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Revista Costarricense de Psicología

On-line version ISSN 1659-2913Print version ISSN 0257-1439

Rev. Costarric. Psic vol.37 n.2 San José Jul./Dec. 2018

http://dx.doi.org/10.22544/rcps.v37i02.02 

Artículos

Red de soporte social y apoyo comunitario en miembros de una organización de desplazados por violencia política residentes en Cañete, Perú

Social Support Network and Community Support Among Members of an Organization of Persons Displaced by Political Violence Residing in Cañete, Peru

María Teresa Schoof Aguirre1 

Eduardo Manzanares Medina1 

Mirian Grimaldo Muchotrigo1 

1Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas, Perú

Resumen

El objetivo de la presente investigación fue determinar la relación entre la red de soporte social y el apoyo comunitario en los miembros de una organización de personas desplazadas por violencia política. Para tal fin, el estudio descriptivo-correlacional incluyó a 80 participantes (49 mujeres y 31 hombres) con una edad promedio de 45.79 años (DE = 11.41), quienes residían en una provincia de Lima y provenían, en su mayoría, del departamento de Ayacucho. Se les administró el Cuestionario de Red Social (SNQ) y el Cuestionario de Apoyo Comunitario Percibido (PCSQ). Entre los principales resultados, se encontró que el componente Integración y Participación Comunitaria del PCSQ correlaciona con dos funciones y dos categorías del SNQ. Se presenta asociación positiva estadísticamente significativa con la función guía cognitiva (r s = .32), la función socialización (r s = .24) y la categoría satisfacción (r s = .24) y asociación negativa y estadísticamente significativa con la categoría heterogeneidad (r s = -.23). Se discuten las implicancias de los presentes hallazgos.

Palabras clave: Red de soporte social; apoyo comunitario; desplazados; violencia política; comunidad

Abstract:

The present study’s aim was to determine the relationship between the social support network and community support among members of an organization of persons displaced by political violence. The correlational-descriptive research included 80 individuals (49 females and 31 males) with a mean age of 45.79 years old (SD = 11.41),who reside in a province of Lima and came, mostly, from the department of Ayacucho. Participants completed the Social Network Questionnaire (SNQ), as well as the Perceived Community Support Questionnaire (PCSQ). Among the main findings, we found that the Integration component and Community Participation from the PCSQ correlate with two functions and two categories from the SNQ. Specifically there is a statistically significant positive association with the Cognitive Guide function (r s = .32), the Socialization function (r s = .24) and the Satisfaction category (r s = .24); and a statistically significant negative association with the Heterogeneity category (r s = -.23).Implications of the results obtained will be discussed in the present paper.

Keywords: Social Support Network; Community Support; Displaced Persons; Political Violence; Community

El Perú vivió, entre 1980 y 2000, el mayor conflicto interno de su historia republicana: el Partido Comunista del Perú Sendero Luminoso (PCP-SL) y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) iniciaron una guerra popular contra el Estado peruano. Debido a la escala nacional que tomó el conflicto, el Estado dejó la conducción de la lucha subversiva en manos de las Fuerzas Armadas (FFAA); sin embargo, no se tomaron las medidas necesarias para prevenir los excesos y los atropellos que se dieron a los derechos fundamentales de la población.

Usualmente, luego de un conflicto nacional donde hubo delitos de lesa humanidad suele plantearse un periodo de justicia transicional. Este consiste en abordar la justicia en época de transición hacia la convivencia democrática y proporciona a las víctimas el reconocimiento de sus derechos, brindar la posibilidad de fomentar la confianza ciudadana, fortalecer el Estado de derecho, así como de restablecer la armonía para poder volver a la democracia. En síntesis, refleja la tarea de buscar justicia entendida, en el área legal, como la recuperación del vínculo entre los ciudadanos y como una forma de reconciliación en el país (Centro Internacional para la Justicia Transicional (ICTJ&), s.f.).

En el Perú, el proceso de justicia transicional se inició a través de la organización por mandato del entonces presidente Valentín Paniagua (2000-2001), de una Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR, 2003) que se encargó de recoger información e investigar las causas y las consecuencias acerca de lo ocurrido en el conflicto armado interno. En el Informe Final de la CVR (2003), diversos testimonios fueron recopilados y se estableció un aproximado total de setenta mil víctimas en el conjunto de actores involucrados; no obstante, casi una década después de su entrega, la democracia peruana aún mantiene la deuda con las víctimas de este conflicto.

A partir del Informe Final de la CVR (2003), se creó el Consejo de Reparaciones que se encargó de identificar a las víctimas del conflicto armado interno y crear un Registro Único de Víctimas (RUV, 2012). Ello representó un paso significativo debido que la reparación a las víctimas es un elemento central de la justicia transicional, porque contribuye a la reconciliación nacional (Núñez, 2009).

Para poder registrarse, se entendió como víctimas aquellas personas que vieron vulnerados sus derechos humanos durante el periodo de violencia política. Se excluyeron a los miembros de las organizaciones subversivas. En el Sexto Informe del RUV (2012), se encontró que la mayor cantidad de personas inscritas vivían en zonas rurales (82%), había mayor cantidad de hombres (57%), la mayoría eran mayores de edad (55% entre 30 y 64 años) y la mayor afectación fue por fallecimiento (27.510), tortura (22.070) y desplazamiento forzoso (21.675) (RUV, 2012).

Así, miles de personas han sufrido física y emocionalmente de forma grave, situación que se encuentra descrita en el capítulo “Las secuelas de la violencia” de la CVR (2003). En este se enfatiza cómo los daños recibidos han traído consecuencias no solo a nivel individual sino también social, lo cual afectó sus relaciones de convivencia con sentimientos duraderos de inseguridad, miedo, rabia desamparo e impotencia; sin embargo, también se encontró que, pese a lo vivido, algunos grupos dieron muestras de fuerza creativa y capacidad de resistencia y recuperación.

Una de las formas que encontraron para afrontar lo sucedido fue el organizarse; por ello, durante el conflicto armado, la organización de familiares de víctimas y posteriormente las organizaciones de víctimas cumplieron un rol importante para representar y abogar por los derechos de la población afectada.

En este escenario se han ido conformando grupos de personas con vivencias similares para apoyarse mutuamente no solo para pedir de manera conjunta por las reparaciones correspondientes, sino también para acompañarse y compartir sus vivencias e historias entre ellas y a los demás.

Un ejemplo de ello es el grupo de familiares de las víctimas que lograron organizarse para poder conocer la verdad de lo ocurrido y para la búsqueda de justicia, específicamente el Comité de Familiares de los Mártires de Uchuraccay que se juntaron también como producto de la necesidad de compartir problemas comunes. Además, la Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos- Desaparecidos en Zonas Bajo Estado de Emergencia (ANFASEP) se formó, asimismo, para buscar justicia y localizar a sus seres queridos que habían desaparecido. La institución ayudó a sus miembros a atravesar un proceso colectivo de catarsis y mantener mínimos niveles de salud mental (Youngers, 2003).Diversos autores entre los que se encuentran Rodríguez (2008), Quevedo y Carballeira (2010),Hernández-Coronado, Martínez, Losada, Nevado y Fouces (como se citó en San Juan, 2001) consideran que la posibilidad de contar con una red social donde las personas puedan apoyarse serviría como factor protector para ellas. Además, ayudaría a contrarrestar el riesgo y reducir la vulnerabilidad, determinando incluso la mejoría o el empeoramiento de los afectados directos. Esto sugiere que las diferentes formas de agrupación y asociación contribuyen a la generación de destrezas para sobrellevar y tolerar situaciones frustrantes o ansiógenas.

Norris, Stevens, Pfefferbaum, Wyche y Pfefferbaum (2007) afirman que la comunidad tiene el potencial para funcionar de manera efectiva y ayudar en la adaptación luego de un desastre. Ellos consideran que existe relación entre la resiliencia comunitaria y las redes sociales. Se entiende la resilienciavcomo la capacidad de un grupo para poder adaptarse después de una adversidad o disturbio compartido.

Adicionalmente, Brunet (2002) considera que el curso emocional de una víctima de alguna emergencia, desastre o catástrofe dependerá de la calidad de sus relaciones, sobre todo de su entorno más próximo.

Red de soporte social

El soporte social es considerado un elemento importante en la salud, porque fomenta y facilita el beneficio mutuo dentro de una comunidad y moviliza a los sujetos a favor del bienestar. LaOrganización Mundial de la Salud (OMS, 1998) define el soporte social como la asistencia desde dentro de una comunidad para sus miembros y los grupos conformados en ella que puede servir como sostén para lidiar con las experiencias adversas. Además, se requiere que pueda brindar recursos positivos como apoyo emocional, intercambio de información, suministro de recursos y servicios materiales enpro de la calidad de vida.

Cuenta con dos dimensiones, (a) el apoyo percibido y el (b) apoyo recibido. Se diferencian entre sí debido a la presencia de un componente afectivo en uno y un componente cognitivo en el otro. Esto se ve reforzado por Caplan (1974), quien considera que el apoyo recibido es la forma de apoyo real a la que el sujeto puede acudir cuando lo necesite y el apoyo percibido como la valoración que hace el individuo acerca de la ayuda con la que cree contar. Añade que, respecto a ambos tipos de apoyo, el soporte percibido es más importante que el real.

Adicionalmente, el soporte social se ha dividido en dos: el formal e informal. El informal se genera de manera natural e incluye diferentes tipos de relación social, familiar e incluso personas conocidas recientemente que estén dispuestas a ayudar debido a la similitud del sufrimiento vivido o porque alguien cercano lo experimentó. Este tipo de sistema proporciona una ayuda del tipo bidireccional, se da y se recibe mediante un intercambio continuo.

El sistema formal mantiene roles definidos, donde algunos de los miembros presentan especialización, se establecen reglas y objetivos que se esperan alcanzar en beneficio de un cliente. Este está presente en intervenciones médicas, de crisis, en sistemas de rehabilitación. Es proveído principalmente por instituciones (Lila & Gracia, 1996; Mejía, 2011).

La tesis sobre el soporte social plantea que existe una red de soporte social que lo proporcionará sí brinda ciertos tipos de ayuda a la persona como el sentimiento de estar cuidado, apoyo emocional, asistencia tangible, entre otros (Lemos & Fernández, 1990). La red de soporte es entendida, según Wellman (como se citó en Lemos & Fernández, 1990), como un conjunto de lazos que brindan apoyo. Esta puede ser analizada en dos planos: cuantitativamente y cualitativamente (Lemos & Fernández, 1990). El primero incluye el tamaño de la red, la frecuencia de contacto entre sus miembros, la fuerza de los lazos, la homogeneidad, la dispersión, la simetría de contactos y las relaciones entre la red y la influencia exterior, mientras que el análisis cualitativo suele referirse a la valencia emocional.

Las funciones del soporte social, es decir, el tipo de ayuda que la red brinda se divide en dos según Lin (como se citó en Gracia, 1997): (a) la función instrumental y (b) la función expresiva. La primera consiste en cómo la persona utiliza sus relaciones sociales para conseguir objetivos o metas. La segunda, en cómo satisface mediante las mismas relaciones, necesidades emocionales y afiliativas. Respecto a las víctimas de desplazamiento por violencia política, son personas que viven en una situación de extrema vulnerabilidad, sufrieron por pérdidas de derechos fundamentales como la libertad, el derecho al trabajo, a tener una vida digna y a participar de la vida política, en síntesis, de su ciudadanía y es responsabilidad del Estado la restitución y garantía de los derechos perdidos (Zuluaga, 2004). Asimismo, presentan desmejoramiento en su calidad de vida, posterior discriminación y hostilidad desde el lugar que debería acogerlos y acogerlas (Gómez, Astaiza, & De Souza, 2008; Palacio & Madariaga, 2006). Por lo tanto, quien sufre de desplazamiento se ve en una situación con escasos recursos para poder reconstruir sus vidas y las redes sociales que han sido previamente destruidas.

De esta manera, el desplazamiento sufrido produce impacto a varios niveles: individual, comunitario y macrosocial. Se trata del primer nivel el de interés en el presente apartado. Es posible afirmar que sujeto, que ha sufrido desplazamiento forzoso, experimenta un cambio importante en los vínculos afectivos y en las fuentes de apoyo social con las que contaba. Una de ellas es la familia, que sufre cambios en su dinámica. En ese sentido, el resto de los miembros suple las obligaciones de quien migró (Ramos-Vidal, Holgado, & Maya-Jariego, 2014). Asimismo, en caso el desplazamiento forzoso se prolongue,los cambios ocurridos a partir de ello pueden desarrollar una mayor fragmentación en la familia. Gómez et al. (2008), por ejemplo, encontraron que en Colombia el desplazamiento redujo la cohesión familiar debido al alejamiento de sus miembros.

Adicionalmente, se halló que, en caso la familia sean desplazada, sus integrantes contaban con un mayor número de miembros en sus redes de amigos, amigas y familiares en comparación a las no desplazadas.

Además, las familias desplazadas percibían mayor apoyo afectivo por parte de los vecinos, aunque en situaciones difíciles recurrirán principalmente a la familia nuclear (Palacio & Madariaga, 2006).

Apoyo comunitario

El apoyo comunitario es, según Gottlieb (como se citó en Gracia & Herrero, 2006), el acercamiento basado en la integración y la participación social que se centra en como las personas se involucran en instituciones, asociaciones de carácter voluntario y en la vida social informal de sus comunidades. En otras palabras, se trata de la relación que tiene con su entorno social de manera más amplia. La participación en este estrato se refleja en el grado en que se involucra en la comunidad y las organizaciones de carácter voluntario (Lin, Dean, & Ensel, 1986). Laireiter y Baumann (como se citó en Gracia & Herrero, 2006) desarrollaron, además, un constructo dentro de su taxonomía del soporte social, la integración social que consiste en la participación e implicación de una persona en la vida social de su comunidad y de la sociedad. Entre los criterios que definen este concepto se encuentran estar en contacto regular con los vecinos y las vecinas, tener amigos, amigas, conocidos o conocidas en el vecindario y pertenencia a grupos sociales.

Adicionalmente, Granovetter (1973) planteó el concepto lazos sociales débiles, que se encuentra estrechamente ligado a la idea de la comunidad como fuente de apoyo. En este, las relaciones sociales que se encuentran más allá de las relaciones primarias (familiares, amigos y amigas íntimas) pueden tener un valor instrumental al facilitarle a la persona el acceso a recursos e información difícilmente accesibles a través de esas relaciones.

El desarrollo del análisis de la comunidad como fuente de soporte social es importante debido a los factores protectores que este constructo tiene para la salud mental. El sentido de comunidad y la sensación de pertenencia a ella misma se encuentran relacionadas positivamente a una sensación subjetiva de bienestar. En una comunidad óptima, los miembros, probablemente, se encontrarán más abiertas y abiertos al cambio, lo que mejorará su comunidad. Asimismo, la desintegración social de la comunidad o del vecindario suele resultar en alto temor a la delincuencia y vandalismo (Moritsugu, Vera, Wong, & Duffy, 2014). Además, la vinculación con la comunidad refleja la integración en la comunidad de la persona, el sentimiento de pertenencia a una estructura social más amplia y un sentido general de identidad social (Gracia & Herrero, 2006), elementos que protegerían su salud mental.

El apoyo comunitario incorpora dos tipos de elementos, (a) los elementos objetivos y (b) los elementos subjetivos. Los primeros refieren al grado de participación del sujeto en su comunidad y los segundos, a los sentimientos de integración y percepción de estas organizaciones como un recurso a los que el sujeto puede acudir. También, presenta tres tipos de indicadores, según Gracia y Herrero (2006), (a) los sentimientos de integración en la comunidad, (b) el grado de participación en actividades de lacomunidad y (c) la percepción de organizaciones como fuente de ayuda.

Adicionalmente, para su análisis, el apoyo comunitario se trata de un concepto relevante tanto a nivel individual, característica de los sujetos, como a nivel comunitario, es decir como una característica de la comunidad en sí misma. El primero está relacionado con la percepción sobre el grado de integración, el rol activo y los recursos de apoyo disponibles en la comunidad de pertenencia, así como el efecto estas percepciones en el ajuste y bienestar individual. El segundo sería el resultado de las características particulares de una comunidad determinada (Gracia & Herrero, 2006). De esta forma, mayores niveles de apoyo comunitario percibido estarán relacionados con indicadores de ajuste psicológico y las condiciones del vecindario influirán en los niveles del apoyo comunitario percibido de manera directa.

Respecto a las víctimas de violencia política, se encontró que las comunidades afectadas se encontraban en un clima emocional de miedo, donde la comunicación se veía inhibida y se ocultaban los pensamientos y las emociones. Había desvinculación de los procesos organizativos, aislamiento social, cuestionamiento de los valores y desconfianza comunitaria. Asimismo, en las víctimas de desplazamiento forzado, hubo ruptura de los proyectos de vida de la comunidad, pérdida de formas tradicionales de organización, símbolos, tradiciones, ritos y ocultamiento de la propia identidad (Moyano,2009). Así, la percepción de apoyo comunitario se habría visto resquebrajada en una sociedad a la que se suele asociar salud mental con vínculo interpersonal, soporte social, reciprocidad y vínculos de confianza (Velásquez, 2007).

En la misma línea, se afirma que el contexto comunitario de origen puede estar gravemente resquebrajado, cuya consecuencia genera alteraciones en la estructura social. Esto ocurre también con el contexto de recepción, pues puede traer consigo agitación en la población local debido a la percepción hacia los nuevos vecinos como potenciales competidores de los escasos recursos, ya sea empleo o acceso a servicios públicos (Ramos-Vidal et al., 2014). Por ello, Ibáñez y Moya (2004) afirman que la fuerte presencia institucional y la adecuada oferta de servicios públicos pueden ayudar a mitigar dicha situación; sin embargo, la presencia de instituciones como la iglesia, los organismos comunitarios, las Organizaciones No Gubernamentales y algunos organismos del Estado que, si bien pueden ayudar a disminuir los efectos del desplazamiento, su presencia no llega a ser suficiente debido a su posterior ausentismo.

La presente investigación constituye un intento por aportar al proceso de reconciliación y apoyar en la mejora de salud mental de las personas víctimas de desplazamiento por violencia política. Su objetivo se propone relacionar la red de soporte social y el apoyo comunitario en un grupo de personas desplazadas. De esta manera, se presenta como hipótesis, luego de las fuentes revisadas, que, a mayor percepción de apoyo y bienestar que la persona perciba con su red de soporte, mayor será su sentido de integración con respecto a su comunidad.

Para su corroboración, se utilizará un enfoque cuantitativo, específicamente de alcance correlacional, es decir, que busca asociar las variables de estudio, conocer su relación o grado de asociación en un contexto particular (Hernández, Fernández, & Baptista, 2010), en el presente caso, quienes fueron desplazados y desplazadas por violencia política. A partir de estos hallazgos, además, es posible diseñar estrategias y acciones de intervención comunitaria orientadas a reforzar la comunidad como una red de soporte para personas que han atravesado momentos traumáticos en su vida, específicamente una experiencia de desarraigo cultural. Asimismo, se puede diseñar dicha intervención teniendo un mayor conocimiento acerca del impacto de la red familiar y social en la comunidad y el individuo. Adicionalmente, llena un vacío en el conocimiento debido a la escasez de investigaciones que asocian ambas variables sobre todo en el contexto latinoamericano.

Método

El diseño utilizado es no experimental transeccional, donde los datos recopilados son en un tiempo único (Hernández et al., 2010). El tipo de muestreo utilizado es no probabilístico intencional, lo que supone la selección de participantes orientada por los propósitos de la investigación y seleccionados a juicio del investigador (Hernández et al., 2010). Entre los criterios de inclusión, se consideró la pertenencia a una organización de personas desplazados y desplazadas por haber vivido algún tipo de violencia relacionado con la actividad terrorista y/o policial, así como el vivir en una comunidad o barrió. Se excluyeron a aquellas personas menores de edad.

Participantes

La muestra está conformada por 80 personas desplazadas por violencia política (49 mujeres, 31 hombres; Medad = 45.79; DE = 11.41, rango de edad 25-83 años), residentes en la provincia de Cañete (46, La Quebrada; 34, San Benito) y pertenecientes a una asociación organizada. El lugar de nacimiento de gran parte de la muestra, 81.3% (n = 65), es Ayacucho y el 46.5% (n = 38) tiene estudios básicos a nivel de primaria. Solo el 2.5% (n = 2) ha cursado estudios superiores. Además, el 33.8% (n = 27) y el 51.3% (n = 41) se ocupan en actividades domésticas y agricultoras respectivamente. Finalmente, el 73.8% (n =59) practica la religión católica y 21.3% (n = 17) la evangélica.

Como un primer paso, se contactó con el presidente de la Asociación de Familias Desplazadas de Lima, quien fue el nexo para establecer comunicación con la directiva de la asociación de personas desplazadas en Cañete. Fue con la ayuda de la directiva, y luego de tres reuniones con los miembros de la asociación, que los participantes fueron reclutados de manera voluntaria. Ellos cuentan con documentación para asegurar la condición de víctimas, así como el registro de su asociación en la Superintendencia Nacional de Registros Públicos.

Instrumentos

Ficha sociodemográfica. Se consignaron los siguientes datos: edad, sexo, grado de instrucción, lugar y fecha de nacimiento, así como datos relevantes para la muestra.

Cuestionario de la Red Social (SNQ). Se utilizó la adaptación peruana (Franco, 1989) del Cuestionario de la Red Social (SNQ), de Nair y Jason (1985). En ambas versiones, el instrumento se empleó para estudiar la red social en poblaciones de niños. Se considera que el formato de este puede resultar apropiado para explorar la red de soporte con personas que pueden tener limitado manejo del idioma castellano y seguimiento de instrucciones escritas.

Este instrumento busca explorar quiénes ofrecen los diferentes tipos de soporte social a un sujeto mediante seis funciones:

  • La guía cognitiva: información que otras personas le brindan al sujeto. ¿A quién buscarías si necesitaras alguna información o consejo?

  • El refuerzo social: refuerzo positivo verbal dado por otras personas. ¿Quiénes te dirían cosas agradables cuando les gusta lo que haces o piensas?

  • La ayuda material: elementos materiales percibidos como necesarios. ¿Quiénes te darían dinero cualquier otra cosa que necesitases?

  • La asistencia física: ayuda otorgada para la realización de alguna actividad. ¿Si tuvieses que hacer algo, ¿quiénes te ayudarían?

  • La socialización: actividades de diversión o descanso. ¿A quiénes buscarías para divertirte o pasar un buen rato?

  • El soporte emocional: sentimiento de intimidad y confianza que el sujeto percibe en otras personas. ¿A quiénes le contarías algo tuyo muy personal o muy privado?

El instrumento original está elaborado por 18 ítems divididos en dos: la parte A consta de 6 preguntas y la B, que incluye 12. La primera parte se integra por preguntas que buscan generar la lista de quienes conforman la red de soporte social y se indaga sobre las funciones de la red.

La segunda parte busca encontrar una dimensión estructural y cualitativa de la red con base en categorías: tamaño de la red, tipo de relación, heterogeneidad, satisfacción, densidad, multidimensionalidad, dispersión, durabilidad, frecuencia de contacto y reciprocidad.

Se revisó la adaptación en español del SNQ (Franco, 1989), la cual cuenta con evidencia de validez relacionada al contenido en base al criterio de cuatro jueces, con Índices de Acuerdo del 100% en casi la totalidad de los ítems. Respecto a las evidencias de confiabilidad, mediante test-retest se obtuvo.77, lo que indica un buen grado de estabilidad en las puntuaciones del instrumento.

Cuestionario de Apoyo Comunitario Percibido (Gracia & Herrero, 2006)

El Cuestionario de Apoyo Comunitario Percibido corresponde a un instrumento que mide el índice de integración y participación comunitaria, así como el de apoyo percibido en organizaciones voluntarias de la comunidad. Está conformado por 14 ítems que cuentan con tres escalas de respuesta tipo Likert con una puntuación que va de (1) Muy en desacuerdo a (5) Muy de acuerdo. Las dimensiones que lo conforman son las siguientes:

  • Integración comunitaria: compuesta por 4 ítems que evalúan qué tanto el sujeto se siente perteneciente e identificado con la comunidad.

  • Participación comunitaria: escala de 5 ítems que evalúa el grado de involucramiento en las actividades sociales de la comunidad.

  • Organizaciones comunitarias: conformada por 5 ítems que evalúan el grado de apoyo que la persona percibe en las organizaciones voluntarias de la comunidad.

Tiene dos niveles de análisis: uno como una característica de los individuos y otro como una característica de comunidades concretas.

Gracia y Herrero (2006) evaluaron la validez relacionada a la estructura interna mediante el análisis de componentes principales con rotación Promax y hallaron tres dimensiones que se relacionaban entre sí como parte de un mismo constructo, el apoyo comunitario percibido. Existe una estructura de segundo orden con un solo factor, el apoyo comunitario percibido (organizaciones comunitarias).

Respecto a la evidencia de confiabilidad, los resultados indicaron que la escala global tiene una consistencia interna alta con un alfa de Cronbach de .87. Asimismo, sus dimensiones también presentan una consistencia interna con un alfa de Cronbach que oscila entre .76 y .87.

Adicionalmente, como parte de la relación con otras variables, García y Herrero (2006) encontraron que el apoyo comunitario se relacionaba positivamente con el bienestar psicológico (β = .19, p <.01) y negativamente con el distrés psicológico (β = - .28, p < .01). Asimismo, se encontró que el apoyo comunitario y el apoyo social están significativamente relacionados (r = .32, p < .01).

En la presente investigación, luego del análisis correspondiente y de la revisión de la distribución de los ítems, se encontró los del componente integración comunitaria cargaban en el componente participación comunitaria, así como la existencia de un ítem aislado. Por ello, al probar un segundo análisis, se encontró dos componentes diferenciados: la integración y participación comunitaria y las organizaciones comunitarias. Por lo tanto, se tomará en cuenta dicho resultado para el posterior análisis y discusión

Procedimiento

Se aplicaron los instrumentos a la muestra, quienes fueron desplazados por violencia política y pertenecientes a una asociación ubicada en Cañete. La aplicación se inició con la entrega del consentimiento informado, luego la ficha sociodemográfica y ambos instrumentos. Los sujetos prefirieron que la investigadora fuera quien complara los instrumentos con la información que ellos proveían.

Para el análisis de datos, se utilizó el programa estadístico SPSS versión 22, en donde se ingresaron todos los datos recolectados de la muestra. Respecto al Cuestionario de Apoyo Comunitario Percibido, se reportan, como evidencias de validez relacionadas con la estructura interna, los resultados provenientes del análisis factorial exploratorio y, como evidencia de confiabilidad por consistencia interna, los coeficientes alfa de Cronbach.

Además, para el cuestionario de la Red Social se reportan, como evidencias de validez relacionadas con el contenido, los resultados del criterio de jueces y, como evidencia de la confiabilidad de las puntuaciones, los coeficientes de dos mitades y alfa de Cronbach.

Finalmente, se realizó el análisis de los datos de la muestra. Se utilizó el análisis descriptivo para ambos cuestionarios y el análisis correlacional.

Resultados

Evidencias psicométricas

Se analizaron las evidencias de validez relacionadas con la estructura interna del Cuestionario de Apoyo Comunitario Percibido a través del análisis de mínimos cuadrados no ponderados con rotación Promin, debido a que los índices de asimetría y curtosis de los ítems resultaron superiores a +/- 1.5.

Como un paso previo, se revisó el grado de correlación de los ítems para revisar si el análisis era factible de realizar. Se aplicó el test de esfericidad de Bartlett, que resultó estadísticamente significativo, χ² (91) = 753.67, p < .001, por lo que se afirma que hay cierto grado de relación entre los ítems. Además, se obtuvo un KMO de .85. Dicho valor se considera como bueno.

Seguidamente, se realizó el análisis factorial y mediante el análisis paralelo se sugirió la extracción de dos componentes, que en su conjunto explicaron el 67.9 % de la varianza total. Dicho resultado no contrasta con la propuesta original de tres factores y uno de segundo orden, el cual se replicó; pero, al analizar la estructura trifactorial, se evidenció que el tercer factor extraído estaba conformado por un solo ítem, lo cual hacía que dicha estructura no pueda ser interpretable. Por ello, se probó un segundo análisis con dos factores de acuerdo con los análisis previos.

El primer factor obtuvo un auto valor de 7.47 que explica el 55.9% de la varianza. En este, se encuentran los ítems del 1 al 9 y fue nombrado de acuerdo con el contenido de los ítems integración y participación comunitaria, con cargas factoriales entre .59 y .85. Mientras que el segundo componente mantendría su nombre inicial, organizaciones comunitarias, con un auto valor de 1.63 que explica el 12% de la varianza. En este, se encuentran los ítems del 10 al 14 con cargas factoriales entre .73 y .87 (ver tabla 1).

Tabla 1 Matriz factorial del Cuestionario de Apoyo Comunitario Percibido 

Como evidencia de confiabilidad, se calculó el coeficiente alfa de Cronbach, así como sus respectivas correlaciones ítem-test corregidas y el alfa ordinal. Para el componente integración y participación comunitaria, se obtuvo un coeficiente alfa de Cronbach de .85 (IC, 95% = .79, .89) y las correlaciones ítem-test corregidas oscilaron entre .32 y .78; el alfa ordinal fue de .92. Asimismo, el componente organizaciones comunitarias, obtuvo un coeficiente de Cronbach .78 (IC, 95% = .70, .84) y las correlaciones ítem-test oscilaron entre .46 y .64; el alfa ordinal fue de .86.

Respecto al Cuestionario de la Red Social, se evaluaron las evidencias de validez a través del criterio jueces, tres en total, expertos en el campo profesional, quienes determinaron que los reactivos puedan ser comprendidos por la muestra al considerar sus características socio demográficas. Para el análisis de los ítems, se utilizó la V de Aiken, complementado con el índice de acuerdo (Escurra, 1988), obteniendo en ambas medidas similares. De los dieciséis ítems que conforman el cuestionario, quince de ellos alcanzaron una V de 1.00, mientras que uno alcanzó una V de .67. Se aceptaron como válidos aquellos por encima de .50 como criterio mínimo de retención (Cicchetti, 1994). Esto da cuenta de la representatividad de todos los reactivos.

Al tratarse de una prueba que evalúa diversos aspectos de tipo cualitativo pero que, al mismo tiempo, a los reactivos se le asigna un puntaje cuantitativo, se analizó como evidencia de confiabilidad la consistencia interna por el método de dos mitades. Este fue analizado por reactivos pares e impares, lo que dio un índice Guttman de .813. Además, con el fin de reforzar dichos resultados y observar el grado de homogeneidad de los ítems, se obtuvo el alfa de Cronbach, que puntuó .76 (IC, 95% = .68, .83). De esta manera, se puede afirmar que el error de medición asociado a las puntuaciones del cuestionario es bajo y sus puntuaciones pueden ser consideradas aceptables.

Análisis correlacional

Por último, se realizó el análisis de normalidad de las dimensiones que conforman el Cuestionario de Apoyo Comunitario Percibido. Se utilizó para ello, la prueba de normalidad de Kolmogorov-Smirnov.

Tanto para los casos del componente integración y participación comunitaria (D = 1.565, p = .015) y organizaciones comunitarias (D = 2.289, p < .001) las distribuciones de los puntajes obtenidos no se aproximan a una distribución normal. Para el caso de las dimensiones que conforman el Cuestionario de la Red Social se encontró que en todos resultados fueron estadísticamente significativos (p < .001),lo cual evidencia que las distribuciones de sus puntajes no se aproximaron a la normalidad. Por lo tanto, para analizar la relación entre las variables se empleó la prueba de correlación de Spearman, para lo cual previamente se estandarizaron los puntajes de ambos instrumentos a través de la conversión a puntuaciones z. Al realizar las correlaciones, se obtuvieron asociaciones significativas entre las dimensiones de cada prueba y las correlaciones entre ambos cuestionarios (ver tabla 2).

Tabla 2 Correlaciones entre las funciones y categorías del Cuestionario de la Red Social y las dimensiones Cuestionario de Apoyo Comunitario Percibido 

En las funciones y la categoría de la red de soporte social se puede observar que los elementos que tienen mayor grado de asociación positiva con la función denominada refuerzo social es la guía cognitiva (r s = .33). Esto quiere decir que la muestra percibe que aquellos miembros de su red que le brinda consejo relacionada a lo cognitivo, pueden también brindarle refuerzo positivo verbal.

Respecto a la función ayuda material, posee mayor grado de asociación positiva con la asistencia física (r s = .54) y el refuerzo social (r s = .40); es decir, la muestra asocia el que los miembros de su red le brinden elementos materiales percibidos como necesarios con el que estos mismos miembros le brinden ayuda en alguna actividad y refuerzo positivo verbal.

En la función asistencia física se encontró que mantiene mayor grado de asociación positiva y estadísticamente significativa con el refuerzo social (r s = .38). La muestra percibe que aquellos miembros de su red que le brindan ayuda para la realización de alguna actividad, porporcionan también refuerzo positivo verbal.

La función socialización obtuvo mayor grado de asociación positiva con la guía cognitiva y el refuerzo social (r s = .32). La muestra percibe los miembros de su red con los que practica actividades de diversión, mayor será la información que estos le brinden, así como su refuerzo positivo.

El soporte emocional presenta mayor grado de asociación positiva con el refuerzo social (r s = .40) y la socialización (r s = .56). El sentimiento de intimidad y confianza que el sujeto percibe se encuentra altamente relacionado con el consejo, la ayuda otorgada y las actividades de diversión compartidas con las personas de su red.

La categoría, tamaño de red, presenta asociación negativa con la guía cognitiva, el refuerzo social, la ayuda material, la socialización y el soporte emocional. A menor número de personas en la red del sujeto, mayor será la percepción de consejo, refuerzo positivo, ayuda material, actividades de diversión y sentimientos de intimidad que sienta con su red.

Respecto a la categoría denominada dispersión, obtuvo mayor grado asociación negativa con las funciones guía cognitiva, refuerzo social y soporte emocional. Esto significa que mientras mayor sea la lejanía física entre los miembros de la red, menor será el consejo, refuerzo y apoyo emocional percibido por la muestra respecto a su red.

En la categoría durabilidad, se puede observar que posee un mayor grado de asociación positiva con las funciones guía cognitiva, ayuda material y asistencia física. Mientras mayor es la duración de la relación con los miembros de la red, mayor ayuda cognitiva, ayuda material y ayuda física perciben los sujetos de la muestra.

Se puede observar que la categoría satisfacción obtuvo mayor grado de asociación positiva con la función ayuda material y la categoría durabilidad. El sujeto sentiría mayor satisfacción con los miembros de su red en tanto perciba mayor ayuda material y mayor sea la duración de la relación con el miembro de la red. Además, obtuvo mayor grado de asociación negativa con la categoría tamaño de red.

La categoría denominada multidimensionalidad presenta un mayor grado de asociación positiva con el refuerzo social y con la frecuencia de contacto. A mayores actividades que realiza la muestra con los miembros de su red, perciben mayor refuerzo de estos y habría mayor contacto.

Por último, la categoría reciprocidad tiene un mayor grado de asociación negativa y estadísticamente significativa con las categorías heterogeneidad y frecuencia de contacto. Ello significaría que, a mayor percepción de reciprocidad, habría menor diferencia entre los miembros de la red y la muestra, así como menor contacto. Con respecto a la variable apoyo comunitario percibido, se puede observar que los elementos que posee un mayor grado de asociación positiva con el componente de integración y participación comunitaria son, en primer lugar, la guía cognitiva, la socialización y la satisfacción. Para la muestra, el sentirse parte de una comunidad e involucrarse activamente en ella se asocia a niveles altos de percepción de ayuda cognitiva, actividades de diversión compartidas y satisfacción con los miembros de la red. En segundo lugar, hay asociación negativa y estadísticamente significativa entre la integración y participación comunitaria con la categoría de la red denominada heterogeneidad, lo que significa que, a mayor grado de participación, los miembros de la muestra se perciben con mayor similitud en cuanto a sus características personales con respecto a otros miembros de su red.

Complementario a los análisis se realizaron las comparaciones según el sexo de los participantes para los componentes de la variable apoyo comunitario percibido y de las funciones de red de soporte social. Al realizar el análisis de normalidad, se encontró que cada uno de los grupos (hombres y mujeres) de ambos componentes del apoyo comunitario percibido resultaron estadísticamente significativos (p <.05). Esto implica que las distribuciones de los puntajes no se aproximan a una distribución normal. Se utilizó la prueba U de Mann Whitney para efectuar el análisis comparativo. En el análisis realizado, se encontró que en el componente organizaciones comunitarias no existen diferencias estadísticamente significativas (p > .05); sin embargo, en el componente integración y participación comunitaria sí se encontraron dichas diferencias (U = 577.50, p = .07). Las mujeres obtuvieron puntajes mayores (Md m = 42, Md h= 41). Respecto a las funciones de la variable red de soporte social, se encontró que, al realizar el análisis de normalidad, cada uno de los grupos (hombres y mujeres) resultaron estadísticamente significativos (p< .05). En ese sentido, se utilizó la prueba U de Mann Whitney para efectuar el análisis comparativo. En el análisis realizado se encontró que no existen diferencias estadísticamente significativas (p < 0.5) en ninguna de las funciones.

Discusión

El presente estudio pretendió determinar e indagar la relación entre la variable red de soporte social y el apoyo comunitario en una muestra de 80 personas desplazadas por violencia política, la mayoría provenientes del departamento de Ayacucho y actualmente residentes en Cañete, provincia de Lima. Para ello, se les administraron dos cuestionarios: el Cuestionario de la Red Social, de Nair y Johnson (1985), validado por Franco (1989) y el Cuestionario de Apoyo Comunitario Percibido, de Gracia y Herrero (2006). Se planteó como hipótesis que, a mayor percepción de apoyo y bienestar que la persona perciba con su red de soporte, mayor será su sentido de integración respecto a su comunidad, lo que implica que, para poder sentirse parte de una comunidad, los participantes deberían experimentar satisfacción y respaldo de los integrantes de su red de soporte social. Los resultados, de la investigación, comprueban que existe una relación entre ambas variables, específicamente entre el componente integración y participación comunitaria y las funciones guía cognitiva, socialización y las categorías satisfacción y heterogeneidad; por lo tanto, se comprueba la hipótesis. Los resultados, con base en el objetivo planteado, serán discutidos y se contrastarán con hallazgos reportados en otras investigaciones. Los elementos, que tienen un mayor grado de asociación positiva y estadísticamente significativa con los componentes del apoyo comunitario, son la guía cognitiva, la socialización y la satisfacción.

Los participantes consideran que, para sentirse parte de una comunidad y poder involucrarse en ella, es importante percibir; asimismo, que quienes conforman la comunidad le brinden información o consejo, puedan compartir actividades de diversión y la sensación de estar cómodos y contentos con ellos. Mucho más cuando se trata de un grupo de desplazados que buscan ser acogidos en la comunidad, lo cual podría generar miedo y sufrimiento por las vivencias que enfrentaron (Lira-Kornfeld, 1991).

Estos resultados serían consistentes con la teoría encontrada donde se afirmó que el sentido de pertenencia a la comunidad se encuentra relacionado a una sensación subjetiva de bienestar (Moritsugu, et al., 2014) y con el sentimiento de mutualidad (Sánchez-Vidal, 2001). Asimismo, Expósito (2015) encontró que cuanto mayor es el nivel de participación en la comunidad, mayor será el nivel de satisfacción vital. De esta manera, aquellos que se sientan socialmente integrados tendrían interacciones sociales de mejor calidad, así como una mayor conexión emocional entre los miembros de la comunidad (Meza-Rivera, 2009; Perkins & Long, 2002), quienes comparten un ámbito geográfico (Hombrados-Mendieta & López-Espigares, 2014). Un estudio de Ríos y Moreno (2010) evidencia también que la satisfacción vital correlaciona de forma significativa con las variables participación, identidad de lugar apego al grupo en personas inmigrantes. Además, cuanto más fuerte sea el sentido de comunidad más probable pueda ser que una persona espere ayuda significativa de otros (Kloos et al., 2001) y, por lo tanto, se creen lazos de solidaridad importantes para la convivencia. De la misma manera, este sentido de pertenencia a la comunidad favorece la participación social (Zamora, 2008). Incluso, Montero (2004) plantea que el sentido de pertenencia es una característica que se encuentra presente en la definición de comunidad, desde el punto de vista epistemológico.

La población desplazada se encuentra en un estado de desestructuración, donde debe lidiar conla pérdida de sus propiedades, de sus seres queridos, de sus valores, de sus relaciones históricas, lo quela lleva a experimentar diversos sentimientos negativos que corren el riesgo de convertirse en comportamientosagresivos hacia ellos mismos o su entorno (Nubia, 2001; Palacio, Abello, Madariaga, &Sabatier, 1999; Ramos-Vidal et al., 2014). Por ello, estos hallazgos permiten reflexionar sobre el rol de la comunidad y su impacto en el individuo que ha experimentado algún tipo de trauma. Es posible, entonces, afirmar que fomentar la participación de la población desplazada dentro de la comunidad puede ayudar a experimentar satisfacción consigo mismos, lo que tendría impacto, en este caso, en la superación el trauma vivido (Palacio et al., 2001). En ese sentido, se ha encontrado que la pertenencia y el desarrollo del vínculo en la comunidad puede ayudar a desarrollar el empoderamiento (Maya, 2004), la ayuda mutua para solucionar dificultades comunes (Vallejo, Martín, Moreno-Jiménez, & Ríos-Rodríguez, 2017) e integración social (Cohen, Gottlieb, & Underwood, 2000).

Se encontró que existe asociación negativa y estadísticamente significativa entre los componentes de apoyo comunitario con la categoría de la red de soporte social denominada heterogeneidad. A mayor grado de sensación de pertenencia y participación comunitaria, los miembros se perciben menos heterogéneos o con menores diferencias en cuanto a sus características personales, pues es probable que supongan que pasan por las mismas circunstancias y, por ello, hay un mayor compromiso en la participación para resolver las situaciones que se les presenta (Vallejo-Martín et al., 2017). Se observa lo que se denomina participación comunitaria (Moreno, Ríos, & Vallejo, 2013; Xu, Perkins, & Chow, 2010).

Este hallazgo refuerza la concepción de comunidad. Se entiende como el conjunto de personas que desarrollan una forma de identidad social debido a la historia compartida, así como el socializar en aspectos comunes (Montero, 2004). No es posible hablar de comunidad si sus miembros no se sienten en algún grado identificados entre ellos. Sarason (1974) agrega que la percepción de similitud con otros le da forma a la valoración personal que el sujeto tiene acerca de su comunidad. Asimismo, el sujeto construye una identidad de sí mismo diferenciada de los demás y al mismo tiempo busca ser reconocido por ellos (Nubia, 2001).

Estos hallazgos proporcionan conocimiento sobre cómo el sujeto desplazado percibe actualmente su comunidad y la relación con su red social. Al considerar las dificultades de adaptación social que experimentan, es importante reconocer que quienes se encuentran en situación de desplazados han atravesado una desestructuración de su identidad y han tenido que reconstruirla empujados por la nueva realidad que deben asumir (Nubia, 2001).

En la muestra actual, es posible que se sientan más identificados con su comunidad debido a la prevalencia de sus familiares como parte de ella y a la réplica de sus redes de origen en su actual residencia.

Esto se puede sustentar debido a los resultados obtenidos, donde se encontró que la satisfacción presenta asociación negativa y estadísticamente significativa con la heterogeneidad. A mayor satisfacción que siente el sujeto con su red de soporte, menor serán las diferencias entre quienes la conforman.

Lo que brindaría mayor consenso y cohesión entre todos, porque se sienten más satisfechos con quienes conforman su red de soporte. En esta línea, San Juan (2001) señala que, en casos de desastre, la acción colectiva promueve el desarrollo de consenso y fortalece el sentido de pertenencia. De la misma manera en situaciones de crisis económicas, tal como lo encontraron Vallejo-Martín et al. (2017).

Adicionalmente, se efectuó un análisis para determinar la relación entre las variables de los diferentes componentes y características de la red. Se encontró que diecinueve características dentro de la red social correlacionaban entre ellas. De las posibles correlaciones, quince eran muy significativas. Debido a la gran cantidad de correlaciones significativas, se discutirán las más relevantes para los objetivos de la presente investigación. Dos resultan las principales.

Se encontró que el componente soporte emocional presenta asociación positiva y estadísticamente significativa con los componentes restantes: guía cognitiva, refuerzo social, ayuda material, asistencia física y socialización. A mayor sensación de intimidad y confianza con su entorno, el sujeto percibe y recibe mayor refuerzo positivo del mismo, algún tipo de ayuda para realizar sus actividades, así como haberse visto beneficiado con elementos materiales percibidos como necesarios y compartir actividades de diversión.

Esto podría llevar a pensar en la posibilidad de que los participantes esperarían recibir gratificaciones materiales y cognitivas del entorno para recién poder involucrarse con este. Montero (2009) encontró que las políticas públicas de carácter paternalista-asistencialista o el paternalismo de instituciones de trabajo comunitario no gubernamentales podrían interferir con el proceso de fortalecimiento de la comunidad.

Además, se encontró que, a mayor tamaño de la red de soporte, menor será la percepción de recibir consejos, halagos, ayuda material, ayuda emocional y momentos de ocio y diversión. Esto indicaría que el sujeto puede percibir toda la ayuda brindada no solo de manera personal, sino también colectiva; es decir, podría sentir que su identidad se pierde en comunidades grandes. Ello podría deberse a que las personas suelen esforzarse por mantener, proteger y reforzar la imagen positiva de sí mismas (Sánchez, 1999).

Tomando como referencia la dinámica en el área educativa, es posible afirmar que la disminuciónde las personas, quienes pertenecen a un determinar grupo, ayuda a la diminución de la diversidad y fomenta la variedad de interacciones interpersonales (Exley & Denick, 2007).

En conclusión, las variables red de soporte social y apoyo comunitario se encuentran relacionadas en tanto lo ayuden a sentirse parte de una comunidad y que esta puede contenerlo. De esta manera, se observa cómo es importante que las personas pertenecientes a la comunidad sean de características similares, de tal manera que puedan ayudar cognitivamente al participante, puedan compartir actividades de entretenimiento y sean percibidos como compañía grata que brinda comodidad y alegría. Estas variables ayudarían a quienes han sufrido desplazamiento forzado a integrarse en la comunidad y a participar de ella.

El presente estudio, entonces, responde al área social comunitaria de la Psicología y contribuye a un acercamiento a una población poco estudiada en el Perú, los desplazados por el conflicto armado interno. Aporta en cómo ha sido enfocada esta población al centrarse en aspectos positivos y los efectos que el pertenecer a una nueva comunidad pudo acarrear.

Asimismo, lo hallado en este estudio posibilita fomentar la comprensión de una situación en crisis a través de una mirada colectiva y social y no tanto individual. Se sugiere realizar intervenciones sociales orientadas al fortalecimiento de recursos comunitarios para que sus pobladores puedan enfrentar los acontecimientos estresantes que vivieron, en donde se ponga énfasis en el sentido de comunidad (Manzo & Perkins, 2006) y participación social (Moreno et al., 2013), orientadas al desarrollo de la identidad social y el empoderamiento (Sánchez-Vidal, 2013).

De esta forma, podrán controlar las situaciones que se les presentan (Montero, 2004), orientados no solo hacia la transformación social, sino también hacia la transformación sí mismos (Montero, 2003).

Así, se estaría contribuyendo a la construcción del denominado desarrollo humano, objetivo fundamentalde la psicología comunitaria (Sánchez-Vidal, 2017). Además de estrategias preventivas, se tendría que abordar el cuidado de las víctimas, la memoria colectiva y el respeto por los derechos humanos (Beristain, 2008) de como los efectos colaterales en su salud mental (De Jong et al., 2015).

Respecto a las limitaciones encontradas, es importante resaltar las escasas investigaciones en población desplazada por terrorismo en el Perú. Si bien, el conflicto armado interno en el Perú ha sido un tema abordado por diferentes disciplinas, la población que sufrió desplazamiento forzoso se ha encontrado relegada. Esto puede deberse a la dificultad de organización que presentan y a la cantidad de población que existe en esa condición. Otra limitación la constituye el tamaño de la muestra, para lo cual se sugiere incluir otras comunidades de características similares que se encuentran en otras zonas rurales de Lima. En ese mismo sentido, faltó incluir una escala de mentiras que permita controlar la deseabilidad social, por tratarse de variables de carácter social y sensible, en el caso de esta muestra de estudio.

En cuanto a las comparaciones según edad, estas no fueron posibles debido a la limitada cantidad de participantes en cada grupo muestral. Si bien se realizó un análisis comparativo según sexo para cada una de las variables de estudio, no se encontraron diferencias significativas. Aunque los resultados se basan en la percepción actual de las variables de estudio, no se recoge la percepción de los momentos iniciales de la llegada a la capital. Para ello, se sugiere complementar estos resultados con estudios cualitativos que permitan explorar esta etapa en el proceso migratorio.

Se recomienda realizar estudios de carácter cualitativo, que posibiliten comprender las emociones que les generaron a los desplazados que en muchos casos perdieron a sus familias y que fueron víctimas de amenazas y del miedo (Lira, 2010). De la misma manera, es fundamental ejecutar estudios que aborden otras variables como identidad social y empoderamiento, para que se pueda generar, más adelante, un modelo explicativo Sería primordial, además, realizar otros estudios en muestras migrantes y no únicamente en desplazados por terrorismo. Esto sería posible también para establecer una comparación entre aquellas personas que hayan vivido violencia política de manera cercana y aquellas que no.

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Recibido: 04 de Noviembre de 2016; Revisado: 26 de Septiembre de 2018; Aprobado: 20 de Noviembre de 2018

La correspondencia en relación con este artículo debe dirigirse a Eduardo Manzanares Medina, Prolongación Primavera 2390, Lima 33 Dirección electrónica: eduardo.manzanares@upc.edu.pe

María Teresa Schoof Aguirre se profesionalizó como licenciada en Psicología Clínica con formación en acogida en La Casa de la Familia. Labora en La Casa de la Familia y el Centro de Desarrollo y Asesoría Psicosocial (CEDAPP) en proyectos de corte comunitario e intervención psicosocial que intervienen en un contexto económicamente desfavorecido Trabaja en el Centro de Investigación y Atención en Psicoterapia Latinoamericano (CIAPLA), donde se dedica al trabajo clínico como psicoterapeuta.

Mirian Grimaldo Muchotrigo posee formación académica como psicóloga, magíster en Conducta Adictiva y Violencia y doctora en Salud Pública. Funge como docente en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas UPC (Perú). Su línea de investigación se centra en valores y calidad de vida en el ámbito social comunitario. Ocupa el cargo de jefatura de la Oficina de Investigación Institucional y Efectividad en la UPC. Recibió el Premio Nacional en el área de Investigación en el 2004 y Premio Nacional en el Área de Psicología Comunitaria en el 2011. Ambos galardones fueron otorgados por el Colegio de Psicólogos del Perú. Cuenta con artículos publicados en revista indizadas en Scielo y Scopus. Ha sido conferencista en congresos nacionales e internacionales.

Eduardo Manzanares Medina se graduó como maestro en Psicología con mención en Psicología Educativa, profesor de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (Perú) y editor de la Revista Digital de Investigación en Docencia Universitaria (RIDU) de la misma institución. Se desempeña como investigador, calificado por el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (CONCYTEC, Perú), en la línea de psicología educativa y psicometría aplicada (validación de instrumentos psicológicos). Cuenta con publicaciones en revistas indizadas y conferencias en congresos nacionales e internacionales.

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