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Adolescencia y Salud

Print version ISSN 1409-4185

Adolesc. salud vol.1 n.1 San José Jan. 1999

 

Desarrollo humano, trabajo y adolescencia
 Un abordaje conceptual para la compresión de la salud integral del adolescente
 
Evelyn Contreras Acosta (*)
 
 
La situación del adolescente trabajador, hoy por hoy, es uno de los elementos que afecta directamente el desarrollo normal de este grupo etáreo. Esto en el sentido que la incorporación temprana al trabajo y en condiciones de explotación se convierte en uno de los factores de riesgo que ejercen un efecto negativo sobre el proceso de crecimiento y desarrollo de éste, situación que afecta, en última instancia , su salud como un todo.

Para comprender las implicaciones que trae consigo el trabajo sobre la salud del adolescente, se hace necesario considerar aquellos conceptos que permiten hacer un abordaje desde el punto de vista integral.

Los conceptos por considerar son los siguientes:
 
 
I. Desarrollo humano

Es el proceso mediante el cual se ofrece a hombres y mujeres mayores oportunidades, entre las cuales destacan por su mayor importancia: una vida prolongada y saludable, acceso a la educación y a los recursos necesarios para tener un nivel de vida decente; además incluye la libertad política, la garantía de los derechos humanos y el respeto a sí mismo (PNUD, 1991).

De esta forma, el Desarrollo Humano se convierte en un paradigma que permite comprender el desarrollo económico y social de un país, y determina qué factores son necesarios para lograrlo. Por lo tanto, el eje central de este proceso es la creación de un ambiente propicio para que las personas puedan desarrollar todas sus potencialidades y contar con una oportunidad razonable para llevar una vida productiva y creativa de acuerdo con sus necesidades e intereses (PNUD, 1991).

Así el crecimiento económico deja de ser el motor exclusivo del desarrollo y se convierte en un instrumento para potenciar el desarrollo de las personas, en donde se hace importante que todos (as) tengan igual acceso a oportunidades (Estado de la Nación, 1995).
   
 
 II. Salud integral del adolescente
 
La Organización Mundial de Salud define al grupo adolescente como la población entre los 10 y los 19 años, y como grupo de jóvenes a los de 15 y 24 años, por otro lado, la Convención Internacional de los Derechos de los Niños (as) establece como adolescentes aquellos que se ubican entre los 12 ó 13 hasta los 18 años.

El concepto de Salud Integral construye un Marco Epidemiológico de factores y características que pueden influir positivamente (factores potenciales) o negativamente (factores de riesgos) en la evolución o desarrollo de la adolescencia (Donas, 1995 ).

Entre estos posibles factores se tienen los siguientes:

  • El contexto internacional.
  • El contexto ideológico.
  • Los medios de comunicación de masa.
  • La estructura social y los valores de la sociedad.
  • El modo de producción dominante.
  • La educación.
  • El trabajo.
 Por lo tanto, deben tenerse presente los efectos que pueden traer consigo dichos elementos sobre la familia, la ocupación del tiempo libre y los amigos (as) que tienen los adolescentes.

Finalmente, se hace necesario rescatar que todos estos factores influyen, en última instancia sobre las características que definen la adolescencia, en donde se destaca:

  • La búsqueda de la identidad.
  • La búsqueda de la independencia.
  • Desarrollo de la creatividad, sensibilidad, proyecto de vida, sexualidad y la educación.
Partiendo de estas premisas él y la adolescente podrán desarrollar un estilo de vida de bajo o alto riesgo, con respecto a posibles disturbios o no en el plano afectivo, de conducta, de aprendizaje y de la educación; y a estar expuestos o no a problemas que se relacionan con la violencia social y ecológica, accidentes, muerte, drogas, entre otros (Donas, 1995).
 
 
III.  Atención integral
 
Es un enfoque que parte de la concepción de salud como un proceso de construcción social, en donde se consideran los diversos determinantes del proceso de salud – enfermedad en los ámbitos biológico, económico, ecológico y psicosocial, entre otros, de los diferentes grupos sociales, así como aquellos actores sociales ubicados dentro de un proceso de participación democrática dirigido al desarrollo de las oportunidades individuales y colectivas (Donas, 1995).

Dicho enfoque pretende promover la salud por medio de acciones que impulsen el desarrollo de la persona, lo cual significa que su objetivo es apoyar y promover el Desarrollo Humano Sostenible.

Los tres conceptos anteriores aportan elementos aportan elementos necesarios para comprender desde u punto de vista integral las posibles implicaciones que trae consigo la incorporación temprana al trabajo sobre el desarrollo normal del adolescente.
 

 
 El trabajo y sus implicaciones sobre el desarrollo integral del adolescente
 
Partiendo de los conceptos enumerados anteriormente, puede afirmarse que si la adolescencia es concebida como una etapa, este puede hacerse corta en aquellos casos en donde se comienza a trabajar precozmente; o bien, ampliarse en aquellas otras situaciones donde la pubertad se adelanta y la independencia se posterga para edades más avanzadas, a causa del mayor tiempo que toma el joven para preparar su inserción socio laboral (Donas, 1995).

De esta forma, surge la siguiente interrogante: ¿Por qué es importante considerar el factor trabajo para comprender la Salud Integral del Adolescente?. Lo esencial aquí es referirse a las situaciones que impulsan a que los adolescentes se estén integrando a más temprana edad al mercado laboral.

En este sentido, debe tenerse presente que a partir de los años 80 el país comienza a evidenciar los efectos recesivos en su estructura productiva, la cual trae consigo una serie de problemas económicos y sociales que van de detrimento de la calidad de vida de los (as) costarricenses, los (as) cuales ven deteriorado el bienestar social alcanzado en décadas anteriores.

Por ello, la política económica aplicada (Programas de Ajuste Estructural) rajo consigo reformas que pretenden reorientar el modelo de desarrollo hacia las exigencias de la economía global lo cual ha generado un recorte del gasto público, afectándose, principalmente las áreas de la salud, educación, subsidios alimentarios y servicios sociales dirigidos hacia los grupos más vulnerables de la sociedad.

La realidad económica y social que vive el país impulsa a los niños (as) y adolescentes provenientes de familias pobres a trabajar para mantenerse a si mismos y complementar el ingreso de su hogar. Por su parte, los (as) adolescentes trabajadores al no contar con una preparación técnica o profesional acorde con el progreso tecnológico y las exigencias del mercado de trabajo, se ven obligados a desempeñarse en cualquier tipo de actividad, muchas veces en condiciones inadecuadas y ambientes peligrosos, en largas jornadas laborales, con salarios bajos y en horarios que provocan que la mayoría de ellos (as) abandonen el sistema educativo formal; situación que no les asegura el desarrollo de su proyecto de vida al ver limitadas las posibilidades para lograrlo.

Lidia Torrico en su libro "Quienes son y por qué trabajan los niños y las niñas en Costa Rica" (1996,p) plantea que existe un contingente significativo de niños (as) y jóvenes que comienzan a abandonar la escuela, ya sea por deserción o por ser repitiente, así mismo, el grupo de adolescentes entre 12 y 19 años es el que más se incorpora a la población económicamente activa y que, a su vez, abandonan la educación. Según lo anterior, se establece que la participación laboral y la deserción escolar es creciente conforme aumenta la edad; son los (as) adolescentes entre 15 y 17 años los que presentan la más alta participación entre el grupo de trabajadores infanto juveniles, y es a la edad de 12 años cuando comienzan a incorporarse al mundo del trabajo, aspecto que coincide con el aumento de las tasas de deserción escolar en la población que se ubica entre los 12 y 14 años (UNICEF, 1997).

Dentro de esta panorámica contextual, las y los adolescentes como grupo etáreo, se enfrentan a una "crisis de oportunidades" que limitan su realización personal, lo que hace necesario considerar las condiciones de preparación y de inserción del joven al mercado laboral, pues ambos factores determinan las posibilidades de dicha realización, las cuales se traducen en la existencia de espacio para el ascenso social y para el mejoramiento de su calidad de vida. (MNJ, 1992).

Partiendo de estas consideraciones generales es importante tener presente el vínculo que se establece entre el trabajo y la educación como factores que influyen directamente en el desarrollo del adolescente.

La educación se convierte en un elemento fundamental para que el y la adolescente se "apoderen" de los conocimientos imprescindibles para estimular las características del proceso de desarrollo de esta etapa, así como de su pensamiento, sentimientos, creencias, mitos, entre otros. No obstante, el trabajo interfiere en la educación del adolescente al absorber tiempo para asistir a clases y exigirle un alto consumo de energía, sin olvidar también que puede verse expuesto a traumas o accidentes.

La UNICEF en el informe "El Estado Mundial de la Infancia" dedicado al trabajo infantil (abril, 1997:a) establece la importancia que adquiere la educación como estrategia principal de prevención y erradicación del trabajo infantojuvenil, al considerar que la actividad laboral de estas etapas de la vida merece atención por los efectos que produce sobre el desarrollo físico, moral y social de los niños (as) y adolescentes.

Junto a ello, se hace necesario mencionar la "debilidad" que presenta el sistema educativo costarricense en cuanto a problemas de acceso, en donde, a pesar de las inversiones que se hacen en esta área, estas no se constituyen en sinónimo de calidad y amplia cobertura (Torrico, 1996). Esta situación plantea al Estado el desafío por brindar iguales oportunidades educativas y así dejar de estimular la reproducción del círculo de la pobreza vinculado con la salida del sistema educativo, el embarazo adolescente en el caso de las mujeres y el ingreso a actividades laborales con remuneraciones inadecuadas.

Con respecto al trabajo infantojuvenil, UNECEF (abril, 1997:b) lo cataloga "...como una violación a los derechos del ser humano y una ofensa a la civilización". El artículo 32 de la Convención de los Derechos de la Niñez y la Adolescencia estipula que "... la protección contra la explotación y contra el desempeño de cualquier trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer su educación, o que sea nocivo para su salud o para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral o social".

En Costa Rica, El Código de Trabajo regula el trabajo del menor de edad a través del Título I, Capítulo VII, artículo 46 donde se establece que el sujeto mayor de 15 años tiene la capacidad de trabajar y los 12 a 15 años (art. 47) podrán contratarse, según lo apruebe el Patronato Nacional de la Infancia; así mismo, en el Título II, Capítulo VII, artículos del 88 al 93 se contemplan las disposiciones generales sobre el trabajo de las mujeres y de los menores de edad en cuanto a condiciones y medio ambiente de trabajo: jornada nocturna, actividades peligrosas, horarios, el trabajo en la calle y de venta de objetos; autorizaciones especiales para laborar, entre otros.

Por su parte, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social ratificó el convenio 138 de la Organización Internacional del Trabajo, que establece en 15 años la edad mínima para trabajar; en su efecto, se presentó a la Asamblea Legislativa un proyecto de ley donde se propone la prohibición de trabajar a las personas con edades entre los 12 y 15 años.

En marzo de este año el Ministerio de Trabajo presentó una propuesta para otorgar tarjeta de cedulación a los mayores de 15 y menores de 18 años de edad.

Paralelamente a estas acciones, la Asamblea Legislativa realiza un estudio sobre el Código de la Infancia, el cual busca normar todo lo relacionado con la Niñez y la Adolescencia.

De esta forma, surge una controversia, en donde especialistas en el ámbito del trabajo infanto – juvenil proponen la erradicación total de cualquier tipo de trabajo y, por otro lado, el país dentro de su legislación promueve esta práctica. Así mismo, en materia de políticas sociales del sector laboral no se evalúa adecuadamente si los programas y proyectos están llegando realmente a las poblaciones más pobres que los requieren; sin olvidar que de cada 100 hogares costarricenses, 11 de ellos tienen por lo menos un niño (a) y adolescente que trabajan ambos (Torricó, 1996).

Partiendo de estas premisas, ¿cómo puede saberse si el y la adolescente deben trabajar?, la respuesta a esta interrogante gira en torno a dos ejes centrales que consideran lo siguiente:

1. Si se trata de un trabajo que contribuye a su desarrollo integral, sin interferir en su actividad escolar, recreativa o de descanso; o bien,

2. Un trabajo que es nocivo o abusivo y que se da en condiciones de explotación tales como: trabajo completo a edad temprana, horarios prolongados que obstaculicen el acceso y permanencia en la educación; si se realiza en la calle en malas condiciones que producen tensiones físicas, psicológicas o sociales indebidas; y con remuneraciones inadecuadas y exceso de responsabilidades que afectan el desarrollo social y psicológico (UNICEF,b: 1997).

Es así como el trabajo del adolescente se convierte en un problema, cuando la labor que éste (a) desempeña repercute negativamente en su desarrollo integral, en aspectos como:

  • Desarrollo físico: salud general, coordinación, resistencia, visión, audición.
  • Desarrollo cognitivo: alfabetización, cálculo numérico y conocimientos.
  • Desarrollo emocional: autoestima, afectividad familiar y los sentimientos de aceptación y amor.
  • Desarrollo social y moral: identidad grupal, habilidad de cooperar con otros y la capacidad de distinguir el bien del mal (UNICEF, 1997).
 
 Conclusiones
 
1. Todos los aspectos considerados hasta aquí permiten abordar la adolescencia como un proceso integral, que al igual que el Desarrollo Humano, depende de componentes de orden psicológico, político, económico, biológico, ecológico, entre otros, que adquieren características propias, según sea la estructura social y cultural de cada país.

2. El Desarrollo Humano, el trabajo y la adolescencia pueden analizarse desde la concepción de integralidad, en el sentido de que si el factor trabajo se convierte en un elemento que afecta negativamente la salud del Adolescente, provocará un efecto sinérgico de la misma índole, sobre todas las características o componentes que determinan la evolución normal de la adolescencia. Dicho efecto se expresa en la limitación de oportunidades que tienen las y los adolescentes, especialmente en el acceso a una educación que les garantice a mediano y largo plazo el despliegue de todo su potencial, situación que se convierte a la vez, en un elemento que les permitirá a ellos (as) tener una vida productiva y creativa que les asegure el acceso a recursos indispensables para el logro de su propio proyecto de vida y de su bienestar en general.

3. La actividad laboral que interfiere en el desarrollo normal de adolescente será aquella que afecta por un lado su salud física y  psicológica y por otro lado, su proceso educativo, porque este aspecto ayuda en el desarrollo cognitivo, emocional y social. Así mismo, es importante rescatar que al igual que en otras etapas del desarrollo humano, las situaciones y hechos vividos en el proceso de adolescencia ambos, contribuyen para que en el futuro se llegue a hablar de un adulto sano o de un adulto con problemas.

4. Finalmente, brindar una atención integral al adolescente trabajador (a) implica, además de potenciar los factores que constituyen el Marco Epidemiológico de éstos (as), contemplar las siguientes acciones:
 

  • Desarrollo de un compromiso y una voluntad política por parte de Estado y de los diferentes actores involucrados, en la correcta aplicación de la legislación nacional que se relaciona con el trabajo infanto – juvenil.

  •  
  • Promoción y refuerzo de la educación costarricense en pro de un mejoramiento en acceso y calidad; y hacer de ésta una opción atractiva para que ellos (as) finalicen una educación secundaria que éste orientada hacia la profesionalización.

  •  
  • Necesidad de políticas específicas para incentivar a las familias pobres con niños (as) y adolescentes trabajadores y aquellas jefeadas por mujeres solas, para que estos(as) menores continúen estudiando y así romper con el círculo de la pobreza, dicho esto en sentido de que el trabajo infanto – juvenil se convierte en sinónimo de explotación, porque existe alguien que se beneficia de él, pero se perpetúa la pobreza cuando los (as) adolescentes se desempeñan en empleos no calificados y mal "pagados".
  • Garantizar a los adolescentes que estén inmersos en el mercado de trabajo, un programa de seguimiento especial que supervise el tipo de actividad que éstos realizan, así como las condiciones laborales y psicosociales en que se desenvuelven
  • Promoción y divulgación de la legislación laboral dentro de la educación formal y no formal, con el propósito de que los niños (as) y adolescentes obtengan los conocimientos necesarios que les garanticen a futuro una adecuada incorporación en el Mercado de Trabajo y, por lo tanto, una mejor calidad de vida.
 
 
Bibliografía
 
Álvarez Adolfo. El Bienestar Social. Diseño de Proyectos de Binestar Social 2. Serie de cuadernos de Trabajo Social. Santiago de Cali, 1994         [ Links ]

Donas, Solum. Marco Epidemilógico y Conceptual de la Salud Integral de Adolescentes. Adolescencia u Juventud. OPS/OMS, marzo, 1995.         [ Links ]

Movimiento Nacional de Juventudes (MNJ). Encuesta de Empleo Juvenil. Ministerio de Cultura Juventud y Deportes, junio, 1992.         [ Links ]

PNUD. Desarrollo Humano: INFORME 1991. Tercer Mundo Editores, Bogotá, mayo, 1991.         [ Links ] Tecer Mundo Ediciones, Bogotá, mayo, 1991.

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Torrico, Lidia. Quiénes son y por qué trabajan los niños y las niñas en Costa Rica. UNICEF/PANI, 1996.         [ Links ]

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(b) Estado Mundial de la Infancia 1997: El trabajo infantil, CR, abril, 1997.         [ Links ]

(*)Trabajadora Social. Ministerio de Trabajo, Costa Rica.