógenas  se ubican muy cerca de los órganos genitales, por lo tanto, la respuesta sexual  se produce en regiones muy localizadas del cuerpo.

El tamaño de los órganos genitales es importante para lograr relaciones sexuales satisfactorias, ya que un pene más grande producirá mayor excitación  en la mujer.

La fase de orgasmo es una reacción subjetiva, la cual  puede llegar a tener una duración de varios o minutos o hasta horas dependiendo de si se logra un estímulo adecuado.

Tanto el hombre como la mujer pueden llegar a tener más de un orgasmo en una relación sexual.


En la respuesta sexual, el varón debe recibir una estimulación más prolongada que la mujer, con  el propósito de lograr aumentar la excitación.
 
Por su parte,  en  cuatro  alternativas  más, ambos grupos obtienen calificaciones  que  sólo en un caso superan la mitad de la nota (58%).   Esto implica que  en más de la mitad de las opciones (9)  estudiantes y docentes  demuestran un  nivel de conocimiento muy deficiente.    En las últimas cinco alternativas los docentes obtienen buenas calificaciones, en promedio 8,8,  mientras que  los estudiantes apenas alcanzan un 7,1 como  promedio.   

En términos generales, para esta categoría los docentes superan a los estudiantes por más de un punto en la escala 1 a 10 (Tabla 2).  Sin embargo, en promedio  los  estudiantes son los más mal calificados para este rubro en el estudio, con un promedio de 3,3 y los docentes apenas  alcanzan  un tercer lugar  con un una nota promedio de 4,6.

Breve resumen  a partir  los cuatro  contenidos evaluados

En 13 reactivos (28% de las respuestas) ni estudiantes ni docentes lograron atinar  las respuestas correctas.   Asimismo, los docentes superaron a los estudiantes  en 24 reactivos (51%), aunque fueron superados por éstos en 8 (17%) casos.   Poco menos de la tercera parte de los integrantes de ambos grupos muestran desconocer aspectos básicos en los  temas evaluados, lo cual se refleja en que docentes alcanzan o superan  una  nota mínima de 7,0  en sólo 20 ítems; mientras que los estudiantes  lo logran en  tan sólo 14 reactivos que coinciden con las  mismas respuestas exitosas de los docentes.   

En el otro extremo,  en siete reactivos los docentes alcanzan como nota máxima  un  5,0  mientras que  en los estudiantes esta situación  se presentó para  13 reactivos.   En ambos grupos 5 de estos ítems se  concentran en el tema reproducción humana e ITS.

Discusión

Influencia de la creencia religiosa   en  los conocimientos  que muestran los jóvenes en sexualidad.

Una edad tan compleja y trascendental  como la adolescencia requiere  de una atención consecuente con las necesidades de esta población.  Sin embargo, la  evidencia señala que muchas personas -incluyendo el personal de los ministerios de educación, directores y maestros de escuelas- pueden no estar convencidas de la necesidad de proporcionar educación en sexualidad o bien se muestran reacios a impartirla por falta de confianza y de personal competente para hacerlo (UNESCO, 2010).  De la Rubia (2010),  también señala  que la familia, así como las instituciones educativas y religiosas controlan la conducta sexual a través de la vigilancia, el castigo y la estigmatización.    En el proceso de socialización, estos controles son internalizados como normas y se convierten en criterios de autorregulación.    

Según  Andrade (2011),  la religión puede desempeñar un papel importante en la conformación de la toma de decisiones  en  aspectos relacionados con la sexualidad en  adolescentes y adultos jóvenes.    Esta influencia de la  religión  puede  ayudar a explicar las diferencias en conocimientos encontradas en este estudio para  estudiantes  creyentes y practicantes en comparación  con quienes no son practicantes o simplemente no   profesan un credo religioso.  En cuanto a la influencia de la religión, Andrade (2011), también  confirma que esta puede afectar directamente las decisiones a través de las normas religiosas, las sanciones en caso de incumplimiento, y las consecuencias de la desviación, como los sentimientos de miedo y culpa.   

En  un trabajo con 395 estudiantes universitarios, De la Rubia (2010),  encontró que a mayor religiosidad, se valora más la virginidad, se condena la pornografía,  se experimenta más la vergüenza sexual y se acepta menos la homosexualidad y la masturbación.   Dado  que  la religión influye en los significados y actitudes  frente a la sexualidad, Andrade (2011), también advierte  que es de suma  importancia  considerar  las creencias religiosas al estudiar las conductas y actitudes sexuales, por los matices explicativos que introducen.  

En este sentido, también es meritorio considerar  el modelo moral de educación, también conocido como educación sexual para la abstinencia, educación para el  respeto, educación del carácter, educación para el matrimonio y educación para el amor, entre otros (Fallas, Artavia y Gamboa, 2012).  En cuanto a la influencia  que el sistema educativo y la religión ejercen sobre esta forma de educar y vivir la sexualidad, estos mismos autores señalan que:

Este modelo fue una reacción, por parte de los grupos conservadores (que se vieron obligados a iniciar en la instrucción sexual-doctrinaria), contra la iniciativa de otros sectores a introducir la educación sexual en el sistema educativo. La metodología se centra en actividades preventivas desarrolladas por docentes de religión o ética (preferiblemente conservadores), enfoca la importancia de la familia y el matrimonio, señala la forma de comportarse antes y dentro de él. Los temas que abordan dejan de lado la formación en el ámbito de la orientación del deseo, masturbación, métodos anticonceptivos, relaciones prematrimoniales, entre otros. En la actualidad, este modelo moral se encuentra vigente en diferentes sectores de la sociedad que lo aprueban y apoyan, en algunos grupos religiosos, en centros educativos (en especial los centros privados dirigidos por religiosos/as) y grupos de laicos conservadores. Igualmente, muchos de estos principios se encuentran directa o indirectamente expuestos en programas de educación sexual de diversos gobiernos del mundo y, claro está, en Latinoamérica (2012, p.60).

Es  evidente que una formación basada en un modelo moralista, no le permite a estudiantes y educadores profundizar   en los conocimientos científicos en los cuales se debe fundamentar la  educación en sexualidad, de manera que en vez de derrumbar los mitos y tabúes que se han arrastrado en el tema, más bien se tienden a perpetuar  creencias erróneas,  con alto contenido machista y discriminatorio.   En este sentido,  sólo para citar algunos ejemplos,   es preocupante que  en ambos  grupos no se logre reconocer  el mito que se esconde detrás de  las siguientes afirmaciones:
La práctica de bañarse después del acto sexual es muy eficaz para prevenir el embarazo y el posible contagio con enfermedades de transmisión sexual.

La  eyaculación es la manifestación más importante de  que el hombre es fértil.

La debilidad sexual es un efecto negativo en los individuos que practican  la masturbación.

El preservativo utilizado como método anticonceptivo  es abortivo, pues mata  a los espermatozoides.

Las zonas erógenas  se ubican muy cerca de los órganos genitales, por lo tanto, la respuesta sexual  se produce en regiones muy localizadas del cuerpo.

El tamaño de los órganos genitales es importante para lograr relaciones sexuales satisfactorias, ya que un pene más grande producirá mayor excitación  en la mujer.

En la respuesta sexual, el varón debe recibir una estimulación más prolongada que la mujer, con  el propósito de lograr aumentar la excitación.
 
Asimismo, Arrighi y  Mauri (2001) también nos recuerdan que el abordaje   de la sexualidad no  es tarea sencilla y que es parte de un proceso de capacitación  que no sólo  pasa por el conocimiento de una bibliografía específica,  sino  que es parte de un trabajo interno de sensibilización y de de-construcción  lenta de la educación que recibimos, un repensar de  nuestra propia sexualidad.   Esto implica que como adultos, padres y/o  docentes  tenemos  la doble responsabilidad de examinar la forma en que hemos vivido  y aprendido sobre nuestra sexualidad  y ajustar  la educación de las nuevas generaciones bajo principios de equidad y a partir de conceptos y afirmaciones con respaldo científico.

El alto porcentaje de jóvenes que según  esta investigación,   no sólo son creyentes, sino practicantes activos le confiere a la Iglesia Católica y Evangélica una enorme posibilidad -y responsabilidad- en la educación sexual de nuestros niños y jóvenes.   En este sentido,  para  Martínez (2009),   la formación familiar en la creencia del catolicismo, tiene que ver con la manera en que las y los jóvenes han percibido el cuerpo y el ejercicio de la sexualidad a lo largo de sus experiencias vitales.   Para esta autora,   es importante insertar una perspectiva de religión que permita entenderla como un sistema estructurado de creencias y prácticas que provee a los individuos de códigos éticos de acción;  los cuales pueden  interpretarse en el marco de esas prácticas.

Más que creencias y  prácticas, la  sexualidad es una dimensión fundamental del ser humano y en ella están implicadas variables como el género, la identidad de sexo, la orientación sexual, el erotismo, la vinculación afectiva, el amor y la reproducción (Pérez De la Barrera y Pick, 2006).   Por lo tanto, La sexualidad es el resultado de la interacción de factores biológicos, psicológicos, socioeconómicos, culturales, éticos y religiosos o espirituales (Ruíz, 2013).  

Aun cuando en el  colectivo se maneja un concepto de sexualidad como lo biológico y más específicamente como lo genital, lo coital, obviando que la sexualidad es un concepto multifactorial, donde intervienen aspectos sociales, psicológicos y biológicos.     En este sentido,  Hurtado de Mendoza, y Olvera (2013), nos alertan de que el inicio de la sexualidad en los jóvenes, está marcado por desconocimientos, mitos, miedos e inseguridad que los llevan a experimentar conductas de riesgo, amenazando su calidad de vida y su posterior desarrollo como individuos.   

El hecho de no consultar  la inclinación y práctica religiosa  a los docentes,  fue un aspecto que no debió excluirse en este estudio.   No fue posible evaluar la influencia de esta variable  en el conocimiento de los profesores y   tampoco se pudo realizar una comparación  entre grupos. Dada la importancia que reviste la creencia religiosa en las actitudes y conocimientos en  sexualidad en docentes   y estudiantes,  se trata de un aspecto que se debe contener en estudios posteriores.  

Evaluación de conocimientos en estudiantes y docentes

En cuanto a la evaluación  integral de conocimientos en sexualidad,  es necesario recordar que  docentes y estudiantes lograron malas calificaciones en aspectos relacionados con  “respuesta sexual y erotismo” y “reproducción e ITS”  (Vargas-Barrantes y Araya Alpízar, 2013).  Estos resultados deben sorprendernos dado que hasta el 2012  se consideraba   que la orientación del currículo en  educación  sexual en Costa Rica tenía una amplia orientación biológica, con contenidos muy centrados en aspectos de la anatomía y fisiología de los sistemas reproductores.

Los resultados también confirman que estudiantes y docentes no se han capacitado en conceptos fundamentales y específicos  que forman parte de temas que se estudian ampliamente en secundaria.  Así por ejemplo,  el hecho de que la totalidad de  integrantes de ambos grupos indicaran  no saber  que la expresión  “el sexo se refiere a las relaciones íntimas entre parejas”  es incorrecta, demuestra que a pesar de la amplia información que existe y se repite por diferentes medios, aún no es efectiva; es decir, no se ha logrado interiorizar.

Los hallazgos del Ministerio de Salud (2011), por medio de la  Encuesta Nacional de Salud Reproductiva y Sexual realizada en el 2010 (ENSSR-10), refuerzan en buena parte las  deficiencias encontradas  para este colegio de Alajuela.    En la ENSSR-10,  se  entrevistó a un total de 398  personas (199 hombres y 199 mujeres)   con edades comprendidas entre 15 y 17 años.  Para efectos de este trabajo,  es importante resaltar los siguientes hallazgos  manifestados por los adolescentes:

Los métodos más conocidos  son las pastillas anticonceptivas y el  condón masculino, con porcentajes superiores al 70%. Sin embargo, el resto de los métodos anticonceptivos no son recordados espontáneamente, ni siquiera por la mitad de esta población, lo cual indica vacíos de información o de apropiación de la misma…En relación con la exploración del propio cuerpo, mientras 73,9% de los hombres reportó haberse masturbado alguna vez; 90,5% de las mujeres manifestó no haberlo hecho nunca. Si bien la masturbación posee un objetivo de autoerotismo, también, cumple una función importantísima de autoexploración y conocimiento del propio cuerpo. De este modo, si las mujeres no se masturban, entonces, se niegan a sí mismas esta posibilidad, lo cual además tiene otro tipo de consecuencias, tales como el hecho de que las mujeres conocen poco su propio cuerpo y su propia anatomía…Más allá de las implicaciones que esta situación tiene en términos de apropiación del propio cuerpo, se dificultan también el desarrollo de medidas de autocuidado y prevención como la revisión periódica de los genitales para detectar tempranamente cualquier situación irregular o el uso de un método como el condón femenino que requiere del conocimiento del propio cuerpo para su aceptación, su colocación y su uso generalmente, alguien más las ve y las toca antes de que ellas mismas lo hayan hecho” (Ministerio de Salud, 2011).

Una serie de trabajos como los que se citan a continuación, también refuerzan  las carencias  y desconocimientos  que  se han encontrado  en el presente estudio.  Es importante indicar que las poblaciones evaluadas incluyen edades equivalentes a jóvenes-adolescentes o personas aún mayores,  para  quienes haber alcanzado más edad o experiencia, tampoco les ha ayudado a superar las deficiencias en cuanto a la formación en el tema.

En un instrumento que se aplicó a estudiantes universitarias  provenientes de dos instituciones de La Habana para explorar los conocimientos en sexualidad (332 estudiantes de la Escuela de Enfermería  y 260 estudiantes de la Facultad de Tecnología de la Salud),  se encontró que el nivel de conocimiento de las evaluadas es malo,  porque  no logran alcanzar  un  60 % de respuestas correctas (Rodríguez, Sanabria, Contreras y  Perdomo,  2013).    Entre los aspectos que resaltan estos autores  está  el hecho de que la mayoría de participantes  consideran la sexualidad innata o relacionada con el sexo biológico y no la ven como un aspecto de la personalidad que tiene sus componentes biológico, psicológico y social.  En cuanto a las infecciones  de transmisión sexual, solo el 60 % de los estudiantes conocían las vías de transmisión del VIH.  

Por su parte, Fanjul,  Castellanos, Suardía,  González y González, (2011), también  evaluaron  los conocimientos que sobre sexualidad humana poseen los alumnos de primer año de la carrera de Medicina de la Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara, Cuba. Los autores concluyen que los alumnos que entran a cursar su primer año de universidad, están lejos de lograr una educación sexual responsable y citan un listado de problemas en los jóvenes como parte de los resultados encontrados: baja percepción de riesgo  en cuanto al contagio por infecciones de transmisión sexual,  insuficiente nivel de conocimientos sobre educación sexual, poco uso del condón como método preventivo y anticonceptivo y escasa difusión de métodos anticonceptivos, entre otros.

Moccia y  Medina  (2006), evaluaron  el conocimiento de los distintos métodos anticonceptivos en una  población de adolescentes que asiste a una Clínica Ginecológica en  Montevideo Uruguay.   Los resultados muestran que el  97% de las mujeres  encuestadas conocía la existencia de los métodos anticonceptivos; el  85% los usó, pero  el 68% no los usó o los usó en forma incorrecta.  En cuanto a la educación recibida acerca de los métodos anticonceptivos, el  40%  de ellos recibió información en la escuela o el colegio, el 37,5% de algún integrante familiar y un 22,5% del médico tratante.

En un estudio con entrevistas  a profundidad con  15 estudiantes de sétimo año,  Almaguer,  (2010),  encontró que los púberes estudiados, desconocen  sobre la anatomía y las funciones de sus órganos genitales y no los nombran adecuadamente.   Utilizan  sinónimos y muestran expresiones de picardía o vergüenza, dando muestra de cómo se preservan y reproducen los mitos y  tabúes.     

Peña, Torres, Pérez,  Ramírez, Castro y Pría (2005),  al explorar conocimientos en sexualidad en  365 adolescentes de sétimo a noveno (159 varones y 206 mujeres)  entre 11 y 16 años que cursan en 12   escuelas de secundaria básica observaron que el 94,7 % pudo mencionar las ITS más frecuentes,  pero en cuanto a su  prevención, sólo el 75,3 % tuvo una respuesta correcta.  No existió correspondencia entre conocimientos y comportamientos en el uso de anticonceptivos;  el 75,7 % de los varones y el 75 % de las mujeres  no utilizó condón en sus relaciones coitales.  

En una investigación descriptiva   se demostró que los conocimientos elementales sobre educación sexual son aún insuficientes   para 200 estudiantes de noveno (Torriente, Diago, Rizo y   Menéndez,  2010).     Las fuentes de mayor  información  en el tema  para estos  jóvenes son  de manera general, la televisión,  los maestros y  los padres.     Las causas argumentadas por ellos  para el inicio temprano de las relaciones sexuales son, entre otras, la precocidad del desarrollo sexual, la pobre educación sexual en cuanto a salud sexual y reproductiva, así como otras características educacionales, religiosas, sociales, culturales, económicas y psicológicas que en conjunto intervienen  para adelantar el debut  sexual.

Asimismo, en un estudio con  180  estudiantes, distribuidos en forma equitativa en los niveles de sétimo, octavo y noveno;  Castro,  Rizo,  Reyes y Vázquez (2012), encontraron que en  general el nivel de conocimiento sobre las infecciones de transmisión sexual fue deficiente.   Asimismo, los padres y familiares cercanos  predominaron con fuente de consulta para los estudiantes,  seguidos de los medios de información y, el  tercer lugar lo  ocuparon los docentes en la escuela.

En un proyecto con un  grupo de 270  estudiantes  de sétimo y octavo y menores de 14 años,  Castellanos, Vera, Gutiérrez y Escobar (2000), comprobaron  que el nivel de conocimientos sobre educación sexual era deficiente.   Cuando  estos autores  analizaron  los  conocimientos sobre genitales externos  a nivel del grupo, encontraron mayor porcentaje de respuestas correctas en las mujeres,   con diferencias estadísticamente significativas a nivel de género.   

Asimismo, diversas opiniones con respecto a la reproducción y los métodos de anticoncepción se generaron a partir de una muestra de 250  jóvenes y adolescentes entre los 15 y 17 años y  pertenecientes a una escuela de nivel medio superior (Pérez,  Casas,  Peña,  Miranda y Zaldívar, 2002). El 67,2 %  de los adolescentes consideran necesario el coito para mantener una relación, el 97,2 % estiman la edad de 14 a 20 años como  óptima para la realización del primer coito.  Según estas personas,  la relación coital  debe ser iniciada por el hombre (85,6 %) y en horario nocturno (92 %).  En lo que se refiere a  la masturbación, el 40,4 % de los adolescentes  opinan que es un acto vergonzoso y  el 40% lo ven como un acto natural.    Los autores también señalan que el 54 % de los adolescentes opinan que el uso de anticonceptivos y el embarazo es responsabilidad de la mujer,  el 61 % de ellos considera que sí es necesario usar anticonceptivos en el primer coito y que la interrupción  del coito  no es un método anticonceptivo.

También es importante resaltar en este último estudio,  las deficiencias mostradas por ambos grupos cuando se evaluaron conceptos relacionados con  la respuesta sexual y erotismo.   Estas deficiencias reflejan una  limitada capacidad en los jóvenes  para entender  que la respuesta a estímulos sexuales  no sólo se concentra en las zonas genitales,  sino  que esta es una capacidad del cuerpo en general.

La  ENSSR-10, ofrece aportes valiosos en cuanto a la satisfacción sexual que muestran los jóvenes en Costa Rica, especialmente cuando se refieren al orgasmo.   En la misma se señala que el 42,1% de la población adolescente sexualmente activa indica que siempre logra orgasmos o  la satisfacción plena en sus relaciones, siendo el porcentaje más bajo de todos los grupos de edad analizados en la ENSSR-10 (Ministerio de Salud, 2010).    Por su parte, el 41,3% reportó “casi siempre”; 9,9% “casi nunca” y 3,3% “nunca” (3,3% no respondió) en cuanto al  logro de orgasmos o  la satisfacción plena en las relaciones coitales.

Los resultados obtenidos  hasta ahora indican que en la búsqueda de diversas estrategias pedagógicas, conviene fortalecer las capacidades de fuentes de información, deseadas y existentes en la cotidianidad de los adolescentes, tales como padres, madres, pares, docentes y centros de salud.  En el caso de los profesores, se ha señalado que sus predisposiciones personales constituyen el factor más relevante de su “ser profesor”, y que sus experiencias como estudiantes les han conducido a desarrollar creencias que luego, cuando ellos mismos actúan como profesores, trasladan a la sala de clases (Leal, 2005).  En este sentido,  el estudio de Valiente,  Espinosa,  Piñeiro,  Salgado,  Mora y  Morales (2009),  con  50 profesores provenientes de dos colegios de secundaria básica con  el objetivo de explorar los conocimientos y percepción del riesgo de  ITS,  muestra ampliamente el desconocimiento  de los mismos para abordar el tema de sexualidad en secundaria.

Estos últimos autores  encuentran que aún persiste falta de conocimientos básicos por parte de los encuestados acerca de los síntomas y vías de transmisión, la percepción de riesgo y la vulnerabilidad de la mujer ante  estas infecciones. Se evidencia que más de las tres cuartas partes de  estos docentes  no reconocen que los portadores pueden transmitir el VIH.   Los profesores presentan dificultades al identificar algunas de las infecciones de transmisión sexual, persisten errores con respecto a la vía de transmisión, dificultades en precisar los síntomas clínicos de estas enfermedades, problemas en percibir las conductas de riesgo y poco dominio sobre la transmisión del VIH. Por su parte, poco más de la mitad de los profesores conocen la sífilis (54 %),  y la gonorrea (44 %).   Se concluye que  en los  profesores persisten errores con respecto a la vía de transmisión de ITS, así como al precisar sus síntomas clínicos. Se observan, igualmente, problemas en percibir las conductas de riesgo.

Ahora bien, ante estas deficiencias, se hace evidente que  la fortaleza de la educación  sexual  se ve limitada por la poca calidad de los planes de estudios, la escasez de docentes con formación adecuada, los métodos de enseñanza inapropiados y la falta de material didáctico pertinente.  Para impartir una educación eficaz  en sexualidad es preciso contar con personal muy cualificado y motivado (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, 2012).   Los docentes deben recibir formación apropiada, estar capacitados para utilizar métodos participativos y contar con apoyo permanente. Se ha de prestar más atención tanto a la inclusión de las habilidades y los conocimientos necesarios en la formación inicial que reciben los docentes como a la evaluación de su manera de impartir la educación.

En adición a los conocimientos y medios con que se cuente para  ofrecer una educación sexual y apropiada es imprescindible  que el docente haya logrado interiorizar un concepto muy amplio, pero integral  sobre la misma,  el cual se pueda adecuar a las condiciones y realidades  según el grupo con el que deba compartir.   En este sentido,  Murillo (2004), nos presenta un desafío muy interesante:

La sexualidad merece mucho respeto como para tomarlo a la ligera, no es una excitación barata, no son solo reflejos  para encontrar los puntos orgásmicos, o un proceso de aprender a relajarnos, implica construir una  verdadera relación fusional  en donde le placer, la reproducción, y no  solo la reproducción de posiciones u orgasmos, sino estimular la reproducción de sus metas a nivel personal, profesional y social.   Es una intimidad corporal, de apreciarse y amar,  es construir un verdadera enamoramiento que perdure, es la pasión amorosa y  los deseos sexuales manifiestos por medio de la experiencia emocional y los fantasmas románticos (p. 69).

Conclusiones
La mayoría de jóvenes que  participaron en el estudio indicaron ser creyentes y practicantes de la religión.   Para los cuatro contenidos evaluados en el estudio, los estudiantes creyentes    lograron  calificaciones  iguales o ligeramente superiores a los no creyentes.   Aun cuando las diferencias no son estadísticamente significativas,  se puede decir que la práctica religiosa incide de manera positiva en los conocimientos que muestran los estudiantes.  Este aspecto requiere que los jóvenes coincidan en  dos cualidades a saber;  ser creyentes y ser practicantes.

Resulta preocupante que  en el 55% de las  preguntas los estudiantes indicaron no saber la respuesta o en caso de dar  una,  alcanzaron una nota máxima de 5,0.   En los docentes,   más del 42%  están en la misma situación.   Esto implica que estudiantes y docentes apenas logran responder  dos terceras partes de las preguntas  relacionadas con reproducción e ITS  y respuesta sexual y erotismo; es decir;  para un tercio de las alternativas ambos grupos indican no saber las respuestas.  Hay que llamar la atención en el hecho de que  estos temas que   tradicionalmente representan mitos y tabúes,   siguen  siendo desconocidos  para la población en estudio.    

Del aspecto anterior, se deduce  que la incapacidad para interiorizar y expresar  conceptos básicos, que a su vez  se relacionan con la aplicación práctica  en la vivencia diaria, debe estar  relacionada  de manera directa con el proceso enseñanza-aprendizaje que se desarrolla en el aula.   Cambios urgentes deben ser  implementados en este Centro Educativo de manera que se propicie la construcción  y vivencia de tales conceptos, tanto por los alumnos como por sus docentes.

Es importante  resaltar el hecho de que  en reiteradas ocasiones se ha criticado el enfoque “biologicista” con que se aborda la educación sexual  desde la Educación General Básica.    No obstante, en este estudio se demuestra que docentes y estudiantes  comprenden mejor aspectos  emocionales y de género   que aquellos relacionados con la reproducción  humana y la respuesta sexual.   No se puede obviar  que los temas vínculos emocionales y papeles sexuales fueron  representados por tan sólo 10 de los 47 ítems, aspecto que pudo  interferir  en las respuestas alcanzadas. 

Parece ser que estamos frente a una realidad en la cual los docentes   deben capacitarse y superar sus propias limitaciones y  los mitos que han rodeado al tema.   Sólo  la información completa, científica y objetiva puede que ayudar a romper este círculo vicioso que se ha mantenido por generaciones.  Tampoco  se puede obviar el hecho de que nuestros niños y jóvenes están expuestos al bombardeo con información erótica y mal orientada.

Como adultos no estamos asumiendo de manera responsable la educación de las generaciones que nos  sustituirán  en el corto y mediano plazo.  Los signos de amenaza y destrucción son más que evidentes ¿Cuánto más debemos esperar para lograr resultados diferentes? ¿Cómo es que resultados tan erróneos se han  logrado mantener por tanto tiempo? ¿En dónde se fundamenta el temor por educar sobre un tema que apasiona a personas de todas las edades?  ¿Es posible  fomentemos  la destrucción, aun cuando tenemos tan claras las causas de nuestros fracasos?   Lo más   lamentable es que estos cuestionamientos también aplican  en muchas de nuestras acciones que se relacionan de manera directa con la especie humana?

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*Correspondencia a:
Élida Vargas- Barrantes. Costarricense. Docente Sede de Occidente. Universidad de Costa Rica. Email: elida.vargas@ucr.ac.cr
1. Costarricense. Docente Sede de Occidente. Universidad de Costa Rica. Email: elida.vargas@ucr.ac.cr   
Recibido: 27.07.13. Aprobado: 10.12.13

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