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Revista Electrónica Educare

On-line version ISSN 1409-4258Print version ISSN 1409-4258

Educare vol.17 n.3 Heredia Sep./Dec. 2013

 

La mirada de las profesoras coordinadoras  de la intervención pedagógica en la carrera de Pedagogía con Énfasis en I y II Ciclo

Coordinator´s perspective on the pedagogical intervention in the study program "pedagogy with a specialization in the 1st to 6th grades of the basic general education"

Maureen Camacho Oviedo1*,  Kattia Rojas Acevedo2*

*Dirección para correspondencia:

Resumen

El  presente artículo  científico surge  del proceso  de  intervención  pedagógica  (IP) que se realiza como parte  de la formación docente en las carreras de la División de Educación Básica en la Universidad Nacional y pretende destacar  las acciones  del proceso  de práctica profesional supervisada ejecutado en la carrera de Pedagogía  con Énfasis en I y II Ciclo de la Educación General Básica, desde  la visión de las académicas  responsables de la coordinación  de dicho proceso. Para ello, se comparte una serie de acciones de coordinación  que requiere el proceso de práctica y que son fundamentales para su desarrollo y exitosa culminación. Se sistematizan en tres áreas principales con su correspondiente análisis: acciones de coordinación, acciones de inducción y acciones de cierre de la intervención pedagógica. Asimismo, se retoman  las opiniones del estudiantado y profesorado de apoyo en la valoración de dichas acciones. Entre los principales aportes  del artículo se destaca que  el proceso  de intervención  pedagógica  es   mucho  más que  la formulación conjunta  de un programa  de curso o de instrumentos,   ya que  implica una serie de estrategias de coordinación entre  las profesoras  responsables de la intervención  pedagógica, para complementar el proceso y permitir  hacer  de  la práctica  un  espacio  de  aprovechamiento y reflexión  sobre  la realidad educativa. Se genera, además, el análisis y trabajo en equipo, para la constante retroalimentación del estudiantado y del mismo proceso, lo cual permite   perfilar la práctica profesional renovada  y fortalecer la formación universitaria, al ser el proceso  de IP de la División de Educación Básica un espacio de investigación permanente.

Palabras claves: Intervención pedagógica, praxis pedagógica, coordinación, estudiantado, profesorado.

Abstract

This scientific paper is the result of the pedagogical intervention process carried out as part of teacher  training in the study programs  of the Basic Education Division at Universidad Nacional (Costa Rica). It aims at bringing into focus the tasks of the supervised professional practice process conducted in the study program  of “Pedagogy with a specialization in the 1st to 6th grades of the Basic General Education”, from the perspective  of the coordinators  of this process. The coordination tasks that are essential for the development and successful completion  of the professional practice process are analyzed and systematized  in three main areas: coordination, induction, and conclusion of the pedagogical intervention tasks. The opinions of students and faculty members are considered in the evaluation. One of the main contributions of this paper is calling attention to the pedagogical intervention process, which involves not only the joint preparation of a course program, but also a number  of coordination strategies  among  the persons  in charge  of the pedagogical intervention to complete  the process and take advantage of the practice to think carefully on the educational reality. This study has been  also an opportunity of analysis and teamwork  focused on continuous feedback  to students and  to the  process  itself, giving a new shape  to the  professional  practice, and  strengthening university training  where  the  pedagogical intervention process  of the  Basic Education Division is a permanent research platform.

Keywords: Pedagogical intervention process, pedagogical praxis, students, coordination, teachers.

Para la comprensión de la temática  que a continuación se expone, es necesario circunscribirse en  los planteamientos  de  la División de  Educación  Básica  (DEB) en  cuanto  a la  formación académica  en sus carreras de Pedagogía  y, específicamente, en los procesos  de intervención pedagógica (IP) en el diplomado  y bachillerato.

Las profesoras o profesores encargados del curso de Construcción Pedagógica  desde el Aula Escolar, como un proceso  de salida a nivel de diplomado, son quienes  coordinan y organizan  las acciones relativas a los procesos  de Práctica Profesional Supervisada (PPS) desarrollada  por el estudiantado, así como, las acciones  de  supervisión  del profesorado destacado por la universidad  para  la evaluación  de  dichos  procesos  en  las instituciones educativas. A partir de  estos  planteamientos se pretende dar a conocer  las acciones  de coordinación  propias de los procesos  de práctica del nivel de Diplomado de la carrera de Pedagogía  con Énfasis en I y II Ciclo, en los grupos 22 y 32, desde la visión de las profesoras coordinadoras de la IP, durante el año 2010. Cabe mencionar  que  ambos  grupos  realizan un  diplomado  común, con  la particularidad  de  que  el grupo  22 está  constituido  por  el estudiantado postulante de la carrera en Pedagogía  en I y II Ciclo de la Educación General Básica, y el grupo 32 está constituido  por el estudiantado postulante a Educación Especial con énfasis en Integración, a partir del bachillerato.

Se inician  las acciones  organizando las diferentes  etapas  del  proceso  de  IP y se considera  retomar  los principales  resultados  del  Informe  de intervención  pedagógica  del año 2009 (Rojas y Segura,  2009), con el propósito  de dar seguimiento  y sostenibilidad  a los procesos  y pretendiendo una  mejora  sistemática. Cabe  mencionar  que, además  de considerar  dicho informe como un insumo  importante para las acciones de coordinación del  año  2010, se  valora la experiencia  de  una  de  las académicas, quien  coordinó  la IP también  durante los años 2008 y 2009.

El  presente trabajo  constituye  la visión y el sentir  de  las profesoras  responsables del proceso  de IP, en diferentes  momentos y ante  determinadas circunstancias, plantea  acciones entre  las coordinadoras de la IP, el equipo  de profesores  y profesoras  observadoras (PO) y el estudiantado.

La pertinencia  de  la presente indagación    radica en  develar  cómo  se articulan,  en la realidad, las acciones  entre  las profesoras  coordinadoras a nivel académico, técnico  y organizacional, desde el inicio de la práctica profesional docente, hasta su cierre. Asimismo, se pretende aprender de las lecciones pasadas  y orientar  el proceso  de práctica hacia los cambios  socioeducativos  e históricos, y brindar un trabajo  ajustado  a los planteamientos curriculares de la carrera en Pedagogía  con Énfasis en I y II Ciclo de la Educación General Básica.

La práctica  supervisada  es entendida en la DEB como  parte  de los procesos  de   IP y constituye  un  aspecto  relevante  para  las estudiantes  y los estudiantes  universitarios, pues  es un espacio  que  permite  que  confluyan aquellos  saberes  y aprendizajes  que  han desarrollado  durante su formación académica. Para ello, se plantean acciones, de manera que el estudiantado, desde  el inicio hasta el cierre de su diplomado, pueda  reflexionar e ir planteándose, en conjunto  con sus pares y con sus profesoras y profesores, la comprensión de las diferentes realidades sociales y educativas, y la visión de los procesos cognitivos que propicia el proceso IP.

Planteamiento teórico

Dinámica universitaria y organización  curricular en el plan de estudio

Para comprender la relevancia, pertinencia  y coordinación  del proceso de IP es importante contextualizarlo dentro de la dinámica universitaria y la organización curricular del plan de estudio, en específico en el plan de la carrera de Pedagogía con Énfasis en I y II Ciclo de Educación General Básica, ofrecida por la División de Educación Básica de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA).

El proceso de IP se enmarca, primeramente, en los principios del Modelo Pedagógico de la
Universidad Nacional. Se mencionan los principales:

Respeto a la diversidad en todas sus expresiones; . . . formación de profesionales solidarios y comprometidos con el bienestar social, flexibilidad para conceptuar el aprendizaje como proceso sociocultural, histórico, dinámico y transformable, posible y que puede construirse de muchas maneras; interacción en los procesos formativos donde los conocimientos sean discutidos  y enriquecidos  permanentemente, formación  de un espíritu  investigador  en los futuros profesionales, creatividad que permita la innovación, así como la utilización de medios, estrategias y recursos de enseñanza en los procesos de mediación pedagógica, . . . evaluación como proceso integral, concertado, permanente, contextualizado y propositivo
. . . (Universidad Nacional [UNA], 2008, p. 5)

La IP fomenta  estos principios, pues promueve variedad de conocimientos conceptuales y procedimentales,  así  como  la  destreza   para  la  investigación.  Además,  pretende que  el estudiantado genere  procesos creativos y reflexivos en el desarrollo de su práctica profesional; de  manera  que  se deben  concebir  espacios  evaluativos  dentro  del aula escolar, así como  a nivel universitario, valorándose  el propio  desenvolvimiento como  estudiante-docente, para realizar los ajustes necesarios en el proceso y fortalecer las dinámicas que han sido pertinentes y constructivas de conocimiento; siempre respetando la diversidad, considerando la formación docente adquirida y el contexto  que enmarca los procesos de práctica.

Además, se propone una práctica reflexiva, que implica valorar, por parte del estudiantado, su propia experiencia de práctica, construir nuevos conceptos e impulsar propuestas de mejora, de tal manera  que el proceso  adquiera  sentido  y significado, y se convierta en un espacio de investigación permanente y una oportunidad para perfilar su futura práctica profesional. Como señala Sanjurjo (2009), el proceso reflexivo es:

Aquel que  permite  darnos  cuenta  y dar  cuenta  de  nuestras  propias  acciones  y de  la diversidad  de  condicionantes  que  las  determinan.  La  reflexión  se  constituye   en  un puente entre la teoría y la práctica, entre el pensamiento y la acción, entre los materiales curriculares, lo metodológico y los problemas  que nos plantea la realidad. (p. 23)


La reflexión implica valorar diversas dimensiones y supone  una conciencia  profesional, con el fin de mejorar lo que se hace. Esto abarca al estudiantado y al profesorado  observador  y coordinador de los procesos de IP.

Asimismo,  el  proceso  de  IP  pretende  que  el  estudiantado  valore  no  solamente  el contenido que va a desarrollar en las aulas escolares, sino también, cómo los va a mediar, qué conocimientos colaborará  en  construir  con  ellos, cuál es la pertinencia  de  las estrategias a plantear, cuándo las desarrollará, cómo integrará las temáticas al contexto. Como señalan Aebli, Colussi y Sanjurjo (1998):

En las decisiones que se toman  acerca del contenido escolar, se atraviesan problemáticas científicas, ideológicas, políticas, sociales, entre otras. Pero la especificidad de esta decisión es un problema  pedagógico, un problema  didáctico, ya que  se trata  de resolver cómo se puede  aprender un contenido específico, para organizar  mejor su enseñanza.(…), el docente debe saber qué hacer para enseñar  un contenido científico de manera que pase a ser un contenido aprendido, en un contexto  determinado. (p. 47)


Según  lo anterior, las decisiones  sobre  los contenidos por desarrollar  se relacionan  no solo  con  situaciones  pedagógicas,  sino  también  articula  aspectos  socioculturales.  Además, las temáticas  deben  ser significativas, pues  deben  contribuir  con la socialización y formación de  las nuevas  generaciones. El proceso  educativo  es parte  de  los elementos o aspectos  en estudio  durante los procesos  de IP, pues se valora las relaciones entre  docentes y estudiantes; las responsabilidades del estudiante-docente como eje promotor  de su propia práctica, como impulsor y evaluador  de esta; la evaluación como un elemento intrínseco de la práctica y que permite generar reflexión y retroalimentación al proceso.

La PPS es parte  de las políticas que fueron aprobadas por la Universidad Nacional y está contemplada en su Estatuto Orgánico, en el artículo 200 inciso d, al indicar como deber de  las estudiantes y los estudiantes el “cumplir con  el ejercicio profesional  supervisado dentro  del territorio nacional, como parte de su formación universitaria y de su retribución a la sociedad costarricense, de acuerdo con lo estipulado  en el reglamento que se elabore.” (UNA, 1993, p. 43).

Para su cumplimiento, se ha definido el documento denominado Políticas y lineamientos para el establecimiento de la práctica profesional supervisada, el cual plantea, como parte  de la responsabilidad estudiantil, que la PPS es de cumplimiento obligatorio de todos los estudiantes del nivel de bachillerato  universitario o, en su defecto, de licenciatura. En el caso de la DEB, al considerar  el nivel de diplomado  como una salida lateral titulada  del Plan de Estudio en la carrera de Pedagogía  con Énfasis en I y II Ciclo de la Educación General Básica, se realiza una práctica supervisada al concluir ese nivel. Esta normativa universitaria conceptúa la PPS como:

una  práctica  académica  estudiantil  que  contribuye  a  consolidar  los conocimientos y destrezas adquiridas, así como al desarrollo de actitudes y valores. Es una experiencia que realiza el estudiante en un ámbito específico de aplicación de su especialidad disciplinaria o profesional, y a su vez, un espacio de aprendizaje  que posibilita la proyección social del estudiante y el establecimiento de relaciones  teóricas, metodológicas y técnicas  con la realidad. (UNA, 1998, p. 1)


Como puede identificarse, para la UNA el objetivo de la PPS es consolidar los conocimientos y destrezas, así como desarrollar actitudes y valores en el estudiante-docente. Se debe convertir esta  experiencia  en  un  espacio  de  aprendizaje  que  logre  la proyección  social, para  crear relaciones  entre  lo aprendido con la realidad  educativa. Por ello, se establece  que  todos  los planes de estudio deben  contemplar en su diseño curricular a la PPS, conforme con las políticas y lineamientos  establecidos por la universidad.

Debe señalarse que los procesos de práctica pedagógica en la DEB son organizados desde un curso en específico, en el caso de la carrera de Pedagogía  con Énfasis en I y II Ciclo, el curso es Construcción Pedagógica  desde el Aula Escolar y es uno de los cursos que da seguimiento a la inserción que experimenta el estudiantado durante su formación en el nivel de diplomado  e intensifica este acercamiento con la realidad educativa, sus características y desafíos.

Dentro de la estructura curricular del Plan de Estudios de la carrera en Pedagogía con Énfasis en I y II Ciclos de la Educación General Básica, se define la práctica profesional supervisada como:

El  proceso   de  práctica  profesional  supervisada   recibe  el  nombre   de  Intervención Pedagógica   en  la  División de  Educación  Básica,  la  misma  consiste  en  la  paulatina integración del estudiante a la cultura escolar, iniciando en el Diplomado y finalizando en el Bachillerato con proyección hasta la Licenciatura. La intervención  pedagógica presupone epistemológicamente una construcción de conocimiento basada en una relación práctica- teoría-práctica.  Se parte del supuesto de que la intervención tiene tres momentos, uno en que el alumno observa y sistematiza el quehacer docente en un grupo escolar, un segundo momento en que el estudiante no sólo sistematiza sino que inicia ciertas labores a cargo de un grupo  específico en un centro  educativo, y finalmente  un momento en el cual el estudiante toma el control de un grupo de niños en un centro educativo durante al menos un día laboral.  (Bejarano, Flores, et al., 2010, p. 74)


Dicha definición reitera la importancia  de la inserción del estudiantado en la realidad educativa  y de  la pertinencia  de  realizar la intervención  pedagógica en  tres  momentos secuenciales, de manera  que  el curso de Construcción  Pedagógica  desde  el Aula Escolar es  el que  organiza  y coordina  el tercer  momento donde  la estudiante  o el estudiante universitario  asume  a  un  grupo  en  una  institución  educativa  durante,  al  menos,  una jornada  escolar. Además, cabe  mencionar  que  en las estructuras  curriculares, a razón del seguimiento del eje práctico-pedagógico, los planes  de estudio  de las carreras de la DEB establecen un curso eje de práctica para cada nivel, el cual se convierte en el curso núcleo de la intervención  pedagógica.  El curso que se utiliza como eje de práctica en la carrera de Pedagogía  con Énfasis en I y II Ciclo de la Educación Básica en el último bloque del segundo nivel de diplomado  es, precisamente, el curso de Construcción  Pedagógica  desde  el Aula Escolar.

Por su parte, los planes  de  estudio  de  las carreras  de  la División de  Educación Básica pretenden lograr la formación  integral  del estudiantado, para ello, organizan, además, otros aspectos como las áreas disciplinarias, los ejes curriculares y los temas transversales a desarrollar en las carreras que ofrece. Es importante ubicar al curso de Construcción Pedagógica  desde  el Aula Escolar en el marco de estos  aspectos  fundamentales del plan de estudio. Respecto de las áreas disciplinarias, se ubica en el área científico-pedagógica, el área de desarrollo humano integral y el área socio-histórico cultural.

Cabe  resaltar  que   el  curso  valora  el  acto  educativo   atendiendo  las  exigencias educativas  actuales, prioritariamente el desarrollo  de un pensamiento crítico y reflexivo, tanto  de lo que los estudiantes y las estudiantes observan  y diagnostican, como de lo que ejecutan  y evalúan como docentes en práctica. Desde esta visión, se considera como parte del  proceso  de  formación  docente, la concientización  del  estudiantado de  sus propios procesos  cognitivos. Como indica Sanjurjo (2002), la metacognición debe  entenderse “no solo como una reflexión acerca del conocimiento, sino como una herramienta de amplia aplicación,  como  una  estrategia  para  mejorar  el propio  aprendizaje,  como  la capacidad de conocer  y mejorar las propias capacidades y limitaciones” (p. 31). Ciertamente, dentro del curso se abarcan los ejes curriculares de investigación, metacognición, práctico- pedagógico y humanístico.

El eje práctico pedagógico debe permear  los cursos de la carrera y, por tanto, el curso de práctica, por lo que el Plan de Estudios de la carrera de Pedagogía con Énfasis en I y II Ciclo de la Educación General Básica menciona que este eje:

Implica un  proceso  de  inserción  progresiva  del  estudiante a la realidad  del  aula, contextualizada  dentro  de  una  dinámica  socio-cultural  e histórica,  lo que  permite un encuentro del estudiante con la realidad, a partir de la cual se construyen perspectivas  teóricas  propias, susceptibles  a la confrontación y a la reconstrucción. Parte de una relación dialéctica entre  práctica-teoría-práctica. . . . Es decir se busca que el estudiante parta de sus experiencias prácticas, como un medio para investigar, analizar, y generar  procesos  tendientes a lograr cambios  en  la realidad  educativa. (Bejarano, Flores et al., 2010, p. 45)


El eje práctico-pedagógico está presente en la mayoría de los cursos de la carrera, pues se pretende que  el estudiantado se incorpore  a la experiencia  docente paulatinamente, de manera  que  conozca  el contexto  de  aula, el ámbito  institucional  y comunal, y cómo  estos últimos inciden en el proceso de aprendizaje del grupo escolar y del individuo en particular. Esta inserción permite el acercamiento de la teoría con la práctica y de la práctica con los postulados teóricos que se desarrollan en la formación docente universitaria, además, genera procesos que introducen la investigación educativa desde la realidad del acto educativo.

Asimismo, el plan de estudios de la carrera señala que cualquier otro elemento específico del proceso  de IP debe  ser regulado  de acuerdo  con la normativa  dictada por las autoridades competentes de la División de Educación Básica, siempre y cuando esta esté en consonancia con las disposiciones de la normativa universitaria.

Nuevas disposiciones sobre los  procesos  de práctica

En el 2012, los miembros del Programa de Desarrollo Académico y Gestión Organizacional de la DEB (PDAGO)  reconstruyen una  propuesta denominada Disposiciones generales para la intervención pedagógica (Camacho et al., 2012), el cual es un documento que orienta y norma los procesos  de práctica supervisada  de las carreras de la unidad  académica. La propuesta surge del interés del PDAGO de fortalecer los procesos de práctica y de la valoración de los contextos actuales de la práctica docente. La propuesta es producto del análisis de documentos previos como el desarrollado por académicas y académicos de la DEB, denominado Políticas y lineamientos que orientan el desarrollo y ejecución de la intervención pedagógica (Bejarano, Dobles et al., 2008), así como de la consulta realizada a académicas y académicos relacionados actualmente con los procesos de IP de las cuatro carreras de la DEB.

El documento propuesto se presentó al Consejo Académico de Unidad, ente  que lo aprobó en la sesión ordinaria n.°10-2012, del 27 de junio del año 2012. Permite regular, a partir del II Ciclo del
2012, los procesos de IP del nivel de diplomado de las carreras de Pedagogía con Énfasis en I y II Ciclos, Pedagogía  con Énfasis en Educación Preescolar y Enseñanza del Inglés para I y II Ciclos, así como el proceso de IP del nivel de bachillerato de la carrera de Educación Especial con Énfasis en Integración.

Ruta metodológica para la coordinación de IP

Para la realización de una adecuada coordinación  de los procesos de IP, se deben  realizar acciones para la contextualización del proceso de práctica a la realidad educativa y universitaria. Por ello, las profesoras encargadas del curso organizaron y desarrollaron diversas acciones para la ejecución y reflexión de los procesos de IP.

A continuación, se describen algunos aspectos que requieren estrategias de coordinación, imprescindibles para un coherente y eficiente proceso organizativo de la práctica docente.

Aspectos generales del curso

Se explicitan, a continuación, algunos aspectos  generales  del curso Construcción Pedagógica  desde  el Aula Escolar y la correlación  teoría-práctica  que  esto  implica para  el profesorado y el estudiantado.

El programa  del curso señala, en su descripción:

Este curso ubica al estudiante en el aula de clase de I y II ciclos en un centro  educativo público, con el propósito de que analice críticamente, desde una dimensión teórica-práctica, las diversas situaciones que se presentan durante el desarrollo de los procesos de enseñanza y de aprendizaje. Actúa como síntesis de su formación docente inicial para I y II ciclos de la Educación General Básica, razón por la cual tiene también una dimensión aplicativa operativa de sus conocimientos y estrategias didácticas. . . .  El estudiante es evaluado “in situ” por al menos un profesor de la Unidad Académica. (Camacho y Rojas, 2010, p. 1)


Durante  las sesiones  presenciales  del curso, el estudiantado trabaja  con  orientaciones metodológicas tendientes a la problematización de sus experiencias como docente-estudiante, con el propósito de generar la lectura de la realidad escolar costarricense y propiciar situaciones conducentes hacia el logro de aprendizaje significativo. En cuanto a las horas prácticas en el aula escolar, se cumple durante el ciclo con una jornada laboral de un docente regular en un centro educativo público. El estudiantado realiza los trabajos prácticos del nivel durante su experiencia de práctica  profesional, para integrar  saberes  conceptuales, procedimentales y actitudinales, con lo cual genera procesos más significativos y provechosos  en su formación universitaria.

Durante el 2010, se planteó, como objetivo general  del curso, favorecer la formación de educadores en I  y II  ciclo que: identifiquen  los aportes  de la pedagogía en los procesos  de enseñanza y aprendizaje; sean sensibles y conscientes  de sus potencialidades y de las de sus alumnos y grupos a cargo, así como conocedores de su papel como sujetos sociales, históricos y culturales.  Asimismo,  se  plantearon  diversas  temáticas:  la intervención  pedagógica  en  el aula escolar, el diagnóstico  situacional, el diagnóstico  en  el aula, la reconceptualización del planeamiento didáctico, el aula taller, las giras pedagógicas, la familia en el proceso educativo de los educandos, entre otras (Camacho y Rojas, 2010).

Dada la naturaleza  teórica-práctica  del curso, la evaluación  planteada tiene  un carácter colegiado, de manera  que las actividades y experiencias desarrolladas  son valoradas desde  las acciones propias en las sesiones del curso, así como en las acciones y propuestas desarrolladas en el contexto  educativo  escolar.   La distribución  porcentual de esta evaluación  es de 30% y de 70% respectivamente. Las actividades abarcan  los siguientes  rubros evaluativos: portafolio, sistematización  de  observaciones, propuesta de  aula  taller, entre  otras. Como  parte  de  la evaluación formativa y de cierre de todo el proceso se solicita al estudiantado un informe final de IP y se organiza una presentación creativa para socializar la vivencia de práctica profesional, en una sesión de clase denominada: “La práctica, una experiencia  para compartir”.

Acciones de coordinación de la IP

El  proceso  de  práctica  desarrollado   durante el  2010  requirió  de  la  organización   e implementación de un conjunto  de acciones de coordinación que se representan en la figura 1.

- Acciones  de  coordinación   del  proceso   de  IP.  Se  subdividen   en  acciones  académicas, organizativas y administrativas:

Las acciones académicas  son las referidas al proceso de mejoramiento de la IP en términos curriculares. Las acciones de organización son referidas a los aspectos técnico-pedagógicos y logísticos entre las profesoras de curso y el equipo destacado para los procesos de observación en los centros educativos. Las acciones de coordinación con el área administrativa de la DEB se refieren a la vinculación de la IP con la gestión administrativa de la unidad académica.

- Acciones de coordinación de los procesos de inducción a estudiantes, profesores observadores y centros  educativos. Dichos procesos  deben  entenderse como las acciones tendientes a la contextualización del proceso de IP y a las funciones que cumple cada uno de los involucrados.

- Acciones de cierre de la IP. Se refieren a la reflexión y sistematización del proceso vivenciado por el profesorado  y el estudiantado.

A continuación, se detallan y analizan las acciones de coordinación realizadas.

Hallazgos y aciertos del proceso de coordinación

Como  se  vislumbra  en  los apartados anteriores, el proceso  de  IP  incluye  elementos adicionales, más que  la elaboración  de solo un programa  de curso. Requiere de estrategias coherentes y oportunas,  para  que  el proceso  de  práctica  sea desarrollado  de  la forma más pertinente posible, tanto en el ámbito universitario como en el escolar. El programa  construido es un elemento fundamental de guía del proceso de IP, tanto para las profesoras coordinadoras, como  para  el estudiantado y los profesores  y profesoras  observadoras. Logra unificar los principios emanados del Modelo Pedagógico  de la UNA, de la normativa universitaria, del plan de estudio  de la carrera, así como los principales resultados  del proceso de práctica anterior y las expectativas  de las profesoras coordinadoras en su afán de aportar a la formación docente en el ámbito universitario.

En este  apartado, se visualizan y analizan  los aspectos  determinantes del proceso  de coordinación establecidos por las profesoras encargadas del curso de Construcción Pedagógica desde el Aula Escolar y que impactan el desarrollo y éxito del proceso de IP.

Dentro  de  las acciones  de  coordinación, se plantean varias categorías  que  permitirán organizar las estrategias realizadas para el desarrollo y éxito de la IP. Entre estas categorías  se plantean acciones académicas, acciones organizativas, acciones propias de coordinación  entre las profesoras de curso y acciones con el área administrativa de la DEB, las cuales se describen en la tabla 1.

De la tabla 1 se desprende que las docentes encargadas del curso Construcción Pedagógica desde el Aula Escolar asumen la responsabilidad de organizar y ejecutar acciones  de coordinación, desde el inicio del proceso hasta su cierre. Estas acciones se subdividen en técnicas pedagógicas que requieren de un proceso sistemático de coordinación, que inicia con la valoración del informe de IP del año anterior,  la categorización  de procesos y la definición de las acciones y estrategias por ejecutarse durante todo el proceso. Posteriormente, se propicia la integración de aprendizajes con acciones conjuntas  entre  algunos  académicos  o académicas  del nivel, con el propósito  de realizar esfuerzos para realizar integraciones curriculares; así como con el equipo  de profesores observadores, otras unidades  académicas, proyectos  de la DEB y con la gestión  administrativa, tanto para el desarrollo del curso como del proceso general de IP.

Se refleja que las docentes encargadas del curso coordinan la gran mayoría de las actividades en conjunto: incorporación  de recursos universitarios, interdivisiones y departamentales. Asimismo, la coordinación asume la capacitación y seguimiento total del equipo de PO, debido a que hasta el momento no se da la consolidación  de un equipo  de profesores  observadores de la DEB, aunado  esto con situaciones imprevistas que se presentan, como la renuncia de dos profesoras observadoras al inicio del proceso por situaciones personales,  situación que generó atrasos  para el comienzo  de la práctica  de algunos  estudiantes. Así como  los cambios  en la planificación de actividades programadas por uno de los PO y su no disposición para seguir los acuerdos tomados con el resto del equipo, aspecto que generó incertidumbre  y confusión entre el estudiantado y otros de los profesores observadores.

Otra de las categorías  de acción propias de la coordinación  fue la organización  de los procesos  de inducción, en la tabla 2 se plantean las acciones desarrolladas  por las profesoras coordinadoras para abordar dichos procesos.

Se desprende de la tabla 2 que las docentes encargadas del curso Construcción Pedagógica desde el Aula Escolar, asumen  la responsabilidad de organizar las  acciones  de cada uno de los procesos de inducción. En relación con el proceso de inducción a PO, las encargadas de coordinar la IP se ocupan  de su ejecución; en relación con los procesos de inducción del estudiantado, las acciones de las coordinadoras son tendientes a la organización inicial, pero posteriormente toman la responsabilidad compartida del proceso con los PO y, por último, el proceso de inducción en los centros  educativos  es organizado  por la coordinación  de la IP junto  con el equipo  de PO, quienes a su vez se organizan para ejecutar el proceso de inducción con el director o directora, docentes anfitriones y estudiantado practicante ubicados en el centro educativo.

En  relación  con  lo anterior, cabe  mencionar  que  el cien  por  ciento  de  los PO y el estudiantado practicante participaron  en el proceso  de inducción a estudiantes. Sin embargo, la inducción en las instituciones educativas no se realizó en su totalidad, pues en algunos casos solo lo ejecutó el PO, otras solo el estudiantado practicante y otras inducciones no contaron con la participación del director o docentes anfitriones.

La inducción  en  los centros  educativos  es  valorada,  tanto  para  las coordinadoras  de la IP, como  para  el estudiantado, como  necesaria  para  el proceso, en razón de experiencias importantes de aprendizaje. Sin embargo, los factores de tipo administrativo de las instituciones y el tiempo máximo disponible (cuarenta  minutos) por los directores o directoras, para realizar la actividad, limitan muchas  veces el periodo  de consultas  o dudas  que  tienen  los docentes anfitriones. Es importante reiterar  que  la inasistencia  de  algunos  docentes anfitriones  sigue limitando la efectividad del proceso.

La última de las acciones de coordinación  se refiere al proceso  de cierre de la IP, dichas acciones se presentan en la tabla 3, que incluye las estrategias desarrolladas  por los diversos involucrados en el proceso de práctica supervisada.

Como se extrae de los datos de la tabla 3, las profesoras encargadas del curso Construcción Pedagógica  desde  el Aula Escolar asumen  la responsabilidad de  organizar  las   acciones  de cierre del proceso  de práctica supervisada, por lo cual resulta fundamental recopilar los datos y percepciones del equipo  de  IP y del estudiantado, para  poder  sistematizarlo  y analizarlo posteriormente, de allí la solicitud de informes de cierre, lo que se asociará con la valoración propia de las profesoras coordinadoras.

Queda clara, también, la importancia de coordinar la evaluación del estudiantado durante el todo  el ciclo lectivo, pues al final los PO entregan la evaluación realizada a sus estudiantes asignados, que se pondera con la reportada por las profesoras de curso, con el propósito de que esta calificación dé una visión evaluativa integral del proceso llevado a cabo por el estudiantado durante su práctica supervisada, sea a nivel teórico, práctico o reflexivo.

Este proceso de evaluación y reflexión incluye, como parte del cierre del proceso de práctica, la entrega de un informe por parte del equipo de PO y la sistematización de los instrumentos aplicados al estudiantado. Dicha documentación refleja aspectos muy valiosos de destacar.

En cuanto  a la valoración  final del  proceso  de  inducción  realizado  al estudiantado, se destacan en la tabla 4, las principales apreciaciones de los estudiantes y las estudiantes de práctica.

Al referirse el estudiantado a su proceso  de inducción, se observa una reiteración  en las apreciaciones  de  que  este  proceso  les fue muy útil para  aclarar dudas  existentes,  así como para conocer  los lineamientos  que  norman  la IP y las responsabilidades de cada uno  de los involucrados en el proceso de IP, entiéndase profesoras coordinadoras, profesoras y profesores observadores, docentes anfitriones y anfitrionas y estudiantes en práctica supervisada.

La descripción  del proceso  de IP es fundamental, pues le permite  al estudiantado tener una visión general del proceso de práctica. Se destaca, también, que el momento de conocer a las profesoras y profesores observadores (PO) correspondientes a cada estudiante es un espacio emotivo y vital para establecer un primer contacto, en donde se intercambian diferentes puntos de vista y se establecen ciertas disposiciones, según la perspectiva de cada profesor o profesora, para desarrollar  la IP. Además, este  espacio  le permite, al estudiantado, comprender que  las dudas que surjan durante el proceso o consultas específicas de la IP pueden resolverlas con su PO. Como se deduce, tanto la inducción como el acercamiento con los PO, genera más confianza y seguridad  en el estudiantado practicante.

Además, se  recalca  en  las apreciaciones  obtenidas que  el proceso  de  inducción  fue propiciado de forma adecuada. Se destaca la labor de organización, que el proceso fue claro, se desarrollaron  muy bien los aspectos  referentes  a la IP, se comprendieron los lineamientos  que norman la práctica en la DEB y, en su gran mayoría, las dudas fueron evacuadas, generando un espacio de información útil y provechosa  para el estudiantado.

Entre las opciones  de mejora, planteadas por el estudiantado en la tabla  4, se señalan asuntos puntuales que pueden ser atendidos en próximos momentos de práctica, como son los aspectos  meramente técnicos de sonido y el aporte de material en físico para el estudiantado.

Es valioso destacar  que el proceso de inducción a los docentes y las docentes anfitrionas es una actividad más de coordinación  de la IP y es una actividad esencial para iniciar la IP de forma adecuada. Según la experiencia acumulada de los PO, se recomienda que los procesos de inducción en centros educativos debe realizarse antes de que el estudiantado inicie formalmente sus visitas o aplicaciones  en dichas instituciones. Esto, debido  a que  el PO debe  cerciorarse que  los docentes y el administrador o administradora del centro  educativo  estén  realmente interesados en participar del proceso y reflexionar sobre si cumplen con el perfil esperado para los procesos  de práctica supervisada  de la DEB. Este proceso  es importante como puente de comunicación  entre los actores del proceso y, a su vez, como una actividad que promueve un acercamiento de las instituciones  educativas  con la Universidad Nacional, específicamente la DEB como instancia formadora  de docentes, lo cual se ejemplifica en una de las opiniones  de los PO: “Se establecieron importantes nexos entre los actores principales del proceso: docentes, profesores observadores y estudiantes practicantes”.

Para efectos  de  organización, los PO se distribuyen  entre  las instituciones  educativas anfitrionas  y tienen  la función  de  coordinar  con  los directores  o directoras  de  las escuelas el tiempo  para  realizar la actividad.  Se recomienda  ejecutarla  con  la presencia  del director o directora  del centro  educativo,  los educadores que  fungirán  como  docentes anfitriones  o  anfitrionas, así como con los estudiantes y las estudiantes practicantes, de manera  que  cada estudiante obtenga un seguimiento más integral de su proceso de práctica.

Esta inducción, además, permite  aclarar dudas  al profesorado, como  se destaca  en  la opinión de uno de los PO: “Existían muchas expectativas por parte de docentes de la institución, gran variedad de inquietudes acerca del proceso.  Es primordial que la inducción  se realice, y se caracteriza como un proceso: “Enriquecedor y valioso ya que se toman elementos esenciales para el proceso”. Se resalta el papel del PO en dicho proceso y el uso de estrategias para lograr quelas inducciones sean exitosas, a pesar de algunos obstáculos  que se presentan, entre ellos: el poco tiempo disponible para el tratamiento de todas temáticas de inducción, la ausencia de algunas o algunos docentes y la ausencia en gran parte de los directores y las directoras, como se denota en las frases textuales de dos de los PO: “Existen limitantes de tiempo para el tratamiento correcto de cada una de las temáticas  sobre todo en el área de la didáctica”, y “Debido a que el proceso de la IP es bastante complejo existió un faltante de tiempo para abarcar con tranquilidad  cada una de las áreas”.

Para finalizar con los elementos y aciertos del proceso de IP, se presentan a continuación una serie de opiniones  de los PO sobre todo  el proceso  de coordinación  desarrollado  por las profesoras encargadas de curso y su responsabilidad como coordinadoras de la IP del año 2010.

Se  puede   evidenciar  que,  en  su  mayoría,  los  PO coinciden  en  que  el  trabajo  de coordinación  de las profesoras responsables del proceso de IP fomentó  la unidad y el trabajo en equipo por parte de las profesoras coordinadoras, quienes funcionaron  como mediadoras y orientadoras del proceso de IP. Lo cual se refleja en las siguientes frases: “Es muy importante la forma en la que las profesoras  coordinadoras trataron  de fomentar  la unidad  y el trabajo en  equipo,  como  parte  importante  del  adecuado desarrollo  de  la IP”,  “La  comunicación fue  manejada   de  manera   asertiva  por  parte  de  las  profesoras  coordinadoras”. Además, destacan  que  las reuniones  permitieron  no  solo organizar  las acciones,  sino que  hicieron que el proceso  fuera más enriquecedor, que la opinión de otros compañeros o compañeras ayudara a la propia experiencia como profesor o profesora observadora, lo que se evidencia en las siguientes  opiniones: “El proceso  de inducción, las reuniones  mensuales  y la atención a los caso especiales  siempre  se dio en el clima adecuado para el buen  desarrollo de la IP”, “Se realizaron las reuniones  necesarias  según  lo establecía  el cronograma. Las reuniones  se desarrollaron en un clima de respeto, interacción adecuada con las coordinadoras del proceso y lo más importante los aportes  innumerables que todos los docentes brindaron  al proceso”, “Las reuniones  realizadas sirvieron para evacuar dudas en forma general”.

Se menciona  que hubo un clima de respeto  y una visión de trabajo en equipo, lo cual es fundamental en estos procesos; sin embargo, también  se anota que la falta de experiencia o la falta de “humildad” por parte de algunos PO entorpece el trabajo o puede  dificultarlo, lo que se expresa  en la siguiente  opinión: “Sin embargo existen  personas  que  les falta experiencia y humildad,  lo que  entorpece la labor. Es recomendable un proceso  de concientización  más profundo  hacia los nuevos docentes observadores que participen en la IP”.

Asimismo, las inducciones  realizadas  por  parte  de  las profesoras  coordinadoras a los profesores o profesoras observadoras de reciente  ingreso, ayudan a los mismos a incorporarse mejor en el proceso, lo que  se denota en los siguientes  comentarios: “La inducción  que   las profesoras coordinadoras realizaron a las profesoras observadoras y a los estudiantes practicantes marcaron la pauta  para el desarrollo adecuado de la IP. El uso de los recursos tecnológicos  fue fundamental para mantener una constante comunicación  entre  los participantes del proceso”, “La inducción y las reuniones  mensuales  permiten  incorporarse  de forma exitosa al proceso de IP”, “Se llevó a cabo de forma satisfactoria, siguiendo los lineamientos  que orientan el desarrollo y ejecución  de la IP”. Cabe destacar, entonces, que  el asesoramiento a los PO que  se están incorporando al proceso  debe  ser un elemento constante y que se requiere  de cierto tiempo para que  el profesor  observador  o profesora  observadora se familiarice por completo  con el proceso de IP y logre darle un seguimiento adecuado y atinente al estudiantado.

Reflexiones finales y retos

En relación  con  el proceso  de  práctica  desarrollado  durante el 2010,  se  puede  decir que  la organización  e implementación de  un conjunto  de  acciones  de  coordinación  fueron fundamentales para el éxito de la intervención  pedagógica, por lo que se destacan a continuación, algunas reflexiones y retos importantes:

-  El  proceso  de  práctica  profesional  supervisada  de  la División de  Educación  Básica genera  un espacio de investigación  permanente para el estudiantado, que le permite realizar cambios en el proceso y perfilar su futura práctica profesional.

- El planteamiento  del curso de  Construcción  Pedagógica  desde  el Aula Escolar, que respalda  el proceso  de IP, posee  coherencia  curricular, pues  cumple  con las políticas establecidas  por la UNA para la práctica supervisada, con lo planteado en el Plan de Estudio de la Carrera en Pedagogía  en I  y II  Ciclo, con lo estipulado  por el Modelo Pedagógico  y con la normativa  universitaria, fortalecido  el proceso  por la propuesta metodológica y evaluativa diseñada por las profesoras asignadas al curso.

- El  proceso  de  práctica  profesional  supervisada  logra  insertar  al estudiantado  en  la realidad educativa del aula costarricense.

- La IP permite  promover  la formación de educadoras y educadores conocedores de su papel como sujetos sociales, históricos y culturales.

- Una característica de la organización del proceso de práctica es su flexibilidad, lo que posibilita, adecuadamente, al estudiantado el desarrollo de propuestas pedagógicas.

- El trabajo en equipo del profesorado  y el estudiantado es esencial para darle al proceso de IP coherencia y unidad en todo el esfuerzo universitario.

- El espacio  y tiempo  asignado  es fundamental  para  la coordinación  eficaz entre  las profesoras encargadas de los cursos responsables del proceso de práctica supervisada.

- El proceso de inducción es un espacio para que el estudiantado conozca desde un inicio las acciones académicas y evaluativas a desarrollar durante el proceso de IP.

- El estudiantado califica el proceso de inducción como un espacio relevante, esclarecedor de dudas  y  adecuadamente organizado. Sin embargo, el profesorado encargado de este proceso tiene como reto plantearlo en al menos dos etapas.

- La ejecución  de la inducción en los centros  educativos  es primordial para el proceso de IP, pero surge el reto de programarla  en sesiones de trabajo continuas, que brinden como producto final la seguridad de una institución informada, interesada e innovadora en los procesos de formación y práctica profesional docente.

- Los espacios de cierre del proceso de IP permitieron la socialización del aprendizaje por parte del estudiantado y un espacio de análisis para el profesorado.

- Con relación con los retos, existe la necesidad  de consolidar un equipo  de profesores observadores en la DEB, ya que  los procesos  de mejora  a partir de las experiencias anteriores  se ven afectados  por la renovación  constante del conjunto  de profesores observadores.

- Debe considerarse  el asignar un mayor tiempo  para los académicos  o las académicas responsables de  coordinar  la práctica  profesional  supervisada  de  la DEB a nivel de diplomado, pues  las acciones  de  coordinación  son  amplias  y requieren  de  mucha logística y atención de situaciones y actividades durante el ciclo.

Referencias

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*Correspondencia a:
Maureen Camacho Oviedo. División de Educación Básica Centro de Investigación y Docencia en Educación Universidad Nacional. Heredia, Costa Rica. Máster en  Educación  con  Énfasis en  Docencia  Universitaria. Licenciada en  Ciencias de  la Educación  con concentración en Educación Básica I y II Ciclos.  Actualmente, se desempeña como Subdirectora de la División de Educación Básica (DEB) del Centro de Investigación y Docencia en Educación (CIDE) de la Universidad Nacional (UNA) y como Responsable del Programa de Desarrollo Académico y Gestión Organizacional de la División de Educación Básica. Como académica de la DEB, en la Carrera de Pedagogía con énfasis en I y II Ciclos de la Educación General Básica, se ha desempeñado en el área de docencia, en los procesos de Intervención Pedagógica  y como Responsable de la carrera. Ha laborado  como docente de primaria en centros educativos públicos y privados. Posee publicaciones en el campo de la Pedagogía. maureen.camacho.oviedo@una.cr
Kattia Rojas Acevedo. División de Educación Básica Centro de Investigación y Docencia en Educación Universidad Nacional. Heredia, Costa Rica. Máster en  Pedagogía  con  Énfasis en  Diversidad de  los Procesos  Educativos.  Licenciada en  Ciencias de  la Educación con Énfasis en  I y II Ciclo. Actualmente, se desempeña como  Profesora de Educación General Básica en el Ministerio de Educación Pública y como académica de la División de Educación Básica  (DEB) del Centro de Investigación y Docencia en Educación (CIDE) de la Universidad Nacional (UNA) en la Carrera de Pedagogía con énfasis en I y II Ciclos de la Educación General Básica. krarojasuna@gmail.com
1. División de Educación Básica Centro de Investigación y Docencia en Educación Universidad Nacional. Heredia, Costa Rica. Máster en  Educación  con  Énfasis en  Docencia  Universitaria. Licenciada en  Ciencias de  la Educación  con concentración en Educación Básica I y II Ciclos.  Actualmente, se desempeña como Subdirectora de la División de Educación Básica (DEB) del Centro de Investigación y Docencia en Educación (CIDE) de la Universidad Nacional (UNA) y como Responsable del Programa de Desarrollo Académico y Gestión Organizacional de la División de Educación Básica. Como académica de la DEB, en la Carrera de Pedagogía con énfasis en I y II Ciclos de la Educación General Básica, se ha desempeñado en el área de docencia, en los procesos de Intervención Pedagógica  y como Responsable de la carrera. Ha laborado  como docente de primaria en centros educativos públicos y privados. Posee publicaciones en el campo de la Pedagogía. maureen.camacho.oviedo@una.cr
2. División de Educación Básica Centro de Investigación y Docencia en Educación Universidad Nacional. Heredia, Costa Rica. Máster en  Pedagogía  con  Énfasis en  Diversidad de  los Procesos  Educativos.  Licenciada en  Ciencias de  la Educación con Énfasis en  I y II Ciclo. Actualmente, se desempeña como  Profesora de Educación General Básica en el Ministerio de Educación Pública y como académica de la División de Educación Básica  (DEB) del Centro de Investigación y Docencia en Educación (CIDE) de la Universidad Nacional (UNA) en la Carrera de Pedagogía con énfasis en I y II Ciclos de la Educación General Básica. krarojasuna@gmail.com

Recibido 08 de abril de 2013. Corregido 16 de agosto de 2013. Aceptado 22 de agosto de 2013

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