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Diálogos Revista Electrónica de Historia

On-line version ISSN 1409-469X

Diálogos rev. electr. hist vol.23 n.1 San Pedro Jan./Jun. 2022

http://dx.doi.org/10.15517/dre.v23i1.48337 

Reseñas

Molina Jiménez, I. y Díaz Arias, D. eds. (2021). El héroe de la discordia. Juan Rafael Mora Porras y la cultura costarricense. Editorial de la Universidad de Costa Rica|CIHAC.

1Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (CEMCA), Ciudad de México, México. Doctora en Historia de la Universidad de Toulouse 2 - Jean Jaurès, docente (ATER) en Sciences Po Lyon, investigadora asociada al CEMCA - UMIFRE n° 16.

Comentario del libro: Iván Molina y David díaz Molina Jiménez, I. y Díaz Arias, D. eds. (2021). El héroe de la discordia. Juan Rafael Mora Porras y la cultura costarricense. Editorial de la Universidad de Costa Rica/CIHAC.

Las efemérides posibilitan la confrontación de visiones sobre la historia de los países, ya que constituyen fechas “donde el pasado se hace presente en los rituales públicos, donde los sentimientos son activados y los sentidos interrogados, donde se construyen y se reconstruyen los recuerdos del pasado” (Jelin, 2002, p. 1).

En el caso de Costa Rica, la celebración del bicentenario de la independencia durante el 2021 ha dado lugar a diversas publicaciones, entre las cuales se encuentra el libro El héroe de la discordia. Juan Rafael Mora Porras y la cultura costarricense, editado por Iván Molina Jiménez y David Díaz Arias. Este libro se centra en la figura del presidente de Costa Rica entre 1849 y 1859, quien emprendió una guerra contra los filibusteros estadounidenses instalados en Nicaragua, y fue finalmente derrocado por un golpe de estado en 1859 y fusilado en 1860 tras su intento de regresar al poder.

Todos los autores que participan en este libro colectivo son investigadores de la Universidad de Costa Rica y, como se reafirma desde el inicio hasta el final, lo que confiere mayor unidad y coherencia al conjunto de los capítulos, es que el propósito de la publicación no es nacionalista (como las que han prevalecido sobre Mora en los últimos 20 años), sino académico. La cita de Ernest Renan que abre el libro insiste en la divergencia de perspectiva: “…le progrès des études historiques est souvent pour la nationalité un danger”. El título mismo de la obra también indica claramente que no se trata de exaltar a una figura, sino más bien de explorar las contradicciones inscritas en un contexto histórico específico.

En el prólogo titulado “El héroe del Club Unión”, los editores subrayan la competencia entre Mora y Juan Santamaría por el estatus de héroe nacional costarricense, el primero más bien un personaje de carácter oligárquico y el segundo procedente de los grupos populares. Cabe resaltar que, dentro de los modelos heroicos desarrollados en la América hispánica durante el siglo XIX, Santamaría es quizás la única figura que surge de las clases trabajadoras y no de las élites. Ambos personajes, sin embargo, encarnan el mito fundacional de Costa Rica: la guerra contra William Walker en 1856-1857, episodio considerado como la verdadera guerra de independencia, la cual se obtuvo sin conflictos armados contra la corona española.

Para investigar la figura de Juan Rafael Mora, en vida y después de su muerte, el libro está organizado en tres partes.

La primera parte trata de la historia, con dos capítulos sobre el contexto histórico en el cual actuó Mora como presidente, es decir la década de 1850. Por un lado, Eugenia Rodríguez Sáenz resalta la relación entre la economía y la política durante el gobierno de Mora, quien quería dirigir el país como si fuera su hacienda personal. La autora explica que el fusilamiento del expresidente se debió a su afán de poder y a causa de la división interna entre la élite cafetalera, agudizada con el proyecto de creación del Banco Nacional de Costa Rica. Mas allá de los discursos oficiales de modernización y progreso, Rodríguez destaca los procesos de expropiación llevados a cabo por Mora y concluye que, de ninguna manera, su administración favoreció a las clases subalternas.

Por otro lado, Carmen María Fallas Santana analiza el perfil de caudillo autoritario de Mora, declarado Benemérito de la patria en 1850, y a quien la victoria en la guerra contra los filibusteros le permitió adquirir un aura militar que no tenía antes. El propio personaje histórico puso en marcha un culto a su personalidad en cuanto arquitecto del orden y salvador de la patria, en desfase con la realidad de los costarricenses que contraían matrimonio o huían a los montes para escapar del servicio militar. Cabe subrayar las tres renuncias al cargo de presidente que presentó Mora en momentos diferentes, todas ellas rechazadas por el Congreso en una puesta en escena, metódicamente planeada, para afianzar su posición política. Pero la falta de apoyo popular a su figura se confirmó con el fracaso de su retorno al poder en 1860.

La segunda parte aborda la historiografía con dos capítulos que explican la evolución del tratamiento de la figura de Mora por parte de historiadores profesionales y de otros escritores. En su capítulo, Molina destaca tres periodos: en primer lugar, los pasos iniciales de una reivindicación a finales del siglo XIX, realizados, entre otros, por el historiador y diplomático liberal guatemalteco Lorenzo Montúfar; en segundo lugar, una profundización del conocimiento de su figura a lo largo del siglo XX con la profesionalización de la historia, sobre todo a partir de 1940 con la creación de la UCR y de la Academia de Geografía e Historia de Costa Rica; y finalmente, una desprofesionalización de carácter nacionalista en el contexto de la lucha contra el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Costa Rica y República Dominicana (TLC) entre 2006 y 2007.

Díaz Arias retoma esta periodización marcada por el centenario del nacimiento de Mora en 1914, la develización de su estatua en 1929 y la celebración del sesquicentenario de la guerra contra los filibusteros en 1956-1957. El autor examina la postura de los defensores actuales de Mora, como Juan Rafael Quesada y Armando Vargas Araya, quienes pretenden exponer la verdad histórica sin dialogar con las corrientes académicas recientes y críticas de la figura de Mora. También aclara el origen de conceptos como “comunidades imaginadas” y “tradiciones inventadas”, desarrollados a partir de la década de 1980 por parte de historiadores europeos que no se inscribían en una perspectiva neocolonial, sino que tenían como objetivo deconstruir los discursos oficiales tanto en Europa como en el resto del mundo.

La tercera y última parte del libro aborda la literatura y la memoria con dos capítulos que cuestionan el recuerdo de Mora en el seno de la sociedad civil. Verónica Ríos Quesada subraya que Mora no fue un personaje clave para la narrativa costarricense sino hasta el siglo XXI, a diferencia de los demás héroes decimonónicos latinoamericanos. Según la autora, esta peculiaridad se explica por la temprana democratización de la política costarricense, lo que hacía prevalecer la competencia entre partidos sobre la heroización de unos pocos estadistas. En este caso, la literatura no jugó el papel de desmitificación que suele asumir ante los discursos oficiales. La deconstrucción del mito se hizo dentro de la disciplina histórica, mientras los defensores del héroe han querido intelectualizarlo; de hecho, esa revisión nacionalista logró declarar a Mora “Libertador y Héroe nacional” de Costa Rica por la Asamblea Legislativa en el 2010.

Cabe resaltar, en este sentido, la labor de la Academia Morista Costarricense (AMC), estudiada por Vicente Gómez Murillo en su capítulo. Esta institución, creada en torno al bicentenario del nacimiento de Mora en 2014 por el periodista Vargas Araya, plantea que ha habido un complot para dejar al expresidente fuera del recuerdo nacional, y afirma querer sacar su figura del olvido. A la vez que se exalta el carácter antiimperialista del héroe, el tipo de actividades conmemorativas llevadas a cabo por esa Academia, en asociación con instituciones del Estado, lo convierten en una figura oligárquica. Gómez destaca los esfuerzos de la AMC por incorporar las obras de los defensores de Mora en los programas oficiales de enseñanza y concluye que todas las estratagemas puestas en marcha para difundir la figura heroica en el seno de la sociedad son una prueba de la ausencia de apego popular que sí caracteriza el culto a Santamaría.

Este libro colectivo se cierra con un epílogo cuyo título, “Libertados del libertador”, es un juego de palabras que reafirma el punto de vista decididamente crítico del culto heroico. Los editores ponen en relación el fusilamiento de Mora con el del general hondureño Francisco Morazán, 28 años antes (en 1842), para plantear la hipótesis de una cultura política costarricense configurada en torno al rechazo del despotismo y del ejercicio absoluto del poder. Molina y Díaz concluyen que Mora es un “héroe de la discordia, representante de ese caudillismo autoritario que invoca la derecha para justificar políticas públicas social e institucionalmente regresivas, y por el que claman algunos sectores de izquierda para enfrentar, desde un liderazgo estalinista, al gran capital y al imperialismo estadounidense”1(p. 246). Así se demuestra cómo los modelos heroicos pueden participar de la legitimación de una “masculinidad sexista, patriarcal, racista, autoritaria y militarista”2(p. 249).

El objetivo de los autores es, entonces, reafirmar las características de la disciplina histórica, es decir su metodología propia, la cual implica una mirada crítica hacia los procesos tanto pasados como actuales. Abogan por la complejidad, las contradicciones más allá del discurso nacionalista generalmente inscrito en una dimensión maniquea y una visión teleológica de la historia. Es importante resaltar el esfuerzo colectivo de las y los autores por tomar en cuenta los factores sociales, étnicos y de género, y es realmente una necesidad para seguir investigando la fábrica de los héroes, sobre todo dadas las políticas públicas elitistas o clientelistas que predominan hoy, la tendencia oficial de ocultar la herencia afrodescendiente en particular, y el sistema patriarcal todavía vigente.

Referencias

Jelin, Elizabeth, comp. (2002). Las conmemoraciones: las disputas en las fechas «in-felices». Madrid: Siglo XXI. [ Links ]

1MOLINA JIMENEZ, Iván y DIAZ ARIAS, David (eds.), El héroe de la discordia, Juan Rafael Mora Porras y la cultura costarricense, San José, UCR – 2 CIHAC, 2021, p. 246.

2Idem, p. 249.

Recibido: 21 de Agosto de 2021; Aprobado: 28 de Agosto de 2021

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