Los contactos epistolares entre las logias españolas del Norte de África y algunos talleres de América Latina fueron constantes y frecuentes durante la II República, produciendo y consolidando verdaderos lazos fraternales entre ambos lados del Atlántico. Las líneas que siguen constituyen un ensayo histórico que trata de aproximarse a la relevancia y particularidad de estos vínculos y ahondar en el establecimiento de una red internacional, transoceánica y transcontinental de solidaridades y colaboración masónica que superaba en intensidad las relaciones de los talleres magrebíes con otros geográficamente más próximos. Para ello, se abordarán diferentes disposiciones al respecto del análisis de redes masónicas internacionales, además de presentar y valorar los resultados cualitativos y cuantitativos de los datos obtenidos a partir de las fuentes documentales utilizadas. Debemos puntualizar, sin embargo, dado el encuadre de esta comunicación dentro de un proyecto más amplio sobre la masonería española en Marruecos y la carencia de material documental consultado al respecto de las logias americanas, que serán los talleres españoles del Norte de África los actores principales de estos vínculos. Serán los que, por su propia trayectoria histórico-política -el contexto republicano español y colonial en Marruecos- marquen el transcurso, la intensidad y la relevancia de las relaciones con la masonería latinoamericana.
Relaciones internacionales masónicas y perspectivas de análisis
Sin distinción, las obediencias y logias masónicas establecen de forma continua y constante relaciones formales con otros talleres locales, regionales e internacionales. Estas relaciones les otorgan reconocimiento y legitimidad externa además de crear lazos fraternales, ideológicos y todo tipo de interconexiones y comunicaciones. La propia organización piramidal de la orden favorece el desarrollo de este ensamblaje por medio de las figuras de los visitadores, así como el obligado mantenimiento de la correspondencia y la circulación de boletines, revistas o trabajos, cuyo tráfico produce multitud de redes, redes donde fluctúan personas, pero, sobre todo, ideas, ideologías, tendencias. Estas redes, además, se construyen a partir de una serie de criterios y características: según el territorio, las diplomacias y la política, en sentido general, de la propia obediencia o la logia en cuestión y se manifiestan en diferentes procedimientos: planchas, viajes, visitas y garantes de amistad. Entre ellos, la correspondencia epistolar es la fuente documental principal para revelar todo este tipo de interacciones entre diferentes talleres más allá de las formalidades propias de los garantes y a pesar de las vinculaciones directas con motivo de viajes y los visitadores. Las cartas informan de relaciones efectivas, vínculos nominales, contenidos y atributos, del mismo modo que muestran su funcionalidad operativa real y revelan la globalidad de sus dimensiones. Y a su vez, la secuencia cronológica que abarcan, muestra la evolución de las relaciones, sus regularidades y variaciones, su renovación y durabilidad, así como la duración de las redes en relación con la propia historia de los actores, de las logias y de sus contextos1.
El análisis de la correspondencia, en este sentido, se muestra esencial a la hora de establecer las valoraciones y magnitud de la red o las redes establecidas, por lo que, para abordar el conjunto que nos ocupa, hemos tomado como punto de partida diferentes ítems propuestos por otros autores2:
Logias americanas o norteafricanas que inician relaciones francmasónicas.
Inicio, desarrollo, contextualización y fin de dichas relaciones: intereses, motivos, el tema de América en el Norte de África, el tema marroquí o el protectorado español en las logias americanas, etcétera
Aspectos formales de las logias: obediencia, localización geográfica, posibles vínculos establecidos con anterioridad.
Vínculos migratorios: inmigrantes americanos iniciados en América y afiliados en Marruecos y, viceversa, españoles o marroquíes iniciados en Marruecos, que emigran a América y se afilian a logias americanas.
Tipología y contenido de las relaciones: garantes de amistad, cuadros lógicos, intercambio de folletos, revistas, trabajos, colaboración.
Frecuencia, densidad y durabilidad de las relaciones. Años de mayor contacto.
No obstante, este enfoque exige también un encuadre global de relaciones francmasónicas que muestre el mapa geocultural y geopolítico de los vínculos, insertándolos así en las redes masónicas internacionales. Este aspecto es imprescindible si tenemos en cuenta que las relaciones y todas las redes, en general, están insertas dentro de un marco más amplio, global, que si bien autores como Dévrig Mollés han denominado sistema-mundo masónico3, -partiendo de la conceptualización del sistema-mundo moderno defendido por I. Wallerstein-, se configura, más bien, dentro de la cosmovisión contemporánea que comienza a discurrir y ordenar, precisamente, una red de interrelaciones globales, es decir, que se inserta en el proceso tan afanado en la actualidad como controvertido, conocido como globalización4. En esta cosmovisión, los ideales y preceptos masónicos, tales como la fraternidad, la igualdad entre pueblos, razas y naciones, la solidaridad internacional, etcétera, producen los mecanismos de solidaridad y sociabilidad precisos para establecer diferentes redes e interconexiones con distintos contenidos y significantes. Pero, más que eso, produce la interconectividad del mundo a partir de preceptos comunes, de la comprensión del mundo no solo en su concepción global, sino según unos mismos parámetros que coinciden desde lo local y particular hasta lo internacional y general. Y todo ello en un contexto incentivado por las conexiones entre actores o asociaciones en las cuales convergen múltiples naciones, instituciones y sujetos con intereses, ideologías y objetos comunes. Así, los individuos o logias pueden ser tomados como actores de una historia global en la medida en que, a través de sus acciones y relaciones se percibe la articulación social entre sectores de actividad, espacios o esferas. Y, además, pueden entenderse como parte de un ensamblaje mayor, nunca individualmente o de forma segmentada, por lo que los resultados son siempre indicadores de tendencias, más que estadísticas y datos cuantitativos incuestionables.
En este sentido, las redes que nos ocupan se integrarían, por un lado, dentro del contexto europeo de la colonización africana, en la que la mayor parte de las masonerías de este continente pertenecieron, en el primer trienio del siglo XX, a diferentes obediencias extraterritoriales, sobre todo a la anglosajona, la española y la francesa. Y por otro, a las diferentes realidades de los países latinoamericanos, ya independizados, con regímenes republicanos y en un creciente proceso de desarrollo económico. De hecho, en el territorio marroquí que protagoniza estos vínculos, dividido desde 1912 por las dos potencias coloniales que la ocuparon, Francia y España, coexistirán logias de los tres países mencionados desde finales del siglo XIX.
Junto a ello, la llegada de la II República española, instaurada en 1931, supondría para España y sus territorios africanos un nuevo sistema político con sus derivados aspectos económicos, socio-culturales e ideológicos, muy cercanos a los preceptos expuestos por la masonería universal y la española, que no solo incentivaría la creación y el fortalecimiento de diferentes logias por todo el territorio nacional, sino también en la zona colonial. Fervor que afectaría, a su vez, al auge de las relaciones exteriores de la masonería española con las logias y obediencias latinoamericanas, precisamente por la aproximación ideológica- además de la histórica y cultural ya existente -entre el nuevo régimen y aquellos implantados en los diferentes países latinos5. No es extraño, por tanto, que estos vínculos se mantuvieran y continuaran en el protectorado magrebí. Es más, las relaciones establecidas en los siglos XIX y XX por los militares que prestaron sus servicios en las Antillas o en Filipinas pueden explicar las especiales connotaciones de estos lazos tricontinentales, sobre todo porque estos mismos militares participaron en la pacificación del nuevo territorio colonial africano y, a su vez, levantaron o nutrieron las logias marroquíes6.
En definitiva, en las páginas que siguen se cuantificará y calificará la red transoceánica y transcontinental configurada por las logias norteafricanas y otras allende el Océano Atlántico con el fin, no solo de determinar las características y la tipología de los vínculos, así como aquellas particularidades que unían ambos lados, sino con la finalidad de demostrar que la masonería es uno de los objetos de estudio más adecuados para comprender y definir el desarrollo histórico de la globalización. Es decir, para conocer y considerar aquellos elementos y particularidades que influyeron en el desarrollo de una incipiente visión del mundo como un todo globalizado, en los que una institución cosmopolita, universal y occidental como es la masonería, contribuyó y participó. Así, bajo los mismos preceptos ideológicos, diferentes actores desde Marruecos hasta América, coordinaron sus acciones, intercambiaron ideas y, sobre todo, compartieron la misma forma de entender el mundo y el contexto en el que vivieron.
La red de relaciones masónicas norteafricana y latinoamericana
Los contactos que se han registrado en el espacio y tiempo que nos ocupa, abarcan las plazas de soberanía Ceuta y Melilla con sus correspondientes logias: Hércules no. 55 de la GLE y Hércules no. 446 del GOE en la primera plaza, 14 de Abril no. 450 del GOE en la zona melillense, y las ciudades de Tetuán, Larache, Alcazarquivir, Xauen, Villa Alhucemas, con especial mención de Perseverancia no. 70 de la GLE de Larache y la GLRM jurisdiccionada por el GOE y cuya sede se encontraba en Tetuán. Se han incluido las plazas de Ceuta y Melilla por su situación norteafricana y las continuas relaciones con los talleres del protectorado. Aunque pertenecieron a una obediencia regional diferente, la Gran Logia Regional del Mediodía de España (GLRME), formaban parte del mismo entramado socioeconómico y cultural que las interrelacionaba en el mundo profano y masónico, produciendo unas relaciones constantes, bidireccionales y horizontales7. Además, en la documentación consultada, las logias latinoamericanas no diferenciaban estas ciudades de las restantes del territorio marroquí, haciendo siempre alusión a Marruecos como situación geográfica y a España como eje político y soberano del territorio colonial. No incluimos en este baremo las logias españolas situadas en la zona de influencia francesa o tangerina por ser, ambas, realidades diferenciales8.
No obstante, antes de analizar exclusivamente la correspondencia y las redes establecidas a partir de ellas, ahondaremos primero en los contactos directos entre ambos lados del Atlántico, así como la presencia de América o el tema americano en las logias magrebíes.
América en las logias españolas norteafricanas
El tema americano o América, es una constante en las tenidas semanales en los trabajos de las logias españolas del Norte de África: la igualdad de razas en este continente, la consideración de España como la “madre patria” de los países latinoamericanos9, la independencia de los mismos, la estabilidad de sus repúblicas o de la propia masonería:
Se identifican episodios históricos en la época en que nació vuestro templo (…). México, libre de la oprobiosa intervención del imperialismo francés, redimido por el torrente de sangre que vertieron sus hijos abnegados, despierta con el BENEMÉRITO JUÁREZ10 y avanza con paso seguro por el camino de la verdad, liberado y digno11. Los nombres simbólicos con esta temática, por ejemplo, “América”, “Américo”, “Plutarco Elías Calles”, “México”, “Argentina”12, responden de igual modo a este vínculo cultural e ideológico, especialmente por la importancia otorgada a los procesos independentistas y los regímenes republicanos. Moga Romero en su monografía sobre la masonería en Melilla, incluye al respecto la consideración de un masón melillense Luis Durán Canosa, puntualizando que en dicha plaza se sentía el “Latir de las Repúblicas americanas”13. En la revista Destellos14 de la logia Perseverancia no. 70 de Larache, disponemos, a su vez, de numerosas publicaciones con esta misma temática15, siempre con el objeto de que las situaciones que se analizan o las figuras que se comentan sean un ejemplo para España y su masonería16. En una ocasión, este diario publicó un número dedicado al “Día de la Raza”17 con motivo del 12 de octubre de 1933, que contenía varios artículos remarcando la reciprocidad de la influencia hispano-americana, primero, al llegar los españoles a América en 1492 “engendrando el ansia de emancipación que les llevó a la libertad”18 y, la segunda, porque “pasan cuatro siglos, poco más, y la luz que irradia al continente americano, llega a la vieja España cuando quiere despertar de un letargo de siglos, que la incomprensión tradicional se empeña en prolongar”.19 Más representativo es que en el mismo ejemplar de la revista, en un artículo titulado Solo la Fraternidad une a los Hombres y a los Pueblos, se interrelacione la conquista de América con la labor desarrollada en África por el Estado Español, relación, en este caso, que da un giro copernicano en el discurso referente al modelo colonial20:
Y a esa obra de aproximación hispano americana, unida a la que España realiza en África junto al pueblo marroquí, pueblo este que también lleva nuestra sangre, será sin duda la obra que más libre del remordimiento de culpas pasadas, hijas de la intolerancia religiosa de hace cinco siglos y que, perdurando hasta hace poco, pretenden algunos mantener aún. [sic] El día que España se una de manera efectiva, sin reservas mentales, a los pueblos de la América hispana y al pueblo marroquí, será la apoteosis del Gran Día de la Fiesta de la Raza21.
Migraciones, viajes y contactos directos
Por otro lado, la migración o los traslados temporales al continente americano ya fuese por trabajo, ocio o por inmigración fueron ocasionales, a diferencia de lo que ocurre con otras logias peninsulares, por ejemplo, las asturianas22. Sin embargo, Moga Romero destaca para el caso de Melilla la existencia de una comunidad judía importante con raíces en Venezuela23. También, algunos miembros de las logias de la Gran Logia Regional de Marruecos (GLRM), muchos de ellos judíos, proceden de Argentina24, Filipinas25, Brasil26 y Venezuela27, fueron iniciados o pertenecieron a logias americanas antes de solicitar ingreso en las marroquíes. Samuel M. Nahón28 fue miembro de Harmonía y Fraternidad de Brasil antes de ingresar en Tetuán no. 64 y Emilio Zapico Zarraluque29, Delegado General de la Alta Comisaría en Marruecos, fue miembro de la logia Constitucionalista de México antes de pertenecer a Oriente no. 451 de Tetuán. Varios, incluso, vivieron una temporada o regresan por razones de trabajo, familiares o, simplemente, emigran por tales motivos. Por ejemplo, Moisés Lévy Ephraim estuvo trabajando en Argentina de 1910 a 1919 en su puesto de la Alianza Israelita Universal30; Leon Cohen Sedero, iniciado en Brasil y uno de los fundadores de la masonería de Tetuán, pide su plancha de quite por su traslado a Buenos Aires debido a la falta de recursos31; Isaac Benchaya solicita también su plancha de quite por traslado a Argentina donde se encuentra su hijo32. Igualmente, Emilio Zapico, nombrado más arriba, regresa a América, en este caso, porque le destinan a Puerto Rico como cónsul de general España. Y más tarde, este último masón solicitará traslado a Nueva York33 por medio de los contactos y la referencia de la GLRM, además de querer ingresar en alguna logia de esos valles34. Que muchos de estos masones sean judíos, en este caso, sefardíes, responde a una diáspora comercial manifiesta entre el Norte de África y diferentes países latinoamericanos, destacando Argentina, dos de los destinos, preferidos del éxodo judeo-marroquí35. Y la prueba de ello fue que la logia tangerina Morayta no. 284, fundada en 1906 y compuesta por una mayoría significativa de judíos a lo largo de su historia (hasta 1932), “seguirá haciendo”, en palabras del Gran Maestre del GOE, Martínez Barrios, “la labor que durante muchos años se había impuesto: recoger las aspiraciones de la colonia hebraica tangerina, y servir de órgano de relación entre ella y las de América y oriente36”.
Otro tipo de viajes entre ambas orillas figuran en la documentación consultada hasta ahora37. Entre ellos destaca el periplo realizado por Eliseo del Caz, miembro de Oriente no. 451, a diferentes países americanos, donde, además de visitar varias logias, ofreció en las tenidas como visitador, algunas informaciones sobre la política y masonería del protectorado, sobre todo al respecto de las persecuciones sufridas por muchos masones en manos del alto comisario Luciano López Ferrer, además de otros aspectos del proceder de la República ante esta situación38. Información que compartió también en la Hispano Americana no. 379 de Madrid, cuyos lazos con los países hispanoparlantes fueron bastante intensos, como bien muestran en sus actividades39.
En sentido inverso, se han contabilizado algunos visitadores americanos en talleres norteafricanos, sobre todo en la logia 14 de Abril no. 450 de Melilla, en su mayoría judíos. En dos ocasiones aparece A. Samuel Chocrón como visitador procedente de Venezuela, también David Wahnon, de la logia Victoria no. 9 de Caracas visitó la logia en 1934. Anteriormente, en 1933, aparece reseñado un “visitador de Caracas” del que no se especifica ni el nombre ni el taller de procedencia40; y en 1931 aparece en la lista de asistencia de la logia el “hermano Gregoire” de los valles de “Port Prince” (Port-au-Prince), la Antigua colonia francesa de Haití. Posiblemente, muchos otros visitantes se contabilizarían en las logias ceutíes y en el resto de las plazas y cuya referencia no se ha localizado aún.
Redes epistolares. Cuantificación y estimación
Si bien las relaciones entre ambos mundos no fueron tan directas o presenciales, vemos, por el contrario, que su mayor representatividad se encuentra en la correspondencia. Cartas, ternas, garantes e informaciones varias que proliferaron entre las dos direcciones del Atlántico, se han contabilizado, obteniendo los resultados que se indicarán a continuación.
Los talleres de la GLE son los que más contactos presentan, así como los que mayor duración y continuidad establecen en estas relaciones, que irán desde 1931 hasta 1936. Al contrario, los vínculos de las logias pertenecientes al GOE y la GLRM serán menos asiduos, aunque se plantee en las tenidas, en diferentes ocasiones, iniciarlos o incrementarlos. Por ejemplo, en una tenida de Oriente no. 451 de 17 de marzo de 1932 se aprueba por unanimidad relacionarse con los valles de México41; en Atlántida no. 449 pasa a la comisión de asuntos generales “que se acuerden las peticiones de amistad con las logias de los valles de Cuba, Colombia y Egipto”42. O bien, se inscribía en una carta de Hércules no. 446 a la logia Armonía no. 28 de los valles de México con fecha de 27 de marzo de 1935: “tratándose de una Resp. Logia de allende los mares que viene a engrosar el no. ya crecido de Resp. Logias con las que sostenemos relaciones fraternales…”43.
En la otra orilla, las logias y obediencias que corresponden a estos contactos o que los inician, proceden en su mayor parte de México, seguido de Cuba, Argentina y Honduras. Aunque se plantearon o mantuvieron relaciones con Colombia, Puerto Rico, Ecuador, Venezuela, Norteamérica y Haití, serán los talleres mexicanos los que más aparezcan entre los garantes de amistad y las planchas de las logias marroquíes.
Las relaciones masónicas son numerosas y abarcan casi la totalidad de la geografía mexicana, destacando, sobre todo, las obediencias de la Gran Logia Unida La OrientalPeninsular de Yucatán, La Gran Logia de Valle de México y la Gran Logia Unida Mexicana de Veracruz. Las tres sostuvieron correspondencia con la GLE mientras que el GOE solo con los talleres de Veracruz. Es probable que hubiera más contactos, o al menos, se estudiara su inicio por parte de la GLRM, como consta en sus libros de actas o en las de sus logias, pero no se han encontrado más evidencias de ello.
Cuba es el siguiente país que destaca en esta red de relaciones, tanto por el trato directo de su obediencia, La Gran Logia de la Isla de Cuba, con la GLRM, como por sus logias Humildad de Guantánamo y Pi i Margal de La Habana, quienes a su vez mantuvieron correspondencia con Hércules no. 446 de Ceuta, Atlántida no. 448 de Tetuán y Perseverancia no. 70 de Larache. Argentina sobresale en tercer lugar, esta vez, por los vínculos directos con este país de muchos masones de las logias marroquíes, como ya se ha señalado, tanto por ser su lugar de procedencia o de destino como por diferentes felicitaciones y comunicaciones por parte del GLRM a la logia Hispano-Argentina de Buenos Aires44, o bien, directamente, por el decreto del GCFS del GOE de 1935 que indicaba a las logias de su obediencia que entablaran relaciones con talleres de esta República argentina. Se conserva en las actas de Lixus no. 446 B de Larache la referencia de este hecho45.
Con menor representatividad se encuentran las relaciones establecidas con Honduras, Puerto Rico, Ecuador, Colombia, sobresaliendo entre ellas, las logias Estrella del Norte no. 5 de Honduras, con quien también otros talleres peninsulares mantuvieron relaciones46 o Guayas no. 1 de Ecuador. Otros países como Brasil, Venezuela o Filipinas aparecen en la documentación consultada, pero por las conexiones más directas indicadas en el apartado anterior.
Evolución y durabilidad
Las relaciones epistolares se inician desde 1931, año en el que se levantan la mayoría de las logias españolas en el territorio colonial magrebí, alcanzando su apogeo una vez están estabilizadas en sus respectivas plazas entre 1933 y 1934, momento a partir del cual comienzan a descender hasta el final de los contactos en 1936. La evolución de estos vínculos según las obediencias, es clara a priori: las logias de la GLE superan en número e intensidad en relación con las el GOE. Y, si tenemos en cuenta la variable de la GLRM y las restantes de Melilla y Ceuta que pertenecen a la Gran Logia Regional del Mediodía de España (GLRME), se añade un resultado disímil: la primera de ellas ofrece una caída continua desde 1934 hasta desaparecer en 1936, mientras que la segunda, si bien presenta un desliz en 1935, en 1936 se vuelve a intensificar su red de relaciones latinoamericanas.
Estos contactos, además, fueron iniciados por ambas partes, es decir, tanto por las logias marroquíes que eran de más reciente creación, como por las americanas, cuyo desarrollo histórico varía: algunas habían sido fundadas a principios del siglo XX o con anterioridad47 como Esperanza no. 2 de Veracruz, constituida en 1869, o bien como Humildad de Cuba instaurada en 1909, Fénix no. 18 de Mérida en 1922, pero otras, como Reforma no. 33 de Veracruz que levantaría sus columnas en 1929, son de configuración contemporánea48, como las norteafricanas, por lo que es obvio el interés compartido de establecer contactos y reconocimiento masónico internacional. Algunas de las logias americanas que iniciaron las relaciones con las norteafricanas fueron Estrella del Norte no. 5 de Honduras en 1934, que inicia los contactos con Hércules no. 5549 o Armonía no. 28 de México con Hércules no. 446 en 193550, a pesar de ser, como indican en las cartas, “del Libre Simbolismo”. La logia Tenochtitlán de México también establece el primer contacto epistolar con el taller ceutí Hércules no. 5, en 1935. Del mismo modo, Reforma no. 33 de México le comunica a esta última que Lumen no. 6 les pasó los listados de las logias de Amistad que tenía “teniéndose en cuenta la gran necesidad que hay [de] que todos los masones esparcidos por la Faz del universo estemos unidos espiritualmente”51.
En cualquier caso, esta red se afianza entre 1932 y 1934 obedeciendo a la estabilidad y consolidación de las logias en el territorio marroquí, así como al interés de las logias latinoamericanas en fomentar o ampliar los vínculos fraternales con las españolas. Destacará en esta labor de relaciones y vínculos la GLE, tanto por su geopolítica propia, como por el venerable maestro de Perseverancia no. 70, Bartolomé Pajares52, una de las figuras más destacables de la masonería en el protectorado marroquí y del establecimiento y la prolongación de los contactos con América. De hecho, el número de garantes de amistad para los que fue nombrado, muestran a la perfección este hecho. De igual modo, en su misma logia, destacan José González Lagares53 y Guillermo Vázquez54, cuyos nombramientos como garantes también son considerables, sobre todo a partir de 1936 con la muerte de su Venerable B. Pajares. Este suceso, bien conocido por parte de las logias con quienes mantenían correspondencia, fue objeto de reconocimiento y pesar a ambos lados del Atlántico, lo que supuso un aumento de su red epistolar. Es por ello que los vínculos de la GLE, en concreto de Hércules no. 55 de Ceuta y Perseverancia no. 70 de Larache con Latinoamérica se mantienen altos, a pesar de que la propia situación política de 1934 también les afectase. La consistencia y la cohesión interna de estas logias, sobre todo de Perseverancia, supuso que no menguaran sus trabajos hasta el mismo día en el que se alzó el “Glorioso Movimiento Nacional” en el territorio magrebí el 17 de julio de 1936. Es más, existe una continuidad en la correspondencia mantenida entre logias, algunas de las cuales oscilan entre 1932 y 1936 como sucede entre Perseverancia y Tolerancia Masónica no. 6 de Nuevo León o entre Perseverancia y Obreros del Porvenir no. 19 entre 1934 y 1936. En otros casos, como en las relaciones del taller de Larache y Esperanza no. 2 de Veracruz, la documentación conservada solo cubre 1933 y 1934 pero con una gran cantidad de epístolas, cuyos intercambios de informaciones, prensa o trabajos son realmente considerables. Parece, en este sentido, que los vínculos continuaron, a pesar de que aún no se hayan encontrado evidencias textuales de ellos. Puede este ser el mismo cuadro de muchas otras logias y relaciones, como las logias cubanas o la hondureña Estrella del Norte no. 5. Las planchas mantenidas con Humildad de Guantánamo por parte de las logias de la GLE y del GOE, sobre todo de la GLRM, van desde 1933 hasta 1936, y con el taller hondureño se mantienen entre 1933 y 1934 con cierta regularidad, en esta ocasión sus protagonistas fueron Hércules no. 55, Oriente no. 451 y Cabo Espartel no. 447, estas dos últimas bajo los auspicios de la GLRM.
Siguiendo el desarrollo cronológico, la evolución de las relaciones de las obediencias que hemos establecido -GLE, GLRM-GOE y GOE- presentan características similares a nivel general, por ejemplo, la revolución de octubre de 1934 condujo a España a un Estado de alarma oficial acompañado de un estado de represión permanente contra el movimiento obrero y el republicano que solo la victoria del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936 pudo frenar. A ello se añadía el giro político de derechas en la política de la República que marcó por igual a toda la masonería española, produciendo unos meses de inestabilidad en la orden a nivel nacional. Es representativa, en este sentido, la respuesta de la GLRM a la plancha enviada por la Gran Logia Unida Mexicana de Veracruz el 27 de febrero de 1934:
Recogemos vuestras frases de aliento y os participamos que la Masonería en España, aunque un poco tarde quizás, se dispone a defender sus principios, seriamente amenazados por la reacción, y a que nuestra amada y querida República se encamine nuevamente por la senda que se trazó al nacer.55
La GLRM sufre un hecho añadido en el transcurso de estas relaciones, y es su propia desestructuración a lo largo de 1934 y su fin definitivo en 1935. Algunas logias sobrevivieron a esta desintegración, como Lixus no. 446B, Cabo Espartel no. 447 o el Triángulo Lombroso56, por lo que los pocos contactos que quedan de las logias del GOE en 1935 corresponden a aquellas que continuaron sus trabajos después de la disolución de la regional o bien las que pertenecían a la GLRME, ubicadas en Ceuta y Melilla, aunque de modo menos regular que en 1933 y 1934.
El fin de todos los contactos, por supuesto, está claro. Los únicos residuos de correspondencia que hemos encontrado de algunas de las logias aquí mencionadas, están dirigidos a logias peninsulares, sobre todo de Barcelona, que aún en 1937, año de estas epístolas, sigue vigente la masonería. La situación en Marruecos en estos momentos previos a la Guerra Civil y peor aún en 1936, resultó bastante más inestable y compleja que en el resto de España, dado el gran sector fascista que había entre los militares africanistas y el peso social que tenían en la sociedad, hasta el punto de que algunos autores han hablado de una mayor diferencia entre civiles y militares que entre españoles y musulmanes, los nativos de la zona y, al fin y al cabo, la mayoría de la población57. Del mismo modo, la persecución a los masones en manos de este sector fue constante durante todo el periodo republicano, sobre todo en Tetuán y en las logias de esta zona, en la que sus miembros más destacados sufrieron continuos ataques, despidos o traslados con una gran intensidad en 1932 y de nuevo a partir de 1934 y 1935, como se ha citado más arriba. En 1932, la razón principal fue el nuevo alto comisario, Luciano López Ferrer58, quien intentó combatir la masonería desde su llegada al cargo en junio de 1931. Los masones de estos talleres norteafricanos lucharon contra estas persecuciones y una de las acciones realizadas fue, precisamente, avisar a sus “hermanos americanos” de lo que estaba sucediendo en el protectorado tanto por correspondencia como por el viaje que hemos mencionado de Eliseo del Caz a esos valles. El lazo de unión se terminó de aferrar cuando se destituye a López Ferrer de su cargo en la Alta Comisaría en enero de 1933 y se le destina a Cuba como embajador. Ante ello, la GLRM avisa sin demora a la Gran Logia de la Isla de Cuba, señalando que este individuo es “enemigo a muerte de la Orden, de la libertad y de la democracia”59.
Tipología y contenido de la correspondencia
La tipología de esta red epistolar forma un amplio abanico de variedades, como ya se ha podido dilucidar durante las páginas anteriores. Los primeros contactos fueron meramente formales: felicitaciones de año nuevo o por los solsticios, el deseo de establecer amistad, las ternas propuestas y los garantes de amistad que, al fin y al cabo, eran la demostración textual, simbólica y legítima del establecimiento de las relaciones de amistad. Junto a estas formalidades se añadían los resultados de las elecciones anuales a cargos y dignidades, los cuadros lógicos del taller, los resúmenes de los trabajos realizados, alguna fotografía del masón que ostentaba el título, etcétera. De hecho, la totalidad de la correspondencia analizada tiene alguno o todos estos ítems.
No obstante, algunos de los vínculos fueron más allá, logrando establecer un contacto continuo de informaciones, trabajos y colaboración masónica en ambas direcciones. Por ejemplo, Edmundo Seco Sánchez de la logia Cabo Quilates no. 11 de la GLRM, dedicó un “trazado de arquitectura” a Esperanza no. 2 de Veracruz por el 65 aniversario de la logia mexicana60. Ya hemos nombrado otros más arriba, sobre todo ligados a la logia Perseverancia no. 70, cuyos intensos y constantes trabajos internos produjeron diferentes escritos y publicaciones que se enviaban a través de esta red epistolar. El pequeño cuaderno sobre la Memoria Anual de 193361, el folleto tan conocido y polémico ¡Abajo el Fascio!62 en ese mismo año, fueron felicitados por diversas logias americanas, como por ejemplo Obreros del Porvernir no. 19 y Fénix no. 18 de Yucatán, Esperanza no. 2 de Veracruz o Humildad de Guantánamo. ¡Abajo el Fascio!, entre estos escritos, produjo una fuerte reacción, sobre todo porque Bartolomé Pajares fue procesado y sometido a juicio como autor del mismo, y los ejemplares fueron retirados de circulación. Este hecho despertó en la masonería española y en las logias americanas la misma aversión hacia el componente fascista -en un régimen supuestamente republicano y liberal-63, que lo había consentido:
Mucha fue nuestra pena de enterarnos de que había sujeto a proceso por la justicia profana por expresar sus ideas libres y soberanas, pero mayor ha sido nuestra satisfacción al saber que salió limpio y con la frente en alto, dispuesto a castigar a los ambiciosos que se dedican a comerciar con el obscurantismo de masas64.
El abogado que llevó el caso, también masón, José Alberola Feced65, quien había sido el primer gran maestro de la GLRM, procedió a su defensa consiguiendo la absolución. Todos estos acontecimientos -al igual que la muerte de Pajares en 1936- estaban a la orden del día en las logias latinoamericanas con quienes mantenían relaciones.
Además de ello, hubo otros textos, adjuntos a estas cartas, que destacaron por la temática tratada. Por ejemplo, en una carta a Estabilidad no. 16 de Mérida, Guillermo Vázquez de Perseverancia no. 70, comentaba a los miembros de esta logia “los dos asuntos primordiales que se debaten hoy en nuestra Patria”66 -esto es, el fascismo y el clericalismo- , comparándolos con la situación de los países latinoamericanos:
Las luchas de la libertad y bella México por ese su independencia espiritual, temiendo combatir denodada y virilmente contra los enemigos de la libertad, la hace conocer más de cerca la lucha que hemos de sostener los masones de la familia española, para derrocar este poder del clericalismo, que se defiende como puede y utiliza todos los medios antes de entregarse67.
En otra carta anterior a esta, de Bartolomé Pajares a Esperanza no. 2, resulta también muy ilustrativo la narrativa sobre los lazos culturales e históricos latinoamericanos con el desarrollo de la masonería en esta latitud y el ejemplo que debe ser para la masonería española contemporánea, sobre todo “para dar principio a una correspondencia ininterrumpida, no solo entre logias hermanas, sino entre masones de repúblicas que si esta fue madre de aquella por nacimiento, aquella es madre de esta por ideal”68.
En sentido inverso, el proceso fue similar. Por ejemplo, Esperanza no. 2 de Veracruz envió varias copias de la revista Simbolismo69 de la Gran Logia Unida Mexicana a la logia de Larache y a Constancia no. 89 de Ceuta y, a su vez, solicita a Atlántida no. 449 y a Cabo Quilates no. 11 trabajos para la tenida extraordinaria que celebrará el 10 de enero de 193470 a propósito de su 65 aniversario. Memphis de México le comunica en varias cartas a Hércules no. 55 de Ceuta los trabajos que realizan71, la logia Guayas no. 1 de Ecuador también envía su Boletín en 1933 a la logia 14 de Abril no. 450 de Melilla72, etcétera La Gran Logia de la Isla de Cuba también se une al envío de informaciones a la GLRM, por el hecho de avisar de que un masón, Martín Velilla Nadal de la logia Pi y Margall de La Habana, está suspenso y procesado por tribunales masónicos y profanos73.
Sin embargo, existe una diferencia en el contenido de las planchas que los talleres americanos ofrecían a los norteafricanos: escasas referencias a su situación política o social de su propio país. Del mismo modo que apenas hacen referencia a la situación del protectorado español en Marruecos. La mayor parte de las veces, como hemos reflejado, los temas tratados o son de contenido interno de las propias logias o abarcan la política española general. Y este último caso es el que más impregna los documentos, probablemente por la época convulsa en la que se enmarcan y los deseos de que triunfen y se consoliden los ideales republicanos que, al fin y al cabo, iban en comunión con los preceptos masónicos defendidos desde ambas orillas. Así lo demuestra, por ejemplo, La Gran Logia de la Isla de Cuba cuando escribe en 1933 a Hércules no. 446 de Ceuta que, “nuevamente se la mandamos hoy dirigida a la Logia [la plancha], esperando que esta vez llegue a su destino, ya que entendemos que con el cambio que ha dado la política española y sus Gobernantes podrá la masonería salir ya a la luz pública”74.
Por otra parte, la red epistolar masónica fue más allá del intercambio de los trabajos realizados, los folletos y la prensa enviada o las diferentes informaciones que se traspasaban, llegando a una colaboración más práctica y a una unión más ponderable. Por ejemplo, Obreros del Porvenir no. 19 solicita ayuda económica a Perseverancia no. 70 para la construcción de su templo en 1936 “para realizar unas “pláticas (tenidas blancas) encaminadas a desvanecer los efectos de tales enemigos del progreso y la civilización”75. O bien, en abril de 1936, un miembro de la 14 de abril -Julio Antonio Herranz Pérez-, a su vuelta de un viaje a Madrid, expuso cómo había presenciado la llegada a la capital de España de unos masones de Puerto Rico en busca de ayuda de sus “hermanos peninsulares”76.
Asimismo, se mantienen otro tipo de inter-colaboraciones como se observa en una carta dirigida a Bartolomé Pajares desde una logia de San Luis de Potosí, sin especificar, realizada con el motivo de conocer la posibilidad “de que un buen cirujano-dentista”77 pueda iniciar su negocio en los valles de Alcazarquivir. No obstante, de entre todas las cooperaciones que se observan en las fuentes consultadas destaca, por su singularidad, la correspondencia entre nuestras sin duda protagonistas Perseverancia no. 70 de Larache y Esperanza no. 2 de Veracruz, quienes incentivan una propuesta sobre un vuelo entre México y España en 1934 en manos del General de la Aviación Mexicana, Carlos Castillo Bretón Barredo,78 miembro de la logia Regeneración no. 14 de Veracruz:
La iniciativa de ese vuelo México-España nos ha llenado de tal manera de satisfacción, que (…) trataremos de contribuir con vosotros para la adquisición de esa máquina que el Q. y V. H. Carlos Castillo Bretón B., juzga necesaria para “que asegure hasta lo posible y humano esfuerzo, el triunfo y la gloria para México”, auxilio el nuestro, que habrá de ser en armonía con nuestra modestia, pero que tendrá todo el valor del entusiasmo y el cariño que la idea ha despertado en nosotros79.
El vuelo simbolizaba, para Perseverancia, la unión fraternal entre ambos países, cuya misión ya había sido lograda -a medias- en otra ocasión en una ruta entre Sevilla, La Habana y México80, por otro masón, “el teniente Collar, en unión de su compañero el Capitán Barberán, ambos caídos gloriosamente en la magna empresa de afianzar el cariño entre dos pueblos hermanos, de raza y por temperamento y convicción”81. A su vez, significaba la demostración de la modernización y la capacidad tecnológica de ambos países (México-España). Sin embargo, a pesar de los esfuerzos mantenidos por ambas durante diversas cartas entre diciembre de 1933 y marzo de 1934, este vuelo no llegó a realizarse en 1934 como se había previsto, ni en 1935 tras haber sido pospuesto. La razón de ello fue la repentina y sorpresiva muerte del General Bretón el 19 de septiembre de 1935.
En definitiva, lo que más destaca en la tipología y el contenido de estas relaciones son las continuas alusiones a la política republicana española, al devenir de la masonería en este marco convulso, el buen camino de las masonerías americanas y cómo desean siempre que los ideales masónicos imperen en estos regímenes. Nada extraño, pues, de hecho, en uno de los boletines del GOE se hace alusión al beneficio de que muchos políticos españoles fuesen masones82. E, incluso, la logia Humildad de Guantánamo, que había mantenido contactos con las logias norteafricanas de las dos obediencias españolas, continúa su vínculo en 1937 con Minerva no. 25 de Barcino -pues la masonería española en Marruecos ya había sido eclipsada por el Glorioso Movimiento Nacional. En esta epístola, como es lógico, casi solo se hace alusión al devenir de España:
Quiero significaros que mi Logia ha tomado Acuerdos en distintas ocasiones, en pro de todos los Masones españoles por el atropello de que han sido objeto por las huestes facciosas demandadas por Franco y sus secuaces, que parece les molesta que el sol de la Libertad brille con todo su esplendor en nuestra querida Patria83.
Algunas valoraciones: redes globales
A lo largo de estas páginas, hemos intentado establecer una visión general de la importancia y la significación de las relaciones francmasónicas entre las logias norteafricanas y las latinoamericanas durante la II República española. A través del análisis de la correspondencia mantenida y otras fuentes complementarias, se han destacado algunas consideraciones generales que se han ido señalando en el transcurso de este trabajo: la conformación de una red epistolar que configuró a su vez una red de relaciones masónicas transcontinental, recíproca y bidireccional, la importancia de algunas personalidades en la intensidad y la densidad de los contactos establecidos, como el caso de Bartolomé Pajares de Perseverancia no. 70 y de esta misma logia; el protagonismo también acentuado de la comunidad hebrea por sus vínculos directos con América; o bien que, tanto el inicio como el fin de los contactos así como del establecimiento de la red, están marcados ligeramente por el contexto político de la II República que influyó en su creación y consolidación, así como en su precariedad y desaparición.
De hecho, si comparamos los resultados obtenidos en este estudio con los proporcionados por los boletines de las respectivas obediencias, vemos que la tendencia es similar a cada una de ellas. Así, en el Boletín del GOE, tomando los datos obtenidos del artículo ya mencionado de Yván Pozuelo84, Argentina recibe un trato de los más importantes en el seno del BGOE y casi nulo desde los órganos de la GLE, y México sería uno de los “pesos pesados”, en términos del autor, de ambas obediencias. La tercera potencia en estas relaciones corresponde a Cuba, el resto de países tienen mayor o menor representación según la fecha o las circunstancias. En cambio, el Boletín de la GLE refleja otros datos, también similares a la tendencia de la red epistolar que aquí nos ocupa. Si bien esta obediencia tenía en términos de número de talleres y de miembros, cifras muy inferiores a las del GOE (también en las logias norteafricanas), les concedió mayor importancia a sus vínculos internacionales, por ejemplo, a la AMI, y, además, mantuvo un proselitismo acentuado en relación a cualquier movimiento masónico surgido en Latinoamérica, anunciando cuanto antes la creación de una nueva entidad y su voluntad de entablar correspondencia institucional.
No obstante, si establecemos otra comparación, esta vez entre los contactos que establecen las logias norteafricanas que nos ocupan con otros territorios más cercanos, como, por ejemplo, el protectorado francés, Argelia, Egipto, Francia y otras comunidades o provincias españolas, la balanza se decanta hacia el otro lado del Atlántico, lo cual resulta bastante significativo. Es cierto que no se pueden establecer analogías con aquellos talleres españoles que nutrieron los africanos, como el caso de los andaluces, o bien las relaciones con las logias situadas en la misma sede que las obediencias, como el caso de Madrid, Barcelona o los talleres españoles del protectorado francés pertenecientes a la GLRM, pues son más numerosas, imprescindibles y obvias las comunicaciones. Pero, en cambio, sí es representativo que los contactos que hemos podido contabilizar en un balance inicial con la masonería americana fueran más asiduos, o fuesen más relevantes no sólo por su número sino por la continuidad manifiesta en las fuentes consultadas que en otras zonas geográficamente más próximas o con lazos de unión más similares: por la población judía o musulmana presente en las logias del protectorado o por la condición colonial inherente en esta masonería norteafricana, que en nada se relaciona con el panorama sociocultural que definía a los diferentes países latinoamericanos con los que contactaron y sí con otros africanos, por ejemplo con la vecina Argelia, la zona de influencia francesa o Tánger85. Si bien existieron relaciones más directas por la cercanía geográfica: visitadores procedentes de logias de Orán, Rabat, El Cairo, Uxda aparecen en alguna ocasión en las tenidas de Atlántida no. 448, por ejemplo, de la logia egipcia Luz y Ciencia (Nor y Jokma), además de los nombramientos de garantes de amistad con varias logias de las zonas nombradas. A esto se le añaden los contactos con el taller Plus Ultra de París, Conscience de Rabat entre otras logias del Gran Oriente Francés. Pero estos vínculos se deben, sobre todo, a las logias del GOE y no a las de la GLE. Podemos establecer, por tanto, que estos contactos fueron más comunes con las logias del GOE, precisamente por su proyecto masónico en el territorio del protectorado, con la constitución de la GLRM y el deseo de configurar un crisol de culturas en el Norte de África, dada su característica multiétnica y la labor protectora de España propia de la retórica colonial africanista. La GLE, en cambio, centra sus esfuerzos en consolidar los vínculos ya históricos y culturales con América, como bien lo demuestra su boletín. No obstante, la variedad de fuentes consultadas, incluso las propias de la GLRM, presentan una mayor relación, al menos más allá de la formalidad masónica de estos casos, con los talleres latinoamericanos, sobre todo mexicanos, que con otras zonas más cercanas, exceptuando Francia. No por casualidad fueron estos dos países, México y Francia, los que acogieron a muchos exiliados masones y republicanos en su territorio.
Por otro lado, si tenemos en cuenta la visión de estas relaciones por cada una de las masonerías aquí tratadas, se puede establecer que se entiende a la masonería marroquí, desde los talleres americanos, como parte de la masonería española general y no con ningún cariz periférico ni colonial. La importancia de la orden en España y la política de la II República en el contenido de la mayoría de las cartas, supone un interés general para el mundo masónico americano, sin puntualizar en ningún caso las cuestiones concretas al respecto del protectorado, y si se menciona, es para avalar de forma genérica la misión o la labor de España en este territorio. Del mismo modo que la masonería justificó la esclavitud o colonización en algunos países latinoamericanos en el siglo XIX, las logias españolas durante la II República y los talleres americanos con quienes establecen contactos, no solo comprendieron y justificaron el protectorado y la acción colonial de España en Marruecos sino que, más bien, no distinguen su estatus diferencial del resto del territorio peninsular, a pesar, incluso, de los propios procesos coloniales e independentistas experimentados en América. También, la masonería americana se comprende, por los talleres del Magreb como una unidad geopolítica, aunque existan diferencias cuantitativas y cualitativas tanto en los contactos como en la densidad de las redes. Latinoamérica y los diferentes países con quienes se establecen vínculos significaban, en sentido amplio y sin distinción, el triunfo de la libertad y la independencia de los pueblos, la victoria de las ideas republicanas y los preceptos masónicos. En este sentido, el análisis de los discursos de ambas partes se vuelve esencial para comprender no solo las nociones al respecto de los territorios y las acciones desarrolladas por la orden en cada uno, sino las interconexiones e interrelaciones que se derivan de ellos y que se analizarán en profundidad en próximos trabajos.
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Para concluir, quisiéramos destacar la importancia y la relevancia de estas relaciones por la conformación de una red masónica, transoceánica y transcontinental dentro de un contexto inminentemente global y globalizado. La masonería española marroquí, desde la periferia y su situación colonial, estableció diferentes vínculos que le proporcionaron reconocimiento, legitimidad y una red de sociabilidad y solidaridad con Latinoamérica, aprovechando los vínculos históricos, culturales, pero, sobre todo, ideológicos, con este continente. Y a pesar de su formalidad, no solo propiciaron las relaciones fraternales entre ambas orillas, sino que superaron en intensidad las conexiones de los talleres magrebíes con otros geográficamente más próximos, complejizando y reconfigurando con ello la red de relaciones masónica internacional.
En definitiva, esta red masónica conformada en medio del imperialismo europeo, también estaba inserta en el desarrollo de la globalización del mundo, es decir, en la concepción global de este, cuyas bases comenzaron a implantarse desde el siglo XVIII y, no por casualidad, estuvieron motivadas e incentivadas por la propia dinámica de la masonería. La comprensión del mundo como un todo o bien la intensificación de la conciencia del mundo de un modo integral, es una condición inherente de la sociabilidad masónica. El mundo, cada vez más interconectado e interdependiente, conectado a nivel global, tiene su máxima expresión en la masonería y, en nuestro caso, en la masonería norteafricana, donde convergen y divergen Europa, África y América, pero también, musulmanes, españoles, franceses, americanos, judíos, cristianos y toda una amalgama pintoresca de actores diferentes unidos por una forma concreta de entender el mundo y el orden social, al menos, el orden social propuesto por la masonería y que es, al fin y al cabo, el ilustrado, el de la modernidad y el occidental. No podemos estar más de acuerdo con las conclusiones de Jessica Harland-Jacobs86: La masonería contribuyó de forma significativa a la historia de la globalización. Es un muestrario excelente, como hemos podido comprobar en estas páginas, para estudiar la intersección entre lo global y lo local, para comprender los procesos transculturales propiciados por la colonización, las tendencias político-sociales y económicas, así como multitud de factores que coordinaron a diferentes individuos en diferentes espacios y en diferentes contextos bajo preceptos comunes