Introducción
El síndrome de Down (SD) es una anomalía genética causada por una trisomía en el par 21 de los cromosomas (Pérez-Chávez, 2014). Los datos actuales de la población que lo presenta, según la Organización de la Naciones Unidas, hacen referencia a un caso cada 1000 nacimientos; las características de la persona hacen alusión a rasgos físicos particulares y alteraciones orgánicas que conllevan un desmedro en la condición física (Polfuss et al., 2019).
El perfil que presenta la población mencionada se relaciona con un déficit intelectual, alteraciones cardiacas, hiperlaxitud, hipotonía y problemas de lenguaje. Esto genera una dificultad para el desarrollo en la calidad de vida. Junto con ello, la capacidad física también es un factor diferenciador, debido al bajo tono muscular, ligamentos laxos y menor procesamiento de la información, lo que se conjuga con dificultades orgánicas en el nivel de la tiroides, corazón o cualquier órgano específico del sistema nervioso (Silva-Ortiz et al., 2020). Por su parte, la composición corporal de las personas con SD condiciona el funcionamiento de la vida diaria, ya que, con el transcurso del tiempo, existe un aumento del porcentaje de grasa y la circunferencia de cintura, lo cual provoca alteraciones en la marcha y la prensión manual (Dupre y Widman-Evans, 2017; Modesto y Greguol, 2019). Si bien los avances en la medicina y el conocimiento de este síndrome han llevado al aumento de la esperanza de vida, la condición física aún no logra generar una conciencia global, para considerarse como un factor de tratamiento ante las necesidades de quienes tienen dicho síndrome (Guerra-Balic, 2001; Saucedo-Rodríguez et al., 2017).
A partir de lo dicho, se entiende que la práctica de actividad física en la población con SD (al igual que en otras poblaciones) estimula el sistema fisiológico, genera una mejor calidad de vida, aumenta sus habilidades y mejora la interacción social (Martínez et al., 2019). Evidencia de esto son los estudios reportados por Gámez-Calvo et al. (2022), indicadores de que la calidad de vida aumenta por el desarrollo de capacidades físicas. De igual manera, se ha visto que la implementación de programas de educación, combinados con actividades motrices de salto, fuerza y velocidad, incide positivamente en la vida diaria de personas con SD (Navarro et al., 2021).
Actualmente, existe un consenso acerca de que la población con SD presenta niveles más bajos de condición física, que aquellas personas sin discapacidad (Suárez-Villadat, 2019). Esta idea resulta la más concreta en la literatura, no obstante, al analizar variables específicas del SD de forma longitudinal, se tiene una escasez de información. Si bien existen estudios longitudinales que abordan estas temáticas, sus enfoques son más genéricos, lo cual no permite entender las características del SD, según las distintas etapas del ciclo de vida. Tomando en cuenta estos antecedentes, la interrogante que emerge es ¿cuál es el comportamiento de las variables de condición física y las antropométricas en personas con SD, en distintos periodos de crecimiento? Por tanto, el presente artículo tiene como objetivo determinar el comportamiento de las variables de antropometría y condición física en una población con SD, en un lapso de 10 años. Conforme a ello, la hipótesis de trabajo que orienta este estudio refiere a una disminución progresiva de los parámetros antropométricos y de condición física de la población estudiada, en el periodo determinado.
Metodología
Diseño
Este es un estudio longitudinal descriptivo comparativo, de tipo de panel, ya que se busca realizar un seguimiento en intervalos específicos de las variables antropométricas y de condición física, de un grupo de personas con SD, durante un lapso de 10 años.
Participantes
El muestreo utilizado fue de tipo no probabilístico por conveniencia, las personas, luego de haber participado en el estudio base de la tesis de magíster “Condición física de la población con Síndrome de Down escolarizada en el sistema de educación especial, Talca, Chile (2009)”, se mantuvieron escolarizadas en algunas de las escuelas especiales de la comuna de Talca, región del Maule, Chile, y anuentes a incluirse en las mediciones siguientes (2014 y 2019).
En el trabajo se involucraron 16 personas (n = 13 hombres y n = 3 mujeres) con SD asociado a discapacidad intelectual (DI), las que, a la hora de participar en las tres instancias de medición (2009, 2014 y 2019), contaban con los siguientes antecedentes:
N° | Sexo | Edad (años) | DI | Nivel de actividad física | Edad (años) | DI | Nivel de actividad física | Edad (años) | DI | Nivel de actividad física |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
1 | M | 10 | Moderada | Bajo | 15 | Moderada | Bajo | 20 | Moderada | Bajo |
2 | H | 11 | Moderada | Bajo | 16 | Moderada | Bajo | 21 | Moderada | Bajo |
3 | M | 10 | Moderada | Bajo | 15 | Moderada | Bajo | 20 | Moderada | Bajo |
4 | H | 12 | Grave | Bajo | 17 | Grave | Bajo | 22 | Grave | Bajo |
5 | H | 11 | Moderada | Bajo | 16 | Moderada | Bajo | 21 | Moderada | Bajo |
6 | H | 13 | Moderada | Bajo | 18 | Moderada | Bajo | 23 | Moderada | Bajo |
7 | H | 13 | Moderada | Bajo | 18 | Moderada | Bajo | 23 | Moderada | Bajo |
8 | H | 14 | Moderada | Bajo | 19 | Moderada | Bajo | 24 | Moderada | Bajo |
9 | M | 15 | Moderada | Bajo | 20 | Moderada | Bajo | 25 | Moderada | Bajo |
10 | H | 14 | Moderada | Bajo | 19 | Moderada | Bajo | 24 | Moderada | Bajo |
11 | H | 11 | Moderada | Bajo | 16 | Moderada | Bajo | 21 | Moderada | Bajo |
12 | H | 11 | Grave | Bajo | 16 | Grave | Bajo | 21 | Grave | Bajo |
13 | H | 15 | Leve | Bajo | 20 | Leve | Bajo | 25 | Leve | Bajo |
14 | H | 13 | Moderada | Bajo | 18 | Moderada | Bajo | 23 | Moderada | Bajo |
15 | H | 15 | Moderada | Bajo | 20 | Moderada | Bajo | 25 | Moderada | Bajo |
16 | H | 12 | Moderada | Bajo | 17 | Moderada | Bajo | 22 | Moderada | Bajo |
Antecedentes grupo de estudio
La edad de los participantes al momento de ser evaluados corresponde a 12,5 ± 1,7 años (2009), 17,5 ± 1,7 años (2014) y 22,5 ± 1,7 años ().
Las personas apoderadas responsables de la población participante menor de edad fueron informadas acerca del diseño de estudio y de ellas se obtuvo el consentimiento informado. Quienes eran mayores de edad y presentaron habilidades cognitivas para comprender los procedimientos junto con los protocolos de la investigación recibieron la información respectiva y firmaron el consentimiento. Todos los protocolos y los consentimientos informados están en concordancia con la declaración de Helsinki, los cuales fueron aprobados por el comité de ética de la Universidad Santo Tomás (Código n.° ID-116).
Procedimiento e instrumentos
Las evaluaciones se realizaron en el 2009, 2014 y 2019 (1.a, 2.a y 3.a medición, respectivamente), en octubre de cada uno de estos años y en un periodo de tres semanas consecutivas. Se utilizaron las dependencias de las escuelas especiales donde asistían las personas estudiadas (escenario controlado). En las tres mediciones realizadas (2009, 2014 y 2019), la aplicación de las pruebas tuvo la siguiente organización:
Prueba | FACTOR | Semanas de aplicación |
Wells y Dillons | Medir flexión de tronco | 1-2-3 |
Abdominales en 60 segundos | Resistencia de la musculatura abdominal | 2-3 |
Test de Rockport o 1 milla (1609 mts) | Frecuencia cardiaca | 1-2-3 |
Índice de masa corporal (IMC) | Índice de salud | 1 |
Índice cintura-cadera (ICC) | Regionalización de grasa corporal y riesgo de afecciones metabólicas | 1 |
Antropometría / pliegues cutáneos | Porcentaje de grasa corporal | 1 |
Dinamometría manual | Medir la fuerza muscular | 2-3 |
Distribución de la aplicación de las pruebas
Las variables de adiposidad fueron medidas por medio del protocolo de la Sociedad Internacional para el Avance de la Cineantropometría (ISAK). La determinación de la masa (kg) se realizó sobre la balanza calibrada digital (Tanita, modelo SC 240-MA) y la talla (cm) se estimó por medio de un tallímetro portátil
(Seca, modelo 217). El índice de masa corporal (IMC) se consideró utilizando la fórmula: (kg/m2). El perímetro de cintura (PCi) y el perímetro de cadera (PCa) se evaluó con una cinta métrica (Seca) con una precisión de 1 mm. Se valoró el índice de cintura-cadera (ICC) mediante la fórmula: (PCi/PCa).
En las personas menores de 18 años, se usó la clasificación del IMC, de acuerdo con lo dispuesto por la Organización Mundial de la Salud (De Onis et al., 2007), y la circunferencia de cintura se logró según lo presentado por Guerra-Balic (2001), quien utilizó la clasificación del IMC y PCi diferenciado para mayores de 18 años. Ambas pruebas son un buen predictor del sobrepeso y obesidad en población con SD rho = 0.87 (Guerra-Balic, 2001).
La estimación del porcentaje de grasa corporal (% GC) del estudiantado se alcanzó por medio de técnica doble indirecta. Se midieron los pliegues de tríceps y subescapular en los < 18 años y los pliegues cutáneos de tríceps, subescapular, supraespinal, abdominal, muslo frontal y pantorrilla para mayores de 18 años, con el caliper Harpenden. (Harpenden Instruments, Marsden). Todas las mediciones se efectuaron tres veces en el lado derecho del cuerpo, considerando el valor promedio. Para el alumnado con < 18 años, se determinó el % GC por la fórmula propuesta por Slaughter et al. (1988). Esta es la más utilizada y con mayor precisión cuando se desea calcular el porcentaje de grasa corporal en la niñez y adolescencia con SD, respecto a otros métodos (p = 0,583) (González-Agüero et al., 2011).
Debido a que la totalidad de las personas participantes presentó la suma de pliegues (TR + SE) > 35 mm, las ecuaciones empleadas fueron:
Hombres: % GC = 0,783 x (TR + SE) + 1,6
Mujeres: % GC = 0,546 x (TR + SE) + 9,7
Para las personas mayores de 18 años, de ambos sexos, la determinación del % GC se efectuó por la fórmula de 6 pliegues propuesta por Yuhasz (1974).
Respecto a las medidas de rendimiento físico, se aplicó la prueba de fuerza estática de prensión en mano (hand-grip), la cual es altamente fiable, entre 0.88-0.92 (Guerra-Balic, 2001). En la medición, se pidió a la persona participante estar de pie, con espalda recta y brazos extendidos a lo largo del cuerpo, así como se le indicó que apretara lo más fuerte posible, durante 3-5 segundos, separando el brazo con un ángulo aproximado de 30º respecto al costado del cuerpo y sin flexionar el codo. Se utilizó un dinamómetro digital (Baseline, modelo 12-086).
Se efectuaron dos intentos con la mano dominante (MD) y no dominante (MND), en los cuales se registró el mejor valor de cada mano (Bofill-Ródenas, 2008). Se utilizó la prueba de resistencia abdominal; las personas participantes fueron instruidas a posicionarse en supino con rodillas dobladas y los pies apoyados en el suelo (Terblanche y Boer, 2013). Desde la posición inicial se realizó la mayor cantidad posible de flexiones de tronco con espalda recta, incorporando la ayuda de un monitor que estabiliza las rodillas de la persona participante durante un minuto. Se consideró un intento y se registró el número total de repeticiones alcanzadas correctamente.
La flexibilidad se evaluó por medio de la prueba de Wells y Dillon o Seat and Reach, en la cual la persona sentada debe flectar el tronco lo más posible sobre el cajón de flexibilidad (Baseline., Sit&Reach box). Esta prueba posee, generalmente, una elevada fiabilidad con valores en torno a 0,89-0,99 (Ayala et al., 2012).
En el caso de la valoración de la capacidad cardiovascular, se midió la respuesta cardiaca frente al esfuerzo físico, a partir de la aplicación la prueba de Rockport o caminata de la milla (1609 m). Esta prueba es indicada para aquellas personas con un menor nivel de condición física; además, se encuentra entre las pruebas validadas y fiables para el uso en adultez con deficiencia intelectual. La prueba de la milla caminando puede ser usada con altos niveles de confiabilidad para obtener el consumo máximo de oxígeno en varones jóvenes con SD (rho = 0,857; p < 0,05), así como en la predicción de respuesta cardiaca (FC) en población general joven con estas características (Guerra-Balic, 2001).
Para la medición, se pidió a la persona participante recorrer andando, según el ritmo personal, la distancia de una milla (1609 m), mientras se le controlaba la frecuencia cardiaca y el tiempo recorrido al finalizar la prueba, con un monitor de frecuencia cardiaca (modelo polar h3 rs800cx)
Con el propósito de favorecer la respuesta funcional de las personas seleccionadas frente a la prueba, conforme el bajo nivel de actividad física previa y las dificultades cognitivas o conductuales, su aplicación también consideró los siguientes aspectos complementarios del protocolo inicial (Bofill-Ródenas, 2008). Durante el desarrollo de dicha prueba, cada persona fue acompañada por un monitor (ayudante), el cual se mantuvo durante todo el proceso (tres semanas); se tuvo como tarea motivar a quien ejecutaba y realizarle el seguimiento del tiempo y de la frecuencia cardiaca durante la actividad.
La prueba fue aplicada en tres oportunidades, en tres semanas consecutivas (una prueba por semana). En la primera aplicación, se realizó el reconocimiento de la prueba y de las instalaciones que se utilizarían, así como la presentación y socialización entre monitor y ejecutante.
La aplicación de la prueba se llevó a cabo en pequeños grupos, 8 como máximo, en la pista atlética o lugar de medición, más sus monitores, buscando mejorar la concentración y respuesta funcional de las personas ejecutantes.
Análisis
El análisis estadístico se realizó en el programa SPSS Statistics 22. Los datos se sometieron a la prueba de normalidad Shapiro Wilk y se calcularon estadísticos descriptivos de media y desviación estándar. Para los datos con distribución paramétrica, se usó la prueba de análisis de la varianza, ANOVA, de un factor. En consecuencia, los datos no paramétricos se manejaron con la prueba de Kruskal Wallis, para determinar las diferencias entre las variables antropométricas y de condición física, en consideración a los años de evaluación, teniendo en cuenta un valor .< 0,05 como diferencia significativa.
Resultados
A continuación, se muestran los resultados obtenidos, acordes con variables medidas, según los años de evaluación y el sexo de la muestra.
La tabla 3 describe las capacidades físicas comparadas entre los años de evaluación y el sexo. Se observa que los hombres poseen diferencias significativas en la prueba de abdominales, entre el 2009 y 2019 (p = 0,00). De igual forma, el grupo total tiene un cambio significativo entre el 2009 y 2019 (p = 0,03) en la misma evaluación.
Flexibilidad | Abdominales | Dinamometría D. | Dinamometría I. | Rockport (min) | Rockport (1/min) | ||
2009 | 19,7 ± 2,87 | 22 ± 6,2 | 17 ± 5,1 | 16 ± 4,6 | 24,6 ± 1,7 | 144,7 ± 4,7 | |
Mujeres | 2014 | 18 ± 1,41 | 21,7 ± 3,3 | 19,7 ± 2,49 | 18,3 ± 2,5 | 20,9 ± 0,87 | 139,7 ± 5,4 |
2019 | 19 ± 0,82 | 17,7 ± 3,4 | 21,7 ± 3,3 | 19,3 ± 1,7 | 20,4 ± 2,22 | 138,3 ± 5,6 | |
2009 | 22,1 ± 3,6 | 26 ± 5,7b | 19,6 ± 4,4 | 18,2 ± 4,4 | 20,8 ± 1,5 | 146,2 ± 8,7 | |
Hombres | 2014 | 19,7 ± 4,1 | 22,7 ± 7,6 | 22,2 ± 3,5 | 20,2 ± 3,9 | 20,1 ± 1,9 | 140,7 ± 5 |
2019 | 18,5 ± 3,6 | 17,2 ± 6,5 | 21,9 ± 3,1 | 20 ± 4,1 | 20,3 ± 2,2 | 142,5 ± 7,2 | |
2009 | 21,6 ± 3,6 | 25,3 ± 5,9b | 19,1 ± 4,4 | 17,75 ± 4,5 | 21,5 ± 2,1 | 145,9 ± 8 | |
Total | 2014 | 19,4 ± 3,8 | 22,5 ± 7 | 21,7 ± 3,4 | 19,8 ± 3,7 | 20,3 ± 1,8 | 140,5 ± 5,1 |
2019 | 18,6 ± 3,2 | 17,5 ± 6 | 21,9 ± 3,2 | 19,9 ± 3,8 | 20,3 ± 2,2 | 141,7 ± 7,1 |
Comparación de capacidades físicas de acuerdo con el año de evaluación a: diferencias significativas año 2014; b: diferencias significativas año 2019
La tabla 4 muestra los resultados respecto a los componentes de composición corporal de las personas con SD, según su sexo. Las mujeres poseen cambios significativos en la medida de cintura, entre el 2009 y 2019 (p = 0,05); también, se observa que el porcentaje de grasa disminuye significativamente entre el 2014 y 2019 (p = 0,01).
Por su parte, los hombres tienen un aumento significativo del peso durante el transcurso de los 10 años (2009 y 2014: p =0,00; 2009 y 2019: p = 0,00; 2014 y 2019: p = 0,00); de igual manera, la talla presenta cambios significativos entre los años 2009, 2014 (p = 0,00) y 2009, 2019 (p = 0,00). Junto con esto, se aprecia que la medida de cintura se acrecienta significativamente entre 2009, 2014 (p = 0,02) y 2009, 2019 (p = 0,00); asimismo, se identifica que la medida de cadera incrementa (2009 y 2014: p = 0,00; 2009 y 2019: p = 0,00; 2014 y 2019: p = 0,00). En cuanto al porcentaje de grasa, existe un incremento entre el 2009 y 2019 (p = 0,00) y del 2014 al 2019 (p = 0,00).
De acuerdo con el grupo total, se observa que los datos del peso tienen diferencias significativas en los años que se realizó la medición (2009 y 2014: p = 0,00; 2009 y 2019: p = 0,00; 2014 y 2019: p = 0,00). Por su parte, el IMC aumenta significativamente a medida que transcurren las evaluaciones (2009 y 2014: p = 0,01; 2009 y 2019: p = 0,00; 2014 y 2019: p = 0,00). De igual manera, la talla muestra diferencias significativas entre 2009, 2014 (p = 0,00) y 2009, 2019 (p = 0,00). El perímetro de cintura presenta un aumento significativo a medida que avanzan los años (2009 y 2014: p = 0,00; 2009 y 2019: p = 0,00; 2014 y 2019: p = 0,01) y el perímetro de cadera tiene diferencias significativas entre 2009, 2014 (p = 0,00) y 2009, 2019 (p = 0,00).
Peso | Talla | IMC | Cintura | Cadera | Grasa(%) | ||
Mujeres | 2009 | 39,5 ± 6,7 | 1,36 ± 0,04 | 21,2 ± 2,8 | 64,7 ± 4,99b | 74,3 ± 8,81 | 24,2 ± 0,45 |
2014 | 51,5 ± 8,33 | 1,46 ± 0,03 | 24,1 ± 2,9 | 75,7 ± 4,19 | 88,7 ± 6,13 | 26,2 ± 0,51b | |
2019 | 58,8 ± 7,27 | 1,52 ± 0,02 | 25,6 ± 3,6 | 82,3 ± 7,4 | 90 ± 7,5 | 21,5 ± 1,71 | |
Hombres | 2009 | 43,7 ± 6,1ab | 1,42 ± 0,07ab | 21,5 ± 1,4ab | 69,8 ± 8ab | 79,1 ± 7,9ab | 19,1 ± 1b |
2014 | 58,1 ± 5b | 1,54 ± 0,04 | 21,5 ± 1,4ab | 78,8 ± 6,6b | 90,6 ± 5,7b | 20,7 ± 0,9b | |
2019 | 65,9 ± 3,5 | 1,54 ± 0,04 | 26,9 ± 1,5 | 84,7 ± 4,48 | 98,1 ± 2,7 | 23,6 ± 2,6 | |
Total | 2009 | 42,9 ± 6,4ab | 1,41 ± 0,1b | 21,5 ± 1,8ab | 68,9 ± 7,8a | 78,2 ± 8,3ªb | 20,0 ± 2,3a |
2014 | 56,8 ± 6,3b | 1,52 ± 0,1b | 24,4 ±2,2b | 78,3 ± 6,3b | 90,3 ± 5,8 | 21,7 ± 2,9 | |
2019 | 64,6 ± 5,2 | 1,56 ± 0,0 | 26,7 ± 2,1 | 84,3 ± 5,2 | 96,6 ± 5,1 | 23,2 ± 2,6 |
Comparación de parámetros básicos entre los años de evaluación a: diferencias significativas con año 2014; b: diferencias significativas con año 2019
A continuación, las figuras 1 y 2 muestran los cambios significativos del porcentaje de grasa y el test de abdominales, durante los años evaluados, según el total de participantes:
El porcentaje de grasa presenta cambios significativos a medida que las personas van creciendo, lo que conlleva una diferencia significativa entre el 2009 y 2019 (p = 0,00). Por otra parte, en el test de abdominales, se aprecia que la disminución de la cantidad de estos entre el 2009 y 2019 es significativa (p = 0,00).
Discusión
Esta investigación longitudinal muestra resultados referentes a los cambios desarrollados en personas con SD, en el 2009, 2014 y 2019. Los hallazgos de este artículo permiten comprender el comportamiento de una población con esta patología, lo cual resulta difícil de determinar, debido a los procesos de cambios que sufren durante las etapas de crecimiento. No obstante, las características de este texto permiten comparar las variables de condición física y de composición corporal con poblaciones con SD en etapas madurativas similares a las personas participantes del presente estudio.
El tiempo de duración de este artículo resulta una fortaleza para el análisis más exhaustivo de la población estudiada, lo cual, tiene similitudes con la investigación de Lahtinen et al. (2007). En esta se realiza un monitoreo de 30 años a un grupo de personas con déficit intelectual; si bien se tiene la misma estructura que en el presente artículo, el contraste de ideas resulta difícil de concebir, dado que el funcionamiento fisiológico de las personas con SD es distinto a las personas que solo presentan déficit intelectual. Sin embargo, es interesante señalar el comportamiento de las variables medidas, ya que se evidencia un aumento del porcentaje de grasa, a medida que transcurre el tiempo, y un desarrollo de los parámetros de condición física hasta los 19 años, cuyo nivel decae posteriormente.
Los hallazgos reportados sobre las características antropométricas generan una perspectiva predecible para las personas participantes del presente estudio, ya que existe un desarrollo madurativo que incita al aumento de los parámetros analizados. No obstante, el comportamiento de las variables predictoras de salud (perímetro de cintura, cadera y % de grasa) muestra un desmedro de la calidad de vida para la población analizada, debido al incremento significativo de los parámetros, a medida que transcurre el tiempo. En este sentido, en el estudio de Gómez-Campos et al. (2022), se realiza un análisis de las variables antropométricas asociadas a la salud, que encuentra relaciones positivas del IMC y la medida de cintura con la cantidad de grasa corporal. En cuanto a las características de peso y talla de esta muestra, se aprecia que tanto hombres (peso = 73,6 ± 14,3, talla = 168,9 ± 6,5) como mujeres (peso = 75,8 ± 20,3, talla = 156,3 ± 6,2) superan a las personas participantes del presente estudio. De la misma forma, en la investigación de González-Agüero et al., (2009) se realiza una comparación entre personas con y sin SD, en la cual se aprecia que ambos grupos tienen menor IMC que quienes se registran en este artículo. El análisis que se puede obtener en torno a las características de peso y talla hace referencia a una condición en la que el sobrepeso y la estatura baja son perfiles de una persona con SD, sin embargo, aún se debe considerar todo como un perfil variado, pues los factores ambientales y fisiológicos son inherentes a esta anomalía genética.
De manera específica, los resultados del porcentaje de grasa aumentan de forma significativa a medida que transcurre el tiempo. Se entiende que esta característica no solo afecta a la población con SD, sino que se ha convertido en una situación mundial y es preciso señalar que el incremento de la grasa corporal provoca un deterioro de la salud de las personas, lo que ,sumado a las patologías de base del SD, genera un pronóstico más desfavorable (Rossato et al., 2018). Específicamente, al contrastar los datos con escolares de España, con similares características y una edad promedio de 15,2 ± 1,8, se aprecia que la muestra del presente estudio en el 2014 tiene un porcentaje de grasa igual que las personas antes señaladas (21,9 ± 6,7 %) (González-Agüero et al., 2009). Junto con esto, los informes relacionados con el componente graso, al ser medidos porcentualmente, se ven influenciados por la reducida muestra de este estudio, lo cual, sin duda, dificulta el contraste con la literatura.
En el caso de las variables de perímetro, al compararlas con personas activas, de 20,6 años edad, con SD y que practican atletismo, se evidencia que estas tienen menores valores del perímetro de cintura y cadera con respecto a las participantes de este estudio (7,1 ± 5,1 cm; 85 ± 6,4 cm, respectivamente) (Campos Chavelas y Tlatoa Ramírez, 2013). De igual forma, en la investigación de González-Agüero et al. (2010), se compara una población de adolescentes en función del género, evidenciando que las mujeres tienen un menor desarrollo de los perímetros de cintura (78,8 ± 8,8 cm) y un mayor perímetro de cadera (92,2 ± 9,3 cm), con respecto a la muestra de este estudio; por su parte, los valores presentados por los hombres (cintura = 74,6 ± 9,4; cadera = 85,9 ± 9,3) son menores a los resultados expuestos en este artículo.
En torno a la funcionalidad de las personas con SD, resulta preciso señalar que los patrones de movimientos son deficientes (Ferry et al., 2014), lo que, sumado a las patologías de hipotonía, hipermovilidad de articulaciones, hiperlaxitud de los ligamentos y obesidad, hace que su autonomía se vea mermada en acciones que requieran una mayor intensidad de trabajo (Soares y Toigo, 2017). En torno a esto, es posible prever un descenso en las capacidades físicas con el transcurso del tiempo; la fuerza es la cualidad más afectada y se representa, principalmente, por la marcha y la prensión manual (Dupre y Widman-Evans, 2017).
De acuerdo con las pruebas físicas ligadas a la fuerza, fue posible apreciar que el test de abdominales presentaba una disminución significativa, a medida que aumenta la edad de las personas. Los presentes hallazgos refieren a la necesidad de intervenir en la población con SD, ya que esta posee un aumento del tamaño del abdomen y anomalías fisiológicas propias de esta zona (Roca et al., 2007), lo cual genera complicaciones en actividades de estabilidad o movilidad de tronco (Guzmán-Muñoz et al., 2019).
En esta misma línea, Mosso et al. (2011) investigaron los efectos de la actividad física sobre la capacidad abdominal en personas con SD y obtuvieron valores iniciales (pretest = 8,1 ± 7,8) inferiores a los registrados por quienes se evaluaron en este estudio (2009, 2014 y 2019). Resulta importante considerar que los resultados de la presente indagación muestran una tendencia decreciente respecto al rendimiento muscular de la zona abdominal tanto en hombres como en mujeres. De la misma forma, los rangos de fuerza pueden ser medidos en el test de prensión manual, el cual es un buen indicador para determinar el nivel funcional de las personas que poseen síndromes de este tipo (Bofill-Ródenas, 2008). Al contrastar los datos de prensión manual con los resultados de Tejero-González et al. (2013), se observa que las personas participantes del presente estudio poseen mayor capacidad prensil, tanto con la mano derecha (15,7 ± 6,4 kg) como con la izquierda (14,2 ± 5,7 kg). De igual manera, al comparar con niñez estadunidense, de una edad promedio de 12 ± 3,6 años, esta tiene una menor capacidad de prensión (derecha = 6,3 ± 5,1 kg e izquierda = 5,8 ± 4,9 kg) que la muestra de este estudio (John et al., 2016). Cabe señalar que la población con SD presenta capacidades reducidas en las manos, lo cual está asociado a una desventaja en este tipo test, ya que sus características de hiperlaxitud y miembros superiores más pequeños le provoca una desventaja mecánica, al momento de realizar acciones de prensión y pellizco (Modesto y Greguol, 2019).
En torno a la prueba Rockport, el tiempo y la frecuencia cardiaca fueron las variables utilizadas para contrastar los cambios durante los 10 años de monitoreo. Se entiende que las características de este tipo de test buscan predecir el volumen máximo de oxígeno, pero no existen adecuaciones correspondientes al funcionamiento cardiorrespiratorio de personas con SD (Seron y Greguol, 2014). Sin embargo, se sabe que quienes tienen esta discapacidad presentan niveles bajos de volumen máximo de oxígeno y de frecuencia cardiaca máxima, en comparación con personas sin discapacidad (Mendonca et al., 2011). En esta línea, Ruz-Montes et al. (2017) reportaron que la población con SD presenta una mayor predisposición a poseer una hipertensión pulmonar (69,7 %) o edema pulmonar (5,1 %), lo que, sin duda, explica que el desempeño en las pruebas que estiman el volumen máximo de oxígeno sea bajo.
Por su parte, los resultados obtenidos de flexibilidad están supeditados a la condición de hiperlaxitud que poseen las personas con SD, no obstante, la flexión de tronco tiene un comportamiento distinto en esta población, ya que lo arrojado por el reciente estudio se asocia a insuficiencia de esta capacidad (−5.5 ± 14.1), al igual que lo encontrado en una población adulta mayor con SD (61.5 ± 8.1 edad) (Guerra-Balic, 2001). Al comparar los datos de flexibilidad con juventud colombiana con SD, esta tiene un mayor rendimiento en la prueba (+ 2.57 cm) (Navarro et al., 2021). Si bien los parámetros alcanzados muestran variaciones sin significancia, estas se encuentran influenciadas por los valores antropométricos de la zona abdominal, debido a que se genera una desventaja estructural al momento de realizar una flexión de tronco.
Conclusión
Las personas autoras consideran que la investigación tiene limitaciones. La principal de esas limitantes es el bajo número de personas constituyentes de la muestra (16), por lo cual no es representativa de la población de estudiantes con SD escolarizada en las escuelas especiales de la región del Maule, Chile. Por lo tanto, no es posible generalizar algunas de las tendencias evidenciadas en este estudio.
A su vez, la amplitud del periodo entre cada medición (5 años) puede haber provocado que intervinieran otras variables en los valores registrados; como consecuencia, la dificultad para caracterizar de forma más precisa cada una de las fases. A pesar de estas limitaciones, la mayor fortaleza de este trabajo es el largo seguimiento realizado a una población con características muy particulares (personas con SD), de la cual, a la fecha, se cuenta con restringidos antecedentes. A lo anterior también se suma el mayor conocimiento de la funcional y parámetros relacionados con la salud del grupo estudiado, aspectos que favorecerán los procesos de diagnóstico, intervención y evaluación realizados por profesionales de la actividad física y la salud que trabajan con personas poseedoras de SD.
El análisis de los hallazgos obtenidos permite concluir que personas jóvenes, hombres y mujeres con SD, presentan un comportamiento caracterizado por que las variables de la condición física y composición corporal tienden a disminuir, según el periodo de seguimiento de 10 años.
Los hallazgos confirman los patrones de comportamiento descritos en la literatura científica, respecto a las variables en estudio, y hacen prever un pronóstico desfavorable de salud para la población involucrada. Por lo tanto, se sugiere realizar investigaciones longitudinales, para evidenciar cambios específicos según alguna etapa del crecimiento.
Agradecimiento
A cada integrante de la muestra de este artículo, por su disponibilidad y cooperación. También, a las escuelas especiales de la séptima región de Chile, que facilitaron el abordaje del estudio. Finalmente, a la Universidad Santo Tomás, por el apoyo y el estímulo al desarrollo investigativo.