Introducción
Este trabajo es continuación y complemento del publicado en 1983 con motivo del bicentenario del nacimiento de Simón Bolívar (Caracas, 24 julio 1783) y de los presentados en 2014 en Cartagena de Indias en el IX Coloquio de Historia Social y de las Ciencias “La Masonería y la Independencia Americana” (Gran Logia Nacional de Colombia, 20-24 marzo); en 2017 en México en el Coloquio Internacional “Masonería y Sociedades Secretas” (UNAM, 12-13 junio) y en 2019 en Gijón (España) en el “Seminario permanente interdisciplinar de las masonerías” (Biblioteca Jovellanos, 22-25 febrero)1.
Los cuatro textos fueron escritos con la intención de superar ‘ideas, prejuicios y mitos’2. Prejuicios y mitos que a fuerza de ser repetidos una y otra vez, al margen de la más elemental crítica histórica, han llegado a convertirse en dogmas históricos, poco menos que inamovibles, a pesar de su fragilidad histórico documental.
Este enfoque afecta, especialmente, a la presunta o real pertenencia a la masonería de los llamados próceres de la Independencia americana y en particular al caso del libertador Simón Bolívar3, el único de los que hay constancia documental fidedigna de que perteneció a una logia masónica, al menos en un período breve de su vida. Lo que no ocurre, por ejemplo, con Miranda, San Martín4, O’Higgins, Sucre y tantos otros convertidos en héroes y símbolos de la patria y de la masonería, aunque su filiación masónica no siempre resulte clara o tan suficientemente probada como la de Bolívar. Aquí, como afirma Alain Keghel, “la leyenda y el imaginario han jugado un papel importante en la constitución de un corpus histórico-legendario, teñido a veces de una cierta fantasía”5.
Precisamente, uno de los problemas previos que conlleva el estudio biográfico de Simón Bolívar es el carácter confuso y polémico que supone su iniciación masónica, negada por unos, afirmada por otros y desconocida o ignorada por los demás. Pero que en cualquier caso queda convertida en prueba o contraprueba de actuaciones políticas independentistas, no siempre suficientemente probadas con su vinculación o no masónica.
Las biografías de Bolívar, al igual que ocurre con tantos diccionarios y enciclopedias6, en gran parte son ajenas al hecho de si fue o no masón. En general, resultan más bien decepcionantes por sus carencias, vaguedades y reiteraciones en esta cuestión. Si tomamos como ejemplo tres biografías de carácter popular y gran difusión, observamos que en una de ellas se habla solo de “Sociedad Patriótica”7; en otra de “la logia de Cádiz” vinculada a la Gran Reunión Americana, cuya sede se encontraba en Londres8; y en una tercera en un capítulo titulado “las logias en acción”. Lo único que se dice es que el movimiento de Miranda y Bolívar, como más tarde el de San Martín, habían sido apoyados por sociedades secretas llamadas “logias” como la que llevaba el nombre de Lautaro y funcionaba en Cádiz durante la guerra de independencia de España contra Napoleón9 [1]. Como contrapartida en el entorno de la masonería existe la tradición que vincula a Bolívar con la masonería y en especial con las sociedades patrióticas o logias Lautaro10.
Dónde y cuándo fue iniciado Bolívar en la masonería.
El masón William R. Denslow, en su obra 10.000 masones famosos dice que Bolívar ingresó en la masonería en Cádiz y añade que recibió los grados del rito escocés en París, siendo elevado a la jefatura de Caballeros Templarios en Francia en 1807,12 y que durante su misión diplomática en Londres, en el año 1810, llevó una vida activa en ese país. Después, fundó la logia Protectora de las Virtudes no. 1 en Venezuela, y la Libertad no. 2 en Perú, de las que habría sido su venerable maestro11. Pero no baja a más detalles como, por ejemplo, la fecha de su ingreso en la masonería de Cádiz, el nombre de la logia, ni qué masonería era esta. Hoy día sabemos que la primera logia masónica se constituye en Cádiz en enero de 180712y para esas fechas Bolívar ya había regresado a América, por lo que difícilmente pudo ingresar en la masonería en Cádiz.Apéndice I
Por su parte, el doctor Buenaventura Briceño Belisario, que fue Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo 33 del rito escocés antiguo y aceptado para Venezuela, en su libro Humanos Inmortales13 asegura que Bolívar fue iniciado por Francisco de Miranda en una logia Lautaro −sin indicar cuál, dónde y cuándo− y recibió el grado de maestro en la logia venezolana de Carúpano14.
A su vez Carnicelli, al igual que Mancini a quien cita15, aseguran que se inició en la “masonería mirandista” en la ciudad de Cádiz, en la logia Lautaro, sin tampoco indicar la fecha ni dar más detalles. Y añaden que en Londres, en 1810, recibió del precursor Miranda el supremo grado iniciático en la Gran Logia Americana. Y como complemento de lo anterior traen el testimonio del historiador marqués de Villa Urrutia16 en su estudio La reina María Luisa y Bolívar donde se afirma que Bolívar fue iniciado a fines de 1803 no en la logia Lautaro, sino en la Caballeros Racionales también de la ciudad de Cádiz17.
Michel Vaucaire’s, en Bolívar el Libertador, relata que tras su viaje a Europa en 1803 −una vez fallecida su esposa María Teresa el 22 de enero de ese año− y ya de retorno a Venezuela, vía Estados Unidos, en 1806, le enseñó su diploma masónico y le refirió la visita a la logia de Cádiz “a la que acudió por curiosidad y no por convicción”18.
Este testimonio, al igual que los anteriores no tienen valor para Seal-Coon en su riguroso trabajo Simón Bolívar, freemason19 Los primeros por ser contradictorios y no aportar ninguna prueba. Este último porque Bolívar a finales de 1803 tenía 20 años y era un oficial español, no un revolucionario, que venía a Madrid a mitigar el dolor de haber perdido a su esposa a los seis meses de casado20. Y para Seal-Coon ninguna de estas circunstancias era favorable para pensar en la posibilidad de la iniciación de Bolívar en una logia política. Lo más que admite es una visita como no masón.
Pero es más importante saber que la “logia” Lautaro o de Caballeros Racionales, de Cádiz, no existía todavía en 1803 ya que fue fundada en 1811 por Carlos de Alvear y no por Miranda, como se ha dicho. Además, la Lautaro no era una logia masónica, sino una sociedad secreta patriótica que tenía como fin la independencia de la América española21. La leyenda de la iniciación de Bolívar en Cádiz no tiene sentido, ya que en las fechas indicadas no había ninguna logia masónica en Cádiz, y la supuesta Lautaro tampoco existía y todavía tardaría siete u ocho años en ser constituida por Alvear, según su propio testimonio22.
Tampoco hay pruebas de que Bolívar fuera miembro, ni mucho menos fundador, de la logia Protectora de las Virtudes que fue establecida en Barcelona (Venezuela) el 1º de julio de 1810 por Diego Bautista Urbaneja; ni tampoco de la logia Orden y Libertad no. 2, de Lima (Perú). Fundación que se atribuye al general Antonio Valero con quien Bolívar tendría en 1826 palabras no excesivamente fraternales, a causa de las logias constituidas por dicho general Valero23. Los primeros contactos de Bolívar con la masonería fueron poco después, y no con la masonería templaria como apunta Denslow, ni con la logia americana de Carúpano como asegura Briceño Belisario, sino con la masonería escocesa parisina.
Sociedades secretas
En cualquier caso estamos ante unas instituciones como Lautaro, Caballeros Racionales, Reunión de Americanos, Conjuración de Patriotas, Unión Americana, Supremo Consejo de América, Gran Logia Americana, entre otras. Todos estos nombres reciben para significar lo mismo24, instituciones o sociedades que en verdad no tenían nada de masonería, aunque a veces adoptaran el nombre de logias25 [2].
Ni siguiera hay acuerdo en la denominación y ubicación de estas “sociedades”. Para Martínez Zaldúa y Enrique de Gandía26 los Caballeros Racionales de Cádiz no eran una logia, sino los miembros integrantes de la Gran Reunión Americana fundada en Londres, por Francisco Miranda en 1797. Sin embargo, para Fernando Nadra27 la sociedad fundada por el venezolano Miranda en Londres se llamaba la Lautaro o de los Caballeros Racionales. A su vez, María Teresa Berruezo León dice que “Miranda fundó en Londres la logia los Caballeros Racionales o Gran Reunión Americana que después sería trasplantada a Cádiz como filial de la logia madre” [1] 28.
Nicolás E. Navarro en La masonería y la independencia se pregunta: “¿eran éstas verdaderas logias masónicas? Bien cabría dudarlo”, se responde29. El masón Pedro A. Barboza de la Torre, de Maracaibo, en su obra mecanografiada titulada Simón Bolívar y la francmasonería30 [3] menciona estas pseudologías mirandistas que dice eran “volantes” o itinerantes, tal vez a imitación de las logias militares bonapartistas31.
El propio testimonio de San Martín nos hace dudar de si la, por algunos llamada, logia Reunión de Americanos de Cádiz, fuera una sociedad o logia, o más bien “una reunión de americanos”, con minúscula, como refiere el propio San Martín en una carta escrita al general Ramón Castilla dos años antes de su muerte desde su destierro voluntario de Boulogne-sur-Mer, en Francia, en la que dice:
Como usted yo serví en el ejército español, en la península, desde la edad de trece a treinta y cuatro años, hasta el grado de teniente coronel de caballería. Una reunión de americanos en Cádiz32 , sabedores de los primeros movimientos, acaecidos en Caracas, Buenos Aires, etc., resolvimos regresar cada uno al país de nuestro nacimiento, a fin de prestarle nuestros servicios en la lucha, pues calculábamos se había de empeñar.
El subrayado es mío.
Este testimonio aportado por José Pettenghi concluye con el siguiente y lapidario comentario: “Todo lo que se añada no son más que suposiciones”33.
Por su parte, William Spence Robertson, el más prestigioso biógrafo de Miranda, considera como una hipótesis la fundación en Londres por Miranda de esa influyente sociedad de revolucionarios hispanoamericanos que se llamó la logia Lautaro, que luego desempeñaría en la América del sur una gran actividad que fomentó la revolución. Además, añade que del examen de sus papeles inéditos “nada revela que pueda probar, sea que perteneciera a la Orden Masónica, sea que fuese el fundador de la logia Lautaro”.
De esta misma opinión es el masón Seal-Coon, quien concluye su valioso trabajo “La mítica masonería de Francisco de Miranda” con estas palabras: “A mi juicio es mucho más probable que nuestro famoso y pintoresco sudamericano no haya sido nunca miembro de un organismo masónico regular o irregular"34.
Sin embargo, la opinión de que Miranda fue el fundador de un club revolucionario hispanoamericano es adoptada entre otros muchos que no pudieron conocer ni consultar el rico archivo personal de Miranda, por el masón e ilustre historiador Bartolomé Mitre. En su Historia de San Martín y de la emancipación sudamericana35dice a propósito de las conocidas como “logias mirandistas”36 que las sociedades secretas compuestas de sudamericanos, con tendencias a la emancipación de la América del Sur sobre la base del dogma republicano, se asemejaban mucho por su organización y por sus propósitos a las ventas carbonarias calcadas sobre los ritos de la masonería de las que no tenían sino sus formas y sus símbolos”37.
Estas mismas ideas las encontramos también en su otra obra Historia de Belgrano y de la independencia argentina donde en el capítulo XXIV del tomo segundo, bajo el epígrafe de “Belgrano y San Martín” dice que estas sociedades secretas
revestían todas las formas de las logias masónicas; pero sólo tenían de tales los signos, las fórmulas, los grados y los juramentos. Su objeto era más elevado, y por su organización se asemejaban mucho a las ventas carbonarias. Compuestas en su mayor parte de jóvenes americanos fanatizados por las teorías de la revolución francesa, no iniciaban en sus misterios sino a aquellos que profesaban el dogma republicano, dispuestos a trabajar por la independencia de la América.38
En estos pasajes se aprecia con claridad cómo Bartolomé Mitre describe la asociación política secreta atribuida a Miranda. Asociación muy distinta de la masonería e incluso de la carbonería de las que tan solo había tomado una superficial apariencia de signos, fórmulas, grados y juramentos secretos. Era una asociación secreta sí, pero una sociedad secreta de carácter político, para un propósito perfectamente definido que nada tenía que ver con el que pretendía la masonería39.
Pero como este es un tema que no hace mucho aborde ya en Cartagena de Indias. Centrado precisamente en la persona de Miranda, me remito a lo allí dicho y publicado40 así como a lo que en su día publiqué sobre las logias Lautaro41 pues lo que ahora nos interesa es lo relacionado con Bolívar y su iniciación masónica.
Bolívar masón. Su iniciación
Al dejar de lado las características políticas y no masónicas de las logias Lautaro, Caballeros Racionales o como se les quiera llamar, y al prescindir incluso del hecho, no probado, de que Bolívar tuviera sus contactos con dichos caballeros racionales en Cádiz o en Londres, por curiosidad o por convencimiento. Lo cierto es que Bolívar, cosa que no se puede probar de Miranda42, sí perteneció a la masonería europea al menos durante su breve estancia en París allá por los años 1804-1806.
Al prescindir de las hipótesis de trabajo más o menos sugestivas, si nos atenemos a la documentación masónica conservada, Simón Bolívar fue iniciado en la masonería, aunque no consta dónde. Ya que el primer documento nos lo presenta en el acto de recepción del grado de compañero masón, es decir, del segundo grado. Este es un documento manuscrito del que se ocupan Carnicelli y Seal-Coon43, propiedad del historiador venezolano Ramón Díaz Sánchez, quien certificó su origen y propiedad antes de depositarlo en el Supremo Consejo del Grado 33 de la República de Venezuela.
El documento en cuestión dice textualmente lo siguiente:
A la Gloria del Gran Arquitecto del Universo. El día 11 del 11º mes del año de la Gran Luz 580544 los trabajos de Compañero han sido abiertos al Este por el R. hº de la Tour d’Auvergne, siendo iluminados el Oeste y Sur por los RR. hh. Thory y Potu. Hecha y sancionada la lectura de la última plancha trazada, el Venerable ha propuesto elevar al grado de Compañero al hº Bolívar recientemente 45 iniciado, a causa de un próximo viaje que está en vísperas de emprender. Habiendo sido unánime la opinión de los hermanos para su admisión y el escrutinio favorable, el hº Bolívar ha sido introducido en el templo, y tras las formalidades de rigor ha prestado al pie del trono la obligación acostumbrada, situado entre los dos Vigilantes, y ha sido proclamado caballero Compañero masón de la R. Logia Madre Escocesa de San Alejandro de Escocia. Este trabajo ha sido coronado con una triple aclamación (hurra)46, y el hº habiendo dado las gracias ha tomado lugar a la cabeza de la Columna del Mediodía.Los trabajos han sido cerrados de la manera acostumbrada.
A continuación, vienen ocho firmas, entre ellas la de Simón Bolívar. Se trata de una hoja del libro de actas de la logia San Alejandro de Escocia47, ubicada en París “en un subterráneo (sótano) del boulevard Poissonnière”, según Coen-Dumesnil y en la rue Coq-Heron, según Jacques Simon48. Allí se dice que el venerable propone elevar al grado de compañero al hermano Bolívar, recientemente iniciado, a causa de un viaje próximo que está en vísperas de emprender. Agrega que, después de las formalidades requeridas, Bolívar fue proclamado caballero compañero masón, colocándose a la cabeza de la columna del mediodía. Estamos ante un acta o documento masónico fechado el 11º mes del año de la Gran Luz 5805, que equivale a enero de 1806 de la era vulgar, si tenemos en cuenta que el calendario masónico empieza en el mes de marzo49.
Además, disponemos de otro documento en doble versión (manuscrita e impresa) en el que Bolívar aparece ya como maestro, es decir, un grado superior. Sin embargo, este nuevo documento está fechado en 1804, un año antes. Se trata del “Cuadro General de Miembros que componen la Respetable Logia Escocesa de San Alejandro de Escocia, al Oriente de París” del año de la Gran Luz 5804, de la Restauración 5564 y de la Era Vulgar del año 13. En otras palabras el año 1804 y el 13 de la Revolución.
Una posible explicación de este desfase en la datación de ambos documentos tal vez se deba a que este último se refiera no solo a 1804, sino también a 1805, ya que no especifica ni el día ni el mes, los cuales están en blanco. Podría tratarse de un encabezamiento ‘standard’ en el que no se rellenaron los datos precisos, incluida la corrección del año, como a veces ocurre con los impresos de hoy día. También, puede tratarse del cuadro de 1804 al que se le añadieron nuevos datos de 1805, como también solía ocurrir. En cualquier caso, estamos ante otro documento auténtico, que ha sido conservado en la Biblioteca Nacional de París, en el fondo masónico del Gabinete de Manuscritos [F.M.2. 100 bis, Dossier 3].
Allí aparecen seguidos dos nombres: Emmanuel Campos “noble español, maestro masón” y Simón Bolívar “oficial español, maestro masón”. A título de curiosidad hay que añadir que este es el único cuadro lógico en que aparece el nombre de Bolívar. En la columna correspondiente no figuran las firmas reglamentarias de ninguno de los dos, ni la de Campos, ni la de Bolívar. Esto quiere decir que o bien no asistieron a la tenida o reunión masónica de final de año (generalmente el 27 de diciembre, día de San Juan) para consignar sus firmas en el documento en cuestión; o bien que para esas fechas estaban ausentes de París. Al menos, por lo que respecta a Bolívar sabemos que la urgencia en recibir el grado de compañero fue por causa de un inminente viaje que tenía que hacer, y que de hecho hizo, bien se trate del año 1804 o del año 1805.
Efectivamente, Bolívar que tenía una gran admiración por Napoleón como símbolo de la libertad y de la gloria, experimentó una gran decepción a raíz de su autocoronación como emperador en la catedral de París el 2 de diciembre de 180450. El hecho de que Napoleón ciñera la corona imperial rompió en Bolívar el mito que se había forjado en torno a su figura:
Yo le adoraba como el héroe de la República, como la brillante estrella de la gloria, el genio de la libertad. En el pasado yo no conocía nada que se le igualase, ni prometía el porvenir producir su semejante. Se hizo Emperador, y desde aquel día le miré como un tirano hipócrita, oprobio de la libertad y obstáculo al progreso de la civilización51 .
Ramírez de Villaurrutia, La reina, 313-314.
Esta decepción se agravó cuando unos meses después, el 15 de agosto de 1805, en Milán, volvía Napoleón a coronarse, esta vez como rey de los italianos. Eso hizo que Bolívar que se encontraba en Italia, evocando las glorias de la República Romana y tenía como testigo a su preceptor Simón Rodríguez, hiciera en el Monte Sacro de Roma su célebre juramento: “Juro por el Dios de mis padres, juro por ellos, juro por mi honor, y juro por mi patria que no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español”52.
Aunque todavía no se haya localizado el documento que lo atestigüe, lo más probable es que poco después de ser aceptado al grado de compañero, debió de recibir, y por el mismo motivo, el de maestro, pues con este grado −y no con el de compañero− figura en el citado cuadro de miembros de la logia San Alejandro de Escocia. Muy probablemente, y puesto que se habla de haber sido recientemente iniciado, Bolívar recibió los tres grados de aprendiz, compañero y maestro con poca diferencia de tiempo en la misma logia parisina. Pues en caso de haber sido iniciado en otra logia, la ceremonia de recepción del grado de compañero −relatada en el documento propiedad del historiador venezolano Ramón Díaz Sánchez− hubiera tenido que ir precedida del acto de afiliación a la logia en cuestión. Al no haber ninguna alusión a él lo correcto es pensar que recibió los tres grados en la logia parisina de San Alejandro de Escocia con muy poca diferencia de tiempo, posiblemente en los últimos meses o semanas de 1805. Pérez Vila matiza más al decir que, probablemente fue iniciado a comienzos de diciembre, o a fines del mes anterior53. Miriam Blanco-Fombona, una vez examinada la documentación que sobre la logia San Alejandro de Escocia se encuentra en la Biblioteca Nacional de París, cree que Bolívar fue iniciado como aprendiz el 27 de diciembre de 180554 [4].
Todavía existe en la Biblioteca Nacional de París un nuevo documento titulado “Cuadro de los hh. que componen la R. Madre Logia Escocesa de Francia, bajo el título distintivo de San Alejandro de Escocia al Oriente de París el año de la Gran Luz 5804 y 1805”, que viene a ser una repetición del anterior, pero ordenado por grados masónicos y en el que a continuación de los Caballeros Rosa Cruz55, se especifican los nombres de seis maestros, entre ellos Campos, gentilhombre español y Bolívar, oficial español56. A estos siguen un compañero, dos miembros de la Columna de Armonía, un miembro honorario y tres no residentes en todo el año.
Esta cuestión enlaza con otra dificultad menor o pequeña anomalía de los cuadros en cuestión. Y es que, según los Estatutos de la Orden Masónica en Francia57, publicados en 1806, se prohibía la recepción del grado de compañero antes de los veintitrés años, y del grado de maestro antes de los veinticinco. Por otra parte, la colación de los grados estaba supeditada a la asiduidad de las logias. Un aprendiz no podía ser recibido compañero si no había participado al menos en cinco sesiones; la maestría se concedía al compañero solo después de haber justificado su asistencia a siete asambleas. En síntesis, bastaba la presencia en las reuniones masónicas de un año para conseguir la posibilidad de acceder al grado supremo de la masonería azul, es decir, al de maestro. Sin embargo, los militares −y este era el caso de Bolívar− no solamente podían ser iniciados antes de los veintiún años, al igual que los hijos de masones58, sino que podían, excepcionalmente, ver cómo se les concedía más de un grado en un mismo día cuando su salida era inminente. Circunstancias ambas que se dieron en la persona de Simón Bolívar por ser militar y por tener que salir de viaje de forma inmediata. De hecho es sintomático que su nombre no figure ni en los cuadros de miembros de la logia de San Alejandro de Escocia anteriores a 1804 y 1805, ni tampoco en los posteriores59. Sin embargo, sí aparece el nombre de Emmanuel Campos en el cuadro de 1806, gentilhombre español de veinticuatro años, maestro masón, que vivía en la calle Richelieu. En este caso, sí está la firma de Manuel Campos60.
Masonería francesa, no americana
Y aquí hay que hacer todavía un par de reflexiones más. La primera que estamos en presencia, no de una sociedad patriótica americana al estilo de los Caballeros Racionales, sino de una masonería francesa que muy pronto acabaría, por un lado identificándose como una masonería bonapartista al servicio y uso de Napoleón; y por otro siendo el origen y principal órgano de la masonería escocesa de Francia. Masonería que no tiene nada que ver con las logias Lautaro mirandistas o sanmartinianas, que de masonería no tenían más que la utilización de la palabra logia, pues ni en sus estatutos o constituciones, ni en sus fines y reclutamiento tenían el más mínimo parecido con la masonería. Como muy bien lo atestigua, entre otras muchas cosas, el juramento que tenían que prestar los miembros de las “logias” lautarinas61.
Por otro lado, la masonería en la que ingresó Bolívar en París no tenía nada de “americana”. A pesar de lo escrito por Vicente González Loscertales, quien asegura que Bolívar se impregnó en París de las ideas ilustradas, de las nociones de independencia, soberanía popular, progreso y civilización, “que le llevaron a incorporarse a la masonería americana de París, donde alcanzó el grado de maestro”62.
Si analizamos la composición social de los 47 miembros que integraban la logia San Alejandro de Escocia el año en el que figura el nombre de Bolívar, encontramos el siguiente resultado: en primer lugar no hay más “americano” que Bolívar, quien, sin embargo, está inscrito como oficial español. Todos los demás son franceses a excepción de dos nobles venecianos y Manuel Campos, noble español. Entre las profesiones aparecen 10 militares, incluido Bolívar, 6 abogados y hombres de leyes, 6 médicos y doctores en medicina (entre ellos el regente de la Facultad de Medicina de París), 6 altos funcionarios, 5 propietarios, 2 empleados, negociantes y músicos, respectivamente, y uno de cada una de las siguientes profesiones: rentista, pintor, académico, marino, senador..., así como los tres nobles citados63. También, llama la atención que frente a la juventud de Bolívar que el 24 de julio de 1804 había cumplido veintiún años, figuran bastantes jubilados o antiguos militares, antiguos médicos, antiguos abogados, antiguos empleados, antiguos marinos, antiguos magistrados... Así, a la vista de los componentes de la logia y sus calidades, parece que queda excluida toda posible “conexión” americana. En la logia de Bolívar destacan, entre otros, dos miembros por sus obras y actividades posteriores, los dos grados 33: el conde Antoine Thory64 y Auguste de Grasse Tilly65.
Américo Carnicelli también aporta un nuevo documento titulado “Lista nominal de los Mazones [sic] de altos grados que se saben en diversos cuerpos en el mes de abril de 1824”, hecha por el Gran Comendador M. Ilt. Hº José Cerneau66. Son un total de 84 presuntos masones en posesión del grado 33. En dicha lista figura Simón Bolívar en el lugar cincuenta y ocho. Siguen otros listados con los grados 32 y 30. Se trata de un documento sin ningún membrete o sello oficial, que perteneció al prócer José Félix Blanco, y que hoy se encuentra en Caracas en el Archivo General de la Nación67.
Personalmente, creo que el valor histórico de este documento es bastante escaso, por no decir nulo, aunque sí lo tenga desde el punto de vista testimonial. Presenta un parecido extraordinario con las numerosas listas que de presuntos masones existen entre los Papeles reservados de Fernando VII del Archivo del Palacio Real de Madrid, y que fueron confeccionados por la policía con base en presunciones, denuncias, sospechas, etc. Curiosamente, Seal-Coon en su ya citado y prestigioso trabajo titulado Simón Bolívar Freemason desecha este documento que ni siquiera menciona, a pesar de utilizar a Carnicelli como una de sus principales fuentes de información.
Nelson Martínez va más lejos en su Simón Bolívar al decir que desde que salió de Europa obró al margen de las decisiones de “una masonería cuya aparatosidad y misterio no parecen atraerle”68. De hecho Bolívar no figura ya en ninguna otra logia europea o americana. El propio Carnicelli que tanta documentación masónica utiliza, aunque no siempre señala las fuentes, es incapaz de decirnos una sola logia americana en la que Bolívar figure como miembro. Y cuando proporciona la Lista de masones de 1809 a 182869 no puede menos de señalar a Simón Bolívar, Libertador, como miembro de la logia San Alejandro de Escocia de París, siendo el único que no aparece en logia americana. Lo que supone un reconocimiento indirecto de su no actividad masónica en la tierra que él liberó o independizó. Dicho con otras palabras, frente a uno o dos años de militancia masónica en París, estamos ante 25 o 26 años posteriores de alejamiento masónico, o al menos de ausencia de noticias de una participación directa.
Testimonio que coincide con lo que el edecán de Simón Bolívar, Louis Perú de Lacroix escribe en su Diario de Bucaramanga. Allí dice que el Libertador le confesó: primero que se había hecho masón en París; luego que había abandonado la masonería porque no encontraba nada nuevo en ella, solamente repeticiones insustanciales70.
Prohibición de las Sociedades Secretas
A raíz del fracaso de la Convención de Ocaña en junio de 1828, que enfrentó a los partidarios del general Santander y los de Bolívar, y del también fracaso de la conspiración contra Bolívar y su intento de asesinato por la Sociedad Filológica, a finales de septiembre del mismo año71, Bolívar y sus ministros estimaron conveniente prevenir futuras conspiraciones, por lo cual, evitaron reuniones ilegales bajo el pretexto de sociedades culturales. Y al efecto expidieron el decreto de 8 de noviembre de 1828, donde prohíben en el territorio de la república de Colombia “las asociaciones o confraternidades secretas”. Ciertamente, en el decreto no se menciona de manera concreta la masonería, pero tácitamente quedó incluida. Desde el 8 de noviembre de 1828 quedó disuelta de forma oficial la masonería en Colombia. Masonería que, introducida especialmente desde Jamaica, a partir de la década de 1820 adquirió un notable desarrollo, con mayor fuerza en el estamento militar.
De esta prohibición de Simón Bolívar, a quien junto con Francisco Miranda se suele situar en las filas de la masonería, siendo este precisamente uno de sus títulos de gloria o denigración (según el ángulo con que se mira) se suele hablar poco. No obstante, resulta curiosa la fundamentación ideológica que el mismo Bolívar hace en dicho decreto de la subsiguiente prohibición. Dice así:
SIMÓN BOLÍVARLibertador Presidente de la República de Colombia...Habiendo acreditado la experiencia tanto en Colombia como en otras naciones, que las sociedades secretas sirven para preparar los trastornos políticos, turbando la tranquilidad pública, y el orden establecido; que ocultando tras ellas todas sus operaciones con el velo del misterio, haciendo presumir fundamentalmente que no son buenas ni útiles a la sociedad, y por lo mismo excitan sospechas y alarmas a todos aquellos que ignoran los objetos de que se ocupan, oído el dictamen del Consejo de Ministros,DECRETA:Artículo 1.º Se prohiben en Colombia todas las asociaciones o confraternidades secretas, sea cual fuere la denominación de cada una.Artículo 2.º Los gobernadores de las provincias, por sí y por medio de los jefes de la Policía de los Cantones, disolverán e impedirán las reuniones de las sociedades secretas, averiguando cuidadosamente si existen algunas en sus respectivas provincias.Artículo 3.º Cualquiera que diera o arrendare su casa o local para una Sociedad Secreta incurrirá en la multa de 200 pesos, y cada uno de los que concurran, en la de 100 pesos por la primera vez y segunda vez; por la tercera y demás será doble la multa; los que no pudieren satisfacer la multa sufrirán por la primera y segunda vez dos meses de prisión; y por la tercera y demás, doble pena.Parágrafo 1.º Las multas se destinan para gastos de policía, bajo la dirección de los gobernadores de provincia.El Ministro Secretario de Estado del Despacho del Interior queda encargado de la ejecución de este Decreto.Dado en Bogotá a 8 de noviembre de 1828.El Ministro Secretario de Estado del Despacho del Interior, José Manuel Restrepo
Respecto a este decreto sobre las sociedades secretas hay quienes afirman que tal providencia estaba dirigida especialmente contra la masonería, como resultado de las divergencias suscitadas entre Bolívar y Santander. Sin embargo, más bien parece que con dicho decreto se pretendió acabar con ciertos grupos políticos que de otra forma más o menos velada conspiraban contra la estabilidad del gobierno. La masonería que contaba con partidarios, tanto de Bolívar como de Santander, no podía ser excluida a pesar de que Bolívar hubiese sido iniciado en ella veinticuatro años antes.
El decreto de Bolívar por el que se prohibían “todas las sociedades o confraternidades secretas sea cual fuere la denominación de cada una”, trae a la memoria otro decreto, anterior en un año, fechado y publicado en Granada de España, el año de 1827. Lleva el siguiente título:
Edicto del Ilustrísimo señor Arzobispo de Granada en el que se comunica a todos los fieles de esta diócesis y se manda observar la Real Cédula de S.M. y señores del Consejo, por la que se manda guardar y cumplir la Bula, que en ella se inserta, de nuestro santísimo Padre León XII, en que se prohibe y condena de nuevo toda secta o sociedad clandestina, cualquiera que sea su denominación, con lo demás que se expresa72.
Sobre los decretos similares que por esos años dio Fernando VII en España contra las sociedades secretas se ocupa José Antonio Ferrer Benimeli, Masonería española, I, 152-160.
Decreto que coincide con la declaración casi textual al delimitar lo que se entiende por sociedades clandestinas. Al igual que Bolívar lo hace con las asociaciones o confraternidades secretas.
A raíz del decreto de 8 de noviembre de 1828 dado por el masón Simón Bolívar, se clausuraron todas las logias masónicas existentes en las diferentes ciudades de la República73. De esta forma, el Libertador de 1819 se convirtió en el Liberticida de 1828, según Antonio Caballero74 [5].
Conclusión
Creo que no es necesario recurrir a posibles estudios psicosomáticos o psicopatológicos de 75 , y ni siquiera entrar en el juego de la dificultad dialéctica que entraña la constante contradicción bolivariana, para explicar que en un momento de su vida fuera masón. Quizá más por curiosidad que por otra razón, como asegura Madariaga, su detractor y al mismo tiempo admirador76. Y en otro llegara a considerar a la masonería como una ridiculez, según parece lo declaró a Perú de Lacroix en 1828 quien lo recoge en su Diario de Bucaramanga77, y que, poco después, la considerara no solo ridícula, sino perniciosa, prohibiéndola por decreto de 8 de noviembre de 182878 y acabando prácticamente con su existencia en la Gran Colombia durante varios años.
Nos movemos entre el hombre y el mito, entre la leyenda y la historia. Mito y leyenda que no por eso empañan la historia ni al hombre, sino que los enriquecen enseñándonos a aceptarlos con sus paradojas y contradicciones, con su multiplicidad de matices, tal como son79. Sin más ropajes que los del interés que nos aproxima a la realidad y verdad de un hombre que en este caso tiene la doble aureola más que centenaria, y que a los doscientos treinta y siete años de su nacimiento se le sigue mirando, quizá excesivamente, mitificado y manipulado en su imagen en beneficio de supuestas ideologías bolivarianas muy alejadas de su realidad personal. Bolívar es un hombre del que, como se dijo en el Congreso Bolivariano de Caracas de 1983, hay que bajar de su pedestal y pasearlo por los barrios extremos de las ciudades y por tantas naciones hispanoamericanas para recordar su mensaje político o patriótico, masónico o simplemente humano, de confraternización, de integración, de independencia de coloniajes trasnochados (externos e internos), y de implantación definitiva de prácticas verdaderamente constituyentes y democráticas frente a tantos atropellos de derechos humanos, tantas inmoralidades administrativas y tantos gobiernos dictatoriales.