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Agronomía Mesoamericana

On-line version ISSN 2215-3608Print version ISSN 1659-1321

Agron. Mesoam vol.21 n.2 San Pedro Dec. 2010

 

Consumo de Pennisetum purpureum cv. King Grass a tres edades de cosecha en caprinos1

Pablo Andrés Chacón-Hernández2, Claudio Fabián Vargas-Rodríguez2

1 Trabajo financiado por la Vicerrectoría de Investigación. Proyecto 737-A6-083. Universidad de Costa Rica.
2 Estación Experimental Alfredo Volio Mata, Facultad de Ciencias Agroalimentarias. Universidad de Costa Rica. Cartago, Costa Rica. pablochaconh@gmail.com;
fabian.vargas@ucr.ac.cr

Dirección para correspondencia


Resumen

Consumo de Pennisetum purpureum cv. king grass a tres edades de cosecha en caprinos. El objetivo de este trabajo fue determinar la edad del pasto Pennisetum purpureum cv. king grass, a la cual los caprinos presentan un mayor consumo y aprovechamiento de nutrientes. El experimento se llevó a cabo durante el segundo semestre del 2007 en la Estación Experimental Alfredo Volio Mata de la Universidad de Costa Rica, ubicada a 1542 msnm. Se obtuvo la cantidad de pasto Pennisetum purpureum cv. king grass producida a los 60, 75 y 90 días de rebrote, consumida por caprinos (peso promedio 45 kg) de las razas Saanen Lamancha y Toggenburg, distribuidas en un cuadrado latino con tres repeticiones. El mayor consumo de materia verde se obtuvo cuando el forraje fue cosechado a 60 días (p<0,01) (1810 g/animal/ día); en base seca no se mostraron diferencias significativas entre tratamientos (p>0,05). Se observó una disminución gradual en el consumo de materia seca y proteína cruda conforme aumentó la edad de cosecha y la proporción de tallos en el forraje; mientras que la fibra neutro detergente y la fibra ácido detergente se comportaron de manera contraria. A menor edad del material y mayor relación hoja:tallo, las cabras aumentaron el consumo de forraje y el aprovechamiento de los nutrientes del mismo.

Palabras claves: Forrajes, cabras, rumiantes, pasturas, nutrición animal.

Abstract

Consumption of Pennisetum purpureum cv. King grass at three different ages by goats. The objective of this work was to determine the age of Pennisetum purpureum cv. king grass preferred by goats, and the age at which the animals experiencee highest nutrient assimilation. The experiment was conducted during the second semester of year 2007 at Alfredo Volio Mata Experiment Station, of the Universidad of Costa Rica, located at 1542 m. The amount of pasture produced at 60, 75 and 90 days after re-sprouting, and consumed by goats (average weight = 45 kg) of the races Saanen, Lamancha and Toggenburg was obtained, distributed in a Latin square with three replications. The highest consumption of green material was obtained when the forage was harvested at 60 days (p<0.01) (1,810 g/animal/d); on a dry-matter basis no significant differences between treatments were observed (p>0.05). A gradual reduction in dry matter and crude protein consumption was observed as the age of the harvested material and the proportion of shoots in the forage increased; whereas the neutral - detergent and acid-detergent fiber behaved in the opposite way. As the age of the material increased and the shoot: leaf relation decreased, forage consumption and nutrient assimilation by the goats increased.

Key words: Forages, goats, ruminants, pastures, animal nutrition.


Introducción

Los requerimientos de espacio y la facilidad de manejo que presenta la especie caprina permiten un eficiente uso de tierras marginales y pequeñas parcelas con su implementación (Devendra y McLeroy 1986). Además, los caprinos son capaces de sobrevivir alimentándose de arbustos, árboles o hierbas mientras que otras especies podrían sucumbir ante estas condiciones (Haenlein 1992).

Se supone que las cabras pueden ser alimentadas con materiales de baja calidad, pero esta especie requiere una dieta con una mayor concentración nutricional que otros rumiantes (Fernández y Sánchez-Seiquer 2003, Peterson 2002). En una explotación caprina, el objetivo es lograr altos niveles productivos y rentabilidad económica. Es importante considerar los nutrientes bajo los cuales se deben desarrollar los animales (Steevens y Ricketts 1993).

La producción caprina se realiza principalmente en sistemas de estabulación intensivos. Los productores deben usar materiales forrajeros que aporten volumen y calidad, e implementar pasturas de corte y acarreo que les permita suplir las necesidades del hato (Ortiz 2000). Una de las variedades de pasto más utilizada es el Pennisetum purpureum cv. king grass, con buena producción de biomasa, y cosechado al momento óptimo puede aportar una apropiada cantidad de nutrientes (Araya y Boschini 2005, Meléndez et al. 2000, Araque 1995).

Para una adecuada utilización del forraje en cuestión, se deben tomar en cuenta factores de la fisiología vegetal (acumulación de azúcares, madurez del cultivo entre otras) que va a definir en parte, el beneficio que se puede lograr del material durante cada corte (Sosa et al. 2006, Burns et al. 2007), así como el momento de cosecha que favorezca una mayor aceptación por parte de las cabras.

El objetivo de este trabajo fue determinar la edad del pasto Pennisetum purpureum cv. king grass, a la cual los caprinos presentan un mayor consumo y aprovechamiento de nutrientes.

Materiales y Métodos

Este experimento fue desarrollado durante el segundo semestre del año 2007 en la Estación Experimental de Ganado Lechero Alfredo Volio Mata, de la Universidad de Costa Rica, ubicada en Ochomogo de Cartago a 1542 msnm, donde la precipitación media anual es de 1502 mm, concentrada en la época de mayo a noviembre, la humedad relativa media es de 88% y la temperatura promedio anual de 17,9ºC (IMN 20103). El suelo es de origen volcánico, clasificado como "Typic Distrandepts", caracterizado por poseer buen drenaje y una fertilidad media. El ecosistema de la zona es considerado como bosque húmedo montano bajo (Vásquez 1982).

Materiales experimentales

Como grupo experimental se utilizaron tres cabras de cada una de las siguientes razas: Lamancha, Toggenburg y Saanen, seleccionadas con pesos promedios de 45 kg, con una condición corporal adecuada de 3,5 (Steine 1976) y sin haberse sometido a empadre; adicionalmente, para garantizar el control de parásitos internos, las cabras se valoraron con el método FAMACHA (Vargas 2006) y sometidas a un tratamiento de desparasitación con Fenbendazole a aquellos animales con valores superiores a tres en dicha escala. Los nueve animales seleccionados se distribuyeron en tres grupos de forma aleatoria de manera tal que en cada uno de los mismos quedaran representados los grupos raciales objeto del estudio.

El material experimental empleado fue P. purpureum cv. king grass cosechado a edades de 60, 75 y 90 días de rebrote, para lo cual inicialmente se realizó una corta de uniformización escalonada por parcelas para poder contar con suficiente material de las edades analizadas durante el desarrollo del proyecto. Para eliminar las malezas desarrolladas y reducir cualquier competencia que pudiera alterar el crecimiento normal del pasto se realizó una aplicación de herbicida a base de Ión Paraquat (ASF 378) en una dosis de 2,5 l/ha (Márquez et al. 2007) inmediatamente después de uniformizada; y 30 días después se aplicó el equivalente a 115,5 kg/ha/año de nitrógeno (Araya y Boschini 2005). Finalmente, el forraje se ofreció a los animales en planta entera sin ningún proceso de picado para favorecer la conducta de ramoneo de las cabras.

El experimento tuvo una duración de 42 días divididos en tres periodos de catorce días cada uno; de éstos, los primeros siete fueron de adaptación y los restantes días de evaluación.

La cantidad de materia seca ofrecida a cada cabra fue determinada de acuerdo con las tablas de requerimientos nutricionales del NRC para caprinos (NRC 1981) (Cuadro 1). A cada animal se le suministró una cantidad constante de alimento concentrado, disponible comercialmente (1000 g/animal/día) que nutricionalmente aporta un 87% de materia seca, un 16% de proteína cruda, 5% de extracto etéreo, 12% de fibra cruda y 3150 kcal/kg de energía digestible que se ofreció después del suministro de forraje para evitar que los animales sufrieran un efecto de llenado producto del consumo del concentrado y se viera afectada la ingesta del forraje. La cantidad diaria de pasto ofrecida a cada animal se muestra en el Cuadro 1.





Se pesó diariamente la cantidad de forraje fresco ofrecido y rechazado de cada uno de los animales. Para los análisis bromatológicos, durante la semana de evaluación, se recolectaron muestras del material ofrecido a las cuales se le separaron las hojas y tallos para pesarlas y determinar la relación hoja:tallo existente; dividiendo el peso de las hojas entre el de los tallos; también se recolectaron muestras del material rechazado por los animales para poder determinar el consumo diario de nutrientes.

El análisis bromatológico realizado fue de las siguientes variables: contenido de materia seca (MS) y cenizas (Sosa de Pro 1979), extracto etéreo (EE) (A.O.A.C. 2000), proteína cruda (PC) (Sosa de Pro 1979), fibra neutro detergente (FND), fibra ácido detergente (FAD) y lignina (Goering y Van Soest 1970). La celulosa y hemicelulosa que se obtuvieron por diferencia (Sosa de Pro 1979).

Modelo experimental

El modelo experimental empleado fue un Cuadrado Latino con tres repeticiones (Steel y Torrie 1980), los tratamientos corresponden a las tres edades de corta del pasto y los cuadrados corresponden a los tres grupos de animales. Los datos obtenidos se analizaron con el PROC GLM del paquete estadístico SAS (SAS 1985) por medio del análisis de varianza de dicho sistema. Las diferencias entre las medias fueron analizadas por medio de la prueba de Duncan.

Resultados y Discusión

Consumo y aprovechamiento

La composición nutricional del material que se ofreció a los animales durante el experimento se presenta en el Cuadro 2.




De acuerdo con los resultados obtenidos, la ingesta promedio de forraje fue de 1810,0 g de materia fresca/animal/día. El mayor consumo 1990,0 g/animal/día, se dio cuando el material ofrecido a los animales se cosechó a una edad de 60 días, con el king grass de 75 días el consumo se deprimió en un 10%, y un 17% al cosecharse a 90 días dado que apenas se logró una ingesta de 1640,0 g/animal/día; estas diferencias resultaron altamente significativas (p<0,01) (Cuadro 3).





La disminución en el consumo en base fresca, al aumentar la edad de corte del king grass, parece indicar una predilección de las cabras a consumir materiales de menores edades y de mayor calidad nutricional, situación coincidente con Elizondo (2004); a pesar de que el contenido de materia seca a 60 días fue bajo, los niveles de proteína cruda fueron más altos y los de fibra más bajos lo que se suma a una mejor relación hoja: tallo que estimuló el consumo.

El aprovechamiento porcentual del material consumido con respecto a lo ofrecido también mostró diferencias significativas (p<0,01), la utilización promedio fue de 65,31%, generándose una disminución en dicho valor cuando la edad de corte del forraje fue mayor, lo que indica también una selectividad de los animales que tiende a favorecer el consumo de los materiales de menor edad.

A pesar de las diferencias en el consumo de materia fresca, la cantidad del forraje seco consumido por los animales no resultó significativamente diferente (p>0,05) obteniendo promedios de 250 g/animal/día, lo que permite suponer que las diferencias observadas en las cantidades consumidas de forraje verde se deban a las diferencias en los contenidos de humedad. Cuando hay mucha agua en el forraje, la concentración de nutrientes se ve diluida por lo que los animales requieren de un volumen mayor de alimento para satisfacer sus necesidades nutricionales, ésto se complementa con lo indicado por Nunes et al. (2007) quienes obtuvieron consumos más altos que los de este trabajo (623 g/animal/día) cuando utilizó king grass pero sometido a un proceso de henificación.

La ingesta de materia seca del king grass medida como porcentaje del peso vivo promedió 0,52%. Entre tratamientos no hubo diferencia estadística; estos datos son inferiores a los encontrados por Elizondo (2004) quien alimentó cabras con sorgo negro (Sorghum almum) y obtuvo 0,90%, 0,92% y 1,04% del peso vivo del animal para 56, 70 y 84 días de crecimiento respectivamente, con un aumento proporcional a la edad del forraje, caso contrario a lo sucedido con el forraje analizado en este trabajo. Esto puede atribuirse a que Elizondo (2004) no empleó concentrado, además el contenido de fibra y el proceso de lignificación del king grass es más acelerado que para otros forrajes como es el caso del sorgo negro (Sorghum almum) que puede presentar valores de lignina de 4,83% a 77 días (Vargas 2005) y 4,98% a 119 días (Boschini y Elizondo 2005).

La cantidad de forraje consumido en base fresca y en base seca mostró diferencias significativas (p<0,05) entre los animales de la raza Lamancha y Toggenburg, y entre Toggenburg y Saanen, no así entre Saanen y Lamancha (Cuadro 4); estas variaciones pueden atribuirse a las preferencias por el tipo de material que consumen las cabras, siendo el contenido fibroso y a la edad de los materiales, factores determinantes como indican Morand-Fehr y Sauvant (1980) y Huston (1978). A pesar de que se encontraron diferencias significativas (p<0,01) en el consumo de materia seca total entre razas, no se obtuvieron diferencias importantes estadísticamente en el consumo de materia seca del forraje como porcentaje del peso vivo ni entre el porcentaje de aprovechamiento del forraje




Si se observa el consumo de materia seca total como porcentaje del peso vivo del animal, éste se mantuvo en el rango de 2,50 a 2,60%, similar a lo que indica Crespo (2007), quien mencionan valores de 1,8 a 2,7 y 2,43 a 2,90%, pero dista de las aseveraciones de Esnaola y Ríos (1990) quienes encontraron en cabras consumos de 2,96 y 4,43% del peso vivo.

La relación porcentual de forraje: concentrado en promedio fue de 23:77 (Cuadros 3 y 4); según Yang y Beacuchemin (2009) una dieta alta en concentrado en bovinos podría ocasionar una acidosis ruminal por disminución en los tiempos de masticación y por consiguiente una disminución del pH ruminal; no obstante, en caprinos, Jimeno et al. (2003) indican que las cabras presentan cierta capacidad de adaptación en función de la velocidad de degradación del concentrado evitando el riesgo de acidosis especialmente con relaciones de forraje concentrado de 30:70, rango muy similar al que se presentó en este trabajo; además, el comportamiento selectivo de la cabra la faculta para invertir más tiempo en el consumo que en el proceso de rumia (Domingue et al. 1991), lo que hace que las dietas utilizadas sean aceptables y no pongan en peligro la salud de los animales aunque la cantidad de forraje sea baja.

El consumo de materia seca proveniente del forraje mostró una tendencia a disminuir de manera lineal a razón de 0,28 g por cada día que avanzó la edad de cosecha del material (Cuadro 5), ésto puede atribuirse a que conforme la planta envejece aumenta el contenido de la fracción fibrosa del forraje (Cuadro 2) (Farid et al. 1997), por lo tanto el animal tiene que emplear más tiempo en el proceso de rumia lo que disminuye la ingesta de materia seca (Giger et al. 2009). Adicionalmente Lu y Potchoiba (1990) en un estudio realizado con dietas con diferentes niveles de energía y proteína, determinaron que el consumo de materia seca se deprime cuando disminuye el contenido proteico en la dieta lo que coincide con los resultados del presente estudio.





El consumo de materia seca se presenta en base a la relación hoja: tallo, donde se observa un aumento gradual de la ingesta conforme aumenta la proporción de hojas en el forraje ofrecido, que de acuerdo con la ecuación de predicción es de un 5% diario. Esto se puede atribuir en gran parte a la conducta alimenticia de las cabras que las hace diferentes al resto de los animales domésticos, los caprinos tienden a ejercer una selección de las partes de la planta donde se concentran los componentes más suculentos de planta, y generalmente esto ocurre en las hojas (Gihad y Bedawy 1980, Morand-Fehr et al. 1980).

Al igual que sucede con la materia seca, la ingesta de proteína cruda, conforme aumenta la edad de cosecha del forraje, el consumo de dicho nutriente se deprimió en 0,18 g.

El consumo de fibra neutro detergente aumentó a razón de 0,2 g por día. Esto se debe a que al madurar el forraje se incrementó la fracción fibrosa disponible, lo que coincide con lo expuesto por Santini et al. (1992) quienes encontraron que el consumo de fibra detergente neutro aumenta linealmente conforme se incrementa el contenido de ese componente en la dieta; y la FAD fibra ácido detergente también aumentó 0,54 g/día conforme se aumentó la edad a la que se cosechó el forraje (Figura 1).





La cantidad de proteína cruda consumida diariamente por el animal aumentó conforme se incrementó la proporción de hojas con respecto al tallo, a razón de un 6% por cada 0,1 que aumentó la relación hoja tallo (Figura 2). Esto se debe a que las hojas contienen mayor concentración de proteína cruda (Rodríguez y Blanco 1970) y a que las cabras aprovechan la mayor parte del tiempo de consumo seleccionando las hojas (Gihad y Bedawy 1980).






Por su parte, el consumo de fibra neutro detergente y fibra ácido detergente aumentó conforme se incrementó la proporción de tallo en el forraje que fue cosechado, debido a que éste presenta la mayor cantidad de carbohidratos no estructurales.

En el caso del extracto etéreo y las cenizas, el consumo diario de ambos disminuyó con la reducción de la proporción de hojas en el forraje según se indica en las ecuaciones de predicción establecidas (Cuadro 6).






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Correspondencia a: Pablo Andrés Chacón-Hernández & Claudio Fabián Vargas-Rodríguez. Estación Experimental Alfredo Volio Mata, Facultad de Ciencias Agroalimentarias. Universidad de Costa Rica. Cartago, Costa Rica. pablochaconh@gmail.com; fabian.vargas@ucr.ac.cr


Recibido: 27 agosto, 2009. Aceptado: 17 de mayo, 2010.

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