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Revista Reflexiones

On-line version ISSN 1659-2859Print version ISSN 1021-1209

Reflexiones vol.99 n.2 San Pedro de Montes de Oca Jul./Dec. 2020

http://dx.doi.org/10.15517/rr.v99i2.41138 

Artículos que son el resultado de la investigación científica

Las mujeres del Tercer Mundo y sus estrategias contra el imperialismo

Third World women and their strategies against imperialism

Lucía María Busquier1 
http://orcid.org/0000-0003-1174-2221

1Centro de investigaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades (CIFFyH) / Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad (CIECS), Universidad Nacional de Córdoba, Argentina

Resumen

Introducción. Este escrito forma parte de una investigación mayor en la que indagué en profundidad la historia y la totalidad de las definiciones políticas de la Third World Women’s Alliance (TWWA), organización que se autopercibía como de mujeres del Tercer Mundo, radicada en California y Nueva York entre los años 1970 y 1975.Objetivo principal. Analizar el perfil internacionalista y antiimperialista junto con su definición sobre el Tercer Mundo, teniendo en cuenta el contexto de guerras y procesos de descolonización que sucedieron en las décadas de los sesenta y setenta en las regiones de Asia, África y América Latina. Método y técnica. A partir de la publicación periódica Triple Jeopardy: Racism, Imperialism, Sexism impulsada por la TWWA, se realizó un análisis cualitativo de fuentes documentales escritas. Para este escrito se utilizaron 10 números de un total de 16 publicaciones. Las variables de análisis empleadas fueron: concepción del Tercer Mundo por parte de la TWWA; EE.UU. y sus políticas imperialistas; la posición antiimperialista de la TWWA; y qué lugar ocupaban las mujeres del Tercer Mundo en las luchas antiimperialistas. Resultados. La TWWA adquirió una postura antiimperialista ya que, según la misma, el imperialismo era una de las opresiones que enfrentaban, junto con el sexismo y el racismo. Conclusiones. Este estudio permitió ver cómo la TWWA sentó las bases –teóricas y políticas– de lo que conocemos hoy como la perspectiva interseccional, a partir de sus diversos posicionamientos relacionados con las múltiples opresiones que enfrentaban las mujeres en términos de clase, sexo y raza. Las luchas de las mujeres del Tercer Mundo nutrieron y gestaron una herramienta teórica y política que resulta central en la actualidad para explicar las desigualdades y formas de dominación que distintos sectores sociales sufren.

Palabras clave Mujeres; Tercer Mundo; Imperialismo; Racismo; Sexismo

Abstract

Introduction. This extract is part of an investigation in which I inquired in depth about the history and the totality of the political definitions of the Third World Women's Alliance (TWWA), an organization that perceived itself as Third World women, based in California and New York between the years 1970 and 1975. Main goal. To Analyze the internationalist and anti-imperialist profile of the Third World together with its definition, taking into account the context of wars and decolonization processes that took place in the sixties and seventies in the regions of Asia, Africa and Latin America. Method and technique. A qualitative analysis of written documentary sources was carried out based on the periodical Triple Jeopardy: Racism, Imperialism, Sexism promoted by TWWA. For this writing, 10 numbers were used from 16 publications. The analysis variables used were: the conception of the Third World by TWWA; The US and its imperialist policies; the anti-imperialist position of the TWWA; and what role place Third World women occupied in anti-imperialist struggles. Results. The TWWA took an anti-imperialist stance, according to the TWWA, along with sexism and racism, since imperialism was one of the oppressions they faced. Conclusions. This study allowed us to see how the TWWA laid the foundations - theoretical and political – of what we know today as the intersectional perspective, from its diverse stances related to the multiple oppressions that women faced, be it in terms of class, sex and race. The struggles of Third World women nurtured and developed a theoretical and political tool that is central today to explain the inequalities and forms of domination that different social sectors suffer.

Keywords Women; Third World; Imperialism; Racism; Sexism

Introducción

Este escrito forma parte de una investigación más extensa, en la cual busqué reconstruir la historia y las definiciones políticas de la Third World Women’s Alliance (TWWA)[1], organización que se autopercibía como de mujeres del Tercer Mundo, radicada en California y Nueva York entre los años 1970 y 1975 (Busquier, 2019a). En esta oportunidad, me centraré en una de sus mayores preocupaciones, misma con la que desarrollaron gran cantidad de publicaciones e iniciativas políticas: la participación política de dichas mujeres en el contexto mundial de las décadas de los sesenta y setenta. Ante esto, la TWWA adquirió una postura antiimperialista ya que, según la misma organización, junto con el sexismo y el racismo, el imperialismo era una de las opresiones que enfrentaban estas mujeres.

Al mismo tiempo, al ser una agrupación radicada en Estados Unidos (una de las potencias imperialistas de aquella época), dicha posición adquiría una relevancia particular. La TWWA difundía las luchas antiimperialistas que se llevaron a cabo en ese período en los países del Tercer Mundo, los cambios postrevolucionarios en países como China y Cuba y la situación social, política y económica de los países que continuaban siendo colonias como Mozambique, Guinea Bissau y Angola. También realizaba análisis sobre los conflictos bélicos en Vietnam, Corea, Sudán y Palestina.

En lo que respecta al momento particular de los feminismos en los Estados Unidos en las décadas de los sesenta y setenta, contexto político en el que se insertó la TWWA, resulta importante señalar que en estos años se desarrollaron una serie de debates en el interior de dicho movimiento junto con la emergencia de diversos grupos de mujeres que no formaban parte del feminismo hegemónico de la época. Dichos debates fueron impulsados por estos colectivos que hasta el momento habían sido invisibilizados, tanto en las luchas concretas como en los debates teóricos y políticos impulsados por el feminismo blanco y hegemónico. La propuesta de estos otros feminismos no hegemónicos, tuvo que ver con poner en tensión la idea de un sujeto homogéneo y universal, el cual era representado por una imagen de mujer blanca, clase media y heterosexual. A partir de ello, uno de los nuevos actores políticos que emergió en dicho proceso fue el feminismo negro, integrado principalmente por mujeres afrodescendientes, lo que permitió que diversas organizaciones y colectivos sociales lograran consolidarse a partir de la ruptura con el feminismo blanco[2].

El feminismo blanco, según las críticas desarrolladas por diversas autoras y activistas, se ubica en un contexto epistemológico occidental moderno el cual descarta e identifica como premodernas a otras alternativas de pensamiento que no responden a los límites eurocéntricos como, por ejemplo, el feminismo negro, chicano, indígena e islámico (Medina Martín 2014). Chela Sandoval, una de las exponentes del feminismo del Tercer Mundo, sostiene que el feminismo blanco del siglo XX desarrolló formas de resistencia efectivas, pero que representaban solo a una parte del movimiento de liberación de las mujeres de esa época (Sandoval 1991).

Otro de los movimientos con el cual el feminismo negro desarrolló gran cantidad de debates, fue el Black Power, el cual organizó a millones de personas afrodescendientes en Estados Unidos durante los sesenta. Este grupo buscaba dar una respuesta a los ataques violentos que recibían debido a su lucha por la obtención de los derechos civiles y la ausencia de protección por parte del gobierno. Estaba compuesto por personas organizadas en grupos políticos o artísticos, y otras formaban parte de manera independiente (Breines 2006)[3].

En este marco, en 1968, Frances Beal, una de las fundadoras de la TWWA y miembro del Student Nonviolent Coordinating Committee (SNCC), agrupación antirracista fundada por estudiantes negrxs y blancxs en 1960 (Puleo 2007), decidió promover el Black Women’s Liberation Committee (BWLC) en el interior del SNCC. Su objetivo era que se contemplara, tanto en los debates como discusiones de la organización, algunas situaciones que las afectaban particularmente desde su lugar de mujeres del Tercer Mundo (Ward 2006).

Al año siguiente, se desprendió del SNCC y se conformó la Black Women’s Alliance (BWA), que incluía a mujeres de diversas agrupaciones y otros sectores más radicalizados. Con esto, demostraban que una organización independiente de mujeres podría ser más efectiva al atender sus necesidades específicas, que una mixta que ponía en segundo lugar la lucha contra el sexismo, como lo hacía el SNCC (Springer 2006b). Fue en ese contexto cuando se propusieron la tarea de incluir a otros grupos culturales y étnicos que excedían los límites de la comunidad afrodescendiente, como las asiáticas, latinoamericanas y chicanas (hijxs de inmigrantes de nacionalidad mexicana, que nacieron y residen en Estados Unidos) (Arriaga 2003; Degler 1986).

Entonces, a partir de 1970, la BWA comenzó a llamarse Third World Women’s Alliance, incluyendo a «las hermanas del Tercer Mundo». Además, otras organizaciones estadounidenses y latinoamericanas jugaron un papel fundamental en la conformación de la TWWA. Por ejemplo, el Partido Socialista de Puerto Rico, que decidió acercarse a la BWA para luego impulsar en conjunto la conformación de la TWWA. Otro ejemplo, quienes también formaron parte de la TWWA, fueron las militantes organizadas en la Venceremos Brigade de Nueva York, organización que buscaba sumar jóvenes estadounidenses para enviar a Cuba y colaborar con la revolución socialista (Springer 2006b). A su vez, varias de las mujeres que impulsaron la TWWA provenían de la Young Socialist Alliance (YSA), organización asociada al Socialist Workers Party (SWP) estadounidense.

La primera ciudad de los EE.UU. donde se organizó la TWWA fue Nueva York, también sede de la organización y donde se editaba e imprimía Triple Jeopardy, publicación periódica a cargo de su principal referente: Frances Beal. En la costa Oeste, más precisamente en California, Cheryl Perry, militante de la Venceremos Brigade, junto con otras activistas de la misma organización, fueron las impulsoras de la TWWA en dicha región con las mismas definiciones de la seccional de Nueva York: la lucha contra el im­perialismo, el sexismo y el racismo, sobre todo pensando en las isleñas del Pacífico asiático y las chicanas, quienes en su mayoría se concentraban en la costa Oeste (Springer 2006b).

A partir de lo anterior, sostengo que el surgimiento de la TWWA no puede ser comprendido al margen de los cambios introducidos en los feminismos de los Estados Unidos por las luchas y las resistencias de las mujeres del Tercer Mundo. El desarrollo de dicha organización, en la década de los setenta, coincidió con un momento de ampliación de los márgenes del feminismo negro, en el que otros sectores de mujeres que hasta el momento no habían sido contemplados, también comenzaron a formar parte del movimiento feminista. Es por ello que, recuperando la perspectiva de la propia organización, en este escrito utilizo el término mujeres del Tercer Mundo; el cual no refiere específicamente a un criterio geográfico, sino más bien a uno político-cultural (Mohanty 2008).

Por último, es importante aclarar que, en este contexto, el concepto de género todavía no había sido instalado de manera extendida en los discursos políticos de las diversas organizaciones feministas de la época. Por el contrario, muchas organizaciones –entre ellas la TWWA– utilizaban el término «sexo» para referirse a las desigualdades que enfrentaban las mujeres. Por este motivo, en este análisis empleo la palabra «sexo», pues era utilizada por la propia organización para hacer visibles las desigualdades que buscaba discutir y transformar. Además, el «sexo» no era la única categoría recuperada por la TWWA para dar cuenta de la situación de un amplio sector de mujeres en Estados Unidos y el resto del mundo. También se hablaba del racismo, del colonialismo y del imperialismo como sistemas de poder articulados que oprimían a las mujeres de manera conjunta.

En relación con el marco conceptual, el presente trabajo se inscribe dentro del campo de la historia de los feminismos y los estudios de género. Para esto, se retoma una perspectiva crítica que permita problematizar una serie de categorías teórico-conceptuales emergentes del corpus documental con el cual se desarrolla este artículo. Al mismo tiempo, este estudio se inscribe bajo una perspectiva feminista y decolonial, intentando deconstruir las ideas y conceptos impuestos por la matriz de dominación y la «colonialidad del saber» (Lander 2016), que presupone la construcción de un conocimiento positivista, eurocéntrico, heterosexista, racista y colonial.

Además, se busca contribuir a las nuevas formas de conocimiento no hegemónico que, en los últimos tiempos, lograron un espacio importante en el ámbito académico latinoamericano de las Ciencias Sociales. Especialmente se consideran aquellos que buscan recuperar las particularidades y singularidades de estas mujeres, tanto en Estados Unidos como en América Latina y el Caribe, superando los análisis generales que entienden al sujeto mujer de manera homogénea y los que analizan las problemáticas relacionadas con el género, la raza, la clase, la colonialidad, entre otros, de manera fragmentada. Es, en este punto, donde resulta fundamental el aporte que se realice a los estudios de género y a los feminismos no hegemónicos en América Latina y el Caribe.

En lo que respecta a la metodología, para el desarrollo de este trabajo opté por una de tipo cualitativa, asentada en el análisis de un corpus concreto de fuentes primarias. En este sentido, tomé algunos artículos de la publicación periódica de la TWWA, denominada Triple Jeopardy: Racism, Imperialism, Sexism. Este periódico fue publicado durante 1971 y 1975 (entre 1971 y 1974 se trató de una publicación bimensual; para el 74 y 75, se imprimieron solo dos números por año), y producida en la Ciudad de Nueva York y, en algunos casos, en Berkeley, California. La mayoría de sus artículos eran anónimos y redactados principalmente en inglés, aunque contaba con algunos en español, ya que también estaba dirigida a la comunidad latina de los Estados Unidos. Por esta razón, la mayoría de los fragmentos utilizados para este análisis corresponden a traducciones propias del idioma inglés al español.

Para este escrito se utilizaron 10 números que forman parte de un corpus documental mayor que cuenta con 16 publicaciones en total. La selección de estos 10 números en particular se debió a que se encuentran artículos relacionados con su visión del Tercer Mundo, su posición antiimperialista y el rol que debían adoptar las mujeres en los procesos políticos que acontecían en esas décadas. Por último, es importante señalar que el acceso al corpus documental se produjo a través del intercambio con archivos y bibliotecas de los Estados Unidos, principalmente con Women of Color Resource Center (Oakland, California).

Finalmente, en cuanto a la organización de este escrito, primero analizo la definición de Tercer Mundo que proponía la TWWA y cómo entendía el rol de Estados Unidos y sus políticas imperialistas centrándome puntualmente en el caso de la Guerra de Vietnam (1963-1975). Segundo, desarrollo la concepción antiimperialista de la TWWA, a partir del caso de Puerto Rico y del conflicto Palestina-Israel. Tercero, enumero los objetivos principales presentes en la publicación inicial de Triple Jeopardy, orientados a estructurar su propuesta como forma organizativa para enfrentar al imperialismo a nivel mundial y, en especial, al lugar que debían ocupar las mujeres del Tercer Mundo. Por último, describo el proceso que llevó al fin de la TWWA y el inicio de una nueva organización denominada Alliance Against Women’s Oppression (AAWO) y cómo la militancia de la TWWA, en el marco del feminismo negro de los Estados Unidos, sentó las bases para la construcción de una herramienta teórica y política conocida en la actualidad como la perspectiva interseccional.

La TWWA y su definición de Tercer Mundo

La TWWA consideraba que, para comprender por qué ciertos países formaban parte del Tercer Mundo, primero era necesario explicar qué correspondía al Primer y al Segundo Mundo:

El Primer Mundo consiste en las naciones capitalistas-imperialistas, incluyendo el mayor opresor de la humanidad, los Estados Unidos, y las naciones europeas debilitadas como Inglaterra, Francia, Alemania, Bélgica, Portugal, etc. y más recientemente, Israel. El Segundo Mundo está compuesto por las naciones socialistas encabezadas por la URSS e incluye a Checoslovaquia, Polonia, Alemania del Este, Bulgaria y otras naciones socialistas blancas de Europa Oriental. Estas naciones han roto las ataduras con el capitalismo y están trabajando para crear sociedades socialistas. El Tercer Mundo consiste en los países colonizados del mundo o anteriormente colonizados. Esto incluye a las naciones y personas de Asia, África y América Latina. Tienen la única distinción de haber sido oprimidos y saqueados por el Primer Mundo como, por ejemplo, las potencias colonialistas europeas y estadounidense (Triple Jeopardy 1971b, 16).

En Estados Unidos en particular, las personas consideradas del Tercer Mundo eran aquellas descendientes de asiáticxs, africanxs y latinoamericanxs. La TWWA hacía hincapié en que estas comunidades, a pesar de sus diferencias, debían enfrentar opresiones similares y se encontraban bajo la dominación del mismo tipo de colonialismo. Por lo tanto, era importante que desarrollaran reivindicaciones comunes y confluyeran en una única lucha contra el imperialismo: «Para combatir a un enemigo internacional (el imperialismo) es necesaria una resistencia internacional, por lo tanto, se necesita la unidad del Tercer Mundo» (Triple Jeopardy 1971b, 16).

Así, ante los conflictos mundiales que se desarrollaban en ese momento en relación con los procesos de descolonización, la TWWA buscaba denunciar el colonialismo y el imperialismo ejercidos por Estados Unidos, Portugal y Francia principalmente. Sobre la Guerra de Vietnam (1963-1975), en concreto, sostenía que Estados Unidos utilizaba a los varones del Tercer Mundo residentes en Estados Unidos (negros, latinos y asiáticos) como soldados para pelear en ese conflicto bélico en Vietnam, un país también compuesto por personas del Tercer Mundo: «Ellos [la clase dominante de Estados Unidos] toman a la gente pobre de las calles para pelear en su guerra en Indochina, con el beneficio extra de tomar a los jóvenes enojados negros, latinos y asiáticos para morir en Vietnam. Están allí matando a otras personas de color que son, después de todo, nuestros hermanos y hermanas» (Triple Jeopardy 1971a, 5).

Es por ello que la TWWA insistía en la necesidad de que las personas del Tercer Mundo se uniesen para enfrentar esa doble opresión, sin importar su lugar de residencia y procedencia. Lo justificaban por su pertenencia a la clase más perjudicada, que sufría la violencia policial por parte del Estado, la mala alimentación, la baja calidad educativa, el mal servicio en el transporte público, el desempleo, etcétera. También por su adscripción racial, en tanto debían afrontar cotidianamente formas de discriminación que se materializaban, por ejemplo, en que esas comunidades eran las enviadas para morir en la Guerra de Vietnam.

En este sentido, Jonathan Neale (2003) sostiene que quienes fueron enviados a la Guerra de Vietnam, eran los hijos de la clase trabajadora, constituyendo el 80% del ejército, mientras que el otro 20% pertenecía a la clase media; pero en ningún caso, las clases altas fueron reclutadas para participar en dicha guerra. Al mismo tiempo, relativiza la idea de que la mayoría fueron reclutados voluntariamente, ya que muchos se unieron al ejército porque sabían que, de todos modos, iban a ser llamados o porque sumarse al ejército les otorgaría un salario estable.

Esta idea de que negros, chicanos y puertorriqueños fueron los principales integrantes del ejército estadounidense en Vietnam, aparece reiteradas veces en los artículos de la TWWA vinculándolo a la situación económica del país, atravesada por una fuerte inflación, desempleo y crisis económica. Esta guerra, además del gran costo económico que generó para EE.UU., dejó en condiciones aún peores a las familias de los soldados que fueron a Vietnam. Ante esta situación, la TWWA ponía en cuestión la idea de que unirse al ejército era algo voluntario, entendiendo que la mayoría de los soldados lo hicieron de manera forzada buscando una fuente de trabajo y una mejor situación económica para sus familias: «Aunque algunos saludan con satisfacción el establecimiento del ejército voluntario, para las personas del Tercer Mundo de este país, podría ser algo desastroso (…) Muchos de estos hombres [de color] serán forzados a unirse al ejército simplemente por sus necesidades económicas» (Triple Jeopardy 1973a, 2).

Con lo planteado hasta el momento, puedo decir que la TWWA entendía al Tercer Mundo como una construcción política y cultural que excedía los límites de lo meramente geográfico, en tanto estaba conformado por todas aquellas personas que enfrentaban opresiones producidas por el imperialismo y el colonialismo ejercido por Estados Unidos, Portugal, Francia, entre otros países del Primer Mundo. Es decir, para la TWWA, ser una persona de dicha región significaba no solo haber nacido en un país perteneciente a esos territorios o tener algún tipo de ascendencia, sino también compartir las mismas opresiones de clase, sexo y raza, lo que hacía aún más necesaria la organización y unidad para enfrentar a su enemigo común: el imperialismo.

La TWWA y la lucha antiimperialista

Vinculado al análisis que la TWWA hacía sobre los países del Tercer Mundo, también es posible encontrar algunos puntos relacionados con la noción de imperialismo y su posición antiimperialista. Cabe aclarar que, en concordancia con el análisis marxista, el imperialismo corresponde a una forma de dominación política, pero también funciona a través de la división internacional del trabajo. Lo anterior se logra al concentrar, en los países centrales o del Primer Mundo, la mayor cantidad de capital y trabajo calificado y, en los países periféricos o del Tercer Mundo, los recursos naturales y la mano de obra barata, generando un empobrecimiento y una relación desigual entre los países de ambos mundos[4].

La TWWA reconocía, como uno de sus objetivos principales, la lucha contra el imperialismo. Para ello, fomentaba la participación política de todas las personas del Tercer Mundo en las movilizaciones, marchas u otros eventos políticos, otorgando una especial importancia a la intervención de las mujeres. Entendía que ellas estaban atravesadas por diversas problemáticas, las cuales impedían una contribución plena al movimiento (falta de educación, jornadas laborales muy extensas, tareas de cuidado en sus hogares, etc.). Ante esto, la TWWA señalaba la necesidad de una formación teórica, no solo en términos conceptuales, sino también en una praxis revolucionaria, tarea que llevaba a cabo a través de diversos artículos teóricos y formativos publicados en Triple Jeopardy, así como también con una escuela de formación y otras instancias similares.

También es importante remarcar el lugar que tenía Triple Jeopardy como un medio de comunicación alternativo y antiimperialista, que intentaba contrarrestar la hegemonía de los medios de comunicación oficiales en tanto, según se afirmaba desde la TWWA, no difundían ningún tipo de noticias sobre los procesos de descolonización que se desarrollaban en ese momento. En una de sus ediciones, esta publicación explicaba que la prensa oficial era una herramienta de las clases dominantes. Es por ello que, junto con otras publicaciones no hegemónicas, funcionaba como una herramienta que se posicionaba en contra del imperialismo, del capitalismo y del racismo legitimados y promovidos desde los medios de comunicación dominantes en los EE.UU.

Ante esto, la TWWA expresaba: «Una prensa por la verdad debe generar una fuerte ofensiva contra el imperialismo no solo militar y económico, sino también contra el imperialismo cultural. Esto incluye el imperialismo cultural que se le impone al Tercer Mundo por los Estados Unidos y fuera de los Estados Unidos (…) El combate contra el imperialismo cultural empieza reconociendo las luchas de todas las personas por su auto-determinación y comprendiendo que esta auto-determinación significa exactamente lo que esas palabras dicen» (Triple Jeopardy, 1972b, 14).

En su definición antiimperialista, la TWWA adoptó una posición crítica frente a las políticas imperialistas de Estados Unidos. Esta posición se expresaba en el conjunto de artículos que referían, además de la Guerra de Vietnam, al conflicto Palestina-Israel y a la situación de Puerto Rico. Si bien la elección de estos ejemplos no contempla la totalidad de sus posicionamientos políticos, sirven para graficar con mayor precisión, la posición antiimperialista de la TWWA y su visión con respecto a los países del Tercer Mundo; así como las políticas colonialistas ejercidas por los del Primer Mundo, particularmente EE.UU.

En relación con el conflicto Palestina-Israel, el cual se considera que comenzó en 1948, cuando se proclamó el Estado de Israel en el territorio palestino (Pappe 2007), la TWWA sostenía que, con el descubrimiento del petróleo en dicho territorio en la tercera década del siglo XX, Estados Unidos intensificó sus políticas imperialistas en esa zona. Pero fue al finalizar la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y el holocausto nazi, que la comunidad judía comenzó a emigrar en grandes cantidades hacia el territorio de Palestina con la ayuda de Estados Unidos:

El gobierno estadounidense tuvo una política oficial de impedir el ingreso de refugiados judíos en Estados Unidos. El plan fue forzar a estos judíos a asentarse en Palestina y construir un nuevo estado para controlar el monopolio estadounidense sobre el petróleo. A pesar de sus esfuerzos, en 1947, los judíos en Palestina ocupaban solo el 6% del territorio. Los sionistas descubrieron rápidamente que no iban a tener el control de Palestina a través de la inmigración y la compra de tierras. Entonces, a principio de la década de los cuarenta montaron una campaña del terror contra el pueblo árabe de Palestina (Triple Jeopardy, 1973d, 6).

De acuerdo con lo que planteaba la TWWA en sus escritos, Israel había logrado invadir los territorios del pueblo árabe gracias al apoyo de Estados Unidos. Esta invasión significaba el saqueo de los recursos naturales y humanos, así como la aplicación de un fuerte terrorismo sobre el pueblo palestino perteneciente, según explicaba en Triple Jeopardy, al Tercer Mundo. Por su parte, Israel, principal aliado de Estados Unidos, jugaba un papel fundamental en esas tierras disputando el dominio del petróleo a Francia e Inglaterra, favoreciendo a Estados Unidos en su política imperialista: «¿Por qué Estados Unidos ha apoyado a Israel? (…) Israel fue creada para ser el guardián de los miles de millones de dólares que han invertido en petróleo en los países árabes» (Triple Jeopardy 1973d, 6).

Al mismo tiempo, para la TWWA, la resistencia organizada por el pueblo palestino no significaba únicamente una lucha por recuperar sus tierras, sino también un enfrentamiento contra el imperialismo y el colonialismo impulsado por EE.UU. e Israel en el territorio palestino: «El movimiento de resistencia palestino no ha estado luchando tan valientemente todos estos años solo por obtener su pedazo de tierra. El objetivo por el que han derramado tanta sangre no es solo por el territorio (sin importar que tan grande sea ese territorio) (…) El propósito del movimiento de la resistencia es expulsar al imperialismo y a todas las dominaciones extranjeras del Oriente Medio» (Triple Jeopardy 1974b, 14).

Por último, la TWWA enumeraba varias soluciones esbozadas, en aquel momento, tanto por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como por otros organismos para resolver dicho conflicto. Una de ellas era la creación de un nuevo estado palestino, ubicado en la Franja de Gaza; otra, la conformación de un estado plural donde pudieran convivir el pueblo palestino junto con el judío, respetando sus religiones y bajo los mismos derechos civiles y políticos. Para la TWWA, la segunda solución no era viable, ya que impediría que el pueblo palestino sostuviera su resistencia y enfrentamientos armados, en tanto pasaría a estar controlado en las fronteras por el gobierno de Israel y otros estados limítrofes que apoyaban a Israel y a Estados Unidos: «Luego de la creación de un “mini” estado, el pueblo palestino será llevado a la pasividad, pensando que han recuperado algunas de sus tierras y que sería en vano continuar la lucha por la parte restante. Armar a las masas dentro del nuevo estado será imposible, ya que todas las fronteras por donde las armas ingresan, estarán controladas por los regímenes árabes vecinos, hostiles hacia cualquier esfuerzo de resistencia» (Triple Jeopardy 1974a, 13).

Con respecto al caso de Puerto Rico, fue a partir de 1898 cuando se convirtió en una colonia norteamericana, consolidando la hegemonía de EE.UU. en el Caribe. A partir de allí y hasta la actualidad, el estatus político y económico es decidido por el Congreso de Estados Unidos. Desde 1898 y hasta 1900, EE.UU. instaló un gobierno militar en la isla, a cargo del General Nelson Miles. Pero en 1900, se definió a Puerto Rico como un territorio no incorporado, generando grandes protestas y movilizaciones que resistían a este nuevo estatus político. Dicha forma de estado quitó a la isla de su categoría de colonia, pero no le otorgó su independencia plena y su derecho a la autodeterminación. Aunque Puerto Rico cuenta con un gobierno propio, Estados Unidos continúa manteniendo una posición de dominación con respecto a los territorios y los recursos de la isla (Acosta 2014).

A esta situación, la TWWA le otorgaba un tratamiento especial debido a la gran cantidad de puertorriqueñxs que residían en Estados Unidos y debido a que algunas militantes de la TWWA provenían del Partido Socialista de Puerto Rico. Dicho país no era considerado un estado independiente, sino como un Estado Libre Asociado. Esto le permitía a EE.UU. continuar su explotación sobre los recursos económicos y humanos de Puerto Rico, al igual que lo hacía en la etapa colonial.

A pesar del reconocimiento de la ONU de su derecho a la autodeterminación y a la independencia, Estados Unidos, Inglaterra, Sudáfrica, Portugal y Francia se opusieron a dicha declaración. De todos modos, aunque EE.UU. se resistiera a aceptar la independencia del pueblo puertorriqueño, para la TWWA la resolución de la ONU reflejaba el reconocimiento de la situación colonial de Puerto Rico y los verdaderos intereses de Estados Unidos en dicho país: «Esta victoria, ganada después de 20 años de lucha en las Naciones Unidas para desenmascarar al status del Estado Libre Asociado de Puerto Rico como una fachada para el colonialismo, fue ignorada o falsificada en la prensa estadounidense y puertorriqueña (…) Esta resolución histórica de las Naciones Unidas refleja el reconocimiento mundial de la situación colonial de Puerto Rico, los verdaderos intereses de los Estados Unidos en la isla y refleja también el apoyo mundial para la lucha de liberación del pueblo boricua» (Triple Jeopardy 1974a, 4).[5]

Tanto la situación de Palestina como la de Puerto Rico, valen para evidenciar los posicionamientos de la TWWA frente a las políticas imperialistas impulsadas por Estados Unidos. En el primer caso, el apoyo a Israel por parte de Estados Unidos era sumamente estratégico, ya que le serviría para controlar los territorios de Palestina y alrededores, así como sus fuentes de petróleo. En el caso de Puerto Rico, disfrazado bajo la categoría de Estado Libre Asociado, seguía funcionando como una colonia perteneciente a Estados Unidos, permitiéndole la explotación de sus recursos humanos y naturales. Así, para la TWWA, era importante denunciar las políticas imperialistas aplicadas por Estados Unidos y difundir la situación de dichos países, sin olvidar mostrar su apoyo a las resistencias organizadas por estos pueblos.

El rol de las mujeres del Tercer Mundo en los procesos revolucionarios

Los objetivos más importantes de la TWWA, mencionados en su primera publicación de Triple Jeopardy, expresan su perfil internacionalista y el modo en que entendían la articulación entre las personas del Tercer Mundo en general y particularmente entre las mujeres. El análisis de esos objetivos relata el modo en que la TWWA entendía las múltiples opresiones que sufrían las poblaciones de esta región a partir de los efectos de las políticas imperialistas, con especial atención a las mujeres de esos países. Es por ello que, desde la TWWA, se visibilizaba y fomentaba la participación de esas mujeres en las luchas y resistencias, las cuales intentaban contrarrestar los avances del colonialismo y la dominación imperialista ejercidos por las potencias del Primer Mundo.

La TWWA defendía la idea de que el conjunto de mujeres que habitaban los países del Tercer Mundo, debía tomar una actitud activa en los procesos independentistas y de descolonización, como una manera de modificar las situaciones de opresión que afectaban a esas sociedades. Para ello, era importante generar las condiciones necesarias para que las mujeres pudiesen participar plenamente en dichos procesos. Es decir, generar una conciencia revolucionaria no solo con instancias formativas y educativas, sino también con otras herramientas que permitiesen una verdadera praxis política (por ejemplo, la socialización de las tareas de cuidado, la instalación de guarderías comunitarias para el cuidado de lxs niñxs, el acceso a la educación para las mujeres, entre otras).

Asimismo, consideraba indispensable la unidad de las mujeres del Tercer Mundo para eliminar definitivamente las opresiones producidas por el imperialismo y el colonialismo. Es por ello que la TWWA difundía constantemente las victorias, resistencias y luchas de sus pueblos, de la misma manera que alentaba los procesos postrevolucionarios de China y Cuba donde, según su visión, se había logrado vencer al capitalismo y se desarrollaban nuevas sociedades. En el primer número de Triple Jeopardy, aparecía como uno de sus principales objetivos el «crear una hermandad de mujeres dedicadas a la tarea de desarrollar la solidaridad entre los pueblos del Tercer Mundo, basada en una ideología socialista de la lucha por la eliminación completa de todas y cada una de las formas de opresión y explotación basadas en la raza, la clase, o el sexo y utilizar todos los medios necesarios para llevar a cabo esta tarea» (Triple Jeopardy 1971a, 8-9).

La TWWA reivindicaba las revoluciones de China, Cuba, Vietnam y Guinea Bissau, pues consideraba que las mujeres eran parte vital del proceso revolucionario. En una de las publicaciones podía leerse:

Sin importar si somos portorriqueñas, negras, chicanas, nativoamericanas o asiáticas, nuestra lucha es una sola. Hay un solo enemigo que destruir: el imperialismo y el capitalismo. El pueblo vietnamita, y en particular las mujeres vietnamitas nos han enseñado esa lección. Nosotras, las mujeres, hemos aprendido que la lucha contra el imperialismo y sus efectos secundarios: racismo, sexismo y explotación, no se reducen a Estados Unidos (…) Vemos que, sin importar donde estemos localizadas geográficamente, nuestra lucha contra el colonialismo es semejante a otras luchas (…) Nuestros enemigos son los mismos, nuestras opresiones son una sola, nuestras semejanzas son mayores que nuestras diferencias (Triple Jeopardy 1971b, 14).

Para la TWWA, el imperialismo y el capitalismo generaban diversos tipos de opresiones sobre las mujeres, que no se reducían únicamente a las de clase, sino también a las de raza y sexo. Además, un posicionamiento político clave de la organización giraba en torno a la idea de que la emancipación de las mujeres no podía estar separada de la liberación del conjunto de la población ya que, en una sociedad donde continuara existiendo el capitalismo, las mujeres no podrían obtener ningún derecho económico, político y social, y seguirían enfrentando las mismas opresiones. En un número de Triple Jeopardy, se publicó un texto de la activista Vilma Espina de la revista Prensa Latina, quien planteaba que «históricamente el movimiento feminista ha propuesto solo soluciones parciales, luchando por derechos políticos (como lo hicieron las sufragistas) pero en mi opinión, eso no atacó las raíces del problema, que es la sociedad capitalista» (Triple Jeopardy 1973c, 3).

Para proyectar el lugar que deberían ocupar las mujeres en una sociedad sin opresiones, explicaban los casos de Cuba y China donde, según la visión de la TWWA, había triunfado la revolución socialista y se habían eliminado las diversas opresiones y discriminaciones que enfrentaban las mujeres[6]. De acuerdo con su perspectiva, en el caso de China, las mujeres ya no sufrían opresiones de clase ni de sexo debido a las reformas del nuevo gobierno revolucionario, debido a que muchas de ellas participaban ocupando un rol político importante en la construcción del socialismo. Aquí es muy interesante ver el modo en que la TWWA remarcaba la importancia de las guarderías comunitarias y la socialización de las tareas de cuidado, para que las mujeres pudieran acceder a los mismos trabajos que los varones, estudiar en la universidad, así como ocupar cargos en el partido y el gobierno.

La legalización del aborto y la distribución de pastillas anticonceptivas también eran considerados derechos fundamentales. Expresaban que «las mujeres chinas, orgullosamente parándose hombro con hombro con los varones, están asegurándose que la liberación está trabajando para ellas, contribuyendo a la edificación y construcción del socialismo en la República Popular de China» (Triple Jeopardy 1973b, 3).

Otro ejemplo, al cual acudía la TWWA para mostrar la importancia de las mujeres en el proceso revolucionario, era el caso de Cuba. Según su visión, luego de que deviniera la revolución socialista, las mujeres habían comenzado a ocupar otro lugar en la sociedad cubana al trabajar de igual modo que sus compañeros varones y estudiar en la universidad, permitiendo esa real emancipación a la que se referían: «En Cuba existen enormes oportunidades de crecimiento para las mujeres que en Estados Unidos no existen. Las mujeres son alentadas a participar en el desarrollo de la sociedad en cualquier forma posible. Esas oportunidades no las limitan solamente a tener hijos» (Triple Jeopardy 1972a, 5).

Finalmente, otros ejemplos donde aún no había triunfado la revolución socialista, pero se encontraban luchando contra el imperialismo y el colonialismo ejercido por las potencias del Primer Mundo, eran los casos de: Albania, Guinea Bissau, Sudán, Mozambique, Angola, Omán y el Sur de Vietnam. En estos casos, la TWWA reivindicaba y apoyaba el importante papel que jugaban las mujeres en dichos eventos. Además de su participación concreta en los procesos independentistas, también señalaba los cambios producidos socialmente en los que, en muchos casos, las mujeres trabajaban de igual forma y por los mismos salarios que sus compañeros varones.

El fin de la TWWA, el nacimiento de una nueva organización y la consolidación de una herramienta teórica

En 1975, año en el que podemos ubicar el ocaso de la TWWA, se publicó el último número de Triple Jeopardy. El fin de su actividad política expresaba las tensiones que existían en el interior de la organización desde algunos años antes. Según Springer (2006a), el debate central que llevó a su disolución se relacionó con la participación de mujeres blancas en la organización. Este debate giró en torno a la articulación que la TWWA podría realizar con otras organizaciones feministas blancas y luego comenzaron a plantear la necesidad de abrir sus márgenes y permitir la incorporación de mujeres blancas trabajadoras a la organización. Esto generó que muchas activistas decidieran alejarse, sobre todo las de la costa Oeste, incluida Cheryl Perry.

Las militantes de la TWWA que siguieron participando, comenzaron a construir una nueva organización multirracial denominada Alliance Against Women’s Oppression (AAWO), adoptando muchas de las antiguas definiciones de la TWWA. No es posible precisar una fecha exacta de su disolución; pero, para el año 1977, la TWWA de la costa Oeste ya había dejado de reunirse y, para 1978-1979, la TWWA de Nueva York también dejó de funcionar. De modo que la militancia de la TWWA no finalizó en 1979 (o en 1975 con el fin de la publicación de Triple Jeopardy), sino que dicha organización dejó un importante legado para la AAWO, que continuó participando en la escena política durante las décadas de los ochenta y noventa (Springer 2006a).

De esta manera, a partir de las nuevas transformaciones que se avecinaban en ese momento histórico y luego de finalizar la Guerra de Vietnam, muchas organizaciones debieron rediscutir y replantearse cuál sería el nuevo camino a seguir. Las militantes de la TWWA no estuvieron fuera de ese proceso y vieron la necesidad de plantearse nuevos debates y estrategias que les permitieran adaptarse a la nueva coyuntura. Si bien algunas militantes dejaron de participar, también se produjo la incorporación de otras activistas y la conformación de una nueva organización multirracial.

Aunque la TWWA tuvo una corta existencia, podemos adjudicar su nacimiento a la cristalización de diversos debates que se llevaron a cabo en una gran cantidad de organizaciones, como el SNCC, la Venceremos Brigade y el Partido Socialista de Puerto Rico. De la misma manera, el ocaso de su actividad política fue, en realidad, el paso hacia una nueva organización, ampliando sus márgenes hacia las mujeres blancas e incluyendo nuevas definiciones y reivindicaciones, evidenciando una mayor consolidación política de los debates desarrollados durante los años de existencia de la TWWA.

El estudio de la TWWA permitió ver cómo, desde sus diversos posicionamientos relacionados con las múltiples opresiones que enfrentaban las mujeres, ya sea en términos de clase, sexo o raza, sentó las bases –teóricas y políticas– de lo que conocemos hoy como la perspectiva interseccional. Las luchas de las mujeres del Tercer Mundo nutrieron y gestaron una herramienta teórica y política, que resulta central en la actualidad para explicar las desigualdades y formas de dominación que distintos sectores sociales sufren.

En términos generales, la interseccionalidad hace referencia a las múltiples identidades y experiencias de exclusión, subordinación y opresión que atraviesan los sujetos. De algún modo, vino a dar cuenta de las posiciones múltiples a la hora de pensar en las formas de dominación y subordinación que enfrentan los sujetos y apunta a complejizar la concepción de género al concebirla como una dimensión entre otras dentro del complejo tejido de relaciones sociales y políticas (Stolcke 2004).

Podemos situar los antecedentes de esta herramienta durante la esclavitud norteamericana, más precisamente en 1852, en la Convención de los Derechos de la Mujer celebrada en Akron, Ohio. Sojourner Truth realizó un discurso reflexionando sobre su condición de mujer, negra y esclava[7]. Este tipo de planteamientos también se hicieron presentes en las cantantes del Blues Clásico Femenino durante las décadas de los años veinte y treinta (Busquier y Massó 2018), así como también con la emergencia del feminismo negro en las décadas de los sesenta y setenta como vimos en este escrito.

En ese mismo sentido, también es importante destacar el gran aporte que significó la conformación de la Colectiva del Río Combahee en la década de los setenta radicada en Boston, agrupando a gran cantidad de feministas negras que buscaban enfrentar la opresión racial, sexual, heterosexual y clasista. La publicación de su Declaración Feminista Negra en abril de 1977, resultó de suma importancia a la hora de esclarecer y poder confeccionar una síntesis de los debates que se venían desarrollando en el feminismo negro norteamericano, antecedente fundamental para las producciones teóricas que se realizaron en las décadas siguientes.

En lo que respecta al ámbito académico, Kimberlé Crenshaw (1989; 1991) fue una de las primeras pensadoras que consideró la interseccionalidad al realizar un análisis sobre la violencia contra las mujeres negras. A fines de la década de los ochenta y comienzos de los noventa, la autora sostenía que el feminismo contemporáneo y los discursos antirracistas no contemplaban las intersecciones que se producían entre el racismo y el patriarcado. Patricia Hill Collins (1998), agrega que en contraposición a los estudios que consideran al género, la raza, la clase y la nación como sistemas separados, sostiene que la interseccionalidad permite analizarlos en conjunto, indagando cómo se articulan y combinan dichos sistemas.

Viveros Vigoya (2009) sostiene que, tanto el racismo como el sexismo, utilizan el argumento de la naturaleza para justificar y reproducir las relaciones de poder, establecen una relación entre lo corporal y lo social y visualizan a las mujeres como grupo naturalmente predeterminado a la sumisión. Además, la autora recupera los aportes fundamentales, tanto teóricos como políticos, de la interseccionalidad atendiendo a sus orígenes y a las contribuciones del feminismo negro y latinoamericano. Allí sostiene que la interseccionalidad busca visibilizar las imbricaciones que existen en las relaciones de poder, algo que dentro del feminismo negro se comenzó a plantear incluso antes de denominarla «interseccionalidad».

En definitiva, fueron las diversas organizaciones de mujeres negras, chicanas, latinas, asiáticas las que, a partir de su distanciamiento con el feminismo blanco y con el movimiento antirracista, pudieron construir sus propias definiciones políticas. Tomando como punto de inicio sus experiencias personales y particulares, estas mujeres pudieron expresar y visibilizar su propia situación de exclusión y discriminación.

Conclusiones

A continuación, compartiré algunas reflexiones producto de la lectura del corpus documental utilizado para esta investigación. Desde la mirada de una organización de mujeres del Tercer Mundo –la TWWA–, su perfil internacionalista y antiimperialista, así como su postura sobre el Tercer Mundo y sin olvidar el contexto de guerras y procesos de descolonización que sucedieron en las décadas de los sesenta y setenta las regiones de Asia, África y América Latina; en este trabajo describí algunas de las estrategias más significativas llevadas adelante por este grupo de mujeres, en medio de un contexto de agitación política, tanto de movimientos antirracistas como feministas.

En primer lugar, la TWWA definía al Tercer Mundo y a las personas que lo conformaban, a partir de criterios políticos y culturales, lo cual excedía los límites de lo geográfico. Esta pertenencia al Tercer Mundo, además, tenía que ver con que dichas personas debían enfrentar las mismas opresiones de clase, sexo y raza, lo que hacía aún más urgente la organización y unidad para enfrentar a su enemigo común: el imperialismo y el colonialismo ejercidos por los países del Primer Mundo.

Segundo, a partir de lo anterior, el objetivo principal de la TWWA radicaba en tomar una postura antiimperialista. Para ello, incentivaba la participación política de las personas del Tercer Mundo en diversas iniciativas políticas y poniendo especial énfasis en el activismo y formación política de las mujeres. Al mismo tiempo, la TWWA también se ocupaba de difundir las diversas estrategias imperialistas llevadas a cabo por EE.UU. como lo son los ejemplos de Puerto Rico y el conflicto Palestina-Israel buscando, además, generar un apoyo político a las resistencias organizadas por estos pueblos.

En tercer lugar, sobre el rol puntual que debían llevar a cabo las mujeres en las luchas antiimperialistas, la TWWA sostenía que era importante su participación desde un lugar protagónico no solo en los procesos revolucionarios, sino también en aquellos que habían logrado instalar nuevos regímenes como en el caso de Cuba y China. Para lograr ese rol activo por parte de las mujeres, la TWWA insistía en la importancia de una formación política en términos teóricos y prácticos.

Cuarto, la TWWA entendía que tanto el imperialismo como el capitalismo, generaban diversos tipos de opresiones hacia las mujeres las cuales se articulaban a partir de la clase, la raza y el sexo. Para enfrentarlas consideraba indispensable la unidad de las mujeres del Tercer Mundo. Además, la emancipación de las mujeres no podía estar separada de la liberación del conjunto de la población ya que, en una sociedad donde continuara existiendo el capitalismo, las mujeres no podrían obtener ningún derecho económico, político y social, y seguirían enfrentando las mismas opresiones.

Por último, el estudio de una organización de mujeres del Tercer Mundo como lo fue la TWWA permitió ver cómo, la construcción de una herramienta política que buscaba enfrentar las opresiones de sexo, raza y clase que atravesaban a dichas mujeres, sentó las bases –teóricas y políticas– de lo que conocemos hoy como la perspectiva interseccional. Así, las luchas de las mujeres del Tercer Mundo nutrieron y gestaron una herramienta teórica y política, que resulta clave en la actualidad para explicar las desigualdades y formas de dominación que distintos sectores sociales atraviesan.

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[1]Esa investigación fue realizada en el marco de mi tesis de grado de la carrera de Licenciatura en Historia, correspondiente a la Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba. La versión completa de dicha tesis se encuentra en la Biblioteca Elma K. de Estrabou, perteneciente a la misma facultad. Otras publicaciones que realicé relacionadas con la historia y las definiciones políticas de la TWWA fueron: Busquier (2019b) y Busquier (2020).

[2]Algunos de los escritos más relevantes sobre los feminismos estadounidenses, también seleccionados para esta investigación, son: Hewitt (2010), Henry (2004), Evans (2003), Jabardo (2012), Hill Collins (2000), Davis (2005), Sudbury (1998), Viveros Vigoya (2009), hooks (2004) y Carastathis (2014). Sobre los textos que abordan específicamente la historia de la TWWA, podemos mencionar a: Springer (2006b) y Peniel (2006).

[3]Siguiendo una convención que tiende a generalizarse, utilizo «x» en el plural para reemplazar la forma tradicional que emplea el masculino como genérico del plural, entendiendo que esta modificación puede funcionar como una herramienta para visibilizar y reconocer a ciertos grupos que históricamente fueron omitidos, incluso en el lenguaje, como: las mujeres, lesbianas, travestis, transexuales y muchxs otrxs. En este sentido, la «x» en tanto desobediencia lingüística que rompe con la norma gramatical, permite ser coherente con mi propia posición política.

[4]Véase Hobson (1938), Lenin (1975), Luxemburg (1963), Mommsen (2002) y Said (2004).

[5] Artículo publicado en español.

[6]Cabe aclarar que en la actualidad diversxs autorxs han puesto en discusión tal afirmación en tanto las experiencias revolucionarias de Cuba y China no habrían producido cambios significativos en las relaciones de poder y las jerarquías de género. El texto de Macías (2011) aborda esta problemática centrándose en el caso de Cuba.

[7] Para profundizar sobre su biografía recomiendo la lectura de su autobiografía publicada en 1850: Truth (2015).

Recibido: 21 de Marzo de 2020; Aprobado: 23 de Septiembre de 2020

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