Introducción
En Costa Rica, la identidad afrodescendiente fue excluida del imaginario del Estadonación. Como señala Mijail Mondol (2021), la identidad nacional es un discurso ideológico que tiende a invisibilizar las prácticas culturales ajenas al interés de la clase dominante, a saber, el sujeto blanco costarricense. Lo anterior ha influido en que las historias literarias del país privilegien el canon blancooccidental por encima de otras formas culturales y de representación. En consecuencia, estos discursos rara vez abordan el racismo como categoría analítica, pues es un tema que escapa a los intereses de la clase y el pensamiento dominantes, entre otras razones enumeradas por Jorge Ramírez y Silvia Solano (2019).
Sin embargo, desde mediados del siglo XX han surgido nuevos grupos de académicos que problematizan estos discursos, a la vez que buscan la visibilización de otras formas de identidad y resistencia frente al poder hegemónico2. En el caso nacional, Quince Duncan Moodie (1940) ha sido una figura clave para preservar la historia y la cultura de la población afrocaribeña de Costa Rica, tanto a través de sus obras literarias como de su trabajo en la academia y el activismo. Si bien antes de él ya se había mencionado al negro en la literatura costarricense3, Duncan fue el primer escritor nacional en representar la hibridez y riqueza de la identidad cultural de la población afrocaribeña del país:
Con Quince Duncan, que por primera vez da entrada a los afrocostarricenses en la esfera literaria, se inicia un movimiento literario caracterizado por la búsqueda constante de expresiones que les permitan a los escritores plasmar en sus obras la hibridación cultural y reivindicar su identidad afrocaribeña. (Dudreuil, 2015, p. 25)
En este ensayo se analizan tres relatos del libro El hombre de chocolate (2023) de Quince Duncan, cuyo personaje principal es Marcus Garvey. El propósito del estudio es develar cómo se representa la dinámica hegemonía/subalternidad en estos textos, específicamente en la figura de Garvey como sujeto subalterno afrocaribeño. Al mismo tiempo, se pretende identificar de qué modo la ficcionalización de este personaje histórico, así como la mención de acontecimientos y elementos culturales de la historia limonense contribuyen a preservar la memoria de la diáspora africana en Costa Rica frente a los discursos dominantes que han querido borrar estos aportes de la historia nacional.
Subalternidad E Identidad
En este apartado se exponen dos nociones teóricas que sustentarán el análisis del libro El hombre de chocolate de Quince Duncan. Por un lado, se describe el concepto de ''subalternidad'' con base en los postulados de Antonio Gramsci. Por otro, se hace referencia al pensamiento de Aníbal Quijano en su artículo ''La colonialidad del poder'', sobre todo en los apartados referentes a la raza y el eurocentrismo, pues a partir de ellos se analizará si la representación de la subalternidad en el libro refuerza o cuestiona los discursos hegemónicos.
En cuanto al primer concepto, en sus Cuadernos de la cárcelGramsci (1999) reflexiona sobre el binomio hegemonía/subalternidad. El primero de estos términos refiere a una relación de fuerzas en conflicto que define a los dominados como ''subalternos'' (Modonesi, 2012), frente a los dominadores, quienes determinan el modelo de Estado. De ese modo, las clases subalternas se ubican al margen o periferia de la sociedad civil, y desde ese lugar comienzan a construir una subjetividad y resistencia. Modonesi (2012) lo explica de este modo:
El concepto de subalterno permite centrar la atención en los aspectos subjetivos de la subordinación en un contexto de hegemonía: la experiencia subalterna, es decir, en la incorporación y aceptación relativa de la relación de mando obediencia y, al mismo tiempo, su contraparte de resistencia y de negociación permanente. (p. 6)
En el caso de Costa Rica, la clase dominante está representada por el sujeto blanco, mientras que las clases subalternas corresponden a los sujetos que no cumplen con el ideario del Estadonación, como los pueblos indígenas y las personas negras. Estos grupos son víctimas de discriminación, segregación y marginalización por parte de las clases dominantes y los aparatos estatales. Tal dinámica de dominación puede ser entendida desde la colonialidad del poder, planteada por Aníbal Quijano (2014).
La propuesta de Quijano reflexiona sobre la identidad y la otredad en Latinoamérica, a partir de lo que él denomina colonialidad del poder. Por un lado, la colonialidad se refiere a la influencia de los procesos políticos y económicos del capitalismo en los procesos de subjetivación y clasificación de los grupos sociales; por el otro, la colonialidad del poder es la expresión concreta de las relaciones de colonialidad, que impone subjetividades en los diversos ámbitos sociales (Espinosa, 2015).
Ahora bien, para el análisis de El hombre de chocolate (Duncan, 2023), se retoman dos ideas puntuales de este ensayo de Quijano (2014). En primer lugar, el autor explica que ''un Estadonación es una suerte de sociedad individualizada entre las demás. Por eso, entre sus miembros puede ser sentida como identidad. Sin embargo, toda sociedad es una estructura de poder'' (Quijano, 2014, p. 808). En relación con esto, como se mencionó, se entiende que el Estado costarricense es una estructura de poder que reproduce discursos hegemónicos y excluye a los sujetos subalternos de la identidad nacional.
En segundo lugar, se toma de Quijano (2014) la idea de que la raza es una categoría mental de la modernidad. Al inicio de su ensayo, el académico expone que el concepto moderno de la raza no existía antes de América, sino que fue un producto de la colonia. De esa forma, a partir de la colonialidad, en el continente americano aparecieron nuevas identidades sociales: negros, indios, mestizos, entre otros. Estos grupos son los que, incluso hoy, continúan siendo discriminados por influencia de los discursos de poder y el pensamiento colonial eurocéntrico.
Lecturas Del Sujeto Subalterno Afrocaribeño En La Obra De Quince Duncan
En este apartado se comentan algunas investigaciones previas sobre la obra literaria de Quince Duncan en las que se hace referencia a las dinámicas entre sujetos dominantes y marginalizados, y su vínculo con la construcción de las identidades culturales. En específico, los artículos que se comentarán son ''Los cuatro espejos de Quince Duncan y la representación del sujeto subalterno afrocaribeño'' de Elena Valverde Alfaro (2007) y ''Relatos de la diáspora desde la obra de Quince Duncan'' de María del Carmen Mauro (2012). Al final, se presenta una discusión sobre los puntos de encuentro y desencuentro entre ambos estudios, así como su relación con este ensayo.
Para comenzar, la investigación de Valverde (2007) analiza la representación cultural del sujeto afrocaribeño y sus posiciones discursivas frente a las del ideario costarricense en la novela Los cuatro espejos de Quince Duncan, publicada por primera vez en 1973. La autora expone que, desde la época colonial, el sujeto latinoamericano se ha construido en torno al modelo cultural europeo. Esto, en conjunto con el modelo capitalista, derivó en la conformación de dos grupos: los ''dominantes'' y los ''dominados'' en términos de clase, casta, género, raza y lengua; a estos últimos, Antonio Gramsci los denominó ''subalternos'' (Valverde, 2007).
Además, la investigadora explica que la identidad cultural de cada nación se sustenta en sus idearios y marco de referencia, que funcionan para unir a todos los grupos en una especie de totalidad; sin embargo, en Latinoamérica esta idea de nación se ha fragmentado (Valverde, 2007, p. 56). Así, en el caso particular de Costa Rica, la provincia de Limón y los sujetos negros son excluidos de la identidad nacional, pues no coinciden con el discurso dominante del blanqueamiento de la nación. En relación con ello, Valverde propone que en la novela de Quince Duncan hay un intento por representar al sujeto subalterno afrocaribeño, pero tal representación se adscribe al discurso colonial hegemónico.
En particular, la autora señala que ''Los cuatro espejos, en vez de invertir las posiciones discursivas, incorpora sujetos negros que afianzan la dominación del blanco como sujeto social'' (Valverde, 2007, p. 62). Esta idea se fundamenta, desde la perspectiva de Valverde, en que el personaje principal rechaza su origen y busca el ''blanqueamiento'' de su piel para lograr la aceptación social. De igual modo, argumenta que la emigración del protagonista de Limón hacia San José es uno de los elementos que valida el discurso del blanco como prototipo cultural, en lugar de ofrecer una verdadera representación del sujeto afrocaribeño4.
Por su parte, el artículo de Mauro (2012) se centra en el estudio de los relatos de la diáspora a partir del análisis del texto ''El cuerpo'', el cual aparece publicado en la segunda parte de la novela Un mensaje de Rosa de Quince Duncan (2007). Al inicio de la investigación, esta autora comenta que en la década de los setenta Duncan introdujo en sus obras temas que no estaban en la literatura costarricense, como la presencia de afrodescendientes en el país y la denuncia del racismo experimentado por esta población. Mauro, además, destaca la presencia de la tradición oral y la memoria ficcionada en los textos de este autor:
En el ámbito de la literatura, la resistencia y la lucha por la liberación y la igualdad se ha consolidado en las manos de escritores como Duncan a través de la custodia, el rescate y la publicación de las memorias ficcionadas de muchas de las abuelas y abuelos afrodescendientes que han transmitido oralmente de generación en generación las historias de la diáspora africana. (Mauro, 2012, p. 3)
Aunado a la memoria y la resistencia, la autora recurre a las teorías sobre la alteridad para el análisis del relato ''El cuerpo''. Respecto a este tema, Mauro señala que la identidad cultural responde a dos fuerzas: la mismidad y la otredad, las cuales están determinadas por la posición social de los sujetos inmersos en la reproducción social, cuyas desigualdades son develadas por sus prácticas significantes (Mauro, 2012). En relación con ello, la noción de etnicidad adquiere particular relevancia para la investigadora, ya que garantiza que ''seamos ‘nosotros’ y no ‘otros’ los que disfrutemos del capital cultural como acervo, porque en su base opera la dualidad pertenencia/exclusión de la identidad social'' (Veloz Maggiolo, 1980, citado en Mauro, 2012, p. 8).
Con base en estas ideas, Mauro postula que el relato ''El cuerpo'' y la obra de Duncan en general son piezas culturales que visibilizan la plurietnicidad de nuestros pueblos y la diversidad de identidades. Asimismo, la académica plantea que el relato analizado representa la memoria de la resistencia de la diáspora africana, pues el sujeto marginado (individual y colectivo) pasa a ser el sujeto de la enunciación. De ese modo, ''el pasado reconstruye y produce prácticas con significados culturales siempre en función de una política de Resistencia, pero también es territorial en el tanto en que esta reclama el espacio para su cultura'' (Mauro, 2012, p. 15).
Por consiguiente, se observa que tanto el análisis de Valverde (2007) como el de Mauro (2012) exploran los discursos sobre la identidad cultural, así como las dinámicas de poder y dominación sociocultural en la narrativa de Quince Duncan. En el caso de la primera investigación, se concluye que la novela Los cuatro espejos reproduce el discurso colonial hegemónico, dado que el sujeto negro aspira a la blanquitud y la aceptación por parte del sujeto cultural dominante (construido a partir del modelo europeo). En cambio, en la lectura que realiza Mauro, donde no solo se estudia el relato sino también la obra y el activismo de Duncan, se señala una revaloración de la memoria e identidad de la diáspora, donde el sujeto marginalizado o subalterno se convierte en sujeto de la enunciación, de manera que hay una resistencia históricocultural.
A partir de lo anterior, se considera que la línea de investigación propuesta para este ensayo es pertinente, pues se podrá entrar en un diálogo con aportes críticos anteriores, como los de Elena Valverde (2007) y María Carmen Mauro (2012), ya sea para ampliar sus aportes o llegar a nuevas lecturas. Además, la investigación planteada adquiere relevancia porque El hombre de chocolate (2023) es la obra más reciente del autor y en ella se reúnen cuentos tanto inéditos como otros que no han recibido tanta atención por parte de la crítica como sí la han tenido sus ensayos y novelas5. Por lo tanto, el estudio de esta antología a la luz de la teoría poscolonial y los Subaltern Studies es valiosa para ampliar el conocimiento sobre la obra de Quince Duncan y las literaturas de la diáspora africana.
El Sujeto Subalterno Y La Memoria HistóricoCultural: Marcus Garvey En El Hombre De Chocolate (2023)
Como se mencionó en el apartado introductorio, este artículo se centra en tres cuentos del libro El hombre de chocolate (Duncan, 2023) que tienen en común a su protagonista: Marcus Garvey. En específico, los relatos que componen el corpus de estudio son ''El joven Marcus descubre su raza'', ''Un joven en Puerto Limón'' y ''El Moisés negro''. Antes de analizar la representación de la subalternidad en cada uno, se muestran algunos datos sobre el pensamiento y la biografía de Garvey, con la intención de comparar los hechos reales de la vida de este personaje histórico con lo que relata Quince Duncan en su libro.
El Moisés Negro En Limón: Síntesis Biográfica De Marcus Garvey
Marcus Mosiah Garvey (18871940) fue un reconocido pensador, activista y empresario afrojamaicano, a quien internacionalmente se le conoce por su lucha contra el racismo, la discriminación y la explotación de los negros en América y el Caribe (Hooker, 2013). En el clásico libro El negro en Costa Rica, compilado por Carlos Meléndez y Quince Duncan (1972), se recopilan algunos datos biográficos y episodios de la estadía de Garvey en Costa Rica. Fue hijo de un carpintero, pero decidió convertirse en aprendiz de impresor. Años después, se unió a una huelga de impresores que fue derrotada por los impresores blancos; como resultado de esto, se le prohibió conseguir otro empleo en Jamaica y tuvo que emigrar de su país (Zúñiga, 1972).
Garvey marchó a Inglaterra, donde cursó estudios universitarios y conoció más sobre el panafricanismo (Hooker, 2015). Luego de viajar por muchos países, reconoció los problemas que experimentaban las personas negras en Estados Unidos, Centroamérica, América del Sur y el Caribe, como el trabajo mal remunerado y la exclusión tanto social como política, aunado a los problemas de esclavitud y explotación racial en África (Zúñiga, 1972). Esto lo llevó a fundar la Asociación Universal para el Mejoramiento del Negro (UNIA, por sus siglas en inglés), cuyo objetivo era eliminar el colonialismo en África y convertirla en un centro defensor de todos los negros del mundo (Zúñiga, 1972).
En su primera estadía en Costa Rica, Marcus Garvey trabajó en una bananera donde pudo experimentar lo vivido por los negros que trabajaban como peones agrícolas en este tipo de empresas:
Como muchos otros hijos negros del Caribe inglés, emigró a Centroamérica y se estableció en Costa Rica en 1910. Allí conoció la discriminación, la miseria, el hambre y la explotación en que vivían los negros que trabajaban para la United Fruit. Esta corporación estadounidense, también conocida como el Pulpo, se dedicaba a la producción y comercialización de frutas, especialmente plátanos o bananos, y ejercía un enorme poder e influencia en toda la en la región centroamericana. (Barreto, 2018, p. 2)
A partir de lo que pudo observar en la compañía y su experiencia como líder social, Garvey fundó el periódico La Nación, con el fin de denunciar tanto la explotación como la crueldad que vivía esta población en Limón (Barreto, 2018). Pronto las autoridades costarricenses empezaron a considerarlo un problema para el orden público, por lo cual fue expulsado del país en 1911. Sin embargo, en 1922 regresó a Costa Rica y fundó el Black Star Line, que serviría como sede de la UNIA y de su empresa de vapores para regresar a los negros a África (proyecto que no se pudo materializar).
Otro dato relevante sobre Marcus Garvey es que se le considera el fundador del rastafarismo. Esta religión tenía una orientación política, ya que no aceptada las ideologías dominantes (Hooker, 2015). Garvey se convirtió en una especie de profeta de un futuro mejor, donde los negros regresarían a África y acabarían con la opresión, lo cual condujo a que se le conociera como el ''Moisés negro'' entre los rastafaris (Valero, 2021).
''El joven Marcus descubre su raza''
Este relato es el séptimo del libro El hombre de chocolate (Duncan, 2023) y el primero de la tríada que ficcionaliza a Marcus Garvey. Su título funciona como programador de lectura: anuncia el nombre del protagonista y un período concreto de su vida, también sugiere un despertar con respecto a la noción de raza.
La historia comienza en el patio de la iglesia metodista de St. Ann’s Bay (Jamaica). Allí juegan varios infantes, entre los que destacan Marcus, un niño de piel oscura, y Joyce, una niña de piel blanca. Recién terminan el sexto grado de la escuela. De camino a casa, el papá de Joyce la llama y le dice que se aleje de Marcus, pese a que habían sido amigos desde pequeños. Luego, manda a una empleada negra a la casa de los Garvey para avisarles que el señor Riley ha ordenado que Joyce elimine todas sus relaciones con Marcus. Él escucha esto y decide ir a hablar con su amiga:
-Ya no podemos ser amigos. Mi padre dice que eres un negro. -Joyce escupió las palabras y regresó apresuradamente
Garvey le gritó:
-¿Desde cuándo? - pero fue interrumpido por el Sr. Riley.
-Escúchame, muchacho. Ya no quiero verte acercarte a mi hija. ¿Quién te crees que eres? Ahora saca tu… y no vuelvas a poner un pie a una pulgada de esta casa. (Duncan, 2023, p. 88)
En este pasaje, es claro que el joven Marcus sufre racismo por parte de la familia de Joyce. Se manifiesta una relación de hegemoníasubalternidad donde la clase blanca se considera superior a las personas negras. Además, más adelante se revela que el señor Riley es el reverendo, por lo tanto, tiene una posición de poder en la comunidad.
Antes de la intervención del Sr. Riley, Marcus no se consideraba diferente a los demás niños. Aunque existía diversidad entre los escolares, esto no conducía a la discriminación y el racismo hasta que una voz autorizada convenció a Joyce de que los negros no eran buena compañía. El poder del discurso colonial se representa en la voz del reverendo, quien dota a la palabra ''negro'' de un sentido negativo.
Sin embargo, el relato no queda ahí. El padre de Marcus presencia lo sucedido y le dice al niño que lo acompañe a trabajar, pues ahora que terminó la escuela le corresponde empezar en el oficio de albañil. Al día siguiente, ambos van a cavar una tumba. El Sr. Garvey le pide a su hijo que baje a buscar un cincel, el cual aparentemente se le perdió en el pozo. Cuando ya está abajo, el padre levanta la escalera y se marcha. El propósito de este acto, que podríamos considerar cruel, fue darle una lección al pequeño Marcus: ''no se puede confiar en nadie. Ni siquiera en su propio yo'' (Duncan, 2023, p. 90). Pese a su método poco convencional, Senior Garvey está tratando de proteger a su hijo. Ahora que él ha experimentado el racismo, ahora que sabe su raza y los prejuicios hacia ella, es importante que desconfíe de las personas, pues buscarán segregarlo.
El cuento tiene una estructura relativamente circular dado que el episodio final también sucede en el patio de la iglesia metodista de St. Ann’s Bay. Allí los pequeños juegan, pero la situación ha cambiado: ''Joyce y Marcus, alienados para siempre. En la piel de su hijo, Senior Garvey parece hallar su venganza contra el reverendo Riley'' (Duncan, 2023, p. 90). Esta idea de venganza podría entenderse como el despertar del joven Garvey, quien ahora desconfía de los demás.
''Un joven en Puerto Limón''
El título del segundo relato sobre Marcus Garvey también tiene una función narrativa: anuncia que ocurre en Puerto Limón. Como se vio en el apartado sobre la biografía de Garvey, este activista visitó Costa Rica en varias ocasiones. Este cuento se centra en su primera estadía en el país, cuando vino a trabajar a la United Fruit Company.
En el barco de camino a Limón, Garvey conoce a varios sujetos que ya habían vivido en esa ciudad. De pronto, aparece un cuarto hombre, Savor Malcolm (de tez blanca), quien se apresura a acusar a Garvey y Biggs (ambos negros) de ''alborotadores''. Según él, Biggs era seguidor de Joe Gordon, una especie de Robin Hood antillano; mientras que Marcus había organizado una huelga contra su propio tío. Garvey aclaró que sí había participado en una huelga de impresores, pero que el propietario no era su tío.
Ya en Puerto Limón, Marcus asiste a una cita con el señor Vanderbloom, quien le da un puesto de planillero en la United Fruit Company (UFCo), empresa bananera propiedad de Minor Keith. Al día siguiente, debe acompañar a su nuevo jefe a una reunión con los trabajadores francófonos de Santa Lucía. El líder de este grupo, Jean Paul, argumentaba que les pagaban menos en relación con los jamaiquinos, tenían tres meses sin recibir su salario, las condiciones de vivienda eran nefastas y solo les alcanzaba para comer plátanos. Además, habían sido traídos como ''rompehuelgas'' sin su consentimiento (Duncan, 2023). Es decir, esta población había sido engañada y explotada bajo el modelo colonialista.
Para Vanderbloom, ''estos ‘frenchies’ eran como animales. Muy parecido a las salvajes tribus africanas'' (Duncan, 2023, p. 97). Su discurso reproduce la dicotomía civilización/barbarie, donde los blancos son la clase civilizada y los negros son percibidos como un grupo inferior, como los bárbaros. Tal idea disgustó a Garvey, pero siguió trabajando un par de meses en la UFCo.
Una semana después, el Sr. Sammy (otro de los hombres que Garvey conoció en el barco) lo invitó al jamboree que se llevaba a cabo al lado del patio de la iglesia. Allí le pidió a Marcus un momento para hablar a solas. Primero, se disculpó por la vulgaridad del ''reggae'' que estaba tocando la banda, luego le pidió que fuera más cuidadoso con sus opiniones en la compañía y que no se dejara influenciar por ''las ideas salvajes de Jean Paul'' (Duncan, 2023, p. 97). La voz de este personaje reproduce el discurso colonialdominante; él es cómplice de los abusos de la compañía y sanciona la diversidad cultural de los afrodescendientes que ahora residían en Limón.
A los meses, Marcus Garvey decide renunciar a la UFCo y es atacado verbalmente por el Sr. Vanderbloom:
Estoy confundido, por Dios; no vi al bolchevique sin valor en usted. Usted ganaba un buen salario a pesar de ser negro. ¡Tenía que ser negro! Alégrese, muchacho, que no estábamos en Alabama o Texas. Allá por menos de esto lo linchan. (Duncan, 2023, p. 99)
Las palabras de Vanderbloom revelan su verdadera opinión sobre los negros. Inicialmente se mostró amable con Garvey, pero en el fondo siempre lo consideró inferior por su raza. La frase ''¡Tenía que ser negro!'' tiene un gran peso semántico, pues implícitamente alude a que los negros son malagradecidos e insubordinados. También considera que los negros merecen salarios bajos: ''Usted ganaba un buen salario a pesar de ser negro'', y que Garvey debería ser castigado físicamente por su renuncia, como lo hacían en Estados Unidos donde los linchamientos de personas negras eran legales.
Tras renunciar a la bananera, Garvey invirtió en el periódico The Nation y se convirtió en su único propietario. Esta publicación desafiaba la ideología de la élite dominante, pues su dueño escribía editoriales sobre la importancia de que el liderazgo negro tomara una posición militante en la defensa de los derechos de las personas negras (Duncan, 2023, p. 100). Esto, junto a la interferencia de Garvey en los asuntos locales, por ejemplo, celebrar la coronación del rey de Inglaterra, molestó a parte de los locales y conllevó a que él se viera forzado a salir del país en 1911.
''El Moisés negro''
Este último relato sobre Marcus Garvey se basa en la segunda visita de este personaje al país, en 1922. A diferencia del cuento anterior, en este texto Garvey ya es una figura conocida entre los habitantes de Limón, quienes esperan su visita con ansias.
Al inicio de la historia aparece la voz de un inspector del gobierno, que representa el discurso hegemónico:
Es una situación problemática. Después de haber visitado varios distritos de la provincia me pregunto si viajé por un país diferente. Vi gente negra que habla otro idioma, practica otra religión, cosechan otros cultivos. Comen otra comida, se visten de otra manera, usan otras medias, hacen sus casas muy diferentes a las nuestras, y les pagan su trabajo en dólares en lugar de la moneda local. Alcancé a ver una de sus festividades y su música y trajes de gala no son a la usanza nuestra. A mí me parece peligroso eso de que tengan sus propias escuelas, y que aprendan a leer y escribir. Parece sabio eso de que el Estado los devuelva a casa, pues no encuentro otra manera de nacionalizarlos. (Duncan, 2023, p. 109)
Esta intervención refleja cómo es percibida la otredad entre los costarricense blancos, como el inspector, y la población negra de Limón. Para este personaje, existe un nosotros conformado por los blancos y sus costumbres occidentales (identidad nacional), frente al negrootro, como subalterno, cuyas prácticas sociales y culturales son rechazadas. De igual modo, a ello, él interpreta estas diferencias como un peligro y menciona que no hay forma de ''nacionalizarlos'', dicho de otro modo, la identidad cultural de la diáspora africana no tiene espacio en la identidad costarricense. Empero, el discurso del inspector trata de apoyar el pensamiento de Garvey, pues indica que lo más lógico es enviar a los negros de regreso ''a casa'' (África).
Más adelante, se relata la preparación para el recibimiento de Marcus Garvey en la sede de la UNIA en Puerto Limón y las negociaciones con la United Fruit Company para que los trabajadores negros puedan asistir al encuentro. Una vez en Costa Rica, Garvey se trasladó a San José para una reunión con el presidente Julio Acosta, quien quedó sorprendido con sus ideas y cultura (Duncan, 2023). Luego regresó a Limón donde pronunció un vigoroso discurso sobre la promesa de un futuro de libertad y dignidad para las personas negras. Al escucharlo, ''la gente gritaba, lloraba y exclamaba aleluyas'' (Duncan, 2023, p. 115). Por esta razón, el relato se titula ''el Moisés negro'', en alusión a que Garvey era visto como un profeta.
Pese al buen recibimiento por parte del pueblo, Marcus era una amenaza para las élites. El consejero británico que había asistido al evento pronunció lo siguiente:
No tiene fuerza militar para ser una amenaza para la seguridad del Imperio británico, pero el peligro está en sus ideas. Eso de volver a África no está mal. Pero volver para crear un imperio es el producto de una mente tortuosa. Pero su palabra es poderosa. Él puede movilizar masas. Espero que su periódico y todo lo relacionado con él, así como el propio Garvey, sean prohibidos en África. (Duncan, 2023, p. 115)
Estas declaraciones muestran cómo el sujeto subalterno llegó a tener poder e influencia en sus iguales, al punto de convertirse en una posible amenaza para los grupos dominantes. El relato termina con unas esperanzadoras palabras de Garvey donde invita al pueblo limonense a luchar por la libertad y la vida.
Conclusiones
El libro El hombre de chocolate de Quince Duncan (2023) incluye tres relatos protagonizados por Marcus Garvey que invitan a conocer la historia de este activista, sus aportes a la lucha por los derechos de las personas negras y su influencia en la resistencia afrodescendiente en Limón. Las tres historias evidencian la discriminación y explotación experimentada por los negros en el continente americano durante las primeras décadas del siglo XX. El protagonista, en diferentes momentos de su vida (niñez, juventud y adultez), vive en carne propia el rechazo por parte de la clase dominante (el reverendo Riley, el trabajador de la UFCo, las autoridades gubernamentales de Costa Rica e Inglaterra). No obstante, este sujeto subalterno logra resistir y defender la diversidad cultural de los pueblos afrodescendientes.
La relación hegemonía/subalternidad se encuentra en estos relatos, pero no como medio para reforzar los discursos dominantes, sino para cuestionarlos. Estas historias, en las que se ficcionalizan episodios de la vida de Marcus Garvey y su paso por Costa Rica, rescatan la memoria de este activista y también la del pueblo afrolimonense, cuyas prácticas culturales son representadas y revaloradas en el libro. De ese modo, Quince Duncan (2023) crea una memoria desde abajo, desde la experiencia del subalterno que resiste, para no dejar en el olvido esta importante parte de la historia afrocostarricense














