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Revista Reflexiones

On-line version ISSN 1659-2859Print version ISSN 1021-1209

Reflexiones vol.93 n.1 San Pedro de Montes de Oca Jan./Jun. 2014

 

La Familia para los y las Jóvenes de Caldas, Colombia

The Family for the Young of Caldas, Colombia

Gloria Amparo Giraldo Zuluaga1*

*Dirección para correspondencia:


Resumen

Este artículo compendia algunos resultados de una investigación de mayor escala denominada “Caracterización del Desarrollo Humano Juvenil en Caldas (Colombia)”, realizada por investigadores del Observatorio de Juventud de Caldas (Colombia), que es una alianza interinstitucional entre la Universidad de Manizales, la Universidad Autónoma, el Cinde (Centro de estudios en niñez y juventud) y la Oficina de la Juventud de la Gobernación de Caldas.

El propósito de la investigación era conocer detalles acerca de la realidad familiar, social, política y cultural que viven en la actualidad las y los jóvenes en Caldas y servir de guía en la formulación de planes y políticas públicas al respecto.

En el artículo, se concentran algunas consideraciones y reflexiones sobre los resultados hallados en materia de familia y sociedad. En este sentido, se buscaba identificar las nuevas formas familiares que emergen, no sólo para reconocer cómo se han transformado los roles intrafamiliares, sino también para analizar el papel que tiene la familia en la sociedad contemporánea y la función cumplida respecto a las instituciones y la dinámica social. Se trató, además, de desentrañar las percepciones y los sentidos que los y las jóvenes le confieren a la familia, como eje fundamental en la vida de las personas. Así mismo, se pretendía aportar elementos para la mejor comprensión de las dinámicas familiares contemporáneas desde una perspectiva generacional.

Palabras clave: familia, jóvenes, relaciones, percepciones, procesos sociales, cultura juvenil, desarrollo humano.

Abstract

This article summarizes the results of a larger scale research entitled "Characterization of Human Development Youth in Caldas (Colombia)" conducted by researchers of the Centre for Youth of Caldas (Colombia), which is an interagency partnership between the University of Manizales, the University, Cinde (Center studies in children and youth) and the youth Office of the Governor of Caldas.

The purpose of the research was to find out details about the family situation, social, political and cultural living at present / youth in Caldas and guide in the formulation of plans and policies in this regard.

In our article focused considerations and reflections on the results found in the area of family and society. In this sense, we sought to identify the emerging new family, not only to recognize how they have transformed the intrafamiliar roles but also to analyze the role of the family in contemporary society and the role of institutions and regarding the social dynamics. It was also to unravel the perceptions and senses that / girls give it to the family, as the linchpin in the lives of people. It also was intended to provide elements for a better understanding of contemporary family dynamics from a generational perspective.

Keywords: family, youth, relationships, perceptions, social, youth culture, human development.


Introducción

La familia es una de las instituciones sociales claves cuando se desea estudiar y comprender los procesos de transformación social y cultural de una nación. Cualquier cambio o afectación en la familia se verá reflejado de una u otra manera en la sociedad (Palacio, 2004, citada por Castro, 2007). En Colombia, la familia expresa un complejo tejido relacional de parentesco en el cual convergen lazos consanguíneos y de alianzas (tanto legales como morales) que se traducen en las conductas pausadas e institucionalizadas, y en las construcciones simbólicas y de representación social. En ese tejido, la presencia y la participación de los y las jóvenes son cada día más significativas. Es vital, entonces, identificar las nuevas formas familiares que emergen, no sólo para reconocer cómo se han transformado los roles intrafamiliares, sino también para analizar el papel que tiene la familia en la sociedad contemporánea y la función que cumple respecto a las instituciones y la dinámica social.

Desentrañar las relaciones y percepciones en torno a la familia por parte de los y las jóvenes aporta a la comprensión, tanto de la manera como se están asumiendo los cambios y las continuidades que presentan las diversas formas de configuración familiar, como la forma en que son subjetivadas e interiorizadas por parte de sus protagonistas (los/las jóvenes).

Metodología

Debido a la naturaleza del objeto de estudio de esta investigación, se asumió el enfoque mixto (Creswell, 1998; Denzin, 2008 y Giardina, 2008), entendido este como un proceso que vincula los enfoques cualitativo y cuantitativo y aspectos metodológicos que permitan responder a la pregunta de investigación. La investigación usó técnicas de recolección cuantitativas y cualitativas, con el fin de triangular la información para cualificar los datos, hecho que se consideró de suma importancia, pues permitió a los y las jóvenes conocer de primera fuente los resultados de la investigación, cuestionarlos, retroalimentarlos y apoyar a los investigadores en el proceso de interpretación con las justificaciones y explicaciones brindadas por los y las jóvenes.

La población objeto de estudio fueron hombres y mujeres jóvenes con edades que oscilaban entre los 14 y los 26 años; representado el 50,2% por hombres y el 49,8% por mujeres.

El diseño muestral tuvo en cuenta la distribución geográfica por zonas urbanas y rurales del departamento de Caldas y una proporción que se definió según la tasa de empleo u ocupación establecida por el DANE1 en el último censo (2005). La muestra seleccionada fue de 4.559 jóvenes de ambos sexos. Se aplicó una encuesta que dio como resultado una enorme base de datos que se revisaron y sistematizaron de forma manual y electrónica, al utilizar el paquete estadístico SPSS (Statitstical Package for the Social Sciences) -versión 11.5- y los programas ATLAS TI Y SPAD.N. En la segunda fase -la cualitativa- se utilizó como técnica el taller de análisis de información, en el cual se busca confrontar los resultados de la encuesta con entrevistas a los y las jóvenes para cualificar los datos obtenidos en la primera fase de la investigación, así como su profundización.

En aras de procurar una visión integral y crítica de los resultados de la investigación, combiné, junto con los instrumentos utilizados, la reflexión personal el análisis y la discusión colectiva. Es oportuno anotar que las respuestas, implícita o explícitamente, además de las pautas culturales de todo tipo que distinguen a cada subregión (apegos a tradiciones morales o religiosas, comportamientos “machistas”, discriminación de género, etc.) reivindican un presente histórico marcado por variables que hacen más compleja y problematizan su realidad.

El Contexto: La Familia

Por un lado, la familia, como construcción ideológica, representa los valores culturales de una sociedad y configura sus aspectos económicos, políticos, de división del trabajo, responsabilidades y su relación con el entorno. Por otro lado, la familia es la unidad básica de la organización social y una fuente importante de creación de capital humano. Según Gutiérrez de Pineda (2000), la institución de la familia constituye un campo desde el cual se divisan y dentro del cual se proyectan todas las instituciones de la comunidad en sus fallas y aciertos. Cuando se fortalece la familia, se está mejorando el capital humano de la sociedad; esto permite que se dé un mejor desarrollo social y la familia se convierta, sobre todo, en un fin en sí mismo. Esto permite la ampliación y el desarrollo de las potencialidades y oportunidades del ser humano. De ahí que la familia debe ser la primera unidad para el desarrollo de los y las jóvenes. En ella, el joven continúa construyendo su personalidad para desenvolverse, manifestarse, afinar sus habilidades y destrezas, y consolidar los valores que le permiten decidir y enfrentar el mundo de sus relaciones. Es en la familia en la cual se espera que el joven se forme como sujeto crítico, con posibilidades de intervenir su presente y el presente de lo que lo rodea. Algunas investigaciones recientes destacan el rol que juega la familia en el logro de la salud psíquica, el equilibrio emocional, la madurez, la inteligencia emocional y la capacidad de aprendizaje de los y las jóvenes (IBASE, 2009:14).

Los cambios demográficos unidos a los procesos de modernización en Colombia han dado lugar a transformaciones notables en el tamaño, la estructura, las funciones y modalidades de la familia. Al finalizar el siglo XX, los miembros usuales de un hogar colombiano eran cuatro (PROFAMILIA, 2000). La disminución de la familia extensa ha dado paso al predominio inicial de la familia nuclear y progresivamente a diversas modalidades familiares, las cuales incluyen las monoparentales, unipersonales y las compuestas. Esta variación de la familia contrasta con la coexistencia temporal, aunque no necesariamente residencial, de distintas generaciones, algo inusual en épocas anteriores. Así, mientras en la primera mitad del siglo XX era poco común contar en la familia con la presencia de más de dos generaciones vivas (padres e hijos), al finalizar la segunda mitad del mismo siglo y comenzar el siglo XXI, es cada vez más común la supervivencia de tres y aún de cuatro generaciones.

Algunos Resultados del Estudio

Composición del Hogar

En la familia caldense predomina la composición nuclear. A pesar de ello, los resultados encontrados coinciden con los cambios señalados en las últimas décadas respecto a la composición familiar en Colombia. Además, un 46% de los y las jóvenes entre 14 y 26 años vive en su familia de origen.

Una visión de conjunto nos permite ver, además de los problemas que amenazan la estabilidad y permanencia de la familia nuclear, el surgimiento y consolidación de nuevas formas de organización familiar. Las formas de organización familiar más resaltadas por los y las jóvenes, también identificadas mayoritariamente en la investigación, son las nucleares, las extensas y las monoparentales y, con menor frecuencia, las unipersonales, las reconstituidas y las familias por afinidad. Esta información se corrobora con la que aparece en las cifras de la Encuesta Nacional de Hogares (DANE, 2006) lo cual así lo sustentan. Igualmente es una tendencia, demostrada en los estudios realizados por CEPAL2 y la OIJ3, (2004), en Latinoamérica. Desde los inicios de los años 90, el deterioro de la familia nuclear ha permitido el aumento y el establecimiento de las familias monoparentales, en su mayoría distinguidas por la jefatura de la mujer (CEPAL- OIJ, 2004).

La familia extensa, predominante en el campo y en la provincia, empezó a perder su presencia en estos territorios con el recrudecimiento de los fenómenos de violencia. En sus bregas por acomodarse a los retos de la realidad urbana, muchas veces fue superada por los problemas y tuvo que desintegrarse. El desplazamiento masivo, cada día más agresivo, también ha provocado grandes desajustes en la composición familiar y ha acrecentado el deterioro de sus miembros.  Los y las jóvenes han emigrado, algunos a las ciudades y otros fuera del país por estas situaciones, en búsqueda de oportunidades que les permita un mejor desarrollo humano y social.

La predominancia de la familia nuclear es una constante en todas las subregiones del departamento de Caldas, como lo muestra la tabla N° 1; sin embargo, esta tendencia es más marcada en Norte (66,6%), así como en Oriente Alto (59%) y Occidente Bajo (50,1%). En la subregión Centro Sur, el porcentaje de familias extensas ha llegado a niveles similares a los de familia nuclear (el menor porcentaje de todas las subregiones), lo que no se observa en las demás subregiones en las cuales el porcentaje de familia extensa (entre 18,4% y 34,6%) se acerca a la mitad del porcentaje de la familia nuclear (entre 43% y 66,6%). Esto muestra que las zonas más distantes de la capital son las más tradicionales en la composición de las familias.



En los talleres, los y las jóvenes reconocieron el predominio de la familia nuclear. Como señaló alguno de los jóvenes participante en los talleres: “Para la sociedad, la figura de padre y madre, por tradición y moral, es la que debe predominar”. Los conceptos “tradición” y “moral” contenidos en la respuesta reconocen los sesgos culturales de una idiosincrasia afincada en principios marcadamente religiosos, en los cuales muchas veces el matrimonio bajo el rito católico se impone como una condición.

Estado civil de nuestros jóvenes

Del total de jóvenes entrevistados durante la presente investigación en Caldas, se encontró que un 90,8% son solteros y apenas un 9,2% han conformado su propio hogar. En dicho contexto y cruzando diversas variables, es posible inferir que los y las jóvenes asumen con mayor seriedad este tema y aprovechan el tiempo que viven en sus casas para prepararse mejor antes de decidirse a conformar su propia familia.

Cuando se hace el cruce con género, se aprecia que la mayoría de jóvenes (hombres) se encuentran solteros (90,8%); y son las jóvenes (mujeres) (12,5%), quienes forman un hogar independiente en mayor proporción que los hombres (5,8%).  Esta información fue corroborada en los talleres. Un alto porcentaje de los asistentes estuvo de acuerdo en que son las mujeres quienes salen primero: “Las mujeres jóvenes que salen de sus hogares lo hacen por buscar una estabilidad económica y emocional. La mayoría de las casos lo hacen con hombres mayores que ellas”.

Jefatura del hogar

En la dinámica de las familias, la jefatura del hogar es uno de los aspectos fundamentales y más polémicos. Establecer quién constituye la autoridad o jefatura del hogar permite conocer los mecanismos y prácticas de control que se ejercen tanto en la sociedad como en la familia. En nuestro medio suele ser socialmente aceptado que sean los padres y madres quienes cumplan con este rol. Sin embargo, las prácticas cotidianas muestran que la forma de asumirla es diferente en cada época y que este componente ha ido cambiando en nuestra región.

En las encuestas realizadas, los resultados más sobresalientes en la jefatura de hogar está encabezada y regida por el padre en un 48%; por la madre en un 25%; por ambos (padre y madre) en un 4,7% y por parte de los abuelos en un 4,4%.  Estos resultados destacan la vigencia y persistencia en el Departamento de Caldas de una cultura tradicionalista, con apegos a patrones patriarcales, en la que los espacios de dirección y control familiar son reducidos; es en este sentido que la participación de la mujer alcanza la mitad de la del hombre; y la participación del resto de la familia es débil o escasa. No obstante, si se suman las jefaturas de otros parientes 14,2% y el vacío de autoridad 3,7%, se encuentra que en un 17,9% la dirección de las familias comienza a depender de factores diversos al concepto tradicional de autoridad y jefatura. Es un % significativo si se asocia con otros criterios de composición y estructura del hogar.

Visión y representación juvenil de la familia

Los y las jóvenes se constituyen en la fase crítica del cambio o relevo generacional. Las actitudes que se afinan y cristalizan desde la infancia hasta la juventud serán el repertorio básico para las percepciones (valorativas y actitudinales) que distinguen y diferencian a cada nueva generación. El cambio intergeneracional, que tanta importancia tiene en el proceso de cambio social en general, parece que se define y decide, en buena medida, en esa fase del desarrollo humano. Las actitudes frente a la familia, decisivas para estructurar su potencial condición de padre o de madre, también se fraguan en el transcurso de esta etapa vital.

La familia sigue siendo el eje de apoyo en la vida de los/las jóvenes. En la tabla N° 2, se muestra que el 58,2% de los entrevistados asegura que la familia tiene como función primordial servir como espacio de crecimiento personal y territorio de vínculos afectivos. El 22,4% ve en ella el lugar fundamental en la sociedad. El 7,4% la identifica como un espacio de protección para los y las jóvenes; y un 5,4% encuentra en la familia múltiples combinaciones positivas. Los y las jóvenes confían en su familia de origen, la consideran como fuente de apoyo y dan su diagnóstico sobre el funcionamiento de sus familias, no la eximen de sus fallas y reclaman su derecho a ser tomados en cuenta y a que se le deje crecer y madurar (León, Camacho, Valencia & Rodríguez, 2008).

Percepciones negativas de la familia

Las razones para que NO guste la familia en algunos sectores de los y las jóvenes caldenses son: conflictos y problemas en un 16,4%, intolerancia con un 13,3%, el 12,3% afirma que por la desunión y el 7,2% por falta de apoyo. Si se toma en cuenta la variable edad, encontramos que a menores edades, las quejas respecto a la familia incluyen la intolerancia, las malas relaciones y conflictos, en porcentajes cercanos al 20% (tabla N° 3). Estos porcentajes disminuyen a la mitad cuando la edad es avanzada entre los 23-26 años. Esto tiene que ver con el mismo proceso de desarrollo; con las experiencias y las expectativas que constantemente viven y elaboran los y las jóvenes en esta etapa de la vida, en búsqueda de una mayor autonomía para dirigir su vida y enfrentar nuevos retos.

Actividades en familia

La participación de los y las jóvenes en la dinámica familiar asume una variada gama de actividades que no se traducen necesariamente en una sólida integración con sus familias. De manera concreta, las actividades que alcanzan mayor rango son, en su orden: las reuniones familiares (16,1%), la hora de las comidas (7,7%), la televisión (5,7%) y los paseos (4,9%); un 4,2% señala que no realiza ninguna actividad con su familia. Con menor rango se encuentran: otras (1,3%), la rumba (1,0%) y los videojuegos (0,2%). Las descritas como “otras” actividades, incluyen en mayor medida actividades religiosas, recreativas, diálogo y actividades relativas al trabajo.  No debe olvidarse, sin embargo, que las “otras” actividades las realiza en familia un porcentaje ínfimo de entrevistados. Esto sugiere que las actividades en las cuales se presta especial atención a la vida personal e íntima de los entrevistados no son vividas en familia. En contraste, se viven en familia actividades más institucionales: reuniones, comidas, televisión y paseos.

Relaciones familiares

Las relaciones en la familia van configurando las prácticas y sentidos que cada familia y cada integrante coloca en los escenarios familiar y social; esta puede tener matices en las formas de relacionarse y de potenciar o reprimir el libre desarrollo de las capacidades de todos sus integrantes. Las relaciones familiares están conformadas por las interacciones entre los miembros, y a partir de allí se establecen lazos que les permiten a los integrantes permanecer unidos y luchar por alcanzar sus metas. Por medio de esas relaciones, se reconocen las reglas que regulan el equilibrio de la familia, pues el comportamiento de cualquier miembro la altera en su totalidad.

En las encuestas realizadas a los y las jóvenes de Caldas, las relaciones familiares aparecen en un nivel aceptable, sólo si se combinan factores positivos, sumatoria que alcanza el 45,4% de aceptación. Al hacer una discriminación de razones, pueden establecer: estables en un 14,3%, armónicas en un 10,2% y amigables en un 8,9 %.

Es razonable inferir que, a pesar de que los y las jóvenes consideran que las relaciones con sus familias son positivas, los motivos que sustentan esas relaciones apuntan a una “socialidad distante” que alcanzan apenas los terrenos del respeto mutuo y de la mutua conveniencia; no obstante, en lo que toca con la verdadera y efectiva confianza para tratar con los padres, se sobreponen las distancias, saltan las prevenciones y se interponen los recelos generacionales, porque, tal como señalaron muchos jóvenes en los talleres complementarios: “los hijos ven a los padres como autoridad o como agente que castiga creando una barrera para hablar de esos temas”. (Joven,  18 años).  Para los y las jóvenes son más confiables sus pares de generación, de cuadra, de barrio, de colegio, que los propios padres, es algo común en el proceso de desarrollo vital en el que están.

Relación con los padres

Una mirada más detallada a la relación que tienen los y las jóvenes con sus padres permite entender mejor la distancia –en parte natural y en parte problemática- que rige estas relaciones. Así, se encuentra que sobresalen en el rango de excelentes, aspectos como el apoyo en los estudios (54,8%), el afecto (48,2%), la comunicación (41,3%), el respeto (39,2%) y la comprensión y el apoyo (39,2%).

No obstante, a medida que este rango disminuye, aumenta la percepción negativa en aspectos como: sexualidad (4,6%), adicciones (3,6%) y consumo de alcohol y cigarrillos (3,1%). Esto denuncia no sólo la ya conocida “distancia generacional”, sino que enfatiza también lo vulnerables que son las relaciones entre padres y jóvenes en los temas más complejos y sobre los que gravita buena parte de la problemática social.

Problemas y situaciones críticas en familia

Cada familia es un mundo y en su interior se presentan diversas dinámicas, situaciones y tensiones que generan crisis y problemas familiares los cuales pueden poner en entredicho la existencia misma de la familia. Las situaciones problemáticas o críticas que más sobresalen en la tabla N° 4 son: los problemas económicos en un 50,2%, la falta de tiempo para compartir con la familia en un 41,6%, la falta de comunicación en un 33,5% y las malas relaciones entre los integrantes de la familia en un 25,8%. No sorprende que sean de orden económico las situaciones de crisis. En cambio, es significativo que se declaren como situaciones negativas, la falta de tiempo y la falta de una mayor comunicación entre padres e hijos.

Resolución de conflictos familiares

Los problemas mencionados atrás, junto con aquellos que son propios de los y las jóvenes, se resuelven o intentan resolverse al interior de cada familia en formas diversas. De las variables propuestas, los y las jóvenes dan prioridad al diálogo y al mutuo acuerdo en familia en un 62,6%. Un % menor, 16.7%, considera que la indiferencia (dejar pasar el tiempo) es la solución.

Empero, lo verdaderamente inquietante es que un 29,8%, el cual corresponde a la suma de las opciones menores, se incline por las formas más negativas de resolución de conflictos, y apenas un 0,2% contemple como opciones el acudir a un intermediario, a los consejos o a la tolerancia.

Las personas en quienes más confianza tiene para resolver sus conflictos  son los amigos, los parientes y el novio o compañero sentimental.

Conclusiones

-A nivel de composición familiar, se mantiene en Caldas (Colombia) un alto nivel del tipo nuclear de familia – representado por la pareja y sus hijos solteros –. Empero, se observa, aunque en rangos pequeños, una tendencia cada vez más definida, hacia nuevas configuraciones de la familia. Ya se percibe un aumento en la familia “monoparental” y, especialmente, se acentúa el modelo de familia “extensa” – en la cual aparte del padre con sus hijos, viven otros familiares como abuelos, tíos, primos -.

-Con relación a la representación que tienen los y las jóvenes de sus familias, se encuentra que es positiva en altos porcentajes. No obstante, es posible advertir cierta conveniencia utilitarista en esa apreciación, pues, aunque la función primordial de la familia, para los y las jóvenes encuestados, sea la de incrementar su desarrollo personal, tanto las actividades como las relaciones familiares son fragmentarias y distantes y, en particular, obedecen a esquemas de relación que excluyen factores íntimos y eluden problemáticas sociales de alto impacto. Con esto se busca señalar que el joven de Caldas vive su relación familiar de forma convencional, acorde con su dependencia económica del núcleo familiar, pero manteniendo en reserva aspectos cruciales de su participación en ella y de sus imaginarios y potencialidades socio-culturales.

-Tópicos tan sensibles como la sexualidad, las adicciones y el consumo de alcohol y cigarrillo no son tratados en los porcentajes deseables, ni generan confianza para que los y las jóvenes los traten al interior de sus familias. Son situaciones que reflejan una vulnerabilidad muy alta y que apenas son consideradas en las respuestas.

-Estas afirmaciones previas se ven complementadas con la percepción que tienen los y las jóvenes caldenses de las “situaciones críticas” de sus familias. De modo general, la tendencia es señalar como críticos los problemas económicos; no obstante, en términos considerables, se añaden dos problemas muy llamativos: la falta de tiempo (sugiere una demanda particular de los y las jóvenes en esta dirección) y la falta de comunicación que confirma lo que se ha señalado respecto a una socialidad externa, apenas protocolaria, de los y las jóvenes con las familias.

-Finalmente, sorprende gratamente que en alto porcentaje los y las jóvenes de Caldas expresen su deseo de resolver los problemas familiares a partir del diálogo. Sin embargo, preocupa que, sumados los factores negativos, estos tengan niveles tan elevados (29,8%) y que, como se señaló con anterioridad, la gran mayoría excluya la posibilidad de la intermediación para superar sus conflictos con la familia.

Es importante destacar, finalmente, que para los y las jóvenes en Caldas, a comienzos del siglo XXI, el entorno afectivo de la familia se conserva todavía como eje esencial de la relación entre adultos y jóvenes y como uno de los elementos que generan un clima emocional adecuado para el desarrollo, el establecimiento de límites y apertura de oportunidades, la trasmisión de valores y actitudes éticas, la fijación de normas de comportamiento y la elaboración colectiva de estrategias para sobrevivir en un mundo complejo y exigente.


Referencias Bibliográficas

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*Correspondencia a:
1. Docente investigadora de la Universidad de Manizales, Caldas, Colombia. gloriamparogz@gmail.com
1. Departamento Administrativo Nacional de Estadística
2. Comisión Económica para América Latina y el Caribe
3. Organización Iberoamericana de Juventud

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