Introducción
El envejecimiento es un proceso que presenta una serie de cambios estructurales y funcionales a nivel biológico, los cuales que aparecen con el pasar del tiempo y es un resultado natural de factores genéticos, medioambientales, estilo de vida, enfermedades, entre otros (Frankel et al, 2006). A su vez, y como consecuencia de la vejez, conductas y hábitos de vida, pueden generar una mayor prevalencia a la aparición de enfermedades no transmisibles (ENT), por ejemplo, hipertensión, arterioesclerosis, obesidad central, diabetes, entre otras; esto, sumado al proceso de envejecimiento y al nivel de afectación osteomuscular, pueden presentar secuelas motrices, disminución de sus capacidades físicas y mentales, funcionalidad, etc., afectando su independencia personal (Frankel et al, 2006; Putri et al, 2019).
De acuerdo con proyecciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), para el año 2050 las cifras de habitantes mayores de 60 años en el mundo entero se duplicarán con respecto a la población del 2000, al pasar de 605 millones (equivalente al 11 % de la población mundial para el 2000) a 2000 millones de habitantes (equivalente al 22 % de la población mundial para el 2050) (OMS, 2015). En Colombia, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) y de acuerdo con las proyecciones del Censo Nacional de Población y Vivienda (CNPV) del 2018, para el año 2020 se estimó un total de 6.808.641 personas mayores de 60 años, lo cual representa el 13,5 % de la población colombiana proyectada (DANE, 2021); quienes están representadas en 3.066.140 (45 %) de hombres y 3.742.501 (55 %) mujeres (Ministerio de Salud y Protección Social (Minsalud), 2019).
En relación con las cifras mencionadas en las líneas anteriores, es importante aclarar que al tener un número aproximado de persona adultas mayores, el enfoque de los entes gubernamentales encargados de la promoción de la salud en esta población debe prevalecer con el fin de mejorar la calidad de vida de dicho grupo poblacional, mediante la actividad física y otros programas que beneficien su salud, pues un incremento en los niveles de actividad física disminuye las afectaciones asociadas con enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) y con el envejecimiento (Carvalho et al, 2014; Roca, 2016). Se calcula que hasta 5 millones de muertes al año podrían evitarse si la población mundial fuera más activa (Lear et al, 2017). Por otro lado, las estadísticas de la OMS muestran que uno de cada cuatro adultos no realiza suficiente actividad física y se estima que, en todo el mundo, esto cuesta USD 54.000 millones en atención sanitaria directa y otros USD 14.000 millones por pérdida de productividad (OMS, 2019).
Al mismo tiempo, las poblaciones mayores por lo general son menos activas físicamente que las adultas jóvenes, como lo indican los autoinformes y entrevistas, sensores de movimiento corporal y pruebas directas para determinar el gasto calórico diario. Esto determina que el riesgo relativo de desarrollar y, en última instancia, morir a causa de muchas enfermedades crónicas, incluidas las cardiovasculares, la diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer, aumenta con la edad (Sun et al, 2013; Bouchard et al, 2015). Igualmente, las poblaciones de mayor edad también exhiben la mayor prevalencia de afecciones musculoesqueléticas degenerativas como osteoporosis, artritis y sarcopenia. Por lo tanto, la edad se considera un factor de riesgo para el desarrollo y la progresión de la mayoría de las enfermedades crónicas degenerativas en personas adultas mayores (Ng et al, 2020; Walston, 2012).
Además, en cuanto a los problemas de movilidad y ejecución de tareas funcionales generados en las personas adultas mayores para realizar sus actividades de la vida diaria (AVD), diversos estudios determinaron que a nivel funcional existen cambios fisiológicos normales que se alteran conforme el cuerpo envejece (Cruz-Jiménez 2017; Shimada et al, 2016). Estos cambios afectan el cuerpo y los órganos, y su deterioro funcional puede alterar funciones y habilidades que eventualmente lesionan la independencia y la calidad de vida. Incluso, a medida que el ser humano envejece, la marcha y la movilidad también se alteran; por ejemplo, la postura y, seguido de esto, los patrones de movimiento típicos e involucrados en la marcha (Sun & Sosnoff, 2018). Por otro lado, se obtiene evidencia de que la actividad física ayuda y evita la discapacidad de movilidad en las personas adultas mayores sedentarias (Groessl et al, 2019).
Adicionalmente, se ha determinado que la mayor carga de factores intrínsecos del envejecimiento está vinculada con aspectos neurológicos (Barrios et al, 2020; Mascalchi et al, 2015). La muerte de neuronas, la disminución de la longitud del número de dendritas, la desmielinización de estas, la reducción de la cantidad de neurotransmisores y el acumulo de sustancias anómalas en el medio extracelular son algunas alteraciones neurológicas comunes en el proceso de retro génesis y tiene como consecuencia una disminución de la respuesta motriz (Lockhart & DeCarli, 2014). Por ello, la edad aparece como el principal determinante para las alteraciones motoras sobre la perspectiva del desarrollo motor; por ello, estas generan una disminución de la capacidad funcional que vuele a las personas más susceptibles a las caídas, fragilidad, depresión y otras comorbilidades (Kagawa & Corrente, 2015).
Por lo tanto, es necesario la valoración de la capacidad funcional de las personas adultas mayores, con el fin de identificar su nivel de condición física y los posibles riesgos a los que se exponen quienes presentan un muy bajo nivel de condición física. Por otro lado, la literatura sobre este grupo poblacional es abundante en relación con los niveles de actividad física, programas de ejercicio físico, factores de riesgo, entre otros temas de interés; sin embargo, son escasas las referencias de la población retirada (veterana) de las fuerzas militares, específicamente, de la Policía Nacional.
Son bastantes los estudios que se han centrado en analizar los trastornos en la salud mental de las personas veteranas militares, a saber: ansiedad, depresión, abuso de sustancias psicoactivas y alcohol, trastorno de estrés postraumático (TEPT), demencia, trastorno bipolar y esquizofrenia (Williamson et al, 2018), intervenciones de relajación y otro tipo de terapias para disminuir los estados de ansiedad derivados del estrés postraumático (Steenkamp et al, 2015; Thorp et al, 2019) y diversos tipos de patologías (Doukas et al, 2013; Burant et al, 2022).
Por lo anterior, el objetivo de este estudio fue determinar las características funcionales de las personas adultas mayores pensionadas de la Policía Nacional de Colombia.
Metodología
Se desarrolló un estudio transversal con alcance exploratorio descriptivo con el fin de indagar en las características funcionales de las personas adultas mayores y analizar la posible relación con algunos datos sociodemográficos o variables de estudio.
Población
El presente análisis contó con una muestra poblacional de 190 participantes adscritos a la Caja de Sueldos de Retiro de la Policía Nacional (CASUR) de la ciudad de Bogotá, D. C., de los cuales 35 (18.4 %) corresponden a hombres y 155 (81.6 %) a mujeres. La edad de las personas participantes correspondió a 67 ± 12 años, una estatura de 154 ± 8 cm y una masa corporal de 66 ± 11 Kg. Las personas participantes indicaron, a través de una encuesta, que practicaban actividad física tres veces por semana en promedio siguiendo las políticas de CASUR y las actividades de recreación y deporte desarrolladas en el marco normativo de la institución.
Instrumentos
Medidas antropométricas
Las medidas antropométricas de la población evaluada fueron registradas mediante un tallímetro inalámbrico Inbody InLab, el cual funciona a través de un sensor ultrasónico para registrar la altura; este presenta un margen de error de 0.5 cm en medición. Además, se utilizó una báscula de bioimpedancia Tanita IronMan BC1500 Plus de 8 puntos de contacto para mediar las variables de peso, los índices de masa corporal (BMI), porcentaje de grasa, agua, musculatura, índice de grasa visceral y edad metabólica.
Capacidad funcional
La capacidad funcional se evaluó mediante la batería Senior Fitness Test, la cual está conformada por pruebas diseñadas para evaluar la capacidad funcional de las personas adultas mayores. Esta prueba evalúa la capacidad fisiológica y motriz para llevar a cabo las actividades diarias normales de forma independiente, segura y sin la aparición de fatiga. La validez de la prueba la desarrollaron Rikli y Jones (1999), en donde concluyeron que las pruebas cumplieron con los criterios establecidos de rigor científico y viabilidad para su uso en entornos comunitarios comunes (Rikli & Jones, 1999). Esta batería la adaptaron al español Ochoa-González et al (2014) y mostró altos valores de confiabilidad y reproducibilidad en un estudio desarrollado en población colombiana (Cobo-Mejía et al, 2016).
La batería consta de seis pruebas para medir de aptitud funcional, estas son: i) Prueba de flexión de tronco en silla: mide la flexibilidad del miembro inferior (MI) del cuerpo; ii) Prueba de unión de manos en la espalda: calcula el rango de flexibilidad del miembro superior (MS); iii) Sentadilla en silla: evalúa la fuerza y la resistencia de la parte inferior del cuerpo, iv) Timed Up and Go: evalúa la velocidad, la agilidad y el equilibrio dinámico; v) Marcha de 6 minutos: mide la aptitud aeróbica y vi) Prueba de flexo-extensión de codo: tiene como finalidad la evaluación de la fuerza de miembro superior (MS).
Procedimiento
Medidas antropométricas
Se dispusieron los equipos en un cuarto cerrado para garantizar la privacidad tanto de la persona evaluadora como de la evaluada; se le solicitó a la persona participante retirarse la ropa y cualquier material metálico que pudiera generar algún tipo de interferencia con la medición por bioimpedancia. Se registraron los datos de cada persona participante en el software Healthy Edge de la plataforma Tanita BC1500 Plus y se le solicitó a la persona adoptar una posición de manera bípeda sobre los electrodos de pie; se realizó el ajuste de la posición de los pies para garantizar un adecuado contacto con los electrodos; adicionalmente, se le pidió a la persona participante sostener los electrodos de mano con una separación entre el tronco y los brazos para evitar contactos y errores en la medición. Una vez validada la posición, se realizó la medición de la composición corporal a través de bioimpedancia.
Capacidad funcional
El grupo investigador del estudio supervisó todos los protocolos de las pruebas, previamente capacitados y entrenados para realizar las valoraciones. Para el desarrollo de la batería Senior Fitness Test se siguieron las siguientes indicaciones:
i) Prueba de flexión de tronco en silla. La persona participante se sienta en el borde de una silla (colocada contra una pared por seguridad). Un pie debe permanecer firme y fijo en el suelo. La otra pierna se extiende hacia delante con la rodilla en extensión, el talón en contacto con el piso y el tobillo en dorsiflexión a 90°. La persona debe colocar una mano encima de la otra con las puntas de los dedos medios igualados. Se les solicitó tratar de tocarse los dedos de los pies con los dedos de las manos, flexionando las caderas. Los participantes debían mantener la espalda recta y la cabeza erguida); además, debían evitar los rebotes o los movimientos rápidos. La rodilla debía mantenerse en extensión en todo momento y conservar la posición durante 2s para medir la distancia entre las puntas de los dedos de las manos y de los pies. Si tocaban los pies con la punta de los dedos, la puntuación era cero. Si no lo hacían, se debía medir la distancia de separación entre los dedos de las manos y la punta de los pies (puntuación negativa en cm), y si sobrepasaba la punta de los pies, se medía esta distancia (puntuación positiva en cm).
ii) Prueba de unión de manos en espalda. En esta prueba cada participante se ubicaba en posición bípeda con su mano dominante sobre el hombro del mismo lado y con la palma de la mano contraria hacia abajo y los dedos extendidos, llevará la mano hacia la mitad de la espalda tan lejos como sea posible, manteniendo el codo arriba. Una persona asistente se aseguró de que los dedos de las personas participantes estuvieran alineados y midió la distancia entre las puntas de los dedos medios. Si las yemas de los dedos se tocaban, la puntuación era cero. Si no se tocaban, se medía la distancia entre las yemas de los dedos (puntuación negativa en cm), y si se superponían, se medía esta distancia de superposición (puntuación positiva en cm). Cada participante tuvo dos intentos para realizar ensayos y correcciones de la prueba, luego ejecutaron dos intentos más, los cuales fueron medidos. La prueba se detenía si experimentaban algún dolor.
iii) Sentadilla en silla. Las personas participantes cruzaron las manos sobre el pecho, se sentaron y se levantaron de una silla; este proceso se repitió el mayor número de veces posible durante un período de 30s. Se registró el número de repeticiones logradas durante ese lapso.
iv) Timed Up and Go: partiendo de una posición sedente, se le solicitó a cada participante levantarse y caminar hasta un cono ubicado a 2.44 m de la silla, realizar un giro, regresar y sentarse. Cada participante debía realizar la prueba dos veces, la primera con el giro hacia la derecha y la segunda, a la izquierda; la puntuación fue la media de las dos veces en segundos y centésimas.
v) Marcha de 6 minutos: se solicitó a cada participante desarrollar una marcha dentro de un rectangular con dos lados de largo de 18.28 m y 2 lados de ancho de 2.5 con conos colocados a intervalos regulares cada 4.5 m para indicar la distancia recorrida. Durante la prueba se les pidió caminar lo más rápido posible con el fin de registrar la distancia recorrida durante los 6 min. Las personas participantes marcaban su propio ritmo y se podían detener para descansar si así lo deseaban (Rodríguez et al, 2021).
vi) Prueba de flexo-extensión de codo. Se ubicó a cada participante en posición sedente con el codo en flexión de 90 grados y se colocó un peso sobre la muñeca en posición supino, se le solicitó a la persona realizar una flexión de codo de manera consecutiva llevando a extensión completa y se registró el número de repeticiones en 30 s.
Análisis estadístico
Se llevaron a cabo análisis de estadística descriptiva para todas las variables. Se evaluaron las diferencias a través de la prueba t de Student para los datos paramétricos y el coeficiente de Wilcoxon para los datos no paramétricos. Se estimó el tamaño del efecto a través de la e-Cohen para los datos paramétricos y la correlación de rangos viscerales para los no paramétricos. Previamente, se verificó la normalidad de la muestra, a través de la prueba de Kolmogorov-Smirnov. Se probó la linealidad de la relación entre el BMI y otras variables medidas con los coeficientes de correlación de Pearson y el R2 para establecer las condiciones para un modelo de análisis de regresión multivariados por pasos para modelar el BMI transformado logarítmicamente. Los análisis estadísticos fueron desarrollados a través del software JASP versión 0,16.
Resultados
Los parámetros antropométricos y de composición corporal se pueden observar en detalle en la Tabla 1. Se observa que la mayoría de las variables de estudio en las mujeres no presentan una distribución normal, contrario a lo observado en el caso de los hombres.
Tabla 1 Valores antropométricos y de composición corporal en las personas adultas mayores en retiro de la Policía Nacional
Variable | Hombres | Mujeres | ||
---|---|---|---|---|
M (±SD) | K-S | M (±SD) | K-S | |
Masa corporal (Kg) | 67,28 (±10,99) | 0,433 | 66,49 (±10,584) | 0,001* |
BMI | 28,06 (±4,12) | 0,459 | 28,07 (±4,19) | 0,001* |
% Grasa | 35,23 (±6,73) | 0,422 | 34,99 (±6,625) | 0,046* |
Grasa visceral | 11,17 (±3,91) | 0,267 | 10,89 (±3,875) | 0,001* |
Masa muscular (kg) | 41,05 (±6,27) | 0,010* | 40,69 (±6,136) | 0,001* |
% Masa muscular (%) | 61,47 (±6,40) | 0,411 | 61,72 (±6,48) | 0,338 |
Masa ósea (kg) | 2,21 (±0,00) | 0,007* | 2,36 (±2,152) | 0,001* |
Tasa metabólica basal (Kcal) | 1299,43 (±179,94) | 0,027* | 1295,86 (±195,219) | 0,001* |
Ingesta diaria calórica (Kcal) | 2028,20 (±277,39) | 0,047* | 1992,73 (±316,991) | 0,001* |
Edad metabólica (años) | 60,11 (±19,26) | 0,157 | 57,57 (±17,764) | 0,009* |
Tabla 2 Caracterización de la composición corporal
RANGO | Mujeres | Hombres | ||
---|---|---|---|---|
Bajo nivel de grasa | n | 3 (1,9 %) | 1 (2,7 %) | |
% Total | 1,06 % | 0,53 % | ||
Obesidad | n | 34 (21,9 %) | 11 (31,4 %) | |
% Total | 17,55 % | 6,33 % | ||
Saludable | n | 53 (34,1 %) | 11 (31,4 %) | |
% Total | 27,66 % | 4,79 % | ||
Sobrepeso | n | 65 (41,9 %) | 13 (37,1 %) | |
% Total | 34,04 | % | 7,98 % |
La capacidad funcional evaluada a través de la batería Senior Fitness Test arrojó los resultados que se presentan en la Tabla 3. Los datos obtenidos se compararon con los valores de normalidad que reportaron Rikli y Jones (1999), teniendo en cuenta el rango de edad de la población y el género.
Tabla 3 Resultados Senior Fitness Test con valores de referencia para población de 60-80 años de acuerdo con la media de la población evaluada
Variable | Sexo | M (±SD) | VR (60-80 años) | p-Value | Tamaño del efecto |
---|---|---|---|---|---|
Caminata (m) | M | 355.9 (±197) | 616 ± 60 | 0.001 | 1 |
H | 367.9 (±166) | 626 ± 120 | |||
Time Up and Go Giro Der (s) | M | 9.08 (±2.16) | 5.6 ± 2 | 0.001 | 1 |
H | 9.51 (±2.54) | 5.1 ± 2 | |||
Time Up and Go Giro Izq (s) | M | 8.80 (±2.07) | 5.6 ± 2 | 0.001 | 1 |
H | 9.18 (±3.01) | 5.1 ± 2 | |||
Fuerza MS Der (repeticiones) | M | 19.59 (±4.16) | 15.6 ± 2 | 0,001 | 1 |
H | 19,20 (±5,07) | 17,6 ± 2 | |||
Fuerza MS Izq (repeticiones) | M | 20,51 (±5,26) | 15,6 ± 2 | 0,001 | 1 |
H | 20,80 (±5,34) | 17,6 ± 2 | |||
Fuerza MI (repeticiones) | M | 19,93 (±5,21) | 13 ± 1 | 0,001 | 1 |
H | 19,11 (±5,79) | 14 ± 2 | |||
Flexibilidad MS Der (cm) | M | -6,85 (±7,73) | -0,4 ± 0,6 | 0,001 | 0,84 |
H | -14,20 (±11,15) | -1,2 ± 0,8 | 0,82 | ||
Flexibilidad MS Izq (cm) | M | -11,41 (±8,23) | -0,4 ± 0,6 | 0,001 | 0,971 |
H | -17,80 (±9,29) | -1,2 ± 0,8 | 0,953 | ||
Flexibilidad MI Der (cm) | M | -5,88 (±8,96) | 2 ± 5 | 0,001 | 0,778 |
H | -12,83 (±11,64) | 0 ± 7 | 0,756 | ||
Flexibilidad MI Izq (cm) | M | -5,69 (±8,96) | 2 ± 5 | 0,001 | 0,776 |
H | -12,66 (±10,90) | 0 ± 7 | 0,745 |
Nota: se toma como referencia los valores de referencia de 60 a 80 años partiendo de la edad promedio obtenida para el presente estudio
Considerando que la prueba Timed Up and Go se caracteriza por tener cuatro fases (levantarse, avance, giro-retroceso y sentarse), se analizó en cuál de estas fases se presentaba el aumento del tiempo con el fin de determinar si correspondía a un factor de fuerza o de coordinación motriz. Los resultados de la segmentación del Timed Up and Go se presentan en la Tabla 4.
Tabla 4 Resultados de la prueba Timed Up and Go segmentado por fases
Fase | Der | Column3 | Izq | Column5 | p-Valor | Tamaño de efecto |
M (±SD) | CV | M (±SD) | CV | |||
Pararse | 1,075 (±0,593) | 0,551 | 1,030 (±0,719) | 0,698 | 0,504 | 0,069 |
Ida | 2,771 (±0,842) | 0,304 | 2,694 (±0,74) | 0,275 | 0,347 | 0,097 |
Giro y Vuelta | 3,705 (±1,073) | 0,290 | 3,542 (±1,018) | 0,288 | 0,13 | 0,156 |
Sentarse | 1,611 (±0,735) | 0,473 | 1,606 (±0,735) | 0,458 | 0,945 | 0,007 |
Total | 9,162 (±2,267) | 0,244 | 8,872 (±2,267) | 0,256 | 0,21 | 0,129 |
A partir de los datos obtenidos se plantea un modelo de regresión lineal backward para determinar la ecuación de relación entre el índice de masa corporal y las variables funcionales del Senior Fitness Test. Para el modelo se contó con un estadístico Durbin-Watson de 1,86, el cual indica que en el modelo no se presenta autocorrelación entre las variables y el modelo predictor correspondiente a F (2,185) = 3,23; ρ = 0,042; según el cual el modelo posee un poder predictivo y una significancia baja. La ecuación que representa la relación está dada como:
Donde, BMI= Índice de masa corporal. Caminata = resultados de la prueba de caminata de seis minutos. Flex MI Der = resultados de flexibilidad de miembro inferior derecho. Flex MI Izq = resultados de flexibilidad de miembro inferior izquierdo.
La ecuación obtenida del modelo de regresión lineal indica que para la población objeto de este estudio el BMI, depende de la caminata (resistencia aeróbica) sumada al promedio de la flexibilidad del miembro inferior.
Discusión
El presente estudio consideró como variable principal las características funcionales de la persona adulta mayor en retiro de la Policía Nacional de Colombia residente en la ciudad de Bogotá. Dentro de las variables sociodemográficas que caracterizaron los sujetos participantes, se utilizó la valoración de la composición corporal. Este aspecto arrojó que más del 60 %, tanto hombres como mujeres, presenta sobrepeso y obesidad. Posiblemente esto se relacione con bajos niveles de actividad física a la semana o a los hábitos nutricionales poco saludables, características no consideradas en el presente trabajo. Aunque Zbrońska y Mędrela-Kuder (2018), en una muestra de 720 sujetos con edades entre los 60 y los 74 años, encontraron que las personas participantes con BMI mayor a 25 tenían menores niveles de AF, en cualquiera de sus manifestaciones (e. g. actividades en el hogar, medio de transporte). Esta información se confirma con el estudio de Mozo-Alonso et al. (2021), en una muestra de 2621 sujetos mayores de 65 años, donde se presenta una prevalencia de sobrepeso y obesidad por encima del 80 % en esta población, se recomienda mejorar la cantidad y calidad de sus alimentos, alcanzar los niveles de AF adecuados y regular los tratamientos médicos que generan, como efecto secundario, un aumento de peso en esta población.
Tafeit et al. (2019) plantean que el BMI no permite diferenciar entre militares con buena condición física y quienes no la tienen; por esta razón el uso de equipos de medición por bioimpedancia permite identificar el porcentaje de masa grasa entre otras variables, que para el presente trabajo presenta un porcentaje graso de 35,23 para hombres y 34,99 para mujeres, clasificando a la población en sobrepeso como lo plantea Moreno (2012), donde el porcentaje graso normal para un hombre adulto oscila entre el 15 % y el 2 0%; mientras que para mujeres se encuentra entre 25 % y 30 %.
Adicionalmente, en relación con algunos factores que inducen el sobrepeso y a la obesidad en las personas adultas mayores, en la población retirada de la Policía Nacional o fuerzas militares, se deben considerar otros factores propios de esta profesión. Por ejemplo, se encuentra a nivel de salud mental el trastorno de consumo de alcohol recurrente y el trastorno de estrés postraumático, derivados de enfrentamientos armados durante su carrera militar, los cuales conducen a alteraciones en su patrón de sueño, metabólicas y nutricionales, sociales e interpersonales (Bookwalter et al, 2019; Stefanovics et al, 2020). En el caso de las mujeres, la experiencia de un trauma sexual militar puede aumentar en un 9 % el riesgo de obesidad (Pandey et al., 2018).
Respecto a la capacidad funcional, se encontraron menores niveles de flexibilidad en los miembros inferiores y superiores de los hombres en relación con las mujeres, aspecto también encontrado en el estudio de Guede Rojas et al. (2017) en una población de 116 sujetos chilenos con edades comprendidas entre los 65 y los 80 años, aproximadamente. Además, los hallazgos del presente estudio evidencian valores superiores en la prueba de sentadilla en silla de los policías en retiro, respecto a las personas adultas mayores de Chile. Aunque, en la prueba Timed Up and Go los sujetos presentaron tiempos ligeramente superiores a los que evidencian Joung y Lee (2019) en una población de 41 personas adultas mayores con una edad promedio de 70,5 ± 7,89 años que fueron sometidas a un programa de actividad física de baile. Es allí donde se resalta la importancia de la práctica de ejercicio físico en el mantenimiento de la condición física del personal de la policía en retiro debido a los diversos factores a los que fueron expuestos en su vida laboral hasta el momento del retiro (Barreto et al., 2021).
Langhammer et al. (2018) presentaron la importancia de la actividad física y el ejercicio para mantener la calidad de vida, la salud, la función física y la prevención de caídas en la población adulta mayor, evidenciando un mejor desempeño en las actividades de la vida cotidiana, en el desarrollo de ejercicios multitarea y en las demandas a nivel físico, mental y social. Estos resultados se asocian con el modelo de regresión lineal presentado en el presente estudio donde la flexibilidad y la caminata impactan de manera directa sobre la composición corporal, este aspecto posiblemente se debe a los programas de AF que institucionalmente desarrolla la Caja de Retiro de la Policía Nacional para sus miembros; aspectos considerados en otros estudios donde se resalta la importancia de estos programas en población adulta para la prevención de caídas (Zhao y Chung, 2016).
Cabe señalar que uno de los efectos más relevantes en el envejecimiento es la sarcopenia, la cual corresponde a la pérdida de masa y fuerza muscular, ocasionando la disminución y pérdida de capacidades funcionales en movimientos cotidianos como subir escaleras o levantarse y sentarse en una silla (Bean et al., 2010), y al observar los resultados correspondientes a la prueba Timed Up and Go y prueba de evaluación de fuerza de miembro inferior, la media de la población evaluada presenta un mejor desempeño respecto a la media de referencia a nivel de fuerza del miembro inferior, pero a nivel de las habilidades coordinativas y desplazamiento se observa un aumento en el tiempo de ejecución de esta durante la fase de sentarse, sin embargo, y teniendo en cuenta lo que plantean Podsiadlo y Richardson (2022), la duración de la prueba desarrollada por el personal de policía en retiro, indica que el riesgo de caída es bajo (Riaño Castañeda et al, 2018). Asimismo, es fundamental recalcar la necesidad de implementar planes de actividad física en la población adulta mayor, teniendo en cuenta que con el envejecimiento adicional a la sarcopenia como se expresó anteriormente, también se presenta un aumento de la fatiga muscular, lo cual se relaciona con limitación de la capacidad física y de la resistencia al realizar cualquier actividad, tal y como lo plantean Callahan y Kent-Braun (2011) al presentar que en la población adulta mayor la deficiencias en movilidad se asocia con la relación entre fuerza y velocidad, la cual se ve disminuida con la edad y se ve reflejada en la capacidad de contracción y reclutamiento muscular en especial cuando se realizan movimientos con acciones repetitivas, como lo puede ser la marcha humana (Creel et al, 2001).
De acuerdo con la investigación desarrollada por Patrizio et al. (2021), los autores proponen una batería de evaluación orientada a la medición de fuerza, resistencia y funcionalidad a partir del agarre prensil, la prueba de Timed Up and Go y las pruebas de marcha de 400 m y seis minutos, en donde encontraron que los valores bajos encontrados en las pruebas se relacionan de forma directa con discapacidad, dependencia funcional, deterioro cognitivo, enfermedades cardiovasculares, depresión e ingresos hospitalarios, en ambos sexos e independientes de la edad y de la comorbilidades.
Adicionalmente, los autores indican que la evaluación de las capacidades físicas desde los aspectos funcionales, de resistencia y fuerza sirven como marcadores para monitorear la eficacia de los planes de intervención y las políticas públicas destinadas a la protección de la persona adulta mayor (Patrizio et al, 2021; Turusheva et al., 2017).
Los resultados indican que los participantes presentan valores de fuerza y flexibilidad en miembro inferior y superior por encima de los valores de referencia reportados por Rikli, y Jones (1999), al parecer relacionada con el tipo de actividades desarrolladas durante la vida laboral en la población. Stathokostas et al. (2013) mostraron que existe una relación entre la práctica de actividad física y la flexibilidad en miembro superior y si se analiza las características de trabajo de la población militar donde la actividad física se encuentre presente en su quehacer cotidiano, se puede indicar que la mejor respuesta en cuanto a fuerza y flexibilidad se relaciona con el desarrollo de actividad física en el ejercicio profesional.
Es importante que los programas de actividad física desarrollados se enfoquen en las recomendaciones presentadas por la OMS (2019) y la Organización Panamericana de la Salud (2019), las cuales plantearon el programa Muévete Más y Siéntate Menos y el Plan de Acción Mundial sobre la Actividad Física 2018-2030, en donde relacionan que las actividades para personas adultas mayores de 65 años se debe realizar entre 150 y 300 minutos de forma moderada a la semana o entre 75 y 150 minutos de actividad física vigorosa, también se debe de realizar actividades de fortalecimiento muscular a intensidad moderada de los principales grupos musculares mínimo dos veces a la semana y desarrollar procesos de entrenamiento de equilibrio mínimo tres veces por semana (Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades, 2022; World Health Organization (WHO), 2020). Además, considerar para el seguimiento de estos programas de actividad física, los valores de referencia que aportan estudios multicéntricos como lo que presenta Ramírez-Vélez et al. (2022) con respecto al componente de potencia muscular en la prueba de cinco repeticiones de sentarse y pararse en una silla, entre otros estudios; como herramientas de seguimiento de los programas implementados en la población adulta mayor, teniendo en cuenta que la edad se considera un factor de riesgo principal para el desarrollo y la progresión de la mayoría de las enfermedades crónicas degenerativas en las personas adultas mayores (Ng et al., 2020; Walston, 2012; Roberts et al, 2017; Valdés-Badilla et al., 2018).
Entre las limitaciones presentadas en el desarrollo del presente trabajo y como recomendaciones para futuras investigaciones se contemplan el aumentar la población evaluada, diversificar las ciudades de evaluación teniendo en cuenta los contextos socioculturales, ampliar el estudio a personas adultas mayores de otros grupos militares como ejército, fuerza aérea, marina y armada, y vincular personal con discapacidades físicas como amputaciones o situaciones mentales por secuelas de conflictos armados. Evaluar estos grupos poblacionales permitirá obtener un mejor contexto de las características funcionales en la población adulta mayor que realizó actividad física durante su etapa adulta y posibilitar las tendencias a nivel físico y fisiológico de esta población para definir planes de intervención para generar efectos positivos en la prevención y conservación de la salud.
Conclusiones
El sobrepeso y la obesidad son una condición que puede afectar la salud de las personas adultas mayores en retiro de la Policía Nacional. Se encontró que más del 60 % de los sujetos participantes del estudio presentan esta condición.
Se muestran mejores valores de capacidad funcional en la población objeto de estudio en comparación con los reportados en la literatura a través del Senior Fitness Test, aunque los hombres expresaron menor capacidad de flexibilidad en comparación con las mujeres, esto debe considerarse en los programas de actividad física sistemática que ofrece la caja de retiro a la que se encuentran vinculados. Finalmente, los resultados de la capacidad funcional permitieron explorar en una fórmula de regresión lineal para identificar el BMI, de fácil aplicación y útil a entrenadores, médicos e investigadores sobre esta área en población retirada de la Policía Nacional