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Revista Reflexiones

On-line version ISSN 1659-2859Print version ISSN 1021-1209

Reflexiones vol.94 n.1 San Pedro de Montes de Oca Jan./Jun. 2015

 

Artículo

Soñando en diferencia: aspiraciones sobre el futuro de juventudes Costarricenses

Dreaming in difference: aspirations about the future in Costarican youth

Tatiana Beirute Brealey 1  

1Instituto Mixto de Ayuda Social. tatianabeirute@gmail.com

Resumen

Las diferentes condiciones socioeconómicas, socio territorial y cultural de la Costa Rica de hoy permiten afirmar que la experiencia de las juventudes no es homogénea. Las condiciones objetivas son diferentes, pero, vinculadas a éstas, también lo son sus construcciones subjetivas. Resulta importante comprender la forma en que las realidades objetivas diferenciadas inciden sobre las subjetividades de los jóvenes y por tanto sobre las capacidades reales con las que éstos cuentan. Una forma de comprender esta incidencia es acercándose a la manera en que los jóvenes se proyectan en el futuro. Este trabajo analiza las aspiraciones y expectativas sobre el futuro de jóvenes urbanos costarricenses, relacionados con el estudio, las profesiones y el ámbito laboral, en función del nivel de inclusión o exclusión en el que se desarrollan. El hecho de que la idea de "sueño" no implica la existencia de un vínculo con un principio de realidad, lleva a pensar que los sueños deberían ser infinitos, y que las únicas diferencias entre lo que las personas sueñan o aspiran hacer con sus vidas, deberían descansar en las particulares individuales de cada ser humano. Sin embargo, en la práctica esto no necesariamente es así. Las condiciones sociales en las que se desarrollan las personas, sus interacciones y los habitus que se construyen a partir de las diversas formas de conocer y vivir el mundo influyen en sus subjetividades, al punto de convertirse en potencializadores o limitantes del bienestar futuro.

Palabras clave: Juventudes; futuro; habitus; desarrollo humano; exclusión social

Abstract

The different socioeconomic, cultural, and socio-territorial conditions of the costarican society show that the experiences of young people are not equal. The objective conditions are different, but so are their subjective constructions. It is important to understand the way the different objective realities influence the subjectivities of young people, and therefore the real capabilities that they actually have. One way to understand this is by reaching in to the way young people think of their future. This paper analyzes the aspirations and expectations about the future of costarican urban youth, related to study, professions and jobs, depending on the level of social inclusion or exclusion in which they develop. The fact that the idea of a "dream" doesn't means the existence of a bond with reality, leads to think that dreams should be infinite for all, and that the only differences between people's dreams should lay on their individual particularities. However, the truth is that in reality this isn't necessarily like that. The social conditions on which people develop, their interactions, and the "habitus" that are built from the different ways of knowing and experimenting the world, influence the subjectivities, to the point of potencialize or limit the future wellbeing.

Keywords: Youth; future; habitus; human development; social exclusion

Introducción

Las diferentes condiciones socioeconómicas, socios territoriales y culturales de la Costa Rica de hoy permiten afirmar que la experiencia de las juventudes no es homogénea; mientras que unos grupos gozan de todas las herramientas necesarias para ser los sujetos privilegiados de la globalización, otros encuentran mayores obstáculos para ello.

Cada grupo experimenta esta compleja realidad de forma diferente. Al analizar el fenómeno de la exclusión social en Costa Rica es posible observar que las condiciones objetivas concretas de las juventudes llevan a que experimenten niveles de exclusión/ inclusión social diferenciados que terminan por incidir de manera positiva o negativa, según sea el caso, en el acceso a las oportunidades que ofrece el mundo actual. Lo que este tipo de análisis no permite observar es la forma en que éstas inciden sobre las subjetividades de los jóvenes 1 .

Este artículo forma parte de una investigación más amplia denominada "¿Con qué soñás? Expectativas y aspiraciones sobre el futuro de jóvenes urbanos costarricenses" (Beirute, 2012) cuyo objetivo principal fue analizar las aspiraciones y expectativas sobre el futuro de jóvenes urbanos costarricenses, en función del nivel de inclusión o exclusión en el que se desarrollan.

Dada la amplitud que significa pensar en el futuro, el estudio se centró en un rango de dimensiones, intentando responder a la pregunta ¿las aspiraciones y expectativas sobre el futuro de jóvenes urbanos costarricenses, referidas a dimensiones relacionadas con el nivel educativo, el tipo de empleo, el nivel socioeconómico, el lugar donde viven y vivirán, el consumo cultural, entre otros, se ven influidas por el nivel de inclusión o exclusión social en el que se desarrollan diariamente? En este trabajo se presentarán únicamente una síntesis de los resultados referentes al nivel educativo- profesional y el tipo de empleo.

Es importante resaltar que cuando se piensa en el futuro, pueden observarse al menos dos elementos: no es lo mismo que una persona imagine que estará haciendo y el tipo de vida que tendrá en, por ejemplo 10 años (lo cual en este trabajo se denominó expectativas sobre el futuro); a que imagine lo que le gustaría estar haciendo y el tipo de vida que le gustaría tener en 10 años (lo que se entendió como aspiraciones). Ambas dimensiones fueron centrales en el estudio, así como también lo fue la brecha existente entre una y otra.

Para comprender el contexto social en el que se desarrolló este estudio es conveniente tomar en cuenta las diferencias sociales de la Costa Rica del momento. Para el 2010 el coeficiente de Gini era de 0,508 (PEN, 2011a). Los problemas de la desigualdad en el ingreso afectaban a la población joven donde el 20% más pobre de los hogares costarricenses (en donde vivía el 24% de la población) había más del doble de niños y adolescentes que en el 20% más rico. (Sojo, 2010). Además, los jóvenes eran más vulnerables a desigualdades como el salario y tenían una representación importante en el quintil de menos ingresos del país, y en aquellos hogares considerados bloqueados por la exclusión social. También experimentaban la exclusión en el ámbito educativo. En el 2009, mientras que el 96,8% de los jóvenes entre los 13 y 17 años del quintil más rico asistían a la educación tradicional, sólo el 76,6% de aquellos del quintil más pobre lo hacían (PEN, 2011a). Además en los años 2003, 2005 y 2006 el 78% de quienes accedían a la educación superior provenían de los dos quintiles de ingreso superior. (PEN, 2008). Por su parte, en lo concerniente a la exclusión en el ámbito laboral, el desempleo juvenil urbano en 2010 fue de 17,1% (el desempleo urbano general fue sólo de 7,1%), asimismo el 12,3% de la población entre 12 y 24 años no estudiaba ni trabajaba.

Reflexiones Teóricas

El bienestar de las personas debe ser el fin último del desarrollo, el cual debe ser "un proceso de expansión de las libertades reales de que disfrutan los individuos" (Sen, 2000, p52) El logro efectivo de estas libertades implica el desarrollo de dos elementos fundamentales: las capacidades y la agencia.

Las capacidades son "(...) un tipo de libertad: la libertad fundamental para conseguir distintas combinaciones de funciones (o en términos menos formales, la libertad para lograr diferentes estilos de vida" (Sen, 2000, pp 99-100) Son el conjunto de funcionamientos que puede elegir una persona para su vida, incluyendo no sólo lo que la persona elija ser o hacer sino además todas las opciones con las que se contaba para ello. Las aspiraciones y expectativas sobre el futuro son de cierta forma un tipo de capacidades.

Los funcionamientos son aquellas opciones, funciones y realizaciones que las personas logran ser o hacer. Están determinados por la cantidad de capacidades que cada persona tenga, siendo menores en contextos limitados de capacidades. Las posibilidades objetivas y subjetivas con las que se cuenta están influenciadas por su contexto, las estructuras sociales y las dinámicas de inclusión y exclusión social a las que se enfrentan.

Para comprender mejor lo anterior se recurre al estructuralismo constructivista de Pierre Bourdieu, quien considera que las estructuras, es decir las condiciones objetivas, determinan en mucho las acciones e interacciones de los agentes pero que al mismo tiempo éstos configuran estas estructuras. Para efectos de esta investigación resultó importante su concepto de habitus (Bourdieu, 1991, p92). A partir de éste se puede comprender que elementos subjetivos como las aspiraciones y expectativas del futuro deben estudiarse partiendo del hecho de que las estructuras sociales tienen un papel importante sobre éstas. Es decir, las aspiraciones y expectativas del futuro de los jóvenes están marcadas por habitus. La existencia de diversos habitus significa que la relación de las personas con las estructuras sociales no es la misma en todos los casos. Uno de los fenómenos que afecta esta relación son las dinámicas de inclusión y exclusión social.

Metodología

La investigación que dio pie a este trabajo fue de tipo cualitativa y se trató de un estudio de seis casos ejemplificadores cuyas características específicas permitieron conocer las aspiraciones y expectativas sobre el futuro de jóvenes que se desarrollan en diferentes contextos. Estos seis casos se eligieron en función de dos variables 2 :

El espacio socio territorial en el que se desenvolvían los jóvenes: Para ello se utilizaron las categorías de niveles socio territoriales que se basan en la división territorial de la GAM en cinco territorios sociales (FLACSO Costa Rica, 2007) a) Alto/ alto medio: distritos que muestran un acceso privilegiado a los bienes públicos de la GAM; b) Medio-alto: distritos con una cantidad importante de bienes públicos de todo tipo; c) Medio-bajo: distritos tradicionales de asentamientos de los sectores populares, y con acceso a bienes públicos menores al promedio de la GAM; d) Bajo-medio: la periferia urbana empobrecida. e) Bajo: zonas de producción agrícola de la GAM (esta categoría no se tomó en cuenta en este trabajo pues éste se centró en las dinámicas urbanas).

Tipo de educación que recibían los jóvenes: se construyeron cinco categorías que combinan los criterios de tipo de financiamiento (público, privado- subvencionado y privado) y características más específicas de los centros (porcentaje de repitencia, de reprobación, de promoción en las pruebas de bachillerato, así como las condiciones de infraestructura y el territorio social en el que se encuentra). A partir de esto, y con la ayuda de los datos tomados de la Megabase de ProDUS (ProDUS, 2011) las cinco categorías planteadas fueron: a) Colegio con condiciones óptimas: privado, con rendimiento académico mayor al promedio nacional y con modalidad de bachillerato internacional. Es el único colegio para el que el territorio social no fue determinante, pues lo define más el estatus que tiene en sí mismo; b) Colegio con buenas condiciones: Ubicado en territorio social medio alto, privado subvencionado y con indicadores de rendimiento académico combinados; c) Colegio con condiciones medias: ubicado en el territorio social medio bajo; privado subvencionado y con indicadores de rendimiento combinados; d) Colegio con condiciones deficientes: se ubica en los territorios medio bajo, es público, con indicadores de rendimiento combinados y con faltantes en términos de infraestructura; e) Colegio con condiciones muy deficientes: ubicado en territorio bajo medio, es público, tiene serias deficiencias en su rendimiento académico y faltantes importantes en infraestructura. Por último, se estableció una categoría que cumplía con el requisito socio territorial, en este caso que provengan de espacios bajo-medios; y que respecto a la categoría educativa éste se reflejara en su no asistencia a la educación, a lo que se sumaría el hecho de que tampoco se encuentren trabajando.

Con base en cada uno de los criterios establecidos, fueron seleccionados y ubicados seis casos ejemplificadores en las categorías de inclusión/ exclusión social que se detallan a continuación. A cada caso de estudio se le realizó un grupo focal. Se estableció que cada grupo debía estar conformado por estudiantes de noveno año (representa el umbral de la retención estudiantil en Costa Rica (PEN, 2010), todos asistentes al mismo colegio según su categoría y que fueran menores de 18 años. El criterio de equidad de género no fue determinante para los objetivos propuestos en la investigación aunque se buscó que se cumpliera, en la medida de lo posible. Se estableció un rango de mínimo cinco y máximo diez jóvenes por grupo. Todos los grupos focales se realizaron en las instalaciones del colegio, salvo en el caso del grupo de jóvenes en exclusión social fuerte que se realizó en la casa de habitación de uno de los informantes clave. El trabajo de campo se llevó a cabo entre los meses de junio y agosto de 2011. En términos generales 3 los seis casos ejemplificadores fueron:

Inclusión muy favorable: Jóvenes que habitan en zonas altas/ altas medias y asisten a un colegio con condiciones óptimas (según los criterios que se explicaron anteriormente) 4 . Se trataba de un colegio con Bachillerato Internacional, completamente bilingüe, de tipo privado (para ingresar las familias deben pagar una admisión familiar que asciende a los US $1000).

Inclusión favorable: Jóvenes que habitan en zonas medio-altas y asisten a un centro educativo con buenas condiciones y de financiamiento privado subvencionado. Es aproximadamente un 60% bilingüe.

Vulnerables a la inclusión desfavorable: Jóvenes que viven en zonas medio-bajas y asisten a un colegio en condición media, privado subvencionado y que no es bilingüe.

Inclusión desfavorable: Jóvenes que habitan en zonas medio-bajas y asisten a un colegio en condiciones deficientes, de financiamiento público y con faltantes de infraestructura.

Exclusión parcial: Jóvenes que residen en zonas bajas-medias y asisten a un centro educativo con condiciones muy deficientes, de educación pública y con faltantes importantes de infraestructura.

Exclusión fuerte: Quienes conformaron este grupo son jóvenes que viven en un territorio social bajo medio, que además se trata de un distrito considerado de alto riesgo social (MIDEPLAN, 2010) no asistían al colegio ni estaban insertos en el mercado laboral. Su ubicación se hizo mediante un informante clave de la zona.

A continuación se presentan los principales resultados del análisis de las aspiraciones y expectativas sobre el futuro de los distintos grupos de jóvenes urbanos costarricenses. La información se desprende de los grupos focales realizados cuya dinámica iniciaba con la pregunta "¿cómo les gustaría estar en 10 o 15 años?" (en el caso de las aspiraciones); y luego respondiendo a la interrogante ¿cómo creen realmente que van a estar en 10 o 15 años? (para conocer las expectativas).

En aras de una lectura más fluida, los resultados se presentan partiendo del grupo de jóvenes que vivía en condiciones de mayor exclusión, hasta los que viven en situación de inclusión más favorable. Cabe señalar que la información referente a los jóvenes en condiciones de exclusión fuerte se dejó de última pues sus particularidades los diferencian considerablemente de los demás grupos.

Jóvenes en condiciones de exclusión parcial: Harvard, ni en sueños/ El sueño "Intel"

Este caso de estudio se trató de los muchachos que experimentaban el mayor grado de exclusión social, pero que aún continuaban afiliados al colegio.

Para ellos el estudio es el motor central que podía determinar su vida futura. Tanto en sus aspiraciones como en sus expectativas la idea de obtener una profesión fue central. De hecho en este ámbito no se evidenciaron grandes brechas entre las aspiraciones y las expectativas. Sin embargo, para ellos el soñar sin limitaciones no fue posible. En la única ocasión en donde una joven quiso salirse de las posibilidades objetivas reales en las que se desenvolvían, su expresión no fue tomada en serio: Ante la pregunta de ¿adónde se imaginan estudiando? Ana respondió "En Harvard", e inmediatamente todos, incluyéndola a ella, rieron.

Respecto al tipo de profesiones mencionadas, éstas se relacionaron con aquellas que tradicionalmente son nombradas cuando se piensa en el "típico profesional": doctor y abogado. El relato de estos jóvenes lleva a pensar que la elección de estas carreras se relacionó con lo que simbólicamente representan este tipo de profesionales y con lo que popularmente se ha construido respecto a ellas. El caso de Fabio es ejemplo de ello; él quería ser "Abogado fiscal, metiéndolos a todos en el hueco" (...) a todos los malos" 5 . Es decir, tenía una imagen del ejercicio del derecho muy mediatizada.

Otras de las profesiones mencionadas fueron maestra de preescolar, cosmetología y futbolista. Estas dos últimas resultan interesantes, pues muestran las incongruencias en el relato sobre las aspiraciones respecto al futuro, pues aunque todos los jóvenes mencionaron su interés de estudiar en la universidad, al hablar de profesiones estos dos jóvenes expresaron su sueño de desempeñarse en estas dos áreas para las cuales no requieren estudios universitarios. Esta incongruencia se debe en parte al hecho de que el estudio es considerado central para poder tener una mejor vida; sin embargo, dado que pareciera que manejaban un abanico de capacidades limitado respecto al tipo de profesiones universitarias en las que podrían desempeñarse (que se relaciona con el habitus que han desarrollado), ninguna de las pocas opciones que manejaban les sonaba tentadora. Por ejemplo, Alonso sabía que debería pensar en una profesión universitaria, pero como ninguna de las pocas opciones que conocía le llamaba la atención, prefería dedicarse al futbol, "Es que a mí me gustaría ser médico pero no me gusta la ciencia. Entonces quiero ser futbolista". En este ámbito sí se evidenciaron algunas brechas entre aspiraciones y expectativas.

El tema de las capacidades limitadas respecto a las profesiones que pueden valorar estos jóvenes tiene relación con estudios que señalan que "(...) la localización geográfica del hogar afecta las oportunidades, a raíz de los efectos que la interacción social ejerce en los comportamientos y los resultados individuales" (PNUD, 2010, p143) esto se explica además porque los habitus se construyen no sólo a través de las condiciones objetivas sino que también a partir de las intersubjetivas. Un estudio sobre la proyección del futuro en niños costarricenses apuntaba hacia conclusiones similares (Beirute y Garita, 2011).

Respecto al ámbito laboral, todos expresaron que en su sueño van a desempeñarse en la profesión para la cual estudiaron. Sin embargo, aquí se evidenció que, producto de un mundo cada vez más globalizado y homogenizado, en términos de estilos de vida deseados, es fácil identificar dónde se debe estar para lograr una buena calidad de vida, el problema es que las pocas posibilidades (reales y subjetivas) que implica el estar en condiciones de exclusión social provocaron que estos jóvenes no supieran a ciencia cierta cómo hacer para lograrlo. Por ejemplo, Jorge tenía claro que quería insertarse de manera exitosa en el mercado laboral y sabía que las nuevas tecnologías son un espacio ideal. Cuando la discusión grupal giró en torno a qué estudiar, Jorge solo hizo referencia a que estudiaría mucho para poder trabajar y luego pensionarse; nunca nombró una profesión específica y sólo dijo que las tecnologías le llamaban mucho la atención. A la hora de hablar del empleo, Jorge nombró dos lugares conocidos en el país para trabajar en este campo: Intel o el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE). Es decir, su sueño es ser un trabajador de algunas de estas dos empresas a pesar de no saber a ciencia cierta cómo y qué hacer ahí. El sueño "Intel" se repitió también en Andrea quien luego de escuchar a Jorge dijo, "Diay, yo saco lo de cómputo y lo de eso de tecnología en Intel, y si no en una escuela privada, en un kínder privado". Cabe señalar que al hablar explícitamente de empleos no se mostraron diferencias en términos de aspiraciones y expectativas.

Jóvenes en condición desfavorable: Sin eso ni en Mac Donalds

Todos los muchachos que formaron parte de este caso de estudio tenían pensado continuar sus estudios luego de terminado el colegio. Al igual que en el caso de los jóvenes en exclusión parcial, la razón principal radicaba en que, como dijo Raquel, "Diay si quiere superarse hay que seguir estudiando". Ellos sabían que si no estudiaban, las posibilidades de lograr lo que querían eran nulas. Como dijo Catalina "Diay es que para las cosas que queremos, tenemos que estudiar". De hecho para ninguno el abandonar la educación secundaria era una opción pues, como dijo Pedro, sin ella "nada van a hacer", y Valeria agregó "Sí, ni trabajar en la Mac Donald"

La condición de inclusión, aunque desfavorable, de estos jóvenes, hizo que ellos tuvieran más claro que entre más estudios tuvieran y mayores especializaciones, mejor sería su situación socioeconómica, y por eso les gustaría estudiar bastante. A pesar de ello, sólo Alan hizo mención explícita de una aspiración en este sentido: "Ah sí seguir estudiando para alcanzar el grado más alto. Porque uno entre más títulos tenga más le van a pagar". Incluso para algunos de ellos la aspiración de estudiar en el extranjero estuvo presente, claro está, si consiguieran una beca.

Si bien el estudio se vislumbra, tanto en sus aspiraciones como en sus expectativas, sí pudo observarse una brecha, la cual se hizo evidente cuando comenzaron a salir las dificultades que imaginaban que tendrán que enfrentar para poder estudiar en el futuro. Por ejemplo, Raquel aspiraba a ser estudiante universitaria, pero en sus expectativas expresó que seguro en algunos años su situación sería estar; "ayudándole a la familia con el trabajo de uno".

Aun así, su prioridad era continuar con los estudios universitarios. De hecho algunos señalaron que en un contexto de futuro incierto y con dificultades, lo que nunca les iba a faltar, y a lo que no pensaban renunciar, era a sus estudios. Sin embargo la idea del estudio como instrumento para un mejor nivel de vida y no como un fin en sí mismo, fue clara.

Por otro lado, en la dimensión profesional las menciones fueron muy variadas, y aunque no evidenciaron un abanico de capacidades tan limitado al respecto como el de los estudiantes en condiciones de exclusión parcial, las profesiones fueron más tradicionales que las que nombraron los jóvenes en mejores condiciones de inclusión social. Éstas incluyeron criminología, arquitectura, administración de empresas, medicina, enfermería e ingeniería en sistemas. Pero también algunos de ellos hicieron referencia a la obtención de un técnico en computación. Dado que el estudio universitario es algo a lo que no pensaban renunciar, en términos de aspiraciones y expectativas no se evidenció ninguna brecha en esta dimensión.

En lo concerniente al espacio laboral, si bien al referirse a sus aspiraciones respecto al futuro, todos ellos se veían trabajando en el campo profesional que eligieron, al moverse al espacio de las expectativas, todos señalaron que tendrían que trabajar para pagarse los estudios. Este trabajo no necesariamente estaría relacionado con la carrera que les gustaría estudiar, aunque no tenían muy claro en qué podrían ocuparse. Para Valeria y Roberto, quienes recibían cursos de inglés, la idea de un trabajo en algún tipo de call center podía ser una opción, pero señalaron que para el resto de sus compañeros que no recibían este idioma, esta opción estaba descartada. El tema laboral era tan importante para algunos, que uno de ellos estaba buscando trabajo en ese momento; sin embargo no había encontrado.

Jóvenes en vulnerabilidad: Un mal necesario

Este grupo de jóvenes ejemplificaron a aquellos que disfrutan de ciertos grados de inclusión social pero, al mismo tiempo, las condiciones en las que se desenvuelven no son lo suficientemente estables para poder afirmar que disfrutan de todas las ventajas sociales.

Para estos muchachos los estudios universitarios se encontraban dentro de sus aspiraciones sobre el futuro pero bajo una idea muy relacionada con su utilidad instrumental (observada también en los grupos anteriores) y no con la riqueza que el conocimiento pudiera traerles a sus vidas. Ejemplo de ello lo expresado por Raúl, para él lo importante era estudiar "algo" que le generara mucho dinero: "Es que yo quiero una profesión que sea así como de no hacer nada y recibir bastante plata (risas). Entonces así como anestesiólogo o algo así, que sea nada más de ir a inyectar y ya, se queda ahí nada más a ver si el paciente se muere o algo (risas), y ya recibir mucha plata".

El carácter instrumental del estudio apareció constantemente en este diálogo. Sabían que sin el estudio las posibilidades de salir adelante se complican, de ahí que el miedo es la principal razón por la que, a pesar de las ganas que tiene de desertar del colegio, no lo han hecho: "(...) me da miedo (...) Diay no ser nadie (...) Nadie importante, no sé, yo quiero ser alguien o sea reconocido y así, alguien importante". Si se parte de la idea del estudio como el instrumento para el "buen estilo de vida" que estos jóvenes aspiraban a tener, se puede interpretar que el "no ser nadie" estaba ligado con no tener todos aquellos aspectos simbólicos y de consumo cultural que de cierta forma les daban identidad y un espacio en el mundo globalizado.

Es decir, en términos de desarrollo humano y de ciudadanía efectiva, estos jóvenes mostraron deficiencias en su derecho a una educación integral. Para ellos el funcionamiento que vale es el de "vivir acomodado" que a fin de cuentas los hace "ser alguien", más que el de "estar realmente educado"; y las coincidencias que en este campo mostraron con los jóvenes en condiciones menos favorecidas, así como también las diferencias que mostraron respecto a los jóvenes en condiciones de mayor inclusión (que se analizarán más adelante), llevan a apuntar hacia la posible existencia de una relación entre la visión de la educación como un fin en sí mismo y la inclusión social.

A pesar de que para ellos el estudio era más una obligación para lograr sus sueños, todos aspiraban a ser profesionales universitarios;y las carreras mencionadas fueron variadas: odontólogo, arquitecto, turismo, derecho, psicología, doctor y animadora. Si se piensa en una escalera que inicia con los grupos de mayor exclusión social, es hasta este grupo en condiciones de vulnerabilidad que empezaron a aparecer mayor diversidad de, lo que significa un abanico de capacidades más amplio, que se deriva del conocimiento de más mundos posibles en términos profesionales que los tradicionales doctores y abogados. Respecto a las expectativas, las profesiones soñadas se mantuvieron.

Por otro lado, al preguntárseles sobre sus aspiraciones respecto al trabajo, no había mucha claridad, algunos mencionaron que les gustaría tener un negocio propio (primera vez que se habla de emprendedurismo), mientras que otros preferían trabajar para una empresa.

Respecto a las expectativas sobre el futuro en términos laborales, fue posible observar una brecha, la misma que mostraron los jóvenes en exclusión parcial e inclusión desfavorable, que consistió en tener que trabajar para pagarse sus estudios universitarios, empleo que probablemente sería en un área diferente a la que querían estudiar. El hecho de que lo laboral no estuviera tan mencionado en sus aspiraciones, pero sí en sus expectativas, podría deberse a que sí está en su futuro pensando; sin embargo no es lo que más les generaba ilusión. En ambas dimensiones se imponía una tendencia similar a los resultados encontrados en jóvenes urbanos de Argentina respecto a la valoración del trabajo "asociada al instrumentalismo" (Kornblit citada por Otero, 2009, p221). Claramente estas dimensiones no están en sus aspiraciones más altas porque la educación y el trabajo para ellos eran un medio para el sueño, no parte del sueño mismo.

Jóvenes en inclusión favorable: La especialización en un universo infinito de opciones

Este caso se trató de los jóvenes que contaban con bastantes herramientas para poder insertarse en el modelo socioeconómico del mundo globalizado actual. En este grupo focal ocurrió un evento muy interesante. Al igual que en los demás, se inició la conversación hablando sobre las aspiraciones respecto al futuro. Sin embargo, cuando se pasó a hablar sobre las expectativas, los jóvenes se notaron confundidos, pues todo lo que habían señalado respecto a sus sueños se trataba en realidad de lo que efectivamente creían que iban a lograr; es decir, el factor obstáculo estaba de cierta forma tan lejano a su realidad, que la diferencia entre aspiraciones y expectativas les causó confusión. Una vez explicada la diferencia se procedió a hablar de lo que ahora sí aspiraban; sin embargo fue evidente que se trataba de temas y elementos con los que estos jóvenes podían soñar, pero que claramente no condicionaría su felicidad, pues en realidad esperaban tener todo lo que querían.

En términos de expectativas, estos jóvenes proyectaron su futuro obteniendo una profesión con un título universitario y algunos de ellos ya consideraban su especialización. Por ejemplo, José hablaba de un doctorado en historia del arte. Carlos, por su parte no sólo quería ser médico: deseaba ser cirujano del tórax.

Todos estos jóvenes se imaginaban estudiando en una universidad estatal, con la posibilidad de que sus estudios de especialización fueran en otro país. Algunos, como José, ya tenían claramente establecido su trayecto: "Bueno mi plan así como de estudios sería, entrar a la UCR 6 a sacar el bachillerato en historia del arte, saco la licenciatura, después me voy a la Universidad de Chile de Bellas Artes y ya de ahí trabajo".

Al pasar al ámbito de las aspiraciones surgió otro elemento que particularizó a este grupo de jóvenes y que los diferenció de aquellos en condiciones más desfavorables. El estudio no era considerado como ese que los podía sacar de una situación de exclusión social, ni tampoco aquel mal necesario para lograr lo que soñaban; sino que era parte de su realización personal. Cabe señalar, sin embargo, que el paso por el colegio sí era visto como un requisito que debían terminar para poder empezar a hacer lo que querían.

En el campo profesional, en términos de sus expectativas estos jóvenes se imaginaban en un futuro desempeñándose en profesiones como medicina, ingeniería, diseño gráfico, historia del arte, actuación o gastronomía y administración de empresas. La aparición de carreras no tradicionales evidencia un abanico de capacidades más amplio que no se limita ya a lo poco que se conoce respecto a las ofertas profesionales sino además a las distintas formas en que puede desempeñarse un ser humano. Esto tiene relación con su condición de inclusión social, pues conocen muchas más de las alternativas que el mundo les ofrece. Claramente se estaba ante un abanico de capacidades más amplio que el de los jóvenes en condiciones menos favorables.

En lo concerniente a lo laboral, algunos se veían ocupando posiciones de mando. Por ejemplo, Manuel señaló que su interés en estudiar administración de empresas era para montar su propio negocio, un ciclo; por su parte Lorena señaló que le gustaría tener su negocio propio porque, "a mí la verdad no me gustaría trabajar para alguien porque no me gusta que me manden". Es claro que estos jóvenes se autoproyectaron en relaciones de dominio y no de subordinación, lo que va en consonancia con su habitus.

El poder trabajar en una profesión que eligieran les generaba ilusión y era parte de su "realización personal". Esto llevó a que en términos de sus aspiraciones en el ámbito laboral no se mostraran diferencias respecto a las expectativas. Al respecto se generó una conversación sobre que aún si económicamente no tuvieran que trabajar, igualmente lo harían. Como dijo Manuel, "(...) diay se supone que voy a trabajar en lo que a mí me gusta, entonces no hay problema, no me desagradaría seguir trabajando", agrega José, "Es que estás haciendo lo que te gusta, tampoco vas a estar ahí trabajando en cualquier cosa". Esto refiere a que el valor del trabajo en jóvenes de estratos medios y altos se asocia con la vocación y la realización personal. (Tiramonti citada por Otero, 2009, p 221)

Jóvenes en inclusión muy favorable: El profesional distinguido

Se trata del grupo constituido por los jóvenes que experimentaban mayores niveles de inclusión social. Si bien es cierto la inclusión- exclusión social no son fenómenos duales (Calderón, 2008), podría señalarse que estos jóvenes gozaban de casi todos los niveles de inclusión a los que podría aspirar un joven costarricense en la actualidad.

Las aspiraciones sobre el estudio de estos jóvenes sobre su profesión y empleo fueron variadas y amplias en sus alternativas, e incluyeron estudios en el extranjero, y en el caso de aquellos que ya sabían qué querían estudiar, también el tema de la especialización. Cecilia y Víctor querían estudiar en Europa. Jimena, quien quería estudiar medicina, quería especializarse en Brasil, porque consideraba que ahí hay buenas escuelas de medicina; Olga, que también quería estudiar medicina, quería hacerlo en Estados Unidos. Ariela, Leda y Silvia no sabían qué querían estudiar, pero sí afirmaban que iban a viajar mucho y expresaron que era probable que estudiaran en el exterior. Sólo Pablo no hizo referencia al exterior, pues dijo que no sabía bien dónde quería estudiar.

En términos de expectativas sobre esta dimensión, los jóvenes no imaginaron ningún cambio. Para ellos no existía una brecha entre lo que les gustaría y lo que esperaban respecto a su preparación para el futuro, al punto que, al ser tan recurrente el tema de estudiar en el extranjero, se les preguntó si alguno creía que esto pudiera no ser una posibilidad, y la respuesta fue un unánime: "no".

Las profesiones en las que querían desempeñarse estos jóvenes incluyeron artes culinarias, medicina y arquitectura o diseño gráfico. Cabe señalar que algunos expresaron no tener ninguna idea todavía de lo que querían estudiar.

Sobre esta dimensión se observó un tema interesante. Víctor y María Cecilia deseaban estudiar artes culinarias. Esta profesión llama la atención no sólo por lo mencionado en el caso de los jóvenes en inclusión favorable, respecto a que sus capacidades incluyen opciones alternativas de vivir la vida y no sólo aquellas profesiones tradicionales ligadas con lo que el sentido común definiría como "persona exitosa", pero además porque utilizan el nombre que se le ha dado en los últimos años a esta profesión, que es justamente el que marca la diferencia entre lo que es ser un simple cocinero o una ama de casa, de un chef profesional en artes culinarias. No es un trabajo común, es un arte. Es decir, se evidencia el habitus relacionado con el hecho de que las personas bajo estas condiciones sociales tan favorables y que se ubican en las partes más altas de la jerarquía social, no "están hechas" para desarrollarse en ámbitos ordinarios, sino que la sofisticación forma parte de todo lo que deben hacer. Como señala Bourdieu sobre aquellos que nacen en posiciones socialmente distinguidas "(...) su habitus, su naturaleza socialmente constituida, es inmediatamente ajustado a las exigencias inmanentes del juego, (...) les basta ser lo que son para ser lo que es necesario ser (...)". (Bourdieu, 1987, p24)

Respecto a la dimensión del trabajo, el habitus de posición de mando se hizo evidente. Por ejemplo Víctor expresó "Yo me veo, es que yo quiero estudiar artes culinarias entonces yo me veo, no sé digamos a mí me gustaría estudiar en España y después como trabajar como en un hotel así como muy famoso, o tener mi propio restaurante"; y Cecilia agregó "Yo quiero estudiar artes culinarias, y yo quiero vivir en Europa y me gustaría tener una cadena de restaurantes". Es decir, no se trató de jóvenes que se imaginaran en posiciones de subordinación, sino que para ellos el reconocimiento y lo propio eran importantes.

Tanto en términos profesionales, así como los laborales, no existió ninguna brecha entre las aspiraciones y las expectativas. Lo único que reconocieron que tal vez podría cambiar, sería que no les gustase lo que eligieron, o que no tuvieran vocación para ello.

Jóvenes en exclusión fuerte: Lo que importa es el presente

Los jóvenes en condiciones de exclusión social cuyo relato fue analizado para este trabajo se caracterizaron por dos aspectos centrales: la desmotivación y la ausencia de una perspectiva respecto al futuro. Para ellos no existió brecha entre las aspiraciones y expectativas, simplemente porque éstas no existían. Para ellos "la vida se vive en el presente", en sus necesidades de ahora y no en lo que podía ser que les deparara el futuro. La frase frecuente en su discurso respecto a las diversas dimensiones fue: "lo que salga".

Dado que el estudio no era parte del presente (ninguno llegó a cursar más allá de octavo año) tampoco se vislumbró claramente en su futuro. Las principales razones que dieron del porqué abandonaron los estudios fueron la vagancia y la pereza, aunque es claro que el problema principal es la desmotivación. Arnol expresó: "a mí me gusta estudiar pero la verdad es que me da pereza. Yo cuando veo un libro, o le dicen a uno que tiene que estudiar ese montón de varas, a uno le da sueño ya con solo verlo; entonces lo cierra y dice que mañana y que, no mejor me lo estudio mañana, y así se va mañana, y mañana y nunca hizo nada". Por su parte Keryl, reitera: "yo es que no puedo. Yo veo un libro y más bien quiero salir "ya vengo voy a darme una vuelta", no me gusta estar así; entonces voy y salgo y nunca estudio".

Si bien estas justificaciones de la deserción escolar se trataron del presente, explicaron también el porqué, en su futuro, el estudio no se vislumbraba con claridad. No es algo que les interesara, "no es para ellos". Esto evidencia un problema de calidad de la educación y de un adecuado acercamiento a las complejidades de la realidad inmediata que experimentan estas poblaciones en riesgo social. Un ejemplo es el caso de André, quien reprobó tres veces el octavo año y su salida del colegio no fue tanto una decisión personal, sino que "(...) la orientadora llamó a mi mamá y le dijo que no me llevara más".

En este contexto, la idea del estudio como parte del crecimiento y del desarrollo humano está completamente ausente. A estos jóvenes nunca se les enseñó el valor del estudio en sí mismo, más allá de lo que un título podría darles en términos económicos. De ahí que consideraran que, tal vez, podrían estudiar "algo" en el futuro (no definen qué); pero sería sólo para aspirar a un trabajo de mejor calidad. Es decir, para ellos en un futuro debían pensar en opciones más prácticas; por ejemplo André señaló: "No sé estudiar mecánica, una vara así, ya otra vara, ya para ver si se pone a bretear 7 aunque sea". Es decir, un trabajo sin que necesariamente medie una vocación pero que le permitiría conseguir trabajo; lo que implicaba tener dinero, nada más.

De esta ausencia de una idea de estudio futuro, se desprendió que ninguno expresó alguna profesión en la que realmente le gustaría desempeñarse. Para intentar conocer si la ausencia de esta visión siempre fue así, se les consultó con qué soñaban cuando eran niños. Únicamente un joven mencionó que de niño quiso ser ingeniero, los demás señalaron que deseaban ser futbolistas. Esto evidencia que si bien en algún momento pudo existir la idea de dedicarse a algún trabajo profesional, las opciones de dónde elegir son sumamente limitadas. A lo que se suma la mención de la prioridad de lo que más les falta y anhelan. Luego de que Keryl expresó lo que quería, todos cambiaron de idea y coincidieron con él: "Yo quería tener plata y punto". Ninguno consideró que sus sueños de niños serían posibles de cumplir en la actualidad.

Respecto a lo laboral, si bien ninguno trabajaba al momento de la entrevista, al igual que el estudio, éste no se trataba de un tema que los desvelara ni que les generara algún tipo de interés. Como lo dijeron todos, trabajarían "en lo que haya". Mientras tanto habían ideado formas de conseguir dinero. Lo que hacían era buscar personas que les dieran objetos para vender (de acuerdo a información de informante clave estos objetos probablemente eran robados). Por ejemplo, un teléfono celular, y lo vendían a un precio mayor y de esta manera obtenían alguna ganancia. Como explicó Sergio, "Compillas así llegan y se lo dan a uno para que lo venda, entonces uno lo vende por allá, y ahí le da lo que vale y uno se deja alguillo".

Resulta interesante que estos jóvenes mostraron la dualidad de su existencia. Consideraban que eran muy jóvenes para asumir responsabilidades como el trabajo, pero al mismo tiempo creían que ya era tarde para buscar opciones relacionadas con el estudio.

Concluyendo: diversidad de visiones

Para todos los jóvenes de los grupos sociales analizados, el estudio continúa constituyendo el paso necesario para asegurarse mejores condiciones en el futuro. Si bien es cierto, estudios internacionales hablan de la ruptura de este imaginario, ello no se evidenció en esta investigación, quizás porque a tan corta edad, el estudio -más que el trabajo- es visto como lo central, derivado de su realidad más inmediata. Para estos jóvenes la preparación académica es su principal fortaleza para salir adelante. En esta dimensión, las aspiraciones de todos los jóvenes que se mantenían en el sistema educativo fueron muy similares. En el campo de las expectativas fue donde se evidenciaron más diferencias.

Pero quizás el rasgo más interesante a destacar, es la función que los distintos grupos le atribuyeron a la preparación académica en su futuro. Hay una línea muy clara que los divide. Mientras que para los jóvenes en condiciones de vulnerabilidad, en inclusión desfavorable, y en exclusión parcial y fuerte, el estudio no era más que el instrumento para lograr mejores condiciones en el futuro; para los jóvenes en condiciones de inclusión favorable y muy favorable el estudio era un elemento más de su realización personal. Para ellos tenía un fin en sí mismo, el poder desarrollarse en lo que les gusta. Es decir, mientras que en los primeros el estudio podía ayudarles a tener un trabajo menos "sacrificado", como el que ha tenido la mayoría de sus padres, para los segundos tenía también un valor simbólico y cultural.

Respecto a las profesiones, es importante señalar dos aspectos distintivos y que reflejan la disposición de abanicos de capacidades diferenciados. Por un lado, tal como lo señala Bourdieu, el capital simbólico y cultural es algo que se ve influenciado por las condiciones sociales, "(...) la acumulación inicial de capital cultural (...) comienza inicialmente, sin demora, sin pérdida de tiempo, solamente en los descendientes de las familias dotadas de un fuerte capital cultural (...)" (Bourdieu, 1999, p9). Partiendo de esto, no es de extrañar que, las aspiraciones más ligadas a bienes culturales, como por ejemplo la mención de profesiones relacionadas con el mundo artístico, sólo apareciera en las intersubjetividades de los grupos de jóvenes más incluidos. Por otro lado, resultó muy interesante notar que en el caso de los jóvenes en condiciones de inclusión desfavorable y de exclusión parcial, el ser profesional tenía una estrecha relación con la adquisición de un estatus simbólico. Para ellos, la aspiración de una profesión se ligaba más al estatus que podrían adquirir, es decir, se trataba de una cierta movilidad social ascendente principalmente simbólica.

En lo que respecta al ámbito laboral, un primer rasgo generalizable es que en todos los grupos de análisis pudo observarse que el trabajo ha ido perdiendo centralidad "(...) como canal de integración social y como principio de subjetividad determinante". (Otero, 2009, p219). Pero a pesar de esta generalización, la función que cada grupo de jóvenes le dio fue diferente. Para los jóvenes en condiciones menos favorables el trabajo no pareció incorporar un aspecto identitario, sino que era visto como ese medio para tener una vida mejor. Mientras, para los jóvenes en condiciones de inclusión favorable y muy favorable, el trabajo y la profesión era una parte de la identidad que estaban construyendo.

Por otro lado, si bien es cierto en términos de aspiraciones la idea del trabajo fue similar en todos los grupos de jóvenes que aún se mantenían en el colegio, centrada en llegar a desempeñarse en la profesión que eligieran, fue en el campo de las expectativas donde se vislumbraron las diferencias. Para los jóvenes en condiciones de inclusión muy favorable y favorable, no existió brecha alguna entre las aspiraciones y las expectativas respecto al trabajo. Éste vendría una vez que terminaran de prepararse académicamente. Por el contrario, para los jóvenes en condiciones de exclusión parcial, de inclusión desfavorable y en vulnerabilidad, era muy probable que tuvieran que trabajar una vez que terminaran la secundaria. Más aún, esta labor no necesariamente sería aquella ocupación ideal relacionada con sus ámbitos de estudio, sino que podía ser de cualquier tipo, siempre y cuando les proveyera el dinero necesario para pagarse sus estudios y/o para ayudar a sus familias. Esto en tanto que actualmente, cualquier tipo de trabajo no es socialmente valorado. De hecho existen ocupaciones y labores que no son apetecibles desde el punto de vista simbólico. Como dice Calderón citando a Bauman "(...) para que la gente transformada en consumidora acepte estos puestos de trabajo que han sido rechazados por la estética, han de encontrarse sin elección, forzados a realizarlos para defender su supervivencia básica (...)" (Calderón, 2008, p67). Es decir, lo prioritario es ganar dinero, el trabajo como vocación pasa a segundo plano. La dinámica de los jóvenes en condiciones de exclusión fuerte fue diferente, pues ellos ya habían logrado idear la forma de tener ingresos, sin necesidad de tener un trabajo formal.

En conclusión, reconociendo que no existe una sola forma de experimentar la juventud, en la investigación de la que se desprende este trabajo, se partió de la premisa de que las condiciones de inclusión/ exclusión social podían incidir en la configuración de las visiones sobre el futuro mediante el trabajo de los habitus. Los resultados de este trabajo apuntan a que, en efecto, a mayor inclusión social, mayor desarrollo de capacidades para el ejercicio de libertades (Sen, 2000).

Particularmente en los ámbitos desarrollados aquí es importante señalar la necesidad de políticas para las juventudes que incidan en sus capacidades, que incorporen el buscar cómo "incluirlos" a los disfrutes de la vida, que les permita pensar en su proceso académico como parte de su desarrollo como personas, y que les facilite el acceso a la educación superior y al empleo de calidad.

REFERENCIAS

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Beirute, T. y Garita, N.(2011) Dibujar (se) frente al futuro. Hacia una sociología del dibujo escolar. Revista Diálogos. Vol 12 (2) [ Links ]

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Bourdieu, P. (1999) Las formas de capital. Traducción de RubénUrbizagástegui. Editorial Piedra Azul, Lima. 16pp [ Links ]

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Sen, A.(2000). Desarrollo y Libertad.Editorial Planeta.Primera reimpresión, Buenos Aires. 440pp [ Links ]

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1En este trabajo las referencias que se hagan respecto a "los jóvenes" o "los muchachos" incluyen tanto a los hombres como a las mujeres. La omisión de la distinción genérica se hace con el objetivo de darle más fluidez a la lectura

2Para más detalle de cada una de las variables ir a Beirute, 2012.

3Para más detalle ir a Beirute, 2012.

4Los nombres de los centros educativos no serán divulgados pues, como parte de las condiciones para realizar el grupo focal, con cada institución se acordó no divulgar el nombre de la misma, como tampoco el de los estudiantes (los nombres aquí presentados son ficticios).

5Transcripción literal.

6Universidad de Costa Rica.

7Trabajar.

Recibido: 19 de Mayo de 2014; Aprobado: 11 de Agosto de 2014

* Instituto Mixto de Ayuda Social.

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