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Revista de Estudios Históricos de la Masonería Latinoamericana y Caribeña

versão On-line ISSN 1659-4223

REHMLAC vol.12 no.1-2 San Pedro, Montes de Oca Jul./Dez. 2020

http://dx.doi.org/10.15517/rehmlac.v12i1-2.40744 

Artículo

El masón Simón Bolívar entre el mito y la verdad histórica

The Freemason Simón Bolívar between myth and historical truth

José Antonio Ferrer Benimeli1 

1Universidad de Zaragoza, España

Resumen

La figura de Simón Bolívar con relación a la masonería, así como del resto de los próceres de las independencias hispanoamericanas sigue controvertida a pesar de las investigaciones que se han venido sucediendo estos últimos años para aclarar la cuestión. Se trata pues de actualizar los conocimientos históricos –no masónicos ni antimasónicos- sobre esa relación a través de los últimos estudios.

Palabras-clave: Bolívar; Masonería; Historia; Mito; Latinoamérica

Abstract

The figure of Simón Bolívar in relation to Freemasonry, as well as the rest of the heroes of Spanish American independence, remains controversial despite recent research to clarify the issue. It is therefore a matter of updating historical knowledge -neither Masonic nor anti-Masonic- about this relationship through the latest studies.

Key words: Bolívar; Freemasonry; History; Myth; Latin America

Introducción

Este trabajo es continuación y complemento del publicado en 1983 con motivo del bicentenario del nacimiento de Simón Bolívar (Caracas, 24 julio 1783) y de los presentados en 2014 en Cartagena de Indias en el IX Coloquio de Historia Social y de las Ciencias “La Masonería y la Independencia Americana” (Gran Logia Nacional de Colombia, 20-24 marzo); en 2017 en México en el Coloquio Internacional “Masonería y Sociedades Secretas” (UNAM, 12-13 junio) y en 2019 en Gijón (España) en el “Seminario permanente interdisciplinar de las masonerías” (Biblioteca Jovellanos, 22-25 febrero)1.

Los cuatro textos fueron escritos con la intención de superar ‘ideas, prejuicios y mitos’2. Prejuicios y mitos que a fuerza de ser repetidos una y otra vez, al margen de la más elemental crítica histórica, han llegado a convertirse en dogmas históricos, poco menos que inamovibles, a pesar de su fragilidad histórico documental.

Este enfoque afecta, especialmente, a la presunta o real pertenencia a la masonería de los llamados próceres de la Independencia americana y en particular al caso del libertador Simón Bolívar3, el único de los que hay constancia documental fidedigna de que perteneció a una logia masónica, al menos en un período breve de su vida. Lo que no ocurre, por ejemplo, con Miranda, San Martín4, O’Higgins, Sucre y tantos otros convertidos en héroes y símbolos de la patria y de la masonería, aunque su filiación masónica no siempre resulte clara o tan suficientemente probada como la de Bolívar. Aquí, como afirma Alain Keghel, “la leyenda y el imaginario han jugado un papel importante en la constitución de un corpus histórico-legendario, teñido a veces de una cierta fantasía”5.

Precisamente, uno de los problemas previos que conlleva el estudio biográfico de Simón Bolívar es el carácter confuso y polémico que supone su iniciación masónica, negada por unos, afirmada por otros y desconocida o ignorada por los demás. Pero que en cualquier caso queda convertida en prueba o contraprueba de actuaciones políticas independentistas, no siempre suficientemente probadas con su vinculación o no masónica.

Las biografías de Bolívar, al igual que ocurre con tantos diccionarios y enciclopedias6, en gran parte son ajenas al hecho de si fue o no masón. En general, resultan más bien decepcionantes por sus carencias, vaguedades y reiteraciones en esta cuestión. Si tomamos como ejemplo tres biografías de carácter popular y gran difusión, observamos que en una de ellas se habla solo de “Sociedad Patriótica”7; en otra de “la logia de Cádiz” vinculada a la Gran Reunión Americana, cuya sede se encontraba en Londres8; y en una tercera en un capítulo titulado “las logias en acción”. Lo único que se dice es que el movimiento de Miranda y Bolívar, como más tarde el de San Martín, habían sido apoyados por sociedades secretas llamadas “logias” como la que llevaba el nombre de Lautaro y funcionaba en Cádiz durante la guerra de independencia de España contra Napoleón9 [1]. Como contrapartida en el entorno de la masonería existe la tradición que vincula a Bolívar con la masonería y en especial con las sociedades patrióticas o logias Lautaro10.

Dónde y cuándo fue iniciado Bolívar en la masonería.

El masón William R. Denslow, en su obra 10.000 masones famosos dice que Bolívar ingresó en la masonería en Cádiz y añade que recibió los grados del rito escocés en París, siendo elevado a la jefatura de Caballeros Templarios en Francia en 1807,12 y que durante su misión diplomática en Londres, en el año 1810, llevó una vida activa en ese país. Después, fundó la logia Protectora de las Virtudes no. 1 en Venezuela, y la Libertad no. 2 en Perú, de las que habría sido su venerable maestro11. Pero no baja a más detalles como, por ejemplo, la fecha de su ingreso en la masonería de Cádiz, el nombre de la logia, ni qué masonería era esta. Hoy día sabemos que la primera logia masónica se constituye en Cádiz en enero de 180712y para esas fechas Bolívar ya había regresado a América, por lo que difícilmente pudo ingresar en la masonería en Cádiz.Apéndice I

Por su parte, el doctor Buenaventura Briceño Belisario, que fue Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo 33 del rito escocés antiguo y aceptado para Venezuela, en su libro Humanos Inmortales13 asegura que Bolívar fue iniciado por Francisco de Miranda en una logia Lautaro −sin indicar cuál, dónde y cuándo− y recibió el grado de maestro en la logia venezolana de Carúpano14.

A su vez Carnicelli, al igual que Mancini a quien cita15, aseguran que se inició en la “masonería mirandista” en la ciudad de Cádiz, en la logia Lautaro, sin tampoco indicar la fecha ni dar más detalles. Y añaden que en Londres, en 1810, recibió del precursor Miranda el supremo grado iniciático en la Gran Logia Americana. Y como complemento de lo anterior traen el testimonio del historiador marqués de Villa Urrutia16 en su estudio La reina María Luisa y Bolívar donde se afirma que Bolívar fue iniciado a fines de 1803 no en la logia Lautaro, sino en la Caballeros Racionales también de la ciudad de Cádiz17.

Michel Vaucaire’s, en Bolívar el Libertador, relata que tras su viaje a Europa en 1803 −una vez fallecida su esposa María Teresa el 22 de enero de ese año− y ya de retorno a Venezuela, vía Estados Unidos, en 1806, le enseñó su diploma masónico y le refirió la visita a la logia de Cádiz “a la que acudió por curiosidad y no por convicción”18.

Este testimonio, al igual que los anteriores no tienen valor para Seal-Coon en su riguroso trabajo Simón Bolívar, freemason19 Los primeros por ser contradictorios y no aportar ninguna prueba. Este último porque Bolívar a finales de 1803 tenía 20 años y era un oficial español, no un revolucionario, que venía a Madrid a mitigar el dolor de haber perdido a su esposa a los seis meses de casado20. Y para Seal-Coon ninguna de estas circunstancias era favorable para pensar en la posibilidad de la iniciación de Bolívar en una logia política. Lo más que admite es una visita como no masón.

Pero es más importante saber que la “logia” Lautaro o de Caballeros Racionales, de Cádiz, no existía todavía en 1803 ya que fue fundada en 1811 por Carlos de Alvear y no por Miranda, como se ha dicho. Además, la Lautaro no era una logia masónica, sino una sociedad secreta patriótica que tenía como fin la independencia de la América española21. La leyenda de la iniciación de Bolívar en Cádiz no tiene sentido, ya que en las fechas indicadas no había ninguna logia masónica en Cádiz, y la supuesta Lautaro tampoco existía y todavía tardaría siete u ocho años en ser constituida por Alvear, según su propio testimonio22.

Tampoco hay pruebas de que Bolívar fuera miembro, ni mucho menos fundador, de la logia Protectora de las Virtudes que fue establecida en Barcelona (Venezuela) el 1º de julio de 1810 por Diego Bautista Urbaneja; ni tampoco de la logia Orden y Libertad no. 2, de Lima (Perú). Fundación que se atribuye al general Antonio Valero con quien Bolívar tendría en 1826 palabras no excesivamente fraternales, a causa de las logias constituidas por dicho general Valero23. Los primeros contactos de Bolívar con la masonería fueron poco después, y no con la masonería templaria como apunta Denslow, ni con la logia americana de Carúpano como asegura Briceño Belisario, sino con la masonería escocesa parisina.

Sociedades secretas

En cualquier caso estamos ante unas instituciones como Lautaro, Caballeros Racionales, Reunión de Americanos, Conjuración de Patriotas, Unión Americana, Supremo Consejo de América, Gran Logia Americana, entre otras. Todos estos nombres reciben para significar lo mismo24, instituciones o sociedades que en verdad no tenían nada de masonería, aunque a veces adoptaran el nombre de logias25 [2].

Ni siguiera hay acuerdo en la denominación y ubicación de estas “sociedades”. Para Martínez Zaldúa y Enrique de Gandía26 los Caballeros Racionales de Cádiz no eran una logia, sino los miembros integrantes de la Gran Reunión Americana fundada en Londres, por Francisco Miranda en 1797. Sin embargo, para Fernando Nadra27 la sociedad fundada por el venezolano Miranda en Londres se llamaba la Lautaro o de los Caballeros Racionales. A su vez, María Teresa Berruezo León dice que “Miranda fundó en Londres la logia los Caballeros Racionales o Gran Reunión Americana que después sería trasplantada a Cádiz como filial de la logia madre” [1] 28.

Nicolás E. Navarro en La masonería y la independencia se pregunta: “¿eran éstas verdaderas logias masónicas? Bien cabría dudarlo”, se responde29. El masón Pedro A. Barboza de la Torre, de Maracaibo, en su obra mecanografiada titulada Simón Bolívar y la francmasonería30 [3] menciona estas pseudologías mirandistas que dice eran “volantes” o itinerantes, tal vez a imitación de las logias militares bonapartistas31.

El propio testimonio de San Martín nos hace dudar de si la, por algunos llamada, logia Reunión de Americanos de Cádiz, fuera una sociedad o logia, o más bien “una reunión de americanos”, con minúscula, como refiere el propio San Martín en una carta escrita al general Ramón Castilla dos años antes de su muerte desde su destierro voluntario de Boulogne-sur-Mer, en Francia, en la que dice:

Como usted yo serví en el ejército español, en la península, desde la edad de trece a treinta y cuatro años, hasta el grado de teniente coronel de caballería. Una reunión de americanos en Cádiz32 , sabedores de los primeros movimientos, acaecidos en Caracas, Buenos Aires, etc., resolvimos regresar cada uno al país de nuestro nacimiento, a fin de prestarle nuestros servicios en la lucha, pues calculábamos se había de empeñar.

El subrayado es mío.

Este testimonio aportado por José Pettenghi concluye con el siguiente y lapidario comentario: “Todo lo que se añada no son más que suposiciones”33.

Por su parte, William Spence Robertson, el más prestigioso biógrafo de Miranda, considera como una hipótesis la fundación en Londres por Miranda de esa influyente sociedad de revolucionarios hispanoamericanos que se llamó la logia Lautaro, que luego desempeñaría en la América del sur una gran actividad que fomentó la revolución. Además, añade que del examen de sus papeles inéditos “nada revela que pueda probar, sea que perteneciera a la Orden Masónica, sea que fuese el fundador de la logia Lautaro”.

De esta misma opinión es el masón Seal-Coon, quien concluye su valioso trabajo “La mítica masonería de Francisco de Miranda” con estas palabras: “A mi juicio es mucho más probable que nuestro famoso y pintoresco sudamericano no haya sido nunca miembro de un organismo masónico regular o irregular"34.

Sin embargo, la opinión de que Miranda fue el fundador de un club revolucionario hispanoamericano es adoptada entre otros muchos que no pudieron conocer ni consultar el rico archivo personal de Miranda, por el masón e ilustre historiador Bartolomé Mitre. En su Historia de San Martín y de la emancipación sudamericana35dice a propósito de las conocidas como “logias mirandistas”36 que las sociedades secretas compuestas de sudamericanos, con tendencias a la emancipación de la América del Sur sobre la base del dogma republicano, se asemejaban mucho por su organización y por sus propósitos a las ventas carbonarias calcadas sobre los ritos de la masonería de las que no tenían sino sus formas y sus símbolos”37.

Estas mismas ideas las encontramos también en su otra obra Historia de Belgrano y de la independencia argentina donde en el capítulo XXIV del tomo segundo, bajo el epígrafe de “Belgrano y San Martín” dice que estas sociedades secretas

revestían todas las formas de las logias masónicas; pero sólo tenían de tales los signos, las fórmulas, los grados y los juramentos. Su objeto era más elevado, y por su organización se asemejaban mucho a las ventas carbonarias. Compuestas en su mayor parte de jóvenes americanos fanatizados por las teorías de la revolución francesa, no iniciaban en sus misterios sino a aquellos que profesaban el dogma republicano, dispuestos a trabajar por la independencia de la América.38

En estos pasajes se aprecia con claridad cómo Bartolomé Mitre describe la asociación política secreta atribuida a Miranda. Asociación muy distinta de la masonería e incluso de la carbonería de las que tan solo había tomado una superficial apariencia de signos, fórmulas, grados y juramentos secretos. Era una asociación secreta sí, pero una sociedad secreta de carácter político, para un propósito perfectamente definido que nada tenía que ver con el que pretendía la masonería39.

Pero como este es un tema que no hace mucho aborde ya en Cartagena de Indias. Centrado precisamente en la persona de Miranda, me remito a lo allí dicho y publicado40 así como a lo que en su día publiqué sobre las logias Lautaro41 pues lo que ahora nos interesa es lo relacionado con Bolívar y su iniciación masónica.

Bolívar masón. Su iniciación

Al dejar de lado las características políticas y no masónicas de las logias Lautaro, Caballeros Racionales o como se les quiera llamar, y al prescindir incluso del hecho, no probado, de que Bolívar tuviera sus contactos con dichos caballeros racionales en Cádiz o en Londres, por curiosidad o por convencimiento. Lo cierto es que Bolívar, cosa que no se puede probar de Miranda42, sí perteneció a la masonería europea al menos durante su breve estancia en París allá por los años 1804-1806.

Al prescindir de las hipótesis de trabajo más o menos sugestivas, si nos atenemos a la documentación masónica conservada, Simón Bolívar fue iniciado en la masonería, aunque no consta dónde. Ya que el primer documento nos lo presenta en el acto de recepción del grado de compañero masón, es decir, del segundo grado. Este es un documento manuscrito del que se ocupan Carnicelli y Seal-Coon43, propiedad del historiador venezolano Ramón Díaz Sánchez, quien certificó su origen y propiedad antes de depositarlo en el Supremo Consejo del Grado 33 de la República de Venezuela.

El documento en cuestión dice textualmente lo siguiente:

A la Gloria del Gran Arquitecto del Universo. El día 11 del 11º mes del año de la Gran Luz 580544 los trabajos de Compañero han sido abiertos al Este por el R. hº de la Tour d’Auvergne, siendo iluminados el Oeste y Sur por los RR. hh. Thory y Potu. Hecha y sancionada la lectura de la última plancha trazada, el Venerable ha propuesto elevar al grado de Compañero al hº Bolívar recientemente 45 iniciado, a causa de un próximo viaje que está en vísperas de emprender. Habiendo sido unánime la opinión de los hermanos para su admisión y el escrutinio favorable, el hº Bolívar ha sido introducido en el templo, y tras las formalidades de rigor ha prestado al pie del trono la obligación acostumbrada, situado entre los dos Vigilantes, y ha sido proclamado caballero Compañero masón de la R. Logia Madre Escocesa de San Alejandro de Escocia. Este trabajo ha sido coronado con una triple aclamación (hurra)46, y el hº habiendo dado las gracias ha tomado lugar a la cabeza de la Columna del Mediodía.Los trabajos han sido cerrados de la manera acostumbrada.

A continuación, vienen ocho firmas, entre ellas la de Simón Bolívar. Se trata de una hoja del libro de actas de la logia San Alejandro de Escocia47, ubicada en París “en un subterráneo (sótano) del boulevard Poissonnière”, según Coen-Dumesnil y en la rue Coq-Heron, según Jacques Simon48. Allí se dice que el venerable propone elevar al grado de compañero al hermano Bolívar, recientemente iniciado, a causa de un viaje próximo que está en vísperas de emprender. Agrega que, después de las formalidades requeridas, Bolívar fue proclamado caballero compañero masón, colocándose a la cabeza de la columna del mediodía. Estamos ante un acta o documento masónico fechado el 11º mes del año de la Gran Luz 5805, que equivale a enero de 1806 de la era vulgar, si tenemos en cuenta que el calendario masónico empieza en el mes de marzo49.

Además, disponemos de otro documento en doble versión (manuscrita e impresa) en el que Bolívar aparece ya como maestro, es decir, un grado superior. Sin embargo, este nuevo documento está fechado en 1804, un año antes. Se trata del “Cuadro General de Miembros que componen la Respetable Logia Escocesa de San Alejandro de Escocia, al Oriente de París” del año de la Gran Luz 5804, de la Restauración 5564 y de la Era Vulgar del año 13. En otras palabras el año 1804 y el 13 de la Revolución.

Una posible explicación de este desfase en la datación de ambos documentos tal vez se deba a que este último se refiera no solo a 1804, sino también a 1805, ya que no especifica ni el día ni el mes, los cuales están en blanco. Podría tratarse de un encabezamiento ‘standard’ en el que no se rellenaron los datos precisos, incluida la corrección del año, como a veces ocurre con los impresos de hoy día. También, puede tratarse del cuadro de 1804 al que se le añadieron nuevos datos de 1805, como también solía ocurrir. En cualquier caso, estamos ante otro documento auténtico, que ha sido conservado en la Biblioteca Nacional de París, en el fondo masónico del Gabinete de Manuscritos [F.M.2. 100 bis, Dossier 3].

Allí aparecen seguidos dos nombres: Emmanuel Campos “noble español, maestro masón” y Simón Bolívar “oficial español, maestro masón”. A título de curiosidad hay que añadir que este es el único cuadro lógico en que aparece el nombre de Bolívar. En la columna correspondiente no figuran las firmas reglamentarias de ninguno de los dos, ni la de Campos, ni la de Bolívar. Esto quiere decir que o bien no asistieron a la tenida o reunión masónica de final de año (generalmente el 27 de diciembre, día de San Juan) para consignar sus firmas en el documento en cuestión; o bien que para esas fechas estaban ausentes de París. Al menos, por lo que respecta a Bolívar sabemos que la urgencia en recibir el grado de compañero fue por causa de un inminente viaje que tenía que hacer, y que de hecho hizo, bien se trate del año 1804 o del año 1805.

Efectivamente, Bolívar que tenía una gran admiración por Napoleón como símbolo de la libertad y de la gloria, experimentó una gran decepción a raíz de su autocoronación como emperador en la catedral de París el 2 de diciembre de 180450. El hecho de que Napoleón ciñera la corona imperial rompió en Bolívar el mito que se había forjado en torno a su figura:

Yo le adoraba como el héroe de la República, como la brillante estrella de la gloria, el genio de la libertad. En el pasado yo no conocía nada que se le igualase, ni prometía el porvenir producir su semejante. Se hizo Emperador, y desde aquel día le miré como un tirano hipócrita, oprobio de la libertad y obstáculo al progreso de la civilización51 .

Ramírez de Villaurrutia, La reina, 313-314.

Esta decepción se agravó cuando unos meses después, el 15 de agosto de 1805, en Milán, volvía Napoleón a coronarse, esta vez como rey de los italianos. Eso hizo que Bolívar que se encontraba en Italia, evocando las glorias de la República Romana y tenía como testigo a su preceptor Simón Rodríguez, hiciera en el Monte Sacro de Roma su célebre juramento: “Juro por el Dios de mis padres, juro por ellos, juro por mi honor, y juro por mi patria que no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español”52.

Aunque todavía no se haya localizado el documento que lo atestigüe, lo más probable es que poco después de ser aceptado al grado de compañero, debió de recibir, y por el mismo motivo, el de maestro, pues con este grado −y no con el de compañero− figura en el citado cuadro de miembros de la logia San Alejandro de Escocia. Muy probablemente, y puesto que se habla de haber sido recientemente iniciado, Bolívar recibió los tres grados de aprendiz, compañero y maestro con poca diferencia de tiempo en la misma logia parisina. Pues en caso de haber sido iniciado en otra logia, la ceremonia de recepción del grado de compañero −relatada en el documento propiedad del historiador venezolano Ramón Díaz Sánchez− hubiera tenido que ir precedida del acto de afiliación a la logia en cuestión. Al no haber ninguna alusión a él lo correcto es pensar que recibió los tres grados en la logia parisina de San Alejandro de Escocia con muy poca diferencia de tiempo, posiblemente en los últimos meses o semanas de 1805. Pérez Vila matiza más al decir que, probablemente fue iniciado a comienzos de diciembre, o a fines del mes anterior53. Miriam Blanco-Fombona, una vez examinada la documentación que sobre la logia San Alejandro de Escocia se encuentra en la Biblioteca Nacional de París, cree que Bolívar fue iniciado como aprendiz el 27 de diciembre de 180554 [4].

Todavía existe en la Biblioteca Nacional de París un nuevo documento titulado “Cuadro de los hh. que componen la R. Madre Logia Escocesa de Francia, bajo el título distintivo de San Alejandro de Escocia al Oriente de París el año de la Gran Luz 5804 y 1805”, que viene a ser una repetición del anterior, pero ordenado por grados masónicos y en el que a continuación de los Caballeros Rosa Cruz55, se especifican los nombres de seis maestros, entre ellos Campos, gentilhombre español y Bolívar, oficial español56. A estos siguen un compañero, dos miembros de la Columna de Armonía, un miembro honorario y tres no residentes en todo el año.

Esta cuestión enlaza con otra dificultad menor o pequeña anomalía de los cuadros en cuestión. Y es que, según los Estatutos de la Orden Masónica en Francia57, publicados en 1806, se prohibía la recepción del grado de compañero antes de los veintitrés años, y del grado de maestro antes de los veinticinco. Por otra parte, la colación de los grados estaba supeditada a la asiduidad de las logias. Un aprendiz no podía ser recibido compañero si no había participado al menos en cinco sesiones; la maestría se concedía al compañero solo después de haber justificado su asistencia a siete asambleas. En síntesis, bastaba la presencia en las reuniones masónicas de un año para conseguir la posibilidad de acceder al grado supremo de la masonería azul, es decir, al de maestro. Sin embargo, los militares −y este era el caso de Bolívar− no solamente podían ser iniciados antes de los veintiún años, al igual que los hijos de masones58, sino que podían, excepcionalmente, ver cómo se les concedía más de un grado en un mismo día cuando su salida era inminente. Circunstancias ambas que se dieron en la persona de Simón Bolívar por ser militar y por tener que salir de viaje de forma inmediata. De hecho es sintomático que su nombre no figure ni en los cuadros de miembros de la logia de San Alejandro de Escocia anteriores a 1804 y 1805, ni tampoco en los posteriores59. Sin embargo, sí aparece el nombre de Emmanuel Campos en el cuadro de 1806, gentilhombre español de veinticuatro años, maestro masón, que vivía en la calle Richelieu. En este caso, sí está la firma de Manuel Campos60.

Masonería francesa, no americana

Y aquí hay que hacer todavía un par de reflexiones más. La primera que estamos en presencia, no de una sociedad patriótica americana al estilo de los Caballeros Racionales, sino de una masonería francesa que muy pronto acabaría, por un lado identificándose como una masonería bonapartista al servicio y uso de Napoleón; y por otro siendo el origen y principal órgano de la masonería escocesa de Francia. Masonería que no tiene nada que ver con las logias Lautaro mirandistas o sanmartinianas, que de masonería no tenían más que la utilización de la palabra logia, pues ni en sus estatutos o constituciones, ni en sus fines y reclutamiento tenían el más mínimo parecido con la masonería. Como muy bien lo atestigua, entre otras muchas cosas, el juramento que tenían que prestar los miembros de las “logias” lautarinas61.

Por otro lado, la masonería en la que ingresó Bolívar en París no tenía nada de “americana”. A pesar de lo escrito por Vicente González Loscertales, quien asegura que Bolívar se impregnó en París de las ideas ilustradas, de las nociones de independencia, soberanía popular, progreso y civilización, “que le llevaron a incorporarse a la masonería americana de París, donde alcanzó el grado de maestro”62.

Si analizamos la composición social de los 47 miembros que integraban la logia San Alejandro de Escocia el año en el que figura el nombre de Bolívar, encontramos el siguiente resultado: en primer lugar no hay más “americano” que Bolívar, quien, sin embargo, está inscrito como oficial español. Todos los demás son franceses a excepción de dos nobles venecianos y Manuel Campos, noble español. Entre las profesiones aparecen 10 militares, incluido Bolívar, 6 abogados y hombres de leyes, 6 médicos y doctores en medicina (entre ellos el regente de la Facultad de Medicina de París), 6 altos funcionarios, 5 propietarios, 2 empleados, negociantes y músicos, respectivamente, y uno de cada una de las siguientes profesiones: rentista, pintor, académico, marino, senador..., así como los tres nobles citados63. También, llama la atención que frente a la juventud de Bolívar que el 24 de julio de 1804 había cumplido veintiún años, figuran bastantes jubilados o antiguos militares, antiguos médicos, antiguos abogados, antiguos empleados, antiguos marinos, antiguos magistrados... Así, a la vista de los componentes de la logia y sus calidades, parece que queda excluida toda posible “conexión” americana. En la logia de Bolívar destacan, entre otros, dos miembros por sus obras y actividades posteriores, los dos grados 33: el conde Antoine Thory64 y Auguste de Grasse Tilly65.

Américo Carnicelli también aporta un nuevo documento titulado “Lista nominal de los Mazones [sic] de altos grados que se saben en diversos cuerpos en el mes de abril de 1824”, hecha por el Gran Comendador M. Ilt. Hº José Cerneau66. Son un total de 84 presuntos masones en posesión del grado 33. En dicha lista figura Simón Bolívar en el lugar cincuenta y ocho. Siguen otros listados con los grados 32 y 30. Se trata de un documento sin ningún membrete o sello oficial, que perteneció al prócer José Félix Blanco, y que hoy se encuentra en Caracas en el Archivo General de la Nación67.

Personalmente, creo que el valor histórico de este documento es bastante escaso, por no decir nulo, aunque sí lo tenga desde el punto de vista testimonial. Presenta un parecido extraordinario con las numerosas listas que de presuntos masones existen entre los Papeles reservados de Fernando VII del Archivo del Palacio Real de Madrid, y que fueron confeccionados por la policía con base en presunciones, denuncias, sospechas, etc. Curiosamente, Seal-Coon en su ya citado y prestigioso trabajo titulado Simón Bolívar Freemason desecha este documento que ni siquiera menciona, a pesar de utilizar a Carnicelli como una de sus principales fuentes de información.

Nelson Martínez va más lejos en su Simón Bolívar al decir que desde que salió de Europa obró al margen de las decisiones de “una masonería cuya aparatosidad y misterio no parecen atraerle”68. De hecho Bolívar no figura ya en ninguna otra logia europea o americana. El propio Carnicelli que tanta documentación masónica utiliza, aunque no siempre señala las fuentes, es incapaz de decirnos una sola logia americana en la que Bolívar figure como miembro. Y cuando proporciona la Lista de masones de 1809 a 182869 no puede menos de señalar a Simón Bolívar, Libertador, como miembro de la logia San Alejandro de Escocia de París, siendo el único que no aparece en logia americana. Lo que supone un reconocimiento indirecto de su no actividad masónica en la tierra que él liberó o independizó. Dicho con otras palabras, frente a uno o dos años de militancia masónica en París, estamos ante 25 o 26 años posteriores de alejamiento masónico, o al menos de ausencia de noticias de una participación directa.

Testimonio que coincide con lo que el edecán de Simón Bolívar, Louis Perú de Lacroix escribe en su Diario de Bucaramanga. Allí dice que el Libertador le confesó: primero que se había hecho masón en París; luego que había abandonado la masonería porque no encontraba nada nuevo en ella, solamente repeticiones insustanciales70.

Prohibición de las Sociedades Secretas

A raíz del fracaso de la Convención de Ocaña en junio de 1828, que enfrentó a los partidarios del general Santander y los de Bolívar, y del también fracaso de la conspiración contra Bolívar y su intento de asesinato por la Sociedad Filológica, a finales de septiembre del mismo año71, Bolívar y sus ministros estimaron conveniente prevenir futuras conspiraciones, por lo cual, evitaron reuniones ilegales bajo el pretexto de sociedades culturales. Y al efecto expidieron el decreto de 8 de noviembre de 1828, donde prohíben en el territorio de la república de Colombia “las asociaciones o confraternidades secretas”. Ciertamente, en el decreto no se menciona de manera concreta la masonería, pero tácitamente quedó incluida. Desde el 8 de noviembre de 1828 quedó disuelta de forma oficial la masonería en Colombia. Masonería que, introducida especialmente desde Jamaica, a partir de la década de 1820 adquirió un notable desarrollo, con mayor fuerza en el estamento militar.

De esta prohibición de Simón Bolívar, a quien junto con Francisco Miranda se suele situar en las filas de la masonería, siendo este precisamente uno de sus títulos de gloria o denigración (según el ángulo con que se mira) se suele hablar poco. No obstante, resulta curiosa la fundamentación ideológica que el mismo Bolívar hace en dicho decreto de la subsiguiente prohibición. Dice así:

SIMÓN BOLÍVARLibertador Presidente de la República de Colombia...Habiendo acreditado la experiencia tanto en Colombia como en otras naciones, que las sociedades secretas sirven para preparar los trastornos políticos, turbando la tranquilidad pública, y el orden establecido; que ocultando tras ellas todas sus operaciones con el velo del misterio, haciendo presumir fundamentalmente que no son buenas ni útiles a la sociedad, y por lo mismo excitan sospechas y alarmas a todos aquellos que ignoran los objetos de que se ocupan, oído el dictamen del Consejo de Ministros,DECRETA:Artículo 1.º Se prohiben en Colombia todas las asociaciones o confraternidades secretas, sea cual fuere la denominación de cada una.Artículo 2.º Los gobernadores de las provincias, por sí y por medio de los jefes de la Policía de los Cantones, disolverán e impedirán las reuniones de las sociedades secretas, averiguando cuidadosamente si existen algunas en sus respectivas provincias.Artículo 3.º Cualquiera que diera o arrendare su casa o local para una Sociedad Secreta incurrirá en la multa de 200 pesos, y cada uno de los que concurran, en la de 100 pesos por la primera vez y segunda vez; por la tercera y demás será doble la multa; los que no pudieren satisfacer la multa sufrirán por la primera y segunda vez dos meses de prisión; y por la tercera y demás, doble pena.Parágrafo 1.º Las multas se destinan para gastos de policía, bajo la dirección de los gobernadores de provincia.El Ministro Secretario de Estado del Despacho del Interior queda encargado de la ejecución de este Decreto.Dado en Bogotá a 8 de noviembre de 1828.El Ministro Secretario de Estado del Despacho del Interior, José Manuel Restrepo

Respecto a este decreto sobre las sociedades secretas hay quienes afirman que tal providencia estaba dirigida especialmente contra la masonería, como resultado de las divergencias suscitadas entre Bolívar y Santander. Sin embargo, más bien parece que con dicho decreto se pretendió acabar con ciertos grupos políticos que de otra forma más o menos velada conspiraban contra la estabilidad del gobierno. La masonería que contaba con partidarios, tanto de Bolívar como de Santander, no podía ser excluida a pesar de que Bolívar hubiese sido iniciado en ella veinticuatro años antes.

El decreto de Bolívar por el que se prohibían “todas las sociedades o confraternidades secretas sea cual fuere la denominación de cada una”, trae a la memoria otro decreto, anterior en un año, fechado y publicado en Granada de España, el año de 1827. Lleva el siguiente título:

Edicto del Ilustrísimo señor Arzobispo de Granada en el que se comunica a todos los fieles de esta diócesis y se manda observar la Real Cédula de S.M. y señores del Consejo, por la que se manda guardar y cumplir la Bula, que en ella se inserta, de nuestro santísimo Padre León XII, en que se prohibe y condena de nuevo toda secta o sociedad clandestina, cualquiera que sea su denominación, con lo demás que se expresa72.

Sobre los decretos similares que por esos años dio Fernando VII en España contra las sociedades secretas se ocupa José Antonio Ferrer Benimeli, Masonería española, I, 152-160.

Decreto que coincide con la declaración casi textual al delimitar lo que se entiende por sociedades clandestinas. Al igual que Bolívar lo hace con las asociaciones o confraternidades secretas.

A raíz del decreto de 8 de noviembre de 1828 dado por el masón Simón Bolívar, se clausuraron todas las logias masónicas existentes en las diferentes ciudades de la República73. De esta forma, el Libertador de 1819 se convirtió en el Liberticida de 1828, según Antonio Caballero74 [5].

Conclusión

Creo que no es necesario recurrir a posibles estudios psicosomáticos o psicopatológicos de 75 , y ni siquiera entrar en el juego de la dificultad dialéctica que entraña la constante contradicción bolivariana, para explicar que en un momento de su vida fuera masón. Quizá más por curiosidad que por otra razón, como asegura Madariaga, su detractor y al mismo tiempo admirador76. Y en otro llegara a considerar a la masonería como una ridiculez, según parece lo declaró a Perú de Lacroix en 1828 quien lo recoge en su Diario de Bucaramanga77, y que, poco después, la considerara no solo ridícula, sino perniciosa, prohibiéndola por decreto de 8 de noviembre de 182878 y acabando prácticamente con su existencia en la Gran Colombia durante varios años.

Nos movemos entre el hombre y el mito, entre la leyenda y la historia. Mito y leyenda que no por eso empañan la historia ni al hombre, sino que los enriquecen enseñándonos a aceptarlos con sus paradojas y contradicciones, con su multiplicidad de matices, tal como son79. Sin más ropajes que los del interés que nos aproxima a la realidad y verdad de un hombre que en este caso tiene la doble aureola más que centenaria, y que a los doscientos treinta y siete años de su nacimiento se le sigue mirando, quizá excesivamente, mitificado y manipulado en su imagen en beneficio de supuestas ideologías bolivarianas muy alejadas de su realidad personal. Bolívar es un hombre del que, como se dijo en el Congreso Bolivariano de Caracas de 1983, hay que bajar de su pedestal y pasearlo por los barrios extremos de las ciudades y por tantas naciones hispanoamericanas para recordar su mensaje político o patriótico, masónico o simplemente humano, de confraternización, de integración, de independencia de coloniajes trasnochados (externos e internos), y de implantación definitiva de prácticas verdaderamente constituyentes y democráticas frente a tantos atropellos de derechos humanos, tantas inmoralidades administrativas y tantos gobiernos dictatoriales.

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1José Antonio Ferrer Benimeli, “Bolívar y la masonería”, Revista de Indias XLIII, no. 172 (julio-diciembre 1983): 631-632; Revista Estudos Ibero-americanos IX, no. 1 (julho-dezembro 1983): 1-51; “Masonería e independencia de Hispanoamérica: Miranda y las logias Lautaro”, en La Masonería en la Independencia de América. Tres siglos de fundación de la masonería simbólica (1717-2017), eds. Diana Elvira Soto Arango, Miguel Angel Puig-Samper y José Pascual Mora-García (Tunja: Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, 2018), 15-45; “Las logias Lautaro, los Caballeros Racionales y el movimiento independentista americano”, en Masonería y sociedades secretas en México, coords. José Luis Soberanes Fernández y Carlos Francisco Martínez Moreno (México: UNAM, 2018) 41-70; “Mito, olvido y manipulación de la historia de la masonería”, REHMLAC+, 17, no. 1 (mayo-noviembre 2019) 1-11, https://doi.org/10.15517/rehmlac.v11i1.36976

2Expresión que utiliza Fernando Marqués da Costa en su excelente prefacio a Alain de Keghel, La Francmasonería en América latina. Idealismo, complejidades y poder (Oviedo: masonica.es, 2019), 15.

3Simón Bolívar en realidad se llamaba Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios, siendo sus padres Juan Vicente Bolívar y Ponte y Concepción Palacios y Blanco.

4A pesar de que Angel Guisado Cuellar, “Masonería británica en Cádiz durante la guerra peninsular”, St. Bernard’s Lodge of Research No. 1817 S.C. Gibraltar Masonic Papers 1 (2015): nota 14, diga que “lo único demostrado de forma indudable es que el líder argentino San Martín fue masón”, pues ninguno de los dos trabajos en que se apoya tienen ese valor probatorio. Vida española del general San Martín, coord. Antonio Lago Carballo (Madrid: Instituto Español Sanmartiniano, 1994).

5Keghel, La Franc-Masonería en América latina, 273.

6A título de ejemplo basta acudir a la voz Simón Bolívar en alguna de las muchas enciclopedias o diccionarios que de él se ocupan para constatar que omiten cualquier referencia a su presunta pertenencia a la masonería. Esto ocurre, por ejemplo, con la Enciclopedia Universal Ilustrada europeo-americana (Barcelona: José Espasa e Hijos Ed. 1908), VIII, 1408-1413; Diccionario enciclopédico Hispano-Americano de literatura, ciencias y artes (Barcelona: Montaner y Simón, 1888), III, 744-745; Diccionario Enciclopédico Salvat (Barcelona: Salvat, 1955), 249-251; Gran Enciclopedia del Mundo (Bilbao: Durvan, 1962) III, 725. Una excepción es la Nueva Enciclopedia Larousse (Barcelona: Planeta, 1980), 1262-1263, donde, bien informados, se dice que en Paris “se afilió a una logia masónica”.

7Demetrio Ramos Pérez, Simón Bolívar el Libertador (Madrid: Anaya, 2004), 47-49.

8Nelson Martínez, Simón Bolívar (Madrid: Hª 16 Quorum, 1986), 15-16.

9R. Ballester Escalas, Simón Bolívar (Barcelona: Toray, 1963), 145.

10La elección del título “Lautaro” -el guerrero mapuche- es ya muy significativa, pues Lautaro, caudillo araucano, fue el que venció a Valdivia, el conquistador de Chile, en Tucapel en 1554.

11William R. Denslow, 10.000 famous freemasons (Richmond: Macoy, 1957).

12Ferrer Benimeli, Masonería española contemporánea (Madrid: Siglo XXI de España ed., 1980), 42-46.

13Buenaventura Briceño Belisario, Humanos inmortales (La Habana: Lex, 1961).

14Carúpano: ciudad de Venezuela situada en la costa del mar de las Antillas, en el estado de Sucre, a 65 kms. de Caracas.

15Américo Carnicelli, La Masonería en la independencia de América (1810-1830) (Bogotá: El autor, 1970), I, 207. Jules Mancini, Bolívar y la emancipación de las colonias españolas desde los orígenes hasta 1815, citado por Carnicelli, La Masonería, I, 207.

16Wenceslao Ramírez de Villaurrutia (La Habana 1850-Madrid 1933), diplomático (embajador en Viena, Londres, Roma y París), historiador (miembro de la Real Academia de la Historia) y político (senador vitalicio en 1905 y ministro de Estado del 27 de enero al 23 de junio de 1905 en el gobierno presidido por Raimundo Fernández Villaverde) sin embargo no tiene ninguna autoridad como historiador de la masonería.

17Wenceslao Ramírez de Villaurrutia, “La reina María Luisa y Bolívar”, Boletín de la Real Academia de la Historia 90 (1927): 297-315.

18Michel Vaucaire’s, Bolívar the liberator, citado por F.W. Seal-Coon, “Simón Bolívar, freemason”, Ars Quatuor Coronatorum 90 (1977): 232.

19Seal-Coon, Bolívar, freemason, 231-247.

20Simón Bolívar quedó viudo a los 19 años de edad al fallecer en Caracas su esposa María Teresa “de una fiebre maligna” el 26 de enero de 1803.

21Ferrer Benimeli, “Cádiz y las llamadas logias Lautaro o Caballeros Racionales” en De la Ilustración al Romanticismo. Ideas y movimientos clandestinos (Cádiz: Universidad, 1988); “Las logias Lautaro, los Caballeros Racionales”, 41-70.

22Enrique de Gandía, “La política secreta de la Gran Logia de Londres”, Boletín de la Academia Nacional de la Historia (Buenos Aires, 1976), 208. Nicolás Eugenio Navarro, Tópicos Bolivarianos. Glosas al “Diario de Bucaramanga” (Caracas, 1933), 31-32. Emilio Ocampo, Alvear en la guerra con el Imperio del Brasil (Buenos Aires: Claridad, 2003).

23Carnicelli, La Masonería, II, 64.

24Francisco Morales Padrón, Historia de América (Madrid: Espasa Calpe, 1962), 87, en lugar de Caballeros Racionales dice Caballeros Nacionales.

25D. Duthu, “San Martín y la logia Lautaro”, Revista Eclesiástica del Arzobispado de Buenos Aires V (1905): 900-902; Juan Canter, “La Sociedad Patriótica y la logia Lautaro” La Nación (Buenos Aires, 10 octubre 1934); “La logia Lautaro y la revolución de octubre de 1812”, La Nación (Buenos Aires, 3 octubre 1934); “La logia Lautaro y la independencia de América según Antonio R. Zúñiga”, Crítica Histórica (Buenos Aires, 1933): 1-14; “La logia Lautaro y Mendoza”, Revista de la Junta Provincial de Estudios Históricos II (Santa Fe, 1936): 79-80; Raúl Ruiz y Ruiz, “La logia Lautaro y la independencia de América”, Revista de la Junta Provincial de Estudios Históricos, XIV (Santa Fe, 1946): 73-82 y Revista San Martín, del Instituto Nacional Sanmartiniano, 13 (Buenos aires, 1947):117-126; Fabián Onsari, San Martín, la logia Lautaro y la franc-masonería (Avellaneda, 1951); F. Pacífico Otero, “La logia Lautaro. Su valor y significado histórico”, La Nación (Buenos Aires, 12 junio 1910); Benjamín Oviedo Martínez, “La logia lautarina”, Revista Chilena de Historia y Geografía LXII (1929): 105-126; Mariano F. Paz Soldán, “La logia Lautaro” en Historia del Perú independiente (Lima, 1868-70): I, 228-232; Rómulo Avendaño, “La sociedad Lautaro. Rectificaciones históricas", Revista de Buenos Aires, 19 (1869): 439-445; Augusto Barcia, San Martín y la logia Lautaro (Buenos Aires, 1950); Jaime Eyzaguirre, La logia lautarina y otros estudios sobre la independencia (Santiago de Chile, Ed. Fco. de Aguirre, 1973; Guillermo Furlong. “La logia Lautaro”, Criterio X (Buenos Aires), 1930): 721-722; Enrique de Gandía, La política secreta de la Gran Logia de Londres (Buenos Aires, 1977); José Pettenghi, “San Martín en Cádiz, camino de América” en Vida española del general San Martín, coord. Antonio Lago Carballo (Madrid, Instituto Español Sanmartiniano, 1994): 186-193.

26Ramón Martínez Zaldúa, La masonería en Hispanoamérica (México, 1965), 15; Enrique de Gandía, “Los orígenes probables de la logia Lautaro”, Símbolo (Buenos Aires) 47 (agosto 1990): 15-18.

27Fernando Nadra, San Martín hoy (Buenos Aires: Ed. Cartago, 1974) 26.

28María Teresa Berruezo León, “Londres una pionera de la propaganda americana independentista en Europa, 1808-1830” Cádiz e Iberoamérica 7 (1984): 18-22.

29Nicolás E. Navarro, La masonería y la independencia (Caracas: Ed. Sur-America, 1928), 15-16.

30Pedro A. Barboza de la Torre, Simón Bolívar y la francmasonería (Maracaibo: s.c. 1977).

31Sobre la masonería bonapartista en España: Ferrer Benimeli, Masonería española contemporánea (Madrid: siglo XXI de España Ed. 1980), 38-81.

32José Pettenghi, “San Martín en Cádiz, camino de América” en Vida española del general San Martín, Coordinado por Antonio Lago Carballo (Madrid: Instituto Español Sanmartiniano, 1994) 188. Manuel Jesús Segado-Uceda, “José Francisco de San Martín. De héroe a proscrito”, Iberian 2 (2011) 30-39.

33“Tampoco se han encontrado pruebas susceptibles de indicar que haya iniciado jamás a revolucionarios como San Martín y Bolívar en una asociación de ‘carbonari’ sudamericanos. En realidad, ni siquiera existen rastros indicadores de que Miranda se encontrara nunca con San Martín”. William Spence Robertson, La vida de Miranda (Caracas: Academia Nacional de la Historia, 2006) [1]: 158. F.W. Seal-Coon, “La mítica masonería de Francisco de Miranda”, en La Masonería española entre Europa y América, coord. Ferrer Benimeli (Zaragoza: Gobierno de Aragón, 1993), I, 107-126.

34Bartolomé Mitre, Emancipation of South America (Londres, 1893). Historia de San Martín y de la emancipación sudamericana (Buenos Aires: Eudeba, 1968).

35Francisco de Miranda es considerado el creador de unas asociaciones secretas a las que se afiliaron los americanos dispersos por Europa (O’Higgins de Chile, Nariño de Nueva Granada, Montúfar y Rocaforte de Quito, Caro de Cuba, Alvear de Argentina...). Sin embargo, en sus papeles privados que el propio Miranda encuadernó en más de 60 volúmenes y que de 1812 a 1926 estuvieron custodiados en Inglaterra no hay la menor alusión a estas sociedades. Cuando Miranda fue hecho prisionero en Venezuela en 1812, su secretario particular Antonio Leleux embarcó los documentos en un navío inglés rumbo a Curaçao donde permanecieron durante dos años. Después fueron remitidos a Inglaterra bajo la custodia de lord Barthust cuya familia los custodió hasta que el diplomático venezolano e historiador Caracciolo Parra Pérez los compró y trasladó a Caracas. La Academia Nacional de Historia de Venezuela publicó los primeros 14 tomos entre 1929 y 1933. Otros diez lo fueron entre 1934 y 1950. Mantienen la clasificación que Miranda dió a sus papeles: Viajes (1750-1805), Revolución francesa (1792-1808) y Negociaciones (1790-1810). Wilfredo Padrón Iglesias. “La masonería, un punto sombrío en la trayectoria de Francisco de Miranda”, Revista de Estudios Latinoamericanos 2, no. 61 (2015): 23-24. Gloria Henríquez-Uzcátegui. Los papeles de Francisco de Miranda (Caracas: Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, 1984), 135.

36Iris M. Zavala, Masones, comuneros y carbonarios (Madrid: Siglo XXI de España Ed. 1971).

37De la misma opinión era el profesor Salvador M. Dana Montaño (ex-rector de la universidad del Litoral y profesor de las universidades de Trelew y Santa Fe, en Argentina, en nuestra correspondencia particular (años 1975-1987) en torno a San Martín del que dice que “en ningún documento público ni privado, el general San Martín menciona a la masonería”. Y añadía: “yo pienso que no fue masón, sino miembro de una sociedad secreta de tipo político, como la de Mazzini en Italia, o la de Echeverría en Buenos Aires”.

38Ferrer Benimeli, “Masonería e independencia de Hispanoamérica”, 15-45.

39Ferrer Benimeli, “Cádiz y las llamadas “logias” Lautaro”, 149-176. Ferrer Benimeli, “Les Caballeros Racionales, les loges lotariennes et les formes deviées de la franc-maçonnerie dans le monde hispanique”, en Sous le masque de la Franc-Maçonnerie, ed. Jacques Lemaire (Bruxelles: Editions de L’Université, 1990), 11-30.

40Seal-Coon, “Spanish-American revolutionary Masonry. The mythical masonry of Francisco de Miranda”, Ars Quatuor Coronatorum 94 (1981): 83-106. Seal-Coon, “La mítica masonería de Francisco de Miranda”, I, 107-126. Padrón Iglesias, “La masonería”, 13-20.

41Carnicelli, La Masonería, I, 121; Sean-Coon, “Simón Bolívar freemason”, 231-248.

42De hecho en la terminología masónica se suele usar más “el año de la Verdadera Luz” en lugar de la “Gran Luz”.

43En el original se utiliza la expresión nouvellement, que en español tiene dos traducciones diferentes: nuevamente y recientemente. Seal-Coon en su trabajo ya citado Simón Bolívar freemason (p. 233) utiliza la expresión newly initiated y sugiere que tal vez hubiera sido iniciado en Cádiz. Pero aparte de que por el contexto la traducción correcta es la de recientemente -también utilizada por Carnicelli- hay otro error en Seal-Coon y es que la presunta logia Caballeros Racionales de Cádiz todavía no había sido fundada en Cádiz y además no puede entenderse como una logia masónica sino como una sociedad patriótica; y su pertenencia no implicaba ninguna iniciación propiamente masónica válida para la auténtica masonería.

44En masonería la aclamación sigue a la batería. Batería es un rito que consiste en aplaudir un cierto número de veces, según el grado en el que este rito se practica. El venerable y vigilantes suelen participar de la batería golpeando con los respectivos malletes en sus mesas. La aclamación es pronunciada por los masones puestos de pie, la mano derecha elevada y el brazo extendido horizontalmente. En la masonería francesa existen dos aclamaciones tradicionales. La primera utiliza la fórmula vivat, vivat, semper vivat -que viva, que viva, que viva siempre-; la segunda, que todavía subsiste en el rito escocés, es el triple “houzzé” o “houzza”. Esta última expresión es la usada en el documento en cuestión. El origen de esta palabra, “houzzé” o “houzza”, todavía no está completamente clarificado, a pesar de los trabajos de Lantoine. Según Delaunay (Manuel maçonnique, Paris, 1821) y Vuillaume (Manuel Maçonnique, Paris, 1820), significaría “Viva el rey”. Lantoine (Le Rite Ecossais Ancien et Accepté, Paris, 1930) ve simplemente una deformación de la vieja exclamación inglesa “hurrah”. La batería de alegría se hacía siempre en honor de un suceso feliz para la logia o un hermano, y era natural en los masones escoceses el uso de esta aclamación.

45Carnicelli, La masonería, I, 123-127. La reproducción fotográfica en p. 129, y en Seal-Coon, Simón Bolívar, 233. Entre las firmas de este documento figura la de Jeanne (Juana) de la Salle que ha llevado a Iván Herrera Michel en su trabajo La logia de Bolívar de París (http://www.diariomasonico.com/historia/bolivar-y-la-francmasoneria) a un desafortunado error al creer que dicha firma correspondía a una masona y que por lo tanto Bolívar recibió el 2º y 3º grado en la “prestigiosa logia mixta San Alejandro de Escocia”. Sin embargo en el cuadro de dicha logia queda claro que Jeanne de la Salle es apellido, y su nombre Thomas, antiguo marino que ejercía en la logia el cargo de 2º diácono.

46Antoine Coen - Michel Dumesnil de Gramont, La Franc-Maçonnerie Écossaise (Paris: E.E. Figuière, 1934) 25-26. Jacques Simon, Histoire du Rite Écossais Ancien et Accepté en France. Tome I: Des origines de la franc-maçonnerie à 1900, Paris, Dervy, 2019, p. 90.

47La fecha masónica utilizada, al no ser uniforme el calendario masónico, no es fácil precisar su correspondencia en nuestro calendario gregoriano. A este propósito Manuel Pérez Vila, “La experiencia masónica de Bolívar en París” en Visión diversa de Bolívar (Caracas: Ed. de Pequiven, 1984) 333-334, dice lo siguiente: “Si el acta perteneciese a una logia inglesa o norteamericana del rito ortodoxo (que no es el caso), no habría duda alguna: el 11º día del mes 11º del año 5805 sería el 11 de noviembre de 1805, pues allí el año masónico empieza al mismo tiempo que el civil, el 1 de enero, y al año se le agregan 4000 para remontarse a lo que entonces se consideraba la fecha de la creación del mundo. Pero si el acta hubiese sido hecha en una logia francesa dependiente del Gran Oriente de Francia, el 11º día del 11º mes de 5805 correspondería al 11 de enero de 1806, pues esas logias también le agregaban 4000 años al de la era cristiana, pero hacían empezar el año masónico en marzo y no en enero. Pero como el acta relativa a Bolívar corresponde a una logia escocesa del rito antiguo y aceptado, el asunto se vuelve más complicado, pues, además de agregar 4000 años y de empezar el cómputo en marzo, los escoceses no principian forzosamente su año el día 1 de marzo sino que siguen el calendario hebráico en el que los meses son lunares, y no son idénticos de un año para otro, siendo necesario establecer una tabla de equivalencias. Lo más que se puede decir es que el día en que Bolívar fue ascendido a compañero en la logia San Alejandro de Escocia, de Paris, debe situarse dentro de la primera quincena de enero de 1806”. Sobre Calendarios masónicos en La Masonería, Extra IV de Historia 16 (noviembre 1977): 134-136.

48Bolívar estaba en París cuando Napoleón se coronó emperador. Más aún el embajador de España invitó a Bolívar a formar parte de su séquito para presenciar la ceremonia en la catedral de Notre-Dame; pero no solo rehusó la invitación, sino que -según Villaurrutia- “se encerró todo el día en su casa”. Ramírez de Villaurrutia, La reina... 314.

49Nelson Martínez, Simón Bolívar 18.

50Pérez Vila, La experiencia, 334.

51Miriam Blanco-Fombona de Hood, “La Masonería y nuestra Independencia”, El Repertorio Americano (2ª época) I (julio 1979):59-70.

52Que son tres: un mariscal del Imperio y dos doctores en medicina, los tres oficiales del Gran Oriente de Francia.

53En realidad subteniente del Regimiento de Milicias de Voluntarios Blancos de los Valles de Aragua. Fue en junio de 1810 -seis años después- cuando Bolívar sería promovido a coronel de milicias. Sin embargo en la filiación dada por él a la policía de París en abril de 1806 figura como “negociante domiciliado en España”, aunque en la proporcionada a la logia lo hace como “oficial español”.

54Statuts de l’Ordre Maçonnique en France (Paris: 1806) cap. XII, section VII, 205.

55Nótese aquí ya el influjo de Napoleón Bonaparte en la configuración de la que acabaría denominándose masonería bonapartista. José Al Ferrer Benimeli, “A Maçonaria Bonapartista na Espanha” en Formaçao Historica da Maçonaria (Annais do I Congresso International de Historia e Geografia, Rio de Janeiro, 19-21 de março de 1981). (Rio de Janeiro: Academia Brasileira Maçonica de Letras, 1983), I, 102-165.

56Como recoge Demetrio Ramos en la biografía de Bolívar, este alarmado por los intentos de Miranda sobre Venezuela, decidió regresar a su patria. De París se dirigió a Hamburgo donde embarcó a finales de 1806 en un barco neutral llegando a Charleston el 1 de enero de 1807. Demetrio Ramos, Simón Bolívar, 38.

57De Manuel Campos, que se presenta como ‘noble’ o ‘gentilhombre’ español, es poco lo que se sabe. Posiblemente fuera iniciado por las mismas fechas que Bolívar, dado el orden de inscripción en el cuadro lógico. Unos años antes he localizado precisamente a un Manuel Campos, capitán de la Compañía provisional de Inválidos destacada en la Alhambra y que fue el que recibió como prisionero el 29 de agosto de 1794 al conde Aranda a raíz de su destitución como primer ministro y del proceso incoado por Carlos IV a instancias de Godoy. Pero no es posible se trate de la misma persona pues si Manuel Campos tenía 24 años en 1806, debería tener doce en 1794. Rafael Olaechea y Ferrer Benimeli, El Conde de Aranda. Mito y realidad de un político aragonés (Zaragoza: Ibercaja, 1998) 376.

58La fórmula del juramento del segundo grado era la siguiente: “Nunca reconoceré por gobierno legítimo de mi patria sino a aquel que sea elegido por la libre y espontánea voluntad de los pueblos; y siendo el sistema republicano el más adaptable al gobierno de las Américas, propenderé por cuantos medios estén a mi alcance, a que los pueblos se decidan por él”. Mitre, Historia de Belgrano, vol. II, 213.

59Vicente González Loscertales, “Bolívar: El hombre y el mito”, Historia 16, 87 (julio 1983): 50.

60No deja de ser curioso, pero así figuran en el Cuadro: de profesión, noble. Biblioteca Nacional de París. Gabinete de Manuscritos. Fondo F.M.2 100 bis. Dossier 3.

61El historiador Antoine Thory es autor de Annales originis magni Galliarum O. ou Histoire de la fondation du Grand Orient de France et des révolutions qui l’ont précédée, accompagnée et suivie, jusqu’en mil sept cent quatre vingt dix neuf, époque de la réunion à ce corps de la Grande Loge de France, connue sous le nom de Grand Orient de Clermont ou de l’Arcade de la Pelleterie (Paris: Dufart, 1812) que posteriormente adoptó el título de Acta Latomorum ou Chronologie de l’Histoire de la Franche-maçonnerie française et étrangère (Paris: Dufart, 1815).

62El conde Auguste de Grasse-Tilly, capitán de artillería, comisionado por el Supremo Consejo de Charleston, tras su estancia en las Antillas, desembarcó en Burdeos a comienzos de julio de 1804. Poco después está ya en París como propagandista y difusor del rito escocés antiguo y aceptado, fundador del Supremo Consejo del Grado 33 y miembro de la logia San Alejandro de Escocia. En 1806 lo encontramos en Italia, en 1809-1811 en España y en 1817 en Bélgica, según Carnicelli, Díaz y Pérez y Clavel. Carnicelli, La masonería... I, 43; Nicolás Díaz y Pérez, La Franc-Masonería Española (Madrid: R. Fe, 1894), 211-213; F.T.B. Clavel, Histoire Pittoresque de la Franc-Maçonnerie et des Sociétés Secrètes anciennes et modernes (Paris: Pagnerre, 1843), 206 y 241.

63De este mismo autor se conoce una obra titulada Senda de las luces masónicas (New York: Wingslang, 1821).

64Archivo General de la Nación (Caracas). Papeles del prócer José Félix Blanco. Tomo I, núm. 298.

65Nelson Martínez, Simón Bolívar, 16.

66Carnicelli, La masonería, II, 374-376

67Luis Perú de Lacroix, Diario de Bucaramanga (Caracas: Ed. de Nicolás E. Navarro, 1935), 77. Luis Perú de Lacroix, nacido en Francia el 14 de septiembre de 1780 en realidad se llamaba Luis Gabriel Juan de Lacroix Peroux, según Seal-Coon, y descendía de un linaje distinguido. Su biografía, según el mismo autor, se resume así: Sirvió de oficial en el ejército de Napoleón pero con la restauración de Luis XVIII tuvo que huir a las Antillas donde se unió al corsario francés Luis Aury en 1814. Este operaba bajo bandera mejicana y conquistó a los españoles la isla Old Providence. Establecido allí nombró a Lacroix comandante general, y Secretario de Estado de su “gobierno”. Por este tiempo Lacroix adoptó una forma españolizada de sus nombres y apellidos. Aury murió en agosto de 1821 y entonces Perú de Lacroix ofreció sus servicios a la nueva república de Gran Colombia y fue enviado a Cartagena; luego encontró a Simón Bolívar con quien trabó amistad y fue condecorado por él en Bucaramanga donde escribió su famoso Diario de Bucaramanga. Elevado a general en 1830 fue llamado por Manuela Sanz, la querida de Bolívar en noviembre del mismo año, para que acudiera a San Pedro Alejandrino, Santa Marta, pues Bolívar quería verle. Llegó pocos días antes del fallecimiento de El Libertador. El otoño siguiente Perú de Lacroix fue exiliado por el gobierno anti-bolivariano y se marchó de Bogotá para Jamaica. En 1833 estaba en Caracas y en julio de 1835 se puso a la cabeza del movimiento rebelde reformista. Fue derrotado y Perú de Lacroix abandonó Venezuela y su familia, refugiándose en Francia. En París, a la edad de 56 años se suicidó. F.W. Seal Coon, “La isla de Jamaica y su influencia masónica en la Región” en Masonería española y América, Coord. José Antonio Ferrer Benimeli (Zaragoza: CEHME, 1993) I, 219.

68Sorprendieron la guardia que custodiaba la casa residencia del Libertador Presidente general Simón Bolívar, quien se salvó de ser asesinado por el valor de doña Manuela Sáenz quien le animó a lanzarse a la calle desde un balcón mientras ella entretenía a los conspiradores. Doña Manuela, llamada la Libertadora del Libertador fue su amante desde el 15 de junio de 1822, día en que se conocieron en Quito en el baile que don Juan Larrea dio en honor de Bolívar, quien acababa de llegar de Pasto. El idilio duró hasta la muerte del Libertador, ocurrida en San Pedro Alejandrino, Santa Marta, el 17 de diciembre de 1830.

69Según Carnicelli, La masonería... II, 307 fueron al menos una treintena de logias: La Unión, Fraternidad Colombiana y Concordia Colombiana, de Caracas; Concordia y Valor y Constancia, de Valencia; Unanimidad, Bolívar y La Guaira, de La Guaira; La Amistad y Libertad, de Puerto Cabello; Los Hermanos Regeneradores, de Maracaibo; Protectora de las Virtudes, de Barcelona; Perfecta Armonía, de Cumaná; La Virtud Premiada, de Carúpano; Amistad, de Barquisimeto; Unión Filantrópica, de Coro; Aurora, de San Felipe; San Juan de la Constancia, de Tocuyo; The Eastern Star of Colombia no. 379 y La Concordia no. 792, de Angostura; San Juan de la Margarita, de Isla Margarita; Fraternidad, Las Tres Virtudes Teologales y Beneficencia, de Cartagena; Fraternidad Bogotana y Los Corazones sensibles no. 20, de Bogotá; Concordia de Boyacá, de Tunja; Hospitalidad del Magdalena, de Honda; La Mejor Unión, de Panamá; y Ley Natural, de Guayaquil.

70Antonio Caballero, “La acción inútil”, Historia 16 VIII, N. 87 (julio 1983): 65-69.

71Diego Carbonell, Psicopatología de Bolívar (Caracas: Universidad Central de Venezuela, 1965).

72Salvador de Madariaga, Simón Bolívar (Londres: Hollis-Carter, 1952), I, 222.

73Carlos Restrepo, “Informe sobre la Masonería y la Independencia”, Boletín de Historia y Antigüedades 46 (Bogotá, 1959) 236.

74Codificación Nacional, III, 437.

75Y no como quisiéramos que hubiesen sido.

76Coen-Dumesnil, La Franc-Maçonnerie, 24.

77Su jurisdicción se extendía al sur de los EE.UU. En 1813 fue creado otro Supremo Consejo en Washington con jurisdicción para los EE.UU. del norte.

78Su sede estaba en “el local de la calle Neuve-des-Petits-Champs, conocida más tarde con el nombre de Galerie de Pompei. Clavel, Histoire Pittoresque 241; Pérez Vila, La experiencia masónica, 329.

79La constitución de esta Gran Logia General Escocesa fue notificada a todas las logias de Francia por una circular del 1 de noviembre de ese año. Pérez Vila, La experiencia masónica..., 328. El 20 de octubre de 1804, de los diez miembros del Supremo Consejo seis pertenecían a la logia de Bolívar [la San Alejandro de Escocia]: Grasse Tilly, Thory, La Tour d’Auvergne, Bermond d’Alez d’Anduze, De Haupt y Bernardin Renier. Simon, Histoire du Rite Écossais, 88-89

Recibido: 25 de Enero de 2020; Aprobado: 13 de Marzo de 2020

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