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Comunicación

On-line version ISSN 1659-3820Print version ISSN 0379-3974

Comunicación vol.27 n.2 Cartago Jul./Dec. 2018

http://dx.doi.org/10.18845/rc.v27i2.4002 

Artículos

La corrupción del sistema y la ciudad enferma en la novela negra Pasado perfecto de Leonardo Padura

Corruption in the system and the sick city in the black novel Pasado perfecto by Leonardo Padura

Dr. Mauricio Arley Fonseca1 

1Universidad de Costa Rica Costa Rica

Resumen

La ciudadanía es síntoma del sistema político; es la expresión en la superficie respecto de aquello subyacente en el espacio del poder.

En Pasado perfecto se diseminan signos de corrupción y enfermedad que serán estudiados mediante el recurso de la palabra. La trama inicia con una denuncia por la desaparición de Morín, importante empresario cubano. Su esposa Tamara Valdemira es quien lo reporta. Ella es estomatóloga, especialista de los signos médicos que ocurren en la boca. ¿Qué enfermedades pueden surgir al efectuar un análisis bucal? Lo dicho y lo no dicho serán referentes para indagar acerca dela corrupción que invade al sistema social y la condición patológica que padecen los sujetos del sistema.

La desaparición presenta un antecedente histórico a nivel político: el cisma recibido por la comunidad cubana después de la caída del muro de Berlín y la desaparición del padre (Unión Soviética), de modo que surgen nuevos órdenes de relaciones de poder.

El análisis se aplicará a partir de teorías psicoanalíticas y semióticas, con el fin de extraer lo latente del acto delictivo, donde se evidenciará que el sistema social-por la organización de sus leyes y grupos de poder- está dañado y corrompe a todo sujeto a su estructura.

Una breve versión del trabajo fue expuesta en las jornadas de investigación del Centro de Investigaciones sobre Diversidad Cultural y Estudios Regionales (2016).

Palabras clave: Novela negra; Cuba; novela; corrupción; delito; semiótica

Abstract

Corruption in the system and the sick city in the black novel Pasado perfecto by Leonardo Padura.

Citizens are a symptom of their political system, its surface expression, according to what underlies the space of power.

In Pasado perfecto corruption and sickness signs are disseminated, which will be studied using the word as a resource. The plot starts with an inquiry into the disappearance of Morin (an important Cuban businessman); his wife, Tamara Valdemira, who reports it, is stomatologist specializing in medical signs that occur in the mouth. Which sicknesses could emerge from a mouth analysis? Utterances and what is left unspoken will be references for obtaining answers about the corruption that invades the social system and the pathological condition the subjects from this system suffer.

This disappearance broaches a historical precedent in politics: the schism in the Cuban community after the fall of the Berlin Wall and the disappearance of the father (the Soviet Union), leading to the emergence of new orders of power relations.

The analysis will stem from psychoanalytic and semiotic theories, in order to extract the latent from the act of crime, where it will be demonstrated that the social system, due to the order and its power groups, is damaged and corrupts any subject attached to its structure.

A brief version of this work was presented in the Research Workshop of the Research Center on Cultural Diversity and Regional Studies.

Key words: Black novel; Cuba; Novel; Corruption; crime; semiotic

Introducción

La ciudad es el espacio donde se presentan actos de individualismo feroz, impulsados por las dinámicas económicas del país. Los crímenes vinculados con dinero requieren una observación de las relaciones sociales y las instituciones que les dan soporte, pues habría cierta estructura que favorecería algunos actos. Sin embargo, este trabajo enfatiza una de las tesis trabajadas por el propio Padura: el sistema está corrupto. La novela tradicional se centra en el criminal como individuo, mientras que aquí, se pretende apuntar hacia la criminalidad de la estructura laboral y política, entre otras aristas.

El crimen es un texto fundado en la complicidad; esto hace posible organizar toda una estrategia donde no solo uno podrá resultar beneficiado por robos de fondos públicos. Además, se denomina “organización criminal”, porque está jerarquizada y se tienen los objetivos y papeles claramente establecidos, aunque en tales interrelaciones la traición es una de las posibilidades. Uno de los recursos judiciales, recurre precisamente a la traición de un delincuente contra otro, con el fin de revelar toda la verdad y que de este modo, se beneficie el delator. Por lo tanto, la palabra toma mayor peso mediante la traición.

Con respecto a la novela, en el interior de las casas, la festividad promueve encuentros entre personajes, quienes intercambian palabras, pero también se posibilitan los extravíos, como ocurre con el personaje de Morín; estrategia que tiene como fin ganar tiempo para su escape de Cuba (posteriormente fallido).

Finalmente, será oportuno revelar el estatuto de poder de las figuras masculinas en la novela: si bien Tamara se anuncia como matriz del saber (es esposa del desaparecido y fue pareja del detective)que revelará la verdad, algo del mismo sistema le impide ejecutar su saber, de ahí que sea tan solo un personaje periférico. Sumado a esto, de manera transversal, está la figura de la “amistad”, representada por el flaco Carlos. La amistad sería una delas vías por las cuales la estructura humana puede preservarse, a pesar de las injusticias.

Ciudad: Marco de la narración

Los actos de un individuo no son sin consecuencias, sea tanto para él mismo como para otros. En el caso de un crimen, será prioritario situar la posición de quien lo ejecuta en relación con lo acontecido (Tendlarz y Dante, 2008, p. 31).

El género de novela negra toma la ciudad como centro de construcción escénica. Entre sus callejuelas se desplaza el investigador en busca de indicios y testimonios que permitan resolver el crimen, cuya incógnita se tramita de forma lenta y llena de supuestos, de tal modo que dicho investigador duerme cada noche con la incertidumbre por determinar quién cometió el crimen y por qué. Este insondable lo transfiere a aquellos sujetos convocados por el texto literario.

No obstante, en las venas de la ciudad no se comete el crimen, sino que el comercio agresivo -que bombea esas venas- forma los rizomas de sentido que llevan a lugares donde es fácil perderse y por lo tanto, dar con el criminal, el lugar del crimen y los motivos, entre otros, lo cual resulta una tarea de lectura barroca. En otras palabras, la dinámica constante que caracteriza el cuadro del crimen excede el marco de la ciudad, en tanto no hay ciudad que no se conecte con otras ciudades y es precisamente en esta dialogía que el extravío interpretativo es germen vital para la novela negra.

La lucha de ciudades también generará exclusiones. Por ejemplo, en Las ciudades invisibles de Calvino (1972): “una nueva ciudad se abre paso en medio de la ciudad de antes y la empuja hacia afuera (…) grandes consorcios comerciales que pronto serán los que manejen las economías del país” (Rodríguez, 1998, p. 11). Esta dinámica comercial de las ciudades genera una revuelta de peces gordos que intentan beneficiarse de los movimientos económicos en un individualismo feroz que, como bien lo rescata Rodríguez, a partir de las ideas de Arnoldo Mora, la época posmoderna se caracteriza como “la tragedia y la crisis de una soledad convertida en existencia, es el individualismo burgués convertido en tragedia” (Rodríguez, 1998, p. 13). En este contexto, la soledad se manifiesta como la inmisericorde individualidad, que tendrá lo fraternal como vía regenerativa en la sociedad. Así, la fraternidad es un rasgo que flaquea y ha sido herida, como efecto demarca de guerra…

Por otro lado, en la ciudad, el criminal intentará portar máscaras simbólicas para que su acto pase inadvertido el mayor tiempo posible. El goce criminal tiene como catalizador el momento cuando otros reconocen que algo anda mal, el crimen está por descubrirse y de ahí que el escape opere en beneficio del goce criminal.

Además, al formar parte de un mercado internacional, la ciudad se abre al intercambio de objetos, bienes y servicios, así como a transformaciones que impactan el sistema de valores nacionales: “se entronizan nuevos elementos axiológicos, provenientes y animados por una ideología globalizante, que sustituye los valores propios de la identidad de cada pueblo, por los nuevos estilos de vida…” (Montanaro, 2003, p. 224). Precisamente, estas condiciones de la relación Cuba-mundo exterior mueven cambios en la escritura cubana:

La caída del muro de Berlín, el siguiente desencanto en todo el mundo socialista y, ante todo, en Cuba “el proceso de encarcelación y juicios de altos oficiales de las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior, sucesos que convulsionaron la sociedad” (Michelena 41), hicieron “aumentar la desconfianza y el desencanto en un sistema que se creía inmune a los vicios de la sociedad capitalista” (Vilches 70) y llevaron a un excelente escritor cubano revolucionario y, al mismo tiempo, crítico de los aspectos negativos de la revolución como Leonardo Padura Fuentes (1955), a criticar fuertemente los lados oscuros de la realidad cubana, como se aprecia tanto en su tetralogía policial… (Franken, 2009, p. 31)

Mediante el cisma recibido por la comunidad cubana: caída del muro de Berlín, desaparición del padre (Unión Soviética) y corrupción de altos jefes cubanos, entre otros, se crean nuevos órdenes de relaciones de poder (siguiendo el concepto “campo” de Bourdieu): “un contradictorio proceso histórico en el que, de nuevo, la dimensión política ocuparía un espacio central, se crean y se excluyen valores estéticos” (Alvarenga, 2008, p. 44). En estas condiciones surge el estado de desamparo, tal como lo ha sentido el propio Padura:

Cuba se quedó sola como país, pierde sus socios comerciales, pierde todo el apoyo dela Unión Soviética y el campo socialista y pasamos hambre. Pasamos hambre. Todo eso conmovió la manera de pensar de la gente en Cuba y de mi generación en particular /…/ Afortunadamente para mí la literatura fue mi salvación (Wieser, 2005).

De este modo la ciudad se constituye en un campo donde ha cambiado la misma posibilidad de creación estética policiaca.

Aperitivos del crimen

Los habitantes de la isla, que viven en La Habana (donde se reporta la desaparición de Rafael Morín), realizan actividades sociales en una casa u otra. Asimismo, en otros marcos, hay actividades que promueven dinámicas económicas constantes entre países, por ejemplo, entre Cuba-España-Estados Unidos-China-Japón…, que permitirán adquirir bienes materiales estructurados por otras culturas.

Previo al festejo, donde se extravía Morín, la comida ofrece su propia degustación con variantes culturales:

No, nothing special pero muy rico. Oye bien: las malangas que tú trajiste, hervidas, con mojo y les eché bastante ajo y naranja agria /…/ aceite de oliva argentino /…/ ¿No te has muerto, Condesito?

Me cago en mi estampa, Jose -dijo, sintiendo un reordenamiento en su maltratado abdomen. Era un fanático de las mesas abundantes, se moría por un menú como aquél y sabía que Josefina estaba preparando la comida especialmente para él y para Flaco (Padura, 2000, pp. 30-31)

El marco de la ciudad muestra que hay puntos de ingreso al cuadro de esta y uno de ellos es el de las relaciones sociales que se establecen mediante el compartir los alimentos. Pero también, a pesar delos cambios en un mundo globalizado (en la cita anterior, la expresión inglesa “nothing special” y el producto comercial “aceite argentino” aluden a esa apertura), hay rasgos de la sociedad y su ciudad que permanecen inmóviles. Un representante de esto es el amigo del Conde, el flaco Carlos, quien luego de su batalla en Angola ha estado con “un nervio muerto u otro músculo inmóvil para siempre” (Padura, 2000, p. 96). La inmovilidad corporal además alude a esa nombrada: fraternidad que flaquea, pero que al menos persiste en brindar compañía mediante el texto que ofrece la comida.

La vida en compañía fraternal brinda la posibilidad de sostenerse afectivamente ante la carencia de alimentos: “Creo que la fraternidad en una sociedad como la cubana, donde hemos tenido tanta carencia, tanta miseria, donde por momentos hemos sentido miedo por lo que pueda ocurrir en un futuro cercano o en un presente, esa fraternidad nos ha ayudado mucho a vivir” (Wieser, 2005). No casualmente el amigo fraternal del Conde será el flaco Carlos, con quien el investigador policíaco comparte más de una comida. El amigo Carlos, en una corporalidad desorganizada por la guerra, persiste en su lucha por vivir y esto se funda a partir dela amistad fraternal. Estos espacios destinados para comer abren el canal comunicativo para compartir palabras, de las cuales se puede saber mientras se saborean los manjares.

El cuestionamiento que se pretende establecer acá es mediante una actividad diaria como comer. En su análisis atento puede pesquisarse que lo consumido contendrá nutrientes necesarios para vivir, pero también hay consumos nocivos para la existencia. Una moraleja es mirar antes de comer; a lo que se le puede agregar también: oler. La comida y la traición son acompañamientos que se han heredado históricamente en distintas culturas y tiempos. El ingenio criminal radica en cuándo y cómo servir la comida para no generar sospechas.

Otros animales, que podrían ser parte de la cena, más bien son admirados, pues se constituyen en una proyección del personaje; este es el caso del pez Rufino (nombre del abuelo del investigador criminal Mario Conde, abuelo dedicado a organizar peleas de gallos): “Apoyándose en la cama se puso de pie y en el trayecto sus ojos descubrieron sobre el librero la energía matinal de Rufino, el pez peleador” (Padura, 2000, p. 17). “Regresó al cuarto y desde la cama miró a Rufino. El pez peleador se había detenido y parecía mirarlo a él también” (Padura, 2000, p. 231).

Si la comida se vincula con el placer de lo oral, aderezar los alimentos con palabras es una práctica que acompaña una mesa. En el caso presente, el recurso de la palabra será central para iniciar la investigación de un supuesto crimen. La denuncia central de la novela Pasado perfecto está basada en una desaparición. La denunciante se llama Tamara Valdemira, esposa de Morín, una mujer que mira la boca, es estomatóloga, mira la boca para determinar enfermedades:

  • Asunto: Desaparición

  • Denunciante: Tamara Valdemira Méndez

  • Dirección particular: Santa Catalina, No 1187, Santos Suárez, Ciudad de Habana.

  • Carnet de Identidad: 56071000623

  • Ocupación: Estomatóloga (Padura, 2000, p. 26).

La palabra “estomatología” procede del compuesto griego: στóμα + λογος, que remite al conocimiento de la boca y sus enfermedades. Para el caso particular, habría que valorar qué es aquello que se le escapa a Tamara, acerca de las palabras salidas dela boca de su esposo. Como estudiosa de las enfermedades bucales, ella no pudo pesquisar que su propio esposo padecía una enfermedad. Pone la denuncia por desaparición y es así como la investigación exhibirá que Conde padecía una enfermedad que ocultaba mediante las palabras no dichas.

La ciudad es un hilo textual desprendido del marco político-económico, en cuyo interior se pierden pistas en las confluencias de una arquitectura barroca. El desaparecido (Rafael Morín) se extravió en medio de muchas personas durante la fiesta del 31de diciembre. Hubo tanta gente y nadie podía decir algo concreto que diera pistas a los detectives. Una estrategia para perderse es precisamente asistir a una fiesta. Por eso el Conde se plantea la búsqueda a partir del lugar festivo: “Tengo una idea en la que quiero trabajar: la fiesta del día 31. Rafael Morín desapareció después de ir a esa fiesta” (Padura, 2000, p. 39). Si algo o alguien se pierde en la fiesta, hay que visitar el lugar donde tuvo lugar. Esta es la premisa básica de una investigación.

La investigación judicial se da mediante el cuestionamiento de lo que se supone que el sujeto entrevistado sabe. Si bien Tamara es especialista en enfermedades bucales, ella también será objeto central de la investigación. Además, fue pareja sentimental del detective Mario Conde. ¿Qué podrá decir Tamara si ella misma fue engañada por su pareja? Ella, encargada de curar las enfermedades dela boca, se queda sin palabras para poder responder a la pregunta del paradero del Conde y todos los actos delictivos que él iba realizando sistemáticamente hasta llegar al día de su desaparición.

Las venas son senderos dentro de la ciudad (a algo llevan), pero esta no corresponde simplemente a lavada de las calles. El corazón del crimen anida en el interior de las casas, cuyas espectaculares estructuras revelan pomposidad que -como mandato social- debe aprovecharse para efectuar fiestas o bien, si la estructura de la casa es pequeña, ese rasgo fálico ausente pretende desviar la ficción de poder al ostentar productos tecnológicos (con la finalidad de mantener un lugar imaginario, aunque sea delirantemente). Estos excesos también participan en el intento de extraviar al detective y sus lectores:

Gallego de Galicia, sí. José Manuel Dapena, ése es el nombre completo. Hace algunos negocios que tienen que ver con la empresa de Rafael, pero sobre todo con Comercio Exterior (Padura, 2000, p. 45)

… se levantaba la casa de dos plantas donde vivían las jimaguas, una edificación espectacular y brillante con sus largos paños de cristales oscuros, sus paredes de ladrillos rojos y amurallada tras un jardín podado con esmero profesional (…);

Tengo una idea en la que quiero trabajar: la fiesta del día 31. Rafael Morín desapareció después de ir a esa fiesta (p. 39)

La sala del apartamento era pequeña, pero estaba arreglada con esmero y todo brillaba. En el multimueble que cubría la pared opuesta al balcón, el Conde registró la presencia del televisor en colores Sony, la casetera Beta, la grabadora estéreo y los souvenirs característicos de varias partes del mundo (p. 75).

Esa casa de la fiesta dice mucho acerca de los enlaces de sus propietarios con respecto al mundo exterior. Pero nada de eso permite precisar una palabra que oriente la investigación. Ya posteriormente, un resto se podrá leer como letra impregnada en la piel y para el caso judicial en cuestión, se registra en las manos del cuerpo fallecido de Morín: “restos de cuero en sus manos” (Padura, 2000, p. 218). Dichos restos ayudaban a concluir que Morín portaba algo pesado antes de fallecer, algo que cambiaba entre sus manos, algo que ahora era un resto perdido. Así, a pesar de que la palabra oral esté casi anulada, el cuerpo deja signos para ser leídos por el investigador.

Lo criminal del orden

La ideología dominante dirige el pensamiento del acto criminal. Buscará entre los pobres o quienes no poseen muchos bienes muebles para mostrar al criminal frente a las cámaras de televisión y de este modo la ideología intentará restablecer el orden mediante la aprehensión y la condena de grupos económicos bajos. Vale la reflexión de Braham (Kokotovic, 2012):

Mientras que los relatos de detectives clásicos representan el crimen como la transgresión de las normas en un sistema esencialmente justo, los relatos duros representan la búsqueda de la justicia en sí como la transgresión de las normas en un sistema esencialmente corrupto. (p. 185)

El título subversivo de la novela de Padura, Pasado perfecto, es una invitación a pensar un lugar idealizado para trabajadores del Estado. El título, como para texto, ofrece la posibilidad de cuestionar el ordenamiento social desde sus instancias de poder político:

Rafael Morín sigue siendo un excelente compañero y pensaré (Manolo) lo contrario cuando se diga o, mejor, se demuestre lo contrario. Vamos a esperar. (Padura, 2000p. 124)

-¿Delito económico? Mario, ¿y de verdad tú crees que Rafael esté metido en algo de eso?

-¿Qué crees tú, Tamara? ¿Tú crees que ahorrando de sus dietas él te podía comprar todo lo que te compraba? (…)

- verdad es también que no me imagino a Rafael en eso. Él -titubea-, él no es una mala persona… (Padura, 2000, p. 177)

Ese historial de perfección sirve como marcador de hipotiposis (Contursi y Ferro, 2000, p. 37) para que se modere el tiempo de resolución del crimen. De ese modo se dan “paseos” por distintos rincones que pierden al lector, quien intenta suponer el desenlace con los mundos posibles de interpretación.

No obstante, el mundo escogido por el autor busca cuestionar el pasado perfecto de Morín.

El delito económico surge como parte de una ostentación de poder. Manuel García, compañero de trabajo de Morín, le comenta al Conde: “algunos dicen que centralizaba demasiado las cosas” (Padura, 2000, p. 128). Esta operatoria fue parte de su estrategia: como el poder lo organizaba a su discreción, así le era posible acumular la mayor cantidad de bienes del sistema, sin generar fácilmente alguna sospecha. Aunque por otro lado, en esta dinámica Morín no está solo. Debe buscar socios para dejarse los dineros vinculados con actividades del Estado:

-Voy. Mira, ésta es la mecha de la verdadera bomba: la Empresa de Importaciones y Exportaciones tiene una cuenta en el Banco de Bilbao Vizcaya a nombre de una sociedad anónima registrada en un apartado postal de Panamá y que se supone tiene una filial en Cuba. Es algo así como una corporación y se llama Rosal, y parece que fue hecha para evadir el bloqueo americano. La cuenta de Rosal se puede manejar con tres formas: la del viceministro Fernández-Lorea, la del amigo Maciques y, por supuesto, la de Rafael Morín, pero siempre tiene que haber dos de estas tres firmas… ¿Me entiendes? (Padura, 2000).

(…) se hizo una extracción grande en diciembre que no se casa con ningún negocio cerrado en esos días (Padura, 2000, p.192)

El pacto de la sociedad delictiva se rompe. Maciques cae preso por sospecha y será interrogado hasta que finalmente revele lo ocurrido. En este punto empiezan a verse fisuras en el orden criminal. De este modo reflexiona el Conde la circunstancia del sospechoso:

Maciques tiene una cuenta en el banco Hispanoamericano y la propiedad de un carro en España. Aquí están las fotocopias (Padura, 2000, p. 197)

Mira, todo indica que tal vez Rafael Morín iba a dar la sorpresa durante el viaje a Barcelona ahora en enero. Iba a perderse con toda la plata y una parte ya asegurada e invertida (…) Nadie entiende qué hacía Rafael con esos papeles de Maciques guardados en su propia casa. Pero en cualquier caso todo se complicó cuando Rafael se enteró de que la gente de la Mitachi venía a Cuba antes, mira, aquí está el télex, llegó el día treinta por la mañana, así que parece que les interesaba mucho el negocio, y cuando hay buenos negocios esos chinos no creen ni en fin de año ni en arbolitos. Y Rafael sabía que en esos convenios iba a participar el viceministro y quizás el ministro y gentes de otras empresas. Se dio cuenta, te decía, de que estaba cogido y se escondió o lo escondieron de mala manera (Padura, 2000, pp. 198-199)

Usted es un mierda y es tan ladrón como su jefe, pero más cauteloso y con menos poder. Ya están verificando en España la validez de estos papeles (…) Rafael guardó bien estos papeles, quizás para protegerse de usted, porque sabía que usted era capaz de ponerle en los expedientes la dieta que no liquidó y los gastos duplicados (Padura, 2000, p. 203)

A los personajes literarios les resulta difícil asimilar la posibilidad de que Morín esté implicado en alguna cosa ilegal, porque él era atento con todos. Rafael es presentado prácticamente como un personaje trágico, en tanto quienes brindan testimonios acerca de él expresan su cordialidad. Aristóteles resalta precisamente que “la compasión se siente por aquel que no merece la mala fortuna”. Esta es la posición de la madre de Morín, que ve a su hijo como un ejemplo de ser humano:

¿Quién puede querer hacerle daño a Rafael si él nunca le hizo mal a nadie, a nadie? Siempre fue revolucionario, desde chiquito, me acuerdo de que en la secundaria le daban cargos y fue presidente muchas veces, también en el Pre y en la universidad, y nadie lo ayudó en el Ministerio, él sí que no tenía palanca, fue él solo, trabajando mucho, pasito a pasito hasta donde llegó. Y que ahora pase esto. Pero no, Dios no me puede castigar así, ni mi hijo ni yo nos merecemos esto (Padura, 2000, p. 109)

Cuando el orden del acto criminal es puesto en cuestionamiento, surge el caos, la violencia y los mismos criminales implicados se constituyen en feroces enemigos, en tanto uno puede delatar a otro(s). Maciques le revela al Conde que Rafael Morín causó todo el problema: “Él fue el que formó todo este lío cuando supo que lo iban a descubrir” (Padura, 2000, p. 219). Maciques abre la boca para hablar de su enfermedad, así espera sufrir un mal menor. Ya Morín está muerto, como efecto del caos generado ante el cuestionamiento del artificio criminal:

… me dio aquí, arriba de la oreja, y fue cuando le di el empujón y se cayó contra el borde de la bañadera (…) Así fue todo.-Dijo Maciques y hundió la cabeza entre los hombros (p. 221)

El orden de la cúpula administrativa corrupta no se sostiene. La recolección de indicios del peritaje judicial permite inferir que Morín portaba un maletín pesado en la mano: “tiene restos de cuero en las dos manos, así que debía pesar bastante” (Padura,2000, p. 218). Pero en este laberinto de órdenes criminales, Maciques manifiesta que: “pensaba quitarle el maletín donde tenía los papeles y decirle que se buscara él un lanchero” (Padura, 2000, p. 221).Esos papeles estarían relacionados con la cuenta del banco español y la propiedad de un carro con la que -como prueba- podrían inculpar a Maciques en un crimen de estafa.

Morín pretendía escapar en una lancha, ya percibía que pronto sería descubierto el delito económico que fue cometiendo por años en su puesto como representante del gobierno cubano al tratar inversiones con empresas extranjeras que le permitían reportar dietas falsas y recibir regalías.

El sistema está corrupto y los sujetos que lo soportan se niegan a creer que la estructura ideológica en la que creen se encuentra en decadencia. Padura reconoce que hay un desencanto marcado en sus escritos: “Mi generación se desencantó, pero se desencantó porque creyó. Esta generación es una generación de herejes, no han creído” (Wieser, 2005).

Además de que el desencanto surge porque el pueblo pierde credibilidad en los grupos de poder, debido a los actos de corrupción de estos, Padura resalta, adicionalmente, que el daño de estos grupos poderosos impacta en mayores dimensiones que el acto criminal de un delincuente que roba en una tienda: “Es el sector de estos intachables, de estos perfectos que generalmente, cuando cometen un delito, lo cometen en unas proporciones mayores porque afectan a muchas personas” (Wieser, 2005).

Tomando como referencia el epígrafe con que inicia este artículo, se puede plantear que al Conde le genera un malestar el desconocer los motivos del acto criminal, así no lograría desenmascarar cómo se pasa de un pasado perfecto a ser un criminal; al Conde tan solo le quedará conformarse con suposiciones y no contar con la voz gozosa del criminal: “Le molestaba haber desconocido las potencialidades verdaderas de aquel personaje que, sin perderla respiración, pasaba de dirigente a empresario particular, de impecable a pecador, y moría con un solo golpe, dejándolo con tantas preguntas como hubiera querido hacerle” (Padura, 2000, p. 222).

La posibilidad de situar el acto criminal -de boca del perpetrador- sirve para extraer un saber que permitiría determinar la posición subjetiva de Rafael Morín con respecto al sistema político-económico cubano. Pero ya ese saber se perdió con la muerte del hombre con pasado perfecto.

En el lugar donde se instituye un discurso de poder, se abre la trampa para que sean casi invisibles algunos actos de corrupción. En este contexto, el secreto de Estado no se revela y quien lo haga será perseguido por el peso de la ley.

Mario Conde: ¿Un policía incompetente?

El personaje Mario Conde es el estelar de las novelas policiacas de Leonardo Padura, llamadas Las cuatro estaciones; esto es porque los actos ocurren en estaciones específicas, tal como lo distingue Franken (2009, p. 33):

  • Pasado perfecto: invierno.

  • Vientos de Cuaresma: primavera.

  • Máscaras: verano.

  • Paisaje de otoño: otoño

A pesar de la presencia literaria tan extensa de Conde, para Padura si una persona con los rasgos del personaje literario: “entrara algún día en un órgano policial de cualquier parte del mundo, no solamente Cuba, mira, a los quince días lo botaban por incapaz…” (Wieser, 2005). ¿Si la incompetencia es tan marcada, por qué insistir en el Conde para desentrañar enfermedades que ingresan por la boca? (acá se desplaza la función de Tamara, a nivel médico, en la pesquisa detectivesca de Conde). Por otra parte, debe considerarse que otra marca del goce es no saber: algo sabe el Conde, incluso les sabe a algo Asus lectores literarios:

Incluso personas que han trabajado durante muchos años en la policía como investigadores se me han acercado en distintos momentos y me han dicho: Yo admiro mucho a Mario Conde. Y lo les digo: ¿Pero cómo puedes admirar a Mario Conde si Mario Conde es un desastre y no sabe nada de las investigaciones criminales? No te crees tú que no sabe nada de investigación criminal, pero Mario Conde sí sabe. Los policías defienden a Mario Conde más que yo (Wieser, 2005).

La caracterización del personaje (Conde) supone un intento de reacción catártica en los lectores. Padura reconoce que la escritura, en las condiciones de Cuba, alrededor de 1990, debía atender a ciertos límites. Eso le permitiría distanciarse de lo político:“(…) sabiendo que existen límites que no debo transgredir para que mis libros circulen en Cuba. Pero incluso estos límites no me interesa transgredirlos, porque cuando yo pase estos límites caería en el terreno abierto de la política” (Wieser, 2005).

Cuando Padura destaca a Conde como incapaz, de cierta forma sugiere que hay algo del sistema que se realiza de buena forma; pues finalmente el crimen se aclara, a pesar de la incapacidad del personaje central. Así, Padura legitima el estatuto de poder político, en tanto afirma la incapacidad del personaje central. Sin embargo, esto no importa: ¡el sistema sí funciona! Esto se refleja en las lecturas de Franken (2009) y Rodríguez (1998) acerca de la novela policial cubana:

… rechaza al típico detective privado, al margen de los órganos policiales, quien resuelve los problemas gracias a su inteligencia personal. Los autores cubanos lo reemplazan por un investigador que “pertenece a un cuerpo policial, lo representa, y su sagacidad y astucia no actúan de manera independiente, apoyadas solo por su experiencia e intuición, sino en coordinación con las organizaciones políticas y de masas, fundamentalmente con los Comités de Defensa de la Revolución” (Franken, 2009, p. 30)

No importa tratar a un personaje literario como incompetente. En el plano del discurso de poder vale más reafirmar el estatuto de saber de una instancia gubernamental; esto sirve como resto de goce, eso perdido que -al menos en la literatura- encuentra una propia forma, desde su verosímil, para recordar un pasado vivido como perfecto, desde lo imaginario narcisista.

Conclusiones

Para iniciar, tres ideas orientan el cierre de este trabajo de análisis:

  • Si el sistema político es corrupto, la dinámica ciudadana evidenciará tales síntomas.

  • Cuando se critica los vicios de un pueblo, hay que rastrear su sistema director, el político.

  • La ciudad padece la muerte, el dolor, como síntomas de las estructuras ideológicas

El personaje de Tamara (esposa de Morín) anuncia, con su profesión de estomatóloga, que mediante un estudio analítico de lo que ocurre en la boca se puede revelar los vicios. Pero en una estructura falocéntrica, la mujer solo puede dar un anuncio, pues en estos casos la figura masculina es la dominante, la que causa el daño y la que responde a los motivos del daño.

Por otra parte, más que la palabra, es el cuerpo el que sirve de signo para que el detective Conde coleccione indicios que le permitan resolver la trama delictiva. El cuerpo se convierte en la base desde donde la palabra parte para crear su juego ficticio, donde las mentiras y falsificaciones son parte de las expresiones de la palabra. La delgadez del amigo del Conde indica que algo del cuerpo anuncia su conexión con la enfermedad y su proximidad con la muerte.

Sumado a lo anterior, si la ciudad está enferma, es el cuerpo que le da soporte el que debe ser intervenido, a través de sus instituciones, sus políticas internas, los controles externos (a modo de auditorías). Esto por cuanto el sujeto, ávido de poder, define todas aquellas paredes en el interior de la estructura donde se desarrolla para crear laberintos que le permitan esconderse de los otros y así estos ignoren los malos manejos que se ejecuten en la empresa, donde ahí dentro el criminal encierra sus propios minotauros.

Otro punto es la organización criminal, la cual está jerarquizada y así logra definir cuáles serán las relaciones de complicidad precisas que requiere para desarrollar exitosamente sus actividades delictivas.

Al valorar la amistad dentro de la novela, esta exhibe cómo se dan muchas de las asociaciones humanas que, después de las batallas, se enflaquecen. Esto conduce también a la sensación de soledad, con su espacio cerrado y limitado, tal como el pez Rufino. La honesta amistad -al menos- sería la ligera esperanza que se puede mantener ante un entorno adverso.

Finalmente, tal como se detalló en el último apartado, si se considera incompetente al detective principal (El Conde), la resolución del delito implica que la estructura ideológica del país ostenta todo aquello necesario para ser funcional y resolver las problemáticas que surjan en distintos niveles. Esto también -de cierto modo- brinda alguna esperanza ante los eventos que desafían la credibilidad en las instituciones gubernamentales, que son las encargadas de definir las leyes de relaciones comerciales, donde los individuos toman ventaja de ciertas falencias del sistema, con el fin de beneficiarse económicamente al estar situados en instancias altas de poder.

Pero volviendo sobre la idea original: es posible enmendar tales crisis en las que cae el mismo sistema, mediante la regulación de las relaciones internas entre los sujetos que se articulan a dicha estructura.

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Recibido: 16 de Septiembre de 2016; Aprobado: 03 de Septiembre de 2018

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