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Comunicación

On-line version ISSN 1659-3820Print version ISSN 0379-3974

Comunicación vol.31 n.1 Cartago Jan./Jun. 2022

http://dx.doi.org/10.18845/rc.v31i43.6283 

Artículo

La cacería de ratas: una parodia callejera

The rat hunting: A street parody

Isabel  Ducca Durán1  

1Universidad Nacional, Costa Rica

Resumen:

En 2018 el llamado Combo fiscal agrupó una serie de luchas y manifestaciones entre las que sobresalió la llamada Marcha de los gatos. Esta marcha fue invisibilizada por los medios de comunicación, sin embargo, fue numerosa y vivida con gran júbilo. El ensayo analiza la presencia de una voz oficial (gobierno) versus una voz no oficial (el pueblo que semanifiesta). Asimismo, hay elementos carnavalescos al utilizar la parodia, figura por medio de la cual se ridiculiza la voz oficial con pancartas, textos e imágenes. Además, se muestra la presencia de lo grotesco en la imagen de las ratas para denigrar la oficialidad. Estos dos elementos, las ratas y los cuatro gatos representan la oposición entre la voz oficial y la no oficial (los visibilizados y los invisibilizados).

Palabras-clave: marcha; análisis de discurso; voz oficial; parodia

Abstract:

In 2018, the denominated Combo Fiscal (Tax Combo) brought together a series of struggles and demonstrations, among which the so-called Marcha de los gatos (The Cats' March) stood out. This march was invisibilized by the media; however, it was massive and celebrated with great enthusiasm. The essay analyzes the presence of an official voice (Government) versus an unofficial voice (the people who go on strike). Furthermore, there are carnivalesque elements in the use of parody, a figure through which the official voice is derided with banners, texts and images. In addition, the presence of the grotesque is shown in the image of the rats to denigrate officialdom. These two elements, the rats and the four cats, represent the opposition between the official and unofficial voices (the visible and the invisible ones).

Keyword: march; discourse analysis; official voice; parody

Introducción

En 2005, durante una huelga magisterial, el periódico La Nación descalificó el movimiento afirmando que éramos cuatro gatos. En una manifestación, en Alajuela, en los alrededores del aeropuerto, quien llevaba el megáfono gritaba: ¡Avísenle a La Nación que la gata parió gaticos! Y no son cuatro, están por todo el país. La calle fue en ese momento, el espacio para responderle al poder mediático. El emisor callejero, que quedará en el anonimato para siempre, se asumió como un interlocutor de ese poder y utilizando un imperativo ordenaba que quienes lo seguíamos o una entidad impersonal fueran o fuéramos a llevarle el recado a La Nación. Evidentemente, se trataba de un juego narrativo que nadie se tomó literalmente. Quienes lo escuchábamos sabíamos que se trataba de una ficción que solo cabía en la calle y durante una manifestación política. Las reglas del juego estaban suficientemente claras: el desafío al poder provenía de nuestra presencia en la calle, marchando contra las políticas antipopulares y no del cuento del nacimiento de los gatos y de un ''imperativo''.

Ese emisor, consciente o inconscientemente, adquirió o se autoproclamó ese día con la capacidad suficiente, respaldado por los gatos que caminábamos con él, para desafiar al poder político y mediático, el que cotidianamente nos desinforma. Había en escena dos puestas, la que usualmente es la norma, el dictado que el gran capital por medio de sus voceros ordena como la única versión de los hechos, es decir, la verdad oficial; la otra era la que rompía esa normalidad e irrumpía con una voz y una identidad que desafiaba desacataba y desobedecía la norma. Con esa imagen, quiero introducir este trabajo para centrarme en La marcha de los gatos de 2018.

Todo sistema opresor condensa una complejidad difícil de abordar e incluso de percibir y analizar. Este estudio pretende visualizar cómo se presenta la dialéctica invisibilización-visibilización en una serie de expresiones recogidas de las páginas de internet que conservan una memoria visual o auditiva de dicha marcha, llevada a cabo el 26 de septiembre de 2018, como parte de la lucha contra lo que se bautizó popularmente como el Combo Fiscal. Es una aproximación inicial con el objetivo de suscitar futuros acercamientos. La primera parte se centra en ciertas metáforas populares para situar la percepción cotidiana de dicha dialéctica.

La invisibilización

El poder opresor requiere para su sobrevivencia la negación e invisibilización de la víctima, pues solo así se asegura la exoneración de su culpa y la legitimidad de su acto de despojo. A la víctima se le niega o se le restringe su dignidad humana para reducir su identidad a la esclavitud, servidumbre o explotación. El mecanismo es dialéctico porque, por una parte, es invisibilizada en su plenitud humana; sin embargo, es visibilizada bajo la acusación y la culpabilidad. El caso de la mujer agredida es elocuente como expresión de esa dialéctica. También, la conquista de América ilustra, con una cantidad desbordante de ejemplos, esta dinámica de exterminio. Por ejemplo, para que los indígenas pudieran ser esclavizados, se requería negar su identidad: no tenían alma, poseían cuerpo despojado de espiritualidad; por lo tanto, podían ser tratados como animales o peor aún. La lucha contra la Ley No. 20580 no podía sustraerse de dicha dinámica porque se trataba de un proyecto de ley para aprobar una reforma fiscal basada en impuestos regresivos, rebajo de salarios y del poder adquisitivo de las mayorías, exoneración tributaria de los grandes capitales, para perpetuar la evasión fiscal entre otras ''bendiciones'' que el gran capital se otorgaba a sí mismo por intermedio del presidente Carlos Alvarado, la ministra de Hacienda Rocío Aguilar de ese momento y todo el equipo económico de dicha administración. Se trató de una ley para responsabilizar a los empleados públicos del déficit fiscal. Los empleados públicos fueron el chivo expiatorio de un largo proceso de déficit fiscal acumulado durante años. Se les culpabilizó de ser los causantes de él, con el fin de ocultar un patrón económico de despojo de los bienes públicos que se convirtieron en una gran acumulación originaria de capital de una clase política que administra el Estado para sí misma y para el gran capital nacional y transnacional.

En esas condiciones, el opresor, compuesto por el gran capital, los políticos de turno y sus voceros mediáticos, entre los que sobresalen las empresas La Nación S.A., Teletica y Repretel, aunque no sean las únicas, condujo el corifeo y con este la opinión pública. La guerra ideológica, desatada contra los sindicalistas, por ser los sindicatos del sector público quienes dirigían las protestas y el rechazo a la mentada ley, fue bastante documentada en un trabajo precedente Para una memoria de la huelga 2018 (Ducca, 2019). Por lo tanto, aquí interesa detenerse en otros subterfugios.

Se presentan dos invisibilizaciones determinantes: la responsabilidad ética del gran capital y sus representantes por estimular, continuar y propiciar la corrupción, la evasión y la elusión fiscales, así como el hambre y el sufrimiento de una gran parte de la población que ni siquiera podía satisfacer sus necesidades básicas. El victimario despoja de los derechos fundamentales a una gran parte de la población, pero, bajo el principio de la inversión, elemento fundamental de esta dialéctica, se convierte a sí mismo en juez inquisidor de la sociedad completa y, sobre todo, de todas aquellas personas que se les oponen. Bajo el maniqueísmo del bueno y el malo, enraizado en nuestra conciencia colectiva occidental desde la Edad Media, sus acusaciones se convierten por arte de magia ideológica en juicios de valor general para señalar a los oponentes como seres perniciosos socialmente, pues son ellos, los recriminados, los causantes del daño y el perjuicio social.

Es decir, la verdad del gran capital está edificada sobre la base de una invisibilización de su víctima y de su daño social, pues se muestra-visibiliza a sí mismo como el protector general de la sociedad. El opresor, dicho en lenguaje coloquial, es el bueno de la película. La víctima, cuando no se quiere despojar de su subjetividad de víctima, le toca entonces ser la mala del cuento porque no comprende el sacrificio que el opresor hace cada día por ella. El caso más emblemático es cuando el patrón le exige agradecimiento a su trabajador por darle trabajo. En este ejemplo, la plusvalía se oculta bajo el manto de la dádiva de trabajo y el sacrificio que el empresario realiza por sostener su industria vigente y abierta. Cualquier intervención del empresario se puede leer bajo estas categorías, aunque caben evidentemente otras.

La otra invisibilización esencial en esta dinámica es que la víctima no tiene racionalidad; sus argumentos son siempre los de una desquiciada. El caso más contundente lo constituyen las mujeres llamadas y condenadas como brujas por la Inquisición. La única lógica que cabe con sustento social es la del opresor; en esa racionalidad, la víctima debe obedecer y aceptar la imposición del silencio social o personal. La subjetividad de la víctima, cuando se asume como tal, construye una racionalidad propia, pues se constituye desde una inversión, también básica, deja de verse bajo la subjetividad del opresor para verse con su propia mirada, desde sus propias raíces: el despojo. Lo que tanto oculta y niega el opresor debe ser el punto de afirmación de la víctima. La víctima debe no solo darle la vuelta al espejo, sino también ir al otro lado del espejo para visualizar quién es, en realidad, su opresor. En el trabajo citado anteriormente, se concluyó que los sindicalistas perdieron en el camino el sostén de su propia identidad. Se trataba de la propuesta sindical para combatir y superar el déficit fiscal. El discurso oficial se sostuvo sobre una gran elipsis social, se ocultó y eludió en todo momento referirse a la propuesta sindical. Desde esa propuesta, quedaban a la luz los despojos y la corrupción de que ha sido víctima la sociedad costarricense. Sin embargo, desdichadamente, parece ser que jugaron a visibilizarse únicamente como contendientes y no con una identidad propia desde la subjetividad de las víctimas. En la medida en que perdieron el sustento de su identidad, lo perdió todo el movimiento.

Durante cualquier enfrentamiento social por la vigencia de los derechos humanos de todas las personas, la calle es el lugar donde se expresa la capacidad de las víctimas para poner en jaque al poder opresor. La marcha es expresión del poder de la protesta para paralizar, llamar la atención y, sobre todo, visibilizarse. Sobre las marchas y las protestas callejeras, pacíficas o no, cae el poder inquisidor en toda su pujanza como si se tratara de un Zeus olímpico que desatara sus rayos sobre las cabezas de los insurgentes. Su invisibilización puede tener diferentes expresiones: negar su validez, ocultar su legitimidad, ilegalizarlas y desprestigiarlas de muchas formas hasta convertirlas en una forma de agresión al resto de la ciudadanía que, muchas veces, está totalmente desinformada. Ridiculizarlas, caricaturizarlas y despojarlas de representatividad social y política. Para tal efecto, están los medios de comunicación con sus editoriales y las entrevistas callejeras a quienes no tienen formación política o un criterio propio y construido colectivamente. Últimamente, se ha recurrido a la criminalización de la protesta callejera.

En ese entorno de invisibilización, se ha propagado la metáfora de los cuatro gatos desde el poder en diferentes países, no solo en Costa Rica. Así sea medio millón de personas las que acudan a una protesta callejera se convierte en el discurso opresor como ''llegaron cuatro gatos'', ''su poder de convocatoria es de cuatro gatos''. En el lenguaje coloquial, la invisibilización se expresa mediante la derivación de ''ningún''. La creatividad popular, mediante un neologismo, ha construido un verbo del adjetivo indefinido ''ningún'' para referirse a este tipo de agresión verbal. Pese a que el diccionario y las definiciones lingüísticas aluden siempre a un intercambio entre dos o más personas y pocas veces pasan del nivel anecdótico e interpersonal para asumir un conflicto estructural y de combate por el poder, para la marcha en cuestión fue utilizado con un sentido social y político:

Estamos ante un acontecimiento histórico de la lucha de clases en el país, con una de las huelgas de mayor prolongación en este siglo (ya hoy alcanzó la duración del Combo ICE) y con menos de seis meses de haber iniciado el gobierno de Alvarado.

Este miércoles se realizó la llamada marcha de los gatos. El nombre hace alusión a las reiteradas declaraciones del gobierno ninguneando la huelga en la que, según ellos, solo participan ''cuatro gatos'' (Madriz, 2018).

En la cita, se le achaca al gobierno el ninguneo. Claramente, el discurso del gobierno estaba estructurado desde los intereses e imposiciones del gran capital. Como bien lo afirma el periodista, se trataba de un acontecimiento en el que se traslucía la lucha de clases; por lo tanto, era un momento crucial en el que el opresor descarga sobre las víctimas todos sus engranajes de invisibilización. En la expresión de una educadora, la dialéctica adquiría también la forma del basureo: ''¡Cómo nos basurean en la televisión!'' Ahí está la dupla, ningunear es negarle la existencia a las víctimas: ''son solo cuatro gatos''; ''basurear'' es darle visibilidad desde la racionalidad del opresor, pues los representan como los vagos, los que gozan de privilegios y gollerías, los causantes del déficit fiscal. La contienda adquirió, desde el corifeo mediático, el carácter de una ópera bufa. Como respuesta a esa ópera bufa, surgió la Marcha de los Gatos. Según estimaciones de dirigentes sociales, ha sido la manifestación más grande en la historia de nuestro país, superior a la del Combo del ICE y a la del TLC, por ejemplo.

Esta marcha fue multitudinaria, a pesar de la represión ejercida por medio del Ministerio de Obras Públicas y Transportes para impedir que, el 26 de septiembre, los buses con manifestantes llegaran hasta San José. Elmundo.cr lo dio a conocer con el siguiente titular: ''Carlos Alvarado ordena detener buses con manifestantes que venían a la ''Marcha de los gatos''. (Ángulo, 2018). Según este medio, en Pavón de Los Chiles, se detuvo a un grupo grande de indígenas y campesinos; en Liberia, fueron detenidos 12 autobuses, a los que le sustrajeron las placas y hubo amenazas de quitar las concesiones; busetas, con estudiantes de la sede de Occidente de la Universidad de Costa Rica, fueron detenidas en el peaje de Naranjo; seis buses detenidos en Esparza; una comitiva que venía de Palmar Norte y Sur.

De acuerdo con la información de ELPAIScr,(Anónimo, 2018) a 22 autobuses le fueron retiradas las placas de una revisión de 77. La excusa oficial fue que no tenían el permiso de transitar por la ruta en la cual los detuvieron. Fue la primera vez que se realizó ese tipo de ''revisión'', precisamente el día que los movimientos sociales habían anunciado la marcha más grande en la historia del país.

Además de ser una marcha multitudinaria, tuvo otra faceta que interesa destacar, fue una parodia de justicia callejera.

Los ninguneados y basureados invaden San José

Ese día, miles de costarricenses acudieron al llamado que las dirigencias sindicales habían realizado: llenar la ciudad de San José de gatos. Así pues, las víctimas adquirían una visibilización figurada. Por medio del sarcasmo, fue puesta en duda o anulada su inexistencia. Desde la convocatoria, la metamorfosis fue asumida porque aparecieron en casi todos los carteles cuatro gatos, uno solo portando la pancarta o bien, una multitud de gatos; dentro de esa metamorfosis, porque no fue disfraz, por lo menos en la convocatoria, fue establecida una macroamenaza contra el poder: la presencia de los gatos ahuyentaba a las ratas e impedía su fiesta o, mejor aún, había que asistir para contribuir a una cacería de ratas. Se anulaba el poder mediático, el de la corrupción fiscal y las gollerías asistiendo como gatos, para realizar justicia social mediante la referida cacería. El lenguaje figurado se hizo acompañar, en muchos casos, de las demandas políticas contra la clase gobernante y sus políticas dictadas. Nos centraremos primero, como se afirmó antes, en el lenguaje figurado. Se les devolvió la metáfora: si los huelguistas eran cuatro gatos, ellos eran entonces las ratas del país. Ya esa metáfora había sido aplicada con anterioridad cuando se apodó Ratarias al premio nobel de la paz. Ahora las ratas eran quienes impulsaban la defraudación fiscal.

Interesa evaluar hasta qué punto el lenguaje figurado es expresión de subjetividad de las víctimas. La narrativa que surgió ese día quedará incompleta, pues no se puede rescatar la participación de la totalidad de quienes se hicieron presentes ni mucho menos sus grados de conciencia. Desde su trinchera cotidiana, cada quien acudió para establecer su oposición al Combo Fiscal y desenmascarar al gobierno. Resaltaremos algunos aspectos del emplazamiento de los gatos y las gatas a las ratas:

Fuente: ANPE

''¡No me gusta la zanahoria, ni tampoco la remolacha, menos las mentiras que el Gobierno nos achaca!'' (endi, 2018).

Suscribe, si se le puede llamar así, una coqueta gata de color rosado con lazo al cuello del mismo color que aparece en la esquina inferior izquierda de la pancarta y queda en la fotografía como si estuviese sentada sobre el sombrero de lona con bandera de Costa Rica de un varón, quien es el portador de la pancarta.

''No más Migajas''. (endi, 2018).

Suscribe un gato negro, por la esquina superior izquierda entra un ratón a la pancarta, posiblemente insinúa que sería cazado por el gato.

''Me pareció ver cuatro gatitos'' (endi, 2018).

Suscribe Piolín que aparece en la esquina superior izquierda de la pancarta. A la derecha, en el plano inferior, un gato. Piolín, el personaje de la fábula, siempre tiene miedo porque es perseguido por el gato, aunque sale victorioso. En la pancarta, aparece como representando al amenazado.

''Llegó la hora de rasguñar el Combo Fiscal''. (endi, 2018).

Suscribe un gato que está afilando sus uñas en la pared.

''Más de 1 millón de gatos TOME CHICHÍ''. (endi, 2018).

Suscriben cuatro gatos en el plano superior de la pancarta destacados por una flecha a cada lado.

''¡Por la defensa de mis derechos y los tuyos!'' (Chinchilla, 2018)

Tres huellas de gato recorren el cartel. ''Desde lejos he venido a decirle a don

Piza: Aquí están los 4 gatos que al Gobierno Paraliza''. (Chinchilla, 2018).

Suscriben dos gatos, una gata rosada con lazo al lado izquierdo, un cachorro color negro a la derecha.

''DON GATO ES LA LEY''. (Chinchilla, 2018).

Suscribe don Gato, el popular personaje de caricatura de Don gato y su pandilla, en el centro de una camiseta. El sentido es ambivalente, pues don Gato no obedecía ninguna ley. No se sabe si alude al llamado de llevar un gato como insignia simplemente o a que la cacería de ratas es la ley.

''Y aquí una gata más. Por la defensa de mis derechos y los tuyos''. (Chinchilla, 2018).

Suscribe una estilizada gata.

''¡BOMBA! -Cuatro gatos nos decían que un día no aguantarían hoy es la 2da. marcha nacional con la HUELGA INDEFINIDA''. (Chinchilla, 2018).

Suscriben cuatro gatos negros.

''¡SI LOS GATOS ESTÁN LAS RATAS NO HACEN FIESTA!''. (Chinchilla, 2018).

Lo afirman cuatro gatos negros.

''¡Los cuatro gatos buscan las ratas y ratones!'' (Chinchilla, 2018).

Lo afirma un felino que más parece tigre, en el centro superior de la pancarta; al pie de la advertencia, aparecen los dibujos de Piza, Alvarado y Mora, los tres con orejas de roedor.

''Ni un paso atrás''. (Chinchilla, 2018).

Lo afirma un gato que se afila las uñas. ''Soy un gato más… Yo apoyo la huelga''. (Chinchilla, 2018).

Siete cachorros de gato enmarcan la figura de la participante.

''No pensión de lujo''. (Chinchilla, 2018).

Suscribe un gato rojo.

''NO al Plan Fiscal, NO a las pensiones de lujo, NO a la Evasión. Diputados y Gobierno legislen para el Pueblo''. (Chinchilla, 2018).

Suscribe una gata gorda. La pancarta la llevaba una niña con orejas de gata.

''Diputada INÉS no afloje con hacer que obliguen a las COOPERATIVAS a sí pagar los impuestos JUSTICIA TRIBUTARIA''. (Chinchilla, 2018).

Suscribe un gato amarillo. La pancarta la portaba una niña con antifaz felino.

''AQUÍ ESTAMOS LOS CUATRO GATOS Y VENIMOS POR LAS ''4'' RATAS''.

(Chinchilla, 2018).

Fuente: Stella Chinchilla

''SEÑOR PRESIDENTE DÉ LA CARA A ESTOS 4 GATOS''. (Chinchilla, 2018)

Suscribe un gato negro con la bandera de Costa Rica.

''NI UN GATO ATRÁS''. (Chinchilla, 2018)

Suscribe un estilizado gato amarillo. ''COMO EXPLICARÁS A TUS HIJOS

QUE PERDISTE LO QUE TUS PADRES GANARON LUCHANDO'' COMO PODRÁS SENTARTE FRENTE A TUS HIJOS MIRARLES A LOS OJOS Y DECIRLES QUE ELLOS VIVEN ASÍ PORQUE TÚ TUVISTE MIEDO A LUCHAR NO más

impuestos NO al combo fiscal Miau'' (Chinchilla, 2018).

Suscriben cinco gatos negros y uno gris, dos de ellos se afilan las uñas.

Fuente: Stella Chinchilla

''Cuidado ratas, hay 4 Gatos sueltos!!! Miau… Miau… Miau!!!'' (Chinchilla, 2018).

Suscriben dos gatos furiosos erizados y hay cuatro ratones asustados.

''¡Nos cansamos de alimentar las ratas! Vivan los 4 gatos''. (Chinchilla, 2018).

Suscriben cuatro gatos pacíficos y hay, además, seis ratones y siete ratas asquerosas.

Fuente: Stella Chinchilla

''LAS 4 RATAS CULPABLES DE LA CRISIS FISCAL DE COSTA RICA…

1 Gobiernos PLN, PUSC y PAC 2 Pensiones de lujo 3 Despilfarro a manos llenas de los recursos del estado 4 Grandes empresas evasoras y elusoras de impuestos.

LOS ''GATOS'' DEL PUEBLO… YA ESTAMOS CANSADOS DE TANTO CHORIZO, DEMOGOGIA,

CONTUBERNIO, FAVORITISMO Y DEMÁS RATERÍAS DE LA CLASE POLÍTICA CORRUPTA''. (Chinchilla, 2018).

Suscriben dos gatos furiosos al ataque alrededor del mapa de Costa Rica, donde cuatro ratas asquerosas representan cada uno de los males.

''NO SOMOS CUATRO (dibujo de gato) SOMOS FIERAS''. (Chinchilla, 2018).

Suscribe una mujer felina, cuyo rostro es mitad mujer, mitad tigre.

''Hoy somos más de 4 gatos en busca de esas ratas asquerosas El pueblo dice NO al Plan Fiscal''. (Chinchilla, 2018).

Suscribe don Gato y su pandilla que dice: ''Ni un gato atrás'' y un gato blanco con un puño negro al lado.

''¡Uy! NO SON SOLO 4 (dibujo de cuatro gatos)''. (Chinchilla, 2018).

Suscribe una gran rata con corbata roja y llena de miedo.

''Cuando los gatos están las RATAS no hacen fiesta!'' (Chinchilla, 2018).

Suscribe un gran gato que tiene atrapado al ratón por el rabo y el ratón está por alcanzar un puño de monedas.

''Estos 4 gatos se niegan a ser domesticados''. (Chinchilla, 2018).

Suscribe un gran gato que tiene a su alcance a cinco ratones. Al lado derecho, una columna dice RATAS y, al lado de esta palabra, aparece el retrato de Piza, Alvarado y Soto. (Ministro de la Presidencia, presidente y ministro de Seguridad).

Fuente: Surcos digital

''Los 4 gatos En pie de lucha NO AL COMBO FISCAL''. (Chinchilla, 2018).

Suscriben tres gatos con una rata cazada cada uno.

''¡ESTOS 4 GATOS NO VAN DEJAR QUE LAS RATAS HAGAN FIESTA! ¡¡LA MADRE PATRIA LOS ENSEÑÓ A CAZAR!! LUCHAR!'' (Chinchilla, 2018).

Suscriben cuatro cachorros de gatos.

''¡A las ratas les llegó su hora!'' (Chinchilla, 2018).

Suscriben diez gatos y en el centro de la pancarta hay una enorme rata asquerosa con cuello y corbata rodeada de billetes y monedas.

''PURISCAL Presente en la Lucha''. (Chinchilla, 2018).

Suscribe un gato furioso que está destripando un ratón. La bandera de Costa Rica ondea en el lado superior izquierdo de la pancarta.

''AQUÍ ESTAMOS LOS 4 GATOS TRAS LA CACERÍA DE UNAS RATAS QUE HACE 5 DÉCADAS HACEN FIESTA DE MI PAÍS NO AL COMBO'' (Marín, 2018).

Suscriben cuatro gatos asomados a la pancarta sobre la bandera de Costa Rica.

''¿Qué pasa cuando los gatos se tiran a la calle? Las ratas se esconden. ¿Qué pasa con el presidente? Está escondido, no quiere salir. No quiere dialogar. No quiere nada, ¿será porque es una rata? ¿Qué pasa cuando los gatos se van a la calle?''. (Chaves, 2018).

''Necesitamos un país libre de ratas''. (Chaves, 2018).

A partir de los elementos definidos para el análisis, podemos visualizar que la inversión de roles fue el eje estructurador de los mensajes. Una variedad de gatos representó a las víctimas y posibilitó expresar el deseo de justicia: acabar con las ratas como símbolo del poder corrupto, causante verdadero del déficit fiscal. Los ejecutores de las políticas represivas fueron claramente identificados; Piza, Alvarado, Mora, Soto. Sin embargo, hay que detenerse a reflexionar hasta dónde llegó el poder de la parodia.

El poder de la parodia

Posiblemente, este es el aspecto más complejo en un análisis político. La fábula de la cacería de ratas tuvo un gran poder de convocatoria, pues los cálculos estimaron alrededor de un millón de personas, minimizados siempre por los medios comerciales. Si ese millón de personas tuvo capacidad de comunicar sus ideas acerca de la corrupción, los perjuicios del plan fiscal y el autoritarismo del Gobierno a por lo menos dos personas allegadas, podríamos estimar que la denuncia cubrió un aproximado de tres millones de personas en una población que apenas llega a los cinco millones. Es un buen porcentaje, si nos centramos únicamente en un aspecto cuantitativo. La marcha dio sus frutos en cuanto a la presencia de un repudio generalizado a la mencionada ley. Incluso hay que tomar en consideración a quienes no llegaron a San José por la represión ejercida.

El otro factor, el cualitativo, es aún más difícil de estimar por cuanto no hay encuestas de por medio ni entrevistas con qué valorar el nivel de conciencia y combatividad después de dicha marcha. Por lo tanto, ensayaremos algunos parámetros con qué abordar la efectividad del repudio. Cabe destacar el nivel de denuncia, el desenmascaramiento del poder corrupto, la efectividad de la parodia como retrato del sistema, la racionalidad de la víctima como inversa a la racionalidad del opresor, las raíces materiales e ideológicas de la opresión, la capacidad para cambiar el rumbo del opresor y establecer un nuevo orden a partir de tomar en cuenta las necesidades de las víctimas.

Evidentemente, esos parámetros definidos anteriormente deben corresponder a la evaluación de un proceso completo o una coyuntura política. Sin embargo, parece pertinente tomarlos en cuenta para dicha marcha, pues se trata de la más numerosa en la historia del movimiento social y porque, de una u otra forma, podría interpretarse como la punta de un iceberg; es decir, los mensajes expresados durante es marcha podrían indicar tendencias de la conciencia social de las personas y organizaciones más politizadas en nuestro país puesto que son las que se movilizan en una situación como esa. También permite observar qué respuesta dio el opresor frente a la marcha más grande en la historia del país.

De los mensajes vistos alrededor de la fábula de la cacería, únicamente uno alude a las mentiras difamatorias del Gobierno contra los opositores al plan fiscal; cuatro aluden a este como ratas, el presidente y tres ministros; uno alude a la cobardía del presidente; tres a la voracidad de las ratas por la riqueza, simbolizada en los billetes y las monedas; únicamente una conceptualiza las ratas: Gobiernos PLN, PUSC y PAC 2 Pensiones de lujo 3 Despilfarro a manos llenas de los recursos del estado 4 Grandes empresas evasoras y elusoras de impuestos. Esta apunta también a la subjetividad profunda de la víctima: LOS ''GATOS'' DEL PUEBLO… YA ESTAMOS CANSADOS DE TANTO CHORIZO, DEMOGOGIA, CONTUBERNIO, FAVORITISMO Y DEMÁS RATERÍAS DE LA CLASE POLÍTICA

CORRUPTA. Esta es la única manifestación emocional en todo el registro que, como se ha reiterado, es un ejercicio interpretativo a falta de contar con otros instrumentos. Si bien la cacería permitió jugar con la inversión y relacionar ratas con asquerosidad y corrupción, no se puede concluir que las víctimas del despojo que han sufrido las instituciones públicas se visibilicen en ellas. Pareciera que prevalece la denuncia, sin referirse al estado emocional y material ocasionados por el despojo del Estado y la corrupción.

Como sucedió con la mayoría de los presentes, el nivel simbólico se ajustó a una alusión alegórica de los felinos con bigotes, narices, orejas y antifaces. Si se tuviera que abordar la subjetividad de la víctima a partir de las expresiones faciales, todas las personas posaban frente a la cámara con alegría; parecía que se participaba de una fiesta en lugar de un combate contra la injusticia tributaria. Por lo tanto, quedan pendientes las raíces materiales e ideológicas de la opresión.

Como complemento de lo anterior, realizaremos una revisión de las expresiones no figuradas.

¿Cómo se estructuró el mensaje directo y sin mediaciones de la fábula entre gatos y ratas? Por razones de espacio, trazaremos un recorrido general por los semas más significativos de las demandas.

De los mensajes revisados, se descartaron todas aquellas mantas que representan a la organización y fueron elaboradas de forma que se pueden utilizar en diferentes protestas porque dicen simplemente ''Presente'' o el lema que incluyen es general de manera que se aplica en cualquier situación de rechazo a alguna política.

Prevaleció la negativa y el rechazo al plan fiscal, aludido en la mayoría de los casos como el Combo, con semejante nombre se apelaba a la memoria colectiva del año 2000, cuando se le llamó así al proyecto de ley para privatizar el ICE. El hecho de recurrir a ese término sugiere una labor de síntesis, pues establecía un paralelismo entre los dos proyectos de ley. El solo hecho de evocarlo como Combo significaba peligro para la ciudadanía e incluía el rechazo; en algunos casos, se le agregó al NO el hecho de no querer más impuestos. Por otra parte, el rechazo se relacionó con la corrupción de este gobierno al favorecer a los grandes millonarios. También, se asoció en pocos casos a los gobiernos del PLN, PUSC y PAC; hubo una pancarta que enumeró lo que ha sido la ''piñata neoliberal'', que destacó los ejemplos de ''ALCATEL CAJAFISCHEL OAS CRUCITAS BANCO ANGLO-YAMBERCEMENTAZO PLATINA TROCHAFODESA'', (Chinchilla, 2018). Un caso calificó a la corrupción como más inmoral que una huelga, porque es la razón por la cual esta existe; en este, se asume la inversión, ya que destaca el origen de la huelga, pues se relacionó el déficit fiscal con la corrupción. Pocos casos aludieron a la defensa de derechos laborales. También hubo tres mensajes para rechazar la culpabilización de los maestros: ''Soy maestra y NO tengo privilegios ni me pagan dedicación exclusiva'', (Chinchilla, 2018); ''Los maestros NO somos los culpables de una crisis que hizo la clase política, para hacerse empresarios millonarios a costillas del pueblo'', (Chinchilla, 2018); una eximió de culpa por el déficit fiscal a todos los trabajadores. Únicamente dos mensajes pidieron una reforma fiscal justa y progresiva. Hubo tres referencias directas a los evasores causantes del déficit fiscal, una de estas señala directamente a la UCCAEP y CANARA; otra incluye a los tres partidos PLN-PUSC PAC y su alianza con los ricos porque no los obligan a pagar impuestos. Dos o tres evaden el tema de la protesta y claman por un gobierno de los trabajadores.

Un sector que se expresó como tal fue el agro, este interpretó el plan fiscal como una guerra en su contra, rechazó los impuestos y una pancarta estableció su rol en la sociedad de una forma simbólica, pero fundamental porque: ''Los Agricultores cultivamos esperanzas y cosechamos futuro

No ley 20580 No podríamos pagar nuevos impuestos'' (Chinchilla, 2018); otra, por el contrario, aludió directamente al mismo asunto afirmando que: ''No es resolver un problema fiscal, es dejar un país con hambre''(Chinchilla, 2018).

Dos pancartas indicaron el deber ético de luchar para ser modelo íntegro frente a los descendientes. Otras dos interpelaban a los diputados para que legislen a favor del pueblo y no de los poderosos; una de estas les recrimina los cuatro millones de colones por los que abren el despacho. Otras dos expresiones retoman el verso del Himno Nacional sobre los siervos menguados. Una utilizó el lenguaje figurado, pero fuera del tema de los gatos: ''¡NO AL COMBO FISCAL! ¡SIQUE

CHUPANDO!'' (Chinchilla, 2018), la acompaña un dibujo de Drácula, cuyos colmillos chorrean sangre de un pobre hombre campesino, detrás de Drácula aparecen Carlos Alvarado, Rocío Aguilar y Michael Soto.

De esta descripción, se puede inferir que la UCCAEP es la institución más invisibilizada, únicamente una pancarta se refiere directamente a ella. En aquellas en las que prevalece la denuncia contra los evasores se nombran como ricachones o empresarios. Si tomamos en cuenta que el discurso, por cadena nacional, con que el presidente Alvarado descalificó la huelga el día antes que iniciara, es una copia casi literal de lo que había anticipado la UCCAEP como su posición (Ducca, 2019). Hay que concluir, dolorosamente, que el movimiento popular no ubica claramente hacia dónde dirigir su labor de denuncia y enseñanza política para el resto de la ciudadanía. Si bien la denuncia se lanzó directamente contra la clase política que nos ha gobernado en los últimos cuarenta años PLN, PUSC y PAC, no fue mayoritaria.

Por otro lado, hay que contemplar que, dentro de esa clase política, los actores electorales tanto para la presidencia como para las diputaciones y alcaldías cambian en general cada cuatro años, entonces, las denuncias logradas en estos movimientos tienden a diluirse y a olvidarse, sobre todo por el sedante social que representan los procesos electorales como un encuentro entre familiares donde hay que olvidar las discordias. Por lo menos así lo asume el discurso oficial y la ''obediencia democrática'' lo solicita, muchas veces casi en tono de súplica o amenaza.

Por lo tanto, lo que prevalece en la subjetividad de la víctima es su capacidad de rechazar. El NO está muy arraigado en una parte de la población desde el Combo del ICE, se afirmó para el TLC y persistió en esta lucha como un rotundo rechazo a la corrupción. Sin embargo, el hastío es casi imperceptible en la manifestación; el dolor social por tantos años de despojo no aflora como eje fundamental de la identidad de las víctimas. La situación de las comunidades a las que no llegan los servicios fundamentales para satisfacer sus necesidades básicas no tiene ninguna presencia en estas manifestaciones; más bien, habría que anotar su gran ausencia. En ese escenario, pareciera que las comunidades que sufren la contaminación continua por las grandes corporaciones tanto de las piñeras como las bananeras no formaran parte de nuestra geografía política.

Y si hubiera que evaluar el poder de la parodia en términos de obligar al opresor a cambiar el rumbo para incluir las necesidades de las víctimas, en este caso, de un alto porcentaje de la población, tendríamos un saldo muy negativo. Pues desde el día antes a la Marcha de los gatos, el martes 25 de septiembre, el Banco Central y el Ministerio de Hacienda hicieron una operación de letras del Tesoro, que permitió al Gobierno disponer de 498.000 millones de colones (870 millones de dólares) para hacerle frente a sus gastos hasta fin de año, mientras se aprobaba la reforma fiscal. Es decir, el mensaje fue claro y contundente, al Gobierno se le dotaba de un tanque de oxígeno para que respirara ''tranquilo''; de esa forma, se aseguraban dos aspectos fundamentales: el Gobierno continuaría y estaba en capacidad de desgastar el movimiento el tiempo que fuera. ¡Así sucedió! Aunque existan voces dentro del movimiento sindical que consideran un triunfo haberse mantenido tanto tiempo en huelga, el movimiento no partió con esa hoja de ruta. Salió con dos objetivos esenciales: el primero era que se abriera un diálogo intersectorial para dar a conocer la propuesta sindical y detener el Combo Fiscal, pero ni uno ni lo otro se obtuvo. El gobierno siguió su rumbo, no negoció, aunque hiciera la pantomima, y la UCCAEP obtuvo todas sus demandas. Lo peor fue que los empleados públicos recibieron el peso de la reforma fiscal y toda la ciudadanía con los impuestos regresivos.

A dos años de esta marcha, habría que ver cómo piensan y sienten quienes participaron. Como esa percepción no se puede recoger, es necesario continuar el ejercicio de establecer tentativas de análisis que nos permitan avizorar los caminos del futuro. Dentro de las grandes interrogantes que surgen al ver las páginas que conservan una memoria fotográfica de la marcha, hay una que despierta mucha resonancia: ¿Por qué las personas posaban para la prensa gráfica con tanta alegría? ¿El clima social de la marcha era más un festejo que una lucha combativa donde se jugaba el futuro de muchos seres humanos, sobre todo los más empobrecidos? Consulté acerca de esta impresión con una dirigente sindical y me confirmó que, efectivamente, la gente sonreía por el tipo de alegoría usada, por las caras maquilladas, por las insignias o pancartas. ¡Se participó con alegría! La alegría no es una señal ni negativa ni positiva para una lucha. Pero sí llama la atención que fuera tan generalizada. ¿Sería una alegría combativa?

La fábula de los gatos que salían a la calle para cazar a las ratas asquerosas que vienen destruyendo al país desde hace cuarenta años tuvo una alegría contagiosa y poder de convocatoria, como se dijo. Esa alegría puede provenir, es una hipótesis, de un sentimiento de que los gatos y las gatas adquirían un poder que se nos ha negado de muchas formas en los últimos años: hacer justicia por nuestra cuenta, acabar con la corrupción. La cacería expresaba la esperanza de hacer lo que los tribunales no han realizado. ¡La justicia social se lograba en la calle! Quizás la narrativa callejera de ese día podría leerse así: los gatos y las gatas del pueblo salieron masivamente a la calle, convocadas por un sentimiento patriótico de lucha por la justicia social, sabían al igual de quienes marchamos en el 2005, que la ficción era un juego y lo necesario era la presencia masiva para ejercer presión. El rechazo masivo sería escuchado por el Gobierno y la Asamblea Legislativa. La razón de la alegría puede interpretarse como lo hizo una maestra en un foro en la Asociación Nacional de Educadores: ''Ver aquella cantidad de gente apoyando la lucha nos llenó de esperanza, de que lograríamos parar el Combo''.

A pesar del discurso de Alvarado haciendo eco de la UCCAEP y las medidas económicas del 25, ¿el movimiento se habrá contagiado de la ilusión y el exceso de confianza en un Gobierno que había prometido diálogo con todos los sectores y unidad nacional? Esa promesa la había lanzado Carlos Alvarado apenas seis, cinco y cuatro meses antes.

El último gran esfuerzo del movimiento popular en nuestro país había sido la lucha contra el TLC en el 20075, que resultó en una derrota por un gran fraude mediático. El descontento y la frustración habían asentado sus bases en un movimiento popular que se sintió abandonado y sin nadie que lo escuchara después de esta derrota. ¿Esa alegría de la marcha de los gatos apuntaría a la esperanza de que, al fin, seríamos escuchados y tomados en cuenta? ¿Por qué no se percibieron las señales que lanzó autoritariamente el presidente desde el inicio de la huelga? ¿Por qué no se relacionó el discurso de Carlos Alvarado con la UCCAEP?

Visibilizaciones sistémicas

El ensayo interpretativo realizado hasta aquí posee como objetivo realizar una pequeña reflexión acerca de esos juegos dialécticos que bien podrían estar inspirados en Maquiavelo, veamos algunas de sus máximas:

El vicio y la virtud del poderoso dependen si lo llevan a la ruina o al prestigio.

Para hacer grandes cosas, es necesario saber incumplir las promesas y enredar con astucia la mente de los seres humanos.

El poderoso debe ser un gran simulador y un disimulador. La simpleza de los hombres y sus necesidades los llevan a creer fácilmente en los engaños.

El poderoso no necesita tener todas las cualidades, pero requiere simular poseerlas, porque tenerlas y practicarlas siempre es dañino mientras que parecer guardarlas es útil.

Parecer piadoso, fiel, humano, íntegro y religioso es útil; siempre y cuando se sepa ser todo lo contrario cuando se requiera.

Para mantener el poder, hay que estar dispuesto a actuar contra la fe, la caridad, la humanidad y la religión. (Ducca, 2018, p.30).

Aunque en el trabajo citado sobre la huelga del 2018, había analizado un aspecto del discurso de Carlos Alvarado (Alvarado, 2018), quiero retomar su intervención para observar una característica del emisor que no había contemplado: su aparente ''sensibilidad humana''. Se concibe a sí mismo como rechazado por los sindicatos, pues los había invitado a un diálogo; de cierta forma, introduce su palabra, asumiéndose como una víctima de los sindicatos al haberlo defraudado en su iniciativa; además, humilde, pues dialogar supone la capacidad de escuchar y tomar en cuenta al otro; este emisor también es un salvador de la tradición costarricense, pues evita el camino de la irresponsabilidad que generaría división y crisis; él es quien une al país; es inclusivo en el camino que escoge, pues piensa, se preocupa y protege, a todos, inclusive a los huelguistas. Al ser tan inclusivo, se percibe a sí mismo como un verdadero padre protector, porque piensa en un futuro hasta para el hijo pródigo, en este caso: los huelguistas; es tan comprensivo y dadivoso que vuelve a invitar a los huelguistas al diálogo. Su rasgo autoritario, al decretar la huelga ilegal sin haber comenzado, podría ser parte de ese padre protector que debe recurrir a la fuerza.

Retomar esta imagen de sí mismo de Carlos Alvarado, se realiza para contraponer a la visión que de él construyeron en la Marcha de los Gatos, en la parodia fue catalogado dentro de la cacería justiciera como una rata más. Hay una contradicción profunda entre la imagen de la calle y la imagen proyectada por sí mismo. Creo que las máximas maquiavélicas tienen resonancia en un simulacro de diálogo e inclusión protectora de la toda la ciudadanía; sin embargo, existe también una profunda escisión en la conciencia de quien se proyecta como benefactor de la ciudadanía, pero obedece a dictados del gran capital. Lo que esa conciencia debe ocultar e invisibilizar son los efectos de sus políticas. Eso no existe ni debe existir en el discurso oficial ni en la verdad oficial. Las consecuencias nunca son responsabilidad de quienes deciden las políticas económicas o sociales. Gobiernan con una irresponsabilidad ética per se.

En medio, de este juego visibilización-invisivibilización, se desaparece la dignidad de los seres humanos porque se instrumentalizan como un objeto más para la satisfacción de un interés particular: la ganancia y la gran acumulación mediante usura financiera, evasión fiscal o explotación sin derechos humanos. Los huelguistas acudieron a la marcha con una ficción para ser escuchados; el presidente en ejercicio acude a otra ficción, el diálogo, para imponer sumisamente lo que el capital y el FMI dictaban; es decir, para no escuchar a las mayorías que existen en su discurso únicamente como abstracciones.

La ficción de ser un presidente sensible, inclusivo y de haber escogido el mejor camino en la encrucijada histórica, se reitera en el informe presentado ante la Asamblea Legislativa en mayo del 2019: En otros países del mundo, no atender los problemas fiscales, o hacerlo de manera radical, derivó en cierre de ministerios, despidos, reducción de la inversión social o pérdida de los ingresos reales de las personas. En Costa Rica eso no ocurrió. Y eso dice mucho.

No han sido 12 meses fáciles y no podía ser de otra manera, pero Costa Rica demostró que es capaz y el gobierno que es responsable y determinado.

Si bien puedo cometer errores, muy lejos de mí han estado la avidez o la mala fe. Al contrario, mi ilusión e inspiración es que todo este maravilloso país, con todas sus personas, en todos los rincones, amanezcan cada día mejor''.

(Alvarado, 2019). La elipsis acerca de los efectos del plan fiscal estructura su discurso; las contradicciones no pueden estar presentes porque implicaría asumir la realidad y todo el discurso está pensado para evadirla; cuando alude a la polarización social es una de sus mayores preocupaciones, pero preocuparse por algo no significa ocuparse. La presenta como una congoja no como un elemento sobre el cual se puede y se debe actuar.; relegarla a un lugar de su corazón lo exime de toda responsabilidad, pues sufre con lo que hace, lo mismo había planteado con el ''trago amargo'' de la reforma. Un proceso social tan injusto y con efectos tan desastrosos en la vida de una mayoría se convierte en su capacidad de manipulación en un instante de medicación, inevitable pero curativa.

Lo mismo sucede en 2020 con la pobreza: Hoy tenemos la capacidad técnica y de análisis de datos para identificar a todas las personas en condición de pobreza, o de informalidad, o que sufren una fuerte caída en su ingreso. Esto hace técnicamente posible eliminar la pobreza en Costa Rica, mediante el adecuado direccionamiento de los recursos''. ''Mi dolor, como presidente, es que hoy no tenemos el espacio fiscal para hacerlo''.

(Alvarado, 2020). El hambre, la desesperación y el desempleo de aproximadamente dos millones de personas tiene dos visibilizaciones en su mensaje: como datos digitales, es decir, como fichas con información archivable y en su adolorido corazón. En su sufrimiento, ocupan el espacio que se les niega como seres sociales con necesidades materiales y niños o niñas que alimentar, vestir, educar y ayudar a crecer. ¡Su dolor lo libra continuamente de la responsabilidad histórica por gobernar para el gran capital nacional y transnacional!

Esa magia de disipar y ocultar a los seres humanos a los que se les arrebata de muchas formas sus derechos, posee muchos antecedentes y correspondencias estructurales tanto pasadas como presentes; sin embargo, quiero aludir a una más reciente que parece coincidir con esa tecnología tan exaltada en el discurso de Alvarado.

Lidiar con la geografía, el carácter aleatorio de nuestro nacimiento (algunos nacen como gente rica en países ricos, la mayoría como gente pobre en países pobres), la mala suerte y los lados bueno y malo de la naturaleza humana. En este libro pretendemos demostrar las formas en que el mundo virtual puede hacer mejor, peor o simplemente diferente el mundo físico. (Schmidt, y Cohen, 2014. pp. 20-21).

El mundo virtual no le pudo hacer el milagro a Alvarado de desaparecer por completo a los pobres de este pobre país, sobre todo porque, con la pandemia del COVID-19, se duplicaron, pero sí pueden ir a ocupar un lugar en su adolorido corazón para olvidarlos en su corporalidad y convertirlos en números. Como lo afirmó Albino Vargas en su comentario del Diario Extra, gracias a eso ya tienen bien documentados los datos en la UPAD para volverlos visibles cuando venga la fiesta electoral del 2022, otra de las grandes ficciones de nuestra democracia. Ese día los invisibles reciben la varita mágica de hacerse presentes, importantes y hasta les dan besos, abrazos, un diario, cien colones o, como sucedió en Los Cuadros en Guadalupe, un poco de marihuana para que festejen ellos también su existencia de un día cada cuatro años.

Habría que preguntarse si en esta adorada y maravillosa tierra los pobres tienen algo así como el complejo de Cenicienta. Solo que van al baile cada cuatro años vestidos para la ocasión de ciudadanos y ciudadanas y el príncipe -léase salvadorno los redime ni los busca sino hasta que pasen otros cuatro años.

Acerca de ficciones y magias ideológicas hay mucho material para sistematizar

Referencias bibliográficas

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1 Isabel Ducca Durán es Licenciada en Filología Española de la Universidad de Costa Rica. Jubilada de la Universidad Nacional, Heredia. Ha realizado investigaciones y publicaciones en el área de la literatura infantil, la lectura creativa, la literatura testimonial, la vida y obra de Carmen Lyra; el análisis crítico del discurso y la ideología. En 2019, incursiona en la crónica con La huelga del 2018 - La guerra contra los 4 gatos. Contacto: isaducca@gmail.com

2 Es subrayado es nuestro.

3 En general, se respeta la grafía original del mensaje, incluso con faltas de ortografía o redacción.

4 No es posible, en este espacio, reproducir el vídeo, el audio o la fotografía donde se estableció el mensaje; se realiza una breve descripción de ello.

5 No se pretende anular ninguna otra lucha dada durante los últimos años, por ejemplo, la lucha contra la minería a cielo abierto en Crucitas, pero se alude a una que involucrara a tantas organizaciones y personas. De hecho, en San Ramón, fue la lucha contra el Combo Fiscal la que volvió a articular a las organizaciones que se habían dispersado desde el 2007.

Recibido: 30 de Marzo de 2022; Aprobado: 24 de Mayo de 2022

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