Introducción
El estudio del rendimiento académico es un constructo que ha ganado relevancia en la investigación educativa durante las últimas décadas; este es considerado como el resultado del proceso de enseñanza-aprendizaje, impulsado por la actividad didáctica del estudiantado y producido por el estudiantado (Lamas, 2015). La pertinencia que tiene el estudio del rendimiento académico radica en el importante papel que juega el aprendizaje en la adquisición de conocimientos personales que permiten un desenvolvimiento eficaz en la vida del estudiantado y en su desarrollo profesional (González-Pienda, 2003).
Pese a que el interés principal de la evaluación del rendimiento académico radica en conocer hasta qué punto son alcanzados los objetivos de aprendizaje por la población estudiantil, también es considerado como uno de los elementos fundamentales para conocer la eficacia de los sistemas educativos, pues proporciona información relevante sobre la eficacia de la escolarización, valorada en gran medida por los implicados en los ambientes educativos y por toda la sociedad (Cano Sánchez-Serrano, 2001). De esta forma, el rendimiento académico se constituye como un factor fundamental para la evaluación de la calidad educativa (Garbanzo Vargas, 2007), siendo un indicador que permite identificar los logros alcanzados en las diferentes áreas del aprendizaje y que incluye diversos aspectos asociados a los aspectos personales, académicos y sociales (Rodríguez et al., 2004).
La investigación de variables predictivas del rendimiento académico es altamente factible, debido a que las medidas tradicionales de evaluación intelectual han demostrado presentar una limitada validez predictiva sobre el pronóstico de éxito en el estudiantado, por lo cual resulta relevante ahondar en los predictores de este constructo, con la finalidad de brindar una mejor explicación de los determinantes del desempeño, adaptación y logros en el conocimiento del estudiantado (Jiménez Morales & López-Zafra, 2009). Asimismo, la investigación centrada en conocer los factores que influyen en el rendimiento académico demuestra que variables como las sociodemográficas mantienen una responsabilidad sobre el rendimiento académico de cada estudiante, sin embargo, tampoco son suficientes para explicar los efectos sobre este (Caso-Niebla & Hernández-Guzmán, 2007). Esta investigación se centra en estudiar los efectos de variables personales como la orientación al futuro y la morosidad académica para obtener una mejor comprensión del problema y abonar a una planeación e instrumentalización de futuros programas preventivos que permitan reducir el fracaso académico y aumentar el éxito del estudiantado.
Diversos estudios sobre educación y psicología se han centrado en investigar la procrastinación de las personas cuando se enfrentan a trabajos importantes. Recientemente, se ha abordado el problema de la procrastinación en estudiantes (Jin et al., 2019; Kuchler et al., 2019; Wang et al., 2021), al cual definen como la acción de posponer o retrasar de forma voluntaria e irracional las actividades que forman parte del interés personal (Steel, 2011). Araya-Castillo et al. (2023) mencionan que la procrastinación es un fenómeno que afecta a la población de estudiantes en el contexto universitario y consiste en no terminar una tarea o terminarla tarde, lo que repercute directamente en su rendimiento académico. A pesar de que investigaciones previas han abordado considerablemente la prevalencia y los factores correlacionados con la procrastinación en estudiantes, se conoce poco sobre el papel que este y la orientación al futuro juegan como determinantes del rendimiento académico.
En este sentido, la procrastinación o también conocida como morosidad académica ha despertado un gran interés en el estudio de los resultados académicos y las ejecuciones del estudiantado que se involucran en este problema (González Lomelí et al., 2006). Este constructo se entiende por una tendencia de evitación o aplazamiento voluntario de las actividades, compromisos y obligaciones personales, aun conociendo las consecuencias de hacerlo; los patrones de conductas que representa la morosidad son caracterizados por una búsqueda de recompensa inmediata y beneficios en el corto plazo que, además, incluyen costos personales, sociales e institucionales a largo plazo como consecuencia para las personas que posponen repetida y generalizadamente sus obligaciones personales (Angarita Becerra, 2012).
El problema que representa la morosidad académica se puede entender a partir de la influencia que tienen diversas características ambientales, situacionales y personales que favorecen la elección de actividades que sustituyen los compromisos u obligaciones, promoviendo el aplazamiento según las consecuencias que suponen (Howell & Watson, 2007). Este es un problema que afecta a todas las personas sin distinción en las áreas de desempeño y no discrimina entre hombres y mujeres. En la literatura se reportan niveles medios de morosidad académica o procastinación en la población universitaria (Estremadoiro Parada & Schulmeyer, 2021; Núñez Balladares & Gavilanes Gómez, 2023) mayores niveles de morosidad en hombres y una relación negativa con la edad (Mejia et al., 2018), lo cual supone que la morosidad tiende a disminuir con la edad (Fernández da Lama & Brenlla, 2020), por lo cual, se considera que existen diferencias significativas en esta variable respecto a la edad y los niveles o grados de estudios del estudiantado (Sirin, 2011) ya que la morosidad académica es una conducta dinámica que cambia a través del tiempo (Ackerman & Gross, 2007). Por otro lado, un estudio realizado en adolescentes encontró una relación positiva entre la morosidad académica y la edad, sugiriendo que el estudiantado de mayor edad posee mayores niveles de morosidad (Cevallos Bosquez, 2019), debido a esto no se concluye cuáles son las relaciones entre estas variables. Por lo mismo, resulta importante indagar en las relaciones entre la morosidad académica y el rendimiento académico en diferentes poblaciones estudiantiles, como en preparatoria y universidad.
Por otra parte, una de las capacidades que dan sentido y orden a las experiencias de los seres humanos es la percepción del tiempo (González Lomelí et al., 2018), la cual resulta esencial para el desarrollo de la vida psíquica, social y espiritual de las personas (Difabio de Anglat et al., 2018). De este modo, la psicología se ha esforzado en comprender cuáles son las formas en que las personas relacionan su conducta con el pasado, el presente y el futuro (Gaeta González et al., 2020).
El concepto de perspectiva temporal introducido por Lewin (1935), hace referencia a la concepción que los individuos tienen en el tiempo presente sobre su pasado y su futuro. Por otro lado, Nuttin (1985) estableció las bases teóricas del componente cognitivo que constituye la perspectiva temporal, al señalar que las motivaciones y conductas del presente son influenciadas por las percepciones cognitivas que las personas tienen sobre sus experiencias pasadas y las visualizaciones de los eventos en el futuro, dando sentido a sus recuerdos y estableciendo metas a sus expectativas.
Otros estudios identifican la orientación temporal con la perspectiva temporal (Zimbardo & Boyd, 1999), como un proceso cognitivo en el cual sugieren que el flujo de las expectativas personales y sociales son enmarcadas por las categorías temporales que ayudan a dar significado, orden y coherencia a esas experiencias. Por lo tanto, la orientación al futuro es una variable cognitiva-motivacional que se define aquí por la influencia que tiene la percepción del futuro en las conductas y opciones que los individuos adoptan en el presente, orientando su proyección y distribución del tiempo hacia metas futuras (Cárcamo Ulloa et al., 2008).
Algunas investigaciones han evaluado las diferencias en perspectiva temporal según el sexo y la edad. Por su parte, Zimbardo & Boyd (1999) señalan que las mujeres presentan mayores puntuaciones en la orientación al futuro y pasado positivo, Díaz-Morales (2006) encontró que las mujeres fueron más orientadas al pasado negativo, pasado positivo y menos al presente hedonista. Asimismo, Cárcamo Ulloa et al. (2008) encontraron que las estudiantes presentaron una orientación al futuro menos positiva que los hombres. En otro estudio, Fernández da Lama & Brenlla (2020) no encontraron diferencias significativas en la comparación entre hombres y mujeres; con respecto al análisis de diferencias según la edad, sus hallazgos revelaron que los grupos más jóvenes se sitúan más en el tiempo presente que en el futuro a diferencia de los grupos más adultos que presentan una tendencia más marcada hacia la orientación al futuro, estos resultados son congruentes con la información disponible en la literatura (Díaz-Morales, 2006).
La orientación al futuro es un constructo que se ha estudiado en diversos temas educativos, el cual se ha demostrado estar relacionado de manera positiva con el rendimiento académico (Barrera Hernández, Corral et al., 2018), el rendimiento escolar (Robles Ojeda et al., 2017), el promedio de egreso en estudiantes de preparatoria (Barrera Hernández et al., 2016), además de que los patrones de aprendizaje juegan un papel mediador entre la perspectiva de futuro y el rendimiento académico en universitarios (Gaeta González et al., 2020).
Asimismo, González Lomelí et al. (2006) analizaron las relaciones entre desempeño académico, morosidad académica, perspectiva temporal, autoeficacia y temor al fracaso en estudiantado universitario, en el cual encontraron que la morosidad era explicada por la propensión al futuro, el temor al fracaso y la necesidad de autoeficacia, sin embargo, las personas investigadoras no lograron establecer el efecto que tiene la morosidad y la perspectiva temporal sobre el desempeño académico del estudiantado.
Por lo anterior, resulta relevante dilucidar cuáles son las relaciones entre orientación al futuro, morosidad académica y el efecto que tienen sobre el rendimiento académico en una muestra de estudiantes hombres y mujeres de preparatoria y universidad.
Método
El presente estudio se desarrolló desde un enfoque cuantitativo, con diseño no experimental, transeccional, con alcance explicativo.
Participantes
A partir de una muestra no probabilística, participaron en el estudio 453 estudiantes de instituciones educativas públicas distribuidas en diversas zonas escolares que abarcaron los diferentes estratos sociales de una ciudad al noroeste de México, de los cuales, el 51% eran estudiantes de preparatoria y el 49% de universidad; 43% hombres y 57% mujeres, cuyo rango de edad osciló entre los 15 y 42 años (M = 18.64, DE = 3.18). Todo el estudiantado cursaba distintos semestres y el estudiantado universitario pertenecía a diferentes programas académicos enfocados en diversas ramas del conocimiento, entre ellas: psicología, administración, administración de empresas turísticas, biotecnología, ciencias ambientales, ciencias del ejercicio físico, contaduría pública, ingeniería civil, gestión de las artes, ingeniería industrial, educación infantil, diseño gráfico, ingeniería en minas y construcción, química, mecatrónica, biosistemas, ciencias de la educación y derecho. Los criterios de inclusión en el estudio fueron: ser estudiantes de preparatoria o universidad, tener disposición para participar en el estudio y completar todos los apartados del instrumento (consentimiento informado, datos demográficos, escala morosidad académica y escala de orientación al futuro). Las personas participantes no asistieron a cursos o talleres acerca de gestión del tiempo o prevención de procastinación, estrategias de estudio, hábitos de estudio o alfabetización académica como parte de la investigación, no obstante, no se cuestionó acerca de haber recibido capacitación al respecto.
Instrumento
Fue implementada la subescala de Fututo del Inventario de Perspectiva Temporal de Zimbardo (Zimbardo & Boyd, 1999), la cual mide la orientación al futuro de las personas. Se emplearon 6 ítems resultantes del análisis factorial confirmatorio (AFC) de la subescala con 5 opciones de respuesta que van desde muy poco aplicable (1) hasta bastante aplicable (5). Algunos ejemplos de los reactivos son Cuando quiero conseguir algunas cosas, me propongo metas y evalúo los recursos con que cuento, para alcanzar esos objetivos. El índice de consistencia interna del instrumento para este estudio fue de .78 en el alfa de Cronbach. Los resultados del AFC mostraron el ajuste del modelo a los datos (X² = 6.837, df = 7, p = .446; SRMR = .01; AGFI = .98; TLI = 1.00; CFI = 1.00; RMSEA = .00, IC 90 (.00, .05)).
Adicionalmente, se aplicó la Escala de Morosidad Académica creada por Aguilar Villalobos & Valencia (1994) la cual mide la tendencia a posponer la realización de tareas y deberes académicos. Se utilizaron 6 ítems resultado del AFC con cinco opciones de respuesta tipo Likert que van desde completamente en desacuerdo (1) hasta completamente de acuerdo (5). Algunos ejemplos de los reactivos son Generalmente tengo problemas para terminar las tareas escolares a tiempo porque las empiezo tardíamente. En esta investigación, la escala tuvo un índice de consistencia interna alfa de Cronbach de .86. El AFC constató el ajuste del modelo a los datos (X² = 4.912, df = 8, p = .767; SRMR = .01, AGFI = .99; TLI = 1.00; CFI = 1.00; RMSEA= .00, IC 90 (.00, .03)).
La medición del rendimiento académico del estudiantado se obtuvo por medio de autorreporte del promedio acumulado de calificaciones.
Procedimiento
La recolección de datos se realizó de manera presencial, en las aulas de clase de las instituciones educativas, a donde se accedió con previa autorización del profesorado, personal directivo y jefaturas de departamento. Se explicó el objetivo de la investigación y se solicitó la colaboración del estudiantado. Aunado a esto, se informó la voluntariedad de la participación en el estudio y el estudiantado firmó su consentimiento informado. Después de recolectar la información, los datos se capturaron en el programa estadístico SPSS para el análisis de los resultados.
Análisis de datos. En primer lugar, se realizó para cada escala el análisis factorial confirmatorio (AFC) con el método de máxima verosimilitud empleando el software AMOS. Acto seguido se calcularon los estadísticos univariados como medias, desviaciones estándar, mínimos, máximos, asimetrías y curtosis, y se comprobó la consistencia interna de las escalas por medio del cálculo del alfa de Cronbach. Se realizaron comparaciones de medias de sexos y niveles académicos con el cálculo de la prueba t de Student y se determinó el tamaño del efecto con la prueba d de Cohen. Se realizó una matriz de correlaciones con todas las variables en el estudio, estimando los valores de correlación de Pearson. Por último, se planteó y se puso a prueba un modelo estructural hipotético con las variables en el estudio. Para que las estimaciones del modelo no se encontraran sesgadas por faltas al supuesto de normalidad multivariable, se utilizó el método de bootstrap con 500 repeticiones y 95% en el intervalo de confianza. El cálculo del modelo se realizó utilizando el software AMOS.
Resultados
En la Tabla 1 se muestran los estadísticos descriptivos de las variables del estudio, entre ellos valores mínimos y máximos, medias, desviaciones estándar, asimetrías y curtosis. Al tomar en consideración que el rango de respuestas de las variables de orientación al futuro (M = 3.55) y morosidad académica (M = 2.88) fue de 1 a 5, se puede concluir de manera general que el estudiantado reportó niveles moderados en ambas variables, siendo la morosidad académica la variable donde se presentó la media más baja. Respecto al rendimiento académico, quienes participaron informaron promedios de calificaciones acumuladas con valores entre 6 y 10 (M = 8.72).
En la Tabla 2 se presentan los estadísticos univariados de las escalas, donde se pueden observar que los ítems con medias más altas en la escala de orientación al futuro fueron: Me incomoda llegar tarde a mis compromisos (M = 3.82), Antes de tomar una decisión, evalúo costos y beneficios de esa decisión (M = 3.77), Cuando quiero conseguir algunas cosas, me propongo metas y evalúo los recursos con que cuento, para alcanzar esos objetivos, (M = 3.73) y Cumplir con los plazos que están por vencerse y hacer las cosas necesarias son cosas que vienen primero que la diversión (M = 3.60), mientras que en morosidad académica, las medias más altas fueron: Cuando tengo que hacer algo importante pero desagradable me toma mucho tiempo el decidirme a comenzar (M = 3.11), En general, pienso mucho las cosas antes de empezar a hacerlas (M = 3.10), En general le doy muchas vueltas a las cosas antes de empezar a hacerlas (M= 2.99) e Interrumpo a menudo la realización de una tarea compleja o difícil (M = 2.87).
Se realizaron comparaciones en función del sexo y nivel académico de las personas participantes. La Tabla 3 muestra las diferencias en las estadísticas univariadas respecto al sexo de la persona participante. Las mujeres presentaron medias más elevadas en rendimiento académico (M = 8.89) y orientación al futuro (M = 3.57), y más bajas en morosidad académica (M = 2.76), sin embargo, las diferencias solo fueron significativas en rendimiento académico (d de Cohen = 0.51) y morosidad académica (d de Cohen = 0.32); las magnitudes de estas diferencias indican un tamaño del efecto mediano y pequeño respectivamente.
La Tabla 4 muestra las diferencias en las estadísticas univariadas respecto al nivel académico de la persona participante. El estudiantado universitario presenta medias más elevadas en rendimiento académico (M = 8.94) y orientación al futuro (M = 3.65) y más bajas en morosidad académica (M = 2.67), las diferencias fueron significativas para rendimiento académico (d de Cohen = 0.58), orientación al fututo (d de Cohen = 0.25) y Morosidad académica (d de Cohen = 0.46). Las magnitudes de estas diferencias indican un tamaño del efecto mediano para el rendimiento académico, y pequeño para la orientación al futuro y la morosidad.
Asimismo, como parte del objetivo principal del estudio se correlacionaron las variables de orientación al futuro y morosidad académica con el promedio acumulado de calificaciones reportado por las personas participantes como indicador del rendimiento académico. En la Tabla 5 se observan los resultados del análisis de correlación revelaron que el rendimiento académico se correlacionó de manera positiva y significativa con la orientación al futuro (r = 0.19, p < 0.01) y de forma negativa y significativa con la morosidad (r = -0.26, p < 0.01).
La Figura 1 presenta los resultados del modelo estructural probado, el cual mostró buenos índices de bondad de ajuste. El valor de la R² del modelo fue de .12, lo cual indica que la orientación al futuro y la morosidad académica explican el 12% de la varianza del rendimiento académico. Se presentan los coeficientes estandarizados y su probabilidad asociada. Los resultados mostraron que el rendimiento académico es afectado de manera directa y positiva por la orientación al futuro (β = 0.21, p < 0.001) y de manera directa y negativa por la morosidad académica (β = -0.28, p < 0.001).
Discusión
Con frecuencia, la explicación del rendimiento académico se ha centrado en el estudio de las capacidades intelectuales (Jiménez Morales & López-Zafra, 2009). A diferencia de ello, la presente investigación se enfocó en el análisis de factores personales que ayudan a explicar el rendimiento académico en estudiantes de preparatoria y universidad. Uno de ellos es la perspectiva temporal, la cual sugiere que la orientación al futuro se asocia al rendimiento académico (Barrera et al., 2016; Gaeta González et al., 2020; González Lomelí et al., 2006; Robles Ojeda et al., 2017; Zimbardo & Boyd, 1999). Los resultados muestran que el rendimiento académico puede ser explicado por la orientación al futuro y la morosidad académica. Los hallazgos del modelo estructural propuesto son consistentes con lo reportado en la literatura (Barrera Hernández, Sotelo Castillo et al., 2018; Gaeta González et al., 2020) y ratifican que la orientación al futuro se relaciona positivamente y predice el rendimiento académico, además la morosidad académica se correlaciona de forma negativa y también predice el rendimiento académico del estudiantado medido por el promedio general de calificaciones acumuladas.
Los hallazgos del presente estudio sugieren que la perspectiva temporal de orientación al futuro en el estudiantado favorece la explicación de un rendimiento académico adecuado (Gaeta González et al., 2020; Robles Ojeda et al., 2017), pues el estudiantado que visualiza su proyección al futuro es capaz de establecer metas y adoptar conductas en el presente que les ayuden a alcanzar sus objetivos académicos (Cárcamo Ulloa et al., 2008). Por otro lado, la morosidad académica es otra variable que ayuda a explicar el rendimiento académico en el estudiantado, los resultados muestran que la morosidad académica tiene un efecto negativo sobre el rendimiento académico. Esta asociación puede ser explicada por las consecuencias que tiene el aplazamiento de las actividades académicas sobre el aprendizaje del estudiantado y su rendimiento académico (Angarita Becerra, 2012; Howell & Watson, 2007).
Por otro lado, los hallazgos de esta investigación son consistentes con otros estudios acerca de la morosidad académica o procastinación en población universitaria, respecto a una predominancia de niveles medios o moderados respecto a esta variable (Estremadoiro Parada & Schulmeyer, 2021; Núñez Balladares & Gavilanes Gómez, 2023), así como respecto a diferencias en los puntajes de morosidad académica cuando se comparan en función del sexo y edad de las personas participantes (Fernández da Lama & Brenlla, 2020; Mejia et al., 2018). Los resultados de la presente investigación muestran diferencias significativas entre mujeres y hombres, siendo estos últimos los que reportaron medias más altas. Asimismo, las diferencias significativas entre estudiantes de preparatoria y universidad muestran que el estudiantado de preparatoria es más moroso académicamente que el estudiantado de universidad, lo cual confirma la idea de que la morosidad académica tiende a disminuir con la edad (Fernández da Lama & Brenlla, 2020) ya que es una conducta dinámica que cambia a través del tiempo (Ackerman & Gross, 2007).
En la escala de orientación al futuro, se encontraron diferencias significativas en la comparación entre estudiantes de preparatoria y universidad, en la cual el estudiantado de universidad presentó las medias más altas. Estos hallazgos sugieren que el estudiantado universitario está conformado por personas que establecen mejor sus metas y objetivos a futuro, saben planear estrategias y cumplen con sus obligaciones a largo plazo, son más conscientes, creativos y responsables, presentan mayor organización, control y confianza, además tienden a evitar conductas y situaciones de riesgo (Zimbardo & Boyd, 1999).
Respecto a las comparaciones en rendimiento académico, los resultados demuestran que existen diferencias significativas entre sexos, siendo las mujeres las que presentan medias más altas; asimismo, se encontraron diferencias significativas entre los niveles académicos y que la población universitaria de estudiantes tiene medias más altas.
Si bien, el presente estudio contribuye a la comprensión de las relaciones entre la morosidad académica, la orientación al futuro y el rendimiento académico, este también presenta algunas limitaciones. En primer lugar, se encuentra la desventaja de ser un estudio transversal que, a diferencia de un estudio longitudinal o experimental, no permite comprobar las relaciones causales entre las variables. En segundo lugar, la muestra estuvo conformada por estudiantes de escuelas urbanas de una ubicación geográfica específica, lo que dificulta la generalización de los resultados, por lo cual se recomienda realizar estudios con muestras más amplias y diversas. Por último, en el estudio se utilizaron escalas de autoreporte que pueden conducir a la deseabilidad social, además, para la valoración del rendimiento académico, solamente se utilizó el reporte del promedio acumulado de calificaciones, la cual puede estar influenciada por otros factores.
El presente estudio también posee implicaciones teóricas y prácticas. Desde el punto de vista teórico, los hallazgos del estudio constatan la influencia que tienen las variables personales sobre el rendimiento académico y reafirman el valor de la orientación al futuro en la comprensión del éxito académico en el estudiantado (Barrera Hernández, Corral et al., 2018; Gaeta González et al., 2020; González Lomelí et al., 2006). En otras palabras, estos resultados sugieren que bajos niveles de morosidad académica y una elevada orientación hacia el futuro en el estudiantado predice un rendimiento académico exitoso. Por lo tanto, resulta importante seguir indagando en este tipo de variables personales como la morosidad académica, la orientación al futuro y otras perspectivas temporales que permitan mejorar la comprensión del desempeño académico y su relación con estas y otras variables personales en el estudiantado.
Desde el punto de vida práctico, los resultados evidencian que una fuerte orientación hacia el futuro que permita establecer metas y objetivos en el estudiantado, y una baja morosidad académica a través de un funcionamiento adecuado que facilita el cumplimiento responsable de sus actividades académicas favorecen la obtención de un rendimiento académico exitoso. Por este motivo, resulta importante implementar intervenciones dirigidas a promover estas variables personales en el estudiantado que abonen a un desarrollo académico óptimo y contribuyan al éxito de una mejora la calidad educativa de las personas adolescentes y jóvenes en formación.