Métodos
El Territorio indígena bribri se ubica en la cuenca del Río Sixaola, cantón de Talamanca, provincia de Limón. Su extensión es de 43 690 ha (MIDEPLAN, 2002), cuenta con los distritos de Telire y Bratsi, que están en parte inmersos en el Valle de Talamanca, en las subcuencas Telire, Yorkín, Urén y Lari; su población es de 8368 habitantes (INEC, 2013). Se escogieron diez comunidades según su aislamiento geográfico y uso de materiales para la construcción (Cuadro 1) y se analizaron las características de construcción de los albergues turísticos que reciben turismo de manera regular en los distritos de Bratsi y Telire y se compararon las características de los hogares de comunidades con albergues turísticos con las de los hogares que carecen de albergues turísticos, durante el período del 2012.
El acceso a las diez comunidades puede realizarse por diferentes medios, entre los principales están por carreteras de lastre, ríos navegables y trillos, además, cuentan con algunos servicios públicos básicos. Basado en esas características, se clasificó a las comunidades en tres niveles de aislamiento geográfico, que se detallan a continuación:
Aislamiento alto: Comunidades aisladas por ríos, sin conexión a la red eléctrica, acceso vía bote o caminando: Coroma, Namu Wokir, Shuabb, Yorkín y Soki.
Aislamiento medio: Comunidades aisladas por ríos, con conexión a la red eléctrica, acceso de transporte público vía terrestre: Amubri y Kachabri.
Aislamiento bajo: Comunidades no aisladas por ríos, con conexión a la red eléctrica, acceso de transporte público vía terrestre: Bambú, Shiroles y Suretka.
Con base en esa clasificación se realizó un análisis entre el aislamiento geográfico y los materiales empleados en la construcción de techos, bases, pisos y paredes de las viviendas. Como la utilización de materiales es muy variada, basados en lo propuesto por Vásquez (2012) y Gutiérrez (2013), se clasificaron las materias primas de la siguiente manera:
Tradicional: Materias primas provenientes del bosque: la madera rolliza, la suita (Geonoma congesta H. Wendl. ex Spruce), la chonta (Iriartea deltoidea Ruiz & Pav.), la jira (Iriartea gigantea H. Wendl. ex Burret), y el bejuco.
No tradicional: Materia primas no naturales y que no son de uso común en la cultura indígena bribri: mecate, plástico, cemento y zinc.
Se trabajó con los siete albergues turísticos y con 65 hogares de los 1 289 existentes en las diez comunidades (Cuadro 1).
En los hogares se seleccionó una muestra aleatoria estratificada por afiliación proporcional, pero se ajustaron con criterios de oportunidad debido a la disponibilidad de los informantes en cada comunidad (Hernándezet al., 2007). En aquellas comunidades con menos de 150 hogares (Shuabb, Soki, Coroma, Namu Wokir, Yorkín, kachabri y Bambú) se escogieron cinco hogares en cada una de ellas (n =35). En Amubri, Shiroles y Suretka se escogieron 10 hogares (n = 30, Cuadro 1).
La unidad de análisis de los albergues turísticos fueron hombres y mujeres indígenas bribris mayores de 17 años, que trabajan o están muy relacionados con la gestión del albergue turístico. Se entrevistó a uno de los encargados de la administración de los albergues turísticos (total de siete) y a 65 jefes o cabeza del hogar.
Se considera como albergue turístico aquella instalación que cuenta con infraestructura básica para el hospedaje de turistas y, como hogar a todas las viviendas que son habitadas por la población indígena bribri, sin importar el número de ocupantes en cada una de ellas.
En los albergue turísticos y hogares se utilizó, durante el segundo semestre del 2012, 20 agosto al 30 de diciembre, la técnica de la observación controlada (Barrantes & Sánchez, 2007), por medio de entrevistas semiestructuradas y lista de cotejo para profundizar en el conocimiento de variables ambientales y socioculturales.
Los aspectos socioculturales sobre el uso cotidiano de la lengua bribri, el sistema de parentesco matrilineal y la percepción de los impactos positivos y negativos del turismo en comunidades con albergues turísticos y sin ellos, se midieron con base en entrevistas a la unidad de análisis. Posteriormente, por medio de los pobladores se logró identificar a dos médicos aborígenes (awapa) considerados autoridades tradicionales de la comunidad indígena, y con base en dos sesiones de tres horas se profundizó en temas relacionados con los aspectos socioculturales identificados durante las entrevistas.
Los datos se procesaron en los programas SPSS y VassarStats, se realizó la prueba de Chi-cuadro al 95% de confianza (p = 0,05).
Resultados
El 100% de los albergues son de tipo rústico y predomina el uso de la madera en sus construcciones; un 57% son abiertos (sin habitaciones y se duerme sobre colchoneta en el suelo), un 14% tiene divisiones internas (con habitaciones y camas convencionales) y un 29% son abiertos y cerrados (una combinación de las tipologías anteriores).
En el 86% de los albergues predomina la construcción en alto o sobre pilotes. La forma tradicional cónica (57,2%) prevalece sobre el tipo rectangular (42,8%, Figura 1).

Figura 1: Tipos de estructuras de los albergues turísticos en territorio indígena bribri. (A) Estructura cónica en alto en la comunidad de Katsi, 2014 (B); Estructura rectangular sobre pilotes en la comunidad de Kachabri, 2013.
Efecto por presencia albergue
En la construcción de las viviendas en las comunidades bribris donde existen albergues turísticos (Cuadro 2), se nota mayor presencia de materiales no tradicionales en los techos (X 2 = 6,64, gl = 2, p = 0,0362), pilotes (X 2 = 20,12, gl = 2, p < 0,0001), pisos (X 2 = 20,12, gl = 2, p < 0,0001) y paredes (X 2= 17,54, gl = 2, p < 0,0002).
Cuadro 2: Frecuencia de los materiales tradicionales y no tradicionales en la cultura bribri utilizados en la construcción albergues turísticos y en los hogares

Efecto del aislamiento
En la construcción de los hogares de las comunidades con aislamiento geográfico alto predominó el uso de materiales tradicionales, mientras que en los hogares de las comunidades con aislamiento geográfico bajo prevalecieron los materiales no tradicionales (Cuadro 3), siendo significativo ese patrón que se repite en los techos (X 2= 27,23, gl = 2, p < 0,0001), pilotes (X 2 = 38,41, gl = 2, p < 0,0001), pisos (X 2 = 27,93, gl = 2, p < 0,0001) y paredes (X 2 = 25,46, gl = 2, p < 0,0001).
Cuadro 3: Frecuencia de los materiales tradicionales y no tradicionales empleados en las construcciones de los hogares en las comunidades con albergues turísticos y sin ellos, según el aislamiento geográfico

Aspectos socioculturales
Uso de lengua bribri: El uso de la lengua bribri es variable entre las comunidades de aislamiento geográfico alto, es en Coroma, Soki y Namu Wokir donde se usa en un 100% como primera lengua; mientras que en Yorkín y Shuabb no se emplea del todo (Figura 2). El 85,8% de los que laboran en los albergues turísticos hablan bribri durante la interacción con los turistas: en la narración de historias y charlas (42,9%), en las clases a los turistas (28,6%) y en la enseñanza de cantos propios (14,3%).

Figura 2: Relación de uso de la primera lengua en comunidades con y sin albergues turísticos y aislamiento geográfico a) alto, b) medio y bajo.
Sistema de parentesco
Se identificaron en las comunidades 21 clanes, seis personas sin clan indígena según el sistema matrilineal de parentesco, un indígena de la etnia cabécar y un teribe. En el caso de los albergues se encontraron seis clanes, uno de ellos diferente a los identificados en hogares.
En los albergues turísticos, el 14,3% no conoce su clan, 28,6% conoce y respeta sus restricciones de unión de pareja y el 57,1% sólo conoce su clan. En las comunidades de Coroma, Namu Wokir, Soki y Kachabri el 100% conoce sus clanes y restricciones para la alianza con otros clanes, mientras que en Amubri sólo el 70%. La comunidad de Shuabb presenta la mayor pérdida del sistema de parentesco pues el 100% únicamente lo conoce y no lo respeta, seguidos por Suretka, Bambú y Yorkín, donde el 80% sólo conoce su clan y un 20% no tiene ninguno. Shiroles es la comunidad con mayor pérdida del sistema de parentesco ya que el 50% no tienen clan y sólo el 20% lo conoce (Figura 3).

Figura 3: Relación de subsistencia del sistema matrilineal de parentesco en comunidades con albergues turísticos, según aislamiento geográfico a) alto, b) medio y bajo.
Percepción de la población sobre aspectos positivos y negativos del turismo y otras variables socioculturales y socioambientales en albergues turísticos y en comunidades: Existen 28 (75%) jefes de hogar de las comunidades con albergues turísticos que no perciben efectos positivos del turismo y entre los negativos, siete indican que se podría fomentar el uso de las drogas (Cuadro 4). No se encontró diferencia en la percepción de los habitantes de comunidades con y sin albergues turísticos sobre el impacto que tiene el turismo en ellos (X 2= 0,02, gl = 1, p = 0,887).
Cuadro 4: Comparación de variables de influencia ambiental, sociocultural y percepciones sobre el turismo en albergues turísticos y hogares en comunidades con albergues y sin ellos

Variables culturales que persisten en los bribris: Tanto en comunidades con albergue como en comunidades sin albergue se mencionan las mismas costumbres socioculturales (X 2 = 2,694, gl = 7, p = 0,9118); sin embargo, la crianza de animales domésticos como aves de corral y cerdos para el consumo de carne es la costumbre que se menciona con mayor frecuencia (Cuadro 4) en las comunidades con albergues (X 2 = 22,38, gl = 7, p = 0,0022) y en las comunidades sin albergues (X 2 = 14,84, gl = 7, p = 0,0381).
Variables de influencia socioambiental: Las influencias socioambientales mencionadas en comunidades con albergue presentan diferencias significativas (X 2 = 64,303, gl = 8, p = 0,0000) en relación con las comunidades sin albergue (Cuadro 4). Por otro lado, la eliminación idónea de residuos sólidos orgánicos (alimentos, cáscaras y grasas) recibe el mayor número de menciones en las comunidades con albergue (X 2 = 47,48, gl = 7, p< 0,0001); mientras que en las comunidades sin albergue hay tres influencias principales que se mencionan con mayor frecuencia: eliminación idónea de residuos sólidos orgánicos (alimentos, cáscaras y grasas), el uso de materias primas del bosque para las construcción y la utilización de leña para la cocción de los alimentos (X 2 = 74,11, gl = 7, p< 0,0001).
Discusión
El grupo indígena bribri de Costa Rica es uno de los que presenta mayor conservación de su cultura, que se evidencia por medio de los conocimientos ancestrales incorporados en sus rasgos, artefactos y construcciones (Vásquez, 2012).
Existen a nivel de vivienda varios tipos de construcciones entre la cultura de los indígenas bribris (Gabb, 1978), las dos más representativas son las rectangulares (orowe) y las cónicas (ù- surë). En ellas se rescatan las figuras geométricas básicas y la estrecha relación que tienen con la creación e interpretación del mundo, según la perspectiva mitológica bribri, pues resaltan las figuras geométricas existentes y su interrelación con la cosmovisión y la astronomía (González & González, 1989); por medio de ellas se evidencia la etnogeometría que forma parte de la cultura autóctona (Vásquez, 2012; Gutiérrez, 2013). Las construcciones ù- surë simbolizan que el vientre es oscuro y acogedor, por lo tanto, brindan cobija a sus moradores (Gutiérrez, 2013). Se cree que solamente un 11,6% de las viviendas son tradicionales (INEC, 2013), debido a que las formas cónicas y ovaladas sobre el suelo comienzan a ser sustituidas a partir de inicios del siglo XIX por viviendas rectangulares sobre pilotes, tipo de construcción influenciada principalmente por la llegada de la compañía bananera a Talamanca (Golliher, 1977). Sin embargo, existen evidencias de que las formas tradicionales se mantienen y lo que está variando son los materiales empleados en sus construcciones (Vásquez, 2012; Gutiérrez, 2013). En nuestro estudio se evidenció la construcción de albergues turísticos tipo cónico y rectangular, con un uso importante de materias primas del bosque en construcciones habitacionales de tipo "tambo" o sobre pilotes (Vásquez, 2012; Gutiérrez, 2013).
La escasez de materias primas tradicionales propias del bosque como la madera rolliza, la suita, la chonta, la jira y el bejuco están siendo sustituidos por el mecate, plástico, el cemento y el zinc (Vásquez, 2012; Gutiérrez, 2013) y cada vez más se evidencia una influencia de materiales no tradicionales como la mampostería y el prefabricado en construcciones a nivel del suelo, esto puede ser debido a las políticas de vivienda, a la restricción de los territorios indígenas y al bono de la vivienda que ofrece el gobierno. Estas viviendas cuentan con diseños descontextualizados de la realidad de los aborígenes y generan cambios en la tradición propia indígena (Vásquez, 2012; Gutiérrez, 2013). En nuestro estudio, en la mayoría de las construcciones de los albergues turísticos predomina la arquitectura tradicional cónica, con el empleo de materias primas naturales provenientes del bosque: madera rolliza, manú (Minquartia guianensis Aub), chonta (Iriartea deltoidea Ruiz & Pav) y suita (Geonoma congesta H. Wendl. ex Spruce), como un esfuerzo simbólico por mantener la arquitectura tradicional; sin embargo, en la mayoría de los techos de ellos predominó el uso del zinc. En la construcción de los hogares de las comunidades donde existen albergues se notó una mayor presencia de materiales no tradicionales en los techos, pilotes, pisos y paredes, estos hallazgos se deben a la influencia del bono familiar. Estos resultados indican que la presencia de turismo cultural permite que las condiciones tradicionales se mantengan como una forma de atraer a los visitantes (se utiliza el conocimiento tradicional para la construcción de los albergues y el uso de la lengua), mientras que en los hogares las políticas de vivienda puede que sean un factor más determinante (Vásquez, 2012; Gutiérrez, 2013).
En el caso de los albergues turísticos se evidencia un uso importante de la lengua bribri en los proyectos turísticos. De acuerdo con Furukawa (2014), los modelos de turismo generan un impacto sobre la lengua nativa de los habitantes del territorio maleku, y cada vez la lengua nativa se utiliza más por las personas que trabajan en los albergues, colaborándose así con el mantenimiento de la lengua autóctona; resultados similares se dan en nuestro estudio, no obstante, podemos inferir que el nivel de comercialización de la lengua se da en mayor grado en los proyectos turísticos malekus.
Las culturas muy tradicionales se ven más afectadas por la presencia de turistas y los impactos culturales y ambientales que estos provocan (Franco & García, 1999); también suele caracterizarse al turismo como una actividad que tiende a usar los rasgos o artefactos culturales como objetos de consumo, fenómeno conocido como comercialización de la cultura (Santana, 2002). Aunque no hay evidencia significativa, esta situación se refleja en la preocupación entre las comunidades bribris, que indican como positivo que el turismo trae beneficios económicos por la generación de empleo; como negativo se percibe la introducción de drogas ajenas a su cultura y turismo sexual entre sus comunidades.
La economía tradicional de los bribris se basa en la agricultura de subsistencia de roza y quema, donde sobresalen cultivos de tubérculos, maíz y musáceas. La cacería y la pesca se caracterizan por el respeto a los animales y el uso racional de los recursos del bosque, que de acuerdo con su visión de mundo no les pertenecen. La crianza de animales domésticos como aves de corral y cerdos es una adaptación de los últimos siglos (Guevara, 1998). En nuestro estudio la crianza de animales se cataloga como un aspecto de permanencia en la cultura bribri y se considera como un rasgo tradicional que debe mantenerse.
El uso de la leña extraída del bosque para cocinar, está provocando impactos ambientales, sociales y económicos negativos en comunidades rurales; principalmente debido a la ineficiencia energética de las estufas y a la liberación de dióxido de carbono hacia la atmósfera (Natividad, et al., 2010). No obstante, dentro de la cultura, el uso del fuego es una actividad fundamental para los indígenas. La carne de los animales para consumo usualmente se ahúma en los fogones, con el fin de conservarla por más tiempo (Borge & Castillo, 1997). Además, durante la cocción de los alimentos el humo es un aspecto esencial para que la suita usada en la construcción de los techos se mantenga en buenas condiciones por más tiempo y para ahuyentar los insectos; por lo tanto, el uso de la leña para el fuego es un rasgo primordial para la reproducción de la cultura bribri.
"El turismo no es bueno es algo sikua", son palabras de un awá anciano de la comunidad de Tsoki, se puede interpretar que el turismo no responde a una lógica de trabajo indígena, pero se debe relacionar con la chichada y las juntas de trabajo, ya que son las máximas expresiones de un sistema solidario de trabajo de acción reciproca en la sociedad bribri (Gabb, 1978). Según los informantes claves (awapa), para que el turismo sea aceptado a nivel de la comunidad indígena más tradicional, debe reflejar valores del sistema de trabajo autóctono, el cual llaman los indígenas de "mano vuelta" tú me ayudas yo te ayudo. Los bribris han perdido gran parte de su estructurara político-religiosa autóctona; el sistema rotativo de cultivos está siendo sustituido por el monocultivo y definitivamente su cosmovisión y ambiente se ven cada día más deteriorados (Borge y Castillo, 1997); pese a esos pronósticos, es satisfactorio que aspectos socioculturales y socioambientales como la crianza de animales domésticos para el consumo de carne, uso de medicina tradicional del awá, el uso de materias primas del bosque para las construcción de viviendas, la eliminación idónea de residuos sólidos orgánicos y la utilización de leña para la cocción de los alimentos persistan entre los bribris a pesar de estar inmersos en una economía de mercado y sometidos a la fuerte presión de la cultura sikua -no indígena- (Franco & García, 1999).
El estudio sobre la relación entre turismo y cultura en territorios indígenas costarricenses es un tema poco abordado; por lo tanto, esta investigación aporta resultados significativos de la influencia del turismo en lo sociocultural y socioambiental de las comunidades bribris con albergues y sin ellos. Los datos indican que no existen suficientes evidencias de la influencia negativa de los albergues turísticos en lo sociocultural y socioambiental; por el contrario, se evidencia que por medio del turismo se rescatan aspectos autóctonos de la cultura birbrí: uso de la lengua nativa durante las comunicaciones con los turistas y la arquitectura tradicional de sus albergues. Las principales influencias socio ambientales y cultuales en este estudio tienen un mayor patrón de asociación según el aislamiento geográfico de las comunidades, catalogadas aquí como de alto, medio y bajo.
Los procesos de transculturación y dependencia de la economía de mercado están ejerciendo influencia en la cultura indígena del valle de Talamanca, especialmente en la construcción de sus viviendas, siendo más evidente esa influencia en comunidades con menor aislamiento geográfico (Guevara, 1982). Esta situación se demuestra en la construcción de los hogares de las comunidades bribris de Shuabb, Soki, Coroma y Kachabri (aislamiento geográfico alto), donde prevalecen los materiales tradicionales en los techos, pilotes, pisos y paredes; mientras que en Bambú, Suretka y Shiroles (aislamiento geográfico bajo) se emplean más las materias primas no tradicionales para la construcción de las viviendas.
El idioma es fundamental para la reproducción de una cultura y para mantener una identidad propia (Rojas, 2002). El bribri es una lengua originaria de Talamanca que es hablada por unas 7000 personas, aproximadamente un 55% de la población bribri dice tener el bribri como lengua materna (Jara & García, 2013). No obstante, esa realidad no coincide con los resultados de nuestro estudio, pues más bien predomina el uso del español en la mayoría de las comunidades y se mantiene en algunas con aislamiento geográfico alto; situación que podría deberse al fuerte proceso de mestizaje de antillanos, colonos chiricanos, teribes, ngöbes y mizquitos en la cuenca del río Yorkín (Carazo, 2004).
El sistema de parentesco entre los bribris se basa en clanes matrilineales (se heredan vía materna). Borge y Castillo (1997) identificaron 40; Bozzoli (1979) demuestra la existencia de más de 50; Palmer et al., (1992) en el territorio indígena bribri de Kekoldi con una población menor de 200 persona identificaron 14 clanes. En nuestra investigación se encontraron 21 clanes en una muestra de 72 entrevistados, considerando los resultados de las otras investigaciones se podría inferir que existen más clanes en este territorio indígena. De acuerdo con Cole (2005), la estructura clánica sigue teniendo un peso importante en la actividades productivas aunque con menos fuerza en algunas comunidades que ya las van perdiendo. Nuestros datos reflejan que la pérdida del sistema de parentesco se da principalmente en comunidades con menor aislamiento geográfico (Shiroles, Suretka y Bambú).
Conclusiones
El modelo de turismo en Talamanca presenta características de un desarrollo endógeno que fomenta las construcciones de tipo cónico y con materias primas provenientes del bosque.
La comercialización de la cultura bribri es vista por ellos como un aspecto negativo que traería el turismo.
La crianza de animales domésticos para el consumo humano y la eliminación idónea de residuos sólidos orgánicos (alimentos, cáscaras y grasas) son aspectos que prevalen en la cultura de los bribri.
La lengua bribri se utiliza más en las comunidades con mayor aislamiento geográfico, exceptuando las comunidades de Yorkín y Shuabb.