Pero, igual, ahí están, en sus aulas descascaradas y con goteras, en sus escuelas Que no tienen ni bandera, dispuestos a reparar el tejido social como pueden o les sale, sarmientinos al fin, con la vocación intacta (…) En realidad, no son docentes. Son superhéroes que, en vez de trajes rutilantes, van enfundados en guardapolvos, sin más armas que sus anacrónicos tizas y borradores. Pero ahí van, como todos los años, contra vientos y mareas, otra que Súperman, ¡maestros de maestros! (Superhéroes galácticos con tiza y borrador, 2006).
Introducción
Escuchamos a diario que nuestra escuela secundaria está en “crisis”, mientras observamos cómo la cobertura mediática abona a una imagen desprestigiada de sus profesores y profesoras. En el contexto actual de la obligatoriedad de la educación media en la Argentina, sancionada por Ley de Educación Nacional Nº 26206 (LEN), la expansión y masificación del nivel superior en la región (Ezcurra, 2011), la reconfiguración del subsistema formador junto a la creación del Instituto Nacional de Formación Docente (INFD) (Birgin y Charovsky, 2013), nos preguntamos ¿cómo se construye esta imagen mediática? ¿Qué elementos la componen? ¿Qué discursos aportan a su configuración?
Históricamente, la imagen pública del profesorado fue construida desde múltiples discursos. En la actualidad, estos se han complejizado y multiplicado. Las políticas públicas, los medios masivos de comunicación, los gremios, los organismos internacionales, todos contribuyen en su construcción con diversos intereses y preocupaciones, que se manifiestan de maneras más o menos explícitas. Sin embargo, algunos de estos discursos tienen una larga tradición en la historia de la formación docente argentina y portan sentidos arraigados en la trama social y escolar, como la tensión vocación-profesión (Tenti Fanfani, 2007a) y la impronta de la Escuela Normal argentina (Pineau, 2012), que conformó un cuerpo de docentes homogéneo e intercambiable como agentes y funcionarios del Estado, cuyo rol poseía un “carácter mítico, militante y misional” (Puiggrós, 2012, p. 95). La prensa incorpora estos discursos disputando fuertemente el sentido social y la construcción de la realidad (Schuliaquer, 2014).
¿Cómo se produce el cambio en el relato de aquel cuerpo docente con vocación y heredero de Sarmiento, garante del proceso civilizatorio de una escuela fundacional (Tenti Fanfani, 2007b), al “supehéroe” de una escuela en ruinas que describe Clarín? Lejos de aquella imagen de la docencia abnegada de comienzos del siglo pasado, el profesorado enfrenta hoy, en la Argentina y en la región, un fuerte “desprestigio y desvalorización social”, una falta de “reconocimiento y valor simbólico de la profesión”, que en muchos casos desincentiva la elección de jóvenes por la carrera (Alliaud, 2014), y que se construye también desde la “agenda mediática” (Aruguete, 2015).
En este escenario, investigaciones que abordan la problemática de la formación docente, señalan la incorporación a la docencia de jóvenes que constituyen la primera generación en su familia en acceder al nivel superior (Birgin y Charovsky, 2013). Asimismo, junto a la expansión del nivel superior, coexisten y persisten dinámicas de fragmentación social y cultural que atraviesan al sector docente en su formación y ejercicio (Birgin, 2000). Estas dinámicas responden, en parte, a la diferencia histórica dentro del nivel superior en Argentina, de característica bifronte, entre Institutos Superiores de Formación Docente (ISFD) y Universidades, ambos encargados de la formación inicial de profesores y profesoras (Pineau, 2012; Terigi, 2009). De este modo, se instala en el discurso público, sobre la calidad de la formación, un nudo polémico respecto del empobrecimiento material y simbólico de jóvenes que aspiran a la docencia, discurso ligado a la fragmentación del nivel medio y la desigual preparación de sus estudiantes a partir de la obligatoriedad.
Teniendo en cuenta las características históricas de la formación docente en Argentina, en este artículo indagamos cómo es presentado el profesorado de escuela secundaria en la prensa gráfica argentina según un análisis comparativo de tres diarios de circulación nacional (La Nación, Clarín y Página/12) para el período 2000-2013. Nos preguntamos si la formación y el desempeño del cuerpo docente son un elemento “noticiable” (Boczkowski, 2006) y un objeto de discusión en la prensa gráfica argentina; qué voces autoriza para hablar sobre la docencia; y cómo se la caracteriza. Nos interesa el análisis de estos discursos ya que consideramos que la prensa construye representaciones sobre la docencia que forman parte de la agenda pública, mientras moldea e influye la percepción del púbico (Aruguete, 2015; Fischman y Haas, 2011).
Con base en los fines analíticos, organizamos el presente artículo en tres períodos: 2000-2004, 2005-2008, y 2009-2013. Entendemos que toda periodización es arbitraria y nunca acabada, e indagamos en el entramado que se teje entre los hitos educativos y la coyuntura del país. Al interior de cada período, construimos dos ejes de análisis a partir de las temáticas más recurrentes en las notas periodísticas en relación con nuestro objeto de estudio. El primero, gira en torno a la elección de la docencia. Abordaremos allí los discursos y las representaciones que la prensa construye sobre los motivos de la elección por la carrera docente, el perfil de quienes la eligen y las oscilaciones en la matrícula. En el segundo eje, la formación docente, nos centraremos en cómo la prensa aborda los saberes que portan para su desempeño profesional, el “prestigio” de la carrera y la jerarquización de la profesión.
Las temáticas educativas en la prensa gráfica y su uso como fuente
Algunas precisiones conceptuales
Durante los últimos años, la problemática docente ha tomado visibilidad en los medios masivos de la región, particularmente en la prensa gráfica. En este sentido, cobran especial relevancia los eventos caracterizados como de “violencia escolar”, los paros docentes y los diversos problemas presupuestarios y de infraestructura, entre otros. Por su parte, los fenómenos de la formación y el desempeño docentes resultan poco tratados por los medios gráficos, a la vez que son menos explorados en el ámbito de la investigación educativa. Algunos estudios de la literatura internacional dan cuenta de la escasa presencia de los temas educativos en la agenda mediática (Gaitán Moya y Piñuel Raigada, 2007; Núñez Sevilla, 1999), a la vez que se observa la construcción de una “imagen social negativa” acerca de la labor docente (Civila Salas, 2005).
En el caso argentino, pocas investigaciones abordan esta temática. Trabajos preliminares indagan las problemáticas educativas con mayor presencia en la prensa escrita (Sosa, 2015; Universidad Pedagógica de la Provincia de Buenos Aires, 2012). Otros estudios analizan las prácticas discursivas estigmatizantes de la prensa sobre la escuela (Brener y Kaplan, 2006; Saez, 2014). Trabajos recientes, con cuyo abordaje coincidimos, indagan la manera en que los medios periodísticos refieren a la escuela, y las voces de autoridad convocadas en el texto para hablar sobre ella (Schuliaquer, 2013).
En coincidencia con el debate actual sobre el rol social de los medios masivos de comunicación en la Argentina y la región (Aruguete, 2015), y a partir de un abordaje teórico que conjuga elementos de la historiografía, la sociología de los medios y el análisis crítico del discurso, acordamos aquí el trabajo de la prensa escrita como fuente. Desde esta perspectiva interdisciplinaria, entendemos que observar el contexto de producción y publicación de la prensa, nos ayuda a desmitificar la pretendida objetividad del discurso periodístico (Sidicaro, 1993), en tanto que es producido por un actor que, lejos de ser autónomo, se encuentra mediado por conflictos y tensiones del contexto histórico (Da Orden y Melón Pirro, 2007). Indagamos lo “noticiable” y las voces de autoridad convocadas en la prensa (Boczkowski, 2006), conjuntamente con las estrategias argumentativas por las cuales se define a las personas, en este caso, docentes (Vasilachis de Gialdino, 1997).
La prensa y los medios masivos de comunicación incorporan discursos en la construcción de la imagen pública de la docencia que no le son privativos ni originarios, pero que disputan fuertemente el sentido social y la construcción de la realidad. Los medios son un campo de disputa permanente y se conforman como un acto central del campo social por cuanto factor de poder (Schuliaquer, 2014). En este sentido, entendemos lo “noticiable” como todo contenido plausible de ser publicado en un periódico; es decir, los temas que se consideran “noticia”, según criterios y dinámicas editoriales, comerciales y/o políticos, que pueden variar en función de cada medio periodístico (Boczkowski, 2006).
Retomamos aquí investigaciones que, aunque alejadas del campo educativo, desde una perspectiva interdisciplinaria conjugan la sociología y la lingüística para analizar la construcción de las representaciones de la prensa sobre distintos grupos o fenómenos sociales (Vasilachis De Gialdino, 1997). Coincidimos, además, en que los medios masivos son, a la vez, vehículos y agentes de la información, responden a determinadas reglas de juego y dan cuenta de la arena pública (Da Orden y Melón Pirro, 2007).
Como mencionamos en líneas precedentes, en este artículo abordamos la prensa escrita como fuente, analizándola a partir de su contexto de producción y publicación. Una diversidad de disciplinas y perspectivas trabajan con este tipo de fuentes. No pretendemos aquí abordarlas en su totalidad, sino mencionar aquellas que han sido útiles en la elaboración de nuestro análisis. Desde el aporte historiográfico, es importante analizar la prensa como un producto de su tiempo y como una empresa con intereses particulares, elemento que impide la aparente objetividad de los y las periodistas (Da Orden y Melón Pirro, 2007). En el mismo sentido, la “industria periodística” es característica de los tiempos de la prensa impresa, que se complejiza con la aparición de los periódicos on line (Boczkowski, 2006).
Por su parte, la sociología de los medios analiza la temporalidad de la noticia, lo “noticiable”, y su ámbito de producción. De igual manera, observamos las voces convocadas al texto, es decir, a quiénes se autoriza para hablar sobre un tema, interpretar algún hecho y/o proponer soluciones posibles en relación con las problemáticas mencionadas (Boczkowski, 2006). Finalmente, algunos elementos del análisis crítico del discurso, dentro del paradigma interpretativo, nos resultan útiles para analizar cómo la prensa escrita define a las personas capaces de interpretar la realidad (Vasilachis de Gialdino, 1997).
De allí, nuestro interés en la forma en que los y las docentes aparecen en los titulares, los cuales constituyen un elemento destacado de la noticia, puesto que guían las estrategias de lectura (Van Dijk, 1990). Dentro de esta perspectiva, la noticia periodística se define como un tipo específico de discurso que vincula dos contextos: el de la producción -la “fabricación de la noticia”-, y el de la compresión de lectores y lectoras (Van Dijk, 1990). El discurso es, además “un fenómeno práctico, social y cultural” (Van Dijk, 2000, p. 21). Se constituye así como una forma particular del uso del lenguaje. Quien lo utiliza realiza un acto social, entendiéndolo como un factor dinámico de las interacciones sociales (Van Dijk, 2000).
Asimismo, analizamos tanto el cuerpo de la noticia como las editoriales, exponentes privilegiados de la visión del diario y la posición de los grupos que gestionan los medios gráficos (Sidicaro, 1993). Del mismo modo, observamos las estrategias argumentativas por las cuales la prensa define, categoriza y caracteriza ala docencia, y que construyen su imagen pública desde su rol performativo (Schuliaquer, 2013).
Enfoque y metodología
La perspectiva teórica adoptada orientó la propuesta metodológica y el trabajo de campo de la investigación. Partimos de un enfoque cualitativo (Vasilachis de Gialdino, 2006) y dados los objetivos de la investigación y la naturaleza del problema, utilizamos un diseño metodológico flexible, a la vez que planteamos una estructura interconectada y realizamos modificaciones a lo largo del proceso de investigación (Mendizábal, 2006). En este sentido, consideramos que la fortaleza de la metodología cualitativa radica en su aproximación inductiva (Maxwell, 1996)
En este sentido, la investigación buscó describir y explorar el fenómeno bajo estudio a través de un trabajo de archivo. Para la conformación del corpus de notas periodísticas utilizamos la versión digitalizada de tres diarios impresos de circulación nacional, editados en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y reconocidos por su poder de construcción de agenda pública: La Nación, Clarín y Página/1. Cada uno de ellos posee un “contrato de lectura” diferente entre enunciador/a-destinatario/a, que se articula según los intereses y expectativas de las personas lectoras, que evoluciona y puede modificarse según el contexto (Verón, 1985). Este elemento se tuvo en cuenta al seleccionar los diarios, y permitió enriquecer el análisis de las notas periodísticas, ya que, en Argentina y en la región, en la última década, se generó un fuerte debate sobre el rol social de los medios de comunicación y su pretendida objetividad, con lo cual quedaron al descubierto sus intereses políticos y económicos (Aruguete, 2014). Asimismo, nos propusimos, por un lado, realizar un análisis diacrónico al interior de cada diario observando continuidades y rupturas en el tratamiento dado al cuerpo docente en los tres períodos registrados, y buscando los puntos de inflexión en la publicación; por otro lado, nos propusimos llevar a cabo un análisis sincrónico analizando comparativamente el tratamiento de la docencia en los tres diarios seleccionados.
El corpus total de la investigación, 530 artículos, para el período enero de 2000-junio de 2013, fue recolectado mediante los motores de búsqueda on line de las páginas Web de los tres diarios, a través de un conjunto de palabras clave significativas para el objetivo de nuestro estudio. Dado el recorte de este artículo, utilizamos 168 notas del corpus total. Los procedimientos utilizados para su recolección fueron elaborados exclusivamente para los fines de esta investigación, como describiremos a continuación. Las noticias fueron seleccionadas teniendo en cuenta tanto las editoriales y notas de opinión que representaban la línea editorial de los diarios (Sidicaro, 1993), como aquellas que permitían mayor profundidad en el análisis por el tipo de fuentes consultadas o las voces presentes (especialistas, autoridades, docentes y estudiantes), mientras que las notas breves fueron excluidas (Boczkowski, 2006).
De igual modo, para este corpus se seleccionaron solo las notas que mencionaban a docentes a nivel nacional, la provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). Si bien nuestro interés fue analizar los discursos sobre el profesorado de la escuela secundaria, la prensa generalmente no distingue entre niveles educativos. En los tres diarios, mayoritariamente bajo el significante de “docentes”, se menciona tanto a quienes trabajan en la escuela primaria como secundaria. Por esta razón, también hemos analizado aquellas notas en donde se hace referencia a la docencia en términos generales, distinguiendo, cuando fue posible, los artículos que trataban específicamente sobre la problemática de la escuela secundaria. En una segunda etapa, se reagruparon estas palabras y se construyó una matriz de datos para realizar un análisis descriptivo que buscó establecer tendencias, temas preponderantes, hitos educativos y fuentes consultadas. Finalmente, se realizó una búsqueda particular de las notas publicadas por la conmemoración del “día del Maestro”, con el objetivo de ampliar el corpus e indagar qué discursos circulan sobre la docencia en esta fecha particular.
En cuanto al recorte temporal (años 2000-2013), y dado que nuestro objetivo era indagar la imagen actual del profesorado, recortamos la búsqueda a la primera década del siglo XXI y luego nos extendimos hasta el momento en que se realizó el relevamiento, año 2013. A posteriori, tras el análisis del corpus, configuramos tres subperíodos en relación con la evolución de la historia económica, política y social de la Argentina, en íntima relación con la trama educativa: la crisis económica (años 2000-2004), la recuperación (años 2005-2008) y un tercer momento de profundización de ciertas políticas estatales (años 2009-2013). En las Tablas 1 y 2 se puede observar la distribución de las notas analizadas en cada diario, tanto en relación con los subperíodos históricos como con los ejes de análisis.
Ejes de análisis | Clarín | La Nación | Página/12 | Totales por ejes |
Eje 1 - Elección por la docencia | 14 | 12 | 10 | 36 |
Eje 2 - Formación docente | 41 | 40 | 26 | 107 |
Otras notas relacionadas | 7 | 6 | 12 | 25 |
Totales por diarios | 62 | 58 | 48 | 168 |
Fuente: Elaboración propia, 2018.
Primer período (2000-2004): El comienzo del derrumbe ¿crisis u oportunidad?
Luego de un largo proceso de desindustrialización, iniciado por la última dictadura cívico-militar, y tras la implementación del conjunto de políticas neoliberales en nuestro país, en la década de los 90, asistimos a la denominada “crisis de 2001”, un “fin de época” (Basualdo, 2010), que implicó la salida de la convertibilidad monetaria, una fuerte devaluación y la suspensión del pago de la deuda externa. Esto generó un desajuste en el mercado laboral, con el consecuente aumento del desempleo y altísimos índices de pobreza y marginación. Tras la “eclosión económica, política y social” de diciembre de 2001, sobrevino un clima de profundo descontento social y un descreimiento en las instituciones y en la clase política (Aspiazu y Schorr, 2010), en paralelo a un desplazamiento del Estado en tanto que garante de los derechos adquiridos, tal como el acceso a la educación pública.
Eje 1: Elegir la docencia ante el relato de la devastación
La situación de las escuelas y la docencia argentina no escaparon a esta crisis. La prensa relata la misma tendencia presente en las investigaciones. Desde 2000 y hasta la recuperación económica, hacia el 2004, observamos que cuando la crisis económica se profundiza, la matrícula de aspirantes a la docencia aumenta, tras la recuperación económica, la profesión es menos requerida por jóvenes y se observa una leve disminución en la matrícula.
Durante este primer período, en Clarín, la elección de la docencia aparece asociada a una alternativa de inserción laboral que “conviene”, que es “razonable” frente a la precarización laboral, y que permite “conseguir un título rápido”, en comparación con los estudios universitarios. La elección de jóvenes aparece aquí más asociada a la estrategia y a la conveniencia que a la vocación (Cada vez son más los jóvenes que eligen las carreras docentes, 2003; Finocchio, 2000). En este sentido, vocación y búsqueda de mejores condiciones de vida parecieran estar contrapuestas y ser excluyentes desde la imagen que construye el diario.
En el contexto de políticas públicas, como el Programa Nacional “Elegir la docencia”, tendientes a incentivar el ingreso a la carrera de quienes el diario denomina los “mejores alumnos” -por sus altos promedios en la escuela secundaria-, la vocación reaparece como un componente valorado frente al fuerte desprestigio de la profesión y un panorama francamente desalentador:
Una profesión desprestigiada, con salarios de pobreza y casi sin recompensas. La carrera docente es así hoy. Y aún con políticas que busquen mejorar la situación, tiene por delante una larga temporada sin mayores alegrías. Por eso sorprende que los mejores alumnos del final del secundario quieran ser profesores (…) Es muy alentador comprobar que no se acabaron los corajudos. (Toronchickl, 2004a)
Sin embargo, en la voz de quienes son aspirantes, la vocación aparece como elemento que prima sobre las condiciones laborales: “Yo sé que la docencia es un trabajo mal pago. Pero me gusta enseñar’” (Toronchickl, 2004b).
Para el caso de La Nación, en el contexto de crisis, la variación en la matrícula también se relaciona con las causas de la elección de la carrera. Distintas notas reflejan la tensión entre la vocación y la seguridad laboral (empleo estable y salarización), aun en desmedro de las condiciones de trabajo que se describen, los bajos salarios y el fuerte desprestigio de la profesión (Saralegui, 2003). Esta imagen es construida por La Nación a través del relato de autoridades, especialistas, personas formadoras, y el personal docente nuevo que se incorpora a trabajar y reconoce el desprestigio. Solo en algunos casos, el diario relata que “los futuros docentes” manifiestan entusiasmo por la tarea de educar (Linares Calvo, 2000). Hacia el año 2000, también se destacan programas de becas de la Provincia de Buenos Aires (Campagna, 2000; Cornejo, 2000; Linares Calvo, 2000). En estas notas se hace mucho hincapié y se observa como positivo que las becas busquen beneficiar a “los mejores” aspirantes, con los más altos promedios, elemento que también está presente en los titulares: “Becan a los mejores alumnos para que se conviertan en maestros” (Campagna, 2000).
Posteriormente, a fines de 2004, con el comienzo de la recuperación económica, al igual que el diario Clarín, la situación se invierte y La Nación relata la falta de aspirantes a pesar de la ayuda estatal. Aquí, la voz de las personas protagonistas aparece reforzando la imagen de desprestigio de la carrera y la difícil decisión de optar por la docencia en este contexto (Cornejo, 2004).
En contraposición, en Página/12 se encuentran pocas referencias a la matrícula, centrándose las notas en las condiciones laborales y los conflictos gremiales. Entre los años 2003 y 2004, distintas notas también mencionan los programas de becas (Veiras, 2003), mientras las autoridades ministeriales reconocen el deterioro de la calidad educativa y el desprestigio de la carrera, pero manifiestan un optimismo hacia las políticas públicas que incentivan a la juventud por la profesión, también reflejado en los titulares: “Formando un semillero de maestros” (2004).
Eje 2: Panorama desalentador para la educación pública y la profesión docente
La crisis económica se ve reflejada en la situación del cuerpo docente de todo el país en los tres diarios (Eizayaga, 2000; La calidad de la educación pública, 2001; Veiras, 2001). En Página/12, por ejemplo, una encuesta realizada por el Instituto de Investigación y Planificación Educativa (IIPE/UNESCO) a docentes de escuelas públicas y privadas de todos los niveles educativos muestra que:
Un 6 por ciento subsiste por debajo de la línea de pobreza. Para casi el 90 por ciento, la docencia es su único trabajo (…) el 20 por ciento siente que su familia es pobre, un tercio supone que su situación será peor de aquí a cinco años y otro tercio no puede imaginar su futuro. (Veiras, 2001)
Frente a este panorama desgarrador, se presenta como imprescindible la revisión de la formación de las personas docentes (Terigi, 2004; Veiras, 2003), junto a la evaluación de su desempeño (Cornejo, 2003; De Vedia, 2000a). Se plantean las “fallas del sistema de formación de maestros y profesores” haciendo hincapié en la desactualización de los planes de estudio y en el desfasaje entre las necesidades del futuro laboral de la población estudiantil y la capacitación del personal docente (La capacitación docente, una tarea aún pendiente, 2003). Asimismo, se resalta la ausencia del Estado en el control sobre la oferta de formación docente:
La adquisición de conocimientos ha quedado librada al afán individual del docente de obtener los créditos y el puntaje necesarios para mejorar sus posibilidades y condiciones de trabajo, en función de criterios no siempre relevantes o acertados para la tarea concreta frente a los alumnos. La explosión de ofertas de capacitación efectuadas por el sector privado, de disímil calidad y utilidad, y sin la correspondiente jerarquización por parte de las autoridades, ha contribuido, a su vez, a expandir un mercado rentable en materia de enseñanza, pero muy poco a producir la verdadera formación que demanda el sistema educativo. (Proyecto para formación docente, 2000)
En el contexto de pobreza de docentes y estudiantes, particularmente en Clarín y La Nación, se construye, a través de la voz de especialistas, un relato donde priman las falencias en la infraestructura escolar, los magros salarios, el deterioro de las condiciones de trabajo, el escaso reconocimiento social del rol docente y la desprofesionalización (Eizayaga, 2000). Aquí, la calidad de la educación pública es puesta en cuestión, en íntima relación con las carencias en la formación docente (Brunstein, 2003; La calidad de la educación pública, 2001; Las opiniones de los docentes, 2001; Sábato, 2004).
Al igual que observamos en el apartado anterior, prevalece la imagen de una escuela pública devastada por la crisis económica, que dejó a la profesión docente desprestigiada (Roffo, 2003), elemento que desalienta la elección de jóvenes por la carrera. Con mayor presencia en La Nación, aparece la preocupación por la falta de capital cultural de estos “nuevos” jóvenes que eligen la profesión (Lanusse, 2001).
En ese contexto, se observan en Clarín, a través de la consulta a especialistas y en notas editoriales de La Nación (El docente y la calidad educativa, 2004), un tono nostálgico que rememora la docencia de antaño y la escuela de comienzos del siglo pasado:
El estado de la educación argentina se puede leer en tres segundos: los chicos aprenden cada vez menos (…) Suena increíble para un país que en educación fue envidia en el continente, que se dio el lujo de tener presidentes como Sarmiento, brillantes en el arte de la palabra, que seguía la impronta belgraniana de sembrar escuelas (…) la escuela ya no es lo que era: cambiaron los chicos, cambió el mundo y los docentes quedaron lejos de esos cambios y más cerca de la pobreza y falta de medios. Es la era de las nuevas tecnologías, pero también de la pobreza estructural. (Amato, Guagnini y Young, 2004)
Es indispensable revertir un proceso de declinación que viene de lejos (…) contribuyeron a debilitar el papel del docente en la sociedad y a marginar ciertos valores centrales que su figura emblemática ponía en acción. (El docente y la calidad educativa, 2004)
Por último, en Clarín y La Nación, fundamentalmente en este último, se observan las tensiones históricas propias de la conformación del sistema de formación docente dentro de la educación superior (Pineau, 2012). Ambos diarios toman posición en este debate histórico presentado a la Universidad como un espacio de formación de mejor calidad que los ISFD y donde sería “deseable” que el personal docente se capacite, aunque no explicitan por qué se considera que la Universidad porta esta calidad (De Vedia, 2000b; De Vedia, 2004; La capacitación docente, una tarea aún pendiente, 2003; Sábato, 2004; San Martín, 2001).
De pobreza y heroísmos
Como pudimos observar a través del recorrido por los tres diarios, en este primer período priman en ambos ejes las condiciones materiales de las escuelas que condicionan la tarea docente. Los diarios relatan una escuela diferente a la de antaño, una escuela empobrecida con un cuerpo docente heroico que se enfrenta a la precarización de la institución y de sus propias condiciones laborales. Al mismo tiempo, ante la crisis económica, se observa un proceso de desprofesionalización y falta de capacitación del personal docente frente al cambio en la función social de la escuela. En contraste, el desprestigio de la profesión se encuentra menos presente en este período.
La prensa resalta, contra todo pronóstico, que la población juvenil opta por la docencia, construyendo una imagen donde la elección por las condiciones de salarización y estabilidad laboral de la profesión (a pesar de los magros salarios) se contrapone con la vocación, particularmente en el discurso de La Nación y Clarín. No obstante, en la voz de las personas protagonistas, la vocación aparece como la razón primordial frente a un contexto desesperanzador.
Segunda etapa (2005-2008): Hacia la recuperación
La recuperación económica de Argentina, lenta pero sostenida (entre comienzos de 2003 y con ritmo continuo hasta 2007) permitió revertir el largo proceso de desindustrialización y superar la recesión, situación que pudo observarse claramente hacia 2005 (Aspiazu y Schorr, 2010). En el plano educativo, el Estado vuelve a posicionarse como garante de la educación a través de distintas políticas públicas (como la LEN y la creación del INFD).
Eje 1: Entre la vocación y el desprestigio de la profesión: Una elección difícil
En esta etapa, ante la elección por la carrera, Clarín muestra una tensión permanente entre la vocación, las condiciones del trabajo y el desprestigio de la profesión. En este sentido, el diario refleja al final del período que, ante la recuperación económica, esta población elige otras carreras con mayor salida laboral y posibilidad de éxito profesional, lo que provoca la disminución en la matrícula, tal como muestran los titulares: “Cayó un 27% la cantidad de alumnos que quieren ser docentes” (2007). Esta situación se genera a pesar de las políticas educativas en formación docente, tendientes a jerarquizar la carrera y aumentar la matrícula.
De este modo, Clarín construye en este período, con mayor fuerza que en el anterior, una mirada nostálgica sobre el cuerpo docente de antaño, con vocación de servicio, abnegado, portador de la misión civilizadora y apasionado por la enseñanza. En La Nación, también se retrata esta tensión y esta imagen de antaño en desmedro de jóvenes que eligen la docencia al comienzo del período. Lejos de optar por el “altruismo desinteresado”, las personas jóvenes buscan las condiciones de estabilidad y salarización, situación también reflejada en los titulares: “Jóvenes que eligen por otros motivos” (Dussel, 2006).
Una primera conclusión que surge es que, frente a las fluctuaciones constantes en la matrícula, lo que varía es la explicación que brinda la prensa. Ante la recuperación económica y a partir de las políticas públicas, en este segundo período asistimos a una caída en la matrícula, y en los años en que se observa un leve aumento, La Nación muestra como contrapartida la merma en la cantidad personas graduadas. Como observamos en el apartado anterior, a comienzos del año 2000 frente a la crisis económica la matrícula sube, en busca de las condiciones de salarización. La situación cambia hacia el 2004, con una merma en la matrícula, producto de las condiciones laborales y la compleja situación que vivía la escuela pública. Por el contrario, en el 2007 la causa de la caída radica en el desprestigio de la carrera y la poca valoración social que porta, visibilizada en el diario por la preocupación de los nuevos perfiles de ingresantes, provenientes de sectores sociales bajos. Sin embargo, hacia 2006 y 2007, aparecen en La Nación testimonios de jóvenes docentes y de especialistas que describen con optimismo la tarea de educar a pesar de las condiciones desfavorables que aún persisten, como la pobreza del estudiantado (Finocchio, 2007).
Frente a este panorama, las políticas públicas son vistas con desconfianza o consideradas insuficientes, dado que no logran revertir las condiciones laborales de la docencia y su desprestigio. Las becas y programas de incentivos para aspirantes a la docencia, que en el período anterior fueron de utilidad, ante esta nueva merma en la matrícula, son vistos en Clarín y La Nación como insuficientes, producto de la falta de atractivo de la carrera. En este período encontramos menor cantidad de notas en el diario Página/12 referidas a las modificaciones en la matrícula docente, mientras se remarcan las mejoras salariales y las políticas públicas tendientes a superar la crisis del país (becas para aspirantes, la LEN, la creación del INFD, entre otras), aunque se señala la disparidad de la formación docente en el país y la dificultad de atraer a jóvenes a la docencia (Veiras, 2005a).
Eje 2: “Lo que sabemos no alcanza”: La formación docente puesta en cuestión
En primer lugar, para este período, el debate por la LEN y la creación del INFD ocupan un lugar central en los tres diarios. Se analiza la reforma, sus alcances y los resultados (Casanovas, 2005; Con la secundaria obligatoria, 2006; Cornejo, 2005; Desafíos de la educación, 2008; Más calidad y más homogénea, 2006; Mejorar la formación de los docentes, 2007; Tatti, 2006; Veiras, 2005b). En el caso de Página/12, es muy recurrente la voz de especialistas y autoridades públicas que pugnan por “garantizar una escuela pública de calidad”, con un fuerte hincapié en “mejorar las condiciones de trabajo docente” tras la recuperación económica (Delich, 2006).
En segundo término, particularmente en Página/12, y frente al panorama devastador analizado en el período anterior, se observan rasgos de la lenta recuperación en la función social de la escuela, mientras quienes son especialistas relatan la necesidad de “restituir el lugar del docente” y su función social (Veiras, 2005c). A pesar de que en la voz de las personas protagonistas los conocimientos que tienen “no alcanzan” para solventar la situación que enfrentan, portan un tono de esperanza sobre su tarea (Sandá, 2005). En este diario se observa, en la voz de las autoridades, un optimismo sobre el proyecto de la LEN y la creación del INFD, que intenta devolver el prestigio a la profesión, jerarquizar la carrera y mejorar la calidad de la formación (Con la secundaria obligatoria, 2006).
En La Nación también se encuentran algunas referencias a estas políticas, aunque las notas reflejan mayor cautela frente a las mejoras que pudieran ocasionar (Casanovas, 2005; Tedesco, 2005). Pese a ello, en la mayoría de las notas de La Nación y Clarín, el tono es menos esperanzador a raíz del peso del desprestigio de la carrera y las falencias en la formación docente (Bacher, 2007). Persiste en su discurso el panorama desalentador de las condiciones en las que trabaja la población de docentes y la situación social estudiantil:
Con el inicio del ciclo lectivo en todo el país, la comunidad educativa y el conjunto de la sociedad, tienen por delante el desafío de lograr una mejora sustancial del sistema de enseñanza en sus tres niveles, revertir el retroceso, revertir las asimetrías y desigualdades y recuperar una dinámica integradora y expansiva que fue característica del desarrollo social y cultural de nuestra nación. (Un gran esfuerzo para mejorar la educación, 2006)
Todos los maestros (…) coincidieron en que no se puede ser docente sin tener vocación, convicción y compromiso y que, a pesar de no estar conformes con los sueldos, no abandonan esta profesión por amor a los chicos. (Premat, 2007)
En tercer lugar, dentro de la discusión por la calidad de la formación docente, observamos que reaparece, en este período, la temática de la fragmentación del sistema formador argentino (Tiramonti, 2004), con la tensión histórica entre los ISFD y las Universidades. En los tres diarios se alude a la heterogeneidad de la formación en el país y la necesidad de una reforma en el sistema formador que debata la profesionalización de la carrera (Casanovas, 2005; Más calidad y más homogénea, 2006; San Martín, 2006; Sobre la formación docente, 2006; Veiras, 2005a y 2005b). En el caso de La Nación, distintas políticas de reforma adoptadas por el Gobierno Nacional aparecen con mayor frecuencia, mientras en sus notas editoriales aparece la intención manifiesta de que la formación docente sea universitaria en desmedro de los ISFD, que se juzga de “dudosa consistencia académica” (Cornejo, 2005).
En cuarto lugar, también son recurrentes las notas sobre los saberes considerados necesarios para el desempeño de la tarea de enseñar. Aquí, Clarín y La Nación, en mayor medida, muestran un interés particular por la cantidad y la calidad de ese conocimiento (Mejorar la formación de los docentes, 2007), conjuntamente con la evaluación del desempeño docente (Debesa, 2007; La evaluación de la calidad educativa, 2007; Mejorar la calidad de la educación, 2007). Les preocupa, especialmente, la falta de actualización de los contenidos de la formación frente a los cambios de la época y la presencia de otro tipo de adolescentes en las aulas de la escuela secundaria, cuestión que es puesta nuevamente en la voz de especialistas (Casanovas, 2006; Dussel, 2006; Es clave la formación de maestros y profesores, 2007). A este respecto, la calidad de la capacitación docente y su rol insuficiente para solventar estas falencias formativas, está presente, aunque no es predominante en este período (Más calidad y más homogénea, 2006; Piden más capacitación para los docentes, 2006; Sobre la formación docente, 2006).
Entre el desprestigio y la desprofesionalización
Como hemos analizado, en el segundo período, frente a las mejoras en las condiciones estructurales y la recuperación de la crisis, reaparece con más fuerza la tensión entre la elección por la carrera docente y el desprestigio. También, se señalan las condiciones laborales en La Nación y Clarín, aunque ya no cobran el mismo protagonismo. En ambos diarios, se construye una mirada nostálgica sobre la función social de la escuela y de la vocación docente en su rol como persona funcionaria del Estado (Tenti Fanfani, 2007b).
De la misma manera, en este período se construye la imagen de un cuerpo docente que porta serias falencias en su formación, cuya capacitación es necesaria y urgente (particularmente, la actualización en los contenidos), y aparece como deseable que dicha formación sea universitaria. En íntima relación, se menciona la necesidad de la evaluación docente. Finalmente, distintas políticas públicas (como la LEN y el INFD) protagonizan la escena con el tono esperanzador de Página/12 y la desconfianza de Clarín y La Nación ante su objetivo de profesionalizar la docencia.
Tercer período (2009-2013): nuevos desafíos y nuevos públicos
La última parte del período analizado se caracteriza por una radicalización en las posiciones al interior del campo político que se traslada luego al conjunto de la sociedad, en particular a los sectores medios y altos, a través del discurso mediático. Al mismo tiempo, surge en la
Argentina y la región un arduo debate sobre peso creciente de los medios de comunicación en la agenda pública y política (Aruguete, 2015).
En este período se observa la profundización de un conjunto de políticas públicas, como la implementación del Programa “Conectar Igualdad”, que repercuten en el ámbito educativo. Asimismo, el devenir de la crisis económica mundial, el denominado “conflicto con el campo” y la disputa entre el Gobierno Nacional y los grupos mediáticos oligopólicos por la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (años 2008-2010), generó un clima político y social en el país que influyó fuertemente en la prensa gráfica, con el progresivo acercamiento de las líneas editoriales de La Nación y Clarín, y la modificación del contrato de lectura del segundo, el cual se ha constituido en un acérrimo diario opositor, en contraposición a Página/12.
Eje 1: Los nuevos perfiles que ingresan a la docencia
Por un lado, las notas del diario Clarín a comienzos del período dan cuenta del aumento en la matrícula a pesar de que resaltan que las condiciones laborales no son las deseables (Claves de una formación docente actualizada, 2013; Debesa, 2010). Igualmente, hacia el año 2013, las notas señalan que producto de la obligatoriedad del nivel medio, aparecen nuevos perfiles de estudiantes que ingresan a la carrera docente, provenientes de sectores socioeconómicos bajos y primera generación en su familia en acceder al nivel superior (Birgin y Charovsky, 2013). La elección de la docencia aparece así asociada a la búsqueda del ascenso social como “segunda opción” frente a las carreras universitarias, y en detrimento del componente vocacional, siempre en comparación con un pasado añorado (Dillon y Riggio, 2013).
Encontramos un contraste con el período 2000-2004, en relación con las causas del desprestigio de la carrera y las características de la docencia. En este primer período, la crisis económica provocó que la docencia fuera elegida por sus condiciones de estabilidad y salarización, pero las condiciones de pobreza y falencias estructurales en las que ejercían la profesión hacían de aquellos y aquellas docentes unos “corajudos”, y que la prensa relata con una profunda vocación (Cada vez son más los jóvenes que eligen las carreras docentes, 2003). Por el contrario, en el tercer período, el aumento de la matrícula se asocia al acceso de nuevos sectores a la profesión, quienes buscan en la docencia solamente su ascenso social, faltos de toda vocación, en claro contraste con la imagen que construye el diario sobre las personas jóvenes de clase media que optan por otras profesiones liberales y que gozan de mayor prestigio.
No obstante, en la propia voz de las personas aspirantes citadas por el diario, encontramos un discurso que intenta sobreponerse a esa imagen de desprestigio, y donde pueden observarse claros indicios vocacionales, contrariamente al uso que hace de ellos el diario:
Pero vos estás loca, ¿por qué no haces una carrera que te dé de comer?”, cuenta que ella misma [aspirante a la carrera] veía la docencia como una “profesión devaluada” y después se dio cuenta que “nadie estudia docencia por la plata” (…) “Si la escuela pública tiene aquella imagen devaluada que veía al principio, es acá donde tenemos algo por hacer” (…) Cuando le tocó elegir, eligió ser docente, trabajar en cuatro escuelas a la vez, y juntar 1.500 pesos mensuales. Se cansó de escuchar “¿Estás dispuesto a cagarte de hambre? o ¿Vas a arriesgar tu vida metiéndote en esos barrios por ese sueldo? (Sousa Dias, 2011)
En el diario La Nación, hacia 2009, también se observa el crecimiento de la matrícula en la CABA, sin embargo, el desprestigio de la carrera se profundiza. En los momentos en que la matrícula baja, a través de la voz de especialistas, se destaca que este fenómeno no es privativo de la Argentina, ya que se debe a la falta de legitimidad general del rol docente. También se observa la mejora en los salarios (Morgade, 2009).
Ciudad y baja la cantidad de aspirantes” (Geddes, 2012a). Esta vez, la merma es atribuida a la exigencia de la carrera y la mayor duración de los estudios tras la reforma en los planes (ahora de cuatro años), conjuntamente con la pérdida de prestigio.
Hacia el año 2013, La Nación también muestra, de manera alarmante, la merma de docentes en la Ciudad de Buenos Aires, así como la baja proporción de graduados y graduadas en relación con las personas que ingresan a la carrera, a pesar del progresivo mejoramiento de las condiciones laborales y salariales (Premat, 2013). En una de sus notas de opinión, el diario construye una visión claramente desesperanzadora en este sentido:
Quizá como muy pocos otros profesionales en el país, los docentes enfrentan hoy una realidad complicada: se necesita con urgencia revalorizarlos no solo con un salario acorde con la importancia de la labor que desempeñan, sino con otras reglas de juego que hacen directamente a la calidad de la tarea que realizan (…) para poder así recrear la pasión por una de las tareas más nobles a las que ha sido llamado el ser humano: la de transmitir conocimiento. (Preocupante merma docente, 2013)
Para el mismo período, en Página/12 también encontramos alusión a las oscilaciones en la matrícula en relación con el desprestigio de la carrera, aunque en este diario se hace especial énfasis en las mejoras en las condiciones laborales y salariales y en las políticas públicas que intenta jerarquizar la carrera, mejorar la formación y captar a los y a las “mejores” docentes (Lombardi, 2011; Sale el polimodal, vuelve la secundaria, 2009). A través de fuentes oficiales, se afirma que el aumento en la matrícula de los últimos años se corresponde con estas mejoras, y se refleja en los titulares: “Crece el entusiasmo por la docencia” (2011).
Al igual que Clarín y La Nación, en distintas notas de Página/12, encontramos una preocupación por el déficit de docentes en la Ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, acorde con su línea editorial, en este diario se responsabiliza a la gestión de la Ciudad, opositora al Gobierno Nacional de turno, por la disminución del presupuesto educativo, la “precarización del trabajo docente”, lo que redunda en una “falta de incentivo a la vocación”, el conflicto con los gremios y el poco reconocimiento social de la profesión, todos elementos que repercuten directamente sobre la matrícula (Causas del déficit de maestros, 2012). Página/12 también pone de relieve la voz de los gremios ante esta situación, elemento menos presente en los otros dos diarios, enfatiza que estas políticas van en perjuicio de la escuela pública, ya que “gran parte elige luego trabajar en escuelas privadas”, dadas las mejores condiciones laborales (Arréguez Manozzo, 2011).
Eje 2: La formación docente actual: De continuidades y cambios
En este período encontramos varios elementos en torno a la formación y desempeño de docentes. En primer lugar, persisten las notas sobre la jerarquización de la carrera, la reforma curricular y la necesidad de homogenizar la formación a nivel nacional, ya que, a pesar del aumento en la cantidad de años en la carrera docente, se critica el atraso en sus contenidos (La deuda educativa es con los jóvenes, 2011). Si bien, se señalan los cambios introducidos por las políticas educativas recientes, tanto en Clarín como en La Nación, se insiste en la idea de un pasado añorado, donde escuela y docentes portaban prestigio social:
Hubo un tiempo en que a los docentes -generalmente mujeres- se los identificaba como “la segunda mamá”. La figura describía, con bastante precisión, el espíritu de época: hogares homogéneos, una escuela contenedora cuya misión era compartida por la sociedad, y una imagen del maestro (o maestra) que aún conservaba su prestigio. (Braginski, 2013)
En el caso de La Nación, este elemento se hace más visible en las notas del día del Maestro y en los titulares: “Menos regalos para los maestros, reflejo de una relación conflictiva” (Palacios, 2009). Aquí se señala que una de las causas del desprestigio de la carrera es la “carencia de preparación de los maestros”. Asimismo, aparece la propia voz de docentes reforzando la idea del pasado glorioso, donde la profesión era reconocida y respetada:
No se trata de una valoración económica. La escasez de presentes tiene un dejo de sabor a desvalorización, a desinterés. Y resulta un síntoma de que las cosas no andan bien (…) A 121 años de la muerte de Domingo Faustino Sarmiento, hay un dato que no resulta nuevo: la figura del maestro, antes incuestionada, hoy está en problemas (…) “La sociedad en su conjunto no valora a los maestros; los padres, tampoco, y demuestran indiferencia hacia sus propios hijos con esa falta de detalles”, agregó la maestra. (Palacios, 2009)
En contraste, en Página/12, acorde con su línea editorial, encontramos un balance positivo de los cambios implementados por la LEN y la creación del INFD (Filmus, 2012; Sale el polimodal, vuelve la secundaria, 2009). Observamos, en la voz de las autoridades, la justificación de estas políticas, así como la necesidad de continuar profundizando los cambios con un Estado que garantice el derecho a la educación (Lombardi, 2011).
En segundo término, continúa presente en Clarín y La Nación el deseo manifiesto de que la formación docente sea universitaria como lo es en otros países de la región, siempre en detrimento de la calidad de la enseñanza en los ISFD (Geddes, 2012b; La formación de los docentes, 2012). Solo en algunas notas, desde la voz de especialistas, aparecen las falencias pedagógicas de docentes de la Universidad, aunque se insiste en la “calidad” de su formación académica (Signal, 2012). En otros casos, es la voz de las autoridades la que problematiza el “prejuicio” sobre la calidad de la formación en los ISFD (Sileoni: “Es un prejuicio que un maestro para estar bien formado debe ser universitario”, 2012). Sin embargo, particularmente en Clarín, y a través del testimonio de formadores, se señala el bajo rendimiento estudiantil de los ISFD y la necesidad de revalorizar la profesión para hacerla más atractiva para las personas jóvenes (Dillon, 2013a).
En tercer lugar, con respecto a los saberes considerados deseables para la docencia, en los tres diarios aparece con mayor fuerza, la necesidad de la capacitación en las nuevas tecnologías. En este sentido, se considera a los docentes y las docentes como el “eje del cambio” (Bacher, 2008), fundamentales para atraer al estudiantado de nuevo a la escuela (Encrucijada educativa, 2013). Pese a ello, a través de esta temática, se visibilizan aún más las falencias en la preparación del cuerpo docente para desempeñarse (Tobío, 2008). En este sentido, encontramos una fuerte crítica en La Nación y Clarín hacia las políticas del Gobierno Nacional en cuanto a las nuevas tecnologías en la escuela secundaria, particularmente el Programa Conectar Igualdad (La peligrosa batalla cultural del oficialismo, 2011). En contraposición, e íntimamente ligado a su línea editorial, Pagina/12 señala la profundización de las políticas de ampliación de derechos a través de este Programa, que favorecen a los sectores más vulnerables y muestra con un tono esperanzador la capacitación docente en esta área (Carrillo, 2011; Cufré, 2010), aunque reconoce la dificultad en la implementación de esta tarea (Magnani, 2012).
Como tercer elemento, en este período reaparece en La Nación y en Clarín la temática de la calidad de la educación secundaria en íntima relación con la formación y el desempeño de docentes. El tema se encuentra ahora ligado a la implementación de la LEN (Premat, 2010) y el análisis de la incorporación de nuevos sectores sociales a la escuela secundaria, y consecuentemente, de los “nuevos” perfiles que ingresan a la carrera docente y las falencias en su formación, ligadas directamente a su condición de origen social (Esperanza, 2009; Dillon, 2013b).
En este sentido, los debates por la calidad de la formación y la evaluación docente siguen presentes en este período para los tres diarios (Cukier, 2012; Dillon 2013c; Docencia y calidad educativa, 2012; Pooere, 2013; Ravela, 2013; Vinacur, 2011; 2013), aunque con menor presencia en Página/12 (Videla, 2013). Esta temática aparece con mayor fuerza cuando el estudiantado del secundario no alcanza los resultados esperados en los exámenes internacionales, como las pruebas PISA (Decibe, 2010). Aquí se analiza de manera lineal los resultados de dicha prueba con el desempeño docente y se les adjudica la responsabilidad de la falta de calidad del sistema escolar (Premat, 2011).
“Nuevos” perfiles de docentes en un contexto de oportunidades
Hacia el final del período, los tres diarios retratan las mejoras en las condiciones laborales, conjuntamente con el aumento de la matrícula y la aparición de “nuevos perfiles” en la docencia. En contraposición, se muestra el fuerte desprestigio de la carrera y la falta de reconocimiento social de la función de las personas docentes (Alliaud, 2014). En este período, en Clarín y particularmente en La Nación, el desprestigio se relaciona íntimamente con la falta de formación y capacitación frente a un pasado añorado, con énfasis en los contenidos, especialmente en las nuevas tecnologías. Este diario hace especial hincapié en la falta de capital cultural de jóvenes “nuevos” que aspiran a la docencia, primera generación en su familia en acceder al nivel superior (Birgin y Charovsky, 2013).
Por otro lado, reaparece en Clarín y en La Nación, con más fuerza que en el período anterior, la necesidad de que la formación docente sea universitaria. En contraposición, en Página/12, se resaltan los logros obtenidos en los ISFD por las políticas públicas encabezadas por el INFD, las mejores condiciones laborales, y se señala el acceso de los nuevos perfiles a la docencia, como producto del mejoramiento de las condiciones estructurales.
Conclusiones
Mary Graham, una de las norteamericanas que vino con Sarmiento; Rosario Vera Peñaloza Amadeo Jacques, de Juvenilia; Rosa del Río, de La Máquina Cultural, o hasta Jacinta Pichimahuida, de la TV. Estos maestros, ejemplos de abnegación y dedicación, hoy ya no abundan (Gioberchio, 2007).
¿Son los profesores y las profesoras de la escuela secundaria un elemento noticiable para la prensa gráfica argentina? ¿Cuál es la imagen pública que conforma sobre ellos y ellas? Aun con omisiones, encontramos que su formación y desempeño están presentes en la agenda mediática, construyendo una imagen de desprestigio sobre la carrera docente.
En primer lugar, podemos concluir que los tres diarios reflejan las oscilaciones de la matrícula de aspirantes a la carrera docente a lo largo de todo el período (2000-2013). En los momentos de crisis, se evidencia que la carrera es buscada por sus condiciones laborales, mientras que ante la recuperación económica, la docencia pasa a ser una opción menos atractiva para jóvenes, situación que las políticas públicas no logran revertir desde el relato que construye la prensa.
En segundo término, de nuestro análisis se desprende que, en el caso de Clarín y La Nación, persiste, a través de todo el período, la construcción de una imagen de desprestigio de la tarea docente, relacionada con la pérdida de interés de las personas jóvenes en los momentos en que baja la matrícula. Esta construcción de la prensa, añorando un pasado siempre mejor, nos remite a aquel discurso pedagógico del normalismo que, a mediados del siglo XIX, instituyó el sistema escolar y la formación docente desde un Estado Nacional que buscaba la homogeneidad de los saberes, conformándolos como un “cuerpo de agentes homogéneos e intercambiables” (Birgin, 2000; Pineau, 2012). A modo de hipótesis, podríamos decir que esta añoranza de un pasado glorioso con docentes apóstoles (Tenti Fanfani, 2007b), tan instalada, a su vez, en el sentido común, y reforzada en los testimonios que ambos diarios recogen de especialistas y docentes, se relaciona con la persistencia actual de ese discurso del normalismo.
Como tercer elemento, observamos un sentimiento de nostalgia en relación con los saberes y la capacitación que porta el cuerpo docente de Argentina. Fundamentalmente, en La Nación, se critica fuertemente a los ISFD mientras se insiste en la necesidad de que la formación docente sea universitaria, lo que le daría mayor calidad y prestigio sin mayores argumentos, ya que pareciera que la sola esencia de la Universidad portaría esta calidad tan buscada. En el mismo sentido, en Clarín y La Nación, relacionan de manera lineal el bajo rendimiento estudiantil de la escuela secundaria con las falencias en la formación de sus docentes. Si a comienzo del período la falta de capacitación se debía al desplazamiento de la función social de la escuela ante la crisis económica, hacia el final aparece claramente la necesidad de actualizar los contenidos y capacitar al cuerpo docente ante la aparición de las nuevas tecnologías.
En cuarto lugar, observamos que, en todo el período en Clarín y La Nación, ante la elección por la carrera docente, se señala una constante tensión entre la vocación y la búsqueda de estabilidad laboral y las condiciones de salarización. Desde este discurso, se considera no deseable y un símbolo del desprestigio que la docencia se elija por estas razones, en desmedro del sentido de vocación y abnegación que debiera tener un “buen docente”. Este elemento también está presente en Página/12, aunque para el discurso construido por este diario, el hecho de que la población de jóvenes elija la docencia ante condiciones laborales que han mejorado, es considerado como un elemento positivo que muestra una recuperación del prestigio de la carrera lejos de ser analizada como falta de vocación.
Consideramos que los elementos mencionados en Clarín y La Nación, construyen una imagen de franca desvalorización de la profesión docente (Civila Salas, 2005). Al mismo tiempo, las estrategias argumentativas utilizadas en ambos diarios (Vasilachis de Gialdino, 1997), específicamente a través del discurso directo de las personas aspirantes a la carrera, construyen una imagen de la educación argentina que, a pesar de las mejoras recientes, está muy alejada de aquel pasado añorado en que supimos ser el ejemplo de América Latina, imagen heredera del normalismo (Pineau, 2012).
Para el caso de Página/12, también puede observarse el desprestigio de la profesión y las condiciones laborales como causales de la caída en la matrícula. Sin embargo, hacia el año 2006-2007, en contraste con La Nación y Clarín, se observa un tono esperanzador sobre las políticas públicas (LEN, INFD, Elegir la docencia, entre otras), mientras se insiste en la necesidad de futuras reformas. Podríamos decir, a modo de hipótesis, que la presencia de la voz de las autoridades y este tono esperanzador se relacionan con el contrato de lectura (Verón, 1985) de Página/12 con sus lectores frente a la conformación de Clarín como el diario opositor al Gobierno Nacional. En ese contexto, Página/12 profundiza el rol del período anterior, conformándose como el diario portador de la voz oficial.
En quinto lugar, observamos cómo, hacia mediados del período, en Clarín y La Nación, se construye una imagen peyorativa de las personas jóvenes aspirantes a la docencia que provienen de sectores anteriormente excluidos de la educación superior (Birgin y Charovsky, 2013). A través de este acto constitutivo en su discurso (Van Dijk, 2000) ambos diarios muestran la incorporación de esta población como un símbolo del desprestigio de la carrera y de la pérdida de su atractivo para la clase media. Contrariamente, en el discurso de Página/12, esto es una consecuencia positiva de las políticas públicas implementadas tras la recuperación económica. Por su parte, el diario Clarín, relata cómo casos excepcionales a quienes eligen la docencia por vocación. Aquí nuevamente observamos discursos en tensión, ya que históricamente las personas aspirantes al magisterio fueron de sectores sociales heterogéneos (Birgin, 2000), aunque el normalismo procesó sus diferencias construyendo a posteriori una imagen de homogeneidad del cuerpo docente (Pineau, 2012).
Podemos concluir de lo expuesto en el presente artículo que existe en la agenda mediática (Aruguete, 2015) la construcción de un discurso que pretende deslegitimar a jóvenes que ingresan a la docencia por su origen social, y que pone en duda la autenticidad de su vocación, al utilizar estrategias argumentativas (Vasilachis de Gialdino, 1997) que intentan desvalorizar los cambios introducidos por las políticas públicas de la última década, tendientes a garantizar el acceso a la educación media y superior, con un Estado garante del acceso de la educación como bien social.
Resta en futuras líneas de investigación preguntarnos, ¿cuáles son los efectos de este discurso sobre la formación y desempeño de docentes en la construcción de la agenda pública? Acaso por vocación o por búsqueda de mejores condiciones, una no necesariamente privativa de la otra, consideramos que los nuevos perfiles de docentes reflejan la reconfiguración del subsistema formador al que asistimos en la última década en la región (Birgin y Charovsky, 2013). Según se analice, contexto de oportunidad o caída en desgracia, la prensa continúa construyendo, disputando y debatiendo la ¿nueva? imagen de quienes eligieron la docencia, “herederos” de Sarmiento y “corajudos” por vocación.