Introducción
La inmanencia de prácticas discursivas discriminatorias en medios de comunicación contemporáneos ha condicionado el aumento de investigaciones sobre justicia social (Arroyo, 2020; Ramos Toro, 2018; Sambucetti el al., 2017) precisamente porque aún persisten esquemas biologicistas utilizados desde centros de poder para justificar la desigualdad humana.
Expresiones sexistas marcadas por una herencia socio-patriarcal se sedimentan en el imaginario colectivo debido a su usual aparición en ecosistemas mediáticos y, en consecuencia, el movimiento LGBTIQ+ (lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, intersexuales, queer y otros) cuestiona ideas tradicionales sobre la existencia de solo dos géneros, y aboga por una reconceptualización que replantea la manera arquetípica y sesgada de asumirlos (Jackson & Scott, 2017).
La asignación de roles de género y la percepción de estos mismos invitan a hombres y a mujeres por igual a crear imaginarios intersubjetivos. Estos imaginarios se componen de un conjunto de atribuciones físicas, emocionales, actitudinales, y aptitudinales que se le aplican a una persona según el sexo al cual pertenece. Dentro de estos imaginarios se suele entender al género como una construcción binaria que acostumbra a contemplar al hombre y a la mujer como heterosexuales y cisgénero y se establecen macrorreglas de actuación propias de las asignaciones preconcebidas (Ramírez et al., 2019).
Asumir que no existen roles preestablecidos permite romper con patrones socialmente compartidos de lo que corresponde a cada género. Acorde con nuevas legislaciones (Arroyo, 2020) y los avances sociales, se abre una brecha a las inequidades que subyuga, tanto a uno como a otro género, a preceptos arcaicos. De esta forma, la perspectiva de género no se construye por lógicas naturales o biológicas, sino por procesos psicosociales que en la actualidad proponen hacerse desde una visión avanzada que no estereotipe los roles asignados a lo femenino o masculino.
En el caso cubano, aunque la Constitución aprobada en 2019 y la reformulación del Código de la Familia en 2022 condenan la discriminación, estudios sobre los medios en Cuba (Gómez Guerra & Pino Reina, 2017; Ramos Pérez, 2020; Rodríguez Bazán et al., 2019; Rodríguez Martínez, 2015) develan construcciones mediático-discursivas que refuerzan patrones de dominación masculina y posturas hegemónicas sexobinarias.
Optimizar el trabajo de los medios de comunicación en este sentido implica, incluso, revisar los planes de estudios de las facultades de comunicación social como espacios “clave para ayudar a erradicar cualquier forma de discriminación” (García-Ramos et al., 2020, p. 22); porque, como reconoce la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco , 2014, p. 8), deben garantizarse contenidos “que traten específicamente la igualdad de género y la existencia de la transversalización de género en la enseñanza de escuelas y universidades de periodismo y/o comunicación y en otras industrias similares”.
Experiencias educativas (Ahedo Gurrutxaga et al., 2022; Castro-Martín & Sánchez-Suricalday, 2022; Jil Gálvez, 2022) muestran las potencialidades de la investigación-acción dentro de los currículos para promover el cambio social y acercar al estudiantado a las dinámicas poblacionales y a sus problemas dentro de las ciencias sociales.
Es desde las universidades, por su función de transmisiones de actitudes, hábitos, conocimientos y valores, desde donde hay que repensar los géneros y la manera de transmitirlos, por medio de la adquisición de herramientas pedagógicas para el diseño e implementación de clases e intervenciones con enfoque coeducativo, debe ser parte de una formación docente con perspectiva de género. (Jil Gálvez, 2022, p. 5)
Cuba cuenta con seis centros de pregrado para la Licenciatura en Periodismo, coordinados por su órgano rector radicado en la Universidad de La Habana. Análisis curriculares, resultados de los grupos focales realizados por los equipos investigadores y la entrevista a especialistas refuerzan la idea de incluir la perspectiva avanzada de género como eje transversal en las carreras de Periodismo en Cuba, de manera que favorezcan una formación profesional libre de prejuicios sexogenéricos y responsable con la consecución de una sociedad más justa e inclusiva.
Fundamentado en esto, el presente artículo se plantea como objetivo general: Implementar como eje transversal en el programa académico cubano de Periodismo una perspectiva de género avanzada a través de actividades de aprendizaje que involucren la investigación-acción.
Como objetivos específicos: a) Identificar fortalezas y debilidades del programa académico cubano de periodismo para incluir una perspectiva avanzada de género como eje transversal, b) Describir las actividades de aprendizaje que involucren la investigación acción para una perspectiva avanzada de género como eje transversal en el programa académico cubano de Periodismo.
Visión avanzada de género e investigación en el periodismo
La categoría de género comenzó a implementarse en el ámbito académico-político cercano a la década del 70 y concientizó sobre la necesidad de ofrecer una mirada investigativa a este fenómeno. El reconocimiento del término intentó legitimar una sistematización conceptual de los nuevos nodos teóricos relacionados con una categoría comúnmente subvalorada (Lagarde, 1996).
Lagarde (1996, p. 49) define el género como “el conjunto de atributos, de atribuciones, de características asignadas al sexo”, y lo entiende como percepción fundante de la personalidad que, en interacción con la cultura, supera las determinaciones biologicistas como argumentos que originan desigualdad.
El poder discernir entre los sujetos de género se debe a la construcción sociocultural realizada mediante asignaciones (Arroyo, 2020; Ramírez et al., 2019). De ahí que se puedan asumir las asignaciones de género como todas aquellas características y rasgos que las sociedades superponen a los cuerpos sexuados y determinan la construcción de los sujetos de género.
Así, las asignaciones de género se asumen como rasgos que las sociedades superponen a los cuerpos sexuados y que determinan la construcción de los sujetos de género. Gracias a la constante evolución social de la categoría de género, estas asignaciones varían desde una visión tradicional (estereotipada) hasta una visión más avanzada (emancipada). Se expresan en los atributos (físicos y psicológicos), en los espacios que se atribuyen a cada sujeto genérico y en los roles propios según sus habilidades (Figueroa Perea, 2020; Jiménez Argüello, 2022; Lagarde, 1996; Ramos Pérez, 2020).
Esas atribuciones de roles que se asumen socialmente suelen ser objeto e interés de investigaciones para indagar en la forma en que una sociedad piensa con respecto a hombres y mujeres. Si hay roles y estereotipos de género favorables para el hombre y no para la mujer, es muy probable que el estatus masculino en términos de empoderamiento político, económico, educacional, minimice al de la mujer (Ramírez et al., 2019).
Los atributos establecidos culturalmente para cada sujeto se pueden observar en el aspecto físico (relativo a los atributos externos) y en el componente comportamental-actitudinal o psicológico (incluye características internas, emociones, etc.).
La noción tradicional acepta solo a los sujetos cisgéneros, en quienes coincide el rol social con la identidad social (desarrollan en su vida social una identidad de acuerdo con la impuesta por la sociedad) (A. Aquino Agüero, comunicación personal de persona experta, 22 de enero del 2020; Jiménez Argüello, 2022). La noción avanzada rompe estereotipos relativos al género y apoya una concepción más igualitaria del mundo (Arroyo, 2020).
Como constructo cultural, el género encuentra en el discurso y el poder una plataforma para su materialización que, según Arroyo (2020) también origina estados de opinión atravesados por una postura ético-axiológica. Corresponde a los medios de comunicación defender posturas avanzadas y, para ello, las facultades de periodismo deben egresar profesionales de la prensa capaces de producir discursos que tributen al cambio y la justicia social.
Incluir perspectiva de género en las disciplinas sociales permite visibilizar algunos hechos antes ocultos, como las experiencias y problemas que enfrentan las mujeres de distintas edades, posiciones sociales, etnias o nacionalidades. (Contreras-Gómez, et al. 2020, p. 19)
Algunos estudios revisados abogan por la introducción de líneas diagnósticas para la aplicación de una perspectiva de género en las universidades latinoamericanas, la inclusión del principio de igualdad y no discriminación en la formación de periodistas y contribuir desde la formación a sociedades más justas (Bedón Noboa, 2019; Contreras-Gómez et al., 2020; González García, 2017).
No obstante, para el cambio real debe articularse el enfoque de género como línea transversal del plan de estudios, la práctica sistemática de investigaciones desde una visión avanzada de género y un programa de actividades extracurriculares, de modo que el estudiantado no solo interactúe con grupos históricamente marginados, sino también que sean partícipes del cambio social desde la producción periodística.
La investigación acción, su importancia en las ciencias sociales
Una de las posibles alternativas para lograr un conocimiento y acercamiento a los temas y problemáticas sobre género puede ser implementar la investigación-acción (IA) en las carreras de Periodismo. La IA como forma para realizar intervenciones sociales permite que el sujeto investigador facilite la transformación para el desarrollo, se nutra de ella y la describa junto a sus protagonistas (Venegas Medina, 2011; Gariglio et al., 2016; Portuondo Taunder & Méndez Hernández, 2018; Urdaniz, 2019). Con mayor aplicación en investigaciones pedagógicas, la investigación-acción se describe desde la comunicación y su uso, más que válido, se torna necesario.
Estudios comos los de Ahedo Gurrutxaga et al. (2022) especifican sobre la necesidad de ofrecer mayor protagonismo al alumnado en su formación sobre temáticas de género por lo que apuestan por la investigación-acción como “una forma de investigación horizontal asentada en la acción que busca influir de abajo arriba en los procesos políticos, entre otros el del aprendizaje en ES (Educación Superior)” (p. 151).
De esta forma no solo se busca la intervención comunitaria, también la revisión crítica de la bibliografía, axioma, valores, objetivos formativos donde el alumno sea un gestor de cambio basado en sus aprendizajes colaborativos y metodologías de enseñanza activas (Ahedo Gurrutxaga et al., 2022).
Guevara Alban et al. (2020) explican que dentro de las características de la investigación acción se encuentra “la manera como se aborda el objeto de estudio, las intencionalidades o propósitos, el accionar de los actores sociales involucrados en la investigación, los diversos procedimientos que se desarrollan y los logros que se alcanzan” (p. 165).
En las potencialidades de la investigación-acción está la de realizar trabajos de reflexión empírica y teórica (Venegas Medina, 2011), por lo que favorece establecer indicadores desde los procesos sustantivos de la educación superior para implementar una perspectiva avanzada de género.
Metodología
Desde la perspectiva cualitativa, la investigación se erige como un estudio de tipo no experimental y nivel descriptivo que parte del conocimiento de las personas autoras acerca de la carrera de Periodismo de la UCLV. Las tres personas son graduadas de ella en diferentes años y una se desempeña en la actualidad como coordinadora de la carrera; aspectos que facilitan el conocimiento del campo de investigación, acceso a los documentos rectores del proceso de enseñaza-aprendizaje y garantiza la observación participante. La unidad de análisis comprende el programa académico cubano de Periodismo y particularmente su aplicación en la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas.
La investigación emplea, como métodos, la etnografía y el análisis de contenido. El método etnográfico se utiliza con el fin de obtener información sobre la formación desde una visión avanzada de género en la carrera de Periodismo y, a partir de estos resultados, proponer cambios. En las técnicas de investigación, se incluyeron grupos focales (GF), integrados por personas informantes claves, con el fin de contraponer información (aportada por el estudiantado y el profesorado) relacionada con el plan de estudio y su valoración sobre la atención del currículo a la perspectiva de género y cómo incluir la investigación-acción desde una perspectiva de género avanzada en la CP: GF1 (21 estudiantes de quinto año de la CP, último del Plan D en la UCLV), GF2 (7 estudiantes de cuarto año de la CP, primero en graduarse por plan E en la UCLV) y GF3 (10 docentes y jefaturas de disciplina de la CP).
Para proteger las identidades de las pesonas informantes claves que forman parte de los GF, se omiten datos personales y sus declaraciones se presentan solo con las referencias asociadas: por ejemplo, E1, GF1 (estudiante 1, grupo focal 1).
Se sistematizó el Plan E en la CP, para esto se empleó una guía de observación que atendía los siguientes parámetros: modelo de cada profesional, objetivos, disciplinas, asignaturas y plan temático de las asignaturas.
Se revisaron 141 tesis de licenciatura de la CP de la UCLV (2007-2021) y 13 investigaciones de maestría y doctorados del claustro, así como otras investigaciones de la Universidad de La Habana sobre medios y género, para conocer el tratamiento del tema en la formación periodística. El análisis de contenido se centró como guía en temas tratados, medios de comunicación estudiados, autorías consultadas, principales problemáticas detectadas y recomendaciones del estudio. Esto favoreció la realización de conclusiones y la propuesta de cambio al componente investigativo.
Además, se aplicó la entrevista estructurada a cinco personas expertas en temas de género y medios de prensa cubanos, para contrastar información obtenida e incluirla en una propuesta que apueste por incluir la investigación-acción desde perspectiva avanzada de género en la CP. Las personas expertas también seleccionadas como informates claves consintieron en ser debidamente citadas en esta investigación mediante la explicitación pública de sus datos personales, y ellos son: MSc. Yuleivy García Bermúdez, Vicerrectorado UCLV; MSc. Osneidy León Bermúdez, Departamento de Lingüística y Literatura UCLV; MSc. Andy Aquino Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex); Dra. C. Dunia Ferrer Lozano, Cátedra de Género UCLV; y Dr. C. Kirk Díaz-Guzmán Corrales, Departamento de Comunicación Social.
Resultados: Necesidad de cambios en los planes de estudios de Periodismo: Perspectiva avanzada de género como eje transversal
Cuba apuesta por una visión del mundo más próspera, pacífica y justa, que sea mejor tanto para mujeres como para hombres. A partir de la Declaración y Programa de Acción Beijing en 1995 (UNESCO, 1995), la nación traza acciones que favorecen elevar la calidad de vida de las mujeres y buscar la equidad como principio estatal para una nación libre de violencia y con oportunidades para todas las personas. Algunas de estas acciones son: Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres, incluye 44 medidas que proponen la igualdad de género y la eliminación de estereotipos en la sociedad cubana; el Código de las familias, revolucionario en su concepción y la inclusión de artículos que protegen a las personas vulnerables y ofrece una visión de familia que rompe los preceptos tradicionales ofeciendo igualdad de deberes y derechos.
De manera general, las mujeres han encontrado espacios participativos equivalentes a los hombres a diferentes escalas en la sociedad. Relacionado con el movimiento LGBTIQ+, la Encuesta Nacional de Igualdad de Género (ENIG-2016) arrojó que el 77% de la muestra aprueba la igualdad de derechos (Agencia Cubana de Noticias (ACN), 2019). En tal sentido, el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), reconocido en el país por su carácter transformador y transgresor, ha incluido en las agendas sociopolíticos temáticas como la educación integral de la sexualidad, salud sexual y derechos sexuales. Los programas de este centro otorgan mayor visibilidad a la comunidad LGBTIQ+, gracias a la introducción de cambios continuos y reformas en leyes fundamentales de la nación que tratan temas anteriormente tabúes dentro de la sociedad como la reasignación e identidad de género.
Los estudios sobre los procesos comunicacionales se enriquecen y diversifican con la apropiación de la perspectiva de género, y a su vez, si los análisis feministas asumen el ámbito comunicacional pueden diversificar el acercamiento a la compleja construcción de lo femenino y lo masculino. (Moya Richard, 2011, p. 20)
Para sistematizar la visión sobre género en la prensa, las personas autoras revisaron investigaciones que analizan medios cubanos donde se aprecia una evolución en el discurso y el reflejo de una Cuba menos estereotipada y con representación real de su población. Otras propuestas más antiguas como las de Moya Richard (2011) y Torres Amador (2009) permiten establecer patrones culturales que obvian las diferencias reales de lo cubano y sus particularidades.
Algunas de las áreas comunes encontradas reconocen la necesidad del dominio teórico de periodistas para tratar temas con enfoque de género que contribuyan a crear estados de opinion pública realmente ajustados a las necesidades del contexto sexodiverso cubano. Cuba carece de un diseño general de políticas editoriales personalizadas desde la perspectiva de género, de manera que no hay una cabal concientización de la importancia y la necesidad de incluir guías para abordar el tema.
En el discurso mediático aún predomina la visión hegemónico-masculina frente a la no exclusivamente binaria; los medios deben ser partícipes de construcciones avanzadas donde ofrezcan miradas inclusivas que propicien tratar temas poco abordados y en los que aún existen prejucios en la sociedad como los roles, relación entre personas del mismo género, la adopción y embarazo asistido en parejas homosexuales (D. Ferrer Lozano, comunicación personal de experta, 5 de mayo del 2020).
La revisión bibliográfica arrojó que, de los 275 egresados de la CP en la UCLV, desde su primera graduación en 2007 hasta 2021, solo cuatro estudiantes, en tres tesis de licenciatura, han realizado investigaciones científicas que ahonden de manera directa e indirecta la temática de género en los medios de comunicación. Los enfoques han versado sobre medios de alcance nacional (impresos y audiovisuales).
Estas investigaciones se realizan desde posiciones pasivas que no siempre encuentran una respuesta en el contenido de la prensa, ni la crítica a sus rutinas productivas e ideologías profesionales. “Prevalece el rol periodístico que mantiene estereotipos por encima del rol transformador del statu quo” (Rodríguez Martínez, 2015, p. 91), cuando en realidad, para generar un cambio en el imaginario social, se necesitan productos comunicativos que, en correspondencia con la realidad social, no solo visibilicen la violencia de género, sino también alfabeticen a la audiencia en este sentido.
Las personas expertas consultadas constatan una carencia formativa que impide el salto cualitativo del discurso con enfoque de género; por lo que sería recomendable profundizar en los currículos formativos y desde ahí comenzar a gestar el cambio (O. León Bermúdez, comunicación personal de experta, 4 de mayo del 2020). Resulta imposible incidir en la sociedad si desde la Educación Superior no se busca un cambio de perspectiva en todos sus procesos sustantivos.
En constraste con la afirmación anterior, el análisis de documentos y el GF3, con los jefes de disciplinas, mostró la inexistencia de líneas, objetivos y estrategias para alcanzar una visión avanzada de género en la CP de la UCLV. Se evidencia la ausencia no solo de asignaturas y líneas investigativas, sino también del enfoque de género en la formación de los futuros grupos de periodistas.
Actualmente, el plan de estudio E de la CP en Cuba cuenta con 11 disciplinas para un total de 2 580 horas del currículo base; de ellas, 1 035 dedicadas a la práctica laboral. Al profundizar en cada una de las disciplinas y programas analíticos de las asignaturas, así como en el GF3 se determinó:
En el modelo del profesional, campo de acción, esferas de actuación y principales esferas del profesional no existen referencia al enfoque de género en el desempeño profesional del estudiantado egresado.
Solo una asignatura trata explícitamente temas relacionados con la teoría de género: Literatura (desde la teoría literaria y el impacto del movimiento femenino en la literatura).
Asignaturas como Comunicación Audiovisual I y II, Periodismo Impreso y Análisis del discurso seleccionan trabajos intencionalmente con enfoques de género como complemento para talleres y clases prácticas. No obstante, no existen conocimientos teóricos sólidos que contribuyan a un análisis real y debate de principales personas autoras en el tema de género, ni cómo tratar ese tema eficazmente en los medios de comunicación.
Existe vínculos formales con espacios universitarios que ahondan en la perspectiva de género. Sucede así con la Cátedra de la Mujer, el Centro de Estudios Comunitarios y las carreras de Sociología, Estudios Socioculturales y Sicología, pero hasta el momento no existen proyectos efectivos de interacción desde la necesaria interdisciplinariedad.
Por su parte, los resultados de los grupos focales con estudiantes confirman los datos resumidos con anterioridad. De los 28 estudiantes participantes en los grupos focales, al indagar en el debate en su presencia y participación en proyectos de diferentes implicaciones relacionados con la temática de género, pudo comprobarse que es casi nula (Figura 1).
Aunque se evidencia un enfoque casi inexistente desde la academia hacia el tratamiento de género, los grupos focales develaron el interés del estudiantado por recibir una formación que los prepare para su realidad social y profesional como responsabilidad de la academia. La Figura 2 explica los principales puntos que afloran de los grupos focales con estudiantes.
Las potencialidades encontradas en la CP (calidad de estudiantes, experiencia del claustro, confluencia de otras áreas de conocimiento dentro del mismo campus universitario) demuestran las posibilidades de repensar la formación desde posicionamientos que promuevan cambios sustanciales y superen la inercia investigativa.
Como un primer acercamiento se propone la incorporación intencionada de estudiantes de periodismo a proyectos socioculturales diversos, enfocados en la investigación-acción como “práctica permanente, en un referente de apoyo y análisis a situaciones problemáticas existentes” (Bancayán-Ore & Vega-Denegri, 2020, p. 245).
No basta con diseñar lecturas y contenidos, se hace necesario incluir al estudiantado y hacerlo protagonista de ese cambio, mediante la introducción de una perspectiva avanzada de género desde programa académico con la autogestión del conocimiento y la vinculación del estudiantado con comunidades vulnerables o de riesgo.
La investigación-acción en Periodismo como mecanismo para el cambio
Sobre la base de los resultados expuestos hasta aquí, se proponen acciones/cambios para garantizar la inclusión de enfoques de género en la CP en la UCLV, de modo que sean homologables a los demás centros de la educación superior en Cuba donde se estudia periodismo y comunicación social y que sirvan como antecedente para futuros estudios pedagógicos. Estas acciones se proponen mediante la triangulación entre análisis de contenido, entrevista a personas expertas, etnografía y grupos focales.
Motivación por el tema: Fomentar el aprendizaje desarrollador, así como evaluaciones formativas que incluyan la autonomía en el aprendizaje y el carácter holístico de la comunicación. Utilizar posturas críticas ante lecturas y personas autoras, ejemplificación de movimientos sociales, feministas, étnicos y su incidencia social. Invitación a debates, charlas y talleres a activistas sociales, personal investigador, especialistas, personas víctimas de la violencia de género que sensibilicen al estudiantado sobre el tema.
Necesitamos herramientas para identificar la violencia de género y estos serían momentos propicios para eso. También se pudieran realizar desde nuestras brigadas iniciativas como jornadas, intercambios de libros, concursos de géneros periodísticos que aborden temáticas de ideología de género y extenderlo a la comunidad. (E3, GF1)
Esta línea responde a la idea de que la motivación mejora el rendimiento académico, incluye elementos afectivos y busca estrategias de aprendizajes positivas (D. Ferrer Lozano, comunicación personal de experta, 5 de mayo del 2020; Ramos-Galarza et al., 2020). Por ello, deben desarrollarse estrategias de apoyo y metacognitivas con el estudiantado (Figura 3).
Esto debe lograrse en conjunto con las etapas evolutivas de la investigación-acción; se propone conocer los lugares de residencia del estudiantado, a quienes provienen de comunidades y zonas identificadas como de riesgo y, a su vez, mientras se motiva en el tema se crean las bases para una posible interacción con la comunidad. Es aconsejable identificar los proyectos sociocomunitarios que se desarrollan y que ya tienen estructuras que favorezcan la incorporación del estudiantado en esos ambientes, desde la asesoría docente, nunca desde la iniciativa individual. Así se determinan necesidades y posibles temas a investigar.
Incluir este tipo de investigaciones podría contribuir a generar acciones “movilizadoras y propuestas para nuevos cambios e investigaciones” (Verdier, 2019, p. 217), además de encontrar realidades palpables para el estudiantado y favorecer una conciencia más humana en favor del otro génerico diverso desde la academia.
Vinculación con comunidades y grupos vulnerables: Se considera beneficioso vincular al estudiantado de Periodismo con proyectos sociocomunitarios que lo insmiscuya en las problemáticas sociales reales; de esta forma, puede participar en procesos transformadores que facilitan marcadores comparativos con otras realidades.
A su vez, favorece el intercambio, la creatividad, la búsqueda de soluciones y les convierte en agentes de cambio. Esta inclusión en proyectos ofrece sistematicidad y posibilidad real de evaluar la intervención realizada. Puede prolongarse a lo largo de los años de estudio, si se logra desde los primeros años de la carrera, desde donde se generen investigaciones en campo, trabajos de curso, géneros periodísticos que se publiquen en medios de prensa durante el periodo de prácticas profesionales.
Las propias demandas de conocimiento que se gesten de esta vinculación exigirán la necesidad de superación, asesoría y autonomía del aprendizaje del estudiantado (K. Díaz-Guzmán Corrales, comunicación personal de experto, 12 de enero de 2020). Esto favorecerá temas de investigación que serán resueltos desde la investigación-acción y sus posibilidades y métodos.
Esta vinculación puede ayudar a que los jóvenes investiguen, se preparen, sean un gestor de cambio y, por supuesto, que adquieran un mayor conocimiento en cuánto a ideología de género. (E4. GF2)
Propio de las primeras etapas de la investigación acción (Guevara Alban et al., 2020) se propone el trabajo en equipo donde se diseñen fases y se realice un diagnóstico de la situación de la comunidad a estudiar que proponga líneas de investigación, acciones y determine informantes claves. A su vez, resulta necesario encontrar espacios de diálogo dentro de la misma comunidad. Esto puede partir de datos ya existentes y vincularse con asignaturas propias de las carreras de Periodismo como Teoría de la Comunicación, Comunicación comunitaria, Metodología de la investigación y que sea verificado con sistematicidad con personal tutor y docente.
La investigación-acción como promotora de la autogestión de contenido: Los grupos focales demostraron que los principales temas aprehendidos por el estudiantado tienen como referencia sus experiencias personales, formar parte de un contexto específico y su interés personal. No obstante, esto no resulta suficiente.
Muchas veces en los medios universitarios tratamos estos temas de género, pero casi siempre debemos buscar asesorías desde otras especialidades porque la carrera no nos prepara para eso. (E12, GF 1)
En la actualidad, la autogestión de contenidos se torna obligatoria en la educación superior, una vía para el crecimiento formativo del estudiantado y en función de complementar sus áreas de interés. La velocidad con que suelen caducar los conocimientos obliga a reajustar contínuamente las competencias profesionales desde una formación que posibilite la autonomía y la capacidad de autogestión ante los nuevos retos laborales (A. Aquino Agüero, comunicación personal de experto, 22 de enero del 2020). Desde el posicionamiento investigativo, la autonomía y el aprendizaje se asocian al contenido desarrollador y al carácter más autónomo del estudiantado, por lo que se combinan con los métodos de enseñanza para favorecer el pensamiento crítico y la autogestión del aprendizaje.
En contextos universitarios donde exista poco conocimiento sobre teorías de género, la educación debe proyectarse hacia el desarrollo y la comprensión del carácter activo del estudiantado desde la construcción de su propio conocimiento, con la guía del claustro, pero con mecanismos para la reflexión, la aclaración constante de dudas y posturas autocríticas hacia su entorno.
A su vez, deben involucrarse en procesos investigativos que le permitan ahondar y conocer su entorno desde proyectos que exigan aprendizajes colaborativos, trabajo interdisciplinario y favorezcan desarrollar la sensibilidad. Esto se asocia con las posibilidades de la investigación-acción para potenciar el diálogo, que el estudiantado sea capaz de encontrar los conflictos (D. Ferrer Lozano comunicación personal de experta, 5 de mayo del 2020; Verdier, 2019) y buscar consensos, de manera que se forme una actitud hacia la resolución de problemas con la comunicación como base.
Son necesarias asignaturas optativas y electivas que ayuden a conocer sobre ideología de género, esto en conjunto con otras actividades que se desarrollen pueden ayudar a crear conciencia poco a poco y motivar a que el estudiante indague, profundice desde su búsqueda personal. (E16, GF1)
Debe lograse un ciclo que promueva la evaluación constante de lo que se hace y la motivación y autogestión del conocimiento. Desde esta perspectiva, la acción es fuente de conocimiento e intervención (Choez-Game, 2022; Y. García Bermúdez, comunicación personal de experta, 4 de mayo del 2020). La acción genera cambios positivos una vez que resuelve problemas eminentemente prácticos desde la contrastación teórica, el uso de métodos y técnicas científicos, y el empleo de la motivación y autogestión para resolver los vacíos teóricos que se encuentran en la práctica.
Inclusión en equipos multidisciplinarios: En la actualidad, la investigación se compone de una efectiva concresión del trabajo en equipo: especialistas que aportan un complemento a cada etapa del estudio y contribuyen a la solución del problema planteado desde diferentes aspectos. El fomento de las posturas éticas, el respeto por la opinión ajena y el confrontar opiniones desde distintas áreas del saber contribuyen al constructo del conocimiento y a la necesaria visión holística desde la ciencia, desde donde la teoría avanzada de género fomenta el estudio de fenómenos de manera interdisciplinaria y contribuye a apostar por una transformación social más íntegra.
Existe una cátedra de la mujer, centro de estudios comunitarios que tienen algunas líneas de trabajo consolidadas en enfoque de género y donde a veces nos hemos insertado. Podemos encontrar alianzas con ellos desde asignaturas, asesorías en proyectos, charlas y vinculación de proyectos. (E1. GF1)
La propia dinámica de la investigación acción exige (Bancayán-Ore & Vega-Denegri, 2020) una fase de reflexión donde se debaten, interpretan los resultados y se arriben a conclusiones desde una perspectiva integral.
En esta fase resulta recomendable la planificación de acciones participativas que incluyan:
Asesorías comunitarias en función de la problemática detectada.
Involucrar a la comunidad en actividades participativas, en la creación de productos comunicativos.
Ofrecer a la comunidad herramientas para conocer sobre la temática de género, posturas machistas y mecanismos de cómo enfrentarlos y dónde acudir.
Favorecer el uso de la tecnología en función de la resolución de problemas, líneas de ayuda, páginas de orientación, experiencias.
Desde la práctica educativa, involucrar la investigación-acción con sus diferentes fases y posibilidades puede favorecer a que el estudiantado de periodismo no solo se sensibilice con el tema, sino que, al estar involucrado en estos proyectos, le ofrecerá conocimientos y herramientas para un desempeño más efectivo en la temática de género en los medios de comunicación.
Divulgación de los resultados de investigación: Establecer estrategias de divulgación que respondan a las demandas tecnológicas actuales y de difusión fundamentando aportes teóricos y prácticos, y buscar escenarios de intercambios científicos para presentar experiencias, contraponerlas y generar miradas inclusivas hacia las minorías y voces apagadas.
Los más importante resultan los espacios de debate en la comunidad donde se ejecuta la investigación, a partir de los resultados se valoran las acciones desarrolladas, y se realizan y debaten los resultados parciales. Dentro de la investigación-acción, la discusión sistemática evaluadora es completamente positiva (Bancayán-Ore & Vega-Denegri, 2020). Se propone hacerlo desde lo interno en las comunidades y como espacio grupal en actividades curriculares (O. León Bermúdez, comunicación personal de experta, 4 de mayo del 2020). La realización de portafolios como aprendizaje cooperativo (Deliyore-Vega, 2018), historias de vida, materiales audiovisuales pueden ser propicios para mostrar las experiencias acumuladas por el estudiantado.
Las acciones descritas se complementan con la teoría avanzada de género porque la investigación-acción promueve la necesidad de captar las subjetividades (Venegas Medina, 2011) y es en esas subjetividades donde se puede aprender a amar, respetar y convivir con la otredad.
Conclusiones
La educación en la actualidad convive y responde a un contexto conflictivo marcado por las desigualdades sociales (Gariglio et al., 2016) y corresponde a ella hacer posibles transformaciones que conlleven, no solo a posturas de aceptación y convivencia pacífica, sino también a un cambio de mentalidad, de símbolos propios de sociedades patriarcales.
Aunque varias investigaciones en Cuba (Gómez Guerra & Pino Reina, 2017) describen la presencia de posturas tradicionales en los medios de comunicación, se necesitan más estudios que opten por una postura activa hacia el cambio. Asumir el enfoque de género desde la formación de periodistas (Unesco, 2014) sería un primer paso para construir una sociedad más igualitaria donde los medios de comunicación respondan a repensar los símbolos (Rodríguez Bazán et al., 2019), pero logren más interacción con las historias reales que se suceden desde el silencio y quedan en el anonimato.
Investigaciones empíricas como las de Bancayán-Ore & Vega-Denegri (2020), Choez-Game (2022), Mora Guerrero et al. (2018) recogen resultados positivos de la investigación acción en procesos formativos, pero no se vinculan con enfoques avanzados de género ni con las experiencias de carreras de Periodismo.
La presente investigación propone incluir acciones desde la investigación-acción que transversalicen una perspectiva avanzada de género en el programa académico de Periodismo en Cuba como uno de los axiomas y valores que logren y potencien la formación de los grupos egresados de esta carrera. Las acciones transitan por las fases de la investigación acción propuestas por Guevara Albán et al. (2020) y se sustentan desde el autoaprendizaje, la guía docente y la vinculación con el contexto como herramientas que ofrezcan no solo un sustento teórico, sino enriquezca las dimensiones éticas y humanas del estudiantado.
Para esto resulta fundamental generar un cambio desde la participación activa al involucrarse en lugares con conflictos y problemáticas de género no solo para encontrar historias, sino para hallar la forma de contribuir al cambio y realizar un periodismo más participativo y humano.