Introducción
Desde hace tiempo, no es inusual encontrar canales como @Unprofesor, un proyecto creado por Cristina Álvarez, maestra de Educación Primaria en España, que ha alcanzado más de 1,57 millones de suscriptores en YouTube. Su contenido se centra en reforzar el aprendizaje en diversas asignaturas para estudiantes de primaria, mediante videos diseñados con el fin de enseñar conceptos como la multiplicación o para identificar la sílaba tónica. La estrategia de Álvarez ilustra cómo las redes sociales pueden funcionar como una extensión del aula, permitiendo al estudiantado acceder de manera autónoma a materiales complementarios.
La creciente digitalización y la expansión de las redes sociales han generado un cambio significativo en el rol tradicional del personal docente. En este nuevo ecosistema, las personas educadoras no solo desempeñan su labor dentro del aula, sino que también trascienden sus fronteras, posicionándose como figuras de influencia en plataformas digitales. Los denominados docentes influencers han emergido como figuras clave en la creación y difusión de contenidos educativos a través de diversas plataformas digitales, tales como YouTube, Instagram, TikTok y X (anteriormente Twitter). En estos espacios, logran establecer conexiones con una audiencia amplia y diversa, alcanzando no solo a sus estudiantes directos, sino también a un público más extenso que incluye a otras personas educadoras, familias y distintos agentes del ámbito educativo, lo que contribuye a la formación de comunidades digitales (Bonilla del Río et al., 2023).
Según Carpenter et al. (2021), entre los contenidos compartidos por estas personas docentes se destacan estrategias didácticas innovadoras, recursos educativos gratuitos y consejos sobre desarrollo profesional y bienestar emocional docente. Algunos también reflexionan sobre cuestiones educativas actuales, como las políticas de inclusión y diversidad. Adicionalmente, existen cuentas de docentes que analizan el impacto de las nuevas tecnologías en la enseñanza y promueven un ambiente de aprendizaje positivo, mientras que otras personas documentan su experiencia diaria en el aula (Gil-Fernández et al., 2021).
Gil-Fernández et al. (2021) destacan la importancia de investigar a docentes influencers para comprender el impacto de su labor en la formación docente, así como en la motivación y el aprendizaje de sus estudiantes. El análisis de este fenómeno no solo facilita la identificación de las mejores prácticas, sino que también aborda los desafíos éticos y la sostenibilidad de su rol en el contexto educativo, contribuyendo al desarrollo de espacios educativos más dinámicos y actualizados en un mundo cada vez más interconectado (Davis y Yi, 2020). En este sentido, el presente texto se propone reflexionar sobre el fenómeno de docentes influencers en términos de su conceptualización, los desafíos que enfrentan y las nuevas perspectivas que este rol ofrece al ámbito educativo y mediático.
Hacia una definición de docente influencer
En el contexto educativo contemporáneo, la figura del docente influencer ha emergido como un actor clave en la mediación pedagógica y la formación de competencias digitales en sus estudiantes. Por lo tanto, una persona docente influencer no solo utiliza herramientas tecnológicas y redes sociales para transmitir conocimiento, sino que también crea contenido educativo que inspira, motiva y promueve una cultura de aprendizaje colaborativo. Este rol implica, como señala García-Aretio (2020), la capacidad de conectar con el estudiantado en su entorno digital habitual, potenciando la enseñanza mediante estrategias que fomenten la participación y crítica.
La evolución de las tecnologías digitales y las redes sociales ha transformado las dinámicas de enseñanza-aprendizaje, llevando al personal docente a redefinir sus prácticas pedagógicas. Recientes estudios se han centrado en analizar cómo y por qué las personas docentes utilizan redes sociales tanto para su desarrollo profesional como para establecer nexos de contacto con otros docentes, creando espacios de afinidad y colaboración (Carpenter et al., 2020). Según Schroeder et al. (2023), es fundamental señalar que, aunque estos perfiles generan y comparten contenidos en redes sociales, su objetivo primordial no debe ser la búsqueda de la fama o la viralidad, sino la contribución al desarrollo educativo y profesional de su comunidad.
Además, la persona docente influencer tiene la capacidad de integrar enfoques innovadores, como el edutainment (educación y entretenimiento), en sus métodos de enseñanza. Este enfoque, según señala Prensky (2009), implica un aprendizaje inmersivo donde el entretenimiento y el juego se entrelazan con la enseñanza formal, capturando la atención del estudiantado de manera más eficaz.
Desafíos y nuevas perspectivas
El fenómeno de las personas docentes influencers ha generado una serie de desafíos significativos. Según Dousay et al. (2018), la necesidad de establecer una presencia efectiva en las redes sociales puede llevar a educadores(as) a priorizar la visibilidad sobre la calidad educativa. Este desequilibrio presenta un riesgo inherente: el contenido podría verse influenciado por la búsqueda de popularidad y la lógica mercantil de las plataformas. De acuerdo con Sánchez-Rojo et al. (2024), estos perfiles que han ganado reconocimiento en redes sociales por compartir materiales y metodologías educativas a menudo son valorados más por su número de seguidores y “likes” que por la calidad de sus publicaciones.
Además, las personas docentes influencers deben navegar por un paisaje ético complejo. La responsabilidad de ser un referente en línea implica una constante reflexión sobre sus acciones en línea y su privacidad (Nicoll, 2022). En ese sentido, ser docente influencer requiere habilidades más allá de la pedagogía tradicional. De acuerdo con Costa-Román et al. (2022), además de las habilidades técnicas, es fundamental que las personas docentes influencers reciban formación específica en alfabetización mediática e informacional, ya que esta capacitación les permitirá desarrollar un análisis crítico de la información y los contenidos que comparten.
En lo que respecta a futuras líneas de investigación, el estudio del impacto de docentes influencers ofrece diversas oportunidades. Por ejemplo, sería pertinente explorar el nivel de competencias mediáticas que poseen estos perfiles (Costa-Román et al., 2022). Además, se podría investigar el efecto de la monetización en la calidad educativa del contenido que generan, así como las tensiones que pueden surgir entre sus roles educativos y comerciales (Carpenter et al., 2022). Por último, sería valioso analizar la eficacia pedagógica de los formatos audiovisuales cortos y del microaprendizaje en comparación con los métodos educativos más tradicionales, como sugieren las investigaciones de Salazar-Vallejo y Rivera- Rogel (2024).
Conclusiones
La figura de la persona docente influencer redefine el papel tradicional del educador, integrando competencias mediáticas con las prácticas pedagógicas convencionales. Esta transformación permite una conexión más efectiva con las generaciones digitales, ampliando los espacios de enseñanza más allá del aula, independientemente de su nivel y fomentando nuevas dinámicas de aprendizaje interactivo y colaborativo.
Por otra parte, el uso de plataformas digitales y redes sociales para influir en el estudiantado plantea importantes desafíos éticos. Las personas docentes influencers deben gestionar cuidadosamente el contenido que comparten, evitando la trivialización de la educación y asegurando que su influencia promueva valores positivos, pensamiento crítico y un entorno seguro para el aprendizaje (Hassoubah et al., 2024).
Las personas docentes influencers tienen el potencial de adoptar tecnologías emergentes y enfoques innovadores, como el edutainment, para crear experiencias de aprendizaje más atractivas y efectivas. Este enfoque inmersivo, que integra entretenimiento con educación, puede motivar a estudiantes y mejorar la retención de conocimientos, especialmente en entornos digitales.
El impacto de las personas docentes influencers en la educación digital continuará creciendo, especialmente con la acelerada adopción de tecnologías en la enseñanza. Sin embargo, su efectividad dependerá de la capacitación continua en competencias mediáticas y pedagógicas, así como de un enfoque en la ética y la responsabilidad social, elementos clave para garantizar la sostenibilidad del modelo en la educación a largo plazo. En este contexto, es fundamental explorar y fomentar el uso de la alfabetización mediática e informacional como una vía para avanzar en esta dirección.