Introducción
La llegada de internet a la vida de la población general supuso un pilar fundamental en su desarrollo, ya que la mayoría lo utiliza como una ventana de acceso a la información, a nuevas formas de ocio, de comunicación, de aprendizaje y formación e, incluso, a nuevas oportunidades laborales. Según el Observatorio Español de la Droga y las Toxicomanías (2020), prácticamente la totalidad del estudiantado español de 14 a 18 años (95,4%) utiliza internet como alternativa de ocio. Además, internet permite desarrollar ciertas habilidades tal y como muestra la investigación de Small et al. (2020), que constata que las personas adultas sin experiencia en internet que aprenden a indagar sobre información en línea mejoran la memoria, la inteligencia fluida junto con otras actividades cognitivas y muestran un aumento en la actividad neuronal del cerebro durante las búsquedas simuladas. En esta misma línea, Hayes et al. (2022) corrobora que la niñez de entre 7 y 12 años que usan internet de forma habitual socializa de una manera más independiente y desarrolla positivamente sus habilidades de alfabetización digital.
Son varios los autores y las autoras que en los últimos años se refieren a dicho uso problemático de internet (Aznar Díaz et al., 2020; Baz-Rodríguez et al., 2020; Caplan et al., 2009; Černja et al., 2019; Díaz-Aguado et al., 2018; Rial Boubeta et al., 2015), el cual ha sido también acuñado con otros términos como: adicción a internet (Byun et al., 2009; Malinauskas & Malinauskiene, 2019; Moreno-Guerrero et al., 2020; Pan & Yeh, 2018), uso patológico (Fortim & Alves de Araújo, 2013; Mészáros et al., 2020), uso excesivo (Blinka et al., 2020; Rozgonjuk y Täht, 2017; Victorin, 2021). En este trabajo se ha optado por utilizar el constructo adicción a internet, ya que es holístico y engloba a los otros (Griffiths, 2000), además, facilita la estandarización del término expresada por Byun et al. (2009). Al mismo tiempo, la bibliografía científica muestra diferencias en las cifras de incidencia de la adicción a internet, siendo España uno de los países europeos con mayor prevalencia de adolescentes en riesgo de esta adicción (Díaz-Aguado et al., 2018). En dicho contexto español, el Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones comportamentales (2021) afirma que un 21% de jóvenes entre 14 y 18 años utilizan de forma compulsiva internet, porcentaje que alcanza el 38,8% entre menores de 10 a 16 años en el estudio de Baz-Rodríguez et al. (2020). No obstante, en el ámbito europeo (Smahel et al., 2020) como resultado de una encuesta a 19 países, identifican un 1% de niveles patológicos en usuarios y usuarias de 11 a 16 años, porcentaje que se incrementa según aumenta la edad.
Esta prevalencia, según Lukavská et al. (2020), va ligada a un estilo de educación familiar autoritaria, estricta y que reacciona a cualquier cambio en los hijos e hijas. La prevalencia de la adicción a internet es significativamente mayor entre adolescentes que perciben falta de supervisión de sus padres y madres (Awaluddin, et al., 2019). Por su parte, Chung et al. (2019) la vincula con una familia desorganizada, con miembros de la familia que tienen adicción a internet, padres y madres con menor nivel educativo y un uso de estilo parental restrictivo. Ahora bien, según Blinka et al. (2020) no solo influye este contexto, sino también el entorno menos próximo como el vecindario, los amigos o la propia escuela. Sin embargo, otras investigaciones afirman que las causas de dicha prevalencia radican en un bajo rendimiento y autoeficiencia académica (Chung et al., 2019; Labăr & Ţepordei, 2019), el acoso o el ciberacoso (Labăr & Ţepordei, 2019), e incluso, la depresión, tendencias suicidas o autolesiones (Chung et al., 2019; Gansner et al., 2019; Pan & Yeh, 2018).
Estudios previos de revisión sistemática relacionados con este tópico lo abordan fundamentalmente desde dos enfoques diferentes: la prevención y la intervención. Por un lado, Throuvala et al. (2019) realizan una revisión sistemática sobre los programas de prevención o protocolos escolares sobre la adicción a internet que se llevan a cabo en los institutos desde 2007 a 2017. El total de 20 programas analizados se caracteriza por ser de prevención universal en contexto escolar, a excepción de uno, y todos ellos dirigidos a adolescentes de 11 a 17 años. Los resultados no son contundentes respecto a la eficacia de dichos programas, pero sí destacan la falta de uniformidad en los instrumentos de medida utilizados y en la conceptualización de la propia adicción. Centrándose en la intervención, Malinauskas & Malinauskiene (2019) realizan un metaanálisis sobre los efectos de las intervenciones psicológicas en el campo de la adicción a internet analizando seis artículos publicados entre 2000 y 2019 que recogen estudios con un grupo de control junto con medidas previas y posteriores a la intervención. Los resultados obtenidos muestran efectos significativos en todos los ensayos que incluían programación educativa como intervención.
Con estos referentes teóricos en una sociedad en la que es muy frecuente el uso de internet en la vida de las personas, y debido a una abundante bibliografía que se hace eco de su uso abusivo en adolescentes, el objetivo de esta revisión es analizar cuatro tópicos clave de las publicaciones que se centran en la adicción a internet en este colectivo y el grado de concordancia de estas. Más concretamente, se han planteado los siguientes objetivos específicos, sobre los que se estructuran los resultados: a) identificar los términos empleados para referirse a la “adicción a internet”; b) conocer la prevalencia de este trastorno en adolescentes; c) registrar los instrumentos de diagnóstico que se usan con mayor frecuencia y, d) explorar, caracterizar y conocer la eficacia de las intervenciones educativas desarrolladas. Para lograr este objetivo, se emplea un enfoque metodológico basado en una revisión sistemática de la bibliografía científica. La revisión se lleva a cabo siguiendo una metodología rigurosa que incluye la búsqueda exhaustiva de estudios relevantes con la utilización de bases de datos especializadas en ciencias de la salud y ciencias sociales. Se utilizan términos de búsqueda específicos relacionados con la adicción a internet en adolescentes, diagnóstico e intervención educativa.
La pregunta de investigación queda formulada del modo siguiente: ¿sobre qué están informando las publicaciones sobre la adicción a internet en el colectivo de adolescentes? Más concretamente, ¿cuál es la terminología asociada al constructo adicción a internet que se utiliza en la producción científica de la década 2010-2020?, ¿cuál es la prevalencia de la adicción a internet en adolescentes y qué instrumentos se emplean para estudiarla?, ¿en qué medida son efectivos los programas de intervención que se plantean?
Metodología
Método
Partiendo del objetivo de investigación se realizó una revisión sistemática o un estudio de estudios con el objeto de hacer una síntesis de la evidencia disponible (Manterola, et al., 2013), que ofrece información clarificadora sobre un tema seleccionado (Pardal-Refoyo & Pardal-Peláez, 2020), en nuestro caso, la adicción a internet en el colectivo de adolescentes. Por tanto, en la presente investigación se ha optado por una metodología basada en la revisión sistemática de la bibliografía científica para dar respuesta a las cuestiones y objetivos planteados, posibilitando una síntesis fundamentada y consolidada, mediante el uso de una rigurosa metodología, siguiendo los estándares de PRISMA, sobre este campo de estudio.
Para llevar a cabo la búsqueda bibliográfica se establecieron, en primer lugar, los términos de búsqueda, según los objetivos de estudio y la revisión teórica, concretamente: internet, adolescents, addiction, treatment, prevention, education, problematic use, abusive use y excessive use. A continuación, se eligieron las fuentes de información o bases de datos en las que aplicaría la búsqueda. Se escogieron las bases de datos PubMed, Scopus, Web of Science y ERIC.
La estrategia de búsqueda se caracterizó por ser una parametrizada para identificar los documentos en los que estuvieran presentes en el título del documento, en el resumen o en las palabras clave, los cinco términos base: internet, adolescents, treatment, prevention, education. Estos términos fueron combinados con el operador booleano and, y se les añadió uno de los siguientes vocablos addiction, problematic use, abusive use y excessive use en las diferentes consultas ejecutadas. El periodo temporal de búsqueda se situó entre 2010 y 2020, se fijaron como extremos, enero de 2010 y diciembre de 2020.
Se establecieron los criterios de inclusión y exclusión que fueron aplicados de forma independiente y ciega por las tres investigadoras. Se utilizaron como criterios de inclusión: i) artículos de revistas; ii) estudios realizados con adolescentes de entre 10 y 20 años, según la Organización Mundial de la Salud (2022); y, iii), artículos con texto completo en inglés o en castellano. Se excluyeron de la revisión: i) estudios con un idioma diferente al castellano o el inglés; ii) estudios dirigidos a una población de una edad mayor o menor del objetivo; iii) estudios que utilizan internet como recurso educativo; iv) estudios cuyo tema principal no fuese la adicción a internet (idoneidad)
Para su ejecución se han seguido las directrices establecidas en la declaración PRISMA -Preferred Reporting ítems for Systematic reviews and Meta-Analyses- (Urrútia & Bonfill, 2010).
En primer lugar, a partir de las palabras clave indicadas y en las bases de datos seleccionadas se ha procedido a realizar la búsqueda bibliográfica, dando como resultado un total de 319 artículos. Se sigue, para cada una de las bases de datos, la distribución que se muestra en la Tabla 1. Ha sido PubMed la que arrojó un mayor número de estudios.
Palabras clave | PubMed | Web Of Science | Scopus | ERIC | TOTAL |
---|---|---|---|---|---|
Internet AND Adolescents AND Addiction AND treatment AND prevention AND Education | 092 | 17 | 3 | 4 | 099 |
Internet AND adolescents AND problematic use AND treatment AND prevention AND education | 025 | 02 | 4 | 0 | 031 |
Internet AND adolescents AND abusive use AND treatment AND prevention AND education | 147 | 01 | 1 | 2 | 150 |
Internet AND adolescents AND Excessive use AND prevention AND treatment AND education | 036 | 01 | 2 | 0 | 039 |
- | - | - | - | - | 319 |
Nota: Elaboración propia.
Después de eliminar los elementos duplicados, tomando como eje la base de datos PubMed, se redujeron las 319 entradas iniciales a 198. Seguidamente, se aplicaron los criterios de inclusión y exclusión indicados y quedó la muestra final, tras la fase de cribado, constituida por un total de 24 publicaciones, tal como aparece recogido en el diagrama de flujo de la Figura 1 en la que se muestran las distintas fases: 18 fueron eliminados por idioma, 70 por no ajustarse a la edad establecida, 69 por usar internet como recurso didáctico y 17 por no considerarse idóneos para el objetivo de este estudio.
Muestra
El tamaño de la muestra en una revisión sistemática es el resultado de la aplicación de los criterios de inclusión y exclusión determinados. La muestra final estuvo constituida por 24 artículos o unidades de análisis, siendo estos los incluidos en la revisión final. Los documentos seleccionados son identificados en las referencias bibliográficas con un asterisco (*). Responden a cuatro tipos de estudios: de investigación empírica (8), revisiones sistemáticas (7), programas de intervención (6) y fundamentación teórica (3).
En cuanto al idioma, la mayoría de los artículos (21) están escritos en inglés y son de origen internacional, a excepción de tres artículos españoles. Las bases de datos que albergan más unidades de análisis son, en orden decreciente: PubMed (17), Scopus (4) y Web Of Science (3), coherentemente con el haber tomando como eje de selección la primera. Asimismo, la información obtenida en ERIC estaba duplicada en alguna de las bases de datos precedentes.
En relación con el ámbito de las revistas que acogen los artículos analizados, casi la totalidad de ellas están integradas en el ámbito de ciencias de la salud (20) (medicina, psicología, psiquiatría…) o multidisciplinar (4).
Codificación y análisis
De los estudios que constituyeron la selección final se extrajeron y registraron los datos relevantes o materia prima según los objetivos. Para ello se elaboró ad hoc un protocolo de registro que contenía los elementos o temáticas que se consideraron de interés, agrupados en cuatro bloques o categorías de primer nivel, que fueron a su vez desglosadas en categorías de segundo nivel (ver Tabla 2). Para garantizar la consistencia de los resultados y evitar el riesgo de sesgo, la aplicación de dicho formulario a cada artículo fue realizada por las investigadoras de manera independiente, para su posterior consenso cuando se presentaron discrepancias.
Para el análisis de la información se optó fundamentalmente por una evaluación descriptiva cualitativa, a partir de un análisis de contenido de los documentos, aunque algunos ítems han sido cuantificados.
Análisis y resultados
Terminología asociada al constructo adicción a internet
La revisión sistemática realizada ha permitido identificar una terminología variada (Figura 2) relacionada con el objeto de estudio. El término más utilizado corresponde a Internet Addiction, apareciendo en el 41,6% de los artículos, seguido de Problematic Internet Use en un 16,6% (Díaz-Aguado et al., 2018; Ke & Wong, 2018; Király et al., 2020; Yudes et al., 2020) y de Internet use behavior (Walther et al., 2014), en un 4,1%. A continuación, se han identificado términos más específicos como Cyberbullying (del Rey et al., 2016; Hinduja & Patchin, 2017; Lancaster, 2018) y Gambling (Thomas et al., 2018; Walther et al., 2013), la terminología principal en un 16,6% y en un 8,3% es de los trabajos respectivamente, o Internet Gaming Addiction (Wang et al., 2014) en un 4,1%.
El resto de las palabras clave identificadas una única vez, se corresponden con aspectos muy concretos dentro de la adicción a internet: FOMO -fear of missing out- (Citko & Owsieniuk, 2020), digital intelligence quotient (Singh Chawla, 2018), excessive use of online-enabled devices (King et al., 2018), Internet use disorders (Nakayama et al., 2017) y Harmful effects of media (Strasburger & Council on Communications and Media, 2010).
El uso de diferentes terminologías destaca la ambivalencia del objeto de estudio y los diversos aspectos o consecuencias relacionadas con la adicción a internet en la adolescencia. Esta variedad terminológica se centra tanto en la adicción en general, como en problemáticas más específicas como el ciberacoso o el juego en línea (Kuss, 2016). Esta diversidad refleja la complejidad del fenómeno de la adicción a internet entre las personas adolescentes, lo que dificulta su estandarización para un mejor diseño de intervenciones educativas preventivas.
Prevalencia e incidencia de la adicción a internet
En relación con la prevalencia e incidencia, los porcentajes de adicción a internet en la adolescencia, en la muestra de documentos analizados, van desde el 3% (Chung et al., 2019) al 71% en contextos clínicos con poblaciones afectadas (López-Fernández & Kuss, 2020). En los estudios de Černja et al. (2019) y de Tang et al. (2020), en China y Tánger respectivamente, los niveles de adicción a internet son similares. Las personas autoras revelan un 3,3% y un 3,4% de adicción a internet o adicción severa, un 29,9% y un 32% de posible adicción a internet o nivel moderado de adicción y 66,8% y un 64,6% no muestra signos de adicción a internet respectivamente.
Según Citko & Owsieniuk (2020), la adicción a internet en Norteamérica es de un 56%, en la India de un 37%, en Bosnia un 20% y en Polonia un 16%. En Australia la prevalencia de esta adicción por edades es la siguiente: de 13 a 15 años, un 48% en niños y un 38% en niñas; de 16 a 17 años un 50% en niños y un 66% en niñas y en edades comprendidas entre los 18 y 25 años es de un 48%.
En relación con el ciberacoso, los datos varían desde el 25,7% de víctimas (Citko & Owsieniuk, 2020), hasta el 47% (Singh Chawla, 2018). Lo mismo ocurre con la adicción a videojuegos online, que se sitúa en un 11% (Singh Chawla, 2018) o en un 15.6% (Wang et al., 2014).
Se ha observado una amplia variabilidad en cuanto a la prevalencia e incidencia de la adicción a internet entre adolescentes. Los estudios muestran que se trata de un fenómeno universal, dado que se ha investigado en distintos países y contextos, y se han obtenido porcentajes muy dispares (desde el 3% hasta el 71%), lo que refleja ya no solo la complejidad del fenómeno sino también su amplitud. Por tanto, la adicción a internet es un problema significativo en estas poblaciones, lo que manifiesta la importancia de abordar esta problemática de manera adecuada y efectiva (Ragheb et al., 2018).
Instrumentos utilizados para el estudio de la adicción a internet
La revisión sistemática también permitió identificar el uso de instrumentos de evaluación variados, algunos específicamente orientados a valorar la adicción a internet, y otros que se centran en manifestaciones concretas de su uso, tales como el ciberacoso (cyberbulling) o los juegos de apuestas (gambling). El instrumento más utilizado es el Young Internet Addiction (Young, 1998) en 12 de los artículos (Černja et al., 2019; Chung et al., 2019; King et al., 2018; Lam, 2015; López-Fernández & Kuss, 2020; Nakayama et al., 2017; Ruggieri et al., 2016; Tang et al., 2020; Throuvala et al., 2019; Walther et al., 2014; Wang et al., 2014; Yudes et al., 2020), seguido del European Cyberbullying Intervention Project Questionnaire -ECIPQ- (del Rey et al., 2015) en dos de ellos (del Rey et al., 2016; Yudes et al., 2020). Los instrumentos que evalúan específicamente la adicción a internet, según su uso en las investigaciones consultadas son:
El Young Internet Addiction Test (IAT) (Young, 1998). Es un cuestionario de 20 ítems, validado en 1998 para una muestra con edades comprendidas entre los 13 y 67 años. Presenta un buen indice de validez en las distintas investigaciones y fluctúa entre α = .89 y α = .91. Este instrumento también es aplicado en poblaciones con edades inferiores: 11 años (Tang et al., 2020) y 12 años (Yudes et al., 2020).
El Problematic Internet Use Questionnaire (PIUQ) (Demetrovics et al., 2008). Es un cuestionario compuesto por 18 ítems que mide el uso problemático de internet en un rango de edad de 12 a 69 años. Su índice de validez está entre α = .79 y α = .88. Ke & Wong (2018) lo aplican en una muestra entre 13 y 18 años, obteniendo parámetros semejantes al original.
El Generalized Problematic Internet Use Scale (GPIUS) (Caplan, 2010), evalúa el uso problemático de internet, aportando un α de .91 para toda la escala con una muestra de 18 a 57 años. En el artículo de Díaz-Aguado et al. (2018), se utiliza con una población de 12 a 16 años que se encuentra fuera del rango original obteniendo un α= .85 y α= .73 para las dos subescalas que integran los 15 ítems del instrumento original.
El Internet Related Experiences Questionnaire (IREQ) (Beranuy et al., 2013) contiene 10 ítems agrupados en dos subescalas que miden la adicción a internet: conflictos interpersonales relacionados con internet (α = .75) y conflictos intrapersonales relacionados con internet (α = .84). La validación original tiene un alfa de Cronbach de α = .77, y aunque la muestra original se realizó con edades de 12 a 25 años, en el artículo de del Rey et al. (2015) se emplea con adolescentes de 11 a 19 años, obteniendo un índice de validación de α = .87.
La Adolescent Pathological Internet Use Scale (APIUS) (Lei & Yang, 2007) compuesta por 38 ítems, se utiliza originalmente en una muestra de adolescentes con adicción a internet y alumnado de secundaria (α= .95). Liu et al. (2015), la utilizan con una muestra de 12 a 18 años y obtienen un índice de validez de α= .95.
Otros instrumentos que evalúan manifestaciones parciales del uso de internet son: el European Cyberbullying Intervention Project Questionnaire (del Rey et al., 2015) que mide el ciberbullying, la Fear of Missing Out Scale (FoMOs) (Przybylski et al., 2013) que mide la necesidad de estar conectado ininterrumpidamente, la Game Addiction Scale (GAS) (Lemmens et al., 2009), utilizada para medir la adicción a los videojuegos y la Gambling Attitudes and Beliefs Scale (GABS) (Breen & Zuckerman, 1999) que determina la adicción a los juegos de azar.
Se constata, por tanto, que la adicción a internet ha sido estudiada a través de diferentes instrumentos de investigación validados con poblaciones diversas, por tanto, estamos ante un fenómeno que va más allá de la edad adolescente propiamente dicha. Al mismo tiempo, la variabilidad de cuestionarios y escalas para la evaluación del uso problemático y la adicción a internet, o de sus manifestaciones más específicas asociadas, es clave para realizar un análisis de la situación como paso previo a cualquier intervención educativa.
Intervenciones educativas sobre adicción a internet en adolescentes
Siguiendo la terminología clásica implementada por Gordon (1983), las intervenciones educativas identificadas en los documentos de la revisión sistemática se dividen, principalmente, en dos: prevención universal y prevención indicada, donde únicamente las intervenciones de Ke & Wong (2018) y de Liu et al. (2015) son atribuibles a la prevención indicada, aplicada a adolescentes con un nivel problemático de uso de internet.
En relación con las edades, todos los programas están enfocados a adolescentes de entre 10 y 20 años, excepto dos de ellos que integran a familias y a docentes de los centros escolares (del Rey et al., 2016; Liu et al., 2015). La duración de la intervención varía entre 1 mes y 12 meses, con un número de sesiones desigual. Puede ser implementada por personas externas al centro escolar, ya sean terapeutas, psicólogas u otras personas expertas (del Rey et al., 2016; Liu et al., 2015; Ruggieri et al., 2016). En otras ocasiones, quien lleva a cabo el programa es el personal del propio centro, siendo el personal docente o de orientación quienes desarrollan el programa de prevención (Ke & Wong, 2018; Walther et al., 2013, 2014). El tamaño de los grupos de intervención es muy variado, oscila entre n=45 (Ke & Wong, 2018) y n= 2303 (Walther et al., 2014).
En relación con las intervenciones de prevención indicada, Ke & Wong (2018) presentan una intervención con sujetos adolescentes diagnosticados con uso problemático de internet, aplicando The Psychological Intervention Program-Internet Use for Youth (PIP-IU-Y), que consiste en una sesión semanal de 90 minutos y ocho sesiones. La intervención propuesta por Liu et at. (2015), se realiza con adolescentes con adicción a internet y sus familias. El Manual of Adolescents Internet Addiction Family Group Therapy, se lleva a cabo en siete sesiones.
Por último, las intervenciones de prevención universal, Walther et al. (2013, 2014) utilizan el programa Vernetzte que consta de cuatro unidades de 90 minutos. El objetivo de este programa es el seguimiento, la discusión y la reflexión del uso y la sensibilización sobre el uso excesivo y el comportamiento adictivo. Del Rey et al. (2016) muestran el programa ConRed de intervención para adolescentes, profesorado y familias. Durante tres meses, con ocho sesiones de duración, se presenta la deconstrucción de varios tópicos acerca de internet y del cyberbullying utilizando recursos variados como debates, vídeos… para, posteriormente, pedirle al alumnado que hable de sus propias experiencias. Ruggieri et al. (2016) desarrollan un programa de intervención durante un año con sesiones semanales de tres horas. Dicho programa tiene como objetivo la promoción de relaciones saludables entre el alumnado. Para ello, se le pide al estudiantado que cree un video para prevenir la adicción a internet en su escuela.
Respecto a las evaluaciones de los programas de intervención se constata una disminución generalizada de las adicciones. En el estudio de Liu et al. (2015), la tasa de adicción a internet de las personas adolescentes se redujo del 100% identificado en la evaluación inicial al 4,8% al final de la intervención y un 11,1% en la evaluación de seguimiento al cabo de tres meses. En una tendencia similar se sitúa Walther et al. (2013), con un aumento de 9 a 25 jugadores adictos en el grupo de control en comparación con una disminución en la frecuencia de juego autoinformada (de 11 a 7) y en la proporción de jugadores en el grupo de intervención. El estudio de Ruggieri et al. (2016) evidencia que, con la intervención, el porcentaje en el nivel severo de adicción disminuye del 4% al 2,2%, en el nivel moderado del 62% al 42,3%, mientras que el nivel leve se incrementó pasando del 34% al 55,5%. Por su parte, Ke & Wong (2018), encontraron que el tamaño del efecto para este análisis, d = .59, IC del 95% (3,04-9,81), excedía la convención .75 de Cohen para un efecto medio (.50). Al igual que los resultados de Walther et al. (2013), que revelan un menor aumento en la frecuencia de juego autoinformada y en la proporción de jugadores en el grupo de intervención.
Las investigaciones muestran que los programas de intervención, como el programa ConRed y el programa desarrollado por Ruggieri et al. (2016), han demostrado ser efectivos en la reducción de la adicción a internet entre adolescentes. Estos programas de intervención se enfocan en brindar información, generar conciencia y promover relaciones saludables con el uso de internet. Además, se ha observado una disminución significativa en los niveles de adicción a internet después de su implementación. En el estudio de Liu et al. (2015), se registró una reducción drástica (del 100% al 4,8%) en la tasa de adicción a internet entre la población adolescente participante, lo que demuestra que la intervención tuvo un impacto positivo en la reducción de la adicción.
Es importante destacar que los resultados de los estudios mencionados muestran una disminución significativa en los niveles de adicción a internet después de la implementación de los programas de intervención (Çelik, 2016), por lo que podemos considerar que dichos programas son efectivos. Esto respalda la importancia de implementar estrategias preventivas en las escuelas para abordar este problema creciente. Los programas de intervención pueden jugar un papel crucial en la reducción de la adicción a internet entre adolescentes, así como en la mejora de su rendimiento académico y bienestar general (Al-Shoqran, 2019).
Discusión y conclusiones
El binomio adolescentes e internet muestra una relación extensa e intensa, poniendo de manifiesto una vertiente negativa asociada a los usos problemáticos, adicción, riesgos y perjuicios a que se enfrentan, lo que Vega-Almeida & Arencibia-Jorge (2019) denominan “el lado oscuro de Internet”. Según las personas autoras estamos ante un campo temático en plena expansión, cuya productividad científica se difunde en revistas de alta visibilidad. Muestra de ello son las revisiones bibliográficas sobre adicción a internet y usos nocivos (Chung et al., 2019; López-Fernández & Kuss, 2020) y la respuesta a riesgos como juegos de azar y juegos online (King et al., 2018; Throuvala et al., 2019). Al mismo tiempo, el reconocimiento del uso de internet como un trastorno es fundamental para desarrollar respuestas de prevención estructuradas (King et al., 2018) y es necesario seguir ampliando este campo de conocimiento, ya que, en Europa, faltan aún hallazgos sobre estos problemas (López-Fernández & Kuss, 2020).
Debido a esta expansión temática, es preciso fijarse en los términos y conceptos que dibujan el campo de estudio, ya que, a pesar de ser utilizados en ocasiones como sinónimos, ofrecen matices relevantes. Retomando los objetivos específicos y las preguntas de investigación, esta investigación de revisión sistemática nos brinda una visión más completa de la adicción a internet, ya no solo por su complejidad terminológica, sino también por su alcance en diferentes contextos geográficos y la diversidad de instrumentos para la recogida de información en el ámbito de estudio, junto con la existencia de variados programas de intervención para la prevención o reeducación.
Los resultados obtenidos en nuestro estudio informan del estado de la cuestión y requieren ser considerados como fundamento de futuras investigaciones. Sin embargo, en los documentos revisados, se echan en falta criterios concretos para la selección y uso de los instrumentos para la recogida de información, de tal forma que se preserve la idiosincrasia del objeto de estudio. El trabajo realizado pone de manifiesto que junto a los desarrollos tecnológicos que posibilitan el acceso y generalización de internet, son necesarias medidas políticas (Vega-Almeida & Arencibia-Jorge, 2019) y educativas que impulsen el aprovechamiento de las ventajas, la minimización de los peligros y la eliminación de conductas y hábitos patológicos o adicciones, particularmente, entre la población infanto-juvenil.
Inevitablemente, estas conductas negativas existen, por lo que se desarrollan intervenciones psicopedagógicas para minimizar su impacto. Las intervenciones analizadas informan de cierto éxito y se presentan con potencial de reducir la duración e intensidad de las adicciones. Sin embargo, aunque se reconoce su efecto positivo, no permiten determinar con exactitud qué tipo de iniciativas alcanzan la mayor eficacia, por lo que se recomendaría incrementar los procesos evaluadores de los programas.
Así, nuestra revisión sistemática permite realizar tres recomendaciones fundamentales a la hora de abordar el estudio de la adicción a internet:
Uniformizar la terminología y la conceptualización empleada para referirse a este campo de estudio. Tal como manifiesta Rial Boubeta et al. (2015) se necesita una estandarización del término, ya que la adicción a internet se considera un tema extremadamente amplio y casi no existe una definición y orientación común, lo que dificulta la comparación e integración de los resultados.
Unificar los instrumentos de medida utilizados dado que las tasas de prevalencia son muy variadas y los resultados muy diversos dependiendo del instrumento que se emplee. Esto podría verse como una derivación inmediata de la tipificación de los términos (Byun et al., 2009). Sin una homogeneización y delimitación del término es muy complejo poder intervenir en esta problemática de forma eficaz, aunque el desarrollo de conceptos, por su naturaleza compleja, requiere una investigación académica más sistemática y teórica para lograr métodos de medición más estandarizados.
Promover la alfabetización mediática ya que se ha convertido en una habilidad esencial (Chung et al., 2019) reconocida tanto por el ámbito social como en la legislación educativa. No se puede dejar en manos de iniciativas privadas (como asociaciones o familias) programas de prevención e intervención educativa que no son generalizados, porque se corre el riesgo de no poder atender a grupos vulnerables. Es necesario construir programas de prevención basados en evidencia metodológicamente sólidos (Throuvala et al., 2019).
Para que pueda afrontarse esta problemática, es recomendable que las instituciones públicas potencien políticas e intervenciones basadas en la evidencia resultantes de investigaciones científicas validadas, además de incrementar la formación de profesionales de la educación, de las ciencias sociales y de la salud.
Finalmente, el estudio desarrollado posee una serie de limitaciones, fundamentalmente derivadas de los criterios de búsqueda y selección de la muestra, ya que ha quedado fuera del análisis aquella producción científica que no se encuentra indexada en las bases de datos estudiadas. Al mismo tiempo, el análisis de datos pudo estar apoyado por un software de análisis de datos textuales, aunque este es más propio de un metaanálisis que de una revisión sistemática como la presente.