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Agronomía Mesoamericana

versión On-line ISSN 2215-3608versión impresa ISSN 1659-1321

Agron. Mesoam vol.23 no.1 San Pedro jun. 2012

 

Aceptación potencial de maíces con alta calidad proteica por familias productoras al norte de Nicaragua

Salomón Pérez-Suárez2*, Patricia Carrillo-Centeno3*, Darling Moncada-Salmerón3, Helena Pachón2

*Dirección para correspondencia

Resumen

Aceptación potencial de maíces con alta calidad proteica por familias productoras al norte de Nicaragua. El objetivo de este estudio fue evaluar la aceptación potencial y sus determinantes, en tres cultivares de maíz con alta calidad de proteína (ACP): Nutrader, Nutrinta Amarillo y Mazorca de Oro, en el norte de Nicaragua. En el año 2009, dentro de un estudio nutricional 142 familias se encuestaron, de ellas, 95 manifestaron producir maíz, las cuales se incluyeron en este análisis. Aunque ningún agricultor había escuchado de los cultivares ACP, el 45,3% estaría dispuesto a utilizarlos siempre y cuando tuvieran un mayor rendimiento y una mejor calidad que los cultivares criollos, por lo que este grupo fue el aceptante potencial; mientras que el restante 54,7%, declararon que no cultivarían maíz ACP o lo harían siempre y cuando éste tuviera un mejor precio en el mercado, de lo cual no hay evidencia que pueda ser real. La probabilidad de ser un aceptante fue mayor en agricultores con niños menores de cinco años, en los que piensan que el bajo rendimiento no es un problema en su cultivo, en los que están vinculados a alguna asociación o cooperativa, en los que  piensan que preparando este tipo de alimentos  gastarán igual o menos dinero o en los que no esperan diferencia en sabor entre los alimentos  preparados con maíz ACP y los preparados con maíz tradicional (p<0,10).

Palabras  claves:  Agricultores,  Nutrader,   Nutrinta Amarillo, Mazorca de Oro.

Abstract

Potential  acceptance  of  quality  protein  maize  by farmer families in Northern Nicaragua. The objective of this analysis was to estimate the potential acceptance of three quality protein maize cultivars (QPM): Nutrader, Nutrinta Amarillo and  Mazorca de Oro, in northern Nicaragua. In 2009, for a nutrition study, 142 farmers were surveyed; 95 of them reported producing maize, and were included in this analysis. Although none of them had heard about these QPM cultivars, 45,3% would accept them only if they had greater yield and quality compared with traditional cultivars; these were classified as “potential acceptance”. The other 54,7% said they would not harvest QPM or they would do so only if they had a higher price in the market, for which there is no evidence. The probability of  acceptance was higher in farmers with a greater number of children less than five years age, for whom low yields is not a problem, not affiliated with an  association or cooperative, who consider they need  to spend the same or less money to prepare food with quality protein maize, or expects no taste differences between QPM and traditional cultivars (p<0,10).

Key  words:  Farmers,  Nutrader,  Nutrinta  Amarillo, Mazorca de Oro.

Introducción

La desnutrición en niños menores de cinco años sigue teniendo una marcada presencia en los países de Centroamérica y el Caribe, lo que representa un elevado costo para el desarrollo social y económico de estos. El Valor Presente Neto (VPN) al año 2004 de los costos proyectados de la desnutrición global (bajo peso para la edad) en niños menores de cinco años en Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y República Dominicana fue de 2271 millones de dólares americanos (USD) (CEPAL 2007). En el caso de Nicaragua, este valor es de 70 millones de USD, lo que equivale al 0,14% del Producto Interno Bruto (PIB) al 2004 (CEPAL 2007). Según la Encuesta Nicaragüense de Demografía y Salud (2006/2007), el problema de la desnutrición en  niños menores de cinco años es más agudo en la zona rural que en las zonas urbanas. En el caso de la desnutrición crónica (baja talla para la edad), la prevalencia es de 10,6% en el área urbana y de 22,7% en la rural; el de desnutrición aguda (bajo peso para la talla) de 1% en la urbana y 0,9% en la rural; y el de desnutrición global (bajo peso para la edad) de 4,8% en la urbana y 8,9% en la rural. Los departamentos de la región centro-norte del país son los que presentan mayor porcentaje de desnutrición entre niños menores de cinco años en el área rural, siendo en promedio un 24% para desnutrición crónica, un 1% para desnutrición aguda y un 9,6% para desnutrición global (Ministerio de Salud 2008).

La  zona  norte  de  Nicaragua,  comprendida  por los departamentos de Nueva Segovia, Madriz y Estelí, presenta uno de los menores niveles de consu- mo aparente de energía per cápita en el país: 1564 kilocalorías (MAGFOR 2004), mientras el promedio nacional es de 1650 kilocalorías. El déficit respecto al requerimiento en la zona es de 340 kilocalorías per cápita, uno de los mayores del país. Los cereales, entre ellos el maíz (Zea mays), contribuyen con el 40,25% del consumo de energía de la población en esta zona y es la segunda mayor proporción en el país, cuyo promedio de contribución a nivel nacional es de 38% (MAGFOR 2004). Según FAO, entre los años 2001 y 2003, el maíz (Z. mays) y sus productos contribuyeron en un 21% a la energía dietética (FAO 2007a) y en un 20% a la proteína dietética de los nicaragüenses (FAO 2007b). El maíz es un alimento básico de gran impor- tancia en la dieta de la población nicaragüense. Las tortillas de maíz las consume, en promedio, el 79,8% de la población a nivel nacional. La región norte (Estelí, Madriz, Nueva Segovia) presenta el mayor por- centaje de consumo (96,6%), por parte de los hogares y su consumo per cápita es de 154,7 gramos/día, cifra muy superior al promedio nacional (61,1 gramos/día) (MAGFOR 2004).

La producción y consumo de cultivares de maíz de  alta  calidad  de  proteína  o ACP,  que  contienen aproximadamente dos veces más lisina y triptófano que el maíz convencional, además de ofrecer el 90% y el 40% del valor nutricional con relación a la leche y a los cultivares tradicionales (Krivanek et al. 2007), permiten que la proteína del maíz ACP sea mejor utilizada por el cuerpo para impulsar el crecimiento físico de los niños (Bressani et al. 1969). Estos maíces disminuyen la desnutrición crónica en niños menores de cinco años (Gunaratna et al. 2009, Ortega et al. 2008) y podrían ayudar en aquellos departamentos de tradición maicera donde la prevalencia de la desnutrición crónica fue de 14,6% (Estelí), 28,3% (Nueva Segovia) y 35,3% (Madriz), en 2007 (Ministerio de Salud 2008).

Entre 1999 y 2001, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) desarrolló y promovió el uso de más de treinta variedades e híbridos de maíces ACP, sembrándolas en veinticinco países en desarrollo (CIMMYT 2007). En el caso de Centroamérica, Panamá, Haití, Bolivia, Colombia y México se suman también los veintiún cultivares ACP que se liberaron dentro del proyecto AgroSalud entre 2007 y 2010 (AgroSalud 2011), en colaboración con el CIMMYT y los centros nacionales de investigación agrícola.

Desde el año 2005 el proyecto AgroSalud, conjuntamente con el Instituto Nicaragüense de Tecnología Agropecuaria (INTA), en Nicaragua, trabajaron en el desarrollo de cultivares de maíz ACP. En el año 2007 se liberaron las variedades de maíz ACP Nutrader, Nutrinta Amarillo y el híbrido de maíz ACP Mazorca de Oro (INTA 2007). Las características de estos cultivares son las siguientes: Nutrader presenta mayor contenido de lisina y triptófano, lo que le otorga alta calidad de proteína. Tiene un potencial de rendimiento de grano (60 a 65 quintales/manzana (qq/mz)) superior a las variedades criollas; Nutrinta Amarillo posee buen contenido de los aminoácidos de lisina y triptófano que le confiere alta calidad de proteína y tiene un potencial de rendimiento de grano (45 a 60 qq/mz) superior a las variedades criollas y por último, la variedad Mazorca de Oro presenta alto contenido de los aminoácidos, lisina y triptófano que le concede alta calidad de pro- teína, y tiene buen potencial de rendimiento de grano de 85 a 90 qq/mz (INTA 2007).

Para que los cultivares de maíz ACP desarrollados y liberados o los que lo serán a futuro logren el objetivo de ayudar a reducir la malnutrición por deficiencia en la calidad de proteína, especialmente entre los niños menores de cinco años, se debe dar un proceso de aceptación por parte del productor y del consumidor; esto sería la base para una posterior adopción por parte de los productores de maíz y la posible sostenibilidad de los impactos nutricionales y económicos que estos cultivares pueden generar. Aunque la aceptación de otros cultivares de maíz ACP, ya se ha evaluado en Nicaragua (Rivera et al. 2004) y El Salvador (De León et al. 2009), estos lo hicieron una vez lo conocieron y evaluaron, pero nunca se evaluó antes de ser conocida y evaluada por los agricultores, dada su aversión a aceptar nuevas tecnologías, y al desconocimiento y percepción que tienen del maíz ACP.

El objetivo de este estudio fue estimar la aceptación potencial que los cultivares de maíz ACP pueden tener en un municipio del norte de Nicaragua.

Materiales y Métodos

Zona de estudio

El estudio se realizó entre pequeños productores de maíz en un municipio en el departamento de Madriz en el norte de Nicaragua.  Entre los criterios principales para la selección de esta zona de estudio están el tener comunidades atendidas por la Organización No Gubernamental (ONG) Plan Internacional en el departamento de Madriz y presentar una alta inseguridad alimentaria (Suárez 2007). Esta zona presenta un alto porcentaje de desnutrición crónica en niños menores de cinco años (35,3%), comparado con el promedio nacional que es de 10,6%, a nivel urbano, y de 22,7% a nivel rural (Ministerio de Salud 2008).

Muestra

La evaluación se realizó dentro del marco de un estudio que aun no ha sido publicado cuyo propósito era medir el estado nutricional y la ingesta dietética de niños menores de 36 meses de edad en una zona rural del noreste nicaragüense. Para determinar las familias a encuestar se incluyeron aquellas que cumplían con los  siguientes  requisitos: tener  niños  entre  6  y  36 meses de edad, tener consentimiento de participación, de la madre/del padre o del cuidador/a, y tener niños atendidos por Plan Internacional (Reunión anual de socios y colaboradores de AgroSalud 2009).

Sólo 232 familias censadas por el Programa de Atención  Integral  (PAI)  en  el  año  2009  cumplían con los criterios de inclusión en la zona de estudio, y de éstas, 142 aún vivían en las comunidades estudiadas  al  momento  de  realizarse  la  encuesta. Estas 142 familias conformaron la muestra de esta investigación a las cuales se les aplicó una encuesta personal la cual incluía información sobre las prácticas alimentarias de la familia y el niño; el estado de salud y la antropometría del niño y la madre; producción de maíz y otros alimentos, e   información demográfica y socioeconómica de la familia. Esta última sección incluyó  106  preguntas  que  fueron  la  base  para este análisis y que abordó información sobre las características del jefe del hogar y del informante o encuestado, composición de la familia, características del cultivo del maíz, área, producción, usos, propiedad del terreno, conocimiento de los cultivares de maíz ACP y su percepción de ellos.

Análisis

Los productores fueron clasificados como adoptantes  potenciales  o  no  adoptantes  potenciales con base en  su tradición y experiencia en el cultivo del maíz, sus expectativas sobre las características de los cultivares de maíz ACP así como su propensión a adoptarlas.

Adoptante    potencial: como    adoptantes se clasificaron aquellos productores de maíz que manifestaron su intención de cultivar maíz ACP, sobre la expectativa de que éstos tendrán mayor rendimiento y mejor calidad que los tradicionales.

No adoptante potencial: es el agricultor que nunca escuchó nada sobre maíz ACP y no considera sembrarlo en el futuro, a menos que estos llegasen a tener un precio más alto en el mercado; aspecto que no es seguro que pueda llegar a suceder.

Tres preguntas de la encuesta aplicada se utilizaron para  definir si  una  persona  era  o  no  un  adoptante potencial de los cultivares ACP (Cuadro 1).




Una regresión logística binaria multivariada (modelo logit) se realizó para estimar la probabilidad de que un agricultor sea un aceptante potencial o no de los  cultivares  de  maíz ACP,  así  como  los  factores influyentes en esta decisión, tomando como variable dependiente dicotómica el ser aceptante potencial (1= aceptante potencial, 0= no aceptante potencial) (Wunsher et al. 2004). Para determinar aquellos factores socioeconómicos que pueden influir en ser un aceptante o no, se tomaron cada una de las variables dicotómicas de la encuesta y se realizó un análisis de tablas de contingencias para determinar las asociaciones bivariantes entre  la  variable  dependiente (aceptante  potencial) y cada una de las variables independientes binarias. Para evaluar su nivel de significancia se empleó el Test exacto de Fisher y en el caso de las variables continuas  se  utilizó  la  prueba de  Kruskal Wallis  y el Mann Whitney para evaluar su asociación con la variable dependiente, al ser éstas últimas no paramétricas (Cameron et al. 2005). Todas fueron evaluadas a un nivel de significancia del 10%. El programa SPSS 17.0  para Windows de 2008 se usó para estos análisis (SPSS 2008).

Resultados y Discusión


Caracterización de la muestra

El 88% de los 142 hogares encuestados tenían como jefe de hogar a un hombre, mientras que a ni- vel nacional este porcentaje es del 65%  (MAGFOR 2004). La principal ocupación del jefe de hogar era la agricultura (61,7%), y en menor medida otras ocupaciones como obrero no especializado (4,9%), empleado en fuerzas de seguridad (4,2%) y vendedor ambulante (1,4%), entre otros. La totalidad de mujeres jefas de hogar tenían como principal ocupación ser amas de casa. El ingreso promedio mensual de las familias estaba entre los 500 y 2499 córdobas4   (61% de los casos); entre 200 y 499 córdobas (15% de los casos) y entre 4500 y 15 000 córdobas (sólo  un 8% de los casos). El nivel de educación fue bajo: 11% de analfabetas, 42% terminaron sólo la primaria, 10% alcanzaron la secundaria y tan sólo el 1% consiguió grado de técnico o universitario. A nivel nacional, en el área rural, la tasa de analfabetismo entre los jefes de hogar era 26,6%. Sólo el 2,5% habían terminado la secundaria (MAGFOR 2004).

Producción de maíz

Del total de entrevistados, el 60,9% cultivó maíz en el último ciclo productivo, es decir primer trimestre de 2009, predominando el pequeño productor con un área promedio dedicado a maíz entre 1 y 2 mz en la última siembra, en el 73,6% de los casos. Sólo el 8,4% sembró más de 2,5 mz. Esta proporción de productores de maíz es baja teniendo en cuenta que el norte de Nicaragua es una de las zonas más aptas para la producción de maíz (INTA 2004). Esto puede deberse a la sustitución parcial que se ha dado en la zona por sorgo, pues los efectos del cambio climático hace que este úl timo se adapte mejor a las condiciones actuales que las variedades tradicionales de maíz (Hocdé et al. 2009).

Las tierras en las que se cultiva el maíz son en un 56,8% de propiedad del agricultor, en un 29,5% alquilada y en un 10,5% prestada. El 39% de los agricultores tenían menos de diez años cultivando maíz y el 52,6% entre diez y cincuenta años en la producción de este grano, lo que demuestra la vocación maicera de la región. En un 76% de los casos, el jefe del hogar se encargaba del cultivo del maíz en la finca. Del total de encuestados, el 36,6% no producían otros granos básicos como fríjol, arroz o sorgo; el 31,6% producía fríjol, el 28,9% producía fríjol y sorgo, y ninguno producía arroz.

Apreciación  y  expectativas  sobre  maíces  de  alta calidad de proteína

El 91,5% de los encuestados manifestó no haber  escuchado o no conocer nada sobre los cultivares de maíz con mejor calidad de proteína Nutrader, Mazorca de Oro o Nutrinta Amarillo. Entre quienes declararon conocer o haber escuchado algo sobre uno o varios de estos cultivares, el 50% dijo haberse informado por un familiar o amigo, el 16,6% por trabajadores o extensionistas del Instituto Nicaragüense de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el 8,3% por una Organización No Gubernamental (ONG). A pesar de ello, ninguno tenía sembrado al menos uno de estos cultivares y el 91,5% no sabía si tenía variedades de maíces ACP sembradas.

El 95% de los agricultores consultados dijeron estar  dispuestos  a  cultivar  maíz ACP en  el  futuro; cuando se les preguntó cuáles aspectos influirían en la adopción de los cultivares mencionaron: 1. Tener un mayor nivel de rendimiento, 2. Tener una mejor cali- dad (forma del grano, color, nutrientes, etc.) y 3. Tener un mejor precio en el mercado.

El 70,4% de los entrevistados esperaba que los cultivares ACP tuvieran mayores rendimientos que los criollos, el 23,2% igual rendimiento y el 6,3% menor rendimiento.  Cerca del 70% de los agricultores espe- raba que el costo de las semillas de los cultivares ACP sea más elevado que los maíces tradicionales, el 18,3% que sea de un costo similar y el 12% que fuera menos costoso.  El 57,0% de los entrevistados esperaba que el costo del grano de los cultivares ACP sea mayor que los granos de los cultivares criollos, el 24,6% igual y el 18,3% menor.

Tasa de aceptación y sus determinantes

Del total de 142 agricultores encuestados, 47 dijeron no producir o no haberlo hecho por lo que no se tuvieron en cuenta para estimar la adopción futura de estos cultivares, los restantes 95 manifestaron ser productores de maíz, por tenerlo sembrado en el momento de la encuesta o porque lo tuvieron recientemente, uno o dos años atrás. De éstos, el 45,3% es decir 43, se pueden considerar como aceptantes potenciales porque consideraron sembrar los cultivares de maíz ACP, aún sin haberlo probado, y estaban dispuestos a seguir cultivándolos; siempre y cuando fueran de mejor calidad y tuvieran mayor nivel de rendimiento, características que poseen estos cultivares (Cuadro 2).



Estos resultados son muy similares a los obteni- dos en los estudios de aceptación  para los cultivares H INTA 991 y NB Nutrinta, en los que el porcentaje de agricultores dispuestos a seguir usándolos, después de haberlos cultivado, fue de 54% y 44%, respectivamente (Rivera et al. 2004). Mientras que para los cultivares Protemás, Oro Blanco y Platino, en El Salvador, los porcentajes fueron de 79,2%, 68,6% y 50,7% respectivamente (De León et al. 2009)

Como resultado del análisis se encontró que sólo cuatro variables binarias se encuentran significativamente asociadas con la variable aceptante potencial, según el Test exacto de Fisher, a un nivel de significancia del 10%. En el caso de las variables continuas se utilizó la prueba de Kruskal Wallis y el Mann Whitney para evaluar su asociación con la variable dependiente, al ser éstas no paramétricas. Ambas pruebas arrojaron resultados similares siendo la variable niños menores de cinco años la única significativa, a un nivel de significancia del 5%. En total de las 50 variables independientes analizadas, sólo cuatro binarias y una continua se encontraron significativamente asociadas a la variable dependiente (Cuadro 3).

Para determinar cómo cada una de estas variables en conjunto determinan el ser un aceptante potencial o no, el siguiente modelo de regresión binaria fue realizado.

Probabilidad de adopción: P = 1 / (1-e-z)  (Wunsher et al. 2004)

Siendo z = 0,851 +  (0,968) * niños menores de cinco años + (-2,127)*bajo rendimiento + (-1,444)* vínculo  con  asociación  o  cooperativa  +  (1,750)  * gasto preparación alimentos + (-1,161) diferencia en calidad de preparados. Todas las variables fueron significativas al nivel de 10%. Donde z es la base para la estimación de la probabilidad de adopción según los valores de cada una de las variables incluidas por su nivel de significancia estadística y de sus parámetros estimados.

El potencial de aceptación de los cultivares de maíz ACP en el norte de Nicaragua fue del 45,3%, basado en el interés de los agricultores por cultivarlos, principalmente por su mayor rendimiento, mejor calidad y mayor nutrición. El brindar mayor información a los productores sobre los beneficios nutricionales de estos cultivares, especialmente en niños menores de cinco años, sus ventajas agronómicas y el potencial impacto positivo en la aceptación en los mercados, podrá incrementar en más de un 50% la adopción potencial de estos y otros cultivares ACP a ser liberados en la región. Además, basar la estrategia de difusión de estos cultivares en grupos de agricultores asociados, ayudará de igual forma en incrementar su adopción potencial.

Agradecimientos


A Marlene Rosero por la edición de este documento, al apoyo financiero del Proyecto AgroSalud (CIDA 7034161) para realizar el estudio y a las comunidades objeto del estudio por su colaboración.

Literatura citada

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*Correspondencia a:
Salomón Pérez-Suárez. Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT). A.A. 6713 Cali. Colombia. s.p.suarez@cgiar.org (Autor para correspondencia); helena. pachon@emory.edu
Patricia Carrillo-Centeno. CIAT. Managua, Nicaragua. patmehdi3012@hotmail.com; dems1983@hotmail.
Darling Moncada-Salmerón. CIAT. Managua, Nicaragua. patmehdi3012@hotmail.com; dems1983@hotmail.
Helena Pachón. Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT). A.A. 6713 Cali. Colombia. s.p.suarez@cgiar.org (Autor para correspondencia); helena. pachon@emory.edu

1. Proyecto de investigación realizado en el marco del proyecto AgroSalud.
2.Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT). A.A. 6713 Cali. Colombia. s.p.suarez@cgiar.org (Autor para correspondencia); helena. pachon@emory.edu
3. CIAT. Managua, Nicaragua. patmehdi3012@hotmail.com; dems1983@hotmail.com


Recibido: 3 de junio, 2011. Aceptado: 12 de marzo, 2012

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