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Revista Rupturas

versión On-line ISSN 2215-2989versión impresa ISSN 2215-2466

Rev. Rup. vol.8  supl.1 San Pedro de Montes de Oca oct. 2018

http://dx.doi.org/10.22458/rr.v8i0.2186 

Artículo

A once años del referéndum del TLC: vivencias y reflexiones desde la región de Occidente, Costa Rica

Eleven Years after the CAFTA Referendum: Experiences and Reflections from the Western Region of Costa Rica

Hannia Franceschi Barraza1 

1Costarricense. Licenciada en Trabajo Social de la Universidad de Costa Rica. Máster en Trabajo Social de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Profesora de la Carrera de Trabajo Social de la Sede de Occidente y de la Maestría en Desarrollo Sostenible, Universidad de Costa Rica (UCR). Investigadora en temas de participación, organización del campesinado y de juventudes rurales; conflictividad socioambiental, movimientos sociales. Actualmente profesora pensionada de la Universidad de Costa Rica. Correo electrónico: hanniaf@gmail.com

Resumen

Planteamos el significado político que tuvo la intensa participación ciudadana que protagonizamos como personas y sujetos sociales en el proceso de discusión nacional y aprobación del Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos (TLC) durante los años 2004 y 2008. Las experiencias, que nutren esta reflexión, las vivimos principalmente en colectivos localizados en el cantón de San Ramón, región occidental del Valle Central de Costa Rica. La identidad patriótica fue el eje articulador de un movimiento social altamente heterogéneo en su composición social. El alcance reactivo del movimiento no logró forjar consensos en las acciones colectivas de los movimientos sociales contestatarios, tras el referéndum del 7 de octubre de 2007. Surgen algunos desafíos para los sujetos/luchas sociales regionales, que esbozamos al final del ensayo.

Palabras clave Referendum; TLC; movimiento social; identidad patriótica; Costa Rica

Abstract

We raise the political significance of the intense citizen participation that we witnessed as individuals and social subjects in the process of national discussion and approval of the Free Trade Agreement between the Dominican Republic, Central America and the United States (CAFTA) during 2004 and 2008. The experiences, which nurture this reflection, were lived mainly by groups located in the county of San Ramón, the western region of the Central Valley of Costa Rica. The patriotic identity was the axis articulator of a social movement highly heterogeneous in its social composition. The reactive reach of the movement failed to forge consensus on the collective actions of the protests and social movements, after the referendum of October 7, 2007. Some challenges arise for the subjects / regional social struggles, which we outline at the end of the essay.

Key words: CAFTA; social movement; patriotic identity; Costa Rica

Introducción

Exponemos una reflexión sobre el proceso de protesta sistemática en torno a las negociones para la aprobación del Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos (TLC), que constituye un hito en la historia socio política de Costa Rica y de la región centroamericana. El 7 de octubre de 2007 se realizó un referéndum solicitado por un sector de costarricenses al Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) para consultar el “Sí” o el “No” a ese acuerdo. Ganó el “Sí” por un margen muy estrecho y cercano a los tres puntos porcentuales.

Ese hecho social tuvo una inmensa repercusión, según lo registró un documento oficial del Consejo Universitario (CU) de la Universidad de Costa Rica (UCR): “No parece haber existido en la historia de la legislación nacional un proyecto tan debatido, tan estudiado y tan analizado o cuestionado como lo ha sido el Tratado de Libre Comercio República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos”. (UCR, CU 2006, 4).

La oposición al TLC generó un conjunto de acciones colectivas locales y regionales, que se fueron acompañando paulatinamente de movilizaciones nacionales durante un periodo que abarcó, al menos, unos cinco años, con énfasis en el 2006 y 2007. Esta reflexión se guía por estas preguntas generadoras:

¿Cómo participé en la lucha social del TLC y cuáles aprendizajes obtuve como ciudadana, activista social y académica?

¿Cuáles características tuvo esta acción colectiva de movilización social? ¿Cómo nos impactó, como ciudadanía, en los planos regional y nacional?

¿Qué sentido nos dio la acción colectiva por el No al TLC para identificarnos como un movimiento social a nivel regional y nacional?

¿Qué desafíos surgen en tiempos actuales, a once años del TLC?

Para contestar a las interrogantes que guían este ensayo, las fuentes de información son la experiencia de vida académica en la Universidad de Costa Rica, una universidad pública con una sede regional en San Ramón, provincia de Alajuela, complementada con activismo social en movimientos sociales contestatarios y en la comunidad de referencia geográfica de la universidad. Lo anterior se trianguló con fuentes documentales (consultadas en archivos de la Biblioteca de la UCR, Sede de Occidente1 y en archivos personales de la autora), así como con bibliografía de referencia.

Este artículo se basa en la exposición formulada en el Museo Regional de San Ramón el 4 de octubre de 2017, en el marco de la conmemoración de los 10 años de la realización del referéndum TLC, a la que fui invitada por organismos académicos de Costa Rica, específicamente por el Centro de Investigación en Cultura y Desarrollo (CICDE) de la Universidad Estatal a Distancia (UNED) y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Costa Rica (FLACSO).

Escribo este trabajo entre la nostalgia de una gesta patriótica y la esperanza de un mañana al que aspiramos para retomar sendas de un país donde quepamos todas y todos.

Breve referente contextual de la lucha del TLC

El debate legislativo sobre el TLC y el involucramiento activo de integrantes del Poder Ejecutivo se extendió en un período de 2004 al 2008. Inició en el gobierno de Abel Pacheco,2 siguió con la administración de Óscar Arias y, después del referéndum en octubre de 2007, el siguiente año se dedicó a la discusión y aprobación de la llamada agenda de implementación del TLC. Esta agenda de implementación era “un conjunto de proyectos de ley para reformar, adicionar o derogar varias leyes o reglamentos nacionales… que se nos exige aprobar para que el TLC pueda empezar a aplicarse en nuestro país, en todos sus extremos” (UCR, SO, 2007c, 1).

Si bien el referéndum culminó el 7 de octubre de 2007, durante cinco años, el pueblo costarricense colocó ese tema en agenda. Se trató de todo un ciclo político que tuvo su cresta de ola del 2006 al 2008.

Desencadenó un proceso de polarización social y política con un resultado estrecho en el referéndum: 51.23 % por el “Sí” (805 658 votos) y el 48.12 % por el “No” (756 814 votos)3 para una diferencia de 48 844 votos de acuerdo con el conteo final del Tribunal Supremo de Elecciones (Tribunal Supremo de Elecciones 2944-E-2007).

El referéndum fue la primera consulta al pueblo costarricense en tiempos contemporáneos y, pese a la polarización, hubo un abstencionismo promedio a nivel nacional de un 40.8 %, o sea, votó el 59.2 % del electorado (Tribunal Supremo de Elecciones 2944-E-2007). No obstante, se manifestaron significativas diferencias regionales, pues en provincias costeras como Guanacaste, Puntarenas y Limón votaron menos del 50 % de las personas electoras. Mientras que el abstencionismo en las provincias vallecentralinas osciló entre el 35 y el 37 % del padrón electoral (Oviedo, “Abstencionismo fue mayor en referendo que en las elecciones nacionales”, en La Nacion.com, domingo 7 de octubre de 2007).

El polo del Sí al TLC planteaba alcanzar el desarrollo, abogaba por evitar comparaciones con el sur del mundo (si acaso con Chile) y tener como referente a los países industrializados de Europa y a “los tigres asiáticos”, en alusión a Singapur, Corea del Sur, Hong Kong y Taiwán, caracterizados por gobiernos con las puertas abiertas al comercio internacional y por un Estado tecnológico, promotor del cambio y de insertarse en los retos del mundo moderno. El Sí al TLC implicó:

… no solo la formación de un grupo intelectual tecnocrático que ha funcionado como una especie de intelectual orgánico de la política transnacional, sino la formación de un sector de la clase dirigente que ha definido su proyecto como el convertirse en un socio menor del gran capital transnacional. Esta es la verdadera esencia del modelo neoliberal (Barahona, Fernández y Trejos, 2006, 25).

Argumentan esos autores que las oligarquías centroamericanas no tienen proyecto propio neoliberal: “Su proyecto es precisamente formar parte del proyecto de la otra parte” (Barahona, Fernández y Trejos 2006, 19). La otra parte de la contienda enfatizaba en que mediante este TLC se buscaba darle viabilidad a ese modelo neoliberal. Aspiraban a lograrlo con una legislación evidenciada en miles de folios escritos en un lenguaje técnico, imposible de entender para la gran mayoría de costarricenses. Ese proyecto entre otros aspectos:

… define reglas supranacionales, con consecuencias políticas, económicas y sociales de largo alcance para todos los pueblos centroamericanos, en áreas claves para el desarrollo y el combate a la pobreza, como la propiedad intelectual, el ambiente, la inversión, la agricultura, los temas laborales, las disputas judiciales, las políticas públicas y el papel del Estado (UCR, CU 2006, 4).

Uno de los puntos álgidos de la polémica lo generaron las repercusiones del TLC en la soberanía nacional. Con respecto al Estado costarricense, el Tratado está por encima de nuestras políticas y legislación, tal como lo analizó uno de los comunicados del Consejo Universitario de la Universidad de Costa Rica:

… contiene transformaciones radicales y profundas en la estructura y el funcionamiento del Estado costarricense, al limitar y redefinir el ejercicio de sus potestades esenciales. Estas transformaciones se traducen en pérdida de soberanía, pérdida de autonomía para establecer sus propias políticas de desarrollo, así como pérdida de su capacidad reguladora del Estado para ordenar, conforme al interés nacional, el desempeño de actividades productivas en su territorio… (UCR, CU 2006,4-5).

Vivencias académico-sociales en la UCR y en la región de Occidente

Mis experiencias de activista social me llevaron a involucrarme en espacios de participación político- social como los siguientes:

En el Frente de la UCR contra el TLC, que al alero del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS), localizado en la Sede Rodrigo Facio, hizo un llamado a la comunidad universitaria, donde participamos por al menos dos años. Allí nos encontramos con grupos de docentes e investigadores universitarios,4 con personal administrativo, con estudiantes, sin distingos de cargos académicos. Fue un espacio de análisis de coyuntura, de promoción de actividades de análisis dentro de la UCR y de incidencia política interna y externa, de coordinación de actividades masivas de difusión y movilización dentro de la Universidad y fuera de ella.

En la Sede de Occidente (SO), UCR, en la Comisión Ad hoc “Implicaciones del TLC en la sociedad costarricense”, constituida el 3 de noviembre de 2005, por la Dirección según oficio SO-D-1277 -05, en el marco del acuerdo del Consejo Universitario en su sesión ordinaria N.° 5012, artículo 7, del 14 setiembre de 2005. La comisión funcionó alrededor de tres años, guiada por este objetivo:

Promover la difusión bibliográfica -documental y el conocimiento de posiciones fundamentadas sobre la firma del Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica y Estados Unidos para que funcionarios docentes, administrativos y estudiantes interesados se informen y obtengan un panorama amplio y diverso acerca de sus implicaciones (UCR, SO, 2007a,1).

El director de la unidad académica Dr. José Ángel Vargas llamó a integrarse a esa comisión a docentes, a representantes del sector administrativo, a representantes del Sindicato de Empleados Universitarios (Sindeu), así como a la Asociación de Estudiantes de la Sede de Occidente (AESO). Las acciones de la comisión incluyeron a los recintos de San Ramón y Tacares, en el cantón de Grecia.

Desde este grupo de trabajo se siguieron estrategias de acción en tres niveles:

a) A nivel interno, promoción de espacios de información mediante proyección de documentales (videos independientes tales como Oro por cuentas de vidrio, Costa Rica Sociedad Anónima, Tigre suelto contra burro amarrado, La soya transgénica, entre otros), documentos, boletines, afiches y volantes; conferencias, mesas redondas (UCR, SO, 2007a,2-3).5

Otro ámbito de acción fue un profuso análisis crítico del proyecto de ley del TLC, para lo cual contamos con los aportes del mundo académico y especialistas como María Eugenia Trejos y Mauricio Castro en temas laborales; con Walter Antillón, Jorge Enrique Romero y Manrique Jiménez, en aspectos jurídicos, con Henry Mora y Luis Paulino Vargas en temas económicos, con Silvia Rodríguez -socióloga-, con Ronald Solís -sociólogo y empresario agrícola de Zarcero-, con Eva Carazo- psicóloga social- en temas de ambiente y agricultura, quienes analizaron implicaciones de la propiedad intelectual.

Además, participó en el grupo de especialistas el oceanógrafo Guillermo Quirós, quien aportó una nueva perspectiva: la defensa del mar territorial como patrimonio nacional. Hilda Chen Apuy (recientemente fallecida) ofreció una conferencia magistral con sus sabias reflexiones acerca de la espiritualidad y la paz en una sociedad amenazada por la pérdida de soberanía.

Montserrat Sagot puntualizó en su conferencia sobre las condiciones económicas y laborales que surgirían con la firma del TLC para las mujeres, particularmente para las de los sectores populares (UCR, SO, 2007a, 2-3).

También, se contó con los aportes intelectuales de distintos profesores universitarios, quienes colaboraron en el análisis de coyuntura del proceso social y político e histórico que se vivía en Costa Rica.6.

A nivel comunitario: La Comisión constituida en la SO, UCR, coordinó conpersonas particulares de la ciudadanía ramonense con organizaciones sociales y comunales de la localidad o con redes de articulación como la Coordinadora Ramonense de lucha contra el TLC (UCR, SO, 2007a, 4). Facilitamos los contactos con personas conferencistas y el acceso a documentos, boletines, videos informativos y analíticos. Se coordinó también la participación local en las principales manifestaciones de carácter nacional realizadas en ese periodo.

Incidencia política: una de las principales fue la recolección de firmas entredocentes, administrativos y estudiantes para enviar una carta al presidente de la Asamblea Legislativa, José Luis Valenciano Chaves, profesor universitario de la SO, UCR, quien presidía la comisión de asuntos internacionales, de gran importancia en las negociaciones del TLC. La carta,7 fechada 29 de noviembre de 2006, escrita en tono coloquial, decía lo siguiente en sus párrafos finales:

Don José Luis, considere esta carta escrita con espíritu universitario y patriótico, así como los argumentos expuestos con criterios de especialistas en las diversas materias, los cuales aparecen en los pronunciamientos del Consejo Universitario de nuestra Universidad de Costa Rica (Acta 5046, artículo 3, del 19 de abril de 2006); del Consejo Universitario de la Universidad Nacional Autónoma (Sesión Extraordinaria N.º 2758-394, del 22 de mayo de 2006) y del Concejo Institucional del Instituto Tecnológico de Costa Rica (Sesión Nº 2475, artículo 10, del 10 de agosto de 2006). Estos tres sólidos pronunciamientos escritos con rigor académico revelan que el documento firmado por los negociadores costarricenses en la capital de los Estados Unidos no debe ser ratificado por nuestra Asamblea Legislativa porque fue mal negociado. En síntesis en este Tratado se viola el ordenamiento nacional y el modelo de Estado y sociedad, de carácter social y de bienestar (Estado social: producto de las reformas sociales de 1943 y 1949) por cuanto se privilegia el mercado y el modelo económico neoliberal (a partir de los años ochenta, como efecto de la crisis de la deuda externa) por encima del Estado Social (justicia social, equidad, servicios públicos: educación, salud y vivienda) (Universidad de Costa Rica, Pronunciamiento del Consejo Universitario, Acta N.° 5046, 19 de abril de 2006).

La carta nunca fue respondida por el diputado José Luis Valenciano (UCR, SO, 2007a, 4), quien más allá de su condición de colega, profesor universitario, representaba al poder político de los grandes empresarios aliados con las compañías transnacionales defensoras del Sí al TLC.

Además, en incidencia política, la Comisión del TLC coordinó, a nivel interno, junto con la AESO y el SINDEU, las movilizaciones a las grandes marchas a nivel nacional, como la del 17 noviembre del 2005, la del 24 de octubre de 2006, la del 26 de febrero de 2007 bajo el lema “Un día por la patria” y la última de ellas, previa al referéndum del 7 de octubre, el 30 de setiembre de 2007, nunca vista en la historia de Costa Rica. De esas movilizaciones se puede obtener constancia en los periódicos nacionales de la época.8

Facilitación del proyecto de acción social llamado “Kioscos informativos sobre el referéndum y el TLC”: En el marco de una política universitaria del Consejo Universitario, liderado por la rectora Yamileth González, en la Vicerrectoría de Acción Social (VAS) se gestó en 2007 una actividad de Trabajo Comunal Universitario (TCU), que abrió las puertas a aquellos estudiantes que quisieran dedicar 150 horas (de las 300 establecidas en el reglamento) a labores informativas sobre el TLC en las comunidades, supervisadas por profesores universitarios y personal administrativo. La Sede se comprometió con esta directriz y con el apoyo de trabajadoras sociales de la VAS y de la coordinadora de TCU en la SO, se logró que unos 20 estudiantes matriculados en TCU, un conjunto de estudiantes becarios 11 y otro grupo de estudiantes en forma voluntaria -inscritos en la AESO- se involucraron en ese proyecto. Profesores coordinadores de TCU organizaron estrategias para facilitar la participación de estudiantes en las visitas a las comunidades, durante un período de unas cinco semanas. Se establecieron dos requisitos para realizar esa tarea: participar de una capacitación de unas ocho horas mínimo e integrar grupos conjuntos de estudiantes y administrativos para organizar los recorridos de campo. De esa manera, se visitaron los barrios del distrito central de San Ramón, distritos como Piedades norte, Piedades sur y San Juan. Además, se abarcaron algunos barrios de Palmares y otros de Grecia; labor organizada por la subcomisión integrada en el Recinto de Tacares. Asimismo, por iniciativa de algunas estudiantes se visitaron barrios populares de Ciudad Quesada (barrio San Martín y Gamonales). Incluso algunas estudiantes solicitaron a la SO incluir Pérez Zeledón,9 áreas geográficas que no se pudieron incluir por razones de distancia geográfica y carencia de transporte. Se llevaron a cabo actividades adicionales10 como las siguientes:

Distribución de boletines (kiosco informativo móvil) el día de la celebración cultural llamada “Entrada de los santos”, que se realiza todos los 30 de agosto en la ciudad de San Ramón de Alajuela.

La visita al Centro de Adaptación Social de San Ramón para distribuir materiales informativos a privados de libertad.

Visita a estudiantes de secundaria de los colegios Instituto Julio Acosta, al Julián Volio de San Ramón y al Liceo de Valle Azul (distrito de Ángeles), en los cuales había profesores interesados en abrir espacios informativos.

Visita de profesores a programas radiales en Radio Sideral y Radio 16 en Grecia para informar y exponer sobre implicaciones del TLC. Fue una tarea voluntaria. Se realizó fuera de horario laboral.

Una valoración de la importancia de ese trabajo lo registra la autora, en esta nota, dirigida a la comunidad universitaria:

Hemos encontrado que mucha gente, sobre todo de bajo nivel educativo, no cuenta con una posición clara, pues o no están informadas suficientemente o porque están confundidas con la información que han visto en la televisión o en los periódicos de circulación nacional11 (Hannia Franceschi, 25 de setiembre de 2007).

La incidencia política en las luchas del TLC no fue unidireccional; implicó momentos de confrontación ideológica-político en el espacio universitario y local. San Ramón no fue la excepción, pues algunos sectores empresariales preguntaban por qué la UCR -SO solo trabajaba por el “No”. Fue así como el señor Abraham Vargas Q. (ligado a la Cámara de Comercio y a nombre de la Alianza Ciudadana por el SI), solicitó el apoyo del director de la Sede Occidente para un foro (más bien conferencia) que daría Lic. Otto Guevara Guth sobre alcances y beneficios del TLC. La actividad se realizaría en un auditorio de la SO y estaría apoyada en la organización por el estudiante Luis Alberto Ramírez Calero, (Carta fechada 25 de setiembre de 2007, dirigida al director de la Sede de Occidente Dr. José Ángel Vargas).

Lo antes expuesto da cuenta de un proceso inédito en la UCR, Sede de Occidente, pues nunca se había vivido un despliegue de información, análisis y discusión sobre un tema relacionado con el desarrollo económico social de Costa Rica, la defensa de las instituciones símbolo de la salud pública y de la seguridad social como la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), así como aquellas que garantizan el acceso a las energía y telecomunicaciones: el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) y el acceso a la educación superior pública, como la Universidad de Costa Rica (UCR), la Universidad Nacional (UNA), la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y el Instituto Tecnológico de Costa Rica (ITCR).

Merece destacar el interés regional con los temas de propiedad intelectual regulados por el TLC, relacionados con las patentes de semillas y rezagar la práctica campesina de intercambio de semillas criollas, con lo cual se abriría las puertas del mercado nacional a la importación de granos básicos, base de la seguridad alimentaria de la población costarricense.

Sin duda, la comunidad de estudiantes, personal docente y administrativo de la UCR se movilizaron ante la amenaza de la firma de un tratado internacional que afectaría las potestades de la Asamblea Legislativa para crear o modificar las leyes nacionales relacionadas con su modo de vida y estado de derecho. Esa incertidumbre fue un factor que sensibilizó a las comunidades y sectores sociales de la región de Occidente.

Reflexiones de una experiencia12

Los alcances de las acciones colectivas protagonizadas por el movimiento del No al TLC se pueden pensar desde distintas perspectivas teórico-conceptuales y obtener distintas conclusiones. Con base en la consulta de algunos autores especialistas en la teoría de movimientos sociales, reflexionamos -a modo de primera aproximación- lo que nos estimula esta experiencia vivida hace once años.

¿Por qué fuimos parte de ese movimiento contra el TLC?

Nos movemos en sociedad, como ciudadanía activa, cuando nos sentimos parte de un nosotros, de un colectivo que quiere manifestarse en una sola voz y así fue en ese proceso de acumulación de fuerza social y política desde del 2004 hasta el 2008.

¿Quiénes nos movimos como ciudadanía, como pueblo costarricense, en general, y a nivel local?

Una heterogeneidad de sectores y gama de ciudadanías (distinto de individuo o personas). Ciudadano y ciudadana es quien siente tener derechos consagrados en la legislación nacional e internacional de derechos humanos. Sectores no oficiales de la iglesia católica,13 agricultores-as, artesanos-as, pequeños propietarios-as, estudiantes, empleados-as públicos, trabajadoresas independientes, mujeres jefas de familia, entre otras.

¿Por qué nos movilizamos? ¿Qué nos unió como costarricenses en esta lucha contra el TLC?

Consideramos que el sentido de identidad nacional nos despertó un sentimiento patriótico, que nos sensibilizó ante una amenaza externa, de parte de actores internacionales, aliados con empresarios costarricenses por intereses comunes en grandes negocios, en los que estarían en riesgo nuestras riquezas naturales y nuestras instituciones públicas garantes de la seguridad social, de la estabilidad social y la paz.

Pese a la diversidad de los actores y los sectores sociales y políticos que apoyaban el No al TLC, podemos afirmar su carácter patriótico, que colocó al héroe de la patria Juan Rafael Mora Porras y a la campaña nacional de 1856 en la escena política nacional. Coreamos en las manifestaciones más de una vez, junto al cantautor costarricense Dionisio Cabal: “Ha llegado la hora, de Juanito Mora“.

Ese sentimiento de la patria amenazada se exacerbaba, cuando los sectores afines al Sí al TLC nos lanzaban epítetos peyorativos como gente aferrada al tradicionalismo, al conservadurismo, temor al cambio, no capacidad de generar propuestas de desarrollo; mientras los del No al TLC hablábamos de la defensa del Estado de bienestar, de un modelo de desarrollo nacional (con relativa autonomía del mercado internacional), que no desplazara a los productores del mercado interno.

En síntesis, identidad nacional, defensa de la soberanía nacional, como se expresó en los lemas de algunos signos externos14 (volantes, calcomanías, desplegables):

Porque Costa Rica no se vende, mi corazón dice No al TLC.

Este 7 de octubre todos a votar por Costa Rica con el corazón de la patria, votemos NO TLC.

¿Cómo nos organizamos dentro del No al TLC? ¿Qué tipo de movimiento fue este del No al TLC?

En este movimiento en contra del No al TLC llamaron la atención las variadas formas organizativas y de expresiones de lucha: pasacalles, teatro popular, grafitis, carteles, declaraciones a nivel radial y escrito, un autobús que recorría todo el país llamado “la cazadora del NO al TLC”, manifestaciones pequeñas y otras multitudinarias, entre otras. En eso se asemejó a las características de los nuevos movimientos sociales, distante del repertorio de las estructuras rígidas de los sindicatos y las organizaciones campesinas.

En el país se integraron diferentes redes de asociatividad, tales como frentes universitarios, comités patrióticos en distintas localidades del país, el comité de las barras de la Asamblea Legislativa (integrado por señoras y señores que diariamente hacían presión ante los y las diputadas que discutían sobre el proyecto del TLC), las Damas de blanco y grupos de jóvenes que hacían teatro callejero en las manifestaciones, así como redes informales, todas unidas por un sentimiento de comunidad/es patrióticas.

En esas articulaciones hubo un liderazgo compartido, pues no se dependía de una o pocas personas en la conducción u organización de las movilizaciones y actos político-culturales. Esa característica constituyó un acierto para estimular la creatividad en las formas de lucha y le dio fluidez a las acciones colectivas.

Estábamos frente a un movimiento donde la clase social, la edad, el género y la etnia no fueron determinantes para identificarse con el “No”. Tampoco las creencias religiosas, tal como se anotó en una cita previa.

No obstante, allí estribaron algunas de sus limitaciones: la heterogeneidad de los actores y sectores sociales articulados en la lucha del No al TLC dificultó profundizar discusiones para la búsqueda de consensos después del referéndum. No se compartía al interior del bloque del “No” el horizonte alternativo de la Costa Rica del futuro. Dicha situación conflictiva, que empezó a evidenciarse en el periodo de la discusión legislativa de la agenda de implementación después de octubre de 2007. Se habló de renegociar el TLC por parte de algunos sectores; otros estaban totalmente opuestos. La alianza tácita gestada previa al referéndum empezó a debilitarse, a expresar fisuras por la diversidad de actores y sectores sociales.

¿Qué pasó tras el referéndum? Declive del movimiento del NO al TLC

Creíamos que podíamos ganar las elecciones nacionales del 2010. Empero, no teníamos un proyecto compartido de país, de nación. Éramos un movimiento reactivo y teníamos claro el horizonte inmediato, pero no el devenir. Sin duda, no fue un movimiento antisistémico, pues lo que se buscaba era detener la aprobación de una legislación que se consideraba un atropello a la dignidad nacional y un riesgo de expropiación legal de nuestras riquezas naturales e instituciones públicas.

La ventaja relativa de contar con liderazgos compartidos, más que una fortaleza, fue una debilidad porque generó poca capacidad de diálogo. Veamos, al respecto, un resumen de dos documentos de actores protagonistas en la lucha del “No”:

Nos preguntamos ante esta situación: ¿Cómo es posible que, a menos de 20 días de realizado el referéndum, la poderosa unidad a la que tanto temían Casas y el diputado Sánchez en su memorándum15 aun se pueda debilitar? Los que firmamos este documento creemos que es imprudente atizar una guerra de posiciones sobre quien dirige o quien no dirige el movimiento contra el TLC. Los que convocaron para la asamblea del 13 tenían derecho a hacerlo. Los que están convocando para la asamblea del 27 también tienen derecho a hacerlo. Pero a lo que ninguno de los dos sectores tiene derecho es a enfrascarse en una disputa por la dirección del movimiento sacrificando la esencia de nuestra lucha patriótica. Hoy, nuestra tarea principal es oponernos a la agenda de implementación) (Mauricio Mora Barquero y otros 2007. Llamamos a la unidad del movimiento contra el TLC, correo electrónico, 23 de octubre).16

Mientras tanto, por parte de otro sector involucrado, se hizo un llamado a se/ guir luchando, pero desde otra perspectiva organizativa:

El Movimiento Patriótico No al TLC no es un partido político. No pretende serlo y no debe comportarse como si lo fuera. Su característica más sobresaliente es la amplitud de pensamientos, su pluralidad política, su diversidad ideológica y su democracia participativa. Nos une, sin duda, el rechazo al TLC y todo lo que este nefasto Tratado (y en general, el mal llamado “libre comercio”) implica para el estilo de desarrollo y las formas de convivencia de nuestrospueblos. El principal objetivo de este encuentro es consolidar la unidad de todo el movimiento, así como discutir y, eventualmente, tomar decisiones y sugerir acciones, sobre las formas de lucha que nos permitan enfrentar y derrotar la agenda de implementación, a fin de que el tratado no entre en vigor. Otras mociones versan sobre el resultado del referéndum, la campaña de denuncia del fraude mediático ejecutado y la campaña de boicot comercial contra el Grupo Nación y Repretel, entre otras (Henry Mora Jiménez 2007. Sobre el Encuentro del 27 de octubre).17

Esos llamados a la unidad fracasaron. No fue posible articularse nuevamente, pues en la Asamblea Legislativa y en los sectores movilizados se desgranó el NO, precisamente por lecturas políticas distintas de lo que procedía ante el hecho consumado de que ganó el Sí al TLC. Empero, sobrevivieron algunos grupos como los comités patrióticos, así como otros sectores que siguieron autoconvocándose para luchas y protestas regionales y sectoriales, pero no se lograron articular movilizaciones de carácter nacional; el bloque del No al TLC ni siquiera alcanzó articular agendas en un solo partido político para participar en las elecciones de 2010. De esa manera, las estrategias neoliberales y conservadoras se han ido posicionando, ante movimientos sociales populares fragmentados en su conjunto, con poca capacidad reactiva y menos propositiva.

¿Cuáles escenarios se abrieron tras la firma del TLC?

Si algo se puede rescatar de la fragmentación política después del referéndum, es la semilla de mayor interés en la política, que había sido impulsado desde el año 2000 con las movilizaciones contra el combo ICE (leyes para quitar el monopolio de las telecomunicaciones al ICE) sostenido con otras fuertes movilizaciones en 2005.

Al respecto, en la UCR, SO, la comisión institucional sobre el TLC se refundó con otra perspectiva: “Comisión de Análisis de la coyuntura nacional y perspectivas de desarrollo integral”. Se conformó por un llamado de la dirección de la Sede de Occidente, con el objetivo de “generar una reflexión significativa en torno a las diferentes situaciones que enfrenta nuestro país en la actualidad, ya sean económicas, sociales, ideológicas y políticas, y que afectan a la educación superior y por tanto a nuestras comunidades” (UCR, SO. 2009. Ref. Oficio SO-D-549-09, 18 de marzo).

Esa comisión funcionó por unos dos años más y le dio seguimiento al clima de discusión y reflexión generado por la movilización ciudadana en torno a las amenazas del TLC.

Sin embargo, más bien en el presente, estamos ante un escenario en el que el modelo neoliberal se ha ido consolidando y conservadurismo se expresa en una tendencia al individualismo y a la preocupación por la sobrevivencia familiar y personal por encima de lo colectivo.

El desencanto en la política se ha manifestado con un abstencionismo cercano a una tercera parte del padrón electoral en las últimas elecciones nacionales, así como el triunfo del partido Liberación Nacional (impulsor de la Alianza Ciudadana por el SI al TLC) en 2010, con la presidencia de Laura Chinchilla. Y si bien ese partido no ganó en el 2014, ya que la presidencia la alcanzó Luis Guillermo Solís, del partido Acción Ciudadana (partido que formaba parte del No al TLC), el partido Liberación Nacional logró una mayoría parlamentaria que le permitió, en alianza con otros partidos conservadores, dominar la Asamblea Legislativa.

Ese predominio de partidos políticos que apoyan el modelo neoliberal y con un TLC, ya en vigencia, ha acentuado las condiciones de empobrecimiento y una tendencia desigualitaria en la sociedad costarricense, tal como lo podemos apreciar en estos datos:

En el 2015, un 21,7 % hogares costarricenses se encontraban en condición de pobreza y de ellos un 7.2 % en condición de pobreza extrema, equivalente a 104.712 hogares. Los porcentajes anteriores aumentan aún más si se realiza el cálculo por persona, pues se debe tomar en cuenta la existencia de hogares realmente numerosos. En términos absolutos, 1 137.881 personas tienen ingresos por debajo de la línea de pobreza; es decir, el 23,6 % de la población total, de las cuales, 374 185 personas (un 7,8 %) están en condición de pobreza extrema (Programa Estado de la Nación 2016, 50).

En 2013, “la mitad de los hogares de los menores ingresos (primeros cinco deciles) percibían solo un 19 % de los ingresos totales, en tanto que el 20 % de los mayores ingresos (quinto decil) absorbe la mitad” (Programa Estado de la Nación 2014, 20).

Entre 2010-2014, una vez más los ingresos de las clases altas y de los medianos empresarios y profesionales tuvieron el mayor crecimiento, seguidos por los pequeños propietarios y los otros trabajadores. El ingreso de los obreros agrícolas se mantuvo estancado, al igual que el de los obreros industriales. Entre 2013 y 2014, casi todas las clases sociales, excepto la clasificada como alta, los obreros industriales y los otros trabajadores mostraron una contracción real en sus ingresos… La clase alta percibió casi 600 000 colones más entre esos años, en los medianos empresarios y profesionales el aumento fue de casi 100 000 colones en las clases intermedias. En el caso se los pequeños propietarios y los obreros en servicios fue de casi 15 000 colones, mientras que en los obreros agrícolas dejaron de percibir 5000 colones (Programa Estado Nación 2014, 95).

Esos datos permiten visualizar que las personas en condición de pobreza están en el extremo inferior de la distribución del ingreso y, por ende, carecen de recursos suficientes para satisfacer un conjunto de necesidades que son básicas para vivir dignamente.

En ese contexto, no es de extrañar que la violencia social y la desesperanza prolifere a nivel individual y en los movimientos sociales. Observamos, hoy, un sentido común de temor por el futuro, un miedo a la incertidumbre. Se generaron estas expectativas, en muchos casos, por campañas emprendidas por medios de comunicación orientados a fomentar la disgregación de los sujetos colectivos.

En el plano ideológico se acentúan las intolerancias y la tendencia de los movimientos sociales contestatarios a la desarticulación organizativa, con ligeras excepciones en organizaciones y redes ambientalistas, movimientos de mujeres, entre otras.

Surge esta pregunta ¿Adónde quedaron las ideas defendidas por el No al TLC, que defendían el modelo de desarrollo basado en un estado social y solidario?

¿Qué estamos haciendo o podríamos hacer para contrarrestar ese sentido común que nos induce a la búsqueda de respuestas aisladas ante la inseguridad económica y el temor a los desastres naturales? ¿Será posible propiciar espacios de encuentro colectivos en las comunidades, en espacios sectoriales personalizados o virtuales para explicar lo que sucede y construir tejido social contrahegemónico, en torno a los mejores valores del humanismo y de la solidaridad, tendiente a incluir a las mayorías excluidas y empobrecidas?

Como intelectuales de la academia y de la sociedad (sentido de intelectual orgánico de Gramsci, que define como intelectual a toda persona que piense, que analice, que investigue) tenemos el desafío de participar en colectivos para generar estrategias de desarrollo poscapitalistas,18 aquellas que se basen en lo mejor de las experiencias de América Latina y del mundo, que den otros rumbos a esta sociedad que tanto criticamos.

Cualquier espacio es válido para participar: las organizaciones comunales, el espacio cultural, el partido político de nuevo tipo, las redes sociales constructivas que no excluyan al otro/otra diferente (a veces porque sus integrantes tienen distintas perspectivas sobre la estrategia o porque tienen un prejuicio, que su experiencia o conocimiento analítico no les ha permitido romper).

A manera de epílogo

A partir de experiencias que vivimos personal y colectivamente, once años antes en Costa Rica: la participación en el movimiento social No al TLC, de gran trascendencia y duración, analizamos el desenvolvimiento de algunas aristas en la región occidental del Valle Central, las cuales aún nos interrogan no solo para comprender lo que pasó, sino para obtener algunos aprendizajes para el tiempo presente y asumir el futuro.

Destacamos el carácter de movimiento social heterogéneo en su composición social, en sus vertientes ideológicas (con el eje común de la defensa de la soberanía nacional y el legado histórico de lucha contra el modelo neoliberal), en sus repertorios de lucha y formas organizativas, en la integración de género, clase, etnia y de adscripción religiosa.

Se forjó una identidad patriótica, que marcó la defensa del Estado social y la defensa de la naturaleza frente a las amenazas del extractivismo como forma de acumulación en tiempos neoliberales. Esos ejes comunes del No al TLC alimentaron un movimiento social que no trascendió su carácter reactivo y allí estribaron limitaciones visibles en su declive como movimiento nacional, tras el referéndum el 7 de octubre de 2007.

Este análisis nos acerca a un nuevo horizonte, a partir de los aprendizajes de la experiencia que vivimos hace una década. En palabras de Rauber (2006), se trata de desafíos relacionados con el papel de intelectual orgánico:

La construcción de un nuevo pensamiento estratégico no puede considerarse tarea aislada de intelectuales individuales. En la obra colectiva de resistencia, luchas y construcciones de los pueblos está contenido, en parte, el nuevo pensamiento sociotransformador (latente, fragmentado, inconcluso...). En ella, cada actor sociopolítico colectivo e individual aporta y crea desde prácticas diversas, apelando a sus tradiciones de luchas o ensayando otras nuevas (162-163).

Queda pendiente seguir pensando con mayor profundidad las interpretaciones del significado de la lucha contra el TLC en la ciudadanía, en sus activistas y en la academia, en la búsqueda de explicaciones que sirvan de base para plantearse líneas de reconstrucción de sociedades más igualitarias, inclusivas y auto determinantes de sus destinos.

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1La autora agradece a Sandra Cubero, funcionaria administrativa pensionada de la UCR, SO, por sus gestiones, en setiembre de 2017 para acceder al archivo documental que permitió localizar fuentes básicas en la elaboración de este trabajo. La colaboración, al respecto de Ana Sojo, profesional en Archivística de la Biblioteca Arturo Agüero, de la SO, UCR, fue fundamental.

2El trámite legislativo del TLCCA inició en abril de 2006, cuando la saliente administración Pacheco envió el Tratado a la Asamblea Legislativa, después de dos años de resistirse a hacerlo (Programa Estado Nación 2008, 295).

3Se contabilizaron en el conteo final del Tribunal Supremo de Elecciones 8609 votos en blanco y 1603 votos en blanco.

4La directora del Instituto de Investigaciones Sociales, en 2007, Ciska Raventós Vorst, tuvo una participación en este período, no solo en la apertura del espacio de análisis de coyuntura, sino en la promoción de debates con especialistas en temas del TLC, que culminaron con publicaciones académicas.

5Asimismo, se hizo referencia a esas proyecciones de documentales en UCR, SO 2006. Circular a la comunidad universitaria de la Comisión de Análisis y discusión del TLC, N.° 2. Ciclo de proyección digital en la Semana de bienvenida al I ciclo lectivo. San Ramón de Alajuela, 9 de marzo.

6Entre ellos Luis Arturo Chaves y Rocío Hartley (economistas), Gerardo Contreras (historiador), Roberto Ayala y José Carlos Chinchilla (sociólogos), Alberto Hamer Salazar (biólogo) y Ángel Blas (sociólogo ya fallecido).

7La autora dispone de esta carta en sus archivos digitales, la cual fue redactada por integrantes de la Comisión Institucional Ad hoc “Implicaciones del TLC en la sociedad costarricense”, entre ellos Óscar Montanaro Meza, Sandra Cubero Cubero y Hannia Franceschi Barraza. La Comisión integrada mediante oficio de la UCR: SO-D-127705 con fecha 3 de noviembre del 2005.

8Evidencia la magnitud de estas manifestaciones las fotografías de portadas de los diarios Extra, N.° 048 del martes 27 de febrero de 2007 de La República del 27 de febrero de 2007 y de La Nación de la misma fecha, aunque paradójicamente anotó este titular: “Manifestación contra el TLC reunió a 23 500”

9UCR, SO 2007. Acta de la reunión celebrada el 19 de setiembre de 2007, punto 1 y puntos varios.

10Estas actividades fueron verificadas en los archivos impresos de la autora derivados de su participación como académica integrante de la Comisión de Análisis de las implicaciones del TLC en la sociedad costarricense.

11Se hace referencia a una nota de la autora Hannia Franceschi, dirigida a la comunidad universitaria de la Sede de Occidente, UCR, en su calidad de integrante de la Comisión de Análisis de las implicaciones del TLC en la sociedad costarricense, 25 setiembre de 2007.

12Las teorías de movimientos sociales nutren las reflexiones de este apartado. Principalmente, consultamos en este trabajo a Tarrow, Sidney, 2004. El poder en movimiento. Los movimientos sociales, la acción colectiva y la política. Traducción de Francisco Muñoz de Bustillo. Madrid: Alianza Editorial. Primera edición en inglés, Cambridge University Press, 1998. También, hemos considerado a Garretón, Manuel, 2002. “La transformación de la acción colectiva en América Latina”. En Revista de la CEPAL N.° 76. Naciones Unidas: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

13Obispo emérito de la Iglesia Católica Ignacio Trejos, de Pérez Zeledón. Editó un pequeño volante, sin título, en el que afirmaba: “Nuestra arma: el poderoso bolígrafo. Dios está con su pueblo. No contamos con sumas millonarias. Vale más la dignidad.

14Parte de la creatividad en signos externos se puede consultar en La memoria gráfica Nosotros. 2008. San José: Editorial Librería Alma Mater, edición de Yamileth Angulo, con fotografías donadas por una diversidad de ciudadanía, en forma gratuita. En su portada se presenta como “un libro para revivir el espíritu del pueblo que se unió por una causa patriótica. Nuestro corazón no dejará de latir…la lucha continúa”.

15Se hace referencia al llamado “Memorándum del miedo”, documento de 2007, publicado por el Semanario Universidad. Fue escrito por el vicepresidente de la república Kevin Casas y el diputado Fernando Sánchez, ambos del partido gobernante Liberación Nacional). Su “…objetivo principal ha sido impulsar los miedos colectivos hasta desembocar en un pánico generalizado ante la amenaza de que, si no se firmaba el TLC, Costa Rica se quedaría sin mercado para la producción nacional (Giralt, Marielos 2017, 30, Opinión).

16Ese documento, “Llamamos a la unidad del movimiento contra el TLC”, es un escrito que circuló mediante correo electrónico masivo pocos días después del referéndum sobre el TLC. Fue firmado por 14 líderes regionales de la lucha de NO al TLC, entre ellos Heidy Murillo Quesada y Edgardo Araya Sibaja, quienes figuraron como reconocidos líderes ambientalistas y desempeñaron un papel activo, principalmente, en la región occidental y en la zona norte. Solicitaron enviar firmas a este sitio web: http://llamadoalaunidad.blogsp ot.com

17Texto extraído de correo electrónico dirigido a la autora y a otras activistas del movimiento del No al TLC por parte del profesor universitario Henry Mora Jiménez, quien tuvo una participación destacada en la lucha del No al TLC, como intelectual del área de economía política.

18Hacemos referencia al planteamiento de Dierckxsens, Wim 2009. La crisis mundial del siglo XXI. Oportunidades de transición al poscapitalismo, Bolivia: Departamento Ecuménico de Investigaciones (DEI) y Ediciones desde abajo.

Recibido: 23 de Marzo de 2018; Revisado: 04 de Julio de 2018; Aprobado: 25 de Julio de 2018

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