Introducción
El cuidado de enfermería ha sido concebido, desde sus inicios con Florence Nightingale, con un reconocimiento científico. En este texto se muestra la trascendencia que ha tenido el cuidado de enfermería desde una perspectiva histórica e ideológica, por medio del análisis de las concepciones filosóficas del cuidado, por Leonardo Boff del modo-de-ser-trabajo y el modo-de-ser-cuidado 1-5.
Para dar una respuesta crítica a la cuestión qué es y qué no es enfermería, pregunta que surgió y explicó en su libro Nightingale 6-8, en está contemporaneidad continúa su uso en la práctica asistencial y pedagógica de enfermería.
Diversas teorías4,9-11describen el modo-de-ser-cuidado, sin embargo, este no se ha comprendido en su totalidad. Un ejemplo de ello es el estudio del significado del cuidado en la práctica de enfermería en profesionales de hospitales de tercer nivel12, que viven y desarrollan sus habilidades en una sociedad globalizada, donde el paradigma simplificador y hegemónico conduce a caer en la trampa de la productividad y atención del modo-de-ser-trabajo. Este ejemplo se cristaliza en la conducta ética de la persona profesional en enfermería gerente13, la cual se caracteriza por la intervención, producción y dominación. Sobre esto, Boff invita a reflexionar en el modo-de-ser-cuidado, tratando una ética de convivencia, interacción y comunión, vista desde la influencia del pensamiento de Heiddeger existencialista dado en el Dasein14-16.
Para describir la situación que pretende dar significado a lo que es el cuidado -desde una postura epistemológica y ontológica, es decir, fenomenológica17 de la enfermería-, es necesario describir las experiencias vividas y afrontadas por un saber cuidar desde la esencia humana en el devenir del cuidado de sí mismo y el cuidado del otro, para dar lugar al nuevo paradigma de las formas de ver y estar en el mundo.
Comprendiendo que el saber conversar requiere del desarrollo de tres competencias: conversar, escuchar y el silencio; elementos que constituyen el construir de un lenguaje, y que nos llevan a una pedagogía social, haciendo uso de la estética, espiritualidad, ética, política, educación, organización y lo más importante, en las interacciones humanas, la comunicación9,18.
La enfermería como disciplina paradigmática de cuidado se concibe por los modos-de-ser-en-el-mundo en el ejercicio profesional, que Boff en su pensamiento refleja como cuidado esencial1,2,19. Además, identifica la perspectiva histórico-social experimentada y explicada en la enfermería moderna por Florence e incorpora el desarrollo de las nuevas teorías del cuidado y los elementos clave para un cuidado humanizado, que establecen al objeto de la enfermería como el estudio del cuidado de la experiencia de la salud humana20.
Enfermería no es solo ciencia o arte, sino una ciencia-arte de sentido común con intuición, identidad y singularidad. En el presente, el cuidado será dado en un momento oportuno, en el acompañamiento del otro, dentro de una convivencia que se desarrolla con dignidad21. Ser y ejercer enfermería va más allá de la tecnificación de procedimientos que son instituidos por interdependencia con otros profesionistas de salud, desarrolla el sentido humano del profesional, marca al sujeto de cuidado por las experiencias, vivencias y atenciones que lo hacen ver como ser holístico, es decir, en su totalidad.
Desarrollo
El origen de los modos-de-ser-enfermería
“La historia es maestra de la vida”
-Marco Tulio Cicerón.
El negarnos a la historia que ha precedido el desarrollo del cuidado enfermero es limitarse al orden ontológico, epistemológico y fenomenológico que ha trascendido en la fundamentación de una ciencia joven que busca ser reconocida por el imperio científico.
Por lo que, es importante retomar la génesis de enfermería como profesión desde el planteamiento de Florence Nightingale, quién modificó la competencia y desempeño, mediante el incremento de conocimientos teóricos y la búsqueda de una justificación para perfeccionar las prácticas cotidianas en la observación, explicación, predicción y control de fenómenos, en los que se incluye el cuidado de persona, familia y comunidad7,8,22.
El contexto-histórico en el que desarrolló su práctica se encontraba en una transformación de relaciones sociales de producción, reproducción y distribución de bienes materiales y espirituales, identificados por la revolución industrial7,23. Dicha época, la victoriana, estuvo marcada por el puritanismo, es decir, por una rigidez y escrupulosidad excesivas en el cumplimiento de normas de conducta moral pública o privada. Asimismo, la mujer se encontraba en una posición subalterna al hombre, tanto en la vida política-social como en la doméstica24. Este contexto, generó que se concibiera el cuidado como deber altruista femenino, asociándose la profesión de enfermería a la mujer.
Contrario a lo anterior, Boff señala que “el cuidado es esencial del ser humano”, independientemente del género, pues lo considera un modo-de-ser fundamental. Es decir, “es el modo en que un ser se estructura y se da a conocer”18, 22. El cuidado debe estar presente en todo, pues es un fenómeno que posibilita la existencia humana.
Ahora bien, las nuevas concepciones teóricas de Watson25, Leininger26y Rogers27, pertenecientes a la escuela de integración, efectos deseables y caring, dan significado a la intervención profesional “para y con la persona” como elemento clásico del rol asistencial donde se trabaja “para un otro”. En suma, la mirada de Heidegger sobre cuidado en la estructura del dasein, es decir, modo de existir del ser humano como ente que necesita ser cuidado14-16.
Comprender el cuidado desde una óptica de la enfermería como ciencia humana, implica dos aspectos filosóficos. Desde la filosofía de la ciencia de enfermería, podemos asumir este modo de cuidado con la determinante influencia de teorías orientadas a humanizar la práctica de enfermería25, pero también una contribución del existencialismo, en tanto que este es un humanismo14-16.
Estas dos aportaciones han posibilitado una interacción del cuidado como modo de ser. Por un lado, tenemos la comprensión del cuidado humanizado desde la perspectiva propiamente disciplinar con Watson25,28, desde donde se contempla al cuidado como necesario para mejorar la calidad de vida. Asimismo, el cuidado está vinculado a las necesidades humanas, a las respuestas y experiencias de salud humana.
En Heidegger, por otro lado, como corriente existencialista se habla de los modos de ser. De él comprendemos al dasein y sus existenciarios, del que resalta comúnmente la manifestación existencial, el sorge14-16. No obstante, esas son solo apenas las iniciaciones de un ejercicio que en enfermería comienza por tener fuerza como práctica reflexiva en torno al cuidado humanizado. El existenciario sorge posibilita la comprensión del ser en torno a la cura o cuidado, es decir, al curarse del mundo: del ser-cuidado y del ser-cuidador son la pauta existencial y humanista para comprender a la enfermera como ser-enfermera14-16.
En la medida que la enfermería se viene dando como ser, es decir como un dasein, aparece la manifestación del dasein como sorge, comprendido como el cuidado de sí mismo con los otros14-16. Watson, por su parte, parece emplear estas suposiciones existenciales para posicionar a la enfermería ante el compromiso, la responsabilidad y la empatía para con el paciente o cliente25,28. Por tanto, la enfermería desde esa óptica humanizadora es, con influencia del existencialismo, un modo-de-ser y, dado que es un dasein, un modo-de-ser-enfermería o modo-de-ser-cuidado16.
Naturaleza del cuidado, modos-de-ser-en-el-mundo: el trabajo y el cuidado
El cuidado es un-modo-de-ser, es decir, es una forma de existir, coexistir, estar en el presente, en percepción de la realidad y de las relaciones con las cosas en el mundo. Esto dirige una construcción del ser desde la autoconciencia e identidad1,2,18,19. Hay dos maneras básicas de ser-en-el-mundo: trabajo y cuidado.
El modo-de-ser-trabajo se da en la interacción mediante el trabajo, el ser humano construye su hábitat y adapta el medio a sus deseos. A partir de este, se crearon las culturas como proceso de transformación, lo que abrió las ansias de poder y dominio. Se aumentó la agresividad con el uso de una razón instrumental-analítica y objetiva, distanciando la realidad para estudiarla como objeto y así adueñarse de ella.
Lo anterior, dio origen al antropocentrismo, negando la relación con la naturaleza1,2,18,19. Esto, lo hizo compatible con presupuestos burocráticos, mediante el sometimiento, matando la ternura, anulando el cuidado y, entonces, dañando la esencia humana. Se orilló la práctica enfermera a la rutina, mecanización y estandarización, mediante la despersonalización y el distanciamiento de una terapéutica humanista, con lo que se construyó una identidad artificial del ser profesional en enfermería. Esta identidad se relacionó únicamente con la obtención de una gratificación por tarea concluida y ejecutada sin compromiso, además, instaurada en una estructura funcional burocrática que permanece en las organizaciones, como cantidad de cuidado y no de calidad. Por lo cual, la persona profesional en enfermería se amoldó en sumisión y abnegación a normas y rutinas1- 3,13,17-19.
Por otro lado, el modo-de-ser-cuidado, no se opone al trabajo, pero deja de ver como objetos a la naturaleza y lo que existe en ella y las concibe como interacción y comunión. El centro es el sentimiento, no la razón, lo que permite al ser humano vivir la experiencia fundamental del valor, de lo que tiene importancia, congeniando en la alteridad, respeto, reciprocidad y complementariedad1,13,17-19.
Esta visión muestra una relación sujeto-sujeto como nueva perspectiva ética, lo que da lugar a una enfermería humanizada y comprometida con la persona paciente. Es una reinvención, haciendo uso del corazón. “Una actitud fundamental, un modo-de-ser mediante el cual la persona sale de sí y se centra en el otro con desvelo y solicitud”, lo que convierte al sujeto en el centro de atención de preguntas y preocupaciones18.
Es importante recordar que trabajo y cuidado no son maneras opuestas o excluyentes, ambas forman el modo en que el hombre interactúa en el mundo. En esta época nos encontramos en un desequilibrio entre las dos dimensiones, siendo el modo-de-ser-trabajo el que predomina18.
Para poder recuperar el cuidado, equilibrando el trabajo explotador sobre el hombre y el mundo, Boff hace mención del amor como fenómeno biológico y lo señala como “sentimiento de afecto y pertenencia a un destino y un camino histórico”. Este, mediante la justa medida y el reconociendo de la realidad en la ternura vital, es decir, que es posible un cuidado sin obsesión, que ve lo profundo y establece la comunión. Uno que equilibre sociedad y naturaleza, compartiendo la pasión del uno con el otro18,29.
Esta ética de pensamiento dada por Boff se fundamenta en principios universales, comprensibles y practicables por todas las personas, mediante el cuidado esencial en una relación amorosa con la naturaleza. Esto dado en la responsabilidad y solidaridad universal compartidas en el futuro de la Tierra y de la humanidad, tanto en la compasión por la cual hacemos nuestros los dolores de los otros como de la propia naturaleza. De esta manera, se da un sentido a la vida y para ello es necesario entendernos en el amor y la amistad29.
Perspectivas de cuidado de enfermería, “significado”
Para atender esta incógnita sobre el significado del cuidado en enfermería, se retoma lo explicado con anterioridad. El cuidado en sí tiene un origen desde el inicio de los tiempos, pero es en la temporalidad de Florence que se da el significado como cuidado enfermero, en una profesión que busca un fundamento científico.
El significado del cuidado se construye por factores que motivaron a la persona profesional en enfermería para elegir esta profesión. Es decir, se construye a partir de las implicaciones que tiene la profesión para la persona, mediante la aplicación de los conocimientos y la contribución para mejorar la práctica profesional, además de la actualización de los saberes propios. Se continúa simplificando el cuidado a atención oportuna, rápida, continua y permanente, orientado a resolver problemas particulares que afectan la dimensión personal de los individuos y que demandan un servicio institucionalizado, reconociéndolo como una pieza importante en la recuperación de la salud30,31.
Colliere, a finales del siglo XX, decía que el reto estaba en “recuperar el sentido original del cuidado”32. Se puede vivir sin tratamiento, pero no se puede vivir sin cuidado. Este le da sentido a la vida, por la relación entre los seres humanos.
Conclusión
Al analizar los elementos que están implicados en la pregunta sobre qué es y qué no es cuidado de enfermería, debemos recordar que el cuidado es la clave de la esencia humana, vincula la existencia, constituye el puente que permite ir de la trascendencia a la inmanencia y viceversa, así como de la historia a la utopía.
En los inicios modernos con Florence, se buscaba una práctica rutinaria, metodológica, institucionalizada, con bases científicas, dentro de un paradigma biologicista, con una visión del ser humano en partes (física, espiritual, social, psíquica). Ahora, las teorías de enfermería contemporánea hacen una llamada para unificar el cuidado en un ser holístico; sin embargo, en el mundo globalizado, nos encontramos con un cuidado objeto de cantidad y no calidad, recompensado por tareas cumplidas.
El paradigma de cuidado propuesto por Boff presta atención en las formas de ver y estar en el mundo, mediante una excelencia totalizante que es buena para todo. Debe ser entendido en el presente, en su identidad, intuición y singularidad. Este se dará en el momento oportuno, mediante el acompañamiento del otro.
Importante voltear a ver la globalización en la salud antes de otorgar un juicio del cuidado enfermero, ya que la esperanza de vida es una ilusión, pues los determinantes como la pobreza, el difícil acceso a medicamentos y la solución a problemas más que averiguar la causa, provocaron un aumento en el uso de tecnología y redujeron el cuidado de enfermería. Asimismo, se generaron contrataciones precarias, dificultades culturales, legislativas, económicas, sometimiento de la esencia humana por un que-hacer en lugar de un ser enfermero, aniquilando el sentido humano de la existencia para otorgar un cuidado desde lo más profundo del ser de la persona enfermera.
Por el cuidado, surgen personas complejas, sensibles, solidarias, amables y conectadas con todo y con todas las personas en el universo. Sin el cuidado, se volverían inhumanas.
Lo que lleva al desafío de conciliar los dos modos de ser, trabajo y cuidado, desde la materialidad. El dominante es el modo-de-ser-trabajo, por lo que se debe buscar entonces un equilibrio con la espiritualidad, modo-de-ser-cuidado. Es un saber racional religado a un sentir profundamente, formando una corrección humanística. Este se puede integrar en la relación persona-paciente-profesional de enfermería, la cual se caracteriza por encarnación, temporalidad, historicidad e intersubjetividad. De esta forma se puede brindar una atención enfermera humanizada y comprometida con el paciente, una que se focalice en la unidad, es decir, en el “uso combinado de la razón y del corazón”.
Por la ignorancia se desciende a la servidumbre, por la educación se asciende a la libertad.
-Diego Luis Córdoba