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Comunicación

On-line version ISSN 1659-3820Print version ISSN 0379-3974

Comunicación vol.34 n.1 Cartago Jan./Jun. 2025

http://dx.doi.org/10.18845/rc.v34i1.8091 

Articles

Filosofía de la educación en el siglo XXI: pensamiento crítico y papel del docente

Philosophy of Education in the 21st Century: Critical Thinking and the Role of the Teacher

Rafael Baltodano Goulding1 
http://orcid.org/0000 0001 9607 2196

1Tecnológico de Costa Rica, Costa Rica

Resumen

Existe una relación directa entre la filosofía de la educación de cada periodo y las necesidades sociales imperantes. En nuestros días, la adquisición de conocimiento o el acceso a la información están al alcance de la mano, de modo que lo difícil es la habilidad para filtrar y procesar la gran cantidad de información existente. Por esta razón, el razonamiento crítico cobra gran importancia. Este consiste en desarrollar la habilidad lectora, el razonamiento lógico y la argumentación. El proceso de razonamiento crítico está completo hasta cuando las ideas del individuo son sujetas a la revisión por parte de otros. La argumentación como proceso cognitivo se enfrenta a tres momentos fundamentales: el conflicto, la reconstrucción colaborativa del pensar, y el examen de teorías y principios que la sustentan. El papel de la persona docente dentro de la filosofía de la educación actual debe ser el de motivador. Además, tiene que facilitar razonamiento crítico no solo ayudando con los contenidos técnicos propios de un área en particular, sino también con el proceso de razonamiento crítico propiamente. El propósito de la educación depende en gran medida de la perspectiva filosófica que se siga y ha cambiado a lo largo del tiempo. A la luz de las necesidades de la sociedad en este nuevo siglo, es indispensable encontrar un balance entre formar un ser humano feliz y uno capaz de resolver las necesidades específicas de la sociedad.

Palabras clave: Filosofía de la educación; pensamiento crítico; rol del docente

Abstract

There is a direct correlation between the philosophy of education at different time periods and the prevailing social needs. Nowadays, the acquisition of knowledge or access to information is readily available, and the difficulty lies more in the ability to filter and process a sizable amount of information. For this reason, critical reasoning becomes particularly important. Critical reasoning involves developing reading skills, logical reasoning, and argumentation. The process of critical reasoning is not complete until the individual’s ideas are subject to peer review. Argumentation as a cognitive process faces three fundamental moments: conflict, collaborative reconstruction of thinking, and examination of theories and principles that support it. The professor within the current philosophy of education should be a motivator. Furthermore, they should facilitate the process of critical reasoning, not only aiding with the technical content of a particular area but also with the process of critical reasoning. The main goal of education greatly depends on the philosophical perspective followed and has changed over time. Considering society’s needs in this new century, it is essential to find a balance between shaping a happy and capable human being and addressing the specific needs of society.

Keyword: Philosophy of education; critical thinking; role of the teacher

Introducción

Posiblemente todas las personas de mi generación vimos una película llamada La Sociedad de los Poetas Muertos protagonizada por Robin Williams, si no por gusto, quizá en el curso de Humanidades en la universidad. Uno de los temas centrales de la película es el fomento a los estudiantes para embarcarse en la búsqueda de la felicidad, de realizarse como personas, fijándose metas que respondan a sus propias necesidades y no a las de otros. La película sugiere que la educación convencional no solo no fomenta esta búsqueda de la felicidad del individuo, sino que más bien la obstaculiza. Algunos como yo, tal vez, soñamos con ser profesores como Mr. Keating, luchando contra el sistema y ayudando al estudiantado a desarrollar pensamiento crítico. Casi treinta años después, al ser ahora profesor universitario de un curso de grado de último semestre, me tocó apreciar el entusiasmo y las preguntas incontenibles que las personas estudiantes matriculadas en mi curso le realizaban al invitado a aquella clase: un paramédicoinstructor de primeros auxilios. Mientras el estudiantado evidenciaba una sed por aprender que yo nunca había visto ni logrado despertar, me cuestionaba por qué se daba ese fenómeno con un tema de primeros auxilios y no en el área a la que todos se habían decidido, no solo estudiar, sino dedicarle los próximos 40 años de su vida profesional. ¿Sería que a algunos en realidad no les apasionaba la idea de ser profesionales de la Ingeniería Civil o que yo estaba fallando de alguna manera en mi función de educador?

Para tratar de encontrar respuestas a mis interrogantes, decidí recurrir a la filosofía de la educación. Los sistemas educativos responden a una filosofía que de alguna manera busca responder a las necesidades de la sociedad, pero estas no son permanentes en el tiempo y ni siquiera las mismas en distintas partes del mundo durante una misma época. De acuerdo con Luzuriaga (n.d., pp. 89), la historia de la educación nos enseña que la filosofía de la educación es producto del pensamiento de pedagogos, así como de factores históricos, culturales y sociales; por ejemplo: la situación histórica de cada pueblo en cada época, el carácter de la cultura, la estructura social, la orientación política y la vida económica. Entonces, resulta necesario estudiar los efectos de la guerra en la educación europea del siglo XVII en contraste con la del siglo XIX, las consecuencias de la política en la educación clásica, de la religión en la educación medieval, las estructuras sociales en la educación ateniense de los hombres libres, de clérigos y guerreros en la Edad Media, o cortesanos en el Renacimiento. Es decir, se encontrarán grandes diferencias filosóficas si realizamos un análisis histórico tanto diacrónico como sincrónico.

Es imperativo evaluar nuestra perspectiva de la educación desde el papel de la filosofía como formadora de pensamiento crítico, entenderla como el desarrollo de habilidades que fomentan la comprensión lectora, el razonamiento lógico y las habilidades de argumentación. Por otro lado, igual de importante es evaluar el propósito de la educación, ya que este puede ser tan diferente como formar individuos felices o preparar personas para ser buenos empleados dentro de la fuerza laboral. La filosofía de la educación que ha regido en cada periodo histórico responde a las necesidades sociales imperantes; la del siglo XXI debería enfocarse en encontrar el delicado balance entre el desarrollo del pensamiento crítico y una aplicación práctica de la formación de las personas en términos sociales, pero sin descuidar al individuo.

Perspectivas Filosóficas En La Educación

La filosofía de la educación se centra en el estudio de los principios orientadores de la enseñanza y el aprendizaje, y la forma en que se llevan a cabo los procesos educativos. Uno de sus principales objetivos es definir el propósito de la educación: formar ciudadanos críticos o preparar individuos para el mercado laboral. Las distintas perspectivas filosóficas han impactado los sistemas educativos, así han dado lugar a modelos que van desde la educación memorística en la Edad Media hasta el enfoque constructivista propio del siglo XXI.

La evolución histórica de la educación está relacionada con las perspectivas filosóficas del momento. Por ejemplo, la educación en la Antigüedad (Grecia y Roma) fue grandemente influenciada por pensadores como Platón, Aristóteles y Quintiliano, quienes pensaban que era un medio para acceder al conocimiento verdadero y enfatizaban la importancia de la experiencia en el aprendizaje (Noddings, 2018). La corriente filosófica del idealismo y realismo, según Hisrt (1974), sostenía que este conocimiento verdadero no podía alcanzarse solo por medio de la experiencia, sino que requiere complementarse con la razón y la introspección. Por esta razón, de acuerdo con Marrou, (2004), este modelo educativo se basaba en la observación rigurosa del mundo real y la aplicación del razonamiento lógico.

Asimismo, la educación en la Edad Media estaba marcada por la escolástica y la influencia de la Iglesia, con pensadores como Santo Tomás de Aquino. Durante esta época, el modelo educativo se encontraba dominado por la búsqueda de reconciliar la razón y la fe, por lo que la enseñanza se realizaba en monasterios y universidades. La corriente filosófica del pragmatismo y la educación progresista (Dewey, 1938) defendía que la persona estudiante aprende mejor al participar en experiencias prácticas y reflexivas, por lo tanto, este modelo educativo se basa en el desarrollo de habilidades útiles en la resolución de problemas dentro de contextos reales y no solamente en almacenamiento de información (Biesta, 2010).

Ya en la Modernidad, la ilustración y el racionalismo, con pensadores como Rousseau (1762), proponían una educación basada en la esencia de la niñez, argumentaban que el aprendizaje debía estar controlado por la curiosidad y no ser forzado mediante la memorización. La corriente filosófica del aprendizaje social y el constructivismo afirmaban que el aprendizaje debe ser un proceso donde el discente construya su propio conocimiento a partir de la interacción con el entorno (Piaget, 1952). Además, dentro de esta corriente filosófica, se introdujo la teoría del aprendizaje social, en la cual el conocimiento se desarrolla mediante la interacción con otros y la mediación de un guía (Vygotsky, 1934).

Por último, la filosofía de la educación en los siglos XX y XXI, con pensadores como Dewey (1938), Freire (1985) y Vygotsky (1934), introdujo el pragmatismo educativo, que promueve el aprendizaje a través de la experiencia y la resolución de problemas reales

(Ryan y Deci, 2016). La corriente filosófica actual prioriza la pedagogía crítica al valorar la educación como una herramienta de transformación social, desarrollando una conciencia reflexiva (Facione 1990) en el estudiantado sobre su realidad, así como al cuestionar las estructuras de poder preponderantes y proponer cambios sociales.

Habilidades Del Razonamiento Crítico

La educación del siglo XXI se encuentra ante el reto de enseñar a los estudiantes cómo analizar la gran cantidad de conocimiento disponible en la era de la información, por lo que es imperativo cultivar las habilidades argumentativas en ellos para desarrollar el pensamiento crítico. En el proceso educativo actual, es importante este desarrollo, pero también el papel de los educadores como formadores en la construcción de ese conocimiento. Eyzaguirre (2018) menciona que el razonamiento crítico es una de las habilidades fundamentales que deben tener los individuos del siglo XXI. A diferencia de otros periodos históricos, donde la adquisición de conocimiento o el acceso a la información estaban bastante restringidos, actualmente, lo más complicado es la habilidad para filtrar y procesar la gran cantidad de datos disponibles. Quien estudie en esta época, no experimenta la problemática de encontrar metodologías de resolución de problemas, sino la escogencia del método adecuado.

Por lo tanto, la motivación del profesorado actual no debe ser enseñar metodologías con ejemplos de resolución que pueden encontrarse fácilmente, sino comprender de manera profunda los supuestos que conlleva cada metodología, de forma que el estudiantado esté en capacidad de valorar cuál de todas las posibilidades a su disposición es la más adecuada. Por ejemplo, no es difícil encontrar un video de YouTube que muestre cómo se realiza el cambio de aceite de un Toyota Corolla, pero si el individuo no está en capacidad de analizar las semejanzas y diferencias de poco le servirá esta información al realizar el cambio de aceite a un Hyundai Elantra. Este ejemplo sencillo, que se puede extrapolar a cualquier área del conocimiento, resalta la importancia de formar el razonamiento crítico en un periodo histórico donde encontrar el cómo es fácil, pero entender por qué conlleva la construcción de conocimiento profundo. Eyzaguirre (2018) indica que la primera habilidad necesaria para el razonamiento crítico es la comprensión lectora. Esta no debería confundirse con compresión de lectura, pues implica la habilidad del individuo de poder interpretar una situación. A una persona le será difícil buscarle solución a un problema que se le presenta si no es capaz, primero, de identificar en qué consiste este, y cuáles son sus causas y efectos. La capacidad de realizar un diagnóstico adecuado de una situación es indispensable para encontrarle una solución, de lo contario, a pesar de tomar medidas tendientes a la resolución del problema, ese esfuerzo será infructuoso. Es fácil imaginar el resultado en la salud de un paciente si un profesional en salud prescribe una medicina basada en un diagnóstico equivocado o si se decide aplicar mano dura con un estudiante indisciplinado que sufre de agresión sicológica en su hogar. La habilidad lectora es, sin lugar a duda, la base del razonamiento crítico, y garantiza que el esfuerzo sea aprovechado en una posibilidad real de solución.

La segunda habilidad necesaria para el razonamiento crítico, según Eyzaguirre (2018), es la de razonamiento lógico. Este, por medio de una lógica inductiva, deductiva o analógica, permite al individuo hacer conexiones entre premisas. Se requiere de una elevada estructura cognitiva para poder realizar con éxito los pasos de un análisis lógico de una situación particular. El no tener desarrollada la habilidad lectora puede llevar a escoger equivocadamente las premisas, en consecuencia, aunque el proceso de razonamiento lógico sea el adecuado, podría no encontrarse la verdadera causa de un efecto. Por ejemplo, si se observa que en la época lluviosa se incrementan los deslizamientos en las zonas montañosas, se establecerían premisas como: alta intensidad de lluvia mayor precipitación, mayor cantidad de agua infiltrada en los suelos, el suelo entre más húmedo pesa más y resiste menos, por lo tanto, se provocan los deslizamientos. Si estas premisas fueran correctas, una posible solución al problema sería utilizar drenajes subterráneos para bajar la cantidad de agua en el suelo o reforzarlo. Este ejemplo, sigue un razonamiento lógico adecuado, sin embargo, las premisas tienen aspectos que no están considerados en el análisis debido a una deficiente habilidad lectora. Cuando la intensidad de lluvia aumenta, la infiltración disminuye y la escorrentía superficial aumenta, lo cual provoca erosión del suelo, sobre todo en zonas donde no existe vegetación para reducir la energía erosiva del agua. El mismo razonamiento lógico nos lleva ahora a otra posible solución muy diferente: canalizar las aguas superficiales y sembrar vegetación que ayude a contrarrestar la erosión.

La tercera habilidad necesaria para el razonamiento lógico, de acuerdo con Eyzaguirre (2018, p. 4), es la argumentación y la define como ''la forma en que se expresa el razonamiento crítico''. La argumentación como proceso cognitivo se enfrenta a tres momentos fundamentales: el conflicto, la reconstrucción colaborativa del pensar, y el examen de teorías y principios que la sustentan. El proceso de razonamiento crítico no se encuentra completo hasta que las ideas del individuo son sujetas a la revisión por parte de otros, es decir, no se pueden mantener para sí, debe someterse a la evaluación. La filosofía de la educación del siglo XXI debe enfocarse en el desarrollo del razonamiento crítico del estudiantado

Papel Del Educador En El Desarrollo Del Razonamiento Crítico

Dentro de esta filosofía de la educación que fomenta el razonamiento crítico del alumnado, una de las funciones del educador es generar la motivación necesaria del estudiante ante el proceso que se le presenta y hacia la resolución del problema particular en estudio. Luego de una gran reflexión sobre el comportamiento de los estudiantes en la lección de primeros auxilios, concluí que se encontraban en un pico de motivación, lo cual los llevó a un deseo desencadenado por aprender más y de forma casi desesperada del tema. Pero ¿cuál fue la causa de semejante motivación?, la aplicabilidad a la vida real, la aplicación inmediata del conocimiento y el propósito. Estos tres aspectos generan que el conocimiento que se está adquiriendo sea relevante y útil, y esas características despiertan la motivación por aprenderlo.

Claro, cualquiera desea saber cómo proceder si alguien cercano presenta una fractura expuesta y necesita ayuda hasta que los cuerpos de emergencia puedan llegar a su auxilio. Esto cobra aún más importancia si la persona en problemas es un ser querido. Además, después de explicarles cómo debe abordarse la situación, se pasa inmediatamente a un ejercicio para aplicar los conocimientos recién adquiridos. Por último, se dice el propósito, muy claro en este ejemplo: salvar una vida humana. Si los estudiantes hubieran sentido que los aprendizajes de mi clase eran aplicables a su vida profesional (lo cual posiblemente sí sabían, pero no en qué medida), si hubieran aplicado el conocimiento a la resolución inmediata de un problema (lo cual hicieron, pero en un nivel tan micro que no les permitía entender su rol en el macro) y si el propósito estuviera claro, la gran importancia de generar razonamiento crítico con respecto a esos contenidos, habrían tenido una motivación similar.

Con respecto a la motivación, específicamente en las organizaciones, Pérez López (1992) propone tres modelos, en los que el propósito, la motivación y la comunicación son procesos fundamentales. El clima organizacional es el conjunto de las percepciones que el trabajador tiene de las estructuras y procesos que ocurren en su medio, es decir, en el ambiente de trabajo propio de la organización. De forma similar a cualquier otro tipo de organización, en la docencia existe un vínculo entre el clima organizacional y la motivación, ya que un ambiente de trabajo positivo influye en la percepción del profesorado y su desempeño en el aula. Cuanto mayor sea la motivación, aumentará de forma positiva el clima organizacional. De acuerdo con el enfoque de Pelaes (2010, p. 44), este último es un conjunto de sentimientos y actitudes de los colaboradores de una organización hacia su lugar de trabajo, y el efecto que tienen en la percepción de su trabajo, sus relaciones y su propia satisfacción. De forma análoga, se puede inferir que la motivación del estudiantado afectará la percepción y actitud que tienen del profesor o la profesora, así como la asimilación de los contenidos de aprendizaje.

De acuerdo con Pérez, citado por Quevedo (2003, p. 27), la valoración de la motivación humana se puede clasificar en motivos externos, motivos intrínsecos y motivos trascendentes. De esta manera, el estudiantado podría sentirse motivado por aspectos externos, como el hecho de obtener una calificación positiva cada vez que muestra un comportamiento deseable en la clase; por motivos intrínsecos, como el reconocimiento social que recibirá al obtener un grado universitario; o por razones trascendentes, como adquirir competencias que le permitan aportar soluciones a los problemas que enfrenta la sociedad a la cual pertenece. Así, los motivos trascendentes pueden generar ciudadanos felices que mantendrán su motivación a lo largo del tiempo.

Por lo tanto, en el siglo XXI, cuando la información se encuentra siempre disponible, el docente debe saber cómo generar en sus clases el asombro que lleva al estudiantado a aceptar el reto de desarrollar razonamiento crítico. Otro aspecto importante que debe cumplir la persona profesional en educación del siglo XXI es fomentar la argumentación como herramienta para desarrollar procesos complejos y reforzar los conceptos mediante el razonamiento lógico. Esta capacidad de razonamiento crítico es de gran relevancia en las áreas denominadas STEM (Ciencia, tecnología, ingeniería, matemática). Mucho se escucha que la persona educadora de la actualidad no debe ser solo transmisora de conocimiento, lo cual posiblemente haga mejor un buscador de internet, sino también facilitadora del proceso de aprendizaje, sin embargo, no todo el profesorado entiende qué es ser un facilitador y el término se pierde como un cliché. Pero si consideramos que la persona docente es quien fomenta las habilidades del razonamiento crítico, que enseña a sus estudiantes a desarrollar habilidades lectoras, a aplicar razonamiento lógico y a argumentar sus ideas, entenderemos mejor que en ese ejercicio es primordial como impulsora del proceso, más que como instructora de cómo aplicarlo. Como se muestra en el cortometraje Epokhé (Compañía Juan de la Sierva, 2017), el profesorado debe fomentar el inicio del proceso de razonamiento crítico, para el cual no es indispensable brindar opiniones subjetivas, sino más bien dejar que sean los estudiantes quienes encuentren su propia forma de enfrentar los problemas que se le presentan. En el siglo XXI, los docentes deben evitar los problemas específicos, totalmente desligados del contexto de la vida real y deben enfocarse en encontrar soluciones integrales que incluyan diversas áreas del conocimiento.

Pero el que los educadores sean facilitadores, no implica que deban tener una postura pasiva. Si bien es cierto la argumentación refuerza el razonamiento lógico y es la culminación del razonamiento crítico, no garantiza la solidez y precisión de los conceptos. Los estudiantes podrían estar reforzando un proceso cognitivo que los lleve a conclusiones equivocadas. Es posible que el proceso de razonamiento crítico se alcance y que el alumnado logre aplicar las habilidades lectoras, de razonamiento lógico y argumentación, pero eso no garantiza que se esté alcanzando soluciones a los problemas planteados. El análisis y filtro de la información correcta sigue siendo el fundamento sobre el cual se construye nuevo conocimiento. De ahí que la persona profesional en educación deba manejar adecuadamente el proceso enseñanzaaprendizaje, sin descuidar el aspecto didáctico de la evaluación, que es el único para verificar el logro de los objetivos de aprendizaje. Así, es desde esta realidad que el profesorado debe estar capacitado tanto en docencia como desde el punto de vista técnico del área específica que enseña.

Conclusión

Existe una relación directa entre la filosofía de la educación de cada periodo y las necesidades sociales imperantes. En la sociedad de este siglo se requiere el desarrollo del razonamiento crítico. En nuestros días, la adquisición de conocimiento o el acceso a la información está disponible y más bien la dificultad radica en la habilidad de filtrar y procesar la gran cantidad de información. Por lo tanto, el razonamiento crítico cobra gran importancia. Este consiste en desarrollar la habilidad lectora, el razonamiento lógico y la argumentación. El proceso de razonamiento crítico no se encuentra completo hasta que las ideas del individuo se sujeten a la revisión por parte de otros. La argumentación como proceso cognitivo se enfrenta a tres momentos fundamentales: el conflicto, la reconstrucción colaborativa del pensar, y el examen de teorías y principios que la sustentan. El papel de la persona docente dentro de la filosofía de la educación actual radica en motivar y generar asombro entre el estudiantado, algo que lo lleve a querer embarcarse en la aventura del razonamiento crítico de los contenidos. Además, debe ser quien facilita el proceso de razonamiento crítico, no solo brindando ayuda con los contenidos técnicos propios de un área en particular, sino también con el proceso de razonamiento crítico.

Por último, quien educa debe ser un fiscal de la solidez y precisión de las soluciones a los problemas planteados por sus estudiantes, por lo que debe ser una persona capacitada y actualizada en los requerimientos técnicos propios de su área. El propósito primordial de la educación depende grandemente de la perspectiva filosófica que se siga y esta ha cambiado a lo largo del tiempo. A la luz de las necesidades de la sociedad en este nuevo siglo, resulta indispensable encontrar un balance entre formar un ser humano feliz, y formar ciudadanos y ciudadanas con características deseadas para resolver las necesidades específicas de la sociedad

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Recibido: 15 de Marzo de 2024; Aprobado: 12 de Mayo de 2024

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