INTRODUCCIÓN
La moringa se encuentra diseminada en gran parte del planeta, aunque su origen se remite a la India y su utilización es extensa para la alimentación humana y animal, tradicionalmente se refiere a los países asiáticos y africanos. Es utilizada a nivel mundial principalmente como una hortaliza perenne. Se está revelando como un recurso de primer orden y con un bajo costo de producción por hectárea ( Pérez, 2012 ).
Una característica importante de la moringa es el alto contenido de proteína en sus hojas, constituyendo hasta el 30% de su peso seco ( Garavito, 2008 ; Olson y Fahey, 2011 ).
La moringa crece en todo tipo de suelos, duros o pesados, ácidos hasta alcalinos (pH 4,5-8), con poca capacidad de retención de humedad y hasta en aquellos que presentan poca actividad biológica; no obstante, la mejor respuesta en desarrollo y productividad se obtiene en suelos neutros o ligeramente alcalinos, bien drenados o arenosos y donde el nivel freático permanece prolongado ( Godino et al., 2013 ).
Los rendimientos de materia seca pueden variar desde 2,6 hasta 34,0 t/ha/corte para densidades de 95 mil y 16 millones de plantas/hectárea, respectivamente, manifestando las densidades de siembra una alta influencia en los rendimientos. Además, las pérdidas después de la poda suelen ser mínimas con una densidad de hasta un millón de plantas/hectárea ( Foidl et al., 1999 ).
En Cuba existen pocos estudios que sustenten alguna tecnología de producción de este cultivo para su explotación a nivel comercial en condiciones de organopónico y así aprovechar los beneficios que aporta en la alimentación humana. El objetivo fue determinar el efecto de distancias de siembra en variables morfoagronómicas de Moringa oleifera Lam.
MATERIALES Y MÉTODOS
Clima, suelo y condiciones de siembra
El experimento se desarrolló en áreas del Instituto de Investigaciones Agropecuarias “Jorge Dimitrov”, en el municipio Bayamo, provincia Granma, Cuba, en el periodo comprendido de noviembre a febrero de 2014-2015, respectivamente. En esta etapa se registraron 132,77 mm de precipitación con temperaturas medias de 23,5 ºC y humedad relativa de 78,1% como promedio. Se utilizó la variedad Súper Genium la cual se sembró en parcelas con pared de hormigón de proporciones 0,75 m (alto) x 10 m (largo) x 1 m (ancho), en las cuales se depositó una mezcla de suelo vertisol según la última clasificación genética de los suelos de Cuba ( Hernández et al., 2015 ) y materia orgánica de origen ovino en una proporción 3:1. Cada cantero se dividió en cinco partes de 2 m2, donde se depositaron las semillas de acuerdo con los tratamientos distribuidos al azar.
Tratamiento y diseño
Se utilizó un diseño de bloques al azar con tres repeticiones y cinco tratamientos representados por distancias de siembras: 10 cm × 10 cm, 10 cm × 15cm, 15 cm ×15 cm, 15 cm × 20 cm y 20 × 20 cm, en un área por tratamiento de 1 m2. Se aplicó una dosis parcial de riego a razón de 150 m3/ha, con una regadera de 10 l, en intervalos de cuatro días.
Procedimiento experimental y mediciones
El período de evaluación fue de cuatro meses, cada quince días se hicieron las mediciones a partir del corte de establecimiento, realizando seis cortes en el periodo estudiado. Se seleccionaron diez plantas al azar en cada parcela identificada previa y permanentemente, con efecto de borde entre tratamientos de 50 cm el cual fue despreciado, y se midió la altura de las plantas (cm), desde la superficie del suelo hasta la última yema terminal utilizando una regla métrica, diámetro del tallo (mm), con un pie de rey a una distancia de la superficie del suelo de 5 cm, número de rebrotes (u), se contó el número de rebrotes en plantas tomadas al azar en el área de cálculo de cada tratamiento, y rendimiento masa verde (t/ha) realizando el corte a 10 cm del suelo con tijera de acero inoxidable en un área de 1 m2 para cada tratamiento. Se pesó el material fresco en una balanza analítica.
Análisis estadístico
Los datos obtenidos en el experimento se procesaron mediante el paquete estadístico Statistica ( Stat Soft Inc., 2008 ), aplicando la prueba de Kolmogornov–Smirnov y la prueba de Bartlett, para determinar la distribución normal de los datos y la homogeneidad de varianza, respectivamente. Se aplicó un análisis de varianza de clasificación simple para determinar la existencia de diferencias significativas entre los tratamientos evaluados y se aplicó la prueba de Tukey para la comparación múltiple de medias para p<0,05.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Al analizar la altura de las plantas, se observaron diferencias significativas (p<0,05) en todas las distancias respecto a 20 cm x 20 cm ( Figura 1 ); para el tratamiento 10 cm x 10 cm se observó la mayor altura con una media de 18,07 cm. El tratamiento 20 cm x 20 cm mostró el menor crecimiento con un promedio de 16,15 cm. Esto está dado porque en edades tempranas existe una mayor eficiencia en la transmisión de la luz al estrato herbáceo, y en el caso de este estudio, existen antecedentes de índices de radiación solar por encima de 350 cal/cm2/día ( Arias, 2012 ).
Al existir una mayor densidad de siembra (10x10), las plantas en su competencia por la luz solar y otros recursos se elongaron en los primeros estadios, modificando su comportamiento en la medida que la competencia por los recursos naturales disminuyó y esto influyó de diferentes maneras en el desarrollo y crecimiento de las plántulas, comportamiento que tiende a declinar con el tiempo ( Rodríguez-Petit et al., 2008 ). Pérez et al. (2010) , al evaluar el efecto de la frecuencia de corte en Moringa oleifera , señalaron la pérdida de plántulas por el efecto de la competencia establecida por agua, luz, nutrientes y espacio vital, efectos, que según los resultados obtenidos, no se evidenciaron, quizás por las reducidas frecuencias de corte y corto periodo evaluado. Sin embargo, Noda et al. (2007) , al evaluar el efecto de dos distancias de plantación (1 x 0,40 m y 1 x 0,80 m) en el crecimiento del cultivo de la morera ( Morus alba ), encontraron mejor respuesta en la altura de la planta que los referidos en este trabajo.
En el número de rebrotes, la densidad 20 cm x 20 cm fue la de mejor promedio (cinco rebrotes), mientras que los tratamientos, 10 cm x 10 cm y 10 cm x 15 cm difirieron significativamente (p<0,05) con el tratamiento 20 cm x 20 cm, registrando valores mínimos que variaron entre 3,4 y 3,9 rebrotes, respectivamente ( Figura 2 ).
A pesar del bajo número de rebrotes producido por el corto periodo de tiempo entre cortes realizados (quince días), hubo una disminución del número de rebrotes a medida que disminuyó la densidad de siembra. Esto está relacionado directamente con la capacidad que posee la planta de absorber y acumular nutrientes en función del área disponible que posea, posibilitando, cuando el área es mayor, mayor incorporación de nutrientes al interior de la planta, asegurando un rebrote vigoroso; a mayor densidad de siembra se podría obtener mayor número de rebrotes.
Se ha indicado que el rebrote estará en dependencia del área verde remanente y de las reservas de carbohidratos en la parte inferior del tallo y la raíz ( Herrera, 2008 ).
Se observó que la media general para el grosor del tallo estuvo en el rango de 6-6,78 cm ( Cuadro 1 ), que se esperaba obtener con las densidades de siembras era que, el grosor de los tallos aumentara en función de mayor área por planta; la respuesta fue un discreto engrosamiento del tallo, pero sin significación. Esta respuesta fisiológica pudo estar dada porque la energía asimilada a partir del proceso fotosintético fue utilizada para el crecimiento, en aras de ganar materia verde y garantizar su subsistencia debido a la competencia.
La distancia de siembra 10 cm x 10 cm fue la de mayor valor medio para el rendimiento en materia fresca ( Figura 3 ), con 7,46 t/ha, secundada por la combinación 10 cm x 15 cm, con diferencia significativa (p<0,05) del resto de las combinaciones que manifestaron un comportamiento estadístico similar en las densidades menores; lo que puede estar estrechamente vinculado a las distancias de siembra utilizadas.
Los resultados mostraron que a medida que aumentó la distancia de siembra, disminuyeron los rendimientos, lo que estuvo relacionado con el menor número de plantas en las distancias mayores y el periodo relativamente corto entre cortes. A pesar de que los rendimientos son mayores en las menores distancias, hay que tener en cuenta que la alta densidad de siembra crea una mayor competencia entre las plantas, vía fototropismo, incidiendo esto en pérdidas de plántulas de hasta 20-30% por corte, lo cual produce directamente altas pérdidas de material productivo por área ( Pérez et al., 2010 ). Adicionalmente, los diámetros de los tallos fueron delgados, incidiendo negativamente en la producción de material. Aunque se obtuvieron altas cantidades de masa fresca a expensa de la alta densidad ( Foild et al., 2001 ).