Introducción
Es frecuente constatar cómo en la academia nacional e internacional, la sexualidad ha tomado un lugar preponderante en los estudios de las ciencias sociales. Su ubicación como tema que fascina y atrae a múltiples sectores es, sin duda, parte de la forma en cómo se entienden hasta las fracciones más minúsculas de la existencia. Esto ha dado paso también a intereses más contundentes sobre la identidad sexual y sobre la comprensión de las razones por las que se ha explicado la introspección acerca de la subjetividad. Es por esto que, aunque en Costa Rica ha habido intentos claros por estudiar el tema de la homosexualidad, aún es necesario desarrollar un estudio más detallado y desde múltiples puntos de vista sobre el tema de la producción de ciertas metáforas sobre el lesbianismo en tiempos pasados. En este sentido, este documento se abocará por plantear algunos puntos que la academia costarricense aún no ha retomado, pues se pretende escudriñar las percepciones periodísticas que se encontraron en La República, sobre el lesbianismo durante 21 años, a saber 1965 y hasta 1985.
Los años que se escogieron para este estudio no son casuales; inician en momentos donde la sexualidad como problema de Estado empezó a ser institucionalizada en Costa Rica y terminan con los primeros años de angustia por las noticias relacionadas con el VIH-SIDA. Es así como la institucionalización de la sexualidad supuso la creación de programas estatales y privados para proveer educación sexual formal e información sobre contraceptivos para las mujeres (algunos de estos programas son: Asociación Demográfica Costarricense, Centro de Orientación Familiar, Centro de Integración Familiar, Programa Nacional de Planificación Familiar y Educación Sexual, etcétera). También fueron épocas en que, paulatinamente las agencias internacionales comenzaron a proveer de capital económico para propósitos similares y para investigaciones sobre temáticas relacionadas con la reproducción (Connelly, 2008). Asimismo, desde los años sesenta en adelante, se empieza a extender el uso de contraceptivos orales en las mujeres, lo que cambiará drásticamente los comportamientos y las percepciones sobre la sexualidad, la reproducción y la maternidad/paternidad. Otras muchas modificaciones vinieron de la mano con las décadas estudiadas (inicios del Movimiento de Liberación de la Mujer, del Movimiento de Liberación de los Homosexuales, el inicio de las angustias mundiales por el VIH-SIDA, movimientos diversos de contracultura, posiciones que reivindicaban o criticaban una supuesta tendencia hacia la liberación sexual, etc.), las cuales impactaron las valoraciones sobre el erotismo, el placer y los derechos humanos.
Durante esos momentos, las noticias periodísticas de Costa Rica también propondrán visiones interesantes para ser analizadas en la actualidad. Por ejemplo, además de las clásicas alusiones a delincuentes y personajes peligrosos (tales como ladrones, homicidas, infanticidas), durante las décadas de estudio hubo varios sujetos sexuales sobre los que se promovía un cuidado especial. Estos se presentaron no sólo en apartados de opinión y noticias nacionales e internacionales, con claros tonos de alerta, sino también en las secciones de sucesos. Muchos de ellos fueron sujetos masculinos como los sátiros y los homosexuales (Sequeira Rovira, 2020); otros fueron los hippies a quienes se los presentó con características que los ligaban a amenazas para la tranquilidad social y, en varios casos, fueron retratados de forma similar a sujetos andróginos (Sequeira Rovira, 2020a). Pero, sin duda, aún faltan mayores investigaciones en ese periodo en relación con la percepción de las lesbianas, quienes también fueron presentadas como personajes problemáticos y amenazantes del orden y la moral. En la actualidad, existen estudios retrospectivos elaborados en Costa Rica que se concentran en profundizar sobre la organización lésbica de los años setenta en adelante (Chacón y Cascante, 2015; Serrano Madrigal, 2002). En otros casos las investigaciones que se han realizado han mezclado experiencias de la comunidad lésbica y homosexual (Jiménez Bolaños, 2016; Jiménez Bolaños, 2014; Gamboa Barboza, 2008; Ramírez y Vargas, 2007; IGLHRC, 2007), lo que no permite resaltar más claramente la experiencia o la percepción que se les endilgó a las lesbianas.
Como se detallará más adelante, las lesbianas o las mujeres que tenían prácticas amorosas con otras mujeres no fueron tan notorias para la opinión pública en los reportajes periodísticos de las épocas de estudio como sí sucedió con los hombres homosexuales. No obstante, aunque la cantidad de información sea bastante menor en el caso de ellas, esto no significa que no se pueda esbozar un estudio exploratorio sobre la apreciación que se les endosó. Obviar la especificidad de un análisis basado en el lesbianismo y no realizar ninguna investigación al respecto, con base en que existieron menos noticias en las décadas de estudio exclusivamente enfocadas en ellas, sería continuar con la percepción de que son un sector menos llamativo, más imperceptible y sobre el que no hay mucho que decir. Esto es precisamente lo que se busca evitar con la reflexión propuesta sobre esta temática.
Aunque el lesbianismo será percibido como una conducta desordenada, inadecuada y moralmente despreciable, su peligrosidad tendrá connotaciones diferentes en comparación con la que se les atribuyó a los hombres homosexuales. La percepción hacia ellas no puede ser comparable con el temor, angustia y desagrado que existió hacia ellos. Una prueba de esto fueron las historias que se priorizaron para cada uno; en el caso de las lesbianas, la mayoría de las noticias quedaron delimitadas hacia temas relacionados a relaciones de pareja o al mundo del espectáculo.
Sobre la definición de la lesbiana en los documentos revisados
Tal y como se verá más adelante, las percepciones que existían sobre las lesbianas y sobre las mujeres que tenían encuentros sexuales con otras mujeres en La República, no produjeron la misma preocupación que la desarrollada hacia los hombres homosexuales de las mismas décadas. Una prueba de ello es que, como se detallará más adelante, la cantidad de informaciones que se escribieron específicamente sobre esta identidad y estas prácticas, en comparación con la de los hombres gais, fue mucho menor. En vista de esto, ¿qué sugiere el hecho de que la información sea menos abundante sobre las lesbianas? ¿Significa que, simplemente, se deba decir que ellas fueron invisibilizadas? ¿Implica que fueron objeto de una visión de mayor benevolencia? ¿Qué se razonaba sobre ellas? Y finalmente, ¿qué consecuencias pudo tener esta menor focalización hacia sus vidas y sus acciones?
Existen investigadoras sobre temas lésbicos que han reclamado para temas afines una especie de “metáfora de la invisibilidad”. Existe un reproche constante que critica el que las mujeres lesbianas no fueron tomadas en cuenta por parte de la “historia oficial” o de los registros investigativos (Facio, 2003; CIPAC/DDHH, 2003), o que estuvieron fuertemente invisibilizadas (Chacón, y Cascante Matamoros, 2015; Torres Mora, 2012; Cruz, 1997), lo que, incluso, produjo la sospecha de describirse con la alusión de “las sin historia” (Mogrovejo, 2000, p. 12). También se ha señalado que fue gracias a la acción del patriarcado que se colocó al lesbianismo “en un lugar donde nadie lo vea, donde socialmente no exista” (Gamboa Barboza, 1997, p. 48).
En la presente investigación no se seguirá ninguna de las premisas anteriores ampliamente citadas en este tipo de estudios. Asimismo, tampoco se buscará aproximarse al presente tema a través de la realización de entrevistas con mujeres lesbianas que vivieron en las últimas décadas del siglo XX y que puedan hacer una construcción de su proceso cotidiano-vivencial, tal y como han hecho otros trabajos (Chacón, y Cascante Matamoros, 2015; Serrano Madrigal, 2002). Más bien, lo que se pretende es problematizar la visión periodística, de aproximadamente dos décadas del siglo XX, sobre el sujeto llamado en la prensa como “la lesbiana” o hacia las percepciones de las mujeres que tenían encuentros íntimos o amorosos con otras mujeres, pero sin considerar, inicialmente, que ellas fueron sujetos borrados de la historia.
Un reto investigativo es desentrañar qué significaba y cuáles eran las características que contenía la idea de “la lesbiana” para épocas anteriores a la actual, lo cual no es una situación nueva para la academia interesada en este tema. Las alusiones que representaron estas ideas en los imaginarios de los antepasados pueden provocar planteamientos complejos que merecen una actitud pausada por parte de quien investiga. La reconocida historiadora sobre temas lésbicos Lillian Faderman se planteó interrogantes similares a la hora de analizar documentos antiguos
“La definición de lesbianismo se convirtió en algo confusa para mí cuando descubrí que muchos de los casos citados de lesbianas por los primeros sexólogos tales como Havelock Ellis y Sigmund Freud (quienes fueron de los primeros en ofrecer definiciones modernas del término) eran de mujeres victorianas y post-victorianas cuyas relaciones amorosas eran no genitales. Si el lesbianismo no era específicamente un fenómeno sexual para ellos, ¿qué era?” (Faderman, 1981, p. 17).
Entonces, desde la óptica de los documentos revisados ¿qué era una lesbiana y qué características contenía esta identidad? Como se verá más adelante, las informaciones encontradas en los años estudiados no presentan una determinación tan precisa sobre el lesbianismo, a diferencia de lo detallistas que fueron sobre las descripciones de los hombres homosexuales. Sin embargo, sí se pueden encontrar trazos comunes y exposiciones generales que se comentarán posteriormente. Antes de continuar, es necesario tener presente elementos metodológicos generales que dieron rumbo a esta revisión documental.
Algunas precisiones metodológicas
Las noticias extraídas de periódicos para esta investigación fueron recopiladas a través de la plataforma del Sistema Nacional de Bibliotecas de Costa Rica (SINABI) y se revisaron por medio de internet. Las informaciones se clasificaron de acuerdo con los temas tratados, tal y como se detalla dentro del cuerpo de este artículo. La presente investigación se basó en el análisis de contenido, lo que permitió agrupar las percepciones encontradas en los periódicos a través de tendencias que marcaron las características más relevantes desarrolladas sobre sus particularidades (Fernández Chaves, 2002).
Dentro de este artículo se considerará al lesbianismo como una identidad sexual, es decir, como una forma de reflexionar sobre una misma y nombrarse como tal, noción que fue producida por discursos médicos y sexológicos a partir del siglo XIX bajo un esfuerzo de patologización de la sexualidad. Como sucede con cualquier tipo de identidad sexual, el lesbianismo es una confesión (a una misma o a otras personas) que, al menos en Occidente, define parte importante de la forma de auto-referenciarse y de la que se cree emana una cantidad variada de características (morales, actitudinales, de prácticas sexuales, etc.). Este supuesto genera una jerarquización discriminatoria de ciertas identidades que se piensan como superiores a otras. En este mismo sentido, algunas noticias revisadas seguían la idea de la necesidad de un reconocimiento y la autoafirmación personal para entender el lesbianismo de la persona en cuestión: “Una mujer que se confesó lesbiana será ordenada ministra de la Iglesia Episcopal” (Mujer lesbiana será sacerdote, 1977, p. 6).
Para entrar más en detalle sobre las noticias encontradas, de la información revisada en el periódico La República se obtuvo la siguiente distribución:
Año | Lesbianismo o sexo/erotismo entre mujeres | Homosexualidad masculina o sexo/erotismo entre hombres | Noticias de ambos | Total |
1965 | 3 | 1 | 4 | |
1966 | 1 | 1 | ||
1967 | 1 | 1 | ||
1968 | 1 | 1 | ||
1969 | 2 | 1 | 3 | |
1970 | 1 | 1 | 4 | 6 |
1971 | 1 | 4 | 1 | 6 |
1972 | 5 | 5 | ||
1973 | 2 | 1 | 3 | |
1974 | 8 | 1 | 9 | |
1975 | 2 | 2 | ||
1976 | 1 | 3 | 4 | 8 |
1977 | 2 | 5 | 2 | 9 |
1978 | 2 | 3 | 5 | |
1979 | 1 | 1 | 2 | 4 |
1980 | 2 | 1 | 3 | |
1981 | 2 | 3 | 1 | 6 |
1982 | 1 | 1 | ||
1983 | 2 | 4 | 6 | |
1984 | 3 | 4 | 2 | 9 |
1985 | 1 | 24 | 1 | 26 |
TOTAL | 16 | 75 | 27 | 118 |
Fuente: Elaboración propia.
Este registro no pretende ser exhaustivo y no busca sugerir que solamente estas fueron las informaciones escritas en el periodo de interés sobre estas identidades sexuales. Solamente desea mostrar que, durante las últimas décadas del siglo XX, las noticias sobre la homosexualidad o el lesbianismo fueron temáticas que nunca abandonaron las informaciones que aparecían en el país, por lo menos en La República. De hecho, en todos los años revisados, existió al menos una referencia sobre estos temas. Lo anterior significa que sería un error acercarse a este tipo de materias desde la lógica de la hipótesis represiva (Foucault, 2009) donde se supone que sobre la sexualidad no se habla o, simplemente, se la reprime dejándola en la oscuridad. Esto implica también cuestionar la idea de investigadoras de temas lésbicos que han afirmado que esta identidad fue borrada de la historia y tratada como prácticamente imperceptible. Si bien los datos implican que las informaciones sobre las lesbianas fueron mucho menores que las de los homosexuales (16 versus 75), hubo otras informaciones que también tomaron en cuenta a ambas identidades sexuales (27 en total).
En este sentido, es probable que el fenómeno de la mayor fijación sobre los hombres homosexuales podría deberse a diversas situaciones. Primero que nada, quienes eran nombrados de tal manera eran muy “llamativos” para una lógica dicotómica de comportamiento y actuación genérica. Cuando se hablaba de hombres homosexuales generalmente se tenía una idea muy estereotipada de lo que supuestamente esto significaba (sujetos hiperfemeninos, conductas delincuenciales variadas, etc.). En segundo lugar, estos sujetos habían sido relacionados (más fuertemente que las lesbianas) con la propagación de “enfermedades sexuales”, principalmente por su asociación a los trabajos sexuales. También, se puede señalar que, a partir de 1985, hubo un aumento significativo en noticias específicas sobre hombres homosexuales que estuvieron relacionadas, mayormente, a referencias sobre el VIH-SIDA. En la Tabla 2 se agrupan las informaciones por las décadas estudiadas.
Es claro notar que las informaciones sobre estos grupos comenzaron a mostrar un interés cada vez mayor en las notas periodísticas de La República, pues mientras que en los años estudiados de la década de 1960 se presentaron en total 10 informaciones, entre 1980 y 1985 estas mismas referencias se quintuplicaron. No hay que olvidar que Costa Rica comienza a reportar un alza en las informaciones sobre el VIH-SIDA a partir de 1985, lo que generó una asociación continua que relacionaba a los homosexuales con el esparcimiento de este virus. A continuación, se analizará la información encontrada.
Reportajes periodísticos sobre las lesbianas
Más que invisibilizado, el lesbianismo o las relaciones eróticas entre mujeres se presentaron como un misterio para las publicaciones de los años estudiados. La claridad sobre qué era lo que implicaba la palabra lesbiana continuaba siendo un enigma. Más allá del sexo o su vinculación erótico-afectiva con otras mujeres, lo que rodeaba este concepto formaba parte de una gran nebulosa de desconocimiento.
Dicho desconocimiento, quizás, implicaba que la imagen de las lesbianas se proyectaba como un sujeto moral menos peligroso de lo que se suponía eran los hombres homosexuales. Ambos eran pensados como despreciables, pero aún más despreciables parecían ser los segundos. Mientras que hoy se sabe que los hombres homosexuales fueron retratados por la prensa nacional e internacional de los años sesenta, setenta y ochenta como sujetos afeminados, anormales, delictivos (homicidas, violadores, asaltantes, inmorales), nocturnos, cercanos a las prostitutas, perturbados sexuales y desequilibrados mentales (Sequeira Rovira, 2020), se comprende muy poco sobre las percepciones que existían sobre las lesbianas en esos mismos años.
Para entender un poco mejor las ideas relativas al peso moral, el cual fue mayormente despreciable de estos sujetos, es necesario decir que al concepto del hombre homosexual le fue endilgadas presunciones de descontrol sexual violento, a diferencia de lo que, en términos generales, sucedía con las ideas hacia las mujeres homosexuales. Los reportajes revisados no hablaron de este tipo de conducta en estas mujeres, excepto, quizás, en una de las 16 noticias encontradas, donde sin mencionar la palabra lesbiana, se comentó la disposición de que una mujer necesitó ser confinada en una cárcel de hombres en Paraguay. La decisión se concretó por “la imposibilidad de controlar la conducta sexual anómala de la reclusa” en el penal femenino (Mujer será recluida en cárcel de hombres, 1984, p. 13). Si bien no se esclarece cuáles eran esas prácticas “anómalas”, es posible que por el contexto se tratara de conductas lésbicas hacia mujeres adultas, las cuales sólo podían ser controladas cuando se la alejaba de otras mujeres. Pero, este caso donde sólo se sugirió el objeto del deseo de la convicta, no se asemeja a los titulares de aquellas épocas que alertaron a la ciudadanía con la necesidad de estar vigilantes por la posible irrupción en el espacio público de homosexuales peligrosos (Atacan homosexuales, 1982; p. 7; Detenido homosexual, 1984, p. 10). Las lesbianas de las que se informaba en los reportajes revisados no eran consideradas como mujeres que podían embestir con agresión sexual o delictiva a la ciudadanía. Entonces, ¿qué se decía de ellas en los reportajes revisados?
Tipo de noticia | Número |
Relaciones de pareja | 6 |
Películas/mundo del espectáculo | 6 |
Ordenación ministerial | 1 |
Inseminación artificial para ser madres | 1 |
Cárcel | 1 |
Pornografía | 1 |
Total | 16 |
Fuente: Elaboración propia
Tal y como se detalla en la Tabla 3, las menciones que se hicieron en los reportajes exclusivamente sobre lesbianas o sobre mujeres que tenían encuentros sexuales con otras mujeres eran diversos, pero estuvieron concentrados, principalmente, en noticias sobre relaciones de pareja (6 casos) y sobre referencias a películas o situaciones del mundo del espectáculo (6 casos). A diferencia de los hombres homosexuales, a quienes se les conectaba con múltiples parejas sexuales, en el caso de estas mujeres las referencias que se hacían sobre ellas no parecían estar ligadas a la “promiscuidad”. En este sentido, los intentos de contraer matrimonio por parte de estas mujeres iniciaron a informarse a partir de 1970, donde se señaló que este era “un acto contra natura” (Dos mujeres no pueden casarse una con otra, 1970, p. 2).
Asimismo, la única información sobre una boda de mujeres en Costa Rica de los años de estudio se presentó en la sección de Sucesos en 1977. Se trataba de dos funcionarias de la Dirección General de Correos, ambas menores de 30 años, de las que se señaló que tenían “probada eficiencia en el desempeño de sus labores habituales”. Cada vez que la nota mencionó las palabras boda o matrimonio, las mismas fueron entrecomilladas para dar a entender lo inadecuado que era usar esta terminología para referise a dos mujeres. Según la información, su jefatura les habría dado, a cada una de ellas, un permiso de fin de semana para el casamiento, creyendo “que se trataba de la boda de ambas con sendos caballeros” (Insólita “boda” entre mujeres en Costa Rica, 1977, p. 10). Más allá de este suceso que, probablemente, escandalizó a la población costarricense de finales de 1970, un elemento interesante de destacar es que el mismo reportaje intentaba recalcar el hecho de que ambas mujeres contaban con una percepción favorable hacia ellas en el trabajo (“probada eficiencia en el desempeño de sus labores”). Esta alusión no se hubiera realizado en un reportaje sobre los hombres homosexuales del mismo periodo, pues a ellos se les encasillaba como delincuentes o como trabajadores sexuales.
También se encontraron otro tipo de reseñas no de validación, sino de crítica a exposiciones cinematográficas tildadas como inmorales. En Costa Rica, por ejemplo, la Oficina de Censura prohibió la cinta titulada La Historia de O, entre otras razones, porque allí aparecían escenas de “lesbianismo” (Cine. Boletín orientador de la Oficina de Censura, 1985, p. 47). En otra ocasión, se describía el hecho de que dos películas sobre temas lésbicos estaban compitiendo por los premios Oscar en 1978. Y aunque la nota provenía de un cable internacional y no mostraba mayor problema moral con este hecho, en un comentario que fue puesto arriba del título, y que decía “El colmo”, se sugería el disgusto con estas nominaciones (Películas de lesbianas en los primeros lugares para el Oscar, 1978, p. 15). Ya que la nota periodística no parecía contener alguna alusión de reprobación a las cintas cinematográficas, es posible que el comentario hubiera provenido de algunos de los integrantes de La República indignados con estas dos nominaciones.
Características de las lesbianas según la prensa de aquella época
Para poder continuar con este tema, es necesario aclarar que este documento no desea brindar la idea de que existe o existió un concepto “ideal” de una lesbiana. O que ha prevalecido a través del tiempo un “ser lésbico esencial”. Ni mucho menos se considera adecuado especular en una uniformidad en su forma de amar, pensar o relacionarse. Sino que lo que interesa es entender las ideas existentes sobre las lesbianas en aquellos años dentro de las informaciones periodísticas. Por ello, dentro de este artículo, generalmente se buscará indagar sobre las características que se le dieron a este conjunto de mujeres catalogadas por los documentos revisados como “las lesbianas”, pero sin intentar sugerir que dichas características son parte de su “forma natural de ser”.
Entonces, además de las ideas que consideraban que las lesbianas tenían relaciones amorosas con otras mujeres, ¿con cuáles otros vínculos de comportamiento o de actuación se les asoció? Lo primero que se puede decir es que, en los reportajes revisados, nacionales y extranjeros, no existió claridad sobre qué características componían lo que se suponía era una lesbiana. Al menos no existió de la misma forma en que se puede apreciar la mirada relativa hacia los hombres homosexuales. De ellos se adelantaba una visión estereotipada asociada con ropajes sensuales como la utilización de “provocativas minifaldas, medias largas, maquillaje, zapato de tacón alto, cabelleras rubias y azabache” (Proliferan homosexuales, 1985, p. 6), con nombres femeninos como “María, Elizabeth, Rosaura y Leticia” (Homosexuales pintan Oficina de Narcóticos, 1972, p. 10), con “perfume especial para la boca” (Homosexuales bailando juntitos en céntrico negocio de San José, 1972, p. 10) o en trabajos como la prostitución (Ante prostitución homosexual, 1992, 26A).
En cambio, sobre las lesbianas no existieron muchos detalles, descripciones ni indicios fotográficos de las características que supuestamente conformaban esta identidad. En la mayoría de los reportajes no se ofrecen referencias (estereotipadas o no) de sus atuendos, sus profesiones, sus hobbies, o sus distintivos particulares, tal y como sí se hacía con los hombres. Aunque podría suponerse que cuando se hablaba de lesbianas también se hablaba de “mujeres masculinas”, no existe evidencia en los documentos que respalde esta información.
Entonces, algunas de las características sobre las lesbianas que más claramente podemos obtener de los reportajes son:
-Peligrosidad relativa: Mientras que los hombres homosexuales eran fuertemente asociados con el descontrol, la delincuencia y la prostitución, las mujeres de los reportajes no parecen estar relacionadas con las mismas amenazas, pues no existen noticias que las liguen a actos criminales como el robo, el homicidio, el abuso de menores de edad o las estafas, como sí ocurrió con los homosexuales (Sequeira Rovira, 2020). Su peligrosidad estaba contenida particularmente en dos situaciones. Primero, ellas impulsaban a través de su identidad, su sexualidad y sus prácticas sexuales, el testimonio de actos moralmente despreciables que, potencialmente, podían ser emulados. Esto quedó claramente establecido en las reseñas que se hacían sobre cintas cinematográficas en las que se criticaba esta identidad sexual. Por ejemplo, en un artículo sobre un filme en el que apareció una pareja de lesbianas, se señaló con preocupación: “la inmoralidad de su argumento y la crudeza de sus escenas resultan doblemente dañinas y fáciles de ser asimiladas por la juventud” (Nolasco, 1969, p. 15). Es decir, el problema no estaba solamente en su sexualidad (inmoral), sino también en la posibilidad de que fueran imitadas por las poblaciones jóvenes. Durante esta época hubo varias críticas a películas que venían del extranjero y contenían escenas lésbicas. Segundo, ellas fueron asociadas, de forma parcial, con la transmisión del SIDA. Por ejemplo, entre las primeras investigaciones que se realizaron en el país sobre el VIH-SIDA en Costa Rica, llama la atención una que fue ejecutada por el Instituto de Investigaciones en Salud de la Universidad de Costa Rica, donde se entrevistó a población que se consideraba de riesgo con el fin de conocer sus prácticas sexuales. Entre las personas que se entrevistó se tomó en cuenta a “trasvestistas [sic] u hombres vestidos como mujer”, a “homosexuales promiscuos”, a “reclusas lesbianas” y a “prostitutas que conviven con homosexuales”. (Con el SIDA. Viva sin temor pero con prevención, 1985, p. 23). Este temor de que pudieran esparcir enfermedades fue parcial (en comparación a las asociaciones que se hicieron sobre el mismo tema en hombres homosexuales) y se hizo patente hasta la llegada de los primeros casos de VIH-SIDA.
-Desconocimiento de cómo se veían o que características físicas tenían: Durante los años revisados no se encontraron reportajes en La República que señalen claramente aspectos relacionados a la vestimenta, rasgos distintivos, oficios u otras particularidades sobre cómo, supuestamente, eran percibidas las lesbianas. Se señaló que a veces estaban en la cárcel (Mujer será recluida en cárcel de hombres, 1984, p. 13; Con el SIDA. Viva sin temor pero con prevención, 1985, p. 23), lo que implicaba que algunas habían tenido conductas delictivas, pero nunca quedó claro el por qué habían sido enjuiciadas. Tampoco era evidente si ellas eran percibidas como masculinas, a diferencia de la focalización en retratar a los hombres homosexuales como hiperfeminizados. Quizás esto se debió a que, como reportó Ester Serrano, las lesbianas de los años setenta y ochenta se manejaban con cierta discreción en los espacios públicos para no ser detectadas por las autoridades ni sufrir discriminaciones por sus vivencias sexuales (Serrano Madrigal, 2002).
-Asociaciones cercanas a roles tradicionales del género femenino: A diferencia de los hombres homosexuales, que se los relacionaba con roles de género que se suponían “opuestos” a ellos, no se puede decir que las lesbianas de los reportajes hubieran estado asociadas a los estereotipos de comportamiento masculino. Es decir, aunque para los reportajes de La República de aquellos años quedaba patente que los homosexuales eran hombres extremadamente femeninos y que delinquían constantemente, las lesbianas no parecían corresponderse con este patrón que suponía que se comportarían de forma contraria a sus roles de género tradicionales. De hecho, las relaciones que se hacían de ellas recalcaban su interés en relaciones más monogámicas (Insólita “boda” entre mujeres en Costa Rica, 1977, p. 10; Dos mujeres no pueden casarse una con otra, 1970, p. 2), en el interés de ayuda a los demás por medio de ordenaciones ministeriales (Mujer lesbiana será sacerdote, 1977, p. 6), o en su deseo de ser madres (Lesbianas quieren “tener hijos”, 1978, p. 6). En este sentido, las lesbianas fueron retratadas como mujeres inmorales (por sus prácticas sexuales) pero que eran matizadas con una identidad un poco más armónica hacia lo que se esperaba que debía “ser una mujer”.
Conclusión
Las expresiones de cariño e intimidad de las mujeres han sido toleradas por muchas décadas: “Las mujeres tienen conferido derecho sobre los cuerpos de las demás mujeres: se agarran por la cintura, se besan” (Foucault, 2015, p. 16). Sin embargo, esto no quiere decir que se pueda rastrear el lesbianismo en cualquier momento de la historia humana. El reclamo de autoras lesbianas por señalar su invisibilización de la “historia oficial” no hace más que perpetuar una visión esencial sobre el tema. En todo caso, no se puede hablar de una “historia del lesbianismo” hasta el siglo XIX, que fue cuando en Occidente vemos una explosión de categorizaciones e identidades que fueron apoyadas por la medicina. Más que una invisibilización o un “borramiento de la historia oficial”, es correcto señalar que al haber puesto a los hombres como símbolo y centro de lo humano, se generó una menor preocupación por este tipo de encuentros. Esta gran nebulosa implicó estereotipos menos severos aplicados a ellas en los documentos revisados, a diferencia de lo que sucedió con los hombres homosexuales.
Aunque no existen registros fotográficos o descripciones claras en La República sobre estas mujeres, algunos documentos elaborados en el país recogen la descripción de dos grupos dicotómicos de lesbianas que iniciaron su acercamiento a espacios públicos, como bares, en los años setenta y posteriores (Chacón, y Cascante Matamoros, 2015; Facio, 2003; Serrano Madrigal, 2002), que es precisamente el tiempo en el que está inscrita esta investigación. Estos documentos hablan de dos clases de lesbianas: unas que era muy masculinas y que se conocieron como “Los Búfalos” y otras, que eran sus parejas y que eran altamente femeninas llamadas “ladies” (Serrano Madrigal, 2002). En el caso específico de la investigación de Serrano, mientras que sobre los Búfalos se obtuvo mucha más información para describirles (hay referencias a su comportamiento sexual, su apariencia física, sus recursos económicos o las ropas utilizadas), lastimosamente sobre sus parejas femeninas casi no se detallan elementos descriptivos. Si las lesbianas de los reportajes costarricenses que se produjeron en La República responden a “Los Búfalos”, a “Las Ladies” u a otro tipo de mujeres, en realidad no existe claridad sobre ello.
A diferencia de estas descripciones dicotómicas, las noticias de los años estudiados no permiten determinar muchos elementos sobre estas mujeres. Esto generó que por un lado, las lesbianas pudieron pasar un poco más desapercibidas de la mirada pública que los homosexuales, facilitando que las percepciones hacia ellas fueran expresadas en términos muy generales. Por ello, la invisibilización de la que hablan algunas autoras de temas lésbicos, es más una difuminación de muchas de sus características, que quizá hasta les proporcionó un poco de seguridad para movilizarse en el espacio público y escapar de la mirada vigilante que no tolera la ambigüedad. De hecho, los hombres homosexuales o, mejor dicho, un tipo muy específico de ellos, estaba fuertemente vigilado y segregado por ser considerados como promiscuos, prostitutos, delincuentes o violadores.
Es cierto que aún falta mayor análisis sobre estos temas. En particular, este tipo de investigación debería extenderse a otros períodos o a otros documentos periodísticos e, inclusive, contrastar los mismos hallazgos aquí encontrados con la experiencia vivencial de las mujeres lesbianas que vivieron en Costa Rica durante los años sesenta y ochenta. El presente documento pretende, simplemente, ser un esfuerzo por mostrar no sólo algunas de las percepciones hacia las lesbianas, sino también por contribuir con su visibilización como sujetos sexuales de la sociedad costarricense de aquellos años.