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Actualidades Investigativas en Educación

On-line version ISSN 1409-4703Print version ISSN 1409-4703

Rev. Actual. Investig. Educ vol.14 n.2 San José May./Aug. 2014

 

Cuestionario de opinión para la Evaluación del desempeño docente en la UNAN-MANAGUA, Nicaragua, FAREM-Chontales

Questionnaire for evaluating teacher performance in UNAM-MANAGUA, FAREM-Chontales

Tonys Romero Díaz1*

*Dirección para correspondencia:

Resumen

El artículo expone la metodología empleada para desarrollar un cuestionario de evaluación docente para la Facultad Regional Multidisciplinaria de Chontales (FAREM), Nicaragua, al que nombramos CEDUCH, y los resultados obtenidos durante la investigación. El cuestionario consta de 30 preguntas distribuidas en ocho dimensiones o categorías las cuales se obtuvieron de un pilotaje mediante el Análisis Factorial exploratorio. Estas dimensiones mostraron estar altamente correlacionadas positivamente entre sí, confirmando que el cuestionario es multidimensional. Se utilizó una escala Likert de 5 adjetivos de respuesta, y para la valoración final se construyó una escala de 3 calificativos. Se aplicó una muestra probabilística de 453 estudiantes en la institución en donde los análisis realizados ítem-test e ítem-ítem mostraron correlaciones significativas que demuestran que las preguntas discriminan de acuerdo con el constructo medido. La validez de contenido del constructo arrojó un índice de 0.933; la consistencia interna mostró resultados altos e iguales a 0.967 el coeficiente theta y de 0.975 el coeficiente omega; la confiabilidad de la prueba se determinó mediante el Alfa de Cronbach donde se obtuvo un coeficiente de 0.966. Dado que el desempeño docente es multidimensional, se recomienda complementar el cuestionario con otro tipo de metodología que permita valorar holísticamente el actuar docente.

Palabras clave: Análisis Factorial, Desempeño Docente,Educación Superior, Cuestionarios, Evaluación, Nicaragua

Abstract

The article presents the methodology used to develop a teacher evaluation questionnaire for Multidisciplinary  Regional School Chontales (FAREM), Nicaragua,  which  named  CEDUCH,  and  the  results obtained during the investigation. The questionnaire consists of 30 questions divided into eight dimensions or categories that were obtained from a pilot using exploratory Factor Analysis. These categories are shown to have a high positive correlation with one another, confirming that the questionnaire is in fact multidimensional. We use a Likert scale of five response adjectives, and for the final score we use a scale of three qualifiers. The questionnaire was  given to  a  random sample  of 453 students  at  CEDUCH;  the  item-test  and  item-item analyses showed significant correlations, which demonstrates that the questions discriminate in accordance with the construct being measured. The content validity of the construct yielded an index of 0.933; the internal consistency results were greater than or equal to 0.967 and 0.975 for the theta and omega coefficients, respectively. The test reliability was determined by Cronbach's alpha coefficient, which had a value of 0.966. As teacher performance is multidimensional, it is recommended to supplement the questionnaire with other holistic methodology to assess the teaching act.

Key words: Factor Analysis, Teacher Performance, Higher Education, Questionnaires, Evaluation, Nicaragua.

1.Introducción

Si bien es cierto que la evaluación de la docencia, por parte de los estudiantes y mediante el uso de cuestionario, es un tema muy estudiado en todas las universidades del mundo, en Nicaragua es un tema poco abordado desde el punto de vista de publicación. Está claro que la evaluación de la docencia en nuestras universidades se hace de algún modo, pues de otro modo carecería de sentido la premiación a profesores o el cambio de categoría docente, o la nueva contratación por el cese de actividades de algún compañero. Lo que no queda claro en algún documento oficial es el instrumento de evaluación y la metodología de aplicación, así como el uso que tiene la información.

En este contexto se propone la implementación del primer instrumento de evaluación docente llamado CEDUCH (Cuestionario de Evaluación Docente Unan Chontales), el cual servirá de apoyo al seguimiento y mejoramiento de la práctica docente en la Facultad. Este cuestionario presenta alta validez y confiablidad, porque ha sido sometido a tres pruebas y dos evaluaciones de expertos (Anexo 1).

Será la primera vez que la Facultad cuente con un instrumento validado y probado en la misma Facultad, mediante el cual se obtendrán valoraciones confiables de los estudiantes y esto soportará decisiones del tipo académicas que se hagan con los docentes, en beneficio de un mejor ejercicio académico como es el de enseñar.

Este instrumento constituye el primer aporte teórico para nuestra universidad y además es novedoso en cuanto al estilo y la forma de recogida de la información, ya que el estudiante podrá evaluar a dos docentes simultáneamente y permitirá comparar sus aportes a la evaluación simultáneamente con lo cual el instrumento se vuelve más objetivo y eficaz.

Es así que ante las razones expuestas, se añade la necesidad de que los docentes podamos tener en cuenta los aportes de los estudiantes acerca de nuestro desempeño en el aula de clases y permita mejorar la misma práctica, ante lo cual surge la siguiente pregunta, ¿Por qué no utilizar la encuesta de medición del desempeño para estimar la satisfacción del estudiante sobre nuestro trabajo docente? Evidentemente, la negación de esta actividad haría que nuestra forma de trabajar siga siendo la misma de siempre y no encontraríamos puntos de inflexión en la docencia universitaria. Posturas como la negación de esta propuesta solo provocaría retrasos del orden competencia y actualidad universitaria que tanto  necesita nuestra universidad en estos momentos de acreditación y competitividad internacional.

2. Breve referente teórico

La docencia es una de las actividades más complejas al momento de pretender evaluar el desempeño laboral de un docente, sea este administrativo o académico; la presente investigación propone un modelo de evaluación del tipo académica para docentes basado en un cuestionario de opinión por parte de los estudiantes. ¿Por qué solo por los estudiantes? En primer lugar, porque es la técnica de evaluación más usada por las universidades en el mundo y, al mismo tiempo, la más estudiada, existen más de dos mil trabajos publicados en relación a los cuestionarios de opinión docente (Luna y Torquemada, 2008). Aunque mucho se critique la centralidad que tienen los cuestionarios, hay muchas experiencias que muestran que la construcción de una adecuada escala para las preguntas y otra para la respuesta proporciona resultados confiables (González, Mendiola y Stack, 2010).

Los procesos de autoevaluación dentro de las instituciones universitarias son de los más importantes, ya que dan cuenta del funcionamiento interno de la organización, a través de ellos, se pueden establecer fortalezas y debilidades que retroalimentan la calidad de la educación ofrecida, y contribuyen significativamente a su mejora en todos los aspectos del quehacer universitario (Patiño, 2006); por tal motivo, este instrumento pretende ser un insumo para el proceso de autoevaluación institucional.

Hay muchas razones por las que se debiera tomar muy en cuenta la opinión de los estudiantes: primero, porque con ellos es con quienes el docente realiza todo el trabajo asignado; segundo, el tiempo que interactúan con el docente es el más largo posible que con cualquier otro involucrado; el alumno es un observador constante de la actividad docente; el alumno es afectado directamente por cualquier decisión que el docente realice en la asignatura correspondiente, se podría enumerar más razones y todas afirmarán que el estudiante es el actor más involucrado con la actividad docente.

La opinión de los alumnos sobre el desempeño de sus docentes representa un indicador muy importante a considerar en las tareas de evaluación. Por ello, el desarrollo sistemático de instrumentos como el que se presenta es una actividad no sólo deseable sino necesaria (Valenzuela, 2002).

Para la evaluación del desempeño docente existen muchas alternativas metodológicas, entre las más usadas están los cuestionarios de opinión, la entrevista cualitativa, los grupos de discusión con estudiantes, entre otras. Por ejemplo, se pueden usar pequeños grupos de estudiantes para recoger información, por medio de entrevistas informales para analizar las percepciones de los estudiantes sobre el actuar docente.

Al respecto, Vásquez y Gabalán (2006) nos señalan que debe evitarse el medir la labor del docente en términos meramente cuantitativos, así como el establecer comparaciones con respecto a otros maestros, es decir, no abusar ni creer únicamente los resultados que arrojen los cuestionarios.

La evaluación debe orientarse a la obtención de un perfil del docente con respecto al modelo educativo, por ello, es conveniente hacer uso de varias evaluaciones al momento de considerar la implementación de un modelo de desempeño docente en la universidad: “La evaluación no sólo consiste en la recopilación de datos sobre su desempeño, sino que también conlleva la elaboración de juicios de valor sobre aspectos relevantes de la institución. Por eso, es una labor de carácter cuantitativo y cualitativo” (Aguilar, 2002, p. 10).

La inclinación al desarrollo de una metodología exclusivamente cuantitativa en el presente trabajo obedece a que constituye el primer acercamiento del problema en nuestra facultad, evidentemente como se señala en los párrafos anteriores, la metodología cuantitativa debe complementarse con la cualitativa para obtener un modelo integral al desempeño docente, sobre esta última se presentarán avances en los próximos meses, lo que le dará continuidad a la construcción del modelo de evaluación al desempeño docente en nuestra universidad.

Cuando se desea medir el desempeño es importante identificar que no se va a medir el desempeño en general, sino que se debe medir específicamente el desempeño de las funciones específicas, en este sentido como lo menciona Chiavenato (2000): “no estamos interesados en el desempeño general, sino en el desempeño del cargo, en el comportamiento de rol del ocupante del cargo”, en esta medida es importante medir las actividades, tareas, procesos entre otros, lo que conlleva a un resultado propio de las funciones del cargo, pero este último no se mide en sí (p. 357).

Por su parte, Romero y González (2009) plantean que no se pretende que el docente sea un ser “perfecto” conocedor y solucionador de todos los problemas. Por el contrario, se requiere un ser humano, capaz de reflexionar en su propia práctica, corrigiendo errores, aceptando nuevas formas de concebir el mundo, dando apertura a todas las corrientes del pensamiento,  utilizando el discurso argumentativo  para  erigirse  en un  líder  de  renovada factura,  convirtiéndose  en  un  ejemplo  de  ciudadano  mediante  el  cumplimiento  de  sus funciones y destacando con real humildad los elementales valores del hombre.

La evaluación del desempeño es un mecanismo que tiene como propósito la búsqueda de la calidad y del funcionamiento eficiente de las organizaciones orientadas a prestar servicios o producir bienes para el desarrollo de la sociedad. La dinámica social genera cambios profundos que logran alterar el orden socioeconómico, político, la tecnología y hasta los procesos de enseñanza y de aprendizaje, generando crisis, las cuales se deben solventar. He aquí la importancia de la evaluación para la autorregulación que incorporan las universidades, a fin de asegurar la calidad de los servicios que presta (Matos y Guadrón, 2008), más si esta evaluación está reglamentada permitiría que el proceso sea más efectivo.

En el diseño del cuestionario se ha considerado la experiencia de evaluación docente en universidades de países como México, España, los Estados Unidos y Venezuela. En estos países la aplicación de cuestionarios ha dado éxitos; sin embargo, es destacable que en estas universidades, aunque la evaluación se hace con fines de mejora de la práctica docente, también sirve como método para promoción y contratación de profesores. En este sentido, la propuesta en la FAREM Chontales es que sea un instrumento que permita evaluar el desempeño docente en el aspecto académico en beneficio de tener cambios que mejoren la práctica docente y el rendimiento en las asignaturas.

Por lo anterior, se ha concluido que la evaluación docente del departamento académico se haga por medio de un cuestionario. Dicho cuestionario ha pasado todas las pruebas de confiabilidad en sus tres etapas de validación.

3. Metodología

3.1. Tipo de estudio

El modelo adoptado en la investigación es de naturaleza exploratoria, descriptiva y correlacional. Esto es, se pretende explorar cuáles son las opiniones y criterios mediante el cual los estudiantes caracterizan el desempeño docente de la Facultad. Describir las dimensiones del trabajo académico en que se puede dividir el desempeño docente en la facultad por medio de este cuestionario. Correlacionar las diferentes dimensiones del instrumento, estableciendo una debida escala que justifique el uso del CEDUCH como instrumento de medición válido y confiable para evaluar la actuación docente.

La orientación predominante es correlacional, ya que tiene el propósito de evaluar la relación existente entre diversas variables y constructos acerca del desempeño  docente (Hernández, Fernández y Baptista, 2004) y, sobre todo, se pretende dar a conocer cómo se comportan algunas de las variables involucradas, conociendo el comportamiento de las otras.

Por esta razón, optamos por una metodología de investigación centrada en el empleo de técnicas cuantitativas que se complementan y que nos permiten acceder al trabajo de campo con una visión más amplia, que se justifica con la aplicación del instrumento en cuestión y el respectivo análisis de datos, con el único objetivo de responder mejor al propósito de esta investigación.

3.2. Fase de diseño/adaptación

Primeramente, se aplicó el instrumento a cuatro grupos de clases que hacen un total de 34 estudiantes de distintos turnos. El objetivo en su primera versión, era entre cosas la de validar el instrumento, determinar si éste tenía un buen índice de discriminación y determinar mediante el análisis factorial exploratorio en cuántas dimensiones se podía agrupar el instrumento que medía el desempeño docente.

Inicialmente, el instrumento contaba con 20 preguntas, las que, de acuerdo a nuestro criterio, servían para medir el desempeño docente, así como otras preguntas de aspectos generales de las asignaturas, que en total hacían al instrumento tener 32 preguntas.

El procedimiento fue entregar en cada uno de los cuatros grupos el instrumento a los tres estudiantes con rendimiento más alto (más de 80 puntos) y otros tres cuestionarios a los estudiantes de rendimiento bajo (menos de 60 puntos) y dos cuestionarios a dos estudiantes de rendimiento medio, mediante una forma que ellos no podían saber, porque habían sido seleccionados (en dos de los grupos se pidió también la colaboración del presidente de sección). Se les dijo que era el resultado del muestreo y, una vez que entregaban el instrumento, el encuestador colocaba una clave al dorso del cuestionario e indicaba a qué grupo pertenecía. Este procedimiento se consideró así, porque se quería estar seguro que ninguna de las preguntas serviría de diferenciación para evaluar el desempeño docente2. Una vez completado el instrumento, se obtuvieron los siguientes resultados:

Como se puede apreciar en la Tabla 1, la consistencia interna del instrumento resultó ser alta (Alfa de Cronbach = 0.916), lo que sirvió para proceder con el resto de análisis estadísticos.



La Tabla 2 muestra el alfa de Cronbach por cada ítem, así como la correlación de cada ítem respecto al instrumento en general; el criterio acá es que aquellos ítems que obtengan valores inferiores a 0.3 deben de ser eliminados. En nuestro caso, el criterio fue eliminarlos con valores inferiores a 0.4. ¿Por qué?, sencillamentem porque estos presentan dificultad en su llenado o la forma de responder no es la adecuada, por tal razón, se decidió eliminar del  cuestionario las preguntas: P3, P4, P5, P6, P7, P8, P9, P14, P31 y P32; del mismo modo, se replanteó la pregunta número quince (P15) por estar en el valor del límite establecido como criterio.

En su criterio, Ebel y Frisbie (1991), a partir del análisis del comportamiento de ítems, sostienen que el coeficiente de dificultad y el índice de discriminación de un ítem están estrechamente relacionados y que aquellos ítems que tienen un coeficiente de dificultad medio (en el caso del ejemplo anterior entre 0.4 y 0.6) son los que mejor discriminan y, por tanto, proporcionan mayor información sobre las diferencias de nivel de competencia evaluado entre los participantes.

De esta forma, el cuestionario en su primera versión original y como propuesta contendría 21 preguntas. En el cuestionario el estudiante respondió en una escala numérica del 1 al 10, otorgando 1 al peor desempeño en cada pregunta y 10 al mejor de los desempeños, porque medir del 1 al 10 da mejores diferencias que de 1 al 5.

El nivel de confianza seleccionado fue del 0.05, por ser el más usado para las ciencias sociales. Después de esto se creó una variable que contenía la suma de las preguntas P10 a la  P29, entonces, dividiendo por dos quedaba la calificación del estudiante dado a la asignatura impartida por un docente con una escala porcentual (del 1 al 100). Esta variable determinaría el tipo de distribución estadística que se usaría, con lo cual se probó la hipótesis de normalidad usando primero un gráfico P-P, Q-Q, y las pruebas de normalidad de Kolmogorov-Smirnov junto con la de Shapiro-Wilk para el caso en que el tamaño muestral es menor a 50 (Merino y Díaz, 2005).

H0: Los datos extraídos proceden de poblaciones normales.
H1: Los datos extraídos no proceden de poblaciones normales.


En la tabla 3 se aprecia que el estadístico de Shapiro-Wilk en los tres grupos fue superior a 0.05 con lo cual se acepta la hipótesis nula que las datos extraídos se comportan de acuerdo a la distribución normal (Se rechaza la hipótesis nula de normalidad en el caso que el valor de significancia sea inferior a 0.05). Mientras tanto, el gráfico 1 y el gráfico 2 confirman la hipótesis de normalidad en la variable calificación.
 
Entonces, una vez confirmado la normalidad de la variable calificación, se procedió a realizar el análisis de varianza de un factor. Para ello, se usó la variable calificación versus el rendimiento del estudiante. Esto para comprobar que el instrumento no diferencia lo suficiente en grupos diferentes y que en tales se pueden encontrar los mismos resultados para evaluar el desempeño, tanto para calificaciones bajas como altas.

Un supuesto necesario para el ANOVA es el homocedasticidad o la igualdad de varianza, así que se utilizó el estadístico de Levene, con el cual la el planteamiento de hipótesis quedaría de la siguiente manera:

H0: Las varianzas en los grupos son iguales.
H1: Las varianzas en los grupos son diferentes.


En suma, “La prueba de Levene consiste en llevar a cabo un análisis de varianza de un factor utilizando como variable dependiente la diferencia en valor absoluto entre cada puntuación individual y la media (o la mediana recortada) de su grupo” (Merino y Díaz, 2005, p. 275).

Tal como lo muestra la Tabla 4, las variaciones en cuanto a las calificaciones obtenidas mediante el instrumento mostraron que son iguales en los tres grupos. Es decir, se aceptó la hipótesis nula.



El planteamiento para la hipótesis en el ANOVA es la siguiente:

H0: Las medias en la calificación en los grupos son iguales.

H1: Las medias en la calificación en los grupos son diferentes.

Del mismo modo, la Tabla 5, donde está contenido el resumen del ANOVA, muestra que el promedio obtenido en las calificaciones es igual en los diferentes grupos. De hecho, El nivel de significancia es mayor al valor crítico 0.05, por tanto se acepta la hipótesis nula.

Así mismo, se realizó un análisis post hoc para el ANOVA, específicamente la prueba de Tukey asumiendo homogeneidad en las varianzas para determinar si la prueba agrupaba en grupos diferentes los promedios de la calificación obtenidos. Como se puede apreciar, en la Tabla 6 solo un subconjunto puede ser extraído de todos los grupos, lo que confirma la prueba de hipótesis realizada con el ANOVA.

Con todo lo anterior, se superaba la primera etapa de determinar si el instrumento no diferenciaba  claramente entre los estudiantes de distintos grupos y rendimiento, porque podría pensarse que si el instrumento cayese en manos de estudiantes de bajo rendimiento, estos calificarían mal el desempeño docente y viceversa, pero las pruebas han demostrado que tanto estudiantes con alto, medio o bajo rendimiento asignan puntajes en el instrumento independientes a su grupo de pertenencia, esto evitará que los resultados obtenidos al momento de aplicar el cuestionario estén sesgados anticipadamente.

La segunda parte de este análisis exploratorio era conocer en cuántos factores se pueden dividir el trabajo docente de acuerdo al cuestionario planteado. Aunque, debido a la muestra, los resultados deben de tomarse muy en consideración y aceptarlos solo si están bien alejados de los valores límites.

Uno de los requisitos que debe cumplirse para que el Análisis Factorial tenga sentido es que estas variables están altamente intercorrelacionadas. Por tanto, si las correlaciones entre todas las variables son bajas, el Análisis Factorial no es apropiado.

Por lo general, el análisis factorial exploratorio se utiliza para analizar las interrelaciones lineales dentro de un conjunto de indicadores observados, contados o medidos para cada individuo en un grupo, postulando que un conjunto reducido de factores comunes es suficiente para explicar las interrelaciones existentes entre indicadores. Debido a su función de exploración no asume modelo de medición. Su único propósito es reducir la dimensionalidad. Tampoco hay una cuota mínima de la varianza total explicada por el factor de estructura. Por lo tanto, diferentes criterios pueden ser usados como un criterio para un corte. Los métodos de rotación diferentes pueden dar lugar a diferentes interpretaciones (Barreto De Bem, Lanzer, Tambosi, Sanchez y Bernardi Junior, 2011).

Por tal razón, se aplicó el test de esfericidad de Bartlett que plantea la hipótesis nula de que la matriz de correlaciones es la identidad, y si eso es así, las intercorrelaciones entre las variables es cero. Para conformar el test, también se usó una medida de adecuación de la muestra, una de las formas más usadas es la Medida de adecuación de la Muestra KMO propuesta por Kaiser, Meyer y Olkin, (Vallejo, 2011) los cuales aconsejan que si KMO ≥ 0.75 la idea de realizar un análisis factorial es buena, si 0.5 ≤ KMO < 0.75 es aceptable, y si es menor que 0.5 es inaceptable.

La Tabla 7 muestra que tanto el test KMO como la prueba de Bartlett sugieren que se realice un análisis factorial, puesto KMO es mayor a 0.5 y el test de Bartlett rechaza la hipótesis de matriz de intercorrelaciones igual a la identidad, lo que significa que si hay intercorrelaciones entre los factores a extraer del cuestionario.

El Gráfico 3 de sedimentación muestra que los seis primeros factores tienen autovalores superiores a 1, por lo tanto, de manera empírica podrían seleccionarse seis factores. Pero una vez aplicada la rotación de factores para su extracción mediante el análisis de componentes principales y el método de rotación Normalización Varimax con Kaiser, el resultado muestra claramente que son cuatro los factores que explican el desempeño docente mediante la aplicación de este instrumento.
 
3.3 Fase de validación del cuestionario

Para la segunda parte del diseño del cuestionario y superados los planteamientos de la primera etapa, se decidió revisar cuidadosamente la literatura respecto a la construcción de escalas para el diseño de cuestionarios de evaluación docente, encontrándose que casi todos usan la escala Likert con cinco puntuaciones y luego se tiene que crear una escala para la valoración del instrumento (Apodaca, 2002), por lo que el instrumento quedó determinado del mismo modo; además, al tomar la decisión sobre cuántos factores debería contener el instrumento, se encontró que el mínimo de factores era cuatro y lo más sobresaliente estaba entre seis y ocho factores, razón por la cual se agregaron más preguntas, para finalmente quedar en 30 preguntas divididas en ocho factores, el doble de lo planteado en el estudio exploratorio.

Esta vez, para validar el instrumento se sometió al juicio de cuatro profesores especialistas en temas de educación y que tienen vasta experiencia en la aplicación de instrumentos de evaluación tanto a estudiantes como a profesores.

Se puede hablar de dos tipos de validez del instrumento, uno relacionado a la consistencia interna (validez y confiabilidad) y otro relacionado a la validez del contenido, en tal caso, no se obtuvieron críticas negativas a la forma del instrumento y la cantidad de preguntas; se mejoró solo en cuestiones de redacción de cuatro preguntas, por lo que el CVC (índice referido a la validez del coeficiente de contenido) resultó ser muy alto, CVC = 0.9333, con lo cual, de acuerdo con Nieto (2000), el instrumento mide lo que debe medir.

La encuesta se aplicó en cinco grupos, con un tamaño de 52 encuestas de la modalidad sabatina del área de ciencias de la Educación, se seleccionó a estos grupos, porque la mayoría de ellos son docentes y están muy familiarizados con la evaluación mediante encuestas.

Esta vez el instrumento resultó igual altamente confiable, de hecho, la Tabla 8 muestra que el alfa de Cronbach para este instrumento fue del 0.933; también se aplicó la prueba de dos mitades para medir el alfa de Cronbach:



Como se puede apreciar en la Tabla 9, los estadísticos del instrumento al dividirse este en dos partes (pares e impares) también resultó por encima de lo exigido por la estadística, (el alfa de Cronbach se considera óptima con resultados por encima de 0.7), junto con los otros estadísticos que acompañan la prueba.

Para la construcción del instrumento, como se mencionó, se rediseñó en ocho factores que miden, de la mejor forma, el desempeño docente; para constatar esto, se realizó otra vez el análisis factorial y se pudo comprobar que, efectivamente, estos ocho factores explicaban más del 80 % de la varianza compartida del instrumento. (Tabla 11)

También, para verificar la prueba de normalidad en la calificación obtenida en el cuestionario, se procedió nuevamente a aplicar la prueba Shapiro-Wilk, Tabla 10, donde se confirmó el test de normalidad para el instrumento.

Por todo lo mencionado hasta este momento, se puede argumentar que las bases para llevar a cabo la evaluación de los docentes, por medio del cuestionario (CEDUCH), mediante el número de factores propuestos y con la debida escala para cada ítem es adecuada, y se está en condiciones para aplicar el instrumento a un buen grupo de estudiantes de nuestra facultad de distintas carreras y departamentos académicos, confiadamente y con la seguridad que los resultados encontrados se corresponderán con los que el instrumento pretende medir.

3.4 Construcción de las escalas

Se construyó una escala Likert para el instrumento que constaba de cinco alternativas, con los puntajes, 1=Deficiente, 2=Regular, 3=Bueno, 4=Muy bueno, 5=Excelente o Sobresaliente para cada pregunta del cuestionario. Se escogió esta escala, porque es la más utilizada en los estudios de desempeño docente y porque nuestros estudiantes están muy familiarizados el medir con estos valores.

Así mismo, para los resultados finales se diseñó una escala para evaluar el buen o mal desempeño, la cual no es igual a la planteada, porque tenemos que recordar que la escala Likert presenta dificultades en cuanto a la tendencia al valor medio, por tanto autores como González et al., (2010), han construido y validado escalas a partir de una muestra de 20136 cuestionarios y 919 docentes/asignaturas para medir el desempeño final, donde una vez que se han procesado todos los instrumentos han desarrollado y validado el mismo de acuerdo al siguiente criterio: “Excelente o Muy Bien” si las calificaciones son 4.5 o mayores a este. Las calificaciones  comprendidas entre 4 y 4.5 como “Bien o Aceptables” y  todas  aquellas inferiores a 4 puntos como “Insatisfactorias o Deficientes”.

3.5 Fase de Aplicación y confirmación

El CEDUCH se aplicó en el séptimo encuentro del Primer Bimestre del Primer Semestre, esto porque los estudiantes ya estaban por finalizar el primer Bimestre (solo les quedaba pendiente un encuentro) y tenían conocimiento de todos los aspectos evaluados en el cuestionario. Se planificó encuestar a 22 grupos de clases del turno sabatino, pero al momento de aplicar el instrumento dos grupos de clases no se encontraban en la Facultad y se decidió completar con dos grupos de clases del turno dominical los cuales se seleccionaron aleatoriamente.

Se obtuvo respuesta de 453 cuestionarios, un número muy considerable para realizar todo tipo de estadística, sea ésta descriptiva o inferencial. En cada cuestionario el estudiante marcaba un número que se correspondía con la escala Likert construida de la siguiente manera:

o Deficiente o “1” cuando el docente exhibe este desempeño entre 0 a 19 %.

o Regular o “2” cuando el docente exhibe este desempeño entre 20 a 39 %.

o Bueno o “3” cuando el docente exhibe este desempeño entre 40 a 59 %.

o Muy bueno o “4” cuando el docente exhibe este desempeño entre 60 a 79 %.

o Excelente o “5” cuando el docente exhibe este desempeño entre 80 a 100 %.


El instrumento estaba compuesto por 30 reactivos, lo que requiere que el estudiante emita su opinión sobre el desempeño de sus profesores, distribuido en ocho dimensiones básicas del quehacer docente frente a un grupo de clases. Estas dimensiones del trabajo docente están sustentadas en el análisis factorial exploratorio realizado en el segundo pilotaje y en base al trabajo realizado por  García (1997), donde hace una comparación de los principales instrumentos utilizados para medir el desempeño docente en 20 universidades distintas de España, con muestras de que van desde 3456 hasta 97249 estudiantes. Los instrumentos analizados fueron: SEEQ, Endeavor, CEQ, E.E.P.A, CEDA-MOD; las dimensiones evaluadas en este trabajo concluye que varían entre cinco y nueve dimensiones, aunque las diferencias entre las distintas dimensiones, tienen que ver con el modo de ver la enseñanza universitaria, donde encontró que todos los instrumentos hacen referencia a:

Dominio de contenidos-dominio de la asignatura.

Claridad en la exposición y desarrollo del programa.

Comunicación con los alumnos tanto individual como grupal.

Programación- planificación- organización de la enseñanza. Adecuada carga de trabajo.

Evaluación-calificación-exámenes. (Rendimiento del alumno).

Entusiasmo del profesor-motivación al alumno-incremento del interés.


Es por eso que, de alguna manera, todos estos componentes están presentes en el diseño del cuestionario en esta investigación. En relación con el número de reactivos usados en los instrumentos de evaluación se sugiere que no sea menor de 20 ni mayor de 50 reactivos (Cantarero, Deus y Paz, 2002), donde proponen qué una dimensión o componente del desempeño docente debe tener entre tres y nueve reactivos, por tal razón se justifica el número de reactivos usados en la construcción del CEDUCH.

La metodología para la aplicación fue tomar entre 10 y 12 estudiantes de cada grupo de clases, en cada aplicación se superó el 90% de la asistencia y tanto al estudiante como al docente que estaba no se les avisaba, sino hasta el momento de la aplicación, esto con el objetivo de evitar preparación anticipada a las respuestas del mismo.

El instrumento ha sido realizado también tomando en cuenta los trabajos de Marsh y Overall (1980) y Marsh (1982), donde presentan un modelo para evaluar el desempeño docente al que denominan “Evaluación de la Calidad de la Educación por el Estudiante” (SEEQ: Students’ Evaluation of Education Quality), el cual ha sido usado por más de treinta años y ha dado excelentes resultados, a tal modo que se le considera el instrumento por excelencia para medir desempeños tanto de maestros y estudiantes, y se ha probado y validado en muestras hasta de hasta un millón de cuestionarios.

El modelo incluye un cuestionario conformado por reactivos diseñados para medir siete dimensiones de la enseñanza efectiva. Cada reactivo incluye un aspecto específico a evaluar. Estos se responden en una escala tipo Likert de cinco alternativas, diseñada para evaluar la calidad de algún aspecto expresado en cada reactivo. Los valores de la escala son “Muy mal”, “Mal”, “Moderado”, “Bien” y “Muy Bien”, que como resultado obtienen siete factores que definen el desempeño docente: Entusiasmo/Interés, Amplitud en el enfoque, Organización, Interacción,  Valor  del  aprendizaje,  Exámenes y calificaciones,  Carga de  trabajo/Nivel  de dificultad (Marsh, 1982).

Por esta razón, las ocho dimensiones en las que finalmente se estructuró el instrumento fueron: responsabilidad formal, metodología, comunicación, materiales, actitud ante la clase, evaluación, motivación y satisfacción del estudiante. La descripción de estas dimensiones se muestra a continuación:

Responsabilidad Formal: cumplimiento cabal de todas las actividades que involucran las funciones del profesor.

Metodología: habilidad para desarrollar los contenidos y buena organización para hacer cumplir lo programado en el curso.

Comunicación: destreza del profesor para hacer saber a sus alumnos de manera clara, eficiente y lógica las normas, reglas, políticas y actividades que se manejan en su clase y en la institución.

Materiales: uso de recursos didácticos-metodológicos que favorecen la claridad y desarrollo del curso.

Actitud ante la docencia: consideración de creencias y expectativas del profesor, su visión o posición sobre el contenido, su modo de enseñarlo, el clima del aula que genera su actuación, la opinión sobre sí mismo, sobre el proceso de enseñanza y sobre sus alumnos.

Evaluación: el uso de pruebas para acumular, la entrega a tiempo de los resultados, la correspondencia en los exámenes con lo desarrollado y la calificación justa de estos.

Motivación: contagia entusiasmo y crea un buen ambiente de trabajo, es personal y potencia todas las dimensiones restantes del instrumento.

Satisfacción del estudiante: consideración de creencias y expectativas planteadas sobre el profesor, su visión o posición sobre el contenido, su modo de enseñarlo, el clima del aula  que  genera  su  actuación,  la  opinión  sobre  sí  mismo,  sobre  el  proceso  de enseñanza y sobre sus alumnos.


4. Resultados

La Tabla 12 muestra la correlación entre cada factor del instrumento, se observa que todos los factores están relacionados positivamente entre sí; todas las correlaciones son significativas bilateralmente al 0.05, lo cual es de esperarse, dado que para que exista una buena práctica docente todos los aspectos deben estas relacionados entre sí, ningún aspecto es más importante que otro, todos se complementan, lo que da lugar a un desempeño docente integral.

Las correlaciones más altas se dan entre las dimensiones actitud-comunicación- satisfacción y la más alta correlación le corresponde a motivación-satisfacción. Estos resultados son consistentes con los trabajos desarrollados por Guzmán, Lara y García (2010) al referirse que el estudiante busca establecer una adecuada cordinación entre la actitud y la habilidad de comunicación del maestro como indicadores de una satisfacción general del curso.

Para comprobar si el instrumento discriminaba adecuadamente, se extrajeron los rendimientos obtenidos por carrera por cada uno de los aspectos que medía el instrumento, donde, como puede observarse en la tabla 13, en muchas carreras los ochos aspectos son sobresalientes y aceptables. Sin embargo, las carreras 3 y 10 presentan desempeños deficientes en tres aspectos del instrumento, lo que indica que el instrumento y la escala constituyen buenos constructos para medir el desempeño docente en la facultad.

Se ha visto en los párrafos anteriores que el instrumento en lo general cumple todos los coeficientes de fiabilidad y validez, por tal motivo se analizaron factor por factor estos mismos índices, presentados en la tabla 14 y como resultado, una vez agrupadas las variables de cada aspecto en el instrumento junto con las pruebas del análisis factorial, se obtuvieron coeficientes altos y muy estables en relación a su medida, lo que nos confirma que la estructura propuesta es la más indicada. Asimismo, la Tabla 15 muestra la confiabilidad total de los treinta ítems que componen el instrumento, muy alta, razón por la cual hemos de esperar que los estadísticos descriptivos que arroje el instrumento una vez puesto en marcha como insumo para la autoevaluación en la facultad sean confiables y consistentes.



Una vez calculado el coeficiente alfa del instrumento, también, se calcularon los coeficientes theta (θ) y omega (Ω), que están basados en el análisis factorial de los ítems, son indicadores de la consistencia interna similares al coeficiente alfa de Cronbach. El coeficiente theta fue desarrollado por Carmines y Zeller en 1979, y el coeficiente omega fue desarrollado por Heise y Bohrnstedt en 1970, (Muñiz, 1998). Entre estos coeficientes se debe de cumplir la relación α < θ < Ω .

El cálculo del alfa de Cronbach se realizó con el SPSS, mientras los otros dos coeficientes de fiabilidad se realizaron manualmente con el empleo de las fórmulas correspondientes.

Donde n es el número de ítems de la escala; λ1 es el valor propio mayor, es decir la varianza explicada por el primer factor antes de la rotación correspondiente a la matriz de correlaciones; h1 es la comunalidad de cada uno de los ítems; y rij la correlación entre cada par de ítems.

Por lo antes expuesto, se puede ver que este instrumento cumplió con los requisitos del análisis factorial, de consistencia interna y es altamente confiable al comprobarse la relación (0.966< 0.967 < 0.975) ya citada.

5. Conclusiones

Con el proceso presentado para la construcción del cuestionario y las escalas de medidas, queremos hacer énfasis en el uso de este cuestionario como una necesidad para incluirlo como insumo en los procesos de autoevaluación.

Para la mejora de la práctica docente y el buen desempeño del profesorado es necesario contar con un buen modelo de evaluación. Ese ha sido el tema central de este trabajo, que ha girado en el desarrollo del cuestionario de evaluación docente por parte del alumno, dentro del  paradigma positivista, donde ha sido necesario tomar en cuenta un sistema de fundamentos metodológicos, que han sido consultados en los trabajos más importantes que se desarrollaron en universidades de gran prestigio y que hasta el momento desarrollan este modelo de evaluación.

El instrumento y sus escalas fueron sometidas a un riguroso proceso de validación y fiabilidad, mediante tres etapas de implementación del mismo, tiempo durante el cual el CEDUCH mostró ser muy consistente y estable.

La escala propuesta para la medición de cada uno de los factores y del instrumento en particular debe servir para fomentar la cultura de evaluación del profesorado para mostrar desempeños por encima de la media esperada, con la finalidad de mejorar la práctica docente.

La estructura interna de la prueba construida presentó muchos elementos a favor para ser incluido como instrumento de evaluación interna de la facultad, entre los que destacamos:

Un coeficiente de Cronbach de 0.96 es muy alto y refleja la consistencia  del cuestionario. En el análisis factorial se obtuvieron ocho factores que miden el desempeño docente de la facultad. En relación con el índice de discriminación medido por la correlación ítem-test fue superior a 0.4 en todas las preguntas del cuestionario, (r > 0.4) En este sentido, los reactivos que componen el instrumento tienen niveles adecuados de discriminación.

Comparando los ochos aspectos que mide el instrumento, los resultados mostraron claramente una alta confiabilidad que tiene la prueba, pues el menor valor obtenido al eliminarse una de estos aspectos es 0.939; así mismo, estas categorías discriminaron adecuadamente en el instrumento.

La estructura factorial indicada junto con la solución rotada de la misma aporta suficiente evidencia que son ocho factores los que explican más del 70% de la varianza del instrumento; además, los coeficientes theta y omega que acompañan al análisis factorial se corresponden con lo indicado en la literatura, los resultados de estos fueron 0.967 y 0.975, valores que junto al alfa de Cronbach mencionado afirman la confianza de utilizar este instrumento en la facultad para medir el desempeño docente.

El instrumento da números consistentes de fiabilidad: 0.91 para muestras entre 20 y 29 estudiantes; 0.933 para tamaños entre 30 y 50; finalmente 0.96 para muestras superiores a 50 estudiantes. Similares a los resultados que obtuvo Marsh (2011).

Por último, el instrumento comprueba que la práctica docente es multidimensional, por lo tanto, se destaca que se debe seguir profundizando al mismo tiempo en otras metodologías que incluyan técnicas cualitativas para la evaluación del desempeño docente, ya  que el cuestionario no se justifica como única técnica que cubra todas las manifestaciones de una actividad tan compleja como la docencia.

Citas y notas

2 Queremos mencionar que este fue el procedimiento planificado antes de aplicar los cuestionarios, pero el día de la recolección de los datos hubo variación en la asistencia y en los tamaños de muestra, en algunos gru pos no se pudo cumplir con lo establecido y se tuvo que completar con otros estudiantes de los mismos grupos seleccionados, Ver Anexo 2.

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*Correspondecia a:
Tonys Romero Díaz: Profesor de Matemática y Estadística en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, UNAN-MANAGUA. Estudiante  del  Doctorado  en Educación  e  Intervención Social. Dirección electrónica: tonyromerong@hotmail.com
1 Profesor de Matemática y Estadística en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, UNAN-MANAGUA. Estudiante del Doctorado en Educación e Intervención Social. Dirección electrónica: tonyromerong@hotmail.com

Artículo recibido: 2 de setiembre, 2013 Devuelto para corrección: 4 de marzo, 2014 Aprobado: 15 de mayo, 2014

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