Introducción
Esta investigación forma parte de la tesis doctoral titulada “La construcción de la identidad ítalo-costarricense en San Vito de Java, Coto Brus (Costa Rica: 1952-2017) a sesenta y cinco años de su fundación” del Doctorado en Estudios de la Sociedad y la Cultura de la Universidad de Costa Rica.
Aborda el tema de la construcción identitaria de la población ítalo-sanviteña de la primera a la tercera generación. A través del análisis de las propias elaboraciones discursivas –insertas en un continuum que va de lo hegemónico a lo contrahegemónico- de sus pobladores, se analiza cómo los sanviteños de origen italiano construyen su identidad, concretamente las ideologías sobre el carácter fundacional y origen de San Vito y las ideologías sobre sus fundadores.
San Vito de Java se localiza, según el Decreto ejecutivo nro. 10 del 31 de enero de 1952 (República de Costa Rica, 1952, pp.47-48)[4], entre los ríos Negro y Sabalito, desde la confluencia de ambos ríos, aguas abajo, hasta llegar al río Coto Brus. Se encuentra en la zona sur de Costa Rica, en la provincia de Puntarenas y es cabecera del cantón de Coto Brus. Dicho cantón, según el último censo del año 2011, cuenta con una población de 38.453 habitantes (INEC, 2011)[5] y limita al norte con el cantón de Buenos Aires y Panamá, al este con Panamá y al sur y al oeste con los cantones de Golfito y Buenos Aires. Además de San Vito, la región cuenta con otros cinco distritos: Sabalito, Agua Buena, Limoncito, Pittier y Gutiérrez Brown.
La población total del distrito central (San Vito) alcanza los 14.834 habitantes (INEC, 2011)[5]. Llama la atención el hecho de que, a pesar de tener su origen en la migración de una cantidad importante de italianos con sus allegados, 117 familias en total, durante la década de 1950 (Masing, 1964; Franceschi, 1970; Weizmann, 1985; Sansonetti, V., 1995; Sansonetti, U., 2000; Bariatti, 1987, 2001, 2011)[6]8 18 19 20 [7-11][12]56 57 [13-15], la comunidad ítalo-costarricense de San Vito de Java está compuesta actualmente por un aproximado de 260 personas con edades entre la temprana infancia y los 90 años, que se distribuyen en cuatro generaciones (según datos iniciales facilitados por la Asociación Dante Alighieri de San Vito y actualizados posteriormente por la misma investigadora a través del Tribunal Supremo de Elecciones y con los miembros de la propia comunidad). Sin embargo, en el imaginario costarricense hegemónico, se considera San Vito como un lugar de italianos, discurso reforzado por los medios de comunicación tanto nacionales como italianos.
El surgimiento de San Vito se da al comienzo de la década de 1950, a partir de la colonización agrícola de la región por parte de varias familias italianas, traídas por una compañía privada, llamada SICA (Società Italiana di Colonizzazione Agricola). Dicha empresa –fundada en Roma- inició el proyecto in situ el 28 de febrero de 1952. Vito Sansonetti –su fundador, entre otros- dirigió las operaciones de la SICA por 25 años, hasta liquidar la sociedad en 1976.
Para finales de la Segunda Guerra Mundial, Italia se encontró con un contingente de gente empobrecida, desempleada y con pocos recursos para sobrevivir. Su estrategia fue reactivar la emigración hacia Latinoamérica como una válvula de escape para reducir las tensiones sociales y la desocupación (Capuzzi, 2006, p.266)[16]. La emigración parecía ser el instrumento más eficaz para conseguir la recuperación económica de Italia (op. cit., p.22). El binomio entre emigración y colonización agrícola fue propuesto tanto por las autoridades italianas como por los diversos gobiernos latinoamericanos (op.cit., 142; Bertoni, 2007, p.19)[17]. Costa Rica no escapó a esta tendencia migratoria. En Costa Rica, la atracción de inmigrantes provenientes de Europa formaba, precisamente, parte de la ideología dominante, pues se incentivaba dicha migración con el fin de blanquear a la población costarricense (Molina y Palmer, 2002; Alvarenga, 2001)[18][19]. Cabe acotar que fue un movimiento migratorio con características propias (Bariatti, 2001a, p.295)[8]: los emigrantes italianos procedían de varias regiones de Italia y se trasladaron a un mismo lugar (fenómeno demográfico único en las migraciones italianas hacia Costa Rica).
Todas estas narraciones se caracterizan por ser parte de lo imaginario[20]. ¿Qué significa esto? Implica que las diversas elaboraciones discursivas sobre el carácter fundacional y origen de San Vito son invenciones, imaginadas y construidas por los propios hablantes, concretamente los participantes de este estudio. Es de interés señalar que, durante todo el presente análisis, se entenderá la identidad como una construcción dinámica y en continuo proceso. Es necesario recalcar que todas las elaboraciones discursivas recopiladas en este trabajo oscilan entre ambos extremos del continuum hegemónico/contrahegemónico. Por un lado, tienden a coincidir con el discurso hegemónico sobre la fundación de San Vito. Por otro lado, propenden a no concordar (e inclusive en ciertos aspectos antagonizar) con este.
Estado de la cuestión
Si bien Bariatti (1980, 1987, 1989, 1996, 1997, 1998a, 1998b, 1999a, 1999b, 2000a, 2000b, 2001a, 2001b, 2001c, 2002a, 2002b, 2003a, 2003b, 2004 y 2011)7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 [7-11,21-35] sí publicó ampliamente sobre el tema de los italianos en Centroamérica, Costa Rica e incluso en San Vito, su enfoque no considera las construcciones discursivas de la identidad o identidades de italianos en San Vito. Por consiguiente, según se desprende de nuestra búsqueda bibliográfica, es palpable la carencia de estudios acerca del análisis de discursos -tanto orales como escritos- que se refieran concretamente a la comunidad ítalo-costarricense de San Vito de Java. Debido a esta circunstancia, se hará alusión a lo que se ha publicado hasta el día de hoy -de índole histórica fundamentalmente- sobre San Vito y los italianos en Costa Rica. Se enfatiza desde ya, que no existen investigaciones previas sobre la construcción identitaria de los italianos en Costa Rica.
Acerca de la temática general de la emigración italiana hacia el continente americano, en Italia se iniciaron publicaciones completas y valiosas en algunos de sus detalles, a partir de la década de 1960 (Briani, 1975)[36], completadas más tarde por otra famosa obra de Franzina (1995)[37]. Ambos autores mencionan algo de Costa Rica, empero, si Briani hace alguna breve referencia a la colonización de San Vito de Java, Franzina no hace mención alguna al respecto, por delimitar cronológicamente su trabajo hasta 1942.
En cuanto a la presencia italiana en América Central, la primera sistematización orientadora la representan los reportes de los agentes diplomáticos italianos de principios del siglo XX, publicados en 1909 (Campari; Nager; Scaglietti)[38][39][40]. Más tarde, se enviaron a América Central expertos en recopilar datos acerca de los varios países centroamericanos y de los italianos que allí se habían asentado; se publicó así una interesante monografía ilustrada (Aliprandi y Martini, 1932)[41], limitada a la apología de personas, empero, relevante en proporcionar datos demográficos. Por su parte, un famoso y brillante periodista recorría en esos mismos años las tierras centroamericanas y reseñaba figuras italianas destacadas, con la limitación de que en Costa Rica, por impedimentos metereológicos, no pudo traspasar del puerto de Puntarenas (Appelius, 1933)[42].
Entrado el siglo XXI, aparecen dos trabajos históricos amplios dedicados a biografías de italianos que se asentaron en América Central, publicados uno en Italia y otro en Costa Rica (Liano, 2003; Bariatti, 2011)[43][11]. Vale mencionar que Liano, guatemalteco, profesor de literatura americana en universidades italianas y escritor, no utiliza cabalmente la riqueza de informaciones proporcionadas por Aliprandi y Martini (1932) y, para el caso de Costa Rica, se basa, tal como lo reconoce, en las investigaciones de Bariatti (1987; 2001a)8 [7,8]. Por su lado, Bariatti, en la obra del 2011, complementa y amplía las biografías de Costa Rica de su anterior trabajo publicado en el 2001 y con base en una gran amplitud de fuentes, amplía el panorama biográfico a los italianos de la región centroamericana.
A partir de finales del siglo XX, aparece también un renovado interés por rescatar algunas vivencias más limitadas y parciales de italianos en tierras centroamericanas, tales son los trabajos de Sensi-Isolani para Guatemala (1998)[44]; para Nicaragua un artículo de Salvetti (1991)[45]; luego, en el contexto de una historia de inmigrantes, el trabajo poco profundo de Kühl Arauz (2007)[46] y en fin, el más reciente intento abarcador, empero, algo confuso y a veces con fallas de reiteración, de Belli, Mántica y Caldera (2011)[47], el cual tiene el mérito de hacer estudios genealógicos de familias; para Panamá, las útiles investigaciones y los listados de personajes –para el período colonial y el siglo XIX- en las monografías de Conte-Porras (1998)[48] y luego de Cuestas (1999)[49]. En fin, en el 2004[50], aparece una publicación –relacionada con solo emigrantes calabreses, con el aporte novedoso de fuentes municipales italianas- del sociólogo y profesor de la Universidad de Calabria, Vittorio Cappelli, pero solo referente a Colombia, Panamá, Costa Rica y Guatemala.
En lo que se refiere específicamente a la presencia italiana en Costa Rica, es precursor un artículo sintético y bastante incompleto de un italiano residente en San José (Arié, 1935)[51], de tipo descriptivo y apologético de algunos personajes. Luego tendrá que pasar algo más de medio siglo para que una historiadora dedicara su tesis de grado a la inmigración italiana en Costa Rica entre 1821 y 1968 (Bariatti, 1987)[7].
Este enfoque general de Bariatti, de índole socio-demográfico, utiliza una gran riqueza de información documental que ha permitido resultados cuantitativos y cualitativos de peso. Es necesario acotar que, en los últimos 30 años, destacan los trabajos históricos de Bariatti acerca de la migración italiana a Costa Rica (1980, 1987, 1989, 1996, 1997, 1998a, 1998b, 1999a, 1999b, 2000a, 2000b, 2001a, 2001b, 2001c, 2002a, 2002b, 2003a, 2003b, 2004 y 2011)7 8 9 10 11 12 13 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 [7-11,21-35]. En su recorrido, la autora visualiza cuatro etapas fundamentales en el proceso emigratorio italiano a tierra costarricense: una inmigración esporádica desde 1821 hasta 1886; la inmigración masiva entre 1887-1888 de los braceros traídos para finalizar el ferrocarril al Atlántico y la consiguiente huelga iniciada el 20 de octubre de 1888; los flujos migratorios entre 1889 y 1960, en cadena y discontinuos a consecuencia de las dos guerras mundiales y en fin, la colonización de tierras en la zona sur de Coto Brus por iniciativa de la compañía privada SICA.
Continuando con la trayectoria investigativa de esta autora, vale mencionar, de paso, que el aspecto de la famosa “huelga italiana” de 1888 había sido un argumento tabú y olvidado en las publicaciones italianas y costarricenses, y que empezó a ser tratado casi ocho décadas después, con argumentos de índole periodística por Stewart (1967)[52], mencionado por Briani (1975)[36] y por De La Cruz (1980)[53], expuesto ampliamente por Bariatti con fuentes documentales (1980)[21] y luego repetido con las mismas fuentes por Aguilar (1989)[54]. En un artículo con base en fuentes orales (Bariatti, 1989)[22] se han buscado huellas italianas en grupos de viejos inmigrados y descendientes de inmigrados, todos residentes en San José; entre otros, se resalta la pervivencia o la pérdida de costumbres del “ser” italiano a través de tres generaciones.
En el 2001, aparece una nueva obra completa acerca de los italianos en Costa Rica entre 1502 y 1952 (Bariatti, 2001)18 19 [8-10], que ganó el Premio Luis Demetrio Tinoco. Esta vez el trabajo, con base en la tesis de 1987, vendrá corroborado con una amplitud de biografías, unas 1400, obtenidas con fuentes documentales y entrevistas. Desde el punto de vista historiográfico de la inmigración italiana en Costa Rica, dicha autora publica un artículo dedicado a San Vito de Java (2004), que resume el inicio, el desarrollo, los problemas y los logros de la colonización y, además, incluye las biografías de los distintos actores en riguroso orden alfabético. Así, la autora da el mismo protagonismo a todos los italianos que colaboraron en la Colonia, indistintamente de si fueran directivos, con trabajo calificado o humildes peones de la parcela de tierra obtenida con extremo esfuerzo y sacrificio. En ese sentido, el artículo da una visión holística de la hazaña colonizadora.
Por otro lado, cabe también mencionar el análisis de Hall (1976)[55] sobre el rol del cultivo del café en las facetas histórica, económica y cultural de Costa Rica, desde su introducción en la industria del país (y menciona la colonización italiana en San Vito y el rol del cultivo del café). Otros dos estudios importantes de reseñar los constituyen la tesis de Arguedas (1982)[56], quien estudia el fenómeno de la colonización extranjera en Costa Rica durante el siglo XIX y, por último, el aporte hecho por Alvarenga Venutolo (2001), quien analiza el discurso institucional en relación con las migraciones europeas, incluyendo la italiana.
Si bien poco se ha escrito acerca de los intentos de colonizaciones extranjeras en Costa Rica, desde la primera que data de mediados del siglo XIX (Arguedas, 1982; Hilje, 1993)[57], bastante se ha relatado acerca de la colonización de San Vito de Java, generalmente reconocida como la única colonización que tuvo éxito en tierra costarricense. Aparte de Bariatti y su trayectoria investigativa, es ineludible citar los primeros estudios históricos; entre ellos, destacan los trabajos de Salazar (1962)[58] y la tesis de Masing (1964)[6]. La investigación de Salazar es pionera en dedicar su enfoque en la colonización de San Vito de Java, empero se basa casi exclusivamente en fuentes gubernamentales. Masing analiza el mismo fenómeno migratorio desde el enfoque de la geografía humana, donde se encuentra la colonización por italianos en San Vito de Java. Señala importantes datos demográficos cualitativos y cuantitativos; al mismo tiempo, formaliza un censo valioso de los colonos residentes. Este investigador concluye en su estudio que dicho proyecto colonizador constituye un fracaso más en la historia de continuos fallos por parte del Gobierno de Costa Rica para atraer colonizaciones agrícolas al país. Sin embargo, Masing no sopesó la influencia cualitativa de la colonización en San Vito en el país receptor. Llegó doce años después del inicio de la Colonia a hacer su investigación, en el año 1964, y un año después, San Vito se convirtió en cabecera de un nuevo cantón, Coto Brus. Por consiguiente, considerar que San Vito fue un fracaso no sería lo apropiado.
Otras cuatro publicaciones hacen referencia directa a San Vito de Java de Coto Brus. Para celebrar los 25 años de la fundación de la colonia sanviteña, la comunidad italiana en San Vito formalizó una monografía ilustrada de Bodas de plata (1977)[59], especialmente valiosa en cuanto representa la única publicación que recuerda los sacrificios de los colonos y relata con anécdotas los duros aspectos de su vida cotidiana.
Por su parte, dos de los hijos del almirante Luigi Sansonetti (en Italia presidente del Consejo de administración de la SICA), Vito (1995 y 1998)57 [14,60] y Ugo (2000)[13] Sansonetti Clarini, escribieron sus visiones personalizadas de la hazaña colonizadora, configurando un discurso que realza el protagonismo de la empresa SICA. El comandante Vito Sansonetti Clarini publica en 1995 sus memorias en cuanto agente general de la SICA para Costa Rica, donde centraliza la hazaña colonizadora en su propia familia y toma en cuenta solo el aspecto directivo de la empresa; se queja el autor de que investigadores como Masing (1964)[6] y Weizman (1985)[15] no lo hayan entrevistado personalmente. Unos años más tarde, en el 2000, Ugo Sansonetti Clarini publica en Italia los recuerdos de su experiencia decenal como director de la colonia en San Vito. Si bien su obra es apoteósica en el rol que tuvo la familia Sansonetti en transformar la selva en un pueblo completo de servicios, toma en cuenta y nombra los esfuerzos y cooperación de muchos colonos italianos y subraya la fuerza de las mujeres en la hazaña, mientras que, al mismo tiempo, enfatiza la colonia como un edén y Costa Rica como un país idílico. Por último, el experto en ciencias agrarias H.G. Weizman, profesor en Ankara, publica en Italia (1985)[?] un texto interesante donde subraya la importancia de los inmigrantes italianos y de la compañía colonizadora en el desarrollo de la región; asimismo, enfatiza el esfuerzo conjunto de italianos y costarricenses en la hazaña. Hay que mencionar que Weizmann fue el encargado de elaborar los informes sobre la colonización agraria para emigrantes en diversas partes del mundo, asistidos por el Comité Intergubernamental para las Migraciones (CIM), ente que financió en parte el transporte de los inmigrantes italianos a San Vito. Este estudio de Weizmann (1985) sobre San Vito es pertinente para esta investigación, pues enumeró los factores que intervinieron en la colonización rural y los examinó por separado. Concluyó que la empresa de colonización agrícola, promovida por italianos, fue exitosa. Por encargo de la CIM, hizo dos viajes a San Vito en 1960 y 1982. Presentó su reporte en 1985 en formato de libro en italiano y en 1986 se tradujo al español. Su estudio empírico tiene un doble propósito: determinar los factores principales que influyeron en el desarrollo de San Vito, así como describir y evaluar la influencia de los migrantes italianos y los fines alcanzados.
Los únicos trabajos lingüísticos tienen un margen temporal de diferencia de 40 años. El primero es la investigación de Franceschi (1970)[12], quien detalla la problemática del uso del italiano y de los dialectos del italiano entre los inmigrantes de primera generación en San Vito; analiza igualmente el español de los colonos y la influencia del español en el italiano hablado de la comunidad. Publica en Italia los resultados de su investigación y agrega una larga lista de apellidos de los emigrados, sin sistematizar otros datos demográficos. El trabajo lingüístico más reciente es la tesis de Castro (2013)[61], que compara los cambios de código lingüístico de los ítalo-costarricenses actuales, basándose en lo expuesto por Franceschi (1970)[12] y concluye que los ítalo-sanviteños de tercera generación hablan fluidamente el italiano.
Marco teórico
A continuación, se presenta el marco teórico que servirá de fundamento para el análisis de los discursos relativos a la configuración identitaria de la comunidad ítalo-costarricense de San Vito de Java. Esta investigación se ubica en un campo interdisciplinario, compartido por las ciencias sociales y la lingüística (análisis del discurso[62]), concretamente la relación entre los constructos de la ideología[63] como sistemas de creencias y la pertinencia de la hegemonía.
Se parte del supuesto de que en dichos discursos se manifiestan las ideologías que definen la conformación identitaria de las comunidades y la hegemonía juega un papel preponderante. En consecuencia, dicha aproximación teórica se divide en dos grandes apartados: a) las ideologías y el discurso y b) el contínuum hegemónico/contrahegemónico. El primer apartado se circunscribe a los postulados de Van Dijk (2000, 2003a, 2003b, 2007, 2008a, 2008b)65 67 68 69 [1,64-68] y su teoría multidisciplinaria de la ideología. Dicho autor concibe el estudio de la ideología de una manera multidisciplinaria, es decir, en términos de un triángulo: cognición (social), sociedad y discurso[69]. Se privilegia el modelo teórico de van Dijk porque propone que las ideologías se manifiestan en las elaboraciones discursivas para construir y negociar la identidad. Van Dijk entiende el fenómeno de la ideología como el sistema básico de creencias específicas que subyace en la cognición social de cualquier grupo en una sociedad determinada y le atribuye un carácter inherentemente social. De este modo, todo grupo comparte un sistema de creencias fundamentales y específicas.
El segundo apartado está muy relacionado con el anterior, pues las diversas elaboraciones discursivas, que manifiestan las ideologías en torno a la identidad ítalosanviteña, se ubican entre lo hegemónico y lo contrahegemónico. Se hace referencia a un contínuum, que oscila entre ambas tendencias, configurando los múltiples discursos. Se reflexionará sobre las categorías hegemónico/contrahegemónico de Scott (1985, 1990)60 [2,3] y, a partir de estas, se replanteará un contínuum donde los discursos sobre la identidad ítalosanviteña oscilan entre los polos hegemónico y contrahegemónico. Se favorece el concepto de Scott porque, a partir del mismo, es posible replantearse cómo captar esa complejidad existente en los diversos discursos, pues ambos polos no son excluyentes entre sí.
Van Dijk basa su concepto de ideología en tres pilares: cognición, sociedad y discurso. La interrelación entre estos tres elementos explica la relación dialéctica entre ideología y discurso, en la que este último es la práctica principal a través de la cual la ideología se reproduce y es -a la vez- controlada y moldeada por esta. En palabras de Van Dijk:
O sea, en primer lugar, es necesario estudiar el estatuto, la organización interna y las funciones mentales de la ideología en términos de cognición social. En segundo lugar, las condiciones y funciones de las ideologías obviamente no son sólo cognitivas sino también sociales, políticas, culturales e históricas. Y en tercer lugar, las ideologías se forman, cambian y se reproducen en gran medida a través del discurso y la comunicación socialmente situados.
(Van Dijk, 2000, p. 9)
Al ser las ideologías un tipo de representación social -general y abstracta-, es decir, de sistemas de creencias (actitudes, opiniones, valores, normas sociales, estereotipos y prejuicios) compartidos socialmente, se pueden estudiar sistemáticamente las creencias sociales sobre un tema, al analizar el discurso a través del cual se manifiestan. Es de interés en este trabajo analizar los sistemas de creencias de la población ítalo-costarricense de San Vito de Java, en torno a su configuración como comunidad a través de sus manifestaciones discursivas, que resultan ser el medio de expresión por excelencia de las ideologías, puesto que los discursos:
… explican, defienden, legitiman, motivan o, de algún otro modo, “formulan” fragmentos de las ideologías “subyacentes”. En otras palabras, aunque los discursos no son las únicas prácticas sociales basadas en la ideología, son efectivamente las fundamentales en su formulación y, por tanto, en su reproducción social.
(Van Dijk, 2000, p. 19).
En cuanto a la dimensión cognoscitiva:
…aun entre quienes lo niegan, las ideologías son por lo menos implícitamente consideradas como algún tipo de “sistema de ideas” y, por lo tanto, pertenecen al campo simbólico del pensamiento y la creencia, es decir, a lo que los psicólogos llaman “cognición” … [en lo que se refiere a la dimensión social] las ideologías son indudablemente de carácter social y con frecuencia (aunque no siempre) están asociadas con intereses, conflictos y luchas de grupo…[y legitiman o se oponen al poder y simbolizan problemas sociales y contradicciones]. [En cuanto a la dimensión discursiva]…muchos enfoques contemporáneos de la ideología asocial (o hasta identifican) el concepto con el uso del lenguaje o el discurso, aunque sólo sea para dar cuenta de la forma específica en que las ideologías se expresan y reproducen en la sociedad.
(Van Dijk, 2000, p. 18)
Además, le otorga la función de puente entre la estructura social y la cognición social. Sin embargo, para dicho autor: “…las ideologías dentro de este marco no son simplemente una “visión del mundo” de un grupo, sino más bien los principios que forman la base de tales creencias” (Van Dijk, 2000, p. 21)[1]. Como su definición abarca todas las ideologías (las de oposición o resistencia, las de competencia entre grupos igualmente poderosos, las que promueven la cohesión interna de un grupo y las que tratan sobre la supervivencia de la humanidad), estas funcionan como un monitor mental, en los niveles de la estructura social y de las prácticas sociales situadas en la vida cotidiana, que: “…guía la competencia, el conflicto, la lucha y la desigualdad sociales…” (Van Dijk, 2000, p. 22)[1]. Por ello, su teoría calza con este estudio de las ideologías en la configuración identitaria de los ítalocostarricenses de San Vito. A continuación, se verá cómo Van Dijk relaciona las tres dimensiones (social, congnoscitiva y discursiva) fundamentales de su teoría.
Como se ha dicho anteriormente, las ideologías son sistemas de creencias generales, socialmente compartidas. Este análisis sociocognitivo integrado de las ideologías -como sociales y mentales al mismo tiempo- es lo que caracteriza el enfoque de Van Dijk. Es decir, para dicho autor, las ideologías se pueden describir como:
…representaciones mentales (básicas) compartidas por los miembros de grupos, y, por lo tanto, firmemente localizadas en las mentes de la gente. De este modo, las ideologías no están “por encima de” o “entre” las personas, los grupos o la sociedad, sino que son parte de la mente de sus miembros.
(Van Dijk, 2000, p. 71).
Van Dijk (2000, pp. 33-46)[1] encierra dentro de la esfera de las creencias el conocimiento, las normas, las opiniones, las emociones, los valores y las actitudes. Entendidas como productos o propiedades del pensamiento, las creencias podrían considerarse subjetivas (erróneo, infundado o desviado) en contraposición al conocimiento (verdadero). Sin embargo, el citado autor cataloga el conocimiento como una categoría más de las creencias y lo define como:
…aquellas creencias que “nosotros” (como grupo, comunidad, cultura, caso particular o institución) consideramos “creencias verdaderas”, de acuerdo con ciertos fundamentos o criterios (de verdad). Estos criterios establecen que las creencias (para nosotros) son válidas, correctas, certificadas, sostenidas de una manera general, o que reúnen los estándares de verdad socialmente compartidos. Obviamente, estos criterios son social, cultural e históricamente variables, como lo es el conocimiento basado en ellos. (Van Dijk, 2000, p. 35).
(Van Dijk, 2000, p. 35)
Por otra parte, las opiniones son productos de los juicios basados en valores o normas, es decir, lo que se piensa que es: “…verdadero o falso, agradable o desagradable, permitido o prohibido, aceptable o inaceptable…” (Van Dijk, 2000, p. 36)[1]. Dentro de las opiniones, se hace una distinción entre las opiniones personales y las opiniones sociales, definiéndose estas últimas como las que les dicen a los grupos y sus miembros qué es bueno o malo, correcto o incorrecto. Un conjunto de opiniones sociales con respecto a un dominio específico es lo que se constituye como las actitudes (Van Dijk, 2000, p. 53)[1]. Esta noción es esencial para una teoría de la ideología porque, según Van Dijk (2000)[1], explica: “…la “base común” de las opiniones socialmente compartidas de grupos de personas y los modos en que permiten interactuar a los miembros del grupo, para coordinar y organizar sus prácticas sociales, aun en diferentes contextos” (pp. 68-69).
En cuanto a las emociones, Van Dijk las considera creencias porque establecen un vínculo entre el estado de ánimo y una ideología. Ejemplos de ello son las ideologías del odio como el racismo, las ideologías del amor como algunas religiones y las ideologías de la ira como la resistencia y las revoluciones. Una forma de representar las creencias para efectos de análisis es la estrategia (muy utilizada en la filosofía y la lógica) de las proposiciones, asignándole a la creencia un formato del tipo “X es (o tiene la propiedad de) P” o “X e Y están relacionados por la relación P”. A pesar de su limitación, pues está concebido para el análisis filosófico, Van Dijk lo considera flexible para describir las creencias. Además, adopta una visión constructiva-cognitiva en el sentido de que las creencias constituyen el mundo-según-nosotros (Van Dijk, 2000, p. 39)[1].
Las estructuras de las ideologías, según Van Dijk, tienen sus categorías estructurales y principios organizativos específicos. Las características son tres principalmente; a saber: “[primero] … las ideologías son generales y abstractas … [segundo] … no se aplican solamente a los acontecimientos sino también a situaciones, grupos, relaciones de grupo y otros hechos…[y por último] …las ideologías no solamente controlan el conocimiento sino también las opiniones sobre los acontecimientos…” (Van Dijk, 2000, p. 90)[1]. Su principal categoría es que definen los criterios de pertenencia a un grupo. “Esto significa que tan pronto como un grupo ha desarrollado una ideología, esa ideología define al mismo tiempo la base para la identidad del grupo” (Van Dijk, 2000, p. 152)[1]. Para Van Dijk, la identidad se debe ver a través de un enfoque sociocognitivo[70], donde la identidad es una representación mental -ya sea personal o un contructo social-.
Los principios del componente cognitivo de la teoría de Van Dijk son los cuatro siguientes: [Primero] Las ideologías, además de cualquier otra cosa que pudieran ser, o cualesquiera sean las condiciones y funciones sociales que tengan, son, en primer lugar, sistemas de creencias. La naturaleza de estos sistemas de creencias, al igual que sus relaciones con otros objetos mentales y procesos (también) necesitan ser estudiados en un marco cognitivo. [Segundo] Ignorar tales dimensiones cognitivas de las ideologías, y analizarlas solamente en términos de prácticas, formaciones o estructuras sociales, brinda una visión incompleta de las ideologías y constituye una reducción impropia de los fenómenos sociales y, por lo tanto, una teoría inadecuada. [Tercero] Las ideologías son adquiridas, compartidas, utilizadas y modificadas socialmente por miembros de grupos y, por lo tanto, son un tipo especial de representaciones mentales compartidas. [Cuarto] Las ideologías se reproducen a través de su uso cotidiano por los miembros sociales en el cumplimiento de prácticas sociales en general, y de discursos en particular. Esto no sólo tiene fundamentos sociales sino también cognitivos, tales como las experiencias personales, el conocimiento y las opiniones de los miembros sociales. Solamente una teoría cognitiva puede brindar la interfase necesaria para relacionar la dimensión social de las ideologías con sus usos personales.
(Van Dijk, 2000, pp. 162-163)
Es necesario acotar que las representaciones sociales no aparecen de forma espontánea, sino que se presupone una historia común (experiencias, interacción y discurso) detrás de ellas. Es decir, las representaciones sociales toman su tiempo en desarrollarse. ¿Cómo detectar la pertenencia a un grupo? Van Dijk (2000, p. 197)[1] sostiene que los grupos sociales y sus miembros pueden reconocerse por los siguientes lineamientos: quiénes son (características permanentes como género, raza, etnicidad, casta, clase, edad, religión, lenguaje y origen), qué hacen, qué quieren, en qué creen, dónde se ubican (posición social) y qué (es lo que) tienen o (lo que) no tienen (se refiere al acceso de los recursos materiales o simbólicos).
Asimismo, el poder, la dominación y la hegemonía son constructos relacionados con la dimensión social, pues se desarrollan y se sostienen precisamente en las relaciones intergrupales. El poder implica el control al discurso y controlando el acceso al discurso público, se logra dominar y mantener la hegemonía, por medio de la persuasión hacia determinadas formas específicas de conocimiento y opinión. De tal manera que dichas representaciones mentales sean las que precisamente sirven a los intereses de los detentadores del poder. “Una vez que estas representaciones mentales están instaladas, los grupos dominados y sus miembros tenderán a actuar de acuerdo con el interés del grupo dominante por su propia voluntad” (Van Dijk, 2000, p. 207)[1]. Por consiguiente, habría que preguntarse lo siguiente: ¿de dónde vienen las ideologías? y ¿cómo se comparten y se comunican?
En cuanto a la dimension discursiva, el discurso tiene un papel fundamental en la reproducción de las ideologías, puesto que: “…es solo por medio del uso de la lengua, el discurso o la comunicación (u otras prácticas semióticas) que [las ideologías] pueden formularse explícitamente” (Van Dijk, 2000, p. 395)[1]. En términos generales, el discurso es definido como un evento comunicativo específico y complejo que: “…involucra a una cantidad de actores sociales, esencialmente en los roles de hablante/escribiente y oyente/lector (pero también en otros roles, como observador o escucha), que intervienen en un acto comunicativo, en una situación específica (tiempo, lugar, circunstancias) y determinado por otras características del contexto” (Van Dijk, 2000, p. 246)[1]. En esta dimensión, van Dijk analiza dos situaciones: ¿cómo las ideologías socialmente compartidas se manifiestan en el discurso y cómo estas, a su vez, se constituyen, cambian, cuestionan y reproducen a través del discurso?
Otro punto de interés es la forma cómo las ideologías se reproducen a través del discurso. Van Dijk (2000)[1] lo define como: “…un complejo proceso social y cognitivo en el cual los modelos mentales subyacentes están proyectados sobre las estructuras del discurso” (p. 396). Como herramienta para entender dicho proceso, se utiliza una estrategia denominada polarización ideológica, es decir, la autopresentación positiva y la presentación negativa de los otros, con el fin de:
…enfatizar (o mitigar) propiedades positivas (o negativas) de los miembros del propio grupo y de los del otro grupo respectivamente, por ejemplo, por medio de la entonación, acento, volumen, estructura de la cláusula, selección léxica, implicitud, presuposición, coherencia local, tópicos globales, figuras retóricas, organización esquemáticas, selección de actos de habla y manejo conversacional e interaccional.
(Van Dijk, 2000, pp. 396-397).
Como se señaló anteriormente, las ideologías son representaciones mentales y sociales que se manifiestan en los discursos. Estas pueden llegar a ser categorizadas como tendientes a lo hegemónico o a lo contrahegemónico. A continuación, se retoman las aportaciones de James C. Scott en relación con dichas categorías, plasmadas en sus publicaciones Weapons of the Weak: Everyday Forms of Peasant Resistance (1985)[2] y Domination and the Arts of Resistance: Hidden Transcripts (1990)[3]. La propuesta de Scott es investigar sobre las formas cotidianas de resistencia campesina en una comunidad musulmana de Malasia.
En estas líneas se acota que en el pensamiento de Scott, la resistencia es siempre posible, dado que las personas no están “ideologizadas”, sino que no pueden manifestar su rechazo a la opresión por las mismas condiciones en las que se encuentran. Primeramente, es interés de este estudio resaltar la gran complejidad que existe en la construcción identitaria, pues las personas pueden contradecirse en sus diversas elaboraciones discursivas. Se puede encontrar, en una misma manifestación, algo que está dentro de la representación de las realidades hegemónicas, pero inmediatamente se va mitigando ese mismo discurso. Es decir, en un mismo sistema de creencias, se pueden encontrar tensiones, las cuales estarían presentes también en los sistemas de creencias de los ítalo-costarricenses de San Vito. ¿Cómo se podrían captar esas tensiones? Se encuentra una posible respuesta al hacerle un replanteamiento a la teoría de Scott (1985 y 1990)60 [2,3]. En ambas obras, Scott intenta contestar a las siguientes preguntas: ¿cómo sobrevive la gente oprimida bajo regímenes opresivos?, ¿qué hace posible las revoluciones? y ¿es la resistencia un acto significativo? Para ello, reflexiona sobre los conceptos de las relaciones de poder, la hegemonía, la resistencia y la subordinación. Estas aportaciones conceptuales giran en torno a la categorización hegemónico/contrahegemónico y constituyen el planteamiento básico de Scott.
En el primer libro, se enfoca en las formas cotidianas de la resistencia campesina en una determinada comunidad del sureste asiático. En la segunda publicación, se extiende más en su interpretación, al enfocarse en la construcción de los discursos dentro de las relaciones sociales de clase. Durante los años 1978 y 1980, James Scott realiza su trabajo de campo en una comunidad campesina en Sedaka, en Malasia, con el fin de describir las relaciones de clase en el medio rural malasio. Lo hace a través de dos ejemplos particulares. Por una parte, detalla la situación de un campesino en extrema pobreza llamado Razak: desnutrido, sin sustento y con bajas condiciones de salubridad (Scott, 1985, pp. 3-7)[2]. Para las familias de la comunidad, que se encuentran en mejores condiciones que Razak, consideran que el campesino es un aprovechado, una persona que siempre pide limosnas, que no paga sus deudas y que vende los regalos que le hace la gente. Por otra parte, está el ejemplo de Haji Broom, un terrateniente, cuya posición no era tan cuestionada como el primero por la comunidad, a pesar de que se había enriquecido por usura (Scott, 1985, pp. 13-17)[2]. Estos dos ejemplos le sirven para reflexionar sobre lo que Scott (1985, pp. 22-27) [2]denomina una guerra fría de símbolos entre ricos y pobres, donde las batallas no se dan de una forma abierta porque los pobres no confían en buenos resultados, sino a través de palabras, amagos, amenazas y sobre todo propaganda. Es decir, una lucha ideológica (no en el sentido de ideología como falsa conciencia, sino de ideología como formas de interpretar la realidad) dentro de un pueblo. Los motivos no son ni el trabajo ni los ingresos ni los derechos de propiedad, ni por los granos o por el dinero. Más bien se trata de una lucha por la apropiación de los símbolos (poder simbólico) sobre la definición de la justicia, sobre cómo han de entenderse el pasado y el presente, para identificar las causas y asignar las culpas, un esfuerzo continuo por otorgar sentido a la historia local.
Bastaba mencionar cualquiera de los nombres (Razak o Haji Broom) para emerger significados: entre los ricos, el modelo negativo de lo que los pobres son (deshonestos y que atentan contra los estándares del decoro), y entre los pobres, el ejemplo nocivo de lo que los ricos son (avaros y que igualmente atentan contra el honor). Sin embargo, menosprecian a Razak inclusive enfrente de él, pero se retenían de hablar mal de Haji Broom (solo a sus espaldas). La atención del autor se centra, pues, en esta lucha ideológica.
Este autor sistematiza una serie de postulados en torno a los conceptos hegemónico y contrahegemónico, para descubrir las diversas formas de disentimiento en las clases subordinadas, bajo una apariencia de conformidad. Una de sus aportaciones más valiosas es la concepción de que la resistencia está inmersa en la cotidianidad de las relaciones en la sociedad campesina y que esta se mueve a través de redes de complicidad y solidaridad en formas ocultas (Scott, 1985, pp. 29-34)[2]. Estas formas ocultas son las armas de los débiles (weapons of the weak). Se trata de actos cotidianos, realizados en forma individual y no premeditados, que carecen de bandera y dirigencia organizada, y que están dirigidos en contra de los que buscan imponerles trabajo, alimentos, impuestos, rentas e intereses (Scott, 1985, p. 35)[2]. Sus objetivos son inmediatos y, en general, buscan bienes concretos como el descanso o el alimento. “They prudently avoided, with few exceptions, any irrevocable acts of public defiance” [Ellos evitaron, con pocas excepciones, cualquier acto irrevocable de desafío público] (Scott, 1990, p. 17)[3]. Es decir, estas formas de resistencia cotidiana evaden a toda costa la confrontación directa con la autoridad.
Scott considera que la resistencia cotidiana por parte del campesinado es más real de lo que los científicos sociales de Occidente se imaginan. Esta resistencia cotidiana se traduce en un desafío colectivo ante aquellos que buscan explotarlos (Scott, 1985, xvi)[2]. Entre sus postulados, se encuentra que la ideología hegemónica es: “…an idealization, which therefore inevitably creates the contradictions that permit it to be criticized in its own terms” [una idealización que inevitablemente crea las contradicciones que le permiten ser criticada en sus propios términos] (Scott, 1985, p. 317)[2], es decir, que esta constituye una de las versiones de la realidad, una versión pública que no contradice el poder, lo cual conlleva contradicciones que son criticadas por las clases subordinadas a su propio modo.
Estos modos, Scott (1985, p. 29)[2] los traduce en arrastre de pies, el disimulo, la deserción, la falsa sumisión, el robo, la ignorancia fingida, la calumnia, el incendio premeditado, el sabotaje e inclusive: “the malicious gossip directed against wealthy villagers” [El chisme malicioso dirigido contra los campesinos más pudientes] (Scott, 1985, p. 290)[2]. Es decir, son actos lingüísticos y boicots individuales a la autoridad. Así, para Scott, las relaciones entre subordinados y la élite se asemejan a una “puesta en escena teatral” (performance) “dentro y fuera de escena” (Scott, 1990, pp. 3-4). Según el autor, las exigencias de apariencia que generalmente se imponen en las situaciones de dominación producen un discurso público, que corresponde mucho a la apariencia que quiere dar el grupo hegemónico. Hay que acotar que este nunca controla totalmente la escena, pero, por lo general, logra imponer sus deseos. A corto plazo: “their safety lies in their anonymity” [Su seguridad la constituye su anonimato] (Scott, 1985, p. 36)[2], es decir, al grupo contrahegemónico le conviene actuar de una manera más o menos aceptada socialmente, usando los parlamentos y haciendo los gestos que sabe que se espera que haga. Siguiendo esta línea de pensamiento de un discurso público marcado por “puestas en escena” de una conducta estereotipada y “apropiada”, Scott formula una reflexión interesante. “We might imagine, in this context, situations ranging all the way from a dialogue among friends of equal status and power on the one hand to the concentration camp on the other, in which the public transcript of the victim bears the mark of mortal fear. Between these extremes are the vast majority of the historical cases of systematic subordination that will concern us” [Podríamos imaginar, en este contexto, situaciones que van desde el diálogo entre amigos de rango social y poder similares, por un lado, hasta el campo de concentración, por el otro, en el cual el discurso público de la víctima está marcado por el miedo a la muerte. Entre estos dos extremos se encuentra la gran mayoría de casos de subordinación sistemática]. (Scott, 1990, p. 3). De este planteamiento se puede deducir que, para Scott, la resistencia es continua, pues siempre se va a encontrar resistencia (en forma cotidiana y oculta) al poder.
En este estudio se propone que, dado que la identidad es una construcción constante, las diversas elaboraciones discursivas, donde los ítalo-sanviteños de primera a tercera generación manifiestan sus ideologías, se vean inmersas dentro de un contínuum. Así pues, no es posible posicionar las diversas elaboraciones discursivas de los ítalo-sanviteños en torno a su identidad como solo hegemónicas o solo contrahegemónicas. Por ello, es pertinente pensar en una especie de contínuum donde las categorías hegemónica y contrahegemónica son los extremos de ese contínuum y los discursos más bien oscilan entre ellos, posicionándose más hacia un lado que al otro. Se debe acotar en este subapartado que Scott plantea que las personas que se encuentran bajo condiciones de opresión, que les hace muy difícil rebelarse públicamente, manifiestan su rebeldía mediante discursos privados. Por consiguiente, se plantea: ¿cuáles serían las condiciones de opresión que hacen que las personas tengan temor de expresar públicamente discursos contrahegemónicos en San Vito? Es decir, ¿cuál es la materialidad del poder que ejercen los líderes en San Vito? Se espera que los datos recopilados permitan contestar estas interrogantes.
Metodología
La modalidad de investigación que se sigue es la propia del paradigma cualitativo (Creswell, 2009)[71], pues permite comprender e interpretar las diversas ideologías manifestadas en los discursos de la manera más válida posible. La población por estudiar se limita a los ítalo-sanviteños de primera, segunda y tercera generación. En total son 221 personas, con edades comprendidas entre los 15 y los 90 años. Para efectos de esta investigación, las fuentes de información son orales, pues estarían constituidas por la recopilación de datos, obtenida de las elaboraciones discursivas de los ítalo-sanviteños participantes. El trabajo se basa en la recolección de datos, mediante grupos de discusión y entrevistas, a los ítalo-sanviteños que viven tanto en San Vito como fuera del pueblo. El trabajo de campo se circunscribe a los que viven en Costa Rica.
Las variables utilizadas para este grupo son las categorías de generación y género, las cuales actúan como categorías analíticas en la investigación. Se entiende por generación, el total de seres que forman parte de la línea de sucesión anterior o posterior de un individuo de referencia. En el caso concreto de este estudio, la primera generación está constituida por los italianos llegados a San Vito a inicios de los años cincuenta; la segunda generación incluye a los hijos de esos primeros colonizadores y la tercera generación comprende a los nietos de los integrantes de la primera generación. Se infiere por género (raíz latina genus y –eris, que significa clase) a los hombres y a las mujeres, como variable metodológica que podría indicar elementos diferenciadores. En este caso, la palabra género es utilizada como sinónimo de sexo.
Inicialmente para la recolección de los datos, se pretendía recurrir únicamente a los grupos de discusión como la principal fuente oral. Sin embargo, la realidad delimitó y configuró la intención inicial y se decidió aplicar también las entrevistas. El uso de las sesiones grupales (Morgan, 1997; Valles, 2000; Callejo, 2001)[72][73][74] tiene la ventaja de incentivar la producción del discurso de la manera más espontánea posible, pues permite ampliar las hipótesis y los objetivos originales, buscar nuevos informantes y nuevas informaciones, hacer nuevas preguntas, reformular y modificar lo recopilado (Iglesias, 2003)[75]. Las sesiones grupales o grupos focales consisten en la interacción de varias personas, quienes reunidas conversan -de manera cómoda y libre- en torno a un tema (determinado por el investigador) y expresan sus actitudes, percepciones, reacciones y opiniones frente a un asunto o fenómeno social.
El trabajo de campo inició en el mes de junio de 2014 y finalizó en el mes de julio de 2016. Se efectuaron 12 giras a San Vito. Se realizaron –dentro y fuera de San Vito- diez sesiones grupales y cincuenta y cuatro entrevistas. El corpus recopilado grabado es de cincuenta horas con cinco minutos y treinta y seis segundos (50:05:36). Participaron ochenta y ocho personas, de este número, cincuenta son ítalo-sanviteñas. Se llegó a una totalidad de páginas transcritas del corpus de setecientos noventa y cinco páginas.
Como la población ítalo-sanviteña estudiada es de 221 personas y participaron 50 ítalo-sanviteños de la primera a la tercera generación, se abarcó un 22,62 % de la totalidad. Dentro de la población ítalo-sanviteña, se realizaron seis sesiones grupales y treinta y tres entrevistas, con un corpus grabado de treinta y un horas con veintinueve minutos y cuatro segundos (31:29:04). Seguidamente, se detallará dicha población ítalo-sanviteña. A la primera generación, se le aplicaron solamente entrevistas, trece en total. Esta decisión se justifica, debido a que es una población relevante por su carácter testimonial y con estados de salud propios de las personas de la tercera edad. Este grupo está conformado por tan solo quince sobrevivientes (residentes en Costa Rica) de más de 500 colonos fundadores de San Vito, por lo que se les podría considerar testigos aún vivientes de la historia sanviteña y del mismo cantón de Coto Brus. De los 15, participaron 13, abarcando un total del 86,66 %.
El total de mujeres de primera generación es de nueve y participaron siete, dándose una cobertura del 77,77 %. En cambio, los hombres de primera generación –que son seis colaboraron todos (100 % de participación). En tiempo grabado, hay un total registrado de ocho horas con cincuenta y tres minutos y dieciocho segundos (08:53:18) en las seis entrevistas de los hombres y cinco horas con veintitrés minutos y siete segundos (05:23:07) en las siete entrevistas de las mujeres.
La población de la segunda generación ítalo-sanviteña consta de 69 personas; 35 mujeres y 34 hombres. De esta totalidad, participaron 22; habiéndose así cubierto un porcentaje del 31,88 % de los mismos. El total de mujeres de segunda generación es de 35 y participaron 11, dándose una cobertura del 31,42 %. En cambio, de los 34 hombres de la segunda generación, colaboraron 11, implicando un 32,35 %.
En esta generación, se realizaron tres sesiones grupales y once entrevistas: dos sesiones grupales y cinco entrevistas con los hombres, así como una sesión grupal y seis entrevistas con las mujeres. En tiempo grabado, hay un total registrado de seis horas con cuarenta y dos minutos y treinta y un segundos (06:42:31) para el corpus de los hombres y seis horas con diecinueve minutos y once segundos (06:19:11) para el de las mujeres.
La población de la tercera generación consta de 137 personas. De esta cantidad, participaron quince solamente, abarcando un total del 10,94 %. El total de mujeres de tercera generación es de 61 y participaron seis, dándose una cobertura del 9,83 %. En cambio, de los hombres de tercera generación, que son 76, colaboraron nueve, cubriendo un 11,84 % de la totalidad. Se realizaron tres sesiones grupales y seis entrevistas. En tiempo grabado, hay un total registrado de dos horas con cuarenta y tres minutos y cuarenta y siete segundos (02:43:47) en las cinco entrevistas y una sesión grupal de los hombres; y una hora con trece minutos y un segundo (01:13:01) en la sesión grupal y la entrevista de las mujeres.
Se hizo, además, una sesión grupal mixta conformada por dos hombres y una mujer, con una duración de veintidós minutos con dieciséis segundos (00:22:16). La razón es pragmática, pues se había organizado dicha sesión grupal con tres hombres y llegaron solo dos. Para formar una sesión grupal, se necesitaba una tercera persona y en ese momento solo estaba dispuesta una muchacha. Por supuesto, no se quiso desaprovechar dicha oportunidad.
A continuación, se presenta el siguiente cuadro detallado con el total de ítalo-sanviteños entrevistados por género y generación, y sus respectivos porcentajes.
Total población ítalo-sanviteña entrevistada6 sesiones grupales - 33 entrevistas50 participantes (22,62%)Tiempo grabado: 31:29:04 1° | ||||||
- | 1° Generación | 2° Generación | 3° Generación | |||
Total población ítalosanviteña de 1° a la 3° generaciones 221 personas | 15 | 69 | 137 | |||
Hombres 6 | Mujeres 9 | Hombres 34 | Mujeres 35 | Hombres 76 | Mujeres 61 | |
Total población entrevistada | 13 86,66% 13 entrevistas | 2231,88%3 sesiones grupales11 entrevistas | 15 10,94% 3 sesiones grupales 6 entrevistas | |||
Hombres 6 100% 08:53:18 | Mujeres 7 77,77% 05:23:07 | Hombres 11 32,35% 06:42:31 | Mujeres 11 31,42% 06:19:11 | Hombres 9 11,84% 02:43:47 | Mujeres 6 9,83% 01:13:01 |
Fuente: elaboración propia.
Se pretende, asimismo, incorporar lo que se ha denominado como la “visión externa”; entendiendo por ello, los sanviteños sin ascendencia italiana, los indígenas, algunos médicos que trabajaron en San Vito y personas afines a la enseñanza del italiano en San Vito. Se realizaron cuatro sesiones grupales y 21 entrevistas. Participaron 39 personas.
En cuanto a las transcripciones, para respetar el anonimato, se dispuso de una nomenclatura en la elaboración de los códigos de cada transcripción. A continuación, se presentan las nomenclaturas: SG para sesión grupal, EI para entrevista; 1° para ítalosanviteño de primera generación, 2° para ítalo-sanviteño de segunda generación, 3° para ítalo-sanviteño de tercera generación; H para hombre, M para mujer; S para sanviteño sin ascendencia italiana, MIXTA para sesión grupal compuesta por hombres y mujeres.
Si son varias sesiones grupales o entrevistas, se coloca un número al final del código. Por ejemplo, se tienen seis entrevistas de ítalo-sanviteños de primera generación de hombres. Entonces, se enumeraron de la siguiente manera: EI1°H1, EI1°H2, EI1°H3, EI1°H4, EI1°H5 y EI1°H6. El resto del corpus transcrito es el siguiente: de la primera generación de mujeres (EI1°M1, EI1°M2, EI1°M3, EI1°M4, EI1°M5, EI1°M6 y EI1°M7); de la segunda generación de hombres (SG2°H1, SG2°H2, EI2°H1, EI2°H2, EI2°H3, EI2°H4 y EI2°H5); de la segunda generación de mujeres (SG2°M1, EI2°M1, EI2°M2, EI2°M3, EI2°M4, EI2°M5 y EI2°M6); de la tercera generación hombres (SG3°H1, EI3°H1, EI3°H2, EI3°H3, EI3°H4 y EI3°H5); de la tercera generación mujeres (SG3°M1 y EI3°M1); una sesión grupal mixta de la tercera generación (SGMIXTA3°); y de los sanviteños sin ascendencia italiana o personas relacionadas con la colonización en San Vito (SGS1, SGS2, SGS3, EISH1, EISH2, EISH3CCSS, EISH4CCSS, 73 EISH5CCSS, EISH6, EISH7, EISH8, EISH9, EISH10, EISH11, EISH12, EISM1, EISM2, EISM3, EISM4, EISM5 y EISM6).
En cuanto al instrumento de recolección de datos, el eje discursivo en relación al carácter fundacional y el origen de San Vito consta de cinco preguntas generadoras fundamentales. A continuación, se muestra el siguiente cuadro:
Eje Discursivo | Preguntas generadoras fundamentales |
El carácter fundacional y el origen de San Vito | Pregunta introductoria: ¿Qué se recuerda de esos primeros años en San Vito (penalidades, sufrimientos, alegrías, remordimientos, obstáculos)? |
- | Preguntas clave: a) ¿Cómo se fundó San Vito? b) ¿Quiénes son los fundadores de San Vito? c) ¿Cuáles eran las tareas diarias de las mujeres en esos días? ¿Cuál ha sido su papel? |
- | Pregunta de cierre: ¿Qué hubiera sido de San Vito sin la llegada de los colonos? |
Fuente: elaboración propia.
La narración del carácter fundacional y origen de San Vito desde la perspectiva de los hombres y mujeres de primera generación
En cuanto a la primera generación, todos sus relatos sobre la fundación y origen de San Vito tienen en común lo siguiente: Vito Sansonetti hizo un llamado a los migrantes para hacerse un porvenir y disponía de varias hectáreas para ello; tanto los hombres como las mujeres conocen del Contrato Ley 1316 del 31 de Julio de 1951 entre la SICA y el Gobierno de Costa Rica, sin entrar en muchos detalles. La SICA (Società Italiana di Colonizzazione Agricola) fue una empresa privada orientada a concebir y ejecutar un proyecto de colonización agrícola. San Vito es el resultado de ello. Todos coinciden en que el trayecto hasta llegar a San Vito fue difícil:
“E mio marito dopo aveva un amico, mejor dicho, un cugino lavorando con questo signore, che siamo venuti in Costa Rica. Così ha detto a me, dice che “facciamo un viaggio”, dico “da donde è?”, dice “sì, un’intervista di Stati Uniti, da quella parte”, dice “vamos a ver”. Sì, lui mi ha detto a me e mi dice “andiamo agli Stati Uniti, che si chiama Costa Rica”, “bene andiamo”, sì, dice “andiamo per conoscere, andiamo, vediamo come si comporta il viaggio e andiamo”. E allora siamo venute e quando siamo venute che ha trovato uno? [risas] Ha trovato una bella terreno, terreno di buchi, di pietre, di tante cose. Oh, sì, sì, sì, sì, sì! È montagna” [Mi esposo tenía un primo que ya estaba trabajando con este señor Vito Sansonetti, en Costa Rica. Así me lo comunicó “hagamos un viaje”, “¿adónde?” -dije yo, me dijo: “sí, tengo una entrevista para ir a Estados Unidos, por ahí”. Sí, mi esposo me dijo: “vamos hacia los Estados Unidos, a una ciudad que se llama Costa Rica”. “Bien vamos, sí”. Me dijo: “vamos a conocer, veamos como es el viaje y vamos”. Y entonces ¿qué encontramos? Encontramos un lindo terreno, un terreno lleno de huecos, piedras, de tantas cosas. ¡Oh, sí, sí, sí, sí, sí! La pura montaña].
(Participante EI1°M2, líneas 72—116, comunicación personal).
En cuanto a las ideologías sobre los fundadores, todos los entrevistados coinciden en que los fundadores de la colonización agrícola italiana en San Vito son la familia Sansonetti y la SICA, menos un participante, quien respondió a la pregunta ¿quiénes son los fundadores de San Vito? de la siguiente manera:
“Eh praticamente noi stessi che siamo arrivati qua, la SICA dice, la gente dice che la SICA è stata qui che ha fundato San Vito, però la SICA forse faceva altre cose, non fundava San Vito perché loro non c’erano mai, siamo noi che siamo stati qua [risas] noi in mezzo al fango, in mezzo all’acqua, in mezzo a tutto, da qui vivere 5, 6 anni, prima qua ed è arrivato il secondo gruppo, dopo l’altro, e poi sono andati via tutti quanti” [Prácticamente nosotros mismos, los que llegamos aquí somos los fundadores de San Vito, dice la gente que la SICA fue la que fundó San Vito, pero la SICA tal vez hacía otras cosas, no fundaba San Vito porque ellos nunca estaban aquí, fuimos nosotros los que estuvimos aquí (risas) nosotros hasta el cuello de barro, hasta el cuello de agua, de todo, luego llegó el segundo grupo, después otro y al final todos se fueron].
(Participante EI1°H5, líneas 143-155, comunicación personal).
En cambio, todos concuerdan en su protagonismo en un punto: la construcción de los caminos y carreteras, pues el Estado costarricense lo había prometido en el Contrato Ley y no había cumplido:
“…las carreteras las hicimos nosotros a pura mano. La piedra quebrada con sacho, que es una piedra semidura y transportada…habían tres vagonetas Mercedes, que tenían levantado el, como se llama, que levantaba el cajón y había tractores de la SICA. Y poníamos las piedras a mano y los tractores le pasaban por encima y la vagoneta jalaba, otro en el fajo rompiendo piedra y así se hizo camino. Aguabuena, San Vito, San Vito, Sabalito. Otra, camino a la Isla, aquí. Otro, camino al Danto hasta el final, que le llaman el Danto. Sí, nada más. Esos caminos se hicieron a pura mano. Todo puesto a mano y después el tractor majaba la piedra y existen TODAVÍA partes que están buenas. Quiere decir que el trabajo fue [gesto con la mano de excelente], van a tener 60 años eh idiay las carreteras romanas, ¿verdad? [risas].
(Participante EI1°H4, líneas 56-68, comunicación personal).
Los hombres de la primera generación no detallaron mucho al hablar sobre el papel de las mujeres colonas. Básicamente, hacían las labores del hogar (cocinar, lavar, limpiar y planchar) y cuando era tiempo de cosecha, recoger café. En cambio, las siete entrevistadas de primera generación coinciden en que el papel de las mujeres durante la Colonia fue vital, pues sin ellas la colonización no se hubiera dado de la misma manera exitosa:
“Noi abbiamo aiutato all’uomo, no?, per fare la vita, non potevano lavorare loro soli che non c’era dove lavorare solamente a tagliare gli alberi le volte che chiamano, e noi dovevamo lavorare anche insieme. Abbiamo fatto, tutti i primi che stavamo, lavorare anche insieme. E dopo è venuto quei altri, quei altri, quei altri, ce n’erano tanti italiani, adesso abbiamo rimasto senza vero?” [sonríe] [Nosotros ayudamos al hombre, ¿cierto?, para hacer la vida, ellos no podían trabajar solos, no había donde trabajar, solo se podía cortar árboles y teníamos que trabajar también juntos. Todos los primeros que estábamos y luego los que llegaron, todos lo hicimos. Había tantos italianos, ahora nos quedamos sin nada, ¿verdad?].
(Participante EI1°M2, líneas 253-264, comunicación personal).
Uno de los protagonistas más recordados es el Padre Umberto Melloni, quien llegó con los primeros grupos en 1955 y participó activamente en la comunidad. Todos los entrevistados, tanto hombres como mujeres, mencionan solamente cosas positivas de él: “Ci ha salvati da tantissime cose lui, è stato proprio un bastone duro per noi” [Nos salvó de tantas cosas, él fue la columna que nos sostuvo] (Participante EI1°H6, líneas 335-337, comunicación personal). Siempre estaba defendiendo a los italianos: “Padre Umberto era contrario alle cose cattive che facevano a noi italiani” [era contrario a las cosas malas que nos hacían a nosotros los italianos] (Participante EI1°H6, líneas 344-348, comunicación personal). Y por ello, fue transferido a Chile en América del Sur: “Lui faceva delle cose per aiutar le persone che stavano qua, le famiglie. Invece i Sansonetti erano contrari, allora hanno fatto di tutto a San José col capoccione là ¿cómo se llama? L’arcivesco, finalmente che l’hanno trasladato….” [Él hacía de todo para ayudar a las personas que estaban aquí, a las familias; en cambio, los Sansonetti eran contrarios, entonces hicieron de todo en San José con el arzobispo, y finalmente lo mandaron a trasladar] (Participante EI1°H5, líneas 231-239, comunicación personal). El mismo entrevistado explica lo acaecido:
“Era di questione elettrica, lavorava come un turco, lavorava, si metteva in camicetta tutti i giorni e con Vito Sansonetti chocavano, c’è stata della gente che faceva la fame qua, nei primi anni dei sessanta e allora Padre Umberto litigava col loro perché loro erano quelli che comandavano, che sapevano come stavano le cose, invece si facevano i sordi no? e la gente moriva di fame e i ragazzini e allora lì incominciaravano a andar via la gente. Una volta il Padre con Ugo Sansonetti, il fratello, si litigarono, il Padre gli dette uno schiaffone [risas] e allora lì, hanno fatto di tutto fino a quando è andato via. E venne qua. Lui andò a Cile, poi venne qua a festeggiar dia della madonna, una madonnina messa qua giù a Pintada, lui festeggiava questo qui sempre, venne qua per far festa della madonna, poi quando se ne andò, si ammazzò con l’aereo, en Los Andes” [Era de ingeniería eléctrica, trabajaba como un burro, se arremangaba las mangas y se ponía a trabajar todos los días y con Vito Sansonetti chocaba, había gente que la pasaba muy mal acá, a inicios de los sesentas y entonces Padre Umberto discutía con ellos porque eran los que estaban a cargo, que sabían cómo funcionaban las cosas, en cambio se hacían los sordos y la gente moría de hambre y entonces la gente se empezó a ir. Una vez el Padre discutió con Ugo, el hermano de Vito y el Padre lo abofeteó (risas) y entonces hicieron de todo para que se fuera. Y se fue. Luego vino aquí a festejar el día de la virgen, una virgen que está en La Pintada, luego cuando se fue, tuvo el accidente en avión en Los Andes].
(Participante EI1°H5, líneas 254-279, comunicación personal).
Asimismo, algunos colonos consideran protagonistas a los costarricenses: “…senza i costaricensi non si realizzava l’opera. Sono tenaci, con noi insieme, sono stati bravi. Brave persone, e ci hanno salvato dalla fame molte volte” [sin los costarricenses no se realizaba la obra. Son tenaces, con nosotros juntos, fueron buenos. Buenas personas, y nos salvaron del hambre muchas veces] (Participante EI1°H3, líneas 1080-1082, comunicación personal).
En cuanto a la figura de Vito Sansonetti, muchos lo consideran un gran líder, “son state gente buena” [fueron gente buena] (Participante EI1°M3, línea 45, comunicación personal), “un amministratore di prima categoría” [un administrador de primera] (Participante EI1°H3, línea126, comunicación personal):
“Ugo! Era amico mio, sì! Era in gamba Ugo, era una bellissima persona, sincero e buona gente. Vito anche, Vito era un tipo amministratore pa, pa, pa, un tipo che lui aveva sempre ragione e andava avanti in qualche maniera. Mi piaceva molto Vito Sansonetti, tutti quanti devono dí qualcosa. Io invece, l’ammiravo, l’ammiravo, perché essendo bueno non si va avanti. Bisogna essere duri, sì, bisogna essere duri, aggressivi” [¡Ugo! Era mi amigo. Era excelente, una gran persona, sincero y buena gente. También Vito, era del tipo administrador pa, pa, pa, un tipo que tenía siempre la razón y seguía para delante de cualquier manera. Me gustaba mucho Vito Sansonetti. Yo lo admiraba porque siendo bueno, no se va para adelante, hay que ser duros y agresivos] “…era un Padre Aeternum che sapeva cosa diceva e realmente era una persona molto intelligente che io ammiravo [era un Padre Aeternum, quien sabía lo que decía y realmente era una persona muy inteligente que yo admiraba].
(Participante EI1°H3, líneas 86-98 y 375-376, comunicación personal).
Algunos lo admiraban también, pero consideran que los tiempos fueron difíciles: “Eh, nunca hemos tenido un choque muy fuerte con ellos porque, a pesar de que eran los que mandaban aquí, ¿verdad?, los contratos que tuvimos nosotros era que le daba una parcela, le daba la casa, algunas cosas y luego pagarla a ellos con el tiempo. Pero resulta que, idiay, la parte económica fue la la parte más difícil, idiay ni nosotros, ni ellos, iba muy bien la cosa. Y entonces eh con mucho sacrificio. (Participante EI1°H2, líneas 80-87, comunicación personal).
La narración del carácter fundacional y origen de San Vito desde la perspectiva de los hombres y mujeres de segunda generación
Entre las intervenciones de los hombres y las mujeres de segunda generación, se aprecia que todos conocen las experiencias de vida de sus propios padres y se observa la aparición sistemática de cuatro temas, a saber: el pago de las tierras por parte de todos los colonos, el insuficiente papel del Gobierno de Costa Rica en la construcción de caminos, la escogencia del lugar como cuido de frontera y la crisis del café que sumió en la desesperación a muchos colonos. Todos evidencian el hecho de que a sus padres no les fueron regaladas las tierras. Tanto en las mujeres como en los hombres, se señala la idea de que todos pagaron hasta el último centavo a la SICA por las tierras: “A la SICA le dieron como diez mil hectáreas y después los administradores de la SICA aquí en San Vito te daban cualquier poco de tierra, y si usted me dice que le enseñe un pagaré por siete hectáreas, que papá tuvo que pagar doce mil colones, se lo enseño porque todavía lo tengo”. (Participante EI2°H2, líneas 187-191, comunicación personal).
De manera integral, se critica el insuficiente papel del Gobierno de Costa Rica en la construcción de caminos. Todos narran sobre lo difíciles que fueron los primeros años por la falta de vías de acceso: “…usted hoy seguramente vino aquí por Paso Real, la Interamericana…antes se tardaba hasta veinticuatro horas” (Participante EI2°H2, líneas 59-61, comunicación personal). Por la falta de acceso, el café se sacaba solamente por avión.
“Desde el punto de vista económico, se logró demostrar en el año 1973-1977 cómo era importante la parte cafetalera de Coto Brus, porque llegó a ser el cantón más importante en la producción capital, era de toda Costa Rica. El hecho de que lamentablemente se empezaron a reducir las plantaciones, se debió única y exclusivamente a las vías de acceso, al no cumplimiento del contrato con la Sociedad Italiana de Colonización Agrícola (SICA), porque en realidad allá se podía producir de todo, pero si no había vías de comunicación...”
(Participante EI2°H4, líneas 65-73, comunicación personal).
En las sesiones grupales de hombres y en algunas entrevistas tanto de hombres como de mujeres, se habla sobre la escogencia del lugar como cuido de frontera: “Dove loro sono venuti l’ha deciso il governo del Costa Rica e don Vito e suo fratello Giulio Sansonetti…sono venuti per vedere quale sono le terre che gli aveva dato il governo di Costa Rica agli italiani” [El lugar fue escogido por el gobierno de Costa Rica y don Vito y su hermano Giulio Sansonetti…vinieron ellos aquí a ver las tierras que el gobierno de Costa Rica les había dado a los italianos] (SG2°M1, Participante 4, líneas 282-283 y 285-292, comunicación personal).
“Eso es algo que yo creo y pienso, o sea, usted no le va a dar el desarrollo a un grupo de emigrantes a la par de la capital. Usted quiere desarrollar el país en las fronteras, que es en las partes rurales. Me imagino que esa fue una de las bases que dieron origen a eso y aparte de eso, creo que el gobierno también quería desarrollar la parte fronteriza con Panamá para iniciar cultivos de café en otras regiones y no solamente aquí en el área metropolitana”.
(Participante EI2°H3, líneas 28-35, comunicación personal).
Otro participante expresa: “…cultivar aquellas tierras que estaban muy alejadas, que lógicamente eran difíciles de controlar, y me refiero a la frontera con Panamá…entonces al ser todo selva virgen en Costa Rica y Panamá y por eso digo que las fronteras no estaban como muy bien delimitadas. El hecho de establecer un núcleo de producción cerca de la frontera, pues eso facilitaría muchísimo precisamente la delimitación del territorio y traer lo demás y traer nuevas oportunidades para costarricenses y para italianos. Eso es todo el porqué de la colonización de San Vito de Java entre los varios terrenos que él pudo ver a través del territorio nacional. Estuvo volando por Limón, volando por el norte, le hicieron análisis de la tierra en el sur y le encantó”. (Participante EI2°H4, líneas 37-48, comunicación personal).
“Yo creo que por eso fue que Costa Rica le vendió a la SICA, ¿cómo se le ocurre que van a mandar extranjeros a una montaña virgen en el fin del mundo pegando con Panamá?” (SG2°H2, Participante 1, líneas 280- 283, comunicación personal). “Decían que el gobierno de Costa Rica les vendió esta parte a los italianos previniendo una invasión de los panameños a Costa Rica, porque nosotros, ese territorio hasta la parte casi del río Térraba, le pertenecía a Panamá” (SG2°H2, Participante 1, líneas 144-147, comunicación personal).
Para todos es visible lo difícil que fue en tiempos de la crisis del café, que sumió en la desesperación a muchos colonos: “…muchísima gente se fue por la crisis que se dio en ese tiempo con los precios de café” (Participante EI2°H3, líneas 56-57, comunicación personal) y “…porque ellos creyeron que iban a venir a otra cosa y no era lo que ellos querían para sus familias” (Participante EI2°M3, líneas 18-19, comunicación personal). Una familia, cuyo hijo luego se vino a pensionar a San Vito, se fue para Canadá luego de doce años sin surgir. Tal como lo manifiesta Weizmann (1986)[76], ya para la época de 1964: “…se produjo un verdadero terremoto económico bajo la forma de un brusco descenso de los precios del café en el mercado mundial que dejó maltrecha la inestable estructura financiera y administrativa de la SICA. Este suceso fue de consecuencias traumáticas tanto para los colonos como para la compañía” (p.29).
A la pregunta ¿quiénes son los fundadores de San Vito?, un participante respondió lo siguiente: “…desde el comienzo uno piensa en el grupo, en los italianos, ¿verdad? Y a partir de allí comienzan a salir los nombres de los poquitos que uno conoce y la verdad los que uno conoce son los que en realidad se quedaron acá: Sansonetti, Lerici y así” (Participante EI2°H1, líneas 12-15, comunicación personal).
Varios de los participantes, tanto hombres como mujeres, enfatizan que el principal fundador de la colonización en San Vito fue la propia SICA. La SICA hizo mucho por San Vito:
“Ya se empezó a ver que el gobierno no retribuía lo que tenía que retribuir en los gastos, porque diay, imagínense que surgieron construcciones, la escuela, se trajo las monjas de Italia. Todo eso se hizo con fondos de la sociedad italiana. Se construyó un dispensario para poder atender a los enfermos, se construyó un aeropuerto, y los caminos y el mantenimiento de los caminos. Fue algo que realmente arruinó mucho las finanzas de la SICA. Acordémonos que la sociedad había nacido de la familia de mi padre, no era una familia adinerada. Mi abuelo que era el presidente, era un almirante, era un hombre de mucho prestigio, un hombre que hizo toda la guerra y fue jefe de la marina militar italiana. Tenía muchos conocidos y amigos y, a través de préstamos que le hicieron empresarios amigos…”
(Participante EI2°H4, líneas 276- 289, comunicación personal).
Sin embargo, dicha compañía no fue exenta de alguna crítica por parte de un colono:
“Pero la compañía, como que tenía un medio contrato, la SICA ¿verdad? Pero nunca respetaron ninguno y la excusa de ellos era que el gobierno no les dio las calles, no les construyó las calles que prometieron. Claro, como aquí prometen una calle y después de veinte años viene. Y así pasó. Entonces, todas excusas de la compañía era, “ah, es que no tenemos calles, tenemos que sacar por avión el producto”. Diay, cuesta mucho y no se puede vender, porque supuestamente el contrato era que nosotros sembramos y ellos lo recogían. Cielos, le vendíamos a ellos y ellos no vendían, pero cuando tenía el producto, ellos no agarraban nada, porque decían “diay, ¿cómo lo vamos a vender si no hay calles para llevarlo?”. Esa era la excusa, una buena excusa para quitar sentido como dicen. Se acusa al gobierno y eso es todo. Entonces, en esa cosa era un poco mala. Y otra cosa es que la principal producción aquí era el café. La compañía era la única que tenía un beneficio. Entonces, yo lo descubrí después, yo venía a pasear todos los años aquí y descubrí eso, la compañía tenía sus predilectos, lo que trabajaban para la compañía digamos, en esos tiempos usted entregaba una fanega de café y la pagamos a 100 colones, los otros les pagaban la mitad, sólo 50. Eso era lo malo, que nos arruinó, porque nosotros teníamos buena cosecha y nos daba, no daba plata porque la compañía nos pagaba sólo la mitad, y uno se queja, pero ¿quién lo escucha? En ese tiempo, yo era muy joven y no me metía en esos enredos y mi papá, desgraciadamente era mi papá. Pero ¿qué se puede decir?, viejo para ir y lo manejaban como ellos querían. La compañía le decía esto y esto, y ya está y él lo creía. Eso era lo malo. Nosotros teníamos dos fincas, una de mi papá y otra de mi mamá. La de mi mamá, nosotros la pagamos toda, estaba libre. Pero con los enredos de mi papá, porque la compañía le daba plata a uno para vivir hasta que cosechaba café y le decía “usted tiene muchas deudas y la finca suya no vale tanto, y esto y lo otro y tiene que poner la otra a responder”. Claro, puso la otra a responder ¡y se arruinó todo!...De las 117 familias que llegaron aquí creo, eso es lo que queda ahora, porque todos se fueron…porque la compañía hizo un buen tiro. Vino aquí el Banco Anglo, que fue el primer banco que vino aquí, entonces lo que hizo la compañía fue ir al banco y decir “a esta finca, póngale la hipoteca” y ellos agarraban la plata. Entonces la compañía agarraba la plata y nosotros le quedábamos debiendo al banco…El café y todos los otros productos no alcanzaban, ni siquiera para los intereses…La compañía no pierde plata, eso es seguro, ellos no vinieron aquí a perder plata. Eso era lo malo de la compañía…Para comprarme un par de zapatos, yo tenía que trabajar dos o tres meses, para ahorrar para poder comprarme un par de zapatos que había aquí. Pero los que trabajaban para la compañía, ellos lo tenían todo”.
(Participante EI2°H5, líneas 131-166; 176-177 y 187-196, comunicación personal).
En San Vito, “cada colono tiene su propia historia” (Participante EI2°H3, línea 247, comunicación personal); “Para mí, mi papá en primer lugar, porque llegó aquí, es que es la historia de los primeros que vinieron aquí” (SG2°H2, Participante 1, líneas 296-297, comunicación personal); “…también hay que meterse en la camisa de los pioneros ¿verdad?...Entonces hay que, por un lado, aplaudir a la SICA, que le ayudó, pero sobre todo a los cabezones que se quedaron aquí y que todavía están aquí, están las raíces, vea la raíz [señala a los otros dos participantes]” (SG2°H1, Participante 2, línea 226 y líneas 260-263, comunicación personal). Unánimamente, consideran que el éxito de la colonia se debe a los italianos de primera generación que permanecieron en San Vito, “…es decir de las familias que creyeron y de las familias que se quedaron” (Participante EI2°H4, líneas 86-87, comunicación personal).
Hay que acotar que todos los participantes hablaron de la construcción del aeropuerto ante la desidia del Gobierno de Costa Rica en realizar las obras para una carretera: “Se trabajó veinticuatro horas seguidas hasta que se terminó” (SG2°H1, Participante 2, línea 310, comunicación personal); “Durante diez semanas, dos tractores, tirándole ahí noche y día, ni los apagaban y se turnaban los que manejaban el tractor” (Participante 1, líneas 311-312, comunicación personal); “Sí, entre ellos mi papá” (Participante 2, línea 313, comunicación personal); “Y ahí bajaron montañas e hicieron un medio campo de aterrizaje, de tierra, donde pudieron empezar, donde pudieron por primera vez aterrizar de esos, ¿DC3 era o?” (Participante 1, líneas 314-316, comunicación personal).
Otro protagonista por unanimidad fue el Padre Umberto Melloni. Era técnico en radio y televisión: “…muy pocos lo saben, pero yo trabajaba con padre Umberto…fuimos los primeros en poner electricidad en San Vito y todos los teléfonos. Una historia que muy pocos saben. Los primeros teléfonos automáticos en Costa Rica fueron en San Vito. En esos tiempos, usted telefoneaba, eran besos de enchufe, ¿verdad?, “hola, operadora” y “sí, sí, a Estados Unidos”. Se trajeron 350 teléfonos, tenía conexiones con la armada ¿verdad? y todo eso. Los trajo e instalamos los teléfonos en San Vito. Era el primer teléfono automático aquí en Costa Rica. Era sólo aquí en San Vito” (Participante EI2°H5, líneas 243-253, comunicación personal).
Para la totalidad de los hombres de segunda generación, el papel de las mujeres colonas en el proceso de colonización agrícola italiana fue fundamental. Las mujeres colonas son ensalzadas por todos ellos, sea por la soledad y el aislamiento al que estuvieron expuestas o por su labor como amas de casa y compañeras de sus padres. Por ejemplo, uno de los participantes señala que ellas sufrieron mucha soledad: “…pues al estar metidos en esa selva virgen, con aguaceros interminables de meses seguidos, ¿verdad?, sin carretera, por ejemplo… las mujeres, en un ambiente tan solo, de una soledad impresionante, entrando en la selva, con tanto barro, inclusive de Agua Buena a San Vito” (Participante EI2°H4, líneas 109-111 y 134-136, comunicación personal). La deserción de algunas mujeres es justificada por la difícil situación: “Mi tía se fue para San José porque aquí no había nada que hacer” (Participante EI2°H2, línea 181, comunicación personal).
Asimismo, uno de los colonos resalta la mujer colona como mujer empresaria: “…también mujeres, que se han dado a la tarea y hoy son empresarias, Lilliana con su restaurante, sigue llevando muchas recetas italianas de la pasta, de la pizza…y te repito la mujer ha sido fundamental en esto, acompañando, y también ha demostrado ser empresaria, ¿verdad?” (Participante EI2°H4, líneas 230-232 y 236-238, comunicación personal).
Las mujeres de segunda generación no encomiaron de la misma forma efusiva que los hombres el papel de las mujeres durante el proyecto de colonización, pero también consideran que fueron un pilar importante. Algunas participantes hablaron sobre sus propias madres, quienes fueron más allá del trabajo de casa: “…mia madre per esempio mia madre è stata una delle donne che ha dovuto veramente lavorare e aiutare mio padre. Lei doveva essere a casa, una madre, una moglie e doveva anche lavorare in macelleria per molti anni” [Mi madre, por ejemplo, fue una de las mujeres que tuvo que verdaderamente trabajar y ayudar a mi papá. Ella tenía que encargarse de las labores del hogar, ser madre, ser esposa y tuvo además que trabajar en la carnicería por muchos años] (SG2°M1, Participante 3, líneas 657-663, comunicación personal).
La narración del carácter fundacional y origen de San Vito desde la perspectiva de los hombres y mujeres de tercera generación
El tema de la emigración hacia otras tierras buscando un mejor porvenir está presente en varias afirmaciones en el grupo de discusión de cuatro mujeres de tercera generación: “Era siglo XIX…siempre es América. Todavía todas las migraciones iban para allá” (SG3°M1, Participante 1, línea 170, comunicación personal) y “[refiriéndose a la idea de emigrar] sí, sí, eso ya lo tienen desde hace años” (SG3°M1, Participante 2, línea 171, comunicación personal). Para algunos de los emigrantes italianos en San Vito fare l’America implicaba llegar a la tierra prometida de los Estados Unidos, tal como se aprecia en las siguientes líneas: “…sí …y ellos llaman América a Estados Unidos…entonces dice, no sé quién me contó, si mi abuela o qué, …decían, ¡guau América, vamos para América! Ellos esperaban Estados Unidos, que sé yo, al máximo las granjas…esas grandes…de hecho…” (SG3°M1, Participante 1, líneas 145-148, comunicación personal); “…tengo entendido que ellos esperaban algo diferente, tengo entendido que, eh, cuando mandaban los barcos y los invitaban a venir o surgía esa idea de venir a América…a América, yo que estuve en Italia, América llaman a los que están en Estados Unidos…” (SG3°M1, Participante 1, líneas 139-142, comunicación personal) y “por el hecho de que América ellos pensaban Estados Unidos. Como después de la guerra, ellos vieron a Estados Unidos como el máximo porque los salvó ¿verdad? Lo veían demasiado el máximo, el máximo…” (SG3°M1, Participante 3, líneas 163-165, comunicación personal).
En el caso concreto de la figura de la abuela (la nonna) de las cuatro jóvenes informantes, se resalta la siguiente frase:
“Bueno, eso es lo primero que nonna [abuela] cuenta, la gran alegría que cuando se bajaron y vieron todo eso. De hecho ella cuenta que lo primero que hizo después de que se bajó de la nave fue ir al comisariato [tipo pulpería en las regiones bananeras] a comprarse un perfume Chanel. Que ella ya creía que habían llegado, ¿verdad?
(SG3°M1, Participante 1, líneas 151-155, comunicación personal).
Otra característica de la colonia –aunque común en los varios proyectos de colonización agrícola que se dieron en Latinoamérica- es lo retirado y remoto del lugar. La existencia de este sentimiento de abandono como resultado del aislamiento geográfico es destacado por las informantes en diferentes momentos de la sesión grupal:
“sí, y uno necesitaba de la familia a cada rato, ellos que se vinieron acá solos, estuvieron mucho tiempo solos” (SG3°M1, Participante 4, líneas 114 y 115, comunicación personal) y “pasaron veinte, veintidós años para que se volvieran a encontrar con su familia en Italia, y eso fue cuando los hijos empezaban a estudiar en la universidad, que ellos los acompañaban a hacer los trámites y demás…entonces…¡sí, fueron tiempos de aislamiento total!”
(SG3°M1, Participante 2, líneas 116-118, comunicación personal).
Las cuatro entrevistadas tienen claros los papeles de la SICA y de Vito Sansonetti en el desarrollo de la colonia italiana en San Vito; sin embargo, enfatizan en varias de sus afirmaciones el rol de sus abuelos en la formación del mismo. En primer lugar, sus abuelos y el resto de los colonos llegaron a una selva virgen en unas condiciones difíciles, tal como se aprecia en las siguientes líneas:
“Y venirse a la jungla, con las condiciones porque era además húmedo, como me decía mi abuela, por la montaña, más húmedo, más lluvia, más barro, no habían caminos, malo el camino…no había agua caliente, ¡no había ni siquiera agua!, tenían que ir al río para poder tomar agua, coger agua, bañarse, lo que sea. Entonces uno dice ¡guau!, qué coraje. (Participante 1, líneas 100-104, comunicación personal). Otra participante narra lo siguiente: “…[d]ice nonno que los árboles eran tan grandes, tan grandes, que tuvieron que hacer huecos en el tronco de los árboles y dormían así, como el bebé en la panza, para poder dormir en algo que no fuera el suelo porque no tenían ni estaban ni cobijas ni ropa ni nada nada nada nada nada nada nada”.
(SG3°M1, Participante 2, líneas 185-188, comunicación personal).
Además, el aislamiento en el que estaban sometidos obligó a los colonos a empezar a construir el poblado desde cero:
“De hecho mi abuelo me contó una historia que lo primero que tuvieron que hacer en medio de la nada fue empezar a intentar hacer una carretera para que alguna avioneta pudiera venir con combustible y comida, para que no se murieran de hambre” (Participante 4, líneas 182-184, comunicación personal). En efecto, los colonos italianos armaron todo, pero con la guía del comandante (oficial de la Marina Militar Italiana) Vito Sansonetti, tal como se narra en la historia oficial. De ello, las cuatro jóvenes informantes también lo reconocen, aunque algunos datos históricos no los tengan claros: “Creo que yo he escuchado esa historia. Es que, bueno, ellos se vinieron con la SICA y cuando llegó el comandante don Vito Sansonetti, había conocido en tiempo atrás, en Panamá a la hija de Tinoco [en realidad, Olivia Tinoco no es hija de un expresidente sino familiar, concretamente de Federico Alberto Tinoco Granados, presidente de facto el 8 de mayo de 1914 y derrocado el 27 de enero de 1917], que Tinoco era el presidente en ese entonces de Costa Rica [en realidad, el presidente en el período de la firma del contrato de la SICA con el Gobierno de Costa Rica fue Otilio Ulate Blanco 1949- 1953]. Se casó con la hija de Tinoco y como que gracias a esa relación tuvo facilidad de obtener un arreglo con Costa Rica, con el Estado de Costa Rica, digamos, y el Estado de Costa Rica gracias a Tinoco le donó esas tierras, que eran tierras que nadie iba a llegar ahí, ¿verdad? Es más, se las donó a la SICA o a don Vito, no entiendo cómo fue eso para que ellos la cultivaran, ellos armaran San Vito, armaran desde cero, colonizaran y él las repartiera a los italianos”.
(SG3°M1, Participante 1, líneas 279-287, comunicación personal).
Con respecto a la figura de Vito Sansonetti, las informantes son congruentes con el discurso oficial al considerarlo un líder, tal como se expone en estas líneas:
“Hay que reconocer que don Vito Sansonetti “el Comandante”, es un hombre con un carácter, yo lo conocí, era muy pequeña, pero a él yo, me quedó tan impregnado en la cabeza que aún siendo muy pequeña yo todavía me lo acuerdo…Entonces mi mamá daba clases de italiano en la noche, todas las noches en la Dante y don Vito era…”
(SG3°M1, Participante 3, líneas 453-459, comunicación personal).
Es interrumpida precipitadamente por otra participante: “¡el mandamás!” (SG3°M1, Participante 2, línea 460, comunicación personal). A lo cual sigue otra participante con su exposición:
“Y yo veía a ese señor que intimidaba, porque era un señor así, bueno, yo lo veía desde abajo ¿verdad? yo era chiquititita, pero muy grande, con mucho mando, con mucha palabra, con mucho poder, con mucho ¿me entiende? Y si él no hubiera sido así, tal vez esto no, ¡San Vito no estuviera! Porque él fue uno de los que movió todos, uno que tuvo tanto coraje que es, movió todo, tuvo la capacidad de manejar a la gente…Entonces yo lo veo así: gente muy valiente, los Sansonetti.
(SG3°M1, Participante 1, líneas 461-471, comunicación personal).
Al pedirles que contestaran a la pregunta ¿quiénes son los fundadores de San Vito?, las respuestas fueron un reclamo a la invisibilización, por parte de la historia oficial, de los italianos como personas de carne y hueso y con nombre y apellido:
“Yo creo que ni siquiera fue ni de, obviamente don Vito, el hermano [se refiere a Ugo Sansonetti] y todos los demás, pero yo creo que fueron los italianos que necesitaban trabajar para comer y vivir” (SG3°M1, Participante 1, líneas 402-404, comunicación personal); “dentro de esos mi abuelo” (SG3°M1, Participante 4, línea 406, comunicación personal); “nonna, nonno, los de la pizzería” (SG3°M1, Participante 2, línea 407, comunicación personal); “Todos los italianos que ni siquiera conocemos porque se fueron” (SG3°M1, Participante 3, línea 408, comunicación personal); “Incluso los que se fueron también”
(SG3°M1, Participante 3, línea 409, comunicación personal).
Asimismo, está el reclamo a la SICA:
“yo creo que si yo tuviera que escribir la [historia de la] fundación de San Vito, yo sí lo veo desde esa óptica que fue como un engaño, porque no era lo que nadie esperaba. Y también diría que fue como una frustración que lograron sacar” (SG3°M1, Participante 1, líneas 241-243, comunicación personal). “Yo diría que fuera así la fundación de San Vito. Y esa frustración se ha convertido en una riqueza cultural, ¡qué se nota! La persona que llega a San Vito nota que no es solo Costa Rica, nota la fusión de dos pueblos, se nota el esfuerzo que ha trascendido con los años. Pero yo sí lo describiría así: una frustración que una comunidad unida…logró sacar, superar”.
(SG3°M1, Participante 1, líneas 245-249, comunicación personal).
A la pregunta ¿qué significa la familia Sansonetti para ustedes?, se encontró un ataque simbólico a la figura hegemónica:
“A mí lo que no me gusta es que ellos creen que ellos fueron los que se esforzaron, nada más, es que solo está la historia de ellos ¿verdad? Cuando ese señor murió, yo estaba de cumpleaños, digamos ¿verdad? entonces nunca se me va a olvidar, que mamma no fue porque tenía que ir al entierro del señor””
(SG3°M1, Participante 3, líneas 425-427, comunicación personal).
Con la pregunta ¿cómo se fundó San Vito?, hubo afirmaciones en diferentes momentos de la discusión que disentían de una historia contrahegemónica por parte de un sector costarricense. Esta historia, que se le oye decir a algunos costarricenses, les quita protagonismo a los italianos en la fundación, construcción y desarrollo de San Vito. En este contexto, están las siguientes afirmaciones:
“Y entonces, el gran debate que yo he escuchado que tienen los ticos contra los italianos, bueno italianos ya casi ni hay, y entonces nadie defiende ese lado…Y voy a defender a los italianos porque últimamente muchos costarricenses en San Vito, con la mentalidad que tienen, han querido borrar esa historia a manera de ellos porque no soportan que un italiano haya venido, hablo de un italiano, varios italianos hayan venido…que un extranjero haya venido a Costa Rica, a la tierra de ellos y hayan podido hacer ¡todo lo que hicieron! Y entonces a mí me molesta bastante que ellos quieran cancelar esa historia, borrarla, eliminarla, porque simplemente no soportan la idea que alguien de afuera viniera e hiciera todo lo que hizo aquí en San Vito, digo, hablo yo ¿verdad? Y, bueno, a mí lo que me han contado mis abuelos, porque lo vivieron en carne propia, es que ellos vinieron bajo todas esas condiciones y tuvieron que armar San Vito, todo, las casas, hacerlas desde cero, pasar todo, que no había calle, todo el barro”.
(SG3°M1, Participante 1, líneas 208-210 y 212-218 y 228-230, comunicación personal).
En los momentos de discusión hay un despliegue de argumentos a los que los informantes recurren, presionados por la necesidad de fundamentar una postura en la discusión:
“Tuvimos un profesor en el colegio que a los tres nos dejó porque él pensaba que nuestros abuelos habían venido a robar lo que era de ellos. ¡A robar! ¡Así!” (SG3°M1, Participante 3, líneas 254-255, comunicación personal). “Mi papá tiene su empresita, ¿no? ¿Cuánto le han hecho? Y le mandan todos los problemas a él, bueno, no me voy a poner en detalles, pero uno nota que es mal intencionada la cosa y cuando uno se da cuenta de donde salió eso, uno dice sí, es demasiado malintencionado porque, ¿sabe qué dice un costarricense? ¿Puedo decir malas palabras?, ¡ah de por sí es un hijueputa italiano, un hijueputa italiano! Eso es lo que dicen.
(SG3°M1, Participante 3, líneas 324-329, comunicación personal).
Sobre el papel de las mujeres colonas, tanto los hombres como las mujeres de tercera generación desconocían el tema y algunos pocos fueron escuetos en sus apreciaciones, con dos excepciones, entre ellas, la entrevista a un hombre de tercera generación, quien habló sobre su abuela:
“Bueno, ella me ha comentado lo que hacía específicamente ella, tiene varios hijos, se tenía que dedicar a la pastelería, por ejemplo. No estaba la pizzería. Ella hacía queques. Era la única persona que hacía queques. Entonces, por ejemplo, ella se sustentaba a base de que estaba en la casa, hacía repostería, llegaban otros italianos o hasta costarricenses que eran difíciles de ver porque se veían indígenas y con eso pues, tenía un ingreso extra para mantener a la familia. Mi abuelo estaba en la montaña apeando leña, bueno árboles o con el tractor. Pero ella solía hacer eso.
(Participante EI3°H2, líneas 26-35, comunicación personal).
En la sesión grupal de mujeres, sí se desarrolló el tema del rol de las colonas más detalladamente, donde expresan que hacían de todo:
“Nonna hacía roscas…ella nos cuenta que digamos tenían horas para hacer el pan, a ella le tocaba hacer el pan para ciertos hombres, a otra un par de otros, digamos, o sea le hacía el pan a nonno y allo zio [tío] L. Y entonces ella se levantaba a las dos de la mañana a hornear el pan para que ya a las cuatro estuviera listo para que ellos desayunaran y se fueran, entonces a las cuatro le tocaba a otra, entonces ella ya a las cuatro ella se iba, iba a lavar ropa porque ya a las seis le tocaba a otra y así porque digamos solo había un lugar para lavar ropa, solo había un horno que habían hecho ellos mismos para hacer la comida, o sea, había que turnarse”. (SG3°M1, Participante 3, líneas 600-603 y 605-611, comunicación personal) “Yo creo que dentro de los términos de la SICA para que pudieran ir a Costa Rica, o sea por cada dos hombres, una mujer…eso era un REQUISITO…si no, no podían venir”
(SG3°M1, Participante 1, líneas 612-613; 616 y 618, comunicación personal).
La narración del carácter fundacional y origen de San Vito desde la perspectiva de los sanviteños sin ascendencia italiana
Sobre el discurso oficial de que, con la llegada de los italianos se forma San Vito, que los italianos que llegaron fueron traídos por una compañía privada italiana (con inversionistas italianos) llamada SICA, que el creador de la idea fue Vito Sansonetti, quien se casó con una costarricense de apellido Tinoco; que uno de los Sansonetti (el ingeniero) murió en un trágico accidente aéreo, que el Gobierno de Costa Rica firmó un contrato con dicha sociedad y le concedió diez mil hectáreas, que las figuras del Padre Umberto Melloni y Juana de Pirola fueron legendarias, todos los dieciocho entrevistados saben al respecto, unos más que otros. Consideramos que el conocimiento sobre ello lo han adquirido con el diario vivir en la zona, pero también ha tenido su rol importante radio Emaús en difundir el discurso oficial (emisora iniciada por el Padre Umberto Melloni y luego pasó a la Iglesia católica, específicamente la Diócesis de Pérez Zeledón):
“Y un día de estos, escuchábamos en una entrevista de radio Emaús, también que una señora que nos comentaba más o menos de la historia, que supuestamente la colonia italiana estaba aquí en San Vito, pero pensando que la Interamericana iba a pasar aquí supuestamente, y resulta que pasó allá por Corredores, ¿verdad? Pero ya cuando se dio ese cambio, ya ellos se habían establecido aquí en San Vito”.
(Participante EISH6, líneas 7-13, comunicación personal).
Con respecto al supuesto dinero que el Gobierno de Costa Rica dio a los italianos (afirmación falsa), uno de los participantes de una sesión grupal expresó:
“…ahora que comentemos sobre los señores italianos, se circunscribe a un área que el Gobierno de Costa Rica les permitió mediante un tratado con el Gobierno italiano, con la compañía que se denominó SICA…El Gobierno de Costa Rica les dio diez millones de colones, que en aquel tiempo eso era mucha plata, para que compraran equipo, maquinaria, para que abrieran los caminos, tanto en lo que era esa área como los caminos aledaños, o sea Sabalito, Agua Buena y Limoncito, y lo que es hoy Gutiérrez Brown”.
(Participante EISH8, líneas 43-52, comunicación personal).
Los seis participantes saben que hubo una especie de contrato entre el Gobierno de Costa Rica y los italianos (el papel de la SICA no lo saben), pero no saben los detalles:
“…[p]ero que sí hay un compromiso de dotar de ciertas condiciones para que ellos colonizar en este territorio. Entonces los italianos son los que se dan su propia estructura de pueblo y su proyección de ciudad a futuro”
(Participante EISH10, líneas 17-20, comunicación personal).
En cuanto a las mujeres entrevistadas, las seis fueron escuetas al narrar la historia oficial, alegando que no estaban tan al tanto. Una de ellas es parte de una de las primeras familias panameñas de la zona afirma:
“…diay en ese tiempo todo era montaña cuando ellos llegaron, porque en ese tiempo casas, solo la de mi papa, los Castellón, y la de los Gustavino”
(Participante EISM4, líneas 63-65, comunicación personal).
Interesantes dos anécdotas que relata, una de ellas precisamente con el Padre Umberto:
“Yo recuerdo que la primera misa que hicieron, las primeras misas las hacían en italiano porque como el cura había venido de Italia también, el sacerdote hacía las misas en italiano y hasta cuando vinieron a traer la confirma y eso, entonces el obispo les dijo que tenían que hacerlas, porque ellos eran los que tenían que aprender el español, no uno el italiano y tenía que hacer la misa en español.
(Participante EISM4, líneas 24- 30, comunicación personal).
Uno de ellos estaba muy bien informado, pues tenía vínculos constantes con los italianos e inclusive asistía asiduamente a las reuniones de los italianos para conversar y jugar naipes (briscola):
“Sí, entonces esta casa quedó como punto de reunión para los varones principalmente, aunque también las mujeres en aquel sector se reunían a conversar, no a jugar sino a conversar”
(Participante EISH1, líneas 4-7, comunicación personal).
Este mismo informante dice sentir admiración por los italianos, pues le llamó la atención que:
“Primero, puramente agricultores que vinieron…Y como una epopeya me parece a mí eso, una epopeya humana que se animaran a hacer ese viaje. Gente que venía totalmente desarticulada y se juntó alrededor de una compañía que los trajo y ya estando aquí fueron muy valientes, muy valientes para aguantar.”
(Participante EISH1, líneas 29-35, comunicación personal).
Lo atribuye a la juventud que tenían todos (veinteañeros): “porque en otras circunstancias todo el mundo se hubiera ido” (EISH1, líneas 42-43, comunicación personal). Entre los motivos para que los colonos italianos se fueran de San Vito, este mismo participante lo atribuye a la helada que se dio en Brasil, la cual permitió que el quintal de café que estaba a $100, subiera a $350. Esto hizo que muchos italianos aprovecharan el dinero ganado y dejaran San Vito:
“No es que decían “nos vamos para Italia”, querían seguir donde podían hacer bien hecha la vida. En ese lapso de que yo vine y que aumentó el café, bastantes familias se fueron, emigraron…para irse a Australia o irse a Canadá, a probar a otro lado, porque aquí eran demasiado valientes, pero no hacían platita”
(Participante EISH1, líneas 70-73 y 77-79, comunicación personal).
Otra causa de la huída de los italianos de San Vito fue la escasez de actividad económica entre los mismos italianos:
“El italiano de aquí no entró al comercio, que eso fue una debilidad de ellos para quedarse más familias…y si no es don Emiliano que trabajaba un poquito en motosierras principalmente, cosas de agricultura, pero ya con motores…y cositas que vendía, casi casi no había comercio en manos de los italianos. Ivo tal vez tenía una carnicería y un pequeño supermercadito, pero muy pequeño…Y ellos, comercio no tenían. Digamos, tienen más comercio los italianos que hay aquí hoy que en aquel tiempo [Se refiere al año 1973]”.
(Participante EISH1, líneas 81-82; 84-89 y 93-94, comunicación personal).
De la sesión grupal en La Casona con los indígenas gnöbe, hay que acotar que su lengua materna no es el español. Todos sabían de la existencia de los italianos, pero escuetamente:
“Origen de San Vito, lo que mi papá me contaba…Italiano…Sí, él siempre pasaba adonde una tienda o donde un negocio que, que…italiano. No es gente de aquí, Costa Rica, es gente de donde, de otro país”
(SGS3, Participante 1, líneas 19, 21 y 22-25, comunicación personal).
A su vez, los participantes de las sesiones grupales SGS1 y SGS2 estaban bastante bien informados sobre el origen de San Vito, de acuerdo con las elaboraciones discursivas de las publicaciones de los Sansonetti (todos las habían leído) e inclusive estaban enterados del proyecto de colonización italiana fallido de la CICAIL en Moravia de Chirripó antes de la llegada de la SICA. Agregaron algo más a la historia como la figura de Emigdio Ureña (Millo):
“…y fundaron el asentamiento aquí, en lo que es hoy San Vito. Esto pertenecía a un señor de apellido Emigdio Ureña. Millo, muy asustado al principio, llegó, hizo amistad con ellos. Pero él también un señor al que le gustaba la jerga, bueno, hizo amistad con ellos y a los italianos también les gusta, tienen sus juegos. Bueno, ahí hicieron amistad, ahí comenzaron las primeras amistades entre ticos e italianos, de los que vivían aquí”.
(SGS1, Participante 1, líneas 20-27, comunicación personal).
Todos los hombres y mujeres entrevistados afirman que el fundador de San Vito es Vito Sansonetti y que los protagonistas son los propios colonos italianos. Seis hombres han leído el libro de Vito Sansonetti (1995)[14] y de estos, dos de ellos consideran que no se narra lo suficientemente las historias del italiano común:
“…y es cierto que no aparece en el libro el italiano de aquí. El que se quedó le encantaría que cuenten un poco la aventura de ellos, digamos un poco, como ha sido hacer la vida aquí”
(Participante EISH1, líneas 123-125, comunicación personal).
Estos seis participantes afirman que los italianos son los verdaderos fundadores de San Vito, junto con algunos pocos colonos costarricenses:
“…no llegó al 10%. Esos son los fundadores de San Vito, ya después, inmediatamente después, ya empieza a migrar más personas, acercarse y a darle la conformación que vamos a tener con el tiempo”
(Participante EISH9, líneas 6-9, comunicación personal).
En relación con la figura de Vito Sansonetti, una participante expresó lo siguiente:
“Era un señor, bueno, de mucha visión, por supuesto. No hay que quitarle los méritos que tenía, mucha visión, muy dominante. Tal vez eso lo que le ayudó, era muy dominante, bastante grosero…era una persona con la que no se podía hablar porque sólo él hablaba. Solo él hablaba y si uno estaba hablando, le cortaba y se metía él”.
(Participante EISM3, líneas 21-24 y 26-28, comunicación personal).
Entre los protagonistas más conocidos y mencionados están el Padre Umberto Melloni, doña Juana Rosa y doña Teresa De Broi. Su papel inicial durante la Colonia italiana es considerado positivo por todos. Sin embargo, uno de los participantes hace un reclamo al hecho de haber nombrado al colegio técnico en memoria del Padre Umberto Melloni y no al maestro Carlos Luis Argüello Segura:
“…maestro de esos, hechos por el Instituto a pico y pala, un maestro de esa época le hablaba usted de ganado, de gallinas, cómo cortar un árbol con un hacha, porque nos criamos en eso y la enseñanza que se procuró hacer, era educar para la vida, para que pusieran en práctica lo aprendido. Eso fue lo que ayudó a este país”.
(Participante EISH8, líneas 390-395, comunicación personal).
“Una gran persona, que hizo mucho…y fundó la emisora, pero para mí, si queremos darles nombre a las cosas y rendirle un tributo a alguien, ese colegio no debió ser nombrado Umberto Melloni…Carlos Luis Argüello Segura, que chocaban, chocaban. Pero eso no me va a llevar a ser tan mezquino de no reconocer su labor, su esfuerzo para crear ese colegio, pero le pusieron el nombre del Padre Umberto Melloni para honrar su memoria, ya que murió en un accidente allá por Chile. Pero bueno, es un hombre, está allí, está bien, él hizo mucho, sí, hizo mucho”.
(Participante EISH8, líneas 378-388, comunicación personal).
De la sesión grupal SGS3 con los indígenas gnöbe, todos mencionaron a los italianos como fundadores de San Vito. Un solo participante mencionó a Vito Sansonetti:
“Primera vez que construyeron, primera vez que había un señor que se llama Villio [se refiere a Vito Sansonetti]”
(SGS3, Participante 2, líneas 27-28, comunicación personal).
En cambio, en las otras dos sesiones grupales, tanto hombres como mujeres, consideran que los fundadores de San Vito son los mismos costarricenses.
Los hombres entrevistados dieron poca información sobre el papel de las mujeres colonas a inicios del proyecto. Concuerdan en que fue un papel tradicional:
“Lo que se hacía diariamente en todo el mundo y en Costa Rica: lavar, aplanchar, cocinar, tener limpia la casa y tener la comida lista para el marido. Ese tipo de cosas, que era el rol tradicional de la mujer, y además quería, van muchos, muchos, muchos hijos solían tener, y todo eso con la ropa”.
(Participante EISH9, líneas 19-23, comunicación personal).
Dentro de este papel tradicional, estaba incluida la labor de bajar al río a lavar la ropa durante los primeros años de la Colonia. Es necesario acotar que ninguna de las mujeres entrevistadas (diferente edad, escolaridad y estracto social) pudo decir algo más sobre el papel de las mujeres colonas. Fueron más escuetas que los hombres. Dos mujeres colonas que resaltaron son doña Juana Rosa y doña Teresa De Broi por sus cualidades humanitarias. Un participante de Sabalito espresó:
“Bueno, a mí me curó una vez de una especie de gripe, pero muy fuerte ¿verdad?, que me dio y duré muchos días digamos enfermo, y entonces la señora me puso unas inyecciones muy buenas ¿verdad?, porque en aquel entonces yo no me acuerdo de qué tipo, pero sí dolió bastante. Antibióticos sí, era mucho antibiótico y después ¿verdad?, con el asunto de las muelas también, porque ella hacía todo ¿verdad?...La mayor especialidad de ella era eso, atendiendo las señoras ¿verdad?, pero usted llegaba con cualquier problema de salud, ahí donde doña Juana, ella lo curaba…Sí, un médico, pero así entre comillas, ¿verdad? Pero para nosotros, era una gran doctora”.
(Participante EISH11, líneas 102-108, 110-113 y 115-116, comunicación personal).
También otro participante de Agua Buena manifestó:
“Doña Teresa y Juana Rosa. Estas fueron unas señoras que dieron hasta lo último por Coto Brus. Doña Teresa fue enfermera cuando no había nadie aquí ¿verdad? Doña Juana Rosa fue una partera, que cualquiera en la noche la llamaba. Para doña Juana Rosa ir a atender, para ella atender al tico o al italiano era igual. Esa era una señora especial, especial, especial. Y aquí, cuando se creó el hospital, yo pedí en la municipalidad para que el nombre de Juana Rosa estuviera ahí, en la lista de hospital ¿verdad? Ahí la tienen, porque se lo merecía. Y a Doña Teresa la dejaron ahí, no la pusieron. Pero fueron dos señoras que hicieron lo último por Coto Brus, lo último, ¿verdad? Y señoras que no les importaba que fuera tico. Y como que fueran nica, fuera lo que fuera, para ellas, eran personas iguales. Eran dos personas formidables, pero ya ellas murieron.
(Participante EISH7, líneas 963-976, comunicación personal).
En la sesión grupal SGS3, con los indígenas gnöbe, hablaron muy poco sobre las mujeres colonas; sin embargo, mencionaron a doña Juana Rosa:
“…yo le conocí la doctora, esta se llama Juana Filona, Pirola, algo así, esta muchacha es italiana también…yo la conocí pequeñita…Ellos me llegaban y yo tenía miedo, es por eso que me recuerdo…Yo estaba enferma y me hizo así unos tactos de limpieza así, yo sentía, no, no, usted sentía eso, porque me daba miedo esa aguja”.
(SGS3, Participante 1, líneas 165-166; 168-170 y 172-174, comunicación personal).
Conclusiones
A través del análisis de las propias elaboraciones discursivas de la población ítalo-sanviteña de la primera a la tercera generación, se va dando respuesta a las preguntas generales de esta investigación: ¿cómo se construyen las ideologías sobre el carácter fundacional y origen de San Vito y sobre los fundadores en los diversos discursos relativos a su configuración como comunidad? Se llegaron a varias conclusions, en concomitancia con los lineamientos de Teun Vvan Dijk (2000)[1] y James Scott (1985 y 1990)60 [2,3]. Es importante señalar que las conclusions que se presentan a continuación son válidas para el corpus recolectado para esta investigación.
En primer lugar, dentro del continuum hegemónico contrahegemónico, oscilan las diversas elaboraciones discursivas de los diferentes narradores: la primera generación (los colonos italianos), la segunda generación de ítalo-sanviteñños, la tercera generación y los sanviteños sin ascendencia italiana. Ese oscilamiento es dinámico, pues se van construyendo las diversas entidades de manera continua. Es decir, la construcción de la identidad ítalo-sanviteña es una construcción dinámica, en continuo proceso y negociación. Las identidades se negocian de manera constante, en función de los contextos particulares. Por consiguiente, las presentes narraciones son invenciones, imaginadas y construidas por los propios participantes del estudio.
Desde un extremo del continuum, está el discurso hegemónico de las élites costarricenses: el surgimiento de San Vito va de la mano con el interés del Gobierno de Costa Rica por los inmigrantes europeos (predilección que, por cierto, Costa Rica presentó desde sus inicios como nación). La Ley 1316 de 1951 es un claro ejemplo de promoción de una política eugenésica cuyo fin es atraer población europea blanca, pues contiene el contrato suscrito entre el Gobierno costarricense y la Sociedad Italiana de Colonización Agrícola (SICA) para traer campesinos italianos a tierras costarricenses.
Muy de cerca, le sigue el discurso hegemónico del carácter fundacional y origen de San Vito por parte de la familia Sansonetti y la SICA. Dicho discurso es reproducido constantemente por los diferentes participantes de las tres generaciones y los sanviteños sin ascendencia italiana. Los documentos oficiales existentes son dos publicaciones: Quemé mis naves en estas montañas de Vito Sansonetti (1995) y Coto Brus: là dove gli alberi sorreggevano il cielo de Ugo Sansonetti (2000)[13]. Realzan el protagonismo de la empesa SICA y entrelazan la experiencia personal de ambos hermanos con el origen de San Vito: el cantón de Coto Brus se construyó con el sudor y la sangre de los hombres intrépidos que domaron la selva tras la firma del convenio y la historia de amor detrás del origen (Vito Sansonetti, un comandante de guerra del ejército italiano, conoció en Panamá en una recepción diplomática a la costarricense Olivia Tinoco, de quien se enamoró al instante). La idea de una empresa de colonización agrícola en Costa Rica fue del Comandante Vito Sansonetti. Se creó la SICA, cuyo presidente fue su padre Luigi Sansonetti e se inició con dineros de parientes y amigos en Roma. Dentro de este discurso, están las siguientes narraciones: la escogencia del lugar por parte de Vito Sansonetti, la muerte de su hermano Giulio Cesare en avioneta mientras sobrevolava el lugar, lo intrépida que fue la empresa colonizadora, la de los sufrimientos que se experimentaron desde la travesía misma, lo intrincado de la selva, de los altos que eran los árboles y que fue todo construído gracias al valor y tenacidad de los mismos colonos.
Desde la perspectiva de la primera generación, sus narraciones oscilan hacia lo hegemónico cuando reproducen el discurso explicado supra sobre el origen de San Vito: Vito Sansonetti hizo un llamado a los migrantes para hacerse un porvenir y logró un contrato ley entre la SICA y el gobierno costarricense. Sin embargo, sus elaboraciones discursivas oscilan hacia el lado contrahegemónico, al encontrarse con la desilusión de que su búsqueda de una mejor vida implicó para muchos desistir y volver a Italia, y para los que se quedaron, sacrificios continuos.
Aquí el factor género es pertinente, pues de las mujeres colonas que hablaron sobre ello, sus narraciones fueron más comunicativas y asertivas que las de los hombres. Todas al iniciar el discurso hegemónico, éste iba oscilando más rápidamente hacia lo contrahegemónico, pues se consideran ellas y sus familias los fundadores de San Vito. También las narraciones en general oscilan más hacia lo contrahegemónico, cuando se contrapone la figura del Padre Umberto Melloni con la de Vito Sansonetti, donde con el segundo hay discrepancias y resentimientos, mientras que al primero lo ven como una figura siempre protectora de los colonos.
Se observa que el Padre Umberto Melloni es una figura emblemática muy querida y alabada por todos los de la primera generación: era muy inteligente, trabajador y humilde; era electricista, técnico e ingeniero; hizo la instalación eléctrica y la primera instalación telefónica automática en Costa Rica; fundó la radio Emaús; famoso por la historia del anillo de oro, que se lo quitó para construir un pararrayos para la radio Emaús. Para todos, él hizo mucho por San Vito y se hizo un monumento en su honor en el Colegio Humberto Melloni (colegio, por cierto, nombrado en su honor).
Por consiguiente, hacia el lado contrahegemónico del continuum, se observan dos acervos simbólicos que se contraponen como una moneda de dos caras: las figuras de Vito Sansonetti y del Padre Umberto Melloni, donde uno es el sol y el otro la luna, donde con el primero hay discrepancias y resentimientos, mientras que con el otro lo ven como una figura siempre protectora de los colonos.
También, oscilando hacia el lado contrahegemónico del continuum, está el reclamo hacia el gobierno costarricense, que falló como protagonista, pues incumplió con el Contrato Ley 1316, al no construir, en su momento, la carretera que conectara San Vito con el resto del país.
En cuanto a las elaboraciones discursivas de los hombres y las mujeres de la segunda generación, se encuentra que coinciden con sus padres (los colonos, los de primera generación) y reproducen un discurso que tiende igualmente a oscilar hacia el lado hegemónico. Sin embargo, señalan la idea de que las tierras no fueron regaladas ni por el Gobierno de Costa Rica ni por la SICA; sus padres las pagaron hasta el último centavo. Este discurso es una respuesta a ciertas manifestaciones contrahegemónicas, por parte de los sanviteños sin ascendencia italiana, que reprochan a los italianos que las tierras les fueron regaladas.
Asimismo, sus elaboraciones discursivas tienden a oscilar hacia el lado contrahegemónico, al invisibilizar el vinculo de Vito Sansonetti con las élites en el poder: de manera integral, critican el insuficiente papel del Gobierno de Costa Rica en la construcción de caminos. Todos ellos sufrieron mucho por la falta de vías de acceso. En sus relatos (tanto de la primera generación como de la segunda), se palpa decepción hacia el discurso hegemónico de las élites costarricenses en relación al origen fundacional. Fueron muchos los italianos que llegaron con la percepción de un nuevo y mejor comienzo; y muchos los que fracasaron y retornaron.
Desde la perspectiva de los hombres y mujeres de la tercera generación entrevistados, se encuentra que el mito de un porvenir mejor es recurrente en sus narraciones. Como se ha explicado en páginas anteriores, para finales de la Segunda Guerra Mundial, Italia sufría los embates de la guerra. Para conseguir la recuperación económica del país, el Gobierno de Italia reactivó la emigración hacia Latinoamérica, especialmente, hacia zonas rurales firmando diversos tratados de colonización agrícola.
Para algunos de los emigrantes italianos en San Vito, esto implicaba llegar a la tierra prometida en búsqueda de una mejor vida. Pero hubo decepción, lo cual oscila más hacia el extremo contrahegemónico. Entonces, dicho tema fundacional se reproduce también en la tercera generación. Sin embargo, aparte del tema de la decepción, la tercera generación tiende también a reproducir los discursos que oscilan hacia lo hegemónico, al manifestarse sobre la fundación de San Vito y su origen.
Finalmente, en relación con las narraciones de los sanviteños sin ascendencia italiana, reproducen el discurso oficial igualmente: que con la llegada de los italianos se forma San Vito, que los italianos fueron traídos por la SICA; que el creador de la idea fue Vito Sansonetti, quien se casó con una costarricense del ámbito oligárquico costarricense; que uno de los hermanos Sansonetti murió trágicamente en una avioneta, que el gobierno costarricense firmó un contrato con la SICA y los italianos recibieron varias hectáreas, que las figuras del Padre Umberto Melloni y Juana de Pirola fueron legendarias. Sin embargo, se perfila un oscilamiento hacia lo contrahegemónico, materializado en un resentimiento hacia la figura de Vito Sansonetti, por un lado, y hacia los italianos de primera generación sobrevivientes, por otro lado. Es la introducción de una nueva narración que le resta protagonismo a los italianos, de que antes de los italianos, ya había gente en la zona.