Introducción
Tal como ha planteado Bandieri1 los territorios nacionales argentinos y, de manera especial, aquellos que fueron asiento de las nuevas autoridades territoriales sin la tradición católica imperante en las más antiguas provincias argentinas, atrajeron especialmente a los cultores de las ideas del liberalismo laicista de la época, como es el caso de la masonería, garantizando su exitosa mediación entre la sociedad civil y el poder. En el caso del Territorio Nacional de La Pampa2 varias logias locales -Libertad (General Acha, 19071910), Estrella de La Pampa (Santa Rosa, 1907-1912), Luz de La Pampa (General Pico, 1909-1914), Triángulo Luz de La Pampa (Catriló, 1923-1924)3-iniciaron sus actividades desde principios de siglo XX hasta su declinación definitiva a mediados de la década de 19204.
Estas logias se desarrollaron como parte de un movimiento mayor que involucró a las diferentes provincias y territorios argentinos5. Lo interesante es rescatar, como plantea Bonaudo6, que la sociabilidad masónica creada a partir de estas prácticas asociativas, en el plano de las ideas, fueron espacios privilegiados de elaboración, debate y discusión de los valores liberales, republicanos y democráticos; y en el terreno de las formas organizativas, por cuanto su estructura programática y sus pautas de integración y regulación, aparentemente incidieron en las nuevas formas del asociacionismo voluntario, operando como instrumentos de nuevas identidades.
En este artículo estudiamos las logias que surgieron en las primeras décadas del siglo XX. Centramos el análisis en la indagación de su origen y declinación, aspectos generales de su funcionamiento y las redes de vinculación con otras asociaciones de la sociedad. Asimismo, interpretamos la relación que establecieron con la Iglesia católica en tanto fueron asociaciones que disputaron con el catolicismo el rumbo que debía adquirir el territorio pampeano. Para abordar esta temática, analizamos fundamentalmente correspondencia entre las logias locales y la Gran Logia, y material confesional católico.
Conceptualmente este trabajo se enmarca en lo que hemos denominado la disidencia antirreligiosa. En este sentido, adherimos conceptualmente al planteo de Di Stefano7 acerca de que llamar religiosa a la disidencia anticatólica tiene dos sentidos:
el más obvio: lo es porque critica la religión, o cuanto menos, sus instituciones. Pero además cabe denominarla religiosa porque lo son la lógica que la guía y el capital simbólico en juego, que es el de los bienes de salvación, aunque se trate de atentar contra ese capital y -más que nada- contra quienes lo detentan. Etimológicamente, religión remite a la idea de relación, de lazo, de vínculo. Atacar símbolos, instituciones o ideas religiosas implica tomar parte en esa realidad relacional. La carga simbólica de lo sagrado, de lo trascendente, tiene su peso incluso en las actitudes más radicalmente “antirreligiosas”.
Bien cabe entonces, la advertencia de Di Stefano:
entre disidencia religiosa y secularización existe una relación compleja, cuya naturaleza no podemos dar por descontado, porque la disidencia no es un mero producto de la secularización, que tampoco puede explicarse sin su concurso. Con la complicación adicional de que la secularización cualitativa -la pérdida del lugar cimental que ocupaba la religión en la vida colectiva de las sociedades de antiguo régimen- no comporta necesariamente un grado equivalente de secularización cuantitativa -la disminución del número de personas religiosas en la sociedad.
Las logias locales: su carácter efímero
El 16 de mayo de 1907, el Poder Ejecutivo de la Orden autorizó a José Sardella, Cándido Zúñiga, Martín de la Mata y Juan Dhers a constituir un Triángulo cuyo título distintivo fue Estrella de la Pampa del Valle de Santa Rosa8. En el mismo año, Alejandro Copello Podestá (Venerable Maestro), Juan Flamang (Primer Vigilante), Zacarías Higioni (Segundo Vigilante), Arturo E. Forteza (Orador) y Francisco González Rivero (Secretario) solicitaron, ante la Gran Logia Nacional regularizar la logia Libertad del Valle de General Acha9.Al año siguiente, el poder Ejecutivo del Gobierno Simbólico de la logia autorizó a José Grassi, José Torti, Castor Lacerna, Humberto J. Matassi, Mariano Viartola, Eduardo Marchena, Francisco Badia y Joaquín de la Huerta a constituir la logia Luz de La Pampa en el Valle de General Pico10.
Estas logias surgieron en los principales núcleos urbanos del Territorio: General Acha fue uno de los dos primeros poblados del Territorio y su primera capital (1900-1902); Santa Rosa fue la capital a partir de 1902 y General Pico fue el principal núcleo poblacional del norte de La Pampa vinculado al desarrollo agrícola y la llegada del ferrocaril. Podemos afirmar que dichas logias nacieron en lo que se denomina la etapa de florecimiento de la masonería pampeana, en coincidencia con un proceso mayor de surgimiento de logias en la Patagonia, que operaron como constructoras de la institucionalidad moderna. Acordamos, como lo plantea Bandieri11 que
las incipientes poblaciones patagónicas, sobre todo las que fueron asiento de las nuevas autoridades territorianas, parecieron ofrecer alternativas válidas para consolidar cierto tipo de redes sociales de carácter laico y liberal. Estas formas asociativas tuvieron un fuerte arraigo en las sociedades nuevas, lo cual les permitió una apropiación considerablemente mayor del espacio público local y regional, tal y como se evidencia en el pensamiento y acción de numerosos funcionarios e intelectuales de la época.
En este contexto, llama la atención que en la década siguiente surgiera el Triángulo Luz de La Pampa. En 1923 un grupo ciudadanos de la localidad de Catriló, solicitó a través de una nota al ministro de gobierno de la masonería argentina del rito escoses antiguo y aceptado, Alejandro Maidana, que se les permitiera trabajar “bajo los Auspicios del G. Oriente Argentino”12. Estos “hermanos” se comprometieron a obedecer las leyes y decretos de ese Cuerpo así como los que emanen de la Gran Logia13. Firmaban la nota Ángel B. Cámpora (Grado 3°), Mario Menenguzzi (Grado 1°), Juan B. Bigioli (Grado 1°), Juan José Cámpora (Grado 3º), Elías Jacinto (Grado 3º)14. La particularidad de esta logia es que surgió una década después que el resto, en una pequeña localidad del interior, a diferencia de las anteriores que fueron parte del proceso de construcción institucional de los principales centros urbanos del Territorio. Un dato significativo es que en Catriló, del mismo modo que en varias localidades del territorio pampeano, el proceso de poblamiento y urbanización no incluyó la realización de un templo. De esta manera, la presencia eclesial se realizaba a través de las misiones volantes que llevó a cabo la Congregación Salesiana. La inexistencia de una estructura institucional católica y la visita esporádica de un misionero pueden considerarse una evidencia empírica de que el catolicismo no había logrado anclar en esta sociedad y daba cabida a otras expresiones, en otras palabras, existía un sustrato liberal que justificó el desarrollo de Triángulo Luz de La Pampa en coincidencia con el arribo a localidad de migrantes que tenían experiencia previa en la masonería15.
En todos los casos, las logias pampeanas fueron incorporadas a la obediencia del Supremo Consejo y Gran Oriente y adhirieron al Gran Oriente del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Recordemos que en Argentina a fines de la década de 1850, los integrantes de diferentes logias crearon la institución masónica el Supremo Consejo y Gran Oriente para la República Argentina. Por sus filas circularon las personalidades más caracterizadas de la época: presidentes de la República, ministros, legisladores, camaristas, oficiales del ejército, catedráticos y escritores. Esta institución experimentó las consecuencias del clima de agitación y cambio que afectaron al país en su tránsito hacia la modernidad. El historiador Carlos Mayo, estudioso del tema, señala que
en 1873, por ejemplo la masonería argentina se vio sacudida por una profunda crisis interna que culminó con la formación de tres agrupaciones rivales. En 1898, hubo una nueva ruptura: un grupo de masones separados del Supremo Consejo Oriente fundó la Gran Logia Nacional Argentina que reclamó para sí la genuina representación del llamado Rito escocés Antiguo. En 1902, un grupo de logias dependientes del Supremo Consejo y Gran Oriente decidió separase y fundar un nuevo Rito: el Azul. Lo hizo en disidencia con el Rito Escocés Antiguo que representaba la Gran Logia Nacional, aunque también en disconformidad con la renovación de autoridades del año 1902. Este hecho inauguró un periodo donde la disidencia fue frecuente y el choque de ideas, agravado por el enfrentamiento personal, terminó por alentar movimientos secesionistas de singular gravedad16.
La actividad masónica de las logias Estrella de la Pampa, Libertad y Luz de La Pampa fue propiciada y desarrollada por migrantes externos, fundamentalmente españoles e italiano17. Este aspecto, explica porqué en su mayoría eran librepensadores con experiencia previa en la masonería situación que pone en evidencia cómo aún las pequeñas localidades de los territorios nacionales formaban parte de redes de vinculación de la masonería con alcance nacional e internacional. A modo de ejemplo, podemos citar el caso de Elías Jacinto que formó parte del Triángulo Luz de La Pampay anteriormente participó en la logia Luz de la Pampa de Santa Rosa de Toay, y había sido iniciado en 1888 en la logia de Beyrouth (capital del Líbano).
Las logias de La Pampa tuvieron un carácter efímero. Las solicitudes de incorporación de hombres a la logia Estrella de La Pampase iniciaron en 1908, registrándose ese año y el siguiente el mayor número de altas. Durante los 5 años de existencia formal, la logia contó con un total de 43 miembros. La incorporación a la institución fue desigual, concentrándose en los dos primeros años. El retiro de tres integrantes en 1910 y la falta de pago de cinco en 1911, da cuenta de que en su tercer año de existencia la actividad menguó para culminar sus actividades en el año 191218. El 29 de enero de ese año, Arturo Guevara remitió una nota al Consejero de Interior informándole que “a causa de hallarla la mayoría de los hh del ... fuera del Valle, a causa de los trabajos de la cosecha, esta logia, en el día de la fecha, ha resulto declarar, sus tareas en receso por el término de dos meses”19. A partir de ese momento no existen registros de que la logia haya reiniciado sus actividades formales. En el caso de lalogia Libertad del Valle de General Acha, las solicitudes de incorporación de hombres de la localidad se iniciaron en 1907, registrándose ese año el mayor número de altas. Durante los 4 años de existencia formal la logia contó con un total de 29 miembros. La incorporación a la institución fue desigual. La radiación por falta de pago de nueve miembros da cuenta que en el año 1909, la actividad de la logia menguó20. Finalmente culminó sus actividades en 191421. Por su parte, las solicitudes de incorporación de hombres a la logia Luz de La Pampa de General Pico se iniciaron en 1909, durante los 6 años de su existencia formal, la logia contó con un total de 63 miembros. La incorporación a la institución fue desigual, concentrándose en el periodo 1909-1911 la mayor incorporación de integrantes: 52 del total. En el año 1912, comenzó su declive: disminuyeron abruptamente las solicitudes y de manera paralela sus integrantes dejaron de pertenecer, ya sea por radiación o bien por retiros y pases. Finalmente, culminó sus actividades en 191422.
Por último, Triángulo Luz de La Pampa (1923-1924) así como fue vertiginosa su conformación, también lo fue su desaparición. A través de un decreto del 17 de noviembre de 1924, el Gran Maestre declaró al Triángulo Luz de Catriló (La Pampa) en sueño irregular e invitó a su presidente a entregar al Departamento del Interior, dentro del término de 20 días y en calidad de depósito la Carta Constitutiva, timbres, sellos, registros, libros, joyas, metales y otras pertenencias. Ángel Cámpora, quien había sido uno los que propició su conformación, fue trasladado a Córdoba como Relevante del Ferrocarril a principios del año 1924. Si bien había dejado a cargo a Juan J. Cámpora y las planchas firmadas para elevar a la Gran Logia nunca se enviaron, la falta de presentación de la documentación fue una de las razones que justificó el decreto que estableció el paso al estado de “sueño”23.
El carácter efímero de estas logias se explica, a nuestro entender, por procesos de la época que afectaron su existencia. Sin duda, la movilidad laboral de quienes en muchos casos fueron los que propiciaron su surgimiento fue una de las causas centrales. Nos referimos a jueces de paz, jefes de correo, jefes de estación, comisarios y “empleados del Estado” que en varias oportunidades fueron trasladados a otras provincias o territorios. Frente a esta situación las logias tendieron a menguar su accionar hasta desaparecer. Otro proceso que debe atenderse es el de las consecuencias de la Ley Saenz Peña en el Territorio, que llevó a la creación del Partido Socialista, en el año 1913, y del Partido Radical, en el año 1916. Ambos cobijaron a integrantes de las logias que encontraron en estos “nuevos espacios institucionales” otras posibilidades de dirimir los destinos de estos “nuevos espacios”.
Las logias locales: su carácter efímero
Los integrantes de la logia concibieron que, a través de esta forma asociativa, tenían la posibilidad de insertarse en el ámbito público local y desarrollar, bajo los principios que los guiaban, la construcción 24 de una sociedad que estaba en pleno proceso de conformación de su estructura institucional, política, social y cultural. Tal como sostiene Bandieri en relación a los “nuevos espacios”, facilitaron la inserción de aquellos inmigrantes que concibieron la posibilidad de construir “nuevas sociedades” en base a los ideales de libertad, igualdad y fraternidad y bregaron para que los ciudadanos se realizaran a través de la “Ciencia, la Justicia y el Trabajo”.
En este sentido, los integrantes de la logia se insertaron en diferentes ámbitos locales en lo que se definía el destino de estos “nuevos espacios” que habían sido “conquistados al indio”. El Concejo Municipal como lugar político institucional fue uno de los elegidos, era el espacio donde los territorianos ejercían su ciudadanía política. Recordamos que en los territorios nacionales los habitantes no tenían derecho a elegir a los gobernadores y, en consecuencia, el Concejo era el ámbito donde se llevaba a cabo la lucha política y desde donde se proyectaba el desarrollo local25. Otro cargo local donde se desempeñaron fue como Juez de Paz. También se insertaron en las estructuras de las asociaciones de inmigrantes, específicamente en las comisiones directivas de las sociedades italianas y en las sociedades de españoles. Además, participaron de la construcción de lugares culturales como las bibliotecas locales.
La disímil participación de los integrantes de las logias en diferentes ámbitos muestra cómo su accionar se forjó más allá de la propia institución y sus adherentes se integraron a otras instituciones del medio, que formaban parte de la vida política y la sociabilidad local. Así los masones pampeanos fueron artífices de la trama de relaciones sociales locales y, como lo han planteado algunos investigadores, pretendieron influir y dirigir la sociedad a partir de sus ideales26. En el caso de las logias pampeanas, fueron una pieza clave en el proceso de construcción de la institucionalidad política local basada en los principios de la democracia liberal. Los integrantes de la logia Luz de La Pampa de General Pico, por ejemplo, trabajaron para que la localidad adquiera el status de municipio. En una nota al consejero del Interior de la Gran Logia expresaban al respecto que:
…adheridos completamente a la idea de solidaridad, la pondremos en práctica en la oportunidad que tengamos en esta, mas estando próximo según pedido del Gobernador del Territorio al Sr. Ministro del Interior de la creación de Municipalidades en algunos pueblos del Territorios que por su número de habitantes estén en condiciones de tenerlas y este Valle hace tiempo cuenta con un número más que excesivo del que la Ley exige27.
Recordemos que, según la Ley Nº 1532 de organización de los Territorios Nacionales de 1884, para alcanzar la categoría de municipalidad la localidad debía reunir una cantidad mínima de 1.000 vecinos y luego el Poder Ejecutivo autorizaba la creación de un Concejo electivo, esa situación les permitía a los pobladores elegir autoridades y tomar decisiones respecto al funcionamiento de la comuna, aunque el gobierno nacional se reservó el derecho de intervenirlos si consideraba que había irregularidades, si los concejales no actuaban correctamente o lo hacían con demasiada independencia. General Pico, alcanzó esta categoría en 1912.
También los integrantes de las logias fueron una pieza clave en el movimiento provincialista. En 1907 propiciaron la creación del Comité Territorial Pro-Autonomía. Precisamente, por iniciativa de Santiago Ortiz y de Arturo Castro, este último integrante de la logia, se formó una comisión provisoria con vistas a institucionalizar y sistematizar las acciones. De este modo, convocaron a una asamblea y el 20 de noviembre de 1907 sus participantes crearon el Comité Territorial Pro-Autonomía, presidido por el juez letrado Miguel Duarte28. Además de Castro, también participó del movimiento Arturo Guevara que fue Vocal del Comité Territorial Pro-Autonomía29. En 1908, Juan Lorusso, Eudoro Turdera y Luis Camussi, este último fue un activo miembro de la logia, fundaron el periódico La Autonomía que fue el órgano de difusión del Comité hasta que decidieron cerrarlo como forma de protesta por la dilación del pedido autonomista30.
El reclamo provincialista en el Territorio se remonta a los inicios del siglo XX y con distinta intensidad estuvo presente durante los primeros cincuenta años. La Ley 1532, establecía como mínimo 60.000 personas para cambiar el status jurídico y con ello gozar de los beneficios que esto implicaba: elegir los gobernantes, tener la posibilidad de ser candidatos, poseer independencia económica31. En 1909, cuando el Parlamento trató el presupuesto del Territorio Nacional, el diputado Pedro Olegario Luro32 les solicitó a sus pares enfáticamente que incrementaran la partida destinada a La Pampa y aprovechó el momento para informar sobre las pretensiones autonómicas de sus habitantes, un deseo que él compartía por interés personal porque poseía tierras que había heredado de su suegro Ataliva Roca. En su visita a Santa Rosa, el Comité le ofreció un banquete que contó con una importante concurrencia de vecinos para demostrarle el apoyo a su iniciativa. Luro inició una campaña pro autonomía en el Territorio junto con integrantes del Comité y en varias localidades se crearon agrupaciones, luego viajaron a Capital Federal para entrevistarse con Figueroa Alcorta33 y entregarle una nota. El presidente respondió que se ocuparía del asunto a través del Ministerio del Interior; los autonomistas tenían la expectativa de concretar la provincia en el marco de los festejos del centenario de la Revolución de Mayo34, situación que como sabemos recién se efectivizó en el año 1952.
En este contexto, más allá de estas participaciones individuales, la logia Estrella de la Pampa tomó posición explícita. En una nota al consejero de Gobierno, del 20 de junio firmada por Arturo Guevara (Venerable), José Safigueroa, José Sardella y Luis M. Camussi expresaba:
La Au. y Res. Log "Estrella de la Pampa [...] ha resuelto, en tenida fecha 18 de este mes, dirigirse a vos rogándoos queráis hacernos su intérprete ante el gobierno de la Orden, a fin de que penetrándose de la Justicia y bondad del anhelo del pueblo pampeano, lo haga suyo y contribuya con su poderosa influencia a conseguir la autonomía que con tanto amor recaba en estos instantes de los altos poderes nacionales.
Entrar a reseñar las razones en que se funda este anhelo seria repetir lo que está en el conocimiento de todos y la historia nos enseñan desde los tiempos más remotos: es la ambición legítima y noble que anima a los espíritus elevados que teniendo el convencimiento de sus méritos, tratan de obtener la independencia que los coloca a nivel de sus iguales para ocupar su energías en aras del progreso y contribuir al común engrandecimiento amparados por la libertad.
Son pues, justos los ideales que el pueblo de la Pampa persigue, y lejos de poderse calificar de utópicos, están basados en los firmes cimientos de las cifras, para apoyar sus proyectos económicos y en la ley para reclamar sus derechos.
La prensa de todo el país ha ocupado sus columnas con la enumeración de las riquezas del Territorio y sus datos estadísticos generales, llegando casi todos a la conclusión de que, autónoma, la Pampa ocuparía un lugar entre las provincias más adelantadas de la República. Su población supera en mucho a la que la ley exige a los territorios nacionales para erigirlos su provincia: sus rentas sobrarían para atender los servicios públicos y costearse una administración hasta de lujo (?) y sería una manifiesta injusticia mencionar si quiera que no tiene hombres aptos para dirigir sus destinos. La honradez caracteriza a los valientes pobladores de estas regiones, ayer no más dominios del salvaje y hoy floreciente fuente de progreso, gracias a la constancia y labor de los que la elevaron a tal altura y el patriotismo más puro anima sus pechos. Así en todos los pueblos, la honradez y el patriotismo animan a los hombres de gobierno, todos los pueblos serían grandes.
Penetrada de todo esto es que esta Aug. y Res. Logia, reconociendo el derecho que asiste al pueblo de la Pampa, lo justo de su demanda y la nobleza de ambición, ha resulto pedir al Gobernador (interino) que se digne a considerar la gran nobleza del paso que ese pueblo quiere dar y coopere con todo su poder para que pueda realizarlo, con el convencimiento de que este acto encuadra dentro de los nombres ideales masónicos y sería una victoria más anotar en la historia de su acción benefactora y progresista.
Considero innecesario enumerar las ventajas que este cambio de gobierno traería al Territorio y al país, pues no escaparán al sabio criterio de los poderosos Hn. que rigen el gobierno de nuestra Orden.
Convencido pues, de que será tomada en consideración y favorablemente apoyada nuestra demanda, que es la de este vecindario, os envía la expresión de sus respetos y el abrazo fraternal35.
La respuesta no se hizo esperar. Y el Gobernador de la Orden se comprometió a coadyuvar a la obtención de la autonomía política del Territorio. Si bien no tenemos material documental para interpretar cómo cristalizó ese apoyo a la solicitud de los autonomistas masones, es una evidencia que la militancia de los pampeanos encontró eco en sectores de la masonería a nivel nacional.
Enemigos de la Iglesia: algunos ejemplos
En La Pampa la presencia confesional católica fue hegemonizada por la Congregación Salesiana a quien el Arzobispo de Buenos Aires, Uladislao Castellano, otorgó la casi totalidad del Territorio. A través de la Misión de La Pampa (1896-1934), los salesianos se propusieron construir una sociedad pampeana católica. Para ello, desarrollaron múltiples estrategias con la finalidad de dar respuestas a una diversidad territoriana caracterizada por una heterogénea organización del espacio (centros urbanos con pequeños poblados y una amplia zona rural, con diferencias regionales) y una estructura poblacional compuesta por indígenas, criollos y distintos grupos de inmigrantes (italianos, españoles, alemanes, entre otros). Así, la Misión de La Pampa se desplegó a partir de la conjunción de una serie de estrategias combinadas: el desarrollo de una estructura eclesial focalizada en la zona más poblada del Territorio, la implementación de un sistema de misiones ambulantes con destino a zonas rurales y al Far West pampeano, la ampliación del personal de cada centro de misión, el impulso de la educación religiosa y el asociacionismo de los laicos.
El objetivo de construir una sociedad pampeana católica colisionó con los objetivos de quienes integraron las logias locales que pretendían organizar el Territorio bajo los principios masónicos de la modernidad liberal. En el contexto de lo que podríamos denominar “el pacto laico”36 argentino, los masones bregaron por la separación entre la Iglesia y el Estado y frenar la creciente hegemonía del catolicismo. De este modo, las críticas al catolicismo, y en mayor medida a sus instituciones, fueron una constante. Las formas que adquirió la contestación fue diversa y osciló entre la blasfemia, la denuncia y en algunos casos hasta la oposición concreta a medidas tomadas por las Iglesia.
El periódico católico Brujulilla de La Pampa consignó un hecho perpetrado por la masonería en General Acha:
A las dos de la tarde del veinte de diciembre de 1908 el “partido popular”, que la Iglesia consideró como el “partido masónico”, formado por un centenar de “indios” encabezados por el juez de paz, Nicolás Ratto, Arturo Fortezza, escribano público, armaron una “algarada bombástica” al desfilar ante la iglesia al grito de “¡Abajo los cuervos!” y “¡Abajo los curas!”37.
Los masones de General Pico cuestionaron ante las autoridades de la logia a nivel nacional que un “profano y masón” recientemente llegado a la localidad procedente del Valle de Chivilcoy mantenía vínculos con la Iglesia local. Según manifestaban, “lamentablemente para nosotros en razón que el referido h. sus vínculos de amistad desde el primer momento han sido con nuestros enemigos los clericales.” Agregaban que
con fecha 25 de mayo dio su primera función musical en el local que se alquila para templo eclesiástico, en igual forma el 9 de julio por último al contraer en segundas nupcias lo ha hecho por medio de la Iglesia cosa que nos han llamado altamente la atención por cuanto nos han sorprendido como masón.
Por su parte los masones de Catriló denunciaron ante las autoridades de la Gran Logia que estaba “en peligro” dado que “tenemos antecedentes concretos que en este Valle se está trabajando para hacer una Iglesia que está bajo el mandato del famoso cuervo Farinati.”38 Ante esta situación, solicitaron que de manera urgente autorizaran el pedido de cuatro nuevas iniciaciones. La razón que fundamentaba la petición era para “cumplir con su deber” de bregar por los ideales de libertad, igualdad y fraternidad. En este contexto, la posibilidad de la presencia de un sacerdote con pretensiones de construir un templo en la localidad atentaba contra los principios y las ideas masónicas. Un dato significativo es que en Catriló, del mismo modo de varias localidades del territorio pampeano, el proceso de poblamiento y urbanización no incluyó la realización de un templo. De este modo, la presencia eclesial se realizaba a través de las misiones volantes que llevó a cabo la Congregación Salesiana. De manera permanente, desde cada centro de misión partían los misioneros hacia sus giras apostólicas a distintos centros urbanos que no poseían sacerdote fijo, a las zonas rurales y a las colonias. Los recorridos se organizaban de modo tal que la totalidad del Territorio recibiera atención. En el caso de Catriló el sacerdote llegaba a partir de una misión que partía de la parroquia de Santa Rosa, se hacía en sulky e incluía a numerosos pueblos y colonias, entre los cuales figuran Uriburu, Miguel Cané, Anguil, Catriló, La Araña, Inés y Carlota, Ataliva Roca, Mirasol, Macachín, Lonquimay, La Gloria, Espiga de Oro y Quemú Quemú39. La referencia a la que se refieren los masones es la misión del año 1923, cuando Farinati visitó las siguientes localidades: Anguil en febrero y septiembre; San José en octubre; Lonquimay en marzo y septiembre; Ataliva Roca en abril y noviembre; Rolón en octubre; Catriló en febrero, julio y septiembre; La Gloria en mayo; Relmo en mayo; Naicó en mayo y noviembre; y Quemú Quemú, en marzo y octubre. La figura de Farinati, cura párroco de la Iglesia de Santa Rosa y Vicario Foráneo de La Pampa40, fue central en el enfrentamiento con los grupos anticlericales, fundamentalmente con los socialistas de Santa Rosa.
La respuesta de Gran Logia no se hizo esperar,
Comuníquese al Triángulo (….) que estando en instancia de regularización no es posible por ahora acceder a lo solicitado mientras no se cumplan los trámites que marcan los reglamentos de la orden. (......) de incorporarlos ese Triángulo definitivamente (…) Mientras tanto este gobierno vería con agrado por los medios que ese Triángulo considere conducente se inicie y afilie la campaña liberal en ese valle con motivo del hecho que menciona41.
Los objetivos de la autoridades de la Gran Logia de fomentar el fortalecimiento del Triángulo Luz de la Pampa no prosperó, no obstante ello la Iglesia en Catriló recién se inauguró en el 1938 por el sacerdote Esteban Punto. Evidentemente en la sociedad local existió, como señalamos con anterioridad, un sustrato liberal o librepensador por el que no estaban dadas las condiciones para que la Iglesia Católica hiciera pie en la localidad con uno de sus principales símbolos como es un templo.
También el clero identificó la presencia y el accionar de grupos masónicos institucionalizados. En la visita extraordinaria de 1908, Pedro Ricaldone, delegado del rector mayor Don Rua, manifestó en su informe que “la población de Santa Rosa es de índole dificilísima y triunfan la masonería y los espiritistas”42. Sin duda, la presencia de Estrella de La Pampa, con accionar en la capital del Territorio pusieron en peligro las pretensiones de la Misión de La Pampa.
Conclusiones
En un contexto de creciente secularización, la masonería surgió como una de las múltiples prácticas asociativas que intermedió entre la sociedad civil y el poder político. La masonería pampeana fue artífice en los procesos de construcción política, sobre todo en la adquisición del status de municipalidad en las localidades que no revestían este carácter y en la lucha por la provincialización del Territorio. Asimismo, sus integrantes se insertaron en lugares estratégicos, como los concejos deliberantes, el juzgado de paz, las bibliotecas, las asociaciones de migrantes, donde trabajaron para lograr que el “nuevo espacio” territoriano se organizara en torno a los principios de la democracia liberal y la laicidad. Por esta razón, estos actores de la esfera pública moderna tuvieron un claro perfil anticlerical, fundamentalmente se opusieron al clero y su finalidad de construir una sociedad católica pampeana.
La particularidad de estas asociaciones fue el carácter efímero de su existencia: Libertad duró cuatro años, Estrella de La Pampa y Luz de La Pampa duraron seis años, y Triángulo Luz de La Pampa duró un año. Esta temporalidad limitada se explica en parte por la movilidad de algunos de sus integrantes y también por el surgimiento de los partidos socialista y radical que abrieron la posibilidad de nuevas formas asociativas desde donde proyectar el desarrollo político, económico, cultural y social del Territorio.
Nos queda el desafío de indagar la inserción de los integrantes de las logias en estos partidos políticos e indagar la perspectiva de estos librepensadores en las nuevas estructuras.
Fuentes primarias
Biografías Pampeanas, Arte Política Historia Deportes Ciencia Periodismo en http://biografiaspampeanas.blogspot.com.ar/
Biografía anónima Juan Farinati, Archivo Central Salesiano de Buenos Aires, Argentina (ACS).
Cincuenta años de la Obra Salesiana en La Pampa Central, 1896 a 1946. Buenos Aires: Mimeo. ACS.
La Brujulilla de La Pampa V, no. 241, 20 de marzo de 1909.
Legajo 945. Buenos Aires: Archivo de la Gran Logia Argentina (AGLA), 1908.
Legajo 954. Buenos Aires: AGLA, 1907. Legajo 962. Buenos Aires: AGLA, 1909. Legajo 965. Buenos Aires: AGLA, 1908.
Legajo 1000. Buenos Aires: AGLA, 1912.
Legajo 1003. Buenos Aires: AGLA, 1012.
Legajo 1013. Buenos Aires: AGLA, 1913.
Legajo 1426. Buenos Aires: AGLA, 1923.