Se considera que los anfibios están sufriendo la peor crisis de extinción de toda su historia (Wake & Vredenburg, 2008). Su tasa de extinción supera a la de otros vertebrados (Collins & Storfer, 2003; Young, Stuart, Chanson, Cox & Boucher, 2004) y los factores identificados como causantes del declive de anfibios son de diferente índole, tanto antropogénicos tales como la destrucción de hábitat, explotación, introducción de especies exóticas, así como el efecto del cambio climático global o bien las enfermedades infecciosas emergentes (Collins & Storfer, 2003; Daszak, Cunningham & Hyatt, 2003; Lips, Diffendorfer, Mendelson & Sears, 2008) y debido a sus hábitos crípticos, muchas especies se ha dificulta muestrearlas (Kays & Allison, 2001). Los bosques de pino-encino de la estación biológica San José de Zinacatán, Chiapas. México, localizado entre las coordenadas 16°43’12”N y 92°42’03”W, con altitudes que van desde los 2 350m a 2 380m (Mülleried, 1982) y por sus condiciones climáticas (templado subhúmeda con lluvias en verano) y su altitud representan un hábitat idóneo para alojar una gran diversidad de anfibios endémicos entre sus bromelias. Por esta razón el objetivo de nuestro estudio fue identificar la presencia de anfibios en bromelias de tanque en la estación biológica San José.
De marzo a mayo del 2017, en un área de 16ha, de bosque de pino-encino y mediante la observación directa se recorrieron transectos ±700 m durante el día en busca de anfibios en bromelias (>20cm de altura) tanto terrestres como arbóreas, revisando de forma manual las bromelias terrestres, y para las arbóreas, se usaron cámaras inalámbricas (GoPro Hero 3+ Silver) conectadas en tiempo real a celulares y con ayuda de bastones de 6m de altura en forma de ganchos se abrían las cavidades interfóliales para observar el interior de las plantas (para obtener una mejor imagen del interior de la bromelia), como lo sugiere Aranda-Coello, Ochoa-Ochoa y Naranjo-Piñera (2012). Una vez avistado el organismo se identificaba con las claves de anfibios de Centroamérica de Köhler (2011); cada transecto era monitoreado por un lapso mayor a cuatro horas con un esfuerzo de muestreo de 80 horas/personas para cada transecto.
De las 3 467 bromelias muestreadas únicamente se encontró en dos especies de bromelias (Tillandsia Ponderosa, T. guatemalensis) dos especies de anfibios Bolitoglossa hartwegi (la cual se considera casi amenazada (NT) por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, 2017) y Bolitoglossa lincolni perteneciente a la familia Plethodontidae. B. hartwegi se encontró cuatro veces, entre las primeras rosetas de T. guatemalensis (la cual estaba a nivel del suelo y con presencia de invertebrados y 1cm de agua entre sus rosetas), B. lincolni se encontró una vez, en las primeras rosetas de T. ponderosa (la cual también se encontraba a nivel del suelo), aunque a diferencia de T. guatemalensis no se observó agua entre sus rosetas y estaban en proceso de descomposición.
Se reconoce que las bromelias albergan recursos alimenticios y hábitat para muchos anfibios, debido a que conforman una compleja galería entre sus rosetones, haciendo un lugar excelente para que puedan coexistir (Benzing, 1990; Beutelspacher, 1999; Galindo-Leal, Cedeño-Vázquez, Calderón & Augustine, 2003; McCracken & Forstner, 2006; De Carvalho & De Araújo, 2007; Mondragón Chaparro & Cruz-Ruiz, 2009; Cruz-Ruiz, Mondragón & Santos-Moreno, 2012; Aranda-Coello et al., 2012; García G, A., Padrón, Fernández & Riverón-Giró, 2014) y a pesar de ello, nuestros resultados no muestran que los anfibios estén utilizando estas plantas en los bosques de pino-encino de la estación biológica y al parecer únicamente B.lincolni y B. hartwegi las podrían con menor frecuencia estar utilizando, lo que concuerda con lo mencionado por Parra-Olea, García-París y Wake (2004) en donde el hábitat utilizado por estas especies, es principalmente áreas cubiertas con bosque de pino-encino, en microhábitats como corteza de los troncos, debajo de piedras, en el suelo -y con menor frecuencia- en bromelias arbóreas.
Desde hace unos años, el alarmante declive poblacional de anfibios, principalmente por la destrucción y alteración humana del hábitat, sumado a fenómenos naturales como las tormentas tropicales, incendios forestales y recientemente a fenómenos de gran magnitud como el sobrecalentamiento global o enfermedades emergentes pone en foco el estudio de este grupo de especies (Lips, Brem, Brenes, Reeve, Alford & Voyles, 2006). Y al ser la estación biológica un área, que debido a su cercanía con algunas comunidades indígenas, presenta problemas ecológicos y sociales (e.g. tala ilegal, extracción de bromelias para usos tradicionales, tráfico ilegal de especies entre otros) la ausencia de anfibios podría estar relacionada con la destrucción y alteración del hábitat. Concordamos con Frías-Álvarez et al. (2010), quien determinó que el factor más importante para la disminución de las poblaciones de anfibios mexicanos es la deforestación y transformación de vegetación. Urge un estudio a fondo para determinar qué está pasando con las poblaciones de anfibios de los bosques de pino-encino de altos de Chiapas y para mitigar el problema.