Introducción
Con el objeto de “llenar un pequeño vacío en la República de las Letras”, Zacarías Vall Espinosa compone un método de enseñar el inglés “que estuviera al alcance de las inteligencias juveniles” (1886, p. 5) que publica en dos textos: una Novísima gramática para aprender a leer, hablar y escribir rápida y correctamente el idioma inglés (Ponce, Establecimiento Tipográfico El Comercio, 1886) y un Compendio de la Novísima Gramática para aprender a leer, hablar y escribir rápida y correctamente el idioma inglés (Ponce, Tipografía “El Vapor”, 1887).
Pese a los títulos y a sus deseos iniciales, Vall Espinosa reúne en sus páginas un vocabulario temático o nomenclatura, una gramática, unas indicaciones sobre pronunciación inglesa, diálogos, refranes y modelos de correspondencia, contenidos muy poco originales en la historia de la enseñanza de segundas lenguas, pero muy útiles y prácticos para enseñar inglés a sus estudiantes.
Este artículo presenta un análisis de las dos obras de Vall Espinosa: en primer lugar, del ambiente en que fueron compuestas, dado que su autor está “en interacción con un contexto socio-cultural y político y en relación con su pasado científico y cultural” (Swiggers, 2004, p. 115) y el germen de su producción está precisamente en las circunstancias que vivió; y, en segundo lugar, es necesario considerar estas obras metodológicamente como un capítulo de la enseñanza de lenguas extranjeras desarrollado en la segunda mitad del siglo XIX, en donde a partir de la adaptación y la reelaboración de diferentes fuentes se crea una serie textual (Hassler, 2002; Zamorano, 2013)2 que, como fue habitual en la centuria, pretendía crear “la metodología perfecta que, en un tiempo determinado y sin demasiado esfuerzo, permitiera aprender el uso de la lengua en los diferentes contextos de la vida diaria” (Gallardo Barbarroja, 2002, p. 92). Ello supone una interesante contribución a la historia de la enseñanza de segundas lenguas en general y a la, todavía por hacer, Historiografía lingüística de Puerto Rico3 en particular.
1. Contexto
La enseñanza en Puerto Rico en la segunda mitad del siglo XIX
La enseñanza en Puerto Rico en la segunda mitad del siglo XIX estuvo marcada, al igual que en la península, por la inestabilidad política y por los intentos, cada vez más frecuentes, de independencia de la metrópoli (cfr. Coll y Toste, 1910; Cruz Monclova, 1979; Cuesta Mendoza, 1974; Ferraz y Calero, 2007; López Borrero, 2005; López Yustos, 1984; Ossenbach, 1994; Osuna, 1949; Zamorano Genovés, 1988).
Aunque el sistema de educación pública se implanta en la isla a partir de la invasión norteamericana, en las décadas anteriores el Gobierno español promulgó una serie de medidas para ordenar y estructurar la enseñanza en Puerto Rico (sobre todo a partir de la Constitución española de 1812) que perpetuaban la preocupación que desde comienzos de la centuria se había tenido por la formación de niños, adultos, mujeres, criollos, negros y esclavos.
La Sociedad Económica de Amigos del País4, la Real Academia de Buenas Letras5, la creación de escuelas rurales (a partir de 1856), el aumento del número de colegios (desde 1860), el Colegio de San Ildefonso (1860), la fundación del Instituto Civil de Segunda Enseñanza (1873, aunque no empezó a funcionar hasta 1882, con sedes en San Juan, Ponce y Mayagüez), el Ateneo Puertorriqueño (1876), la Asociación de Damas para la Instrucción de la Mujer y la formación de maestras (1880), la primera escuela rural para niñas (1880), la Escuela Profesional (1883) y la creación del Instituto Libre de Enseñanza Popular (1888) evidencian la intensa actividad que, por mejorar y desarrollar la instrucción de un país así como por potenciar “el orden, la censura y el control ideológico necesarios para evitar ‘todos los peligros’ y hacer de los habitantes ‘vasallos fieles del rey’” (Ferraz y Calero, 2007, p. 153), se llevó a cabo en la isla.
La educación religiosa, presente en la isla desde el comienzo de la dominación española, también conoció en esta centuria un importante adelanto, pues se fundaron el Seminario Conciliar (1832, desde 1858 bajo supervisión jesuita), el Colegio de Párvulos de San Juan (1865, fundado por el fraile Benigno Carrión de Málaga), la primera escuela protestante (1870),6 el Colegio de las Madres del Sagrado Corazón (1880) y el Colegio de Párvulos de San Germán (1883, fundado por el obispo Puig), centros que contribuyeron a la formación de los jóvenes puertorriqueños.
La política lingüística desarrollada en la isla muestra diversos intentos, no exentos de fracasos ni dificultades, por regular la enseñanza en Puerto Rico al igual que se había hecho en la metrópoli; si bien fue:
Diseñada y aplicada por las autoridades españolas para evitar cualquier brote disidente, resistente o explícitamente independentista. No era algo nuevo en el panorama adoctrinador desplegado por la metrópoli, pero sí debemos convenir en que tomó renovados perfiles por ser una (…) plaza estratégica para la política militar hispana (Ferraz y Calero, 2007, pp. 156-157).
En 1820, el gobernador Juan Vasco y Pascual intenta aplicar el sistema Bell y Lancaster en la isla y pide al monje Francisco Tadeo de Rivero que redacte una Instrucción metódica sobre lo que deben observar los maestros de primeras letras para la educación y enseñanza de los niños con una breve excitación a los padres de familia en donde se proponía la educación gratuita; en 1838 se aprueba el Plan General de Educación para Puerto Rico, a partir del Decreto Real español de 1834, con el fin de regularizar el sistema de educación pública; en 1850 la Orden del 29 de marzo clasifican las escuelas de la isla; en 1865, gracias al Decreto Orgánico del gobernador Félix María Messina, se regula sobre la formación de los maestros, sobre el currículo y sobre los manuales de enseñanza y se divide la primera enseñanza en elemental y superior, y aquella se convierte en obligatoria hasta los nueve años y se crea la Junta Superior de Instrucción Pública de la Isla; en 1867 el gobernador Marchesi, con la intención de reorganizar el sistema de instrucción, reforma el decreto de su predecesor con la Inspección General de Instrucción Pública; y, finalmente, en 1880 el Plan de Instrucción Primaria de Eugenio Despujol y Dussay conllevó la creación de numerosas escuelas elementales y secundarias públicas para ambos sexos en toda la isla, así como la fundación de varias instituciones privadas y de escuelas normales para maestros y maestras.
Pese a los intentos constantes de crear y fortalecer la educación pública en Puerto Rico y a pesar del importante número de centros educativos, la falta de escuelas, la escasa formación de maestros, las zonas rurales, la inestabilidad política y social y la carencia de recursos supusieron un importante atraso que explica que el analfabetismo en 1898 alcanzara al 80 % de la población isleña (cfr. Comisión de Instrucción de la Cámara de Representantes de Puerto Rico, 1961).
La enseñanza de segundas lenguas
El currículo en la mayoría de estos centros educativos incluía clases de lectura, escritura, gramática, ortografía, aritmética, religión, moral e historia sagrada en las clases elementales y geometría, historia de España, dibujo lineal, geografía y física en las clases superiores.
Desde la entrada en vigor de la Ley general de Instrucción pública de 1857 firmada por Claudio Moyano, se incluían también clases de lenguas vivas dentro de los “estudios generales” del segundo periodo en que se organizaba la segunda enseñanza. En los reglamentos que se promulgaron al año siguiente para llevar a ejecución la Ley Moyano, se establece que el francés forme parte de los estudios generales de segunda enseñanza para obtener el título de Bachiller en artes (dos cursos de dos lecciones diarias), mientras que el inglés, el alemán y el italiano “son asignaturas de aplicación a la agricultura, artes, industria y comercio” (cfr. Ministerio de Fomento, 1858, art. 5.º).
En los años siguientes, y pese a la numerosa legislación que se promulgó en la segunda mitad de la centuria para modificar los estudios de segunda enseñanza motivada por la inestable situación política (incluidas ya en el Sexenio democrático, la derogación de los decretos anteriores y la declaración de la libre enseñanza por el ministro de Fomento Manuel Ruiz Zorrilla), las lenguas vivas se mantuvieron en los planes de estudio vigentes. La enseñanza de estas lenguas vivas se centraba fundamentalmente en los contenidos gramaticales, traducción y redacción, y solo a finales de la centuria, incluyó también la lengua oral.
Durante estos decenios fue el (Real) Consejo de Instrucción Pública el encargado de disponer y publicar la lista de los libros de texto que debían utilizarse en la segunda enseñanza; así lo concretaba la Ley Moyano en los artículos 84 y 88:
Art. 84. El Gobierno publicará programas generales para todas las asignaturas correspondientes a las diversas enseñanzas, debiendo los Profesores sujetarse a ellos en sus explicaciones: se exceptúan en las facultades los estudios posteriores a la licenciatura.
Art. 88. Todas las asignaturas de la primera y segunda enseñanza, las de las carreras profesionales y superiores y las de las facultades hasta el grado de Licenciado, se estudiarán por libros de texto: estos libros serán señalados en listas que el Gobierno publicará cada tres años.
Mientras que para las clases de castellano o de latín el Gobierno dispuso en los siguientes años diferentes libros de texto7, para las lenguas vivas se establecía que se utilizaran “los libros que designen los profesores”8.
En Puerto Rico, al igual que había ocurrido anteriormente en la península ibérica, se impartieron clases de francés en el Seminario Conciliar, se creó una cátedra de francés y otra de inglés en el Instituto Civil de Segunda Enseñanza y se ofrecieron clases de francés, inglés y alemán en el Ateneo, y de francés e inglés en el Colegio San Juan Bautista de Maricao (1882), en el Colegio Central de Ponce (1883), en el Colegio de la Concepción de San Juan (1884), en el Colegio de Nuestra Señora de las Mercedes de Arecibo (1884) y en el Colegio del Dulce Nombre de Jesús de Caguas (1884). Además, en 1878 se fundó en San Juan una Escuela de Idiomas en donde se ofrecían clases de italiano y de inglés (Cruz Monclova, 1979, pp. 832 y ss.). Según recoge López Yustos (1984, pp. 86-87) en el Instituto Civil de Segunda Enseñanza para la enseñanza del inglés se utilizó, al menos en el curso 1883-1884, el método Ollendorf y para el francés a Eduardo Benot9.
En la isla, más allá de la legislación vigente para el aula, la presencia del francés y del inglés era manifiesta debido a las inmigraciones que se habían producido durante toda la centuria.10 La situación estratégica de Puerto Rico, el atractivo económico de las explotaciones cafeteras y azucareras, los problemas en la metrópoli para mantener las colonias, la situación política y económica de España, los deseos expansionistas de Inglaterra, Estados Unidos y Francia, los cambios de dominación de las islas antillanas, la revolución haitiana y la Cédula de Gracias11 condicionaron la población isleña, pues Puerto Rico se convirtió en un atractivo territorio para establecerse y prosperar12.
En este contexto desarrolla su labor Zacarías Vall Espinosa, profesor de inglés de origen español, quien se ve forzado a crear “medios más sencillos y claros” de enseñanza que satisfagan las necesidades de los jóvenes puertorriqueños, pues:
He tenido que prescindir de todos los métodos existentes, por razón de que están redactados para inteligencias superiores. Los alumnos encomendados a mi cargo no podían adelantar con aquellos sistemas de enseñanza; y de ahí que me vi obligado a inventar un nuevo método, distinto de cuantos han llegado a mi conocimiento (1886, p. 5).
Este es el origen de la Novísima gramática (1886) y del Compendio de la Novísima gramática (1887), obras menores que resultan de gran utilidad para conocer cómo se llevó a cabo la adaptación de fuentes o series preparatorias o retrospectivas, textos de referencia y materiales de enseñanza de segundas lenguas en el Puerto Rico decimonónico (cfr. Hassler, 2002; Zamorano, 2013).
2. Bibliografía de Zacarías Vall Espinosa
Según consta en las portadas de sus obras, Zacarías Vall Espinosa fue “colegial del Mayor de San Agustín de Cantorberi (Inglaterra), execónomo de la catedral de Jamaica y socio vitalicio de la Sociedad anglo-continental”. Asimismo, según el prefacio de la Novísima gramática (1886), ocupó “por circunstancias peculiares la cátedra de dicho idioma [inglés]” (p. 5).
Zacarías Vall, “short man with flowing black whiskers” (Martínez Fernández, 2002, p. 101), nació en 1850 en Barcelona, si bien se educó en Inglaterra, en el Saint Augustine's College de Canterbury, centro formador de misioneros de la Iglesia anglicana. De allí debió marchar como reverendo protestante a Jamaica, donde desarrolló labores como ecónomo en la primera catedral anglicana fuera de Inglaterra, y de ahí, en 1876, a Ponce, en donde fue rector de la Iglesia de la Santísima Trinidad durante ocho años y a quien “se menciona con especial amor” (Ruiz, s. a., p. 2), si bien para otros fue superado por su sucesor.13 En 1869:
Al amparo de las prescripciones del Decreto de 20 de septiembre anterior sobre tolerancia de cultos, aprobado por el Gobierno provisional de la Revolución Española de septiembre de 1868, se verificaba en la ciudad de Ponce el primer servicio Protestante autorizado en la Isla. A dicho acto, celebrado en la residencia de don Otilio Salomons, asistieron más de doscientas personas (…). En 1870 se autorizaba al Ministro holandés don Johannes Waldemar Zechune para establecer en Vieques una escuela para niños protestantes. Y en ese mismo año se establecía allí una iglesia de carácter Protestante. En 1872 se organizaban en congregación los protestantes de Fajardo, Luqillo y Naguabo, bajo la dirección del mismo Ministro Zechune (Cruz Monclova, 1979, pp. 852-853).
En 1873, dependiente de la diócesis de Antigua, tienen lugar los primeros oficios en inglés y en 1874 se consagra el templo a la Santísima Trinidad, “erigida a un costo de trece mil quinientos pesos con las contribuciones de los afiliados de toda la Isla” (Cruz Monclova, 1979, p. 853). El origen y la formación de Vall Espinosa le permitieron dirigir oficios religiosos tanto en inglés como en español.14
Tras el establecimiento de la Iglesia episcopal en la isla, sus miembros trabajaron en la creación y mantenimiento de otras instituciones diocesanas: hospitales, centros de retiros y conferencias y escuelas.15 Fue precisamente Zacarías Vall quien “establece la primera escuela privada, donde los niños de familias pudientes enviaban a sus hijos, especialmente para aprender inglés” (Reus García, 1969, p. 6).16
Unos años después, Zacarías Vall se casó con Caroline Armstrong, miembro de una de las familias más ricas e influyentes de la isla, causando “una gran conmoción en las esferas religiosas y sociales de Ponce” (Reus García, 1969, p. 6); tuvieron dos hijos: Federico y María Antonia.
En 1885 dejó su cargo en la iglesia protestante de Ponce por, según él, desavenencias con su sustituto, el reverendo B. Noel Branch, “in view of the great disunion é discord created in the congregation during my leave of absence, I have rendered my resignation” (Martínez-Fernández, 2002, p. 110), aunque el obispo coadjutor, C. J. Branch lo explica de forma diferente:
Having read the above, I feel bound to express my disapproval of and my dissent from the statement made therein. The Rev. B. Noel Branch, the clergyman left by the Rector never created any disunion or discord whatever. The Rev. Z. Vall Spinosa, the Rector, resigned after being requested by me to do so. I urged his resignation because 1 believed that his ministry was not acceptable to the great majority of the con- gregation, and that therefore his resignation was the well being of the Church (Martínez Fernández, 2002, p. 110).
Aunque continuó en Ponce impartiendo clases de inglés, parece que Zacarías Vall no entusiasmaba ni a la congregación ni a los niños a los que enseñaba.17
En 1885 es nombrado rector de la Iglesia episcopal de Santiago, perteneciente a la diócesis de Nueva York, para sustituir a su fundador, Joaquín de Palma (Danner, 2013, p. 654), y en los siguientes años se ocupa del gobierno de las comunidades adscritas a diferentes parroquias y congregaciones (bautistas, metodistas y episcopales) que exiliados criollos de habla hispana en Estados Unidos habían formado en las décadas precedentes. Además de su labor evangelizadora, Zacarías Vall debió dedicarse a la docencia de Español, pues el New York tribune (4 de enero de 1891) anuncia que “the minister of the Spanish Church of Santiago (native of Spain) organizes clases and gives lessons in Spanish. Z. V. Spinosa”.
En junio de 1893, Zacarías Vall renuncia a su cargo. Este debió regresar a Puerto Rico, pues en diciembre de 1898 el periódico La democracia informa de que el Gobierno de la Isla ha aprobado el plan de estudios para el curso 1898-1899 del Colegio Central Ponceño, en donde Vall figura como responsable de las clases de inglés.
A la llegada de los americanos a Puerto Rico, Vall Espinosa, quien debía compartir las ideas independentistas, ejerció de consejero y traductor del general Nelson A. Miles. Así lo recogía el periódico La democracia en febrero de 1899:
El Reverendo Zacarías Vall-Spinosa, que llegó con la invasión americana en calidad de Capellán consejero y traductor del Estado mayor del general Miles, ha recibido la orden del Fiscal de Guerra (Judge-Advocate) de La Habana, de traducir desde el artículo 609 del Código Civil hasta el artículo 1976, o sea 1367 artículos vertidos al inglés (p. 27).
3. La obra de Vall Espinosa
Zacarías Vall Espinosa es autor de una Novísima gramática para aprender a leer, hablar y escribir rápida y correctamente el idioma inglés (Ponce, Establecimiento tipográfico El Comercio, 1886) y de un Compendio de la Novísima gramática para aprender a leer, hablar y escribir rápida y correctamente el idioma inglés (Ponce, Tipografía El Vapor, 1887). Los objetivos de los dos textos, estrechamente relacionados, son claros: componer “un método de enseñar el inglés, que estuviera al alcance de las inteligencias juveniles” (1886, p. 5) “indispensable para los principiantes y aquellos que tienen que viajar a un país inglés sin conocer profundamente el idioma” (1887, portada), pues es el “más útil para los hispano-americanos, excepción hecha del suyo propio” (1886, p. 8).
Para ello, Vall Espinosa se sirve de la tradición hispana, fundamentalmente de la Real Academia Española, de quien adapta títulos (gramática y compendio), nomenclatura, estructura, método y tratamiento para la gramática, así como de otros textos habituales en la enseñanza de lenguas para el resto de contenidos. Tanto la Novísima gramática como el Compendio constituyen adaptaciones y reelaboraciones de materiales existentes compuestas, teniendo en cuenta las necesidades de los estudiantes puertorriqueños de las últimas décadas del siglo XIX.
3.1. Paratextos: El prefacio
En el prefacio de la Novísima gramática, como es habitual, Zacarías Vall explica las razones que lo han llevado a componer sus textos, así como su estructura y su contenido. Por un lado, la ausencia, pese a la existencia de muchos manuales,18 de un compendio destinado exclusivamente a jóvenes aprendices inexpertos, y, por otro, su experiencia como profesor de inglés obligaron a Vall a prescindir de “todos los métodos existentes, por razón de que están redactados para inteligencias superiores [y a crear, tras más de diez años de trabajo, su propio método] distinto de cuantos han llegado a mi conocimiento” (1886, p. 5).
La finalidad práctica con la que nació el método Vall Espinosa explica su configuración y, sobre todo, que anteponga la oralidad a la gramática: un vocabulario “tan copioso como útil [con] sencillísimas reglas para saber con inteligencia la pronunciación de las letras [indicaciones sobre ortografía y] constante práctica en el hablar, ejercicios especiales y graduados conforme a las reglas dadas” (1886, p. 5), lo cual le proporcionó buenos resultados.19
El éxito inicial del método exige su mejora y ampliación, por lo que Vall aumenta los contenidos y los organiza por niveles: el primero “por vía de compendio, siendo la más sencilla y elemental, la apliqué a los principiantes [y el segundo] una ampliación filosófica y razonada de la primera, la apliqué a los que estaban versados en los anteriores elementos” (1886, p. 6). De esta Novísima gramática decide extraer un Compendio con un vocabulario bilingüe con la pronunciación figurada del inglés y una serie de diálogos “en lenguaje corriente (castellano e inglés) [para quienes necesitan aprender inglés con más rapidez por] tener que trasladarse a un país inglés sin conocimiento del idioma” (1886, p. 6). La gramática la reserva para los que deseen “perfeccionarse”.
Los párrafos siguientes están dedicados a justificar sus faltas o errores, motivados por ser un borrador que debe ser pulido con el paso del tiempo “mediante la más detenida reflexión por parte de su autor” (1886, p. 6); a solicitar la indulgencia del público por ellos pues “una vez eliminados, harían subir el mérito de esta obra” ( p. 7) y a subrayar los méritos de su trabajo. Vall Espinosa defiende la novedad y original de su método:
El lector puede estar persuadido de que lo que lee es original [sobre todo en la parte sobre ortología] creo no es de encontrarse en ningún libro [pues] me he impuesto la hercúlea tarea de hacer lo que algunos califican de imposible: dar reglas para pronunciar correctamente las voces inglesas (1886, p. 7).
De la misma manera, destaca su aportación a la presentación de la conjugación verbal, “me he desviado por completo de todas que hasta hoy día se han publicado” (1886, p. 7), al presentar las formas utilizadas por los ingleses, “menos los cuácaros que escrupulosamente tutean”20, lo que explica en una nota un poco más adelante: “Como queda consignado en otra parte, los cuácaros no aceptan esta costumbre [usar you]; por razón de que, como tutean a Dios, y los seres mortales son inferiores a Él, no quieren rebajar su Majestad, aplicando a los mortales un tratamiento que niegan al Ser Supremo” (1886, p. 174).
En el prefacio también hay espacio para la crítica, tanto para quienes desconocen un idioma y escriben manuales sobre él como para quienes plagian indiscriminadamente de otros textos. Entre los primeros amonesta a Francis Thimm, “alemán que escribió gramáticas para enseñar el castellano a los ingleses” (1886, p. 7), y, entre los segundos, a Newmann y Baretti:
El primero inglés y el otro italiano que emprendieron la tarea de redactar un diccionario inglés y español y viceversa. Lo de siempre: como verdaderos plagiarios, copian al pie de la letra lo que ven escrito por otros, cuyos conocimientos del castellano o del inglés, estarían más o menos por encima de los suyos, y desgraciada la dicción que se atrevieran a corregir (1886, p. 7)21.
Todo lo cual lo apoya en la experiencia personal que le contó el Dr. Seoane, quien “al aceptar la empresa de revisar el diccionario de Newman y Baretti, tuvo que refundir enteramente, o por mejor decir, hacer de nuevo gran parte de los artículos” (1886, p. 7)22.
También hay espacio para los cumplidos y el reconocimiento de fuentes e inspiración. Cita para el aprendizaje de la lectura en inglés la cartilla del maestro y sacerdote escocés William Fordyce Mavor (Mavor's English spelling-book, 1801), manual reimpreso durante varias décadas que tenía como objetivo la enseñanza graduada de la lectura (alfabeto ilustrado, vocabulario, historias, datos históricos y geográficos y pesos y medidas). Para la analogía reconoce haber seguido a la Real Academia, de quien ha utilizado su planteamiento, su organización y su nomenclatura, lo que no resulta extraño pues se convirtió desde su primera edición (Gramática de la lengua castellana, 1771) en un texto de referencia (Hassler, 2002) entre los gramáticos extranjeros (Sánchez Pérez, 1992, p. 153).23
En relación con la estructura que ha adoptado en su método, Zacarías Vall aclara que la ortología va en primer lugar porque es “más conveniente para el principiante” y la analogía en segundo lugar, especialmente la parte dedicada al verbo, porque “es la voz que tiene más juego en las sentencias y su conjugación es relativamente sencilla” (1886, p. 8).
En las últimas líneas de las páginas del prefacio, Vall Espinosa defiende el resultado de su trabajo. Reconoce que es limitado por la imposibilidad de verificarlo en un contexto de habla inglesa y por los errores cometidos en la imprenta, pero se compromete a corregirlos.24
3.2. La gramática
Tanto la Novísima gramática como el Compendio surgen de la inexistencia de un método adecuado para las necesidades que tenían los alumnos de Vall Espinosa, por lo que decide componer dos textos: un compendio, “más sencillo y elemental [para los estudiantes principiantes y una gramática] o ampliación filosófica y razonada del primero” (1886, p. 6) para los estudiantes avanzados, razón por la cual no coinciden los dos volúmenes, pese a la similitud en el título y en el formato, ni en la estructura, ni en la extensión ni en los contenidos.
No se debe olvidar que la mayoría de estos métodos decimonónicos se autoproclaman como “vanguardistas, originales e innovadores [si bien] se sirven de ideas pedagógicas y lingüísticas existentes; el eclecticismo es quizás el rasgo definidor de todos ellos” (Gallardo Barbarroja, 2002, p. 93). Vall Espinosa no es una excepción: construye una serie textual o “conjunto de textos individuales, impresos o manuscritos, que tratan del mismo tema en la misma rama epistemológica o sin metodología declarada, pero con el mismo objetivo y en condiciones comparables” (Hassler, 2002, p. 561), que pueden analizarse en función de las series preparatorias/retrospectivas o fuentes utilizadas y de las series paralelas, cuyos contenidos sufren un proceso de adaptación y transformación debido al contexto didáctico en que se originó la serie (Zamorano, 2013).
Las fuentes o serie preparatoria/prospectiva que utiliza para su método son la Academia Española, el English spelling-book de Dr. Mavor, el gramático Mr. Meyrick y, aunque no lo reconozca, los materiales utilizados tradicionalmente en la enseñanza de segundas lenguas. De la primera toma los títulos de sus obras (Gramática-Compendio), la concepción de la gramática (prosodia, partes de la oración/analogía, sintaxis y ortografía), las caracterizaciones de las categorías (por ejemplo, declinaciones de sustantivos), la nomenclatura, las listas de reglas, las extensas explicaciones, las tipologías, la estructura (la parte dedicada a la Analogía, como muestran otras gramáticas: “en esta época estudia generalmente las palabras de una manera aislada y desde el punto de vista sincrónico: se definen, se catalogan y se señalan las características de cada una de las clases de palabras, así como su flexión y su formación o composición, sin atender a otros criterios” [Calero Vaquera, 1986, p. 37]) o la utilización del criterio semántico para clasificar adverbios, preposiciones o conjunciones (simples y dobles).
Con respecto a la nomenclatura, por ejemplo, en la Tabla 1 se aprecia la influencia de la Academia Española en algunas definiciones y tratamiento de las categorías gramaticales.
Tabla 1 Definiciones y tratamiento de las categorías gramaticales en la Gramática de la lengua castellana (1870) y en la Novísima gramática (1886)/Compendio (1887)
Gramática de la lengua castellana (1870) | Novísima gramática (1886)/Compendio (1887) |
“Verbos impersonales se llaman los que sólo se usan en el infinitivo y en la tercera persona de singular de todos los tiempos” (p. 117) | “los verbos unipersonales, o impersonales, son los que se usan sólo en la tercera persona” (1886, p. 111) |
“Reflexivo, o reflejo, que generalmente se llama recíproco, es aquel verbo cuya acción vuelve a la misma persona o cosa que le rige, representada o suplida con un pronombre personal” (p. 50) | “verbos reflexivos son aquellos cuya acción recae o vuelve a la misma persona o cosa que los rige” (1886, p. 113) |
Indicativo: presente, pretérito imperfecto, pretérito perfecto, pretérito pluscuamperfecto, futuro imperfecto, futuro perfecto | Indicativo: presente, pretérito imperfecto, pretérito perfecto, pretérito pluscuamperfecto, futuro imperfecto, futuro perfecto |
Género de los sustantivos: masculino, femenino, neutro, común, epiceno, ambiguo | Género de los sustantivos: masculino, femenino, neutro, común |
Adjetivos positivos, comparativos, superlativos | Adjetivos positivos, comparativos, superlativos |
“Por la diferente significación que tienen, se dividen en adverbios de lugar, de tiempo, de modo, de cantidad, etc.” (p. 134) | Adverbios de tiempo, de lugar, de cantidad, calidad o modo, afirmación, negación y duda |
Conjunciones: copulativas, disyuntivas, adversativas, condicionales, causales, continuativas, comparativas, finales e ilativas | Conjunciones: copulativas, alternativas, adversativas, continuativas, comparativas (1887, p. 95) |
Fuente: Elaboración propia.
El propio autor, al hablar sobre la concepción y estructura de su obra en el prefacio de la Novísima gramática, había reconocido seguir:
El plan, en todo lo posible, de la Real Academia, y empleo casi todos sus términos gramaticales, por la sencilla razón de que encuentro que, aunque entre los gramáticos ingleses cada cual inventa sus nombres para designar los diferentes modos y tiempos de los verbos y de otras partes de la oración, los que la Academia emplea son del todo inteligibles, y usados entre la mayor parte de las gramáticas usadas en los colegios de Inglaterra (1886, pp. 7-8).
Posteriormente, en el mismo sentido, vuelve a mencionar a la Real Academia como fuente de los ejemplos que utiliza en sus textos:
Debo hacer constar que era mi propósito traducir al inglés todas las frases castellanas que ha publicado la Real Academia en su Gramática, donde las preposiciones hacen cierto oficio, dando su equivalente en castellano. Pero al ver que subían a la respetable suma de 1.900 he desistido, esperando llevar a cabo esta idea en un opúsculo redactado ad hoc (1886, p. 197).
Además de la autoridad de la Academia, Vall cita en el apartado sobre el verbo de la Novísima gramática a “algunos gramáticos” que “dividen las conjugaciones en tres partes, que son: la simple, la progresiva y la enfática” (1886, p. 53); al Dr. Mavor, de cuyo English spelling-book extracta unos “verbos con traducciones peculiares” (1886, p. 68) y unos “verbos con preposiciones y adverbios [y sus] traducciones correspondientes” (1886, p. 70), y al reverendo F. Meyrick,25 autoridad al explicar algunos usos verbales (“en inglés, el indicativo se usa más frecuentemente en las cláusulas subjuntivas y condicionales que el subjuntivo”, 1886, p. 57) y referencia para la tipología verbal (“este plan de clasificar los pretéritos y participios regulares o irregulares de los verbos ingleses lo he adoptado de la gramática del Rdo. F. Meyrick”, 1886, p. 139).
Por otro lado, Vall Espinosa, aunque no los mencione, debía conocer otros textos gramaticales o series paralelas26 de enseñanza de inglés anteriores y contemporáneos que fueron utilizados en España, Inglaterra y Estados Unidos: Pedro Pineda, Juan Steffan, Thomas Connelly, Jorge Shipton, Emanuel del Mar, José de Urcullu, Antonio Bergnes de las Casas, Guillermo Casey y, sobre todo, las adaptaciones del método Robertson y del método Ollendorff. Todos ellos profesores que, movidos por una renovación en la enseñanza-aprendizaje de lenguas, crearon diversos métodos en los que la teoría se presenta de forma sucinta, clara y considerablemente aligerada, y se apoya en ejercicios de traducción formados por frases breves que prescinden, cada vez más, de las fuentes literarias características de otras épocas.27 Y, por supuesto, no ignoraba los componentes habituales en los manuales de aprendizaje de lenguas (descripciones de la pronunciación, vocabularios temáticos o nomenclaturas, series de diálogos, listas de refranes y expresiones idiomáticas).
A partir de estos antecedentes compone un Compendio, de ciento veintiuna páginas, en donde recoge principios sobre pronunciación, una gramática elemental, unas reglas básicas de ortografía, tres indicaciones sobre sintaxis, una limitada enumeración de abreviaturas, varios diálogos, una lista de “expresiones fáciles” y unos modelos de correspondencia; y una Novísima gramática que se estructura, en casi trescientas páginas, en cuatro partes bien diferenciadas: 1) letras, pronunciación y acento, 2) de los verbos, 3) de la analogía (artículo, nombre, adjetivo, pronombre, adverbio, preposición, conjunción, interjección) y 4) una serie de contenidos complementarios (ortografía, prefijos y afijos, lista de frases ponderativas y su traducción, ejercicios gramaticales, abreviaturas, proverbios de uso corriente, lista de palabras homófonas, frases y proverbios latinos, del lenguaje “slang”, fórmulas de tratamiento, modelos de cartas, recomendaciones, invitaciones y letras de cambio).
En cada texto de la serie, Vall adapta y ordena los contenidos en función de las necesidades didácticas o pedagógicas (recontextualización o transposición didáctica) que impone el progreso o la evolución de sus alumnos, porque es, en estos momentos, cuando se incorpora a la enseñanza de segundas lenguas un:
Factor novedoso hasta entonces: la consideración del papel del estudiante en el proceso de aprendizaje y la interacción entre profesor y alumno como parte del mismo. Estos manuales se enfrentan a la cuestión de la enseñanza de idiomas con un espíritu crítico e innovador, todo lo cual lleva a sus autores a intentar buscar nuevos enfoques en los que la relación docente-discente adquiere una nueva dimensión (Gallardo Barbarroja, 2002, p. 92).
Para sus alumnos diseña un método compuesto de gramática, vocabulario temático, diálogos, proverbios, correspondencia y ejercicios. La comparación cuantitativa de los dos textos arroja los siguientes resultados (Tabla 2):
Tabla 2 Comparación cuantitativa entre las Novísima gramática y el Compendio
- | Novísima gramática | Compendio |
- | N.º pág.-% | N.º pág.-% |
De las letras-Pronunciación | 42 (15,1 %) | 8,5 (7,0 %) |
Vocabulario | ----- | 32,5 (26,8 %) |
Analogía Artículos Nombres Adjetivos Pronombres Verbos Adverbios Preposiciones Conjunciones Interjecciones | 6 (2,1 %) 13 (4,6 %) 9,5 (3,4 %) 4,5 (1,6 %) ----- 11 (3,9 %) 9 (3,2 %) 5,5 (1,9 %) 2,5 (0,9 %) | 2 (1,6 %) 4 (3,3 %) 1,5 (1,2 %) 1,5 (1,2 %) 30,5 (25,2 %) 1,5 (1,2 %) 2 (1,6 %) 1 (0,8 %) 1 (0,8 %) |
De los verbos | 92 (33,2 %) | ----- |
Ortografía | 6 (2,1 %) | 3 (2,4 %) |
Sintaxis | 5,5 (1,9 %) | 0,5 (0,4 %) |
Diálogos | ----- | 16 (13,2 %) |
Prefijos | 1,5 (0,5 %) | ----- |
Afijos | 4 (1,4 %) | ----- |
Ejercicios gramaticales | 21 (7,5 %) | ----- |
Apéndice Abreviaturas Proverbios Homófonos Citas, refranes en latín Del lenguaje “slang” Fórmulas de tratamiento Correspondencia | 5 (1,8 %) 7 (2,5 %) 4,5 (1,6 %) 7,5 (2,7 %) 6,5 (2,3 %) 3,5 (1,2 %) 10 (3,6 %) | 1,5 (1,2 %) ----- ----- ----- ----- ----- 4 (3,3 %) |
- | 277 | 121 |
Fuente: Elaboración propia.
Para Zacarías Vall la descripción de la pronunciación es un componente imprescindible para aprender a hablar y desenvolverse en la otra lengua, por lo que las primeras páginas de los dos textos están dedicadas a ella (7,0 % del total en el Compendio y 15,1 % en la Novísima gramática).
En español, y utilizando como método la comparación entre las dos lenguas, repasa los parecidos y diferencias entre las letras inglesas y las españolas28 y dado que, como es habitual en los textos históricos, impera el correlato o la relación entre grafías y pronunciación, describe, con no pocas limitaciones,29 las diferentes articulaciones, con listas de reglas y excepciones, de las vocales, de las consonantes, de los diptongos y de las “voces deletreadas de un mismo modo y pronunciadas de distinta manera según el significado que llevan” (1886, p. 45) y señala las diferencias en la naturaleza y colocación del acento. Los ejemplos, y en el caso del Compendio las voces de la nomenclatura, van acompañados de la pronunciación figurada.
Zacarías Vall afirma sobre esta parte de su obra que “en la parte de la ortología todo es tan original que creo no es de encontrarse en ningún libro [porque] me he impuesto la hercúlea tarea de hacer lo que algunos califican de imposible: dar reglas para pronunciar correctamente las voces inglesas” (1886, p. 7). Aunque otros textos gramaticales de inglés confeccionados para y por españoles ya habían intentado compendiar los principales rasgos de la pronunciación inglesa,30 el catalán lo hace con más orden y con un método más didáctico, coherente y sencillo, y atendiendo tanto a la realidad inglesa como a la estadounidense.31
Dado que, según Vall, los métodos existentes de enseñanza de inglés no son apropiados para los aprendices noveles, se emplea en exponer de forma fácil y sencilla la gramática de esta lengua. En el Compendio explica los principios (37,3 %) y en la Novísima gramática la “ampliación filosófica y razonada” de estos (58,6 %). En ambos textos son caracterizadas las partes de la oración o las clases de palabras utilizando un método comparativo, en el cual la gramática castellana es el punto de referencia para cualquier descripción del inglés, por lo que, antes de explicar con detenimiento las particularidades del inglés, es habitual leer “el nombre en inglés experimenta las mismas divisiones y clasificaciones que en castellano” (1886, p. 152; 1887, p. 53), “se usan los pronombres, en los mismos casos en que se usan en castellano” (1886, p. 173; 1887, p. 58), “los verbos en inglés experimentan las mismas divisiones que en castellano” (1886, p. 53; 1887, p. 60), “los adverbios en inglés, experimentan las mismas divisiones que en castellano” (1886: 78) o que “las principales [conjunciones] son las siguientes, que se dividen y clasifican como en castellano” (1886, p. 197).
Artículos, nombres (número, caso y género), adjetivos y pronombres, verbos, adverbios, preposiciones, conjunciones e interjecciones son explicados de forma sintética (apenas una página), y en muchos casos incompleta, por lo que se hacen imprescindibles las remisiones a la Novísima gramática. Zacarías Vall en este texto repasa las formas, las regularidades e irregularidades y las diferencias entre las dos lenguas de las primeras categorías gramaticales; se detiene en la caracterización del verbo en inglés y en sus diferencias con el verbo español (observaciones generales, sobre los tiempos, sobre traducciones peculiares, verbos defectivos, verbos impersonales, verbos recíprocos y reflexivos, de las interrogaciones y de las negaciones de los verbos, pretéritos y participios de verbos irregulares, modelos de conjugación de los verbos ingleses) y presenta las traducciones, los principales usos y las diferencias más importantes entre las categorías invariables del inglés y del español.
Vall Espinosa utiliza, pues, el método gramática-traducción ideado para la enseñanza de lenguas muertas en la centuria anterior y abundantemente utilizado en los decenios siguientes, en donde se presentan las reglas gramaticales y sus excepciones para que puedan ser memorizadas por los alumnos (cfr. Richards y Rodgers, 1986; Sánchez 1992, 1997; Titone, 1968). Un aprendizaje deductivo, basado en la lengua materna del aprendiz y destinado fundamentalmente a la enseñanza de la lengua escrita que Vall Espinosa intenta presentar de forma práctica, concisa y fácil a sus alumnos, sustituyendo los ejemplos literarios por ejemplos contextualizados en la vida cotidiana.32
En la Novísima gramática se altera la estructura del Compendio: la segunda parte de la obra se dedica íntegramente al verbo (33,2 % del total), reproduciendo, aunque en ocasiones añadidos y ampliados, los contenidos del Compendio (sobre todo en lo relativo a los modelos de conjugación de verbos). La tercera parte, con el título “De la analogía”, presenta el resto de categorías gramaticales con idéntica estructura y concepción que en el Compendio, si bien el desarrollo en las definiciones, ejemplos y usos son, muchas veces, considerables (Tabla 3).
Tabla 3 Ejemplos del tratamiento de las categorías gramaticales en las dos obras
Novísima gramática | Compendio |
El artículo indefinido an o a se usa en los mismos casos que en castellano; solamente que an se emplea antes de cualquiera voz que empieza en vocal (menos u), y también antes de las voces que empiezan con h muda, v g.: an heir (un heredero), an hour (una hora), an honorable person (una persona honorable), a unit (una unidad), a union (una union). El artículo a se usa en los demás casos (p. 150). | El artículo indefinido an o a, se usa en los mismos casos que en castellano, solamente que an, se emplea antes de cualquiera voz que empieza con vocal (menos u); y también antes de las voces que empiezan con h muda (p. 52). |
Los diminutivos se forman anteponiendo a los nombres la palabra little, small, o young. La primera voz little se aplica a nombres abstractos. Small se emplea más bien a cosas materiales. Young se aplica a seres vivientes para expresar disminución. Entre small y little hay tan poca diferencia que a menudo se usan las dos voces promiscuamente. La diferencia de sentido entre little y small se explicará por los ejemplos siguientes: A little house : A small house. La primera frase implica que es una casita algo bonita; y la segunda frase, aunque no denota absolutamente que la casita es fea, sin embarg,o indica que no gusta por ser demasiada pequeña. A small boy significa un muchacho demasiado pequeño para su edad; al paso que a little boy significa simplemente un muchachito en sentido agradable (pp. 152-153). | Los diminutivos se forman anteponiendo a los nombres la palabra little, small o young. La primera voz little se aplica a los nombres abstractos. Young, se aplica a seres vivientes para expresar diminución (p. 53). |
Shall y Will son señales de futuro. Para el buen uso de estos signos del futuro, se tendrá presente que a) shall se usará en las primeras personas, y will en las segundas y terceras, siempre que se quiera expresar la simple acción del futuro; b) siempre que se quiera usar del futuro con énfasis, resolución, amenaza o mandamiento, se empleará will en las primeras personas y shall en las demás (pp. 55-56). | Shall y will, son señales de futuro (p. 60). |
Should y would son señales del pretérito imperfecto de subjuntivo. Algunas veces might también es auxiliar del imperfecto de subjuntivo. Should y would, signos del imperfecto de subjuntivo, siguen las mismas reglas que gobiernan la acción de shall y will (p. 56). | Should y would, son señales de pretérito imperfecto de subjuntivo (p. 61). |
Fuente: Elaboración propia.
La Novísima gramática, además, dedica varias páginas a los prefijos (0,5 %), “sílaba que se antepone a una palabra para denotar alguna alteración en su significado original” (1886, p. 215), y a los afijos (1,4 %), “sílabas que se posponen a los vocablos para denotar alguna alteración en su significado original” (p. 216).
La sintaxis también ocupa algunas páginas en la Novísima gramática (1,9 %) y en el Compendio (0,4 %), páginas en las que se aborda, utilizando la terminología académica, solo la sintaxis regular (no la figurada)33 y solo cuestiones relativas al régimen y a la construcción (no a la concordancia). Así, Vall se detiene en la colocación de adjetivos, sustantivos, preposiciones y adverbios en diferentes construcciones sintácticas (“el nominativo va después de los verbos to be, can y have, cuando están en pretérito, o empiezan ciertas oraciones que tienen que traducirse con la conjugación si, seguida del nombre”, 1886, p. 212) y advierte sobre los diferentes equivalentes entre las dos lenguas de determinadas oraciones (“cuando las oraciones de relativo van regidas de otros verbos que están en el presente, o imperfecto de indicativo, a menudo se resuelven por el gerundio”, p. 214).
La ortografía (2,1 % en la Novísima gramática y 2,4 % en el Compendio), finalmente, atiende a las particularidades gráficas de la lengua inglesa: escritura de monosílabos terminados en -l, -k, -f y alteraciones formales que sufren algunas voces en la formación del gerundio, en la formación de adverbios en -ly y en -ment o en la formación de derivados. De nuevo, Vall Espinosa se sirve de la ortografía española para, comparativamente, facilitar el aprendizaje del inglés a sus estudiantes: “Las voces que en castellano tienen una n seguida de m , en inglés tienen dos m” (1886, p. 206; 1887, p. 97), “las voces que en castellano acaban en -ción, en inglés mudan la c en t (…). Se debe advertir, sin embargo, que muchas de las voces que en castellano acaban en -sion llevan la s duplicada” (1886, p. 209; 1887, p. 98).
Pese a que son textos gramaticales tradicionales eminentemente prescriptivos, no faltan interesantes indicaciones sobre variación diacrónica, diatópica,34 diafásica y diastrática:
Tabla 4 Datos sobre variación en la obra de Vall Espinosa
“La segunda persona se todos los tiempos siempre termina en st, v. g., thou lovest, thou hadst; pero esta forma es muy anticuada en el inglés. Hoy día se emplea you (vosotros) en vez de thou (tú) en las conversaciones y escritura en general. En la poesía y escritura antigua (como la Biblia) ocurren ciertas terminaciones de personas y tiempos que han llegado a ser inusitadas. Por ejemplo, las segundas personas de todos los tiempos terminaban en st, según hemos dicho. La tercera persona del presente de indicativo terminaba en th. La segunda persona del imperfecto del subjuntivo del verbo to be era wert, en vez de were”. | Verbos, p. 54 |
“También antiguamente se usaba had para denotar el pluscuamperfecto de subjuntivo, en vez de should o would como se usa hoy día”. | Verbos, p. 55 |
“No falta quien diga que estas expresiones son impropias [trata sobre la equivalencia tener-to have got: tengo un cortaplumas-I have got a penknife]; pero se usan muy comúnmente por toda clase de gente”. | Verbos, p. 67 |
“En Inglaterra cuando se compran artículos y hay ocasión de hablar de half a penny (medio penique), two pence (dos peniques), three pence (tres peniques), no se pronuncian esos números como sucede cuando se cuenta one, two, three, etc., sino que los pronuncian así: Half a penny, pronunciado a jéipeni, A penny and a half pronunciado a peni jéini, Two pence pronunciado to pens, Three pence pronunciado zré pens. De cuatro para arriba, los números no sufren ninguna variación en su pronunciación”. | Nombre, p. 153 |
“El pronombre thou (tú) ha caído en desuso en inglés. Ahora dicen you (vosotros o usted)”. | Pronombres, p. 174 |
“Estos adverbios [hither, whither] son de movimiento; y aunque correctos, no son muy corrientes”. | Adverbios, p. 180 |
“Conviene advertir que la preposición for delante de to, ha caído en desuso”. | Preposiciones, p. 189 |
“Estas expresiones [caramba, canario, cáspita-by jingo, carai-by George, burro-you, jackass] son muy vulgares y no se deben usar cuando se trata con gente de respeto”. | Interjecciones, p. 203 |
Fuente: Elaboración propia.
De la misma manera, parecen originales las indicaciones para uso de sus textos, las aportaciones personales al contenido gramatical, los consejos a profesores y alumnos o las remisiones en notas a pie a la parte de ejercicios y de sintaxis de las páginas siguientes:
N. significa fulano. Su equivalente en inglés es Mister So and So. Los cursantes se acostumbrarán a traducirlo debidamente (1886, p. 66).
Antes de entrar en la conjugación de los verbos, cuyos pretéritos y participios son irregulares, los educandos debieran conjugar oralmente, o por escrito, muchos otros verbos de la misma clase (1886, p. 85).
He puesto algunos tiempos con la negación contraída para facilitar su uso; pero debo advertir que la regla 5ª sobre el uso de las negaciones contraídas debe regir a toda la conjugación (1886, p. 128).
Debo repetir que los educandos debieran conjugar muchos otros verbos análogos para poder alcanzar la perfección (1886, p. 132).
Ejercicios de este linaje, que son sumamente útiles para la práctica del idioma inglés, pueden hacerse ad infinitum por los mismos señores profesores. Los cursantes debieran redactar algunos por este estilo, y traducirlos luego para la corrección por los Sres. Profesores, y subsiguiente adquisición de memoria (1886, p. 240).
3.3. El vocabulario
El Compendio de Vall Espinosa dedica el 26,8 % de su contenido al vocabulario, pues entiende su autor que su dominio constituye el inicio del aprendizaje de lenguas: “El sistema práctico que adopté fue, dar a los educandos tantas palabras inglesas (con sus equivalentes en castellano) como pudieran aprender diariamente; repetir la misma operación, así que hubieran concluido un vocabulario tan copioso como útil” (1886, p. 5). Y un poco después afirma que “tengo extraído de ella [de la Gramática] el susodicho compendio, al cual le he agregado un vocabulario tan copioso como útil, con la pronunciación figurada en justa-posición” (p. 6).
La practicidad y la utilidad del vocabulario se advierten, especialmente, en la ordenación que adopta para las voces que recoge, pues compone una nomenclatura o léxico temático, en donde sustantivos, adjetivos y verbos se reparten en diferentes ámbitos designativos.
Pese a las palabras del prefacio en donde pregona la novedad de su obra, esta manera de presentar el léxico de una lengua no es original en la historia de la lexicografía del español: el desconocimiento del griego y del latín obligó a la elaboración de repertorios bilingües ordenados por materias que heredaron, en mayor o menor medida, casi todas las lenguas modernas y que, con el paso del tiempo, fueron adaptándose a las nuevas necesidades sociales, económicas y políticas de unas sociedades que habían cambiado, convirtiéndose así en materiales útiles y muy prácticos para desenvolverse en situaciones cotidianas. Estas nomenclaturas, con variaciones mínimas (cfr. Alvar Ezquerra, 2013), acompañaron a lo largo de los siglos a los diferentes métodos de enseñanza de lenguas y se convirtieron, por su didactismo, en una de las formas más prácticas e inmediatas de aprender el léxico de una lengua. Durante el siglo XIX, además, son frecuentes las nomenclaturas que incluyen junto a los equivalentes léxicos pronunciaciones figuradas para facilitar el aprendizaje de la lengua oral, tal y como hace Zacarías Vall.
Se trata, pues, de un repertorio bilingüe ordenado por ámbitos designativos, que tiene como objetivo la presentación fácil, accesible y útil del léxico, que se distribuye en categorías gramaticales (habitual desde finales del siglo XVIII y a lo largo del siglo XIX; cfr. Alvar Ezquerra, 2013). Como en otros muchos compuestos en las centurias precedentes, Vall utiliza una ordenación teocentrista35 para los sustantivos que comienzan con la descripción del tiempo, Dios y las dignidades eclesiásticas, sigue con la comida y termina con el hombre y todo lo que a él le concierne (parentesco, vestido, descripción del cuerpo, ocupaciones, etc.). Los adjetivos y los verbos, por su parte, son descritos en función de la cualidad material o inmaterial que expresan.
Seguramente, la parte más original de la nomenclatura de Vall Espinosa se encuentre en el breve vocabulario “conteniendo voces en uso corriente en las Antillas, con su traducción directa, con especial referencia al sentido que les dan en las islas de Jamaica y Puerto Rico” (1886, p. 41), en donde recoge las principales diferencias léxicas que presenta el inglés y el español en las islas del mar Caribe (hace referencia a las islas de Barlovento, Barbados, Puerto Rico y Jamaica, pero también a México y a Sudamérica). Así, por ejemplo, recopila los equivalentes en inglés del mango, caimito, guayaba, tamarindo, pitirre, tórtola, pato carrizo, pepita de pan, niguas, fiebre amarilla o flamboyán. En el caso de los nísperos, sostiene que en las islas de Barlovento reciben el nombre de sapodillas y que la forma inglesa, naseberry, “es una corrupción del castellano” (1887, p. 41); que la yautía-cocoe se llama en las islas de Barlovento eddoe; que el masambique (chinechilín)-tinkling crackle se denomina también tin-tin y en Barbados, black bird; que la voz [paloma] turca “para mí no es más que una corrupción de torcaz” (1887, p. 42); que el ave aura-johncrow, buzzard, muy común en Jamaica, no se encuentra en Puerto Rico y que los mexicanos la llaman sopilote y en América del Sur, gallinazo; que el ali blanco-whitewing se ve a menudo en Jamaica pero no en Puerto Rico; y que la traducción bukra para caballero es:
Según el famoso lexicógrafo Webster,36 en la lengua de los habitantes de la parte occidental de África significa demonio, que la habían aplicado a los ingleses blancos por el maltrato que recibían en su esclavitud. Es común entre los negros de los Estados Unidos y los de todas las Antillas inglesas. Extraño es que no la aplicasen a los blancos de origen español. ¡Sería porque no se lo merecían! (1887, p. 43).
3.4. Otros contenidos
Tras la gramática -prosodia, analogía, sintaxis y ortografía- y léxico, la Novísima gramática y el Compendio recogen otros contenidos habituales en la enseñanza de segundas lenguas tradicional. Comparten los dos textos una lista de abreviaturas de uso común en las dos lenguas (1,8 % y 1,2 %, respectivamente) y una serie de “Modelos de cartas, recomendaciones, letras de cambio”, en donde se recopilan fórmulas de encabezamiento y despedida, ejemplos de cartas, de invitaciones formales, respuestas, excusas, letras de cambio, pagarés y recibos (3,6 % y 3,3 %, respectivamente).
La utilización del género epistolar en la enseñanza de lenguas no es nueva en la historia de la enseñanza. Desde la Edad Media muchos fueron los manuales que con los títulos de secretario, escribiente, tratado de cartas misivas o manuales de correspondencia se compusieron para la formación tanto en lengua materna como de segundas lenguas, destinados tanto a la enseñanza reglada en las aulas como a la enseñanza especializada, fundamentalmente en el ámbito económico o comercial, pues resultaban un instrumento de comunicación imprescindible para llevar a cabo las relaciones mercantiles37 (cfr. Castillo Gómez, 2011; Fens-De-Zeeuw, 2008; Gallardo Barbarroja, 2002, 2003; García Aranda, 2012; García-Godoy, 2012; Sánchez, 1992).
Por su parte, solo el Compendio recoge diálogos38 (13,2 %), herramientas que, con una larga tradición,39 eran muy útiles para aprender una segunda lengua. Y, en cambio, solo la Novísima gramática incluye ejercicios gramaticales (7,5 %) que no son sino frases en ambas lenguas que tratan de ejemplificar la morfología y la sintaxis explicadas con anterioridad y que recuerdan mucho a los que acompañaban cada lección del método Ollendorff,40 un apéndice con proverbios (2,5 %), una lista de palabras homófonas (2,6 %), citas y refranes en latín (2,7 %) y unas “instrucciones para tratar a personas de rango, & con su correspondiente Castellano” o fórmulas de tratamiento (1,2 %). Una vez más, componentes frecuentes en la enseñanza de una segunda lengua (Gallardo Barbarroja, 2002, 2003; Sánchez, 1992).
El uso y la utilidad que imperan en las recopilaciones que históricamente se han realizado para mostrar todos los géneros, formas, funciones y contenidos de una lengua para su magisterio llevan a Zacarías Vall a dedicar un apartado al lenguaje “slang” (2,3 %), esto es, al “lenguaje vulgar, pero en uso común y corriente entre toda clase de ingleses, aunque es reputado por impropio” (1886, p. 267). Para el catalán se trata de una valiosa recopilación, pues su universalidad, según un filósofo inglés, “es extraordinaria”, pues:
Cualquiera persona que examine atentamente la conversación de sus más íntimos y queridos amigos, o que analice la suya propia, que la supondrá correcta, se quedará atónita al encontrar las numerosas palabras en constante uso que no están autorizadas, y las que solamente se pueden llamar vulgares (…) ¿cómo es posible que un francés o un alemán, por bien educado que esté, pueda evitar el equivocarse y confundirse entre nuestras palabritas, cuando trata de hacerse entender en una conversación ordinaria? Puede haber estudiado nuestro lenguaje todo el tiempo requerido; puede haberse aplicado diligentemente a su estudio; puede haberlo practicado diligentemente; pero de nada le servirá tocante a la exactitud… nosotros no hacemos nuestro lenguaje para la conveniencia o inconveniencia de los extranjeros.
Tratar de ignorar el slang es, por tanto, un error, pues, tal y como dice “el editor de un diccionario del Slang en su prefacio”:41
Se sufre un gran descalabro; pues no solamente en las calles y en las cárceles, sino que también en la curia y en los estrados de justicia, en el pulpito y en las Cortes, hace el Slang oír su voz; y como medio más breve y más seguro para un fin, se hace entender también” (1886, p. 268).
Por ello, Vall Espinosa recopila una lista de voces del lenguaje slang, exceptuando “las que eran puramente germánicas o las que solo se usan por gitanos, pillos y ladrones” (1886, p. 268), entre las que incluye “bags, pantalones”, “blues, suma tristeza”, “chap, camarada”, “to go to the dogs, irse a la porra”, “groggy, ebrio”, “lark, diversión ruidosa”, “mrs. Jones, lugar excusado”, “pocket, aguantar”, “Scarlet fever, el deseo que sienten las Srtas. para hablar con los oficiales ingleses, cuya levita es de escarlata” o “turf, hipódromo”.
En suma, la Novísima gramática y el Compendio reúnen, como era habitual, una serie de materiales poco originales, y recopilados únicamente por su practicidad y utilidad, para la enseñanza de inglés a españoles.
Conclusiones
La obra de Zacarías Vall Espinosa muestra la labor de un profesor de lenguas que, preocupado por la formación de sus alumnos, decide, adaptando diversas fuentes, componer una Novísima gramática y un Compendio que reunieran en sus páginas diferentes contenidos con distintas funciones pedagógicas que satisficieran las necesidades que imponía el contexto educativo, político y social del Puerto Rico decimonónico.
Su conocimiento del español y del inglés, su experiencia como profesor de lenguas, sus lecturas, su formación y sus viajes a EE. UU., donde debió familiarizarse con los métodos enseñanza de lenguas en boga, motivaron la estructura y la selección de los materiales que constituyeron sus obras. Aunque para la descripción gramatical se sirvió del modelo gramática-traducción, sus textos muestran que lo hizo tras un proceso de simplificación y depuración, eliminando los contenidos superfluos e incluyendo solo aquellos que pudieran resultar útiles y prácticos para sus alumnos. Para el resto de contenidos, se sirvió de la tradición y, seguramente, de los textos coetáneos.
La serie textual de Vall Espinosa, en definitiva, constituye un capítulo de la historia de la enseñanza de idiomas, de la historia textual de Puerto Rico, en donde tradición e innovación se unen para:
Inventar un nuevo método, distinto de cuantos han llegado a mi conocimiento [y que forman] una colección de reglas, ejemplos, ejercicios, etc., que he puesto por escrito (casi podría decir sin excepción) en virtud de las dificultades que se me iban presentando durante el largo curso que voy ocupando la cátedra de un idioma que, indisputablemente, es el más útil para los hispano-americanos, excepción hecha del suyo propio (pp. 7-8).