La masonería es una de las posibilidades asociativas por excelencia de la modernidad, prácticamente donde ella llegó, se organizó una logia. Su dinámica de sociabilidad mutable a los contextos históricos, sean de imperio, colonia, monarquía, dictadura, república o confesión, de libertad, racismo, control, marginalidad o esclavitud, de derecha, izquierda o cualquier dirección, permite la identificación en la historia de los constructos socioculturales masónicos más diversos, ambivalentes e inimaginables. Es por ello, que a pesar de su longevidad, sobre la masonería sabemos tanto como nada, siendo esta la razón por la cual hasta preguntarse qué es, quiénes son sus miembros o para qué sirve, tiene todavía al día de hoy su sentido. Y esto, Marco Antonio García Robles lo tiene bien claro en su investigación.
Arte, prensa y poder: Masones y masonerías en Aguascalientes, siglo XIX forma parte del pequeño corpus publicado hasta el momento de libros académicos de una sola autoría sobre la masonería en México, seis en total y quinto en orden de cronológico1. Y esto es mucho decir cuando se trata de un país que tiene cuatro circunstancias particulares: (i) actividades masónicas constantes, situación en el contexto latinoamericano solo comparable con el caso brasileño (de hecho sobresale a nivel mundial por la gran cantidad de ritos que se practican); (ii) probablemente la comunidad de investigadores más importante por tamaño del continente; (iii) la mayor producción de artículos publicados en revistas indizadas y de capítulos en libros especializados, así como uno de los programas académicos líder en la región2; y (iv) un público interesado, por ejemplo, en la REHMLAC+, el mayor número de descargas o lecturas de las publicaciones provienen de algún lugar de su territorio. Sin duda, lo masónico en términos sociales e investigativos tiene una cuota de importancia llamativa para el caso mexicano. No obstante, todavía queda una deuda con la academia en relación con la publicación de libros especializados sobre el tema, pero confiemos que las tesis doctorales defendidas en los últimos años3, y las venideras de los jóvenes investigadores4, permitan pronto aumentar el corpus en la producción científica de los estudios sobre la masonería en México.
Ahora bien, de regreso al libro en reseña, García Robles, consciente del poco desarrollo investigativo sobre la masonería desde las ciencias sociales y del grueso armazón de discursos apologéticos y detractores que rodean la otrora cofradía de los constructores, a partir del estudio de caso en Aguascalientes, desmitifica los imaginarios sociales sobre lo masónico en ese país. El autor cuestiona la participación de los masones en la manufacturación del Estado nacional, el desarrollo de la sociedad civil y la ampliación de la esfera pública. Su tesis consiste en que, para ejercer el poder político de corte liberal y progresista en el México decimonónico, se convirtió en un requisito indispensable insertarse en el tejido ampliado de redes de parentesco intergeneracionales y sociabilidad artísticas, científicas, civiles, educativas, filantrópicas o masónicas, donde el uso de la prensa y la cultura material es clave en este contexto de advenimiento y choque de la modernidad con la tradición. La masonería entonces se constituyó como una sociabilidad más, no en la vanguardia ni mucho menos en un espacio fundamental para el desempeño de un rol social. Al parecer, lo sucedido en México visto desde el caso hidrocálido, se ha identificado como la norma en algunos países de la Latinoamérica de la época5.
El libro Arte, prensa y poder es parte del resultado de la tesis de doctorado en Estudios Socioculturales defendida por el autor en la Universidad Autónoma de Aguascalientes (México) en 20196. García Robles utiliza en su investigación documentos oficiales de la masonería, relatos de masones, archivos gubernamentales y universitarios, hemerografía (prensa y revistas), narrativas, folletos y hojas volantes de la época, obras de arte, monumentos y una serie de fuentes secundarias. Debido a la escasa existencia y dispersión de la documentación masónica local del siglo XIX, se debió gestionar los recursos necesarios para visitar y realizar trabajos en fondos documentales localizados en México, Estados Unidos, España, Inglaterra y Francia.
García Robles propone una investigación interdisciplinaria donde compara y dialoga entre las diversas fuentes. En su propuesta desde el análisis literario, los estudios comparativos y hermenéuticos del discurso por ejemplo, reafirma el papel de la prensa, la literatura y las liturgias de corte religioso, cívico y masónico, en la transmisión ideológica de las agendas políticas de masones con roles o medios de participación en el espacio público7. Y, a partir del análisis estético del arte y de los monumentos, comprueba en la lógica política de paralelismo masónico propia del porfiriato como la cultura material se transformó en un recurso frecuente para legitimar políticamente temas como el imaginario nacional y una historia oficial de “conservadores malos” contra “liberales buenos”.
Con relación a la estructura del libro, el autor propone cinco capítulos complementarios entre sí en términos teórico-metodológicos y de planteamiento hipotético a sus problemáticas. En el capítulo 1 compara la implantación y la expansión cronológica-espacial de la masonería, el sentido del binomio sociabilidad-modernidad para la asociación, las disputas ideológicas en la prensa, y los casos de los tipos de masonerías en México, sean según el ritual de York, el escocés o el nacional mexicano. Luego, en el capítulo 2, identifica los procesos de manufacturación de linajes familiares con agenda política y en ocasiones con alguna identificación con la masonería, así como la red de sociabilidad ampliada entre la logia, la política, la cultura material y el mundo editorial. Seguidamente, en el capítulo 3, analiza la vida pública de los masones en las esferas propias del gobierno, de la prensa, del arte, de la filantropía y la religión. A continuación, en el capítulo 4 explica las relaciones entre la masonería y las artes, en específico las obras plásticas y literarias en su dinámica local-nacional y sus usos como parte de la instrumentación ideológica o espejismo masónico de una agenda política. Por último, en el capítulo 5, analiza las relaciones de los masones o las masonerías con la prensa, en particular los periódicos El Republicano y El Instructor, ya sea por sus vínculos gracias a otras relaciones o sus roles como propietarios, editores y escritores.
El producto final de Arte, prensa y poder es un combate contra los vicios del nacionalismo metodológico, una lectura holista8 de las dinámicas locales, regionales y nacionales de la esfera política, la cultura material y los ideales burgueses y limitados del progreso, siendo uno de sus ejes transversales una masonería observada desde Aguascalientes, pasando por el centro-norte del país y hasta el seno de la República.