La diversidad de flora presente en los trópicos tiene relación con la posición geográfica y los factores climáticos (Holtz, 2003; Vargas, 2010; Rodríguez, 2011; Contreras & Méndez, 2014), especialmente con el viento, la precipitación y la temperatura (Talora & Morellato, 2000; Alvarado & Foroughbakhch, 2002; Aguirre & Chamba, 2010; Cifuentes et al., 2010; Contreras & Méndez, 2014), que de forma directa o indirecta afectan la fisiología de las plantas y otros seres vivos como los líquenes (Barreno & Pérez, 2003).
El territorio costarricense se ubica en el Hemisferio norte, entre los 84° de longitud y 11° de latitud, posición que le confiere un clima tropical (Muñoz et al., 2002) con temperaturas que varían poco a lo largo del año (Corrales, 2010) y precipitaciones relativamente estables donde se presentan meses secos producto de la acción de los vientos (Solano & Villalobos, 2001); también se presentan microclimas característicos en cada región.
Las condiciones climáticas de la Gran Área Metropolitana de Costa Rica (GAM) son determinadas por los vientos Alisios del noreste y los del norte (Muñoz et al., 2002; Lizano, 2007; Cascante-Marín, 2012). Se tiene un promedio anual de 12 horas de luz y una temperatura promedio anual entre los 21°C y los 27°C, entre noviembre a diciembre se da la época más fría y de marzo a mayo la más caliente (Corrales, 2010). La precipitación mínima ronda entre los 1 200mm y 800 mm por año y existen variaciones a nivel nacional que permiten establecer claramente dos regiones tropicales: la lluviosa, entre mayo a noviembre; la seca, con poca lluvia, va de diciembre a abril (IMN, 2008).
Las condiciones climáticas y microclimáticas crean ambientes donde se desarrollan los líquenes (Méndez & Fournier,1980; Monge-Nájera et al., 2002; Hawksworth et al., 2005; Rubiano & Chaparro, 2006; Aptroot & Herk, 2007; Sáenz et al., 2007; Anderson et al., 2008; Lijteroff et al., 2009; Neurohr et al., 2011; Herrera & Peñafiel, 2013), que requieren de la luz directa del Sol o de la irradiada o refractada, de la humedad (Barreno & Pérez, 2003), del viento (Schipperges, 1992; Barreno & Pérez, 2003; Pinzón & Linares, 2006) y de la temperatura (Pinzón & Linares, 2006). Mientras estén bien hidratados pueden soportar temperaturas extremas superiores al nivel óptimo o inferiores a él y, recuperan sus funciones vitales cuando las condiciones ambientales son las óptimas.
Dado que su distribución está condicionada por la posición geográfica y los factores climáticos, en el Hemisferio Norte, la mayor abundancia de líquenes se da en el lado norte de los troncos de los árboles, debido a que está menos soleado y conserva más humedad (Molina & Probanza 1992; Riquelme, 2008), con base en esa premisa cabe plantearse la siguiente interrogante: ¿Cuál punto cardinal (lado) del árbol y época es donde se presenta el mayor porcentaje de cobertura de líquenes en parques municipales del Gran Área Metropolitana de Costa Rica? Para darle respuesta decidimos analizar si el porcentaje de cobertura de líquenes varía durante la época seca y lluviosa y según el punto cardinal del árbol en diez parques municipales de la GAM.
Métodos
Se escogieron diez parques municipales de tres provincias del Gran Área Metropolitana de Costa Rica, en cada uno se eligieron ocho árboles: tres del lado norte, dos ubicados en el centro y tres del lado sur.
Parques de San José: Sabanilla, Guadalupe, Plaza de la Cultura y la Merced.
Parques de Cartago: Plaza Mayor (Las Ruinas), San Rafael de Oreamuno y al central de Tres Ríos
Parques de Alajuela: Central, Palmares y Cementerio
El estudio se llevó a cabo en la época seca, fecha de muestreo: 3 de mayo de 2013, y en la lluviosa, fecha de muestreo: 10 de junio de 2014 (Cuadro 1).(Figura 1)
Se muestreó un total de 80 árboles de distintas especies con líquenes. En los cuatro puntos cardinales de cada uno se midió el porcentaje de cobertura de líquenes, se recolectó un total de 640 datos de porcentaje de cobertura (320 para la época seca y 320 para la lluviosa).
El porcentaje de cobertura se midió en cada árbol a una altura de 150cm del suelo, se usó una plantilla transparente que contiene 100 puntos ubicados de manera aleatoria, cada punto representa el 1% (Monge-Nájera et al., 2002).
Resultados
En general, se verifica mayor cobertura de líquenes en la época lluviosa en relación con la época seca (K. W. = 12,79, gl = 1, p = 0,000) y de acuerdo con la orientación, el norte presenta un porcentaje de cobertura más alto de líquenes (K.W. = 9,73, gl = 3, p = 0,021). Por otra parte, en la época seca no se registran diferencias significativas entre los puntos cardinales, mientras que en la época lluviosa hay mayor cobertura en el oeste (K.W. = 2,145, gl = 3, p = 0,034) y en el sur (K.W. = 2,127, gl = 3, p = 0,033).
Discusión
Los líquenes son muy sensibles a las concentraciones de los contaminantes que reducen su crecimiento y desarrollo (Mendoza, 2012; Root & McCune, 2012); por lo tanto, cuanto más contaminada este una zona, menor será el porcentaje de cobertura en los troncos de los árboles (Méndez & Fournier, 1980; Neurohr et al., 2011); esto podría explicar nuestros resultados, donde son muy pocos árboles los que cuentan con coberturas de líquenes superiores al 40%.
También, la comunidad de los líquenes mantiene relación directa con el clima, la vegetación, la distribución general del sol (Root & McCune, 2012), la posición geográfica (Barreno & Pérez, 2003) y la humedad (Pérez & Watteijne, 2009; Vásquez, et al., 2006). En la estación húmeda se cuenta con las condiciones propicias para el desarrollo y multiplicación de los talos (Lijteroff et al., 2009) y al estar hidratados se vuelven más resistentes a cambios extremos de temperatura (Barreno & Pérez, 2003); por lo tanto, el porcentaje de cobertura de líquenes en troncos es mayor en la época lluviosa (Neurohr et al., 2011), similitud que comparten nuestros resultados.
Las condiciones climáticas óptimas permiten el desarrollo y crecimiento de los líquenes alrededor de todas las caras del árbol (Eguiguren & Ojeda, 2009); sin embargo, se dan diferencias en cuanto al porcentaje de cobertura presente en sus lados. En el Hemisferio Norte, el lado norte recibe menor insolación y hay mayor grado de humedad que favorece el crecimiento de los líquenes (Molina & Probanza 1992; Riquelme, 2008). En los forófitos de roble se encontraron diferencias entre la cobertura de los epifitos, siendo mayor en la orientación norte (Molina & Probanza 1992). En nuestro estudio quedó evidente que el lado norte es que presentó el mayor porcentaje de cobertura.
La existencia de microclimas es un factor que influye en la abundancia de líquenes, donde la iluminación, la humedad y la poca influencia del viento crean las condiciones propicias para su crecimiento y desarrollo (Molina & Probanza 1992). En un robledal de Somosierra (Madrid), la orientación norte es más húmeda y allí se encontró un porcentaje más alto de cobertura de líquenes (Molina & Probanza 1992); en San Luis y Juana Koslay (Argentina), fue el lado sur el que presentó mayor cobertura, debido a que presenta la menor exposición solar durante el día y recibe menos contaminación (Lijteroff et al. 2009); situación similar se dio en La Quebrada de la Plata, Maipú, Santiago de Chile, debido a que los líquenes foliosos prefieren lugares poco soleados, en este caso el lado sur del tronco; mientras que los fruticosos prefieren orientaciones más iluminadas como las noroeste (Riquelme, 2008). En Washington, Oregón y California, se determinó que las coberturas de líquenes no seguían una tendencia clara en el gradiente noreste-suroeste, debido a que no lograron encontrar una regresión que entregara un coeficiente de determinación aceptable (Jovan, 2008). En nuestro estudio fue en la época lluviosa y en los lados oeste y sur donde se presenta la mayor cobertura de líquenes, esas áreas son las que cuentan con menor influencia de la contaminación ambiental transportada por el viento (Neurohr et al., 2011).
Se concluye que los líquenes se distribuyen en los cuatro lados del tronco de los árboles y, las diferencias en cuanto al mayor porcentaje de cobertura en uno de sus lados son debidas a la posición geográfica y al clima de cada región. En los países del Hemisferio Norte, como es el caso de Costa Rica, se da un clima que posibilita el hábitat adecuado en humedad y temperatura para el desarrollo de los líquenes, en donde, los árboles a una altura de 150cm del suelo cuentan con iluminación y humedad ambiental adecuadas y están más protegidos del viento; por lo tanto, la luz del Sol no da directamente en el tronco y así las cortezas de los árboles raramente se secan y es en el lado norte de los troncos donde más colonizan las poblaciones de líquenes.