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Uniciencia

versão On-line ISSN 2215-3470versão impressa ISSN 1011-0275

Uniciencia vol.34 no.1 Heredia Jan./Jun. 2020

http://dx.doi.org/10.15359/ru.34-1.10 

Articles

¿Qué pensamos del agua? Percepción de la población sobre la situación actual del recurso hídrico en Costa Rica: un indicador sobre el conocimiento y la gestión del agua

Helga Madrigal-Solís1 

Silvia Echeverría-Sáenz2 

Yanina Pizarro-Mendez3 

Carolina Alfaro-Chinchilla4 

Sylvia Jiménez-Cavallini5 

Jacqueline Centeno-Morales6 

Nelly López-Alfaro7 

Andrea Suárez-Serrano8 

1 School of Biological Sciences, Universidad Nacional, Heredia, Costa Rica. helga.madrigal.solis@una.cr. Orcid: http://orcid.org/0000-0003-4423-5592

2 Central American Institute for Studies on Toxic Substances, Universidad Nacional, Heredia, Costa Rica. silvia.echeverria.saenz@una.cr. Orcid: http://orcid.org/0000-0001-8214-745X

3 School of History, Universidad Nacional, Heredia, Costa Rica. yanina.pizarro.mendez@una.cr. Orcid: http://orcid.org/0000-0003-1719-5791

4 School of Chemistry, Universidad Nacional, Heredia, Costa Rica. carolina.alfaro.chinchilla@una.cr. Orcid: http://orcid.org/0000-0002-3965-0540

5 Engineering in Water Resources Management, Universidad Técnica Nacional, San José, Costa Rica. sjimenezc@utn.ac.cr. Orcid: https://orcid.org/0000-0002-4564-0648

6 Institute of Social Studies in Population, Universidad Nacional, Heredia, Costa Rica. jcenteno@una.cr. Orcid: https://orcid.org/0000-0002-8994-4002

7 Institute of Social Studies in Population, Universidad Nacional, Heredia, Costa Rica. nelly.lopez.alfaro@una.cr. Orcid: https://orcid.org/0000-0003-4657-8804

8 Water Resources Center for Central America and the Caribbean, Universidad Nacional, Heredia, Costa Rica. andrea.suarez.serrano@una.cr. Orcid: http://orcid.org/0000-0002-1930-3381

Resumen

El objetivo de la presente investigación fue determinar el nivel del conocimiento y la percepción de la población costarricense acerca del agua, para consumo humano, conceptos generales, el impacto de las actividades humanas, la ocurrencia de los eventos extremos, gestión y gobernanza del agua. En el 2016, se realizó un estudio cuantitativo-descriptivo de percepción de población por medio de una encuesta semiestructurada dirigida a 800 personas, a través de llamadas a teléfonos fijos. Se encontró que los costarricenses: a) percibieron que el agua es un bien público y que existe mayor disponibilidad de la que en realidad hay, b) 22 % indicó tener problemas de abastecimiento, infraestructura y/o calidad del agua, c) son conscientes de la contaminación de los cuerpos de agua y, d) percibieron afectación por inundaciones y deslizamientos y, e) 55 % coincidió en que el agua para consumo proviene de pozos y nacientes, pero solo el 12 % y el 36 % tuvo una noción general de lo que es un acuífero y el agua subterránea, respectivamente. Se concluye que los programas de educación deben incluir conceptos generales sobre agua subterránea, gestión y gobernanza del agua y que la anuencia a pagar más por el tratamiento de las aguas residuales debe tomarse en consideración por las instituciones para la mejora del saneamiento ambiental.

Palabras clave: agua; recurso hídrico; percepción social; políticas públicas; Costa Rica

Introducción

Las percepciones se forman al erigir construcciones sociales de una realidad determinada. Dichas percepciones se corresponden con un sistema de valores, ideas y prácticas que orientan el establecimiento de un orden material y social, y permiten codificar y clasificar el mundo y la actuación individual y grupal (Moscovici, 1979). Se convierten, entonces, en una forma efectiva para generar el diálogo entre el saber popular y la investigación científica (Santos, 2005), cuyo objetivo máximo es la comprensión de los valores y las prácticas que la sociedad incorpora a los principios de la racionalidad ecológica (Leff, 2002).

Dicho esto, se entiende que la percepción de la sociedad sobre el recurso hídrico tendrá una influencia significativa en el manejo y las decisiones que se tomen respecto a la gestión de dicho recurso, ya que permite visualizar las expectativas, las satisfacciones o los aspectos por mejorar por parte de actores involucrados (Benez et al., 2010). Por esta razón, es de gran relevancia, a nivel de los países, comprender las percepciones sociales sobre el agua, su uso y su gestión. Además, el abordaje de la gestión integral del recurso hídrico debe desarrollarse de forma interdisciplinaria puesto a que, de esta forma, se integran conceptos generales a partir de los conocimientos y las experiencias de diferentes campos científicos y culturales, para comprender y resolver problemas vinculados con el agua (Martínez Valdés & Villalejo García, 2018).

La fragilidad del ciclo hidrológico coloca al ser humano en la necesidad de valorar cada elemento, etapa y acción alrededor del agua. Las políticas mundiales nos muestran una creciente preocupación y atención al respecto. Ejemplo de esto, es el establecimiento del organismo ONU-Agua, el cual es una plataforma de interagencias, formalmente establecida en 2003, por el Comité de Alto Nivel sobre Programas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Con la elaboración del primer informe de la ONU sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el mundo: Agua para Todos, Agua para la Vida (Naciones Unidas, 2003), se asienta en la mesa mundial el tema del agua como parte de las agendas políticas de los países. En dicho informe se señala que estamos enfrentando no solo una crisis mundial del agua, sino en una crisis de gestión del recurso hídrico, por la incapacidad de usar métodos adecuados para su utilización. Esta situación perdura hasta la actualidad, por esa razón estudios como este, generan información relevante para la toma de decisiones.

Con el objetivo de lograr un desarrollo nacional sostenible, el conocimiento relacionado con el agua, así como su protección y utilización, debe ser tratado como una prioridad y como un eje transversal a los diversos aspectos que contempla el desarrollo. De hecho, este tema ya ha sido planteado por la Organización de Naciones Unidas en uno de sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS6) (Comisión Económica para América Latina y el Caribe, 2018). En Costa Rica, la Agenda del Agua 2013-2030 (Ministerio del Ambiente, Energía y Telecomunicaciones, Dirección de Agua, SENARA y AyA, 2013) y la Política Nacional de Agua Potable de Costa Rica 2017-2030 (Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados, 2016) así lo expresan.

Tomando en cuenta la prioridad del recurso hídrico en la agenda nacional y la importancia de contar con información para introducir mejoras en los programas educativos en el país, investigadoras de diversas disciplinas de la Universidad Nacional reunidas en el marco del Programa Interdisciplinario de Investigación y Gestión del Agua (PRIGA), trabajaron en coordinación con el Instituto de Estudios Sociales en Población (IDESPO), para realizar una encuesta denominada: Percepción de la población sobre la situación actual del recurso hídrico en Costa Rica.

El objetivo de la presente investigación fue determinar el nivel de conocimiento y de percepción de la población costarricense acerca del agua, para consumo humano, el impacto de las actividades humanas en el recurso hídrico, la gestión integrada del recurso hídrico y la ocurrencia de los eventos extremos, sus orígenes, y la apropiación cognoscitiva de conceptos básicos vinculantes. Esta información permitirá implementar medidas dirigidas a mejorar programas de educación y concientización en la sociedad, lo que es fundamental como base del empoderamiento y participación social en procesos de gestión y protección del recurso hídrico en nuestro país. Es de esperarse que, cuanto mayor sea el conocimiento de los ciudadanos en cuanto a los recursos hídricos, su importancia en el abastecimiento humano y su protección, mayor podrá ser su interés por participar, directa o indirecta, en procesos de gestión del recurso hídrico, mejoramiento de los servicios y saneamiento.

Marco referencial

En la actualidad, los recursos hídricos superficiales y subterráneos, fundamentales en el desarrollo socioeconómico de Costa Rica, están siendo amenazados en su cantidad y calidad (Estado del Ambiente, 2017). A pesar de ser un país con abundante recurso hídrico, con unos 113 mil millones de m3 (Estado del Ambiente, 2017), a su vez posee una distribución heterogénea, espacial y temporal, de las precipitaciones, por lo que la disponibilidad de agua varía ampliamente (Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados, 2016). Es así como algunas regiones del país experimentan hasta cinco meses de época seca, tal como es el caso se la Región Chorotega Norte, donde existe una disminución considerable de la disponibilidad del agua para consumo humano, actividades agropecuarias y otras actividades productivas (Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados, 2016).

El aporte de aguas residuales desde viviendas e industrias con sistemas inadecuados para la disposición o tratamiento de aguas servidas, así como el transporte de agroquímicos desde zonas de cultivo, entre otros, han alterado la calidad del agua superficial en la mayor parte de las cuencas en Costa Rica, disminuyendo la cantidad disponible para consumo. Un programa de monitoreo continuo, implementado por el Laboratorio de Análisis Ambiental de la UNA, desde el 2007, evalúa las concentraciones de metales pesados en agua superficial en 64 sitios de la subcuenca del río Virilla; 34 de estos sitios han resultado con niveles de contaminación entre moderada y elevada, especialmente, en zonas urbanas (Programa Estado de la Nación en Desarrollo Sostenible, 2016).

En nuestro país, la importancia de los recursos hídricos subterráneos es innegable. Según datos estimados con base en la información del SINIGIRH (2018), para el 2013, del total de agua extraída por el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA) para abastecimiento humano, cerca del 60 % es de origen subterránea, es decir, proveniente de pozos y manantiales, mientras que pasa la Empresa de Servicios Públicos de Heredia, cerca del 90 %. Según la Organización Panamericana de la Salud (2003), los acuíferos Barva, Colima Superior y Colima Inferior, los más importantes en el Gran Área Metropolitana, abastecen a un 65 % de los habitantes. Los acuíferos se pueden describir como unidades geológicas capaces de almacenar, transmitir y proporcionar suficiente cantidad de agua subterránea, como para abastecer a una demanda específica, ya sea a través de pozos o manantiales (Poehls y Smith, 2009).

A pesar de la gran importancia de este recurso, existe un riesgo de lixiviación de sustancias contaminantes desde tanques sépticos, zonas de cultivo y zonas industriales, entre ellas, agroquímicos y nitratos, entre otros, en varias zonas del país (Estado del Ambiente, 2017; Fonseca-Sánchez et al., 2019; Madrigal-Solís et al., 2014); tal es el caso del acuífero Barva, en donde se ha encontrado un aumento en los nitratos en sectores con mayor agricultura y uso urbano (Madrigal-Solís et. al., 2017; Madrigal-Solís et al., 2019; Reynolds et al., 2006). Entre las fuentes potenciales de contaminación, el uso generalizado de tanques sépticos como sistema de saneamiento es uno de los más preocupantes. Para el 2016, un 76,4 % de la población utilizaba tanques sépticos y únicamente un 21,4 % tuvo cobertura de alcantarillado sanitario (AyA, MINAE y Ministerio de Salud, 2016), lo que significa una amenaza a la calidad del agua subterránea en todo el país.

La institución rectora en cuanto a la protección y la gestión de los recursos hídricos en el país es el Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE), siendo el AyA el encargado de asegurar la cobertura de agua potable y alcantarillado en el nivel nacional. Afortunadamente, el país cuenta con un 92,5 % de las viviendas abastecidas a través de un acueducto (Instituto Nacional de Estadística y Censos, 2012); por tanto, la mayor parte de la población cuenta con agua de buena calidad. Sin embargo, en un monitoreo sobre la calidad en las regiones Huetar Atlántica y Pacífico Central, realizado en agua para consumo humano, determinó la presencia de al menos un parámetro no conforme con lo establecido en el Reglamento para la Calidad del Agua Potable, en el 97 % de los sistemas analizados. Por lo tanto, entre los retos en cuanto a abastecimiento de la población se encuentran, mejorar la eficiencia de las instituciones encargadas de la gestión del agua, aumentar la cobertura y el abastecimiento de agua potable, especialmente en zonas rurales, fortalecer la infraestructura que permita asegurar la sostenibilidad del servicio en cantidad durante eventos extremos (Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados, 2016).

Los eventos extremos son episodios, sucesos o eventos infrecuentes en un territorio particular según su distribución estadística. Entre los hechos más comunes se encuentran, la circulación de huracanes de grandes magnitudes, el desarrollo de inundaciones gigantescas, sequías prolongadas y el recrudecimiento del estrés hídrico, la aparición sorpresiva de tornados o trombas marinas, grandes tormentas de granizo, olas de calor o de frío, heladas intensas, erupciones, sismos y tsunamis (Renom, 2009). Eventos que, en su mayoría, están íntimamente relacionadas con la variabilidad climática o meteorológica.

Al saber de antemano que climáticamente Costa Rica muestra dos estaciones bien definidas, la época lluviosa y seca, la localización en la zona de confluencia intertropical, ha originado una irregularidad hídrica por efecto del El Niño Oscilación del Sur (ENOS), fase Niño y Niña. Este fenómeno, asociado a viejos y nuevos condicionantes antrópicos y naturales o bien, por causa del calentamiento global, ha provocado eventos mucho más extremos, donde la disponibilidad del recurso hídrico se ha convertido en el principal detonante de incertidumbre social, elevados costes económicos, ante los daños en la infraestructura y en el sector productivo e, incluso, la aparición o reincidencia de plagas resultantes de desregulaciones ecosistémicas (Imbach et al., 2017; Ministerio de Ambiente, Energía y Telecomunicaciones e Instituto Meteorológico Nacional, s. f.).

Tomando en cuenta la situación actual en cuanto al uso, calidad, eventos extremos y gestión de los recursos hídricos en el país, la gestión del recurso hídrico en el nivel local y nacional es una de las acciones básicas indispensables para satisfacer las necesidades primarias de los seres vivos y garantizar su disponibilidad en cuanto a cantidad como a la calidad, para las presentes y futuras generaciones. Por tanto, conocer las percepciones de la población costarricense acerca del recurso hídrico permite identificar vacíos de información, ideas erróneas arraigadas en la población y apuntar hacia medidas correctivas con información fidedigna en los ámbitos educacionales, opinión pública en general y en tomadores de decisiones.

Metodología

Como fundamento metodológico se escogió realizar un estudio cuantitativo- descriptivo de percepción de población por medio de una encuesta semiestructurada, a realizarse de manera telefónica de cobertura nacional. Este estudio se realizó durante el mes de agosto de 2016, con una muestra compuesta por 800 personas costarricenses o extranjeras con dos o más años de residir en el país, mayores de edad y residentes en viviendas particulares que poseían teléfono residencial. La muestra se estratificó por sexo y edad, es decir, su cálculo se realizó con base en los datos generales del país, en cuanto a número total de mujeres y hombres, diferenciados por grupos de edad. Se obtuvo un error máximo de 3,5 puntos porcentuales con un 95 % de confianza. La encuesta, diseñada con enfoque interdisciplinario, contempló aspectos relacionados con el recurso hídrico, tanto en temas de percepción/opinión de la población (no contrastables con datos o estadísticas nacionales), como en temas de conocimiento general sobre el recurso hídrico (sujetos a comparación con datos en el nivel nacional). Estos temas se abordaron mediante la aplicación de un cuestionario de 50 preguntas, distribuidas en cinco módulos a saber:

MÓDULO I. Percepción general del recurso hídrico

MÓDULO II. Agua para consumo humano

MÓDULO III. Efecto de las actividades humanas sobre el recurso hídrico (eventos extremos) y cambio climático

MÓDULO IV. Efecto de las actividades humanas sobre el recurso hídrico (abastecimiento, cantidad y calidad del agua)

MÓDULO V. Gestión del recurso hídrico (saneamiento y gobernanza)

Población de estudio

De las 800 personas encuestadas, un 52,1 % eran mujeres y un 47,9 % hombres. Todos los grupos etarios están representados con más de 17 % de participación en la encuesta, sin embargo, el grupo etario con la mayor participación entre la población encuestada corresponde al de 55 años y más (25,1 %), seguido por el grupo de 25 a 34 años (22 %).

En relación con la educación de la población encuestada, se encontró que la mayor parte de las personas encuestadas, tenían formación secundaria (34,9 %) y universitaria (34,1 %), seguido de porcentajes menores, asociados a educación primaria y parauniversitaria, respectivamente, y por último quienes indican no tener ningún grado de educación (0,75 %), tal como se puede evidenciar en el Cuadro 1.

Cuadro 1. Características demográficas de las personas entrevistadas (N=800). Elaboración propia

Sexo

Porcentaje

Hombres

47,9

Mujeres

52,1

Total

100

Edad

Porcentaje

De 18 a 24 años

17,4

De 25 a 34 años

22,0

De 35 a 44 años

18,0

De 45 a 54 años

17,5

De 55 y más

25,1

Total

100

Nivel educativo

Porcentaje

Ninguna

0,75

Primaria

20,1

Secundaria

34,9

Parauniversitaria

10,4

Universitaria

34,1

Total

100

Fuente: propia de la investigación

Resultados y discusión

Módulo I. Percepción general del recurso hídrico

En este estudio, se observó que el 98 % de las personas encuestadas consideró que el agua es de todos, lo cual es posiblemente, un reflejo de la percepción arraigada en la población sobre los derechos universales al agua e incluso, la forma en la que esta se postula como un derecho humano inalienable (Naciones Unidas, 2010). A pesar de esto, cuando se les preguntó a las personas si estarían dispuestas a compartir el agua de su comunidad con otra comunidad vecina, el porcentaje disminuye a 93 %, evidenciándose que, ante la realidad de una posible escasez de agua, algunas personas se mostraron menos dispuestas a facilitar la distribución equitativa del líquido, aunque un alto porcentaje mantiene la posición de compartir. Este comportamiento se ha observado en varios países, en los cuales, al aumentar la escasez o la desigualdad en la distribución del agua, aumentan los conflictos sociales por la demanda insatisfecha (Fornaguera, 2015; Reyes, 2017; Urteaga et al., 2016).

Por otra parte, se preguntó sobre la percepción de problemas relacionados con el agua en las comunidades. Cabe destacar que casi un 80 % de la población encuestada consideró que no tiene problemas de agua, mientras que el 21,6 % de las personas respondió indicando que sus principales problemas son de abastecimiento o escasez del líquido, infraestructura limitada, mala administración del recurso, contaminación y falta de agua en época seca.

Al preguntar sobre posibles soluciones a los problemas que enfrenta este 21,6 % de las personas encuestadas, ellas refirieron como principales soluciones la mejora en la infraestructura y la administración del agua, así como el diálogo y el aprovechamiento eficiente del recurso. Sin embargo, fueron muy pocas las personas encuestadas que consideraron cuidar las fuentes de agua como una solución. Esto indica que la mayoría de las personas consideró que la limitante de agua se deriva de un tema administrativo y de infraestructura, cuando lo cierto es que el trasfondo de sostenibilidad ambiental y cuidado preventivo es mucho más relevante en el largo plazo (Foster y Chilton, 2018).

Se evidenció también, que el 12 % de las personas encuestadas aún considera que el agua en Costa Rica es un recurso inagotable, por lo que su conciencia sobre el uso racional del recurso podría ser menor. Afortunadamente, un 88 % considera que el recurso es agotable y están, por lo tanto, más conscientes sobre su vulnerabilidad. Cabe destacar también, que la mayor proporción de personas que consideraron que el agua es un recurso inagotable, fueron las de mayor edad (>55 años), lo cual es un posiblemente un reflejo de los conceptos que se enseñaban en el sistema educativo en el pasado.

Se hizo también otra pregunta sobre el porcentaje de agua del mundo que está disponible para consumo humano. De acuerdo con estimaciones del Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés, https://water.usgs.gov/edu/earthwherewater.html), menos del 1 % del agua del planeta está disponible para consumo humano. Según, los resultados de esta investigación, únicamente, un 10 % de los encuestados indicó correctamente esta respuesta. La mayoría de los costarricenses encuestados (37,5 %) percibió que más de 50 % del agua del planeta está disponible, lo cual es una gran sobreestimación y nuevamente refleja la percepción de que hay mucha más agua de la que en realidad existe.

Es de interés resaltar que, aunque las personas encuestadas indicaron que hay más agua en existencia de la que en realidad hay, también tienen la percepción de que sí es importante ahorrarla (93,8 %) y que la responsabilidad de su manejo es de todas las personas (64 %).

Módulo II. Agua para consumo humano

En relación con el agua para consumo humano, el 86,3 % de la población encuestada indicó conocer el ente que les suministra el agua en su hogar. La mayoría (53,4 %) señaló que es el AyA, mientras que el 19,3 % indicó que son las municipalidades y el 17,4 % las ASADAS, las encargadas de proveerles este recurso. Solo un 6,8 % resaltó que le corresponde a la Empresa de Servicios Públicos de Heredia (ESPH) brindarlo y un 3,2 % consideró que son otras entidades las encargadas. Al contrastar estos datos con la realidad nacional, en donde cerca del 47 % corresponde al AyA, 14 % a las municipalidades, 30 % a las ASADAS, 4,7 % a la ESPH y el resto del porcentaje corresponde a otros administradores (Mora et al., 2016), se observó en la población una subestimación de la importancia de las ASADAS como proveedoras del recurso.

Por su parte, el 55 % de los costarricenses encuestados coincidieron en que el agua para su consumo proviene de pozos y nacientes, por debajo del 60 % y el 90 % reportados por el AyA y la ESPH, respectivamente (SINIGHIR, 2018); sin embargo, el 22 % indicó que su agua provenía de otras fuentes (río, represa, cañería y tanque), y es de destacar que el 23 % no tiene conocimiento de dónde se toma el agua que consumen. Este último punto es de especial relevancia, pues indica la falta de interés de un importante grupo de la población encuestada, por conocer la procedencia del agua que consumen. Este desconocimiento tiene otras repercusiones, pues le resta a esta población la capacidad de velar por la protección de sus fuentes de abastecimiento o por la calidad del agua que utilizan. De hecho, un 42 % de las personas encuestadas resaltó que el agua se ha venido deteriorando en los últimos años, sin embargo, de acuerdo con la encuesta son pocas las personas que cloran (7,3 %), hierven (14,4 %) o filtran (13,7 %) el agua que consumen.

La mayor parte de la población encuestada (85,5 %), tampoco sabe cuánta agua se consume en sus casas al mes. Solamente, un 32 % indicó saberlo, indicando que su consumo oscilaba entre 11 y 20 m3, lo cual se acerca a la realidad nacional, debido a que una familia de cuatro personas puede consumir aproximadamente, 15 m3/mes. Cabe destacar que la mayoría de las personas reconocieron la problemática en torno al abastecimiento del agua y, sin embargo, no está muy consciente de la cantidad de agua que se consume en sus hogares. Esta situación genera mayor dificultad para determinar la efectividad de las medidas de ahorro de agua que se apliquen en los hogares.

Con respecto al precio que se paga por el servicio de agua, el 80 % de los encuestados señaló que considera que paga un precio adecuado y más de la mitad (58 %) indicó su disponibilidad a pagar más por el servicio (Figura 1). Cabe destacar que, aún hay muchas personas que no cuentan con medidor en sus casas, por lo que se dificulta saber el consumo y, a la vez, se desconoce si el cobro es el apropiado en cada casa.

Figura 1. Porcentaje de respuestas afirmativas sobre precio, servicio, abastecimiento y calidad del agua (N=800). Fuente: propia de la investigación.

Módulo III. Efecto de las actividades humanas sobre el recurso hídrico (eventos extremos) y cambio climático

Durante la encuesta, se obtuvo información sobre el porcentaje de la población costarricense que ha vivido o ha percibido vivir algún evento extremo. Un 63,6 % de los encuestados manifestó haber presenciado el paso y las inclemencias de las tormentas tropicales (que han afectado indirecta y reincidentemente, a Costa Rica por su posición geográfica). Luego, un 33,1 % de la población preponderó la incidencia de las sequías, un 27,6 % dijo haber vivido inundaciones y un 20,9 % deslizamiento de tierras. Sorprendentemente, un 18,8 % adujo haber vivido el paso de huracanes, aun cuando la encuesta fue realizada antes de la afectación directa del huracán Otto, a finales de noviembre del año 2016, situación que demostró que un sector de la población costarricense no tiene claridad sobre lo que se considera una afectación directa y quizás se confunden con los efectos indirectos provocados por el paso de otros huracanes en Centroamérica (por ej.: el huracán Juana en 1988). Por último, un 18,1 % dijo haber vivido los efectos negativos de cabezas de agua y un 17,8 % tornados.

A pesar de que estos eventos meteorológicos siempre han existido, el aumento de su frecuencia e intensidad genera gran preocupación en la población, pues si se comparan los datos cuantitativos de esta investigación con una encuesta realizada por el IDESPO en el 2009 (IDESPO, 2011), se puede interpretar que, en apenas siete años, la población ha percibido un aumento en la ocurrencia de todos los tipos de eventos extremos (Figura 2).

Figura 2. Porcentaje de personas que manifestaron haber vivido eventos extremos, 2009 y 2016 (N=800). Fuente propia de la investigación e IDESPO (2011).

Con el fin de conocer sobre la percepción que se tiene en cuanto a los orígenes de los eventos extremos en general, y, sobre todo, del considerable incremento del porcentaje encuestado que indica haber vivido inundaciones (encuesta del 2016), se consultó sobre las causalidades de dicho fenómeno. Así, un 91 % refirió que las inundaciones han estado íntimamente asociadas a la acumulación de desechos sólidos en las alcantarillas y los ríos, mientras que un 66 % lo asoció a los efectos perniciosos de la deforestación, un 65,4 % a la obsoleta infraestructura hídrica que no soporta el agua llovida, un 54,3 % a las construcciones de casas en las orillas de los ríos, un 38,4 % a la sedimentación que se acumula en los cauces y un 30 % al crecimiento urbanístico. Lo anterior indica que existe una clara asociación antropogénica que posee la población sobre el aumento del riesgo y la vulnerabilidad durante las coyunturas de afectación de los fenómenos hidrometeorológicos. Las causas: situaciones cotidianas y a veces imperceptibles como los patrones de consumo insustentables, el poco provecho que se le ha dado a la Ley para la Gestión Integral de Residuos (Asamblea Legislativa de la República de Costa Rica, 2010), el inadecuado manejo integrado de cuencas, la insuficiente planificación del territorio, la desfasada infraestructura hídrica que posee Costa Rica y la vulnerabilidad de ecosistemas históricamente amenazados, cuya recuperación es fundamental para la adopción de estrategias de adaptación, resiliencia y seguridad hídrica en territorios rurales y urbanas.

Ante esto último, se consultó si había sido del conocimiento de nuestros encuestados el proyecto de construcción de infraestructura para el traslado del agua del Caribe a Guanacaste. Solo un 38,6 % de los sondeados indicó conocer tal apuesta gubernamental, política que surgió para mitigar el estrés hídrico en el trópico seco y el sobre exceso de agua del Caribe, asociado reiteradamente, al calentamiento global (Instituto Meteorológico Nacional y Comité Regional de Recursos Hidráulicos, 2008).

Por ello, se consultó sobre la existencia de una definición clara sobre el cambio climático y sus afectaciones. Y, si bien es cierto, el 91 % de los entrevistados afirmó saber qué es dicho fenómeno y el 99 % coincidió que Costa Rica ha sido afectada por él, a la hora de comparar estas respuestas con sus afirmaciones del incremento de las inundaciones a causa de razones antrópicas, la contradicción fácilmente legible, nos muestra más bien la apariencia multicausal y de los retos que esto implica, para la adopción de una mejor educación ambiental sobre temas de gestión del riesgo ante eventos extremos, variabilidad climática, cambio climático y la diferencia entre ambos conceptos, para generar propuestas de adaptación y resiliencia.

Módulo IV. Efecto de las actividades humanas sobre el recurso hídrico (abastecimiento, cantidad y calidad del agua)

Del total de la población entrevistada, solo un 12 % demostró tener un conocimiento adecuado, aunque básico, de lo que es un acuífero. El restante 88 % brindó respuestas alejadas del concepto de acuífero; entre las más frecuentes: río, intersección de ríos, río subterráneo; lugar o zona o territorio donde se almacena agua; agua potable debajo del suelo; donde hay peces; reserva de agua superficial; agua subterránea o agua debajo del suelo; agua cercana a superficie; un pozo; una naciente o inclusive agua estancada. Los resultados de esta encuesta confirmaron la enorme necesidad de reforzar, en los programas de educación primaria y secundaria, las temáticas relacionadas con estos recursos del subsuelo.

Así mismo, entre las personas que creían saber lo que es un acuífero (N=442/800 personas), únicamente, un 35 % afirmó que la descontaminación de un acuífero, por parte del ser humano, no es posible. Asimismo, un 58 % afirmó que sí es posible la descontaminación, mientras que un 7 % mostró desconocimiento. Esto contrasta con el hecho de que, una vez contaminada, el agua de un acuífero es extremadamente difícil de descontaminar, debido a sus tasas de movimiento muy bajas a través de los poros y las fracturas del acuífero, a su inaccesibilidad, a que ciertos contaminantes son persistentes, o a que los costos son tan elevados que económicamente, sería inviable la restauración (Foster y Chilton, 2018).

Ante la pregunta de si sabían lo que es el agua subterránea, el 63 % de la población entrevistada respondió afirmativamente. Sin embargo, solamente el 36 % tenían una idea general correcta de lo que es el agua subterránea: agua que transita en el subsuelo, a través de un acuífero (Poehls y Smith, 2009). Las otras personas respondieron que las aguas subterráneas son: aguas entubadas; pozos; nacientes; agua potable o pura; agua estancada; aguas negras; aguas sucias; agua que pasa debajo del suelo, por túneles, alcantarillas, tuberías, cañerías, drenajes, conductos, cuevas o cavernas; ríos subterráneos; lagos subterráneos; lo que está debajo del mar o debajo de la corteza terrestre.

Entre las personas que creían saber qué es el agua subterránea (N=500), únicamente un 46 % respondió adecuadamente que el agua llega hasta las rocas del subsuelo o acuíferos a través de la infiltración del agua por el terreno (Figura 3). Otras personas indicaron que el agua ya estaba ahí o llegó por medio de acueductos, entre otras respuestas; mientras que una cuarta parte, indicó no saber la respuesta. A pesar del amplio desconocimiento de los conceptos básicos en torno al agua subterránea, el 97 % de la población que afirmó conocer qué es el agua subterránea (N=485) estaba convencida que se trata de un recurso importante. Un 83 % de las personas indicó que es utilizada para consumo humano, 83 % respondió que se usa en riego y un 78 % afirmó que es usada en actividades industriales. Por su parte, un 94 % indicó que las actividades humanas provocan la contaminación de las aguas subterráneas. Estos resultados evidencian que la población costarricense, por un lado, reconoce la importancia de los recursos hídricos subterráneos en el desarrollo del país y, por otro, visualiza que están amenazados debido a las actividades propias de este desarrollo.

Figura 3. Porcentaje de personas entrevistadas que respondieron correcta o incorrectamente a la pregunta sobre cómo se recarga un acuífero. Fuente propia de la investigación.

En cuanto a las aguas superficiales en Costa Rica, entre el 97 % y el 99 % de la población entrevistada percibió que las aguas residuales domésticas, los residuos sólidos, como la basura, los residuos industriales y los productos agrícolas, como los fertilizantes y los plaguicidas son fuentes de contaminación de ríos, quebradas y lagos; mientras que el 86 % percibió que los desechos animales representan fuentes de contaminación para estos cuerpos de agua. Además, el 99 % de las personas manifestaron que la presencia de plaguicidas en las aguas puede causar mortalidad de los peces y otros organismos, problemas de salud para los organismos acuáticos y problemas de salud para las personas. Esto evidenció que la población entrevistada está sensibilizada en cuanto al daño que los residuos de las actividades humanas provocan sobre los recursos hídricos superficiales del país y, por consiguiente, sobre la fauna de los ríos y la salud de los costarricenses.

De hecho, existen diversos estudios que respaldan la apreciación de la población en cuanto a la gravedad de la contaminación de los cuerpos de agua superficiales en Costa Rica, tanto por residuos sólidos como por aguas residuales y otros contaminantes industriales y agrícolas (Arias-Andrés et al., 2016; Contraloría General de la República, 2013; Echeverría-Sáenz et al., 2012; Echeverría-Sáenz et al., 2016; Fournier et al., 2017).

Módulo V. Gestión del recurso hídrico (saneamiento y gobernanza)

El agua residual se define como aquella que ha recibido un uso y cuya calidad ha sido modificada por la incorporación de agentes contaminantes (Poder Ejecutivo, 2007). Considerando el ciclo del agua respecto a su uso y disposición final, en este estudio se preguntaron aspectos relacionados con lo que las personas perciben como agua residual de acuerdo con el uso que se le da al agua en sus hogares.

Tal y como se observa en la Figura 4, a excepción del agua de lluvia recolectada en las canoas, más del 79 % de las personas considera que el agua de las duchas, servicios sanitarios y cocinas son aguas residuales. Aun así, existe un porcentaje de la población que a pesar de considerar que las aguas de la cocina sí son residuales, no percibieron lo mismo con el agua de los servicios sanitarios. En relación con el agua de lluvia, el 59,1 % de la población la consideró como agua residual, lo que puede llegar a ser un obstáculo, si se desean promover prácticas de reúso del agua de lluvia en ciertas aplicaciones, para las que su calidad así lo permita, tal y como se ha hecho en proyectos en nivel centroamericano, ejecutados principalmente por las ONG, tanto para consumo doméstico como agrícola (Global Water Partnership, 2016).

La Universidad Nacional, a través del IDESPO y del Centro Mesoamericano de Desarrollo Sostenible del Trópico Seco (CEMEDE-UNA), ha desarrollado módulos de Sistemas de Captación de Agua de Lluvia (SCALL), para consumo humano y reservorios de cosecha de agua, para usos agropecuarios en la Región Chorotega y la Isla Caballo en el Golfo de Nicoya.

Figura 4. Porcentaje de personas que respondieron respecto a cuáles tipos de aguas generadas en las casas son consideradas como agua residual. Fuente propia de la investigación.

Respecto a la disposición final, se preguntó sobre el destino de las aguas residuales según clasificación por grupos de aguas residuales jabonosas y las de inodoros. Como se observa en la Figura 5, el tanque séptico sigue siendo la principal opción para la disposición de agua de inodoros, a pesar del desarrollo reciente de infraestructura para el tratamiento de aguas residuales, por parte del AyA. En relación con las aguas jabonosas, 35,6 % de las personas encuestadas manifestaron enviarlas a alcantarillado sanitario, información que sobrepasa los datos del AyA, ya que, del total de viviendas del país, solo el 21,43 % cuenta con conexión a alcantarillado sanitario (AyA, MINAE, Ministerio de Salud, 2016).

Es importante mencionar que, para el caso de las aguas jabonosas, algunas personas reconocieron que envían sus aguas al caño (19,6 %) y al río (13,8 %), lo que se traduce en problemas directos de contaminación de aguas. De hecho, en Costa Rica, una de las fuentes de contaminación puntual más importantes es la descarga directa de las aguas residuales de tipo industrial y doméstico sin tratamiento hacia los ríos, sobre todo en las cuencas densamente pobladas (Programa Estado de la Nación en Desarrollo Sostenible, 2016). La Contraloría General de la República (2013) estimó que únicamente 5 % de las aguas residuales ordinarias que se vierten en los cuerpos receptores del país, recibe algún tipo de tratamiento previo, lo que conlleva el depósito de una enorme carga de contaminantes en los ríos y los arroyos de Costa Rica.

Figura 5. Porcentaje de personas que respondieron respecto al destino de las aguas residuales. Fuente propia de la investigación.

En cuanto al alcance del concepto del agua residual dentro del ciclo de abastecimiento y consumo, se observó que prácticamente, la mitad de las personas (54,2 %) no consideraron que el agua residual que generan puede llegar a contaminar el agua para consumo en su comunidad. A pesar de que la población es consciente de que las actividades humanas pueden generar contaminación del agua como un problema global, no se relaciona esto con el hecho de que las aguas residuales que generan pueden llegar a contaminar las aguas superficiales, y que esto puede ser un problema si estas son utilizadas para consumo, percepción que se puede derivar de la falta de conocimiento de conceptos del ciclo hidrológico como los discutidos en los apartados previos.

La ausencia de sistemas adecuados de manejo y disposición de aguas residuales tiene consecuencias directas en la salud pública. Por ejemplo, la disposición incorrecta de excretas aumenta el riesgo de enfermedades, efecto que se percibe en forma muy clara por la población. Por esta razón, es de esperar que el 94,2 % de las personas manifestó estar de acuerdo en pagar más por el adecuado tratamiento de las aguas residuales, lo que representa una oportunidad de aumentar la recaudación, a través de la tarifa hídrica, para el financiamiento de proyectos que mejoren el saneamiento ambiental en nuestro país.

Conclusiones

En Costa Rica, existen debilidades en infraestructura y gestión que impiden el abastecimiento de agua potable a toda la población y, además, amenazas de contaminación que ponen en riesgo la calidad de los recursos hídricos superficiales y subterráneos. Debido a esto, es fundamental conocer la percepción de la sociedad sobre el recurso hídrico, su uso y gestión, para así evaluar la aprobación o la disconformidad en cuanto a las acciones institucionales y la necesidad de fortalecer programas de educación, con lo cual se lograría una mayor incidencia social en el proceso de toma de decisiones.

Una de las conclusiones más importantes de esta investigación es el hecho de que el 98 % de la población costarricense consideró que el agua es de todas las personas, pero en caso de presentarse alguna eventualidad un 7 % no compartirían su agua con otras comunidades. Además, solamente el 10 % de las personas encuestadas respondieron correctamente, que el 1 % del agua del planeta está disponible para el consumo humano. El 22 % de la población encuestada indicó que tiene problemas de agua en su comunidad, por ejemplo, inconvenientes asociados al abastecimiento, la infraestructura y la calidad del agua. El 64 % de la muestra, también indicó que la responsabilidad del manejo del recurso hídrico en Costa Rica es de todas las personas. Además, los costarricenses percibieron mayor afectación por las inundaciones y los deslizamientos de tierra entre el año 2009 y el 2016, y a la vez indicaron que la basura en las calles y los caños son los que provocan las inundaciones.

La mayoría de la población encuestada indicó que el precio que paga por el servicio de agua es adecuado. Únicamente, un 55 % de los costarricenses encuestados coincidieron en que el agua para el consumo proviene de pozos y nacientes. Solo el 12 % y el 36 % de las personas encuestadas poseen una noción básica de lo que es un acuífero y agua subterránea respectivamente, a pesar de que la principal fuente de agua en Costa Rica es de origen subterráneo. El tanque séptico sigue siendo la solución principal de la disposición final de las aguas negras, pues un 79,4 % indicó utilizar este tipo de tratamiento. No así, para las aguas jabonosas, donde solo un 24 % son enviadas a tanques sépticos.

Aproximadamente, un 60 % y un 94 % de la población encuestada manifestó tener disposición de pagar más por el servicio de agua y por el tratamiento adecuado de las aguas residuales, respectivamente, por lo cual los administradores del agua podrían incluir un rubro, en caso de no tenerlo, destinado al financiamiento de proyectos que mejoren la protección de los recursos hídricos y el saneamiento de aguas residuales.

Los resultados permiten contar con una línea base que contribuya con el establecimiento de políticas orientadas hacia la inclusión de los temas consultados, en los programas de educación de primaria y secundaria, así como con la implementación de estrategias para mejorar el conocimiento y la concientización de los ciudadanos en temas básicos de agua superficial y subterránea: uso, saneamiento, gestión y protección de los recursos hídricos. Además, los resultados se pueden utilizar como una base para generar indicadores que permitan evaluar el grado de conocimiento adquirido por los ciudadanos, en caso de implementarse las estrategias mencionadas.

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